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Ticio Escobar

  EXPOSICIÓN MANDU’A PYRÃ. EL PORVENIR DE LA MEMORIA // MEMORIAS - Curaduría: TICIO ESCOBAR


EXPOSICIÓN MANDU’A PYRÃ. EL PORVENIR DE LA MEMORIA // MEMORIAS - Curaduría: TICIO ESCOBAR

EXPOSICIÓN MANDU’A PYRÃ. EL PORVENIR DE LA MEMORIA// MEMORIAS

Miércoles 16 de Julio a las 20:00 horas (Inauguración)

Curaduría: TICIO ESCOBAR

 

Desde el miércoles 16 de julio hasta el 30 de agosto de 2014

Esta exposición muestra un concepto de memoria centrado en una triple perspectiva: memoria como quehacer colectivo (político, ético), diversidad de las memorias y memoria abierta a la construcción de futuro, de distintas propuestas de porvenir. 


Artistas: Carlos Trilnick, Nury González, Sergio Ferro, Ricardo Lanzarini, Olga Blinder, Luis Alberto Boh, Carlos Colombino, Joel Filártiga, Paz Encina, Osvaldo Salerno, Javier Medina, Jorge Sáenz, Fernando Allen, Daniel Mallorquín, Lia Colombino, Dea Pompa, Fernando Allen, Luis Vera, Fredi Casco, Feliciana Fariña, Francene Keery.



“MEMORIAS POSIBLES”

LOS RIESGOS DE LA MEMORIA

La exacerbación del debate teórico sobre la memoria, la captación de ésta por la lógica instrumental del poder y el abuso que ha hecho el arte de esa figura, fenómenos acelerados durante las últimas décadas del siglo XX, han impulsado cierta inflación del término “memoria”, que, en muchos casos, puede ser trivializado. Es que el desafortunado cruce del historicismo con la globalización provocó el marketing consumista del pasado, la manipulación política de la historia y la turistización de los recuerdos, amenazas que toda política de la memoria debe sortear. A estos albures cabe agregar el absolutismo informático, que compulsivamente recuerda y archiva todo y, al hacerlo, conlleva el peligro de una perversa memoria total, capaz de paralizar el flujo mismo de toda rememoración posible: una supermemoria que obtura el momento del olvido, necesario para recortar lo recordado y editar los insumos de la historia.   

Sin embargo, a pesar de los riesgos que acerca el boom de la memoria, resulta fundamental seguir reflexionando sobre esta figura y analizar sus vínculos con la historia: con la experiencia del pasado, la construcción del presente y la proyección de porvenires plausibles. Por una parte, la brecha entre lo ocurrido y lo actual tiende a acortarse y no deja demasiado tiempo para sepultar fantasmas que han quedado rondando; no deja ocasión de elaborar el duelo de tragedias recientes y aventar la melancolía producida por traumas históricos no resueltos. Por otra parte, la afirmación actual de las políticas de derechos humanos, que asumen la cultura como un espacio fundamental a ser resguardado, requiere la continua vigilancia de los diversos acervos de la memoria y del potencial ético y político de los recuerdos. 

Esta exposición se inscribe en la línea actual que pretende trabajar la memoria como espacio abierto, plural y dispuesto a ser reinterpretado desde distintos lugares y posiciones para enriquecer la comprensión del propio tiempo y abrirlo a posibilidades mejores. El arte juega un papel importante en la revelación o, por lo menos, la sugerencia de puntos oscuros que la pura documentación no puede consignar. Pero esta muestra cruza distintos registros, pues las obras de arte precisan el complemento de otras imágenes y textos. El archivo no puede llegar hasta donde la poesía alcanza, pero tampoco pueden sus inscripciones ser desechadas. Ellas ofrecen un contexto objetivo, la garantía de lo realmente acontecido, desde donde puede la imaginación poética tomar impulso para avistar lo no registrado: para dar cuenta de lo omitido, para nombrar lo relegado por las historias oficiales. 

