Género musical introducido en el Paraguay por las corrientes colonizadoras, y que alcanzó su esplendor en el tiempo de las Reducciones Jesuíticas (1609-1767).
Las más célebres son las misas de DOMÉNICO ZIPOLI (1688-1726) que eran interpretadas por los coros y orquestas integrados por indígenas de los más de 30 pueblos que conformaban las Reducciones Jesuíticas de la antigua Provincia del Paraguay.
Luego de la expulsión de los Jesuitas, en 1767, se destruyeron todas las partituras, junto a otras obras de arte.
Recientes descubrimientos musicológicos, en la década de 1970, en Bolivia, permitieron su nueva difusión.
Entre las misas de Zipoli se destaca la MISA A TRES VOCES EN FA, de la que existen dos fuentes de archivo. La primera, copiada en Potosí en 1784 por encargo del Virrey de Lima y descubierta en el Archivo Catedralicio de Sucre, Bolivia en 1959, por Robert Stevenson y la segunda con el nombre de MISA DE LOS SANTOS APÓSTOLES , hallada entre los manuscritos de la Reducción de Chiquitos, Bolivia encontrados por Hans Roth en 1974.
Otras misas de la época, cuyos manuscritos han aparecido y fueron transcriptas por los musicólogos: Carlos Seoane Urioste, Bolivia, LUIS SZARÁN de Paraguay, Cármen García Muñoz y Bernardo Illari, Argentina, Piotr Nawrot, Polonia y otros; son la MISA A SAN IGNACIO DE ZIPOLI, LA MISA PALATINA, atribuida a MARTIN SCHMID, la de SAN JAVIER, las misas MO SÁBADO, MO DOMINGO y numerosas más de autores jesuítas anónimos y probablemente indígenas.
En 1858, en la Catedral de Asunción, el músico SANTIAGO RAMOS estrenó su MISA A 4 VOCES y un Tedéum, primera referencia histórica en dicho campo, fuera del marco de las Reducciones.
Otras misas, todas de carácter popular, datan del siglo XX, y aparecen en forma masiva luego del Concilio Vaticano II (1965), motivadas por el éxito de la Misa Criolla de Ariel Ramírez (Argentina, 1966).
La mayoría de ellas, están basadas en ritmos y melodías del foklore local. El primer intento se debió a NENECO NORTON en 1966, creación que no se pudo difundir debido a la falta de aprobación eclesiástica, en los textos.
En 1966 se difundió rápidamente la MISA NATIVA TUPASY RORY de MARIANO CELSO PEDROZO de Itauguá y en 1968, la MISA PARAGUAYA de ABDÓN IRALA, la MISA FOLKLÓRICA PARAGUAYA de JUSTO RAMÓN COLMÁN de Caraguatay, grabada por el Coro del Seminario Salesiano de Caacupé y la más popular de todas -difundida y cantada en todo el país hasta el presente- la MISA NATIVA PARAGUAYA de JOSÉ FRANCO ALDERETE, de San José de los Arroyos, grabada por el Trío Los Bemoles, Nicolasito Caballero y el Coro del Ateneo Paraguayo dirigido por Isis de Barcena Echeveste (Ed. en discos de Radio Chaco Boreal y Edición de Disques Alpha de Bélgica. 1969).
En la década del 70 , LA MISA PARA UN CONTINENTE de RUBÉN BAREIRO SAGUIER y FRANCISCO MARÍN, grabada en París por el conjunto Los Guaraníes.
En 1974 , HERMINIO GIMÉNEZ estrenó su MISA FOLKLÓRICA A LA VIRGEN NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN y grabó con el Coro y la Orquesta de la provincia de Corrientes, Argentina.
En 1980 la MISA PARAGUAYA de MIGUEL A. ECHEVERRÍA, grabada en Casete por el Coro de la Iglesia de San Cristóbal; en 1991 la MISA FESTIVA de FLORENTÍN GIMÉNEZ, grabada por el Coro de la Escuela Municipal de Canto y Orquesta de Cámara (Ed. ELIO Asunción), y en 1992 la MISA FOLKLÓRICA de JOSÉ LUIS MIRANDA, estrenada en la inauguración de la Represa Hidroeléctrica de Itaipú, Ciudad del Este.
