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Martín Crespo

  MIGRAÑA - Película de MARTÍN CRESPO - Año 2012


MIGRAÑA - Película de MARTÍN CRESPO - Año 2012

MIGRAÑA, 2012

 

Película de MARTÍN CRESPO

 

 

MIGRAÑA (PROYECTO)

Migraña es una adaptación cinematográfica libre de los relatos titulados “La Enamorada”  y “El Odio a los Árboles” de Rafael Barrett, de Dominio Público. Señalado por muchos, entre ellos Roa Bastos, como uno de los padres de la literatura paraguaya moderna, éste escritor de origen español y espíritu cosmopolita eligió a Paraguay como su hogar y aquí produjo la mayor parte de su breve pero potente prosa. Rafael Barrett fue una persona que en Paraguay aprendió a tener sensibilidad social, a comprometerse con su entorno sin importar siquiera la salud propia (sufría de tuberculosis).

Migraña no es un filme de época, se capturó la esencia eminentemente visual del relato de Barrett en nuestros tiempos. Se trabajó en escenarios naturales,  con sonido directo, enhebrando el relato desde el punto de vista de Victoria, casi nada ocurre en cámara sin que Victoria esté presente aunque más no sea desde el punto de vista subjetivo.

Se trabajó con una técnica mixta de video y secuencias de fotos (stop motion, time lapse motion) con look cinematográfico, las fotos se realizaron para poder captar el movimiento de las estrellas sin necesidad de post producción, la luz utilizada fue en general naturalista pero se apeló al recurso de una fuente de luz controlada para realzar el dramatismo y la intención del relato en algunas escenas.

Vemos en Victoria a una persona postergada, incomprendida, apacible y casi analfabeta, pero con los conocimientos de una cultura ancestral y una sensibilidad inusual lo que la desfasa del entorno humano. Vemos en Juan Bautista, a alguien que se apiada de ella y la trata como un ser humano, aunque en silencio, ya que también es una persona taciturna con sus propios sufrimientos.

El pueblo, un verdadero infierno de hipocresía

 

SINOPSIS

Victoria es una joven taciturna y harapienta que recorre los bosques recolectando hierbas medicinales.

No tiene domicilio fijo y suele dormir a la intemperie en una colina o al borde de un arroyo, donde analiza la Vía Láctea, las formas de las nubes, el curso del agua y el horizonte. Se podría decir que dialoga con la naturaleza. Creyente en Dios, mantiene la virginidad  esperando al amor de su vida, algo que causa burla en el pueblo, donde la tratan de loca y vagabunda.

Cierto día llega al pueblo Juan Bautista, un joven médico que padece migrañas crónicas y se prepara para un posgrado en neurocirugía. Juan Bautista se instala en una casa en las afueras del pueblo y allí comienza sus estudios.

Victoria se enamora en el acto del médico. Durante un tiempo lo espía por las noches. Su pasión es tan grande que decide pedirle ayuda a su hipócrita amiga Malena para embellecerse, ésta le consigue vestuario, peinado y maquillaje nuevos.

Venciendo su timidez, y ya con su nueva apariencia, Victoria consigue emplearse como doméstica en la casa del doctor. Pasará el tiempo y aprenderá a planchar y cocinar de la mejor manera para agradar a Juan Bautista, pero apenas se dirigen la palabra. Victoria tratará de acercarse consiguiéndole alguna hierba medicinal para curar la migraña y así poder seducirlo y declararle su amor.

 

 

 

 

 

 

 

 

CRÉDITOS

Titulo : Migraña

País : Paraguay

Año : 2011

Estreno : 2012

Duración : 86 minutos

Idioma : Español

Subtítulos : Inglés

Formato : Full HD (HDSLR) 1080 24p

Guión, Dirección,  Fotografía y Edición : Martín Crespo

Producción General y Ejecutiva : Karen Fraenkel

Asistencia de Producción : Natalia Cálcena

Dirección de Arte : Osvaldo Ortiz Faiman "Kai"

Asistencia de Arte : Claudio Alberto Toledo/ Amado Sebastian Cuenca “Espein”/ Aurelio "Bicho" Fernandez

Sonido Directo : Germán Acevedo

Postproducción de Sonido : Rodrigo Burgos/ Sakio Hiraiwa/ Germán Acevedo

Postproducción de Video : Wilson de Souza Lobo

Vestuario : Laura Calabrese

Maquillaje y Peinado : Arturo Bavera

Asistente de Maquillaje : Juan Carlos Benítez

Operación de Cámaras : Martín Crespo/ Luis Rodriguez Scorza

Iluminación y Asistencia de Cámara : Constantino Kovacevich

Diseño Gráfico : Juan Heilborn

Transporte : Victor Rocholl

Fotografía Fija : Luis Rodriguez Scorza/ Laura Calabrese/ Osvaldo Ortiz Faiman/ Ralphie Zotti