 

LA MEMORIA Y SUS TIEMPOS

El título de la muestra, Mandu’a pyrã, delimita un ámbito expositivo, arriesga posiciones y criterios y marca direcciones. En guaraní,mandu’a  significa “memoria”, mientras que el término pyrã abarca un espectro semántico complejo, precisado por Félix de Guarania como “lo que se puede o debe hacer o será hecho”. Esta definición supone una potestad, un compromiso y una promesa y remite al tiempo incierto y fecundo de lo posible. Tal definición recoge algunos componentes de la memoria que la muestra quiere recalcar: su alcance político, su dimensión ética y su sentido utópico. Así, el transcurso de la memoria no se agota en el pasado, sino que conduce al imperativo ético de lo que debe acontecer y se abre a un momento que puede ser habilitado como espacio-tiempo de rememoración, de construcción social y de deseo colectivo.  

El subtítulo en español, “El porvenir de las memorias”, no corresponde a una traducción del enunciado en guaraní ‒de hecho intraducible en una palabra‒, pero, vinculado con ese enunciado, enfatiza la idea de que la memoria no se clausura en el pasado, sino que deviene un espacio entreabierto para la construcción de historia. Se habla de “memorias”, en plural, porque se asume la diversidad de recuerdos, historias y proyectos, especialmente destacable en un país pluricultural. No existe una memoria oficial y consagrada: existen regímenes múltiples de recordación y diferentes modelos de montaje de la memoria con vistas a proyectos particulares. 

De ese modo, el lugar de la memoria no es concebido como un depósito estático donde se acumula el recuerdo de lo ocurrido. La memoria no está clausurada, exige continuos trabajos de interpretación, actos capaces de convocar el pasado y vincularlo con la construcción del presente-futuro. Esta disponibilidad es la que compromete la memoria con un horizonte utópico: el pasado es una reserva de experiencias colectivas re activables a través del recuerdo. Cabe acá distinguir entre, por un lado, la memoria involuntaria, que se manifiesta espontáneamente y sale al encuentro del sujeto, individual o social, interpelándolo y, por otro, la memoria como trabajoso proceso de elaboración: como convocatoria de hechos intensos de la historia que deben comparecer ante el presente para ser interrogados, re interpretados, vueltos a ser asentados en otros planos de inscripción. 

 

LOS DESATINOS DE LA HISTORIA

A diferencia del trabajo de la historia, el de la memoria no es imparcial: se encuentra cruzado por el deseo e interferido por propósitos e intereses distintos, pero eso no significa que sea pura ficción; la construcción de la memoria parte de prácticas y hechos realmente ocurridos, aunque vueltos objeto de recordación o traducidos en imágenes y signos que perturban inevitablemente la fidelidad de lo acontecido. Las personas y sociedades editan el material que el recuerdo aporta; seleccionan y re formulan lo que sirve para un proyecto histórico, una acción política o un rito individual o colectivo. Pero los recuerdos, por más alucinatorios que pueden resultar en ciertas situaciones, parten de experiencias cristalizadas en formas objetivas o representadas mediante símbolos. Este enunciado tiene dos consecuencias.

En primer lugar, aquellas formas remiten a la materialidad de objetos y documentos que devienen testigos de acontecimientos pasados: encarnan tiempos específicos. Los rastros de la memoria no sólo son evidencias, también actúan como síntomas a ser interpretados, pistas de hechos sólo parcialmente recuperados. En este sentido, las huellas, los documentos, los fragmentos corporales, los indicios físicos, adquieren no sólo un valor probatorio y testimonial, sino que actúan mediante el poder aurático de su presencia/ausencia. Así, en esta muestra se exponen documentos del Archivo del Terror, no esperando que ellos sirvan de fuente de consulta, sino buscando que su estar-ahí signifique una comparecencia material del pasado mismo: el recuerdo se materializa en cuerpos tangibles. En el desarrollo mismo de otras operaciones de memoria trabajadas en la muestra, también se recurre a este expediente de rememoración. A título de ejemplo se citan dos casos. En la representación del  Arete Guasu, el recuerdo de los antepasados se encarna en personajes rituales que concurren a la escena ceremonial en reemplazo de los progenitores. Durante el tiempo del  Kurusu Jegua, los parientes fallecidos son representados en el lugar de culto por las cruces que marcan sus tumbas.

En segundo lugar, ni los objetos ni los documentos pueden hacerse cargo de ciertos aspectos oscuros de la memoria, renuentes a cualquier intento de simbolización. El momento traumático, así como el lado nocturno de la experiencia y el trazo inconsciente, no pueden ser descifrados y permanecen como agujeros en las tramas de la memoria; no pueden, pues, ser convertidos en recuerdo ni acceder al presente. Ante estos puntos amnésicos, sólo resta el recurso de la imaginación poética. El arte no logra saldar la falta, pero sí hacer de ella un principio activo de significados nuevos. No repara las fracturas y pérdidas de la historia, pero sí puede promover sentidos nuevos habilitando la dimensión de lo posible. Un principio de redención, según la figura de Benjamin, que busca salvar la historia mediante la doble operación de rememorar e interrumpir el tiempo. Siguiendo esta línea del pensamiento de Benjamin, Hernández-Navarro sostiene que ese doble movimiento no responde a un mero acto de curiosidad histórica o epistemológica, sino a una demanda “política, porque es necesaria para actuar, y ética, porque es una cuestión de responsabilidad” . 

 

EL ARTE DE LA MEMORIA

El arte tiene la extraña aptitud de actuar políticamente sobre la historia y de hacerlo con un sentido ético de responsabilidad. Su capacidad de trastornar las secuencias cronológicas, detener el tiempo y desquiciarlo, le permite detectar las potencias que sobreviven en un momento ya acaecido. 

Cito de nuevo a Benjamin, inevitable: “Articular históricamente el pasado no significa conocerlo tal y como verdaderamente fue. Significa apoderarse de un recuerdo tal y como éste relumbra en un instante de peligro” . Este relámpago, la “imagen dialéctica”, ilumina la escena en una situación extrema y permite ver el límite que la separa de su otro lado amenazante: la zona nocturna de la alteridad. El flash paraliza en una imagen un momento exasperado.

Así, el fluir de la historia puede ser detenido en cierto instante, que pasa a ser revisado por los dispositivos del arte. La incompletud del acontecimiento pasado se ofrece al hacer poético (estético, crítico, creativo) como no lo hace a la Historia que, en cuanto disciplina, no puede tocar lo ocurrido sin el riesgo de faltar al rigor científico. Por eso “articular históricamente el pasado”, traerlo al presente y enfrentarlo al porvenir, es operación privilegiada del arte, cuyos lances anacrónicos deconstruyen la linealidad historicista: no sólo se vuelven sobre lo sucedido, sino que imaginan lo que pudo haber sucedido. Esa dimensión de posibilidad abre a la utopía el espacio de la memoria, y lo mantiene disponible para la acción política y el compromiso ético. Redime el pasado, siempre en el sentido de Benjamin. Pero tal dimensión también permite asumir la pluralidad de las memorias: existen diversos modos de recordar y articular la historia. Las culturas ordenan el material histórico y seleccionan los recuerdos (recordar es recortar según sus propias vivencias y experiencias y en pos de ideales y utopías propias. 

 

CONTRAMEMORIAS

La muestra Mandu’a pyrãse halla planteada a través de expedientes, objetos e imágenes que corresponden tanto al registro histórico como al obrar estético. La tensión entre lo documental objetivo y el hacer poético cruza tanto el concepto de la muestra como su expografía. El conflicto indecidible entre ambos momentos corresponde aproximadamente a la oposición barthesiana entre el studium, la información fidedigna de los hechos y contextos históricos, y el  punctum, el gesto punzante que trastorna la evidencia empírica para señalar o anunciar un acontecimiento que estará siempre inconcluso (y que, por eso, actúa como reserva de sentidos nuevos). La construcción de la memoria precisa ambos momentos: el que consigna lo sucedido y el que imagina lo que no pudo ser consignado. Podríamos decir en perspectiva benjaminiana: el momento de la huella ‒la inscripción del archivo‒ y el del aura, que muestra a través de lo que mantiene velado. 