Música Original : "Jaqueca" de Gab Martins, en versiones de Sixto Corbalán y Gab Martins

Temas Musicales : "Je te Veux" de Eric Satie, en versión de Gab Martins

- "Fumando Espero" de Juan Viladomat Masanas, en versión de los Hermanos Corbalán

- "Rarófilo"  por Sixto Corbalán

- “Tui amoris ignem”  por Taizé

 

CAST

Natalia Alvarenga

Silvio Rodas

Daniel Milessi

Marcela Achinelli

Selva Fox

Christian Kent

Sixto Corbalán

Constantino Kovacevich

Juan Carlos Benítez

Esteban Aguirre

Marciana Díaz Amarilla

María Belén Spaini Villalba

Rico Longo

Dr. Mime

Natalia Cálcena

Paola Amaini

Pato Masera

Nataly Valenzuela

Silvia González

Ross Ruiz Díaz

Anai Chamorro

Natalia Nebbia

 

EXTRAS 

Julio César Pérez

Blas Federico Ocampos

Benjamin Andres Bernal Linares

Marina Quintana

Jilma Murilo

María Victoria Núñez

Thomas Holloway

Rafael Gini

Rosa Esher M Barrios

Mirna Vera

Julia Raquel Vera

Natalia Aquino

Mirna Estela Llamosas

Pamela Pérez

Amado Sebastian Cuenca

Daniel Díaz González

Milagro Díaz Coronel

Blas Díaz Coronel

Erika Díaz Portillo

Brisa Beatriz Miranda

Francisco Bracho

Juan Martínez

Miguel Angel Fleitas

Arnaldo Turitich

 

LOCACIONES

 

PIRIBEBUY

Familia Petersen

Peluquería Elvi

Bar Claudina Gini

Granja La Ermita

 

ASUNCIÓN

Mercado de Abasto

 

RAFAEL BARRETT

Los cuentos de Rafael Barrett  tomados como punto de partida de ésta película son

 

LA ENAMORADA

Parecía vieja, a pesar de no cumplir aún treinta y cinco años. Las labores bestiales de la chacra, el sol que calcina el surco y resquebraja la arcilla le habían curtido y arrugado la piel. Tenía la cara hinchada y roja, el andar robusto, los ojos chicos, atornillados y negros. Era miserable. Se llamaba Victoria.

Vivía de escardar campos ajenos, de fregar pisos, de ir a vender, a enormes distancias, un cesto de legumbres. Su densa cabellera desgreñada estaba siempre sudorosa; en sus harapos siempre había barro o polvo, y cansancio en los huesos de sus pies.

Victoria era célebre en el pueblo, no por infeliz y abandonada, que esto no llama la atención, sino porque decían que no estaba en su sano juicio. La locura inofensiva es un espectáculo barato, divertido y moral. Hace reír seriamente. Los chiquillos seguían en tropel a Victoria; no la apedreaban demasiado; comprendían que era buena. Los hombres le dirigían preguntas estrambóticas y experimentaban ante ella la necesidad de volverse locos un rato; las mujeres se burlaban con algún ensañamiento. Victoria pasaba, andrajosa, tenaz, lamentable, llevando en los ojillos negros la chispa que irrita a la multitud y levanta las furias y hasta los perros se alborotaban con aquel escándalo de un minuto, con aquella aventura que rompía el tedio del largo camino fatigoso.

Acusaban a Victoria de dormir en tierra, de frente a lo alto, y de creer las estrellas bastantes próximas para hablarles. La luna era la señora del cielo; un lucero vagamente rosado era el príncipe radiante; otro blanco y retirado era el pálido cirio; allá lejos palpitaban, casi imperceptibles, los puntos de fuego tenue que la visionada nombró coro de muertas, y de extremo a extremo del horizonte flotaba por el inmenso espacio la gasa fosforescente de la Vía Láctea, o niebla de luz. Cuando la claridad enferma y fría de los astros bajaba hasta Victoria, y la noche hacía rodar sus magníficas gemas en silencio, la loca se sentía hermana de la belleza infinita y las voces celestiales la acompañaban al día siguiente, en plena solana abrasadora. Entonces andaba moviendo los labios, atenta a las presencias invisibles y la gente no podía separarla de ellas.

Se le acusaba también de no comer, de alimentar a mendigos y criminales, de conocer las virtudes secretas de las plantas y de preparar filtros de bruja. Lo cierto es que anhelaba curar a los niños dolientes y que muchas madres, después de mofarse de ella en público, la buscaban a escondidas y temblando, con las manos calientes aún de la fiebre de sus hijos.