A partir de este cruce, la exposición trata ciertos momentos densos de la memoria individual, comunitaria, nacional y regional: coyunturas, situaciones y acontecimientos específicos cuyo recuerdo marca los imaginarios y las representaciones sociales y los reubica ante diversas propuestas de porvenir. Mandu’a pyrã  selecciona puntos de condensación particulares que, obviamente, no se refieren a todas las experiencias mnémicas, sino sólo a aquellas que resisten la uniformización de la memoria hegemónica: los estereotipos autoritarios levantados por la institucionalidad oficial del poder (modelos épicos, tradición conmemorativa y monumental) o por los intereses del mercado global (la historia-espectáculo o la industria de la memoria). Por eso, esta muestra no desarrolla esas formas pautadas sino a través de su contestación, la contramemoria, en el sentido de Foucault, que se afirma ante ellas. Cuando trabaja la dictadura, por ejemplo, lo hace impugnando sus iniquidades a través de los desvíos de la imagen, que impiden el puro denuncialismo para intensificar los significados.

 

CRUCES 

Los contenidos de las diversas formas de la memoria son considerados bajo subtítulos específicos, pero no aparecen expuestos en secciones separadas en cuanto esta muestra espera sugerir que los flujos de los diferentes recuerdos se entrecruzan continuamente y conforman tramas híbridas y diagramas inestables. 

 

LA PRESENCIA DEL ORIGEN

Cada año, los indígenas chiriguano , así llamados en general los guaraní chaqueños, celebran el  Arete Guasu, un ritual fecundo que propicia el ciclo agrícola y renueva el pacto social refrendando sus complejas cláusulas culturales, estéticas y ambientales. El factor que impulsa esta coreografía esencial es la conmemoración de los antepasados y la representación de la historia comunitaria. La ceremonia-fiesta de los chiriguano realiza el acto básico de la memoria: recuerda, trae del pasado las figuras que habrán de avalar e impulsar el presente y las reinterpreta continuamente buscando en ellas los argumentos de un futuro deseable. En este caso, la memoria no intenta detener el flujo melancólico mediante la elaboración del duelo; busca convocar a los espectros que apuntalan la cultura, a las energías aliadas, a los indescifrables signos fundacionales, para enmendar los yerros que toda historia arrastra y, así, reponer las oportunidades perdidas. En cierto sentido, para “redimir” la historia, objetivo de todo lance de la memoria según Benjamin. 

La exposición se acerca al  Arete Guasu, lo observa y lo merodea mediante diversos expedientes: máscaras rituales, fotografías de Fernando Allen y tres videos, uno de Dea Pompa y Lia Colombino, y dos de Luis Vera. Tanto los videos de este último, grabados en la comunidad boliviana de Tentayape, como las máscaras, provenientes de festividades realizadas en territorio paraguayo y boliviano, señalan la expansión de la memoria: la gran nación guaraní conmemora su historia más allá de las circunscripciones que imponen mapas ajenos, advenedizos, de una tierra entera.  

 

MEMORIA DE LA MUERTE: AÑORANZA, DEVOCIÓN Y FIESTA

El  Kurusu Jegua  constituye una expresión de la religiosidad popular celebrada anualmente en gran parte del país para honrar la memoria de los muertos y convocarlos como “abogados” o protectores. El ritual es familiar pero se encuentra provisto de una dimensión pública: involucra el barrio o la comunidad, que asiste a la escena ceremonial y participa de las oraciones y las comidas colectivas en un clima que integra, al mismo tiempo, el recogimiento piadoso y el espíritu festivo. Cada 3 de mayo se levantan frondosos armazones repletos de chipas y rosarios de maní; estos calvarios-altares se hallan destinados a cobijar las cruces de los familiares muertos, retiradas para esta ocasión de los cementerios y adornadas con paños nuevos. Pero este ritual de la memoria no sólo ayuda a elaborar la pérdida de los parientes fallecidos; aunque se vincula con el día católico de la cruz, reactiva fuertemente la memoria guaraní basada en el culto a los antepasados y la celebración de los ciclos agrícolas. El montaje mismo del  Kurusu Jegua  recuerda el del guarnecido altar avá y su sistema de rezos y cánticos, así como la tradición guaraní de la comida colectiva del maíz. (Memoria que redobla la memoria. Memoria festiva y continua de los muertos). Una vez más, el pasado es traído al presente: en este caso, las cruces representan metonímicamente a los parientes fallecidos. Y como en todo ritual, la representación es re-presentación: ese día, las cruces ocultan la ausencia. En esta exposición, el Kurusu Jegua es representado mediante una gran chipa en forma de cruz elaborada por Feliciana Fariña, forma característica de esa ceremonia. 

 

SEPULCROS VACÍOS

Otra manera de honrar la memoria de los familiares muertos es a través de pequeñas construcciones funerarias erigidas en el mismo lugar donde aquéllos fallecieron, generalmente en forma violenta. Estas menudas arquitecturas suelen ser levantadas a la vera de los caminos o rutas como hitos que recuerdan las cruces de los peregrinos y, en conjunto, terminan puntuando el derrotero de caminos paralelos. Señales de advertencia o inscripción de hechos, nombres y fechas que quizá carezcan de otro registro. Zonas sagradas, en el sentido cultural del término. Al igual que en losKurusu Jegua, en estas capillitas populares no se encuentran los cuerpos; las construcciones no marcan lugares de entierro, sino sitios de la memoria cultual, intensificada en torno a una ausencia. En esta muestra, Francene Keery expone fotografías que recalcan el momento de la estética, componente imprescindible de la memoria viva. 

 

LAS EFEMÉRIDES NEGRAS

La memoria traumática, que requiere procesos de reparación y duelo, se refiere en esta muestra a dos eventos aciagos de la historia: la dictadura de Stroessner ‒que incluye la Operación Cóndor‒ y la tragedia del Ykuá Bolaños. Ambos se encuentran enfatizados, en cuanto objeto de rememoración, por ciertas oscuras efemérides que se cumplen este año: el décimo aniversario del Ykuá Bolaños, el sexagésimo de la asunción de Stroessner al poder y el vigésimo quinto de la caída de la dictadura por él instaurada. A nivel regional, por otro lado, este año se cumple el cincuentenario del inicio de la dictadura militar brasilera, que devendría factor decisivo para la institución de la Operación Cóndor. 

La memoria de la dictadura militar se encuentra tratada mediante la presentación de documentos del Archivo del Terror y de las obras de algunos de los artistas paraguayos que trabajaron ese momento oscuro, así como de otros, representativos de los países involucrados en la Operación Cóndor. Entre los primeros se encuentran Olga Blinder (grabados), Luis Alberto Boh (dibujo), Fredi Casco (fotografías intervenidas), Carlos Colombino (xilopinturas), Paz Encina (cortometraje), Joel Filártiga (dibujo) y Osvaldo Salerno (grabados). Los artistas del segundo grupo son Sergio Ferro, de Brasil (pintura); Nury González, de Chile (objeto-instalación); Ricardo Lanzarini, de Uruguay (dibujo) y Carlos Trilnick, de Argentina (video-instalación). La hecatombe del Ykua Bolaños, demasiado reciente aún, demasiado dolorosa en cada recuerdo, es abordada a través de un objeto-instalación de Daniel Mallorquín y de fotografías de Fernando Allen, Javier Medina y Jorge Sáenz. 