Pero lo fenomenal, lo grotesco, lo que provocaba carcajadas inextinguibles, era la virginidad de Victoria. Fea, casi decrépita, trastornada, ese harapo viviente había pretendido conservar su pureza y lo había conseguido. Había resistido veinte años a la temeridad de los mozos pujantes. Quería elegir el amor, ser prometida y esposa y tal monstruosidad, tal delito contra la naturaleza, garantizaba a los sencillos campesinos la demencia irremediable de su primera actriz.

Don Juan Bautista, joven doctor de la capital, vino al pueblo, compró un terreno y se puso a edificar una casa. Don Juan Bautista era rico, bello y tonto. Tenía partido con las muchachas. Victoria le vio y le adoró. El Príncipe radiante había descendido para ella del firmamento. Todas las manías dispersas de Victoria se juntaron en una, absorbente, feroz, la de amar a Don Juan Bautista y casarse con él. No ocultó sus proyectos: desatada y locuaz detenía a los transeúntes y les consultaba sobre los medios de satisfacer su única pasión.

Espiaba horas enteras a Don Juan Bautista detrás de las tapias; se atrevió al fin, repugnante y trémula, a rogar que la dejara lavarle la ropa. No sabía planchar con lustre pero aprendió. El momento en que se acercaba a Don Juan Bautista y le entregaba, a él sólo, las camisas y los calzoncillos impecables, era el momento radiante y feliz de su existencia humilde. Jamás aceptó un centavo por su faena deliciosa. Otras veces traía a Don Juan Bautista la sandía helada o el dulce melón que halagan la siesta, o los sabrosos duraznos o simplemente tomates frescos, porotos, manteca, todo gratis, ¡Y a costa de qué luchas, de qué lejanas peregrinaciones! Don Juan Bautista, jovial y satisfecho, se dejaba idolatrar.

La virginal timidez de Victoria le impedía expresar claramente sus deseos a quien se los inspiraba y los colmaría sin duda. Victoria anhelaba seducir a Don Juan Bautista, obligarle a declararse y a proponer el matrimonio. Ella no tendría entonces más que murmurar sí y caer en los vibrantes brazos del prometido. ¿Cómo hacer?

El secretario de la municipalidad, un pequeño de cabeza de mono, le aconsejó que usara polvos y sombrero, como las señoritas de la ciudad. La loca se aplicó ladrillo molido en el rostro, y sobre el cráneo, en equilibrio, un sombrero colosal que los chuscos le regalaron, con plumas estrafalarias. Así marchaba Victoria, disfrazada y grave, en pos de su sueño, entre las risas de los vecinos. De primera actriz había bajado a ser la payasa, la bufona de la aldea.

Durante varios meses, sobre los pastos, parecido a un buque empavesado, osciló el sombrero ridículo, símbolo de una ilusión desesperada. Victoria enflaquecía, se desanimaba; sus pobre pies descalzos se cansaban de correr tras la quimera; el sombrero, agotado por la lluvia, abrasado por el sol, ensuciado y roto, inclinaba tristemente sus plumas marchitas. El Príncipe radiante continuaba mudo y risueño. ¡Ay! Cuando lucía allá arriba, inaccesible en las limpias noches de estío, era menos cruel.

La casa de Don Juan Bautista se terminó; la verja relucía, las flores del jardín doblaban con elegancia sus finos tallos. El dueño fue a la capital, se casó pomposamente y regresó con música. La señora era rubia, bella y tonta quizá. El pueblo quedó deslumbrado.

Victoria desapareció.

Hay en el lugar una escarpada peña, a cuyo pie se amontonan, como en un torrente de vegetación, impenetrables brezos y zarzas. Tres días después de la boda, descubrieron unos cazadores, allá abajo, un objeto singular, una especie de gran pájaro inmóvil, de plumas increíbles. Por distraerse lo acribillaron a balazos. Resultó ser el sombrero de Victoria. Debajo estaba Victoria, con el cuerpo tibio todavía y que por fin reposaba.

 

EL ODIO A LOS ÁRBOLES

Que un advenedizo construya una casa, con el dinero rápidamente ganado en honradas y secretas operaciones comerciales, está bien. Que construya una de esas lúgubres y sangrientas y vulgares masas de ladrillo; con agujeros enrejados y techo de teja, está menos bien. Pero lo que hace estremecer es que os declare: «Ahora voy a arrancar todos los árboles en torno para que la propiedad quede linda».Sí, es necesario que se vea limpia, desnuda, con sus insolentes colores que profanan la suavidad de los matices campestres, la fachada reluciente y tonta. Es necesario que se diga: «Esta es la casa nueva de Fulano, de ese que ahora está tan rico». Es necesario que pueda contemplarse sin obstáculos el monumento a la actividad de Fulano. Los árboles sobran; «quitan la vista». Y hay algo más que en vanidad en el afán de pelar el suelo; hay odio, odio a los árboles.

¿Es posible? ¿Odio a los seres que, inmóviles, con los nobles brazos siempre abiertos, nos ofrecen sin cansarse jamás la caricia