Ninguno de estos artistas, como ninguno de quienes participan en la muestra, tematiza los hechos intensos que trabajan. Las imágenes –intermitentes siempre, siempre incompletas en su mostrar– hacen sospechar a la mirada y la obligan a redoblar la búsqueda de un objeto irremediablemente esquivo. Ese escamoteo deviene falta en el arte y gravamen en el quehacer de la memoria, pero también se vuelve garantía de que la incompletud del recordar mantenga activo el afán de desagraviar los desaciertos o las omisiones de la historia y deje abierta la “esperanza en el pasado” que propone Peter Szondi . En pos de ella, la memoria no sólo certifica lo que fue, sino que puede habilitar la dimensión de lo posible y resguardar el lugar de la promesa: puede sostener el significado de pyrâ, como lo que se puede o debe hacer o será hecho.

Ticio Escobar

Julio, 2014


1. Miguel A. Hernández-Navarro.Materializar el pasado. El artista como historiador (benjaminiano), editorial Micromegas, Murcia, 2012, p. 51. 

2. Walter Benjamin. “Tesis sobre la historia. Apuntes, notas y variantes”, enTesis sobe la historia y otros fragmentos, traducción de Bolívar Echeverría, Universidad Autónoma de México, México, 2008, p. 97. 

3. Se emplea en este texto la convención de mantener en singular el nombre de pueblos indígenas, asumiendo que sus propios idiomas cuentan con particulares sistemas de pluralización. 

4.Peter Szondi. “Hope in the Past: On Walter Benjamin”,Critical Inquiry, cit. en Hernández-Navarro, op. cit., p. 54. 



 

 

“LA MEMORIA ABRE EXPEDIENTES QUE EL DERECHO CONSIDERA ARCHIVADOS”.

WALTER BENJAMIN

 

Durante todo el mes de Julio, el Salazar dedica su programación a las Memorias. A través de un seminario teórico-audiovisual y dos exposiciones se propone recordar aquellos hechos relevantes que marcaron los procesos históricos y culturales de Paraguay. 

En conmemoración a los 25 años de la caída de la Dictadura de Alfredo Stroessner y los 10 años de la tragedia de Ycua Bolaños; el Salazar dedica la programación de Julio a las memorias, “Memorias” en plural,  para acentuar la Diversidad de Memorias que marcaron el pasado, condicionan el  presente; perfilan y definen el futuro de Paraguay. Porque la Memoria no es solo una nostalgia o un recuerdo, es también un quehacer colectivo que construye futuro. Por ello el Salazar propone dos exposiciones: “Mandu’a Pyrâ. El porvenir de la memoria” curada por Ticio Escobar (16 de julio); y “HIC ET NUNC. Sobre paradojas democráticas” (25 de julio). En paralelo a estas muestras en conjunto con la Secretaría Nacional de Cultura se presenta el Seminario “La Memoria, huella del futuro”.

 

PROGRAMA DE “MEMORIAS”

Lunes y martes, desde el 1 hasta el 29 de julio, a las 19:00 horas

SEMINARIO TEÓRICO-AUDIOVISUAL“LA MEMORIA, HUELLA DE FUTURO”

Coordinadores: Estela Franchesquelli y Manuel Cuenca 
El Salazar y la Secretaría Nacional de Cultura organizan el seminario teórico- audiovisual “La Memoria, huella de futuro”, un espacio de análisis y debate que permite comprender los procesos culturales que experimenta Paraguay. Los lunes se proyectarán piezas audiovisuales para su posterior debate; y los martes se abordarán temas relacionados a la Memoria a través de diferentes expositores.

Coordinado por:  Estela Franceschelli y Manuel Cuenca

Se presenta el Seminario teórico-audiovisual “La Memoria, huella de futuro”, un espacio de análisis y debate organizado junto a la Secretaría Nacional de Cultura que permite comprender los procesos culturales que experimenta Paraguay. Los lunes se proyectarán piezas audiovisuales para su posterior debate; y los martes se abordarán temas relacionados a la Memoria a través de diferentes expositores.

El ejercicio de la memoria habilita  el reconocimiento de procesos históricos e identitarios que permiten la construcción de futuro. Entender y asumir la memoria social es esencial para la comprensión de la realidad, y de las necesidades de la comunidad nacional. Serán convocados todos los funcionarios y funcionarias de la Secretaría Nacional de Cultura.

El enfoque de memoria planteado desde la perspectiva de enfoques territoriales, desde los derechos y otras visiones, resultan indispensables para una mejor y más profunda comprensión de los procesos culturales  que experimenta el país. La realidad de lo cotidiano es resultado de los procesos vividos por el país. La comprensión de esa historia y la selección parcial y el reconocimiento sesgado de esos hechos permite diferentes comprensiones de la historia, y por lo tanto, diferentes perspectivas de futuro. Entender esa construcción puede permitir una comprensión, otra de los procesos culturales que atraviesan las comunidades nacionales.

Se ha planteado este tipo de acercamiento considerando que la proyección de audiovisuales, que serán debatidos con los participantes, facilita el acercamiento a temas de complejo abordaje. Por otra parte la presentación de los temas propuestos aborda la construcción de la memoria desde diversas perspectivas posibles.

 

INSCRIPCIONES// CERTIFICADOS

- Enviar un correo electrónico con los datos personales a  estelafranceschelli@gmail.com // Indicar en el Asunto: Inscripciones Seminario “LA MEMORIA, HUELLA DE FUTURO”
- Se emitirán certificados a todos aquellos que asistan a un mínimo del 80% de las sesiones del seminario teórico-audiovisual. Los interesados, deberán firmar asistencia cada uno de los días presentes en las listas habilitadas para este fin.


PROGRAMA TEÓRICO “LA MEMORIA, HUELLA DE FUTURO”

Martes 1 de julio a las 19:00 h: “Memoria y Cultura”

Con Ticio Escobar.

Martes 8 de julio a las 19:00 h: “Memoria y Mundo indígena Campesino”

Con Ramón Corvalán y Mariel Palau.

Martes 15 de julio a las 19:00 h: “Memoria y Derechos Humanos”

Con Dionisio Gauto y Ignacio Telesca.

Martes 22 de julio a las 19:00 h: “Memoria y Procesos Políticos”

Con José Carlos Rodríguez y Sergio Cáceres.

Martes 29 de julio a las 19:00 h: “Memoria y Diversidad”

Con Lía Colombino y Rosa Posa.


PROGRAMA AUDIOVISUAL “LA MEMORIA, HUELLA DE FUTURO”

Lunes 7 de julio de 2014 a las 19:00 h

“TIERRA ROJA”

Dirección: Ramiro Gómez

País y Año: Paraguay- 2006

Documental que muestra la vida de cuatro familias del interior de Paraguay, alejados de la modernidad e inmersas en su cotidianeidad, interactuando con el espacio del campo. Una invitación a vivir las experiencias de hombres y niños, en su propio lenguaje (el guaraní), como uno más de ellos.

Lunes 14 de julio de 2014 a las 19:00 h

“LUCES A LA MEMORIA”

Dirección: Zulema Malky

País y Año: Paraguay- 2012

El espacio del ex supermercado Ycua Bolaños está sumido en el vacío y el abandono tras años de la tragedia civil acontecida el 1 de agosto del 2004. Este audiovisual revive la tragedia y hace visible la memoria de las víctimas como eco latente de lo acontecido.

“ESPERANZA”

Dirección: Enrique Carballido y Sylvie Moreaux

País y año: Paraguay-Francia, 2013

Documental que expone, en un diálogo a múltiples voces, los testimonios de importantes artistas e intelectuales paraguayos sobre la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989). Lejos del análisis histórico, esta es una historia humana, un homenaje a los artistas paraguayos y a todos los que enfrentan dictaduras en el mundo hasta hoy.

Lunes 21 de julio de 2014 a las 19:00 h

“MISS AMERIGUÁ”

Dirección: Luis R. Vera

País y año: Paraguay-Chile-Suecia, 1993

Con el pretexto de la elección de reina en un concurso de belleza de un pueblo paraguayo, “Miss Ameriguá” es una tragicomedia que retrata a la impunidad y la corrupción que asoló Latinoamérica durante las dictaduras militares de las decadas 70 y 80.

Lunes 28 de Julio de 2014 a las 19:00 h

“LOS PARAGUAYOS”

Dirección: Marcelo Martinessi

País y año: Paraguay 2006

“Los Paraguayos” parte del origen de la Nación Guaraní hasta el Paraguay contemporáneo: historiadores, antropólogos, escritores y artistas tratan de desatar los nudos de una realidad plena de contrastes.  Es un documental  enmarcado dentro de la serie  “Los Latinoamericanos” que agrupa varios largometrajes documentales realizados en cada país de América Latina.



Viernes 25 de julio a las 20:00 horas (Inauguración)

EXPOSICIÓN “HIC ET NUNC. SOBRE PARADOJAS DEMOCRÁTICAS”

Curaduría: IMMA PRIETO

 

Desde el viernes 25 de julio hasta el 30 de agosto de 2014

Un proyecto curatorial que acoge una selección de artistas que permite  dilucidar cómo el arte se erige como acción simbólica de resistencia ante los desagravios que caracterizan a nuestra sociedad. Hic et Nunc (Aquí y Ahora), propone mirar y ver sin complejos. Doce obras audiovisuales que dan respuesta a un cúmulo de  desigualdades sociales y humillaciones políticas, ofreciendo una interpretación abierta  de lo político, partiendo de la acepción del zoón politikón (animal político) aristotélico. 

Desde el 25 de julio hasta el 30 de agosto de 2014

Inauguración: viernes 25 de julio a las 20:00 h

Sala Goya 3 

Artistas:

Eugenio Ampudia, Daniel G. Andújar, Gina Arizpe, María Cañas, Jordi Colomer, Jorge García, Chus García-Fraile, Marta de Gonzalo y Publio Pérez, Núria Güell, Ximena Labra, Mateo Maté, Jorge Méndez Blake, PSJM, Avelino Sala, Pelayo Varela.

 

 

Hic et Nunces un proyecto curatorial que acoge una selección de artistas que permite dilucidar cómo el arte se erige como acción simbólica de resistencia ante los desagravios que caracterizan a nuestra sociedad. Hic et Nunc (Locución latina que significa Aquí y Ahora), propone mirar y ver sin complejos. Doce obras audiovisuales que dan respuesta a un cúmulo de desigualdades sociales y humillaciones políticas, ofreciendo una interpretación abierta de lo político, partiendo de la acepción del zoón politikón (animal político) aristotélico. Esta consideración que llevaría a hablar del lugar del ciudadano como público activo es, también, la oportunidad para hablar del tiempo presente y reflexionar al respecto. 

El proyecto, nacido en España, se gesta a partir de la situación vivida en Europa a raíz de la crisis económica y social. Situación extrapolable a otras geografías que permite, mediante esta exposición, establecer una itinerancia por America Latina con el objetivo de compartir e invitar a artistas y público en general, a intervenir en la propuesta mediante su acercamiento. En esta ocasión, Paraguay acoge el proyecto y legitima su necesaria mirada externa con el fin de poder establecer, mediante el diálogo, un nexo de unión imprescindible para debatir sin complejos.

 

 

 

Horario de oficina: de 8.00 a 14.00

Exposiciones: de lunes a sábado de 8.00 a 21.30

Biblioteca: de lunes a viernes de 8.00 a 18.30

Dirección: Entrada por Tacuary 745 de 8.00 a 18.30

A partir de las 18.30 entrada por Herrera 834

Tel.( 595 21) 449921// Fax. ( 595 21) 448302

Página web: www.juandesalazar.org.py

Correo Electrónico: centro@juandesalazar.org.py

Secretaría Ejecutiva: secretaria@juandesalazar.org.py

 

 

 

 

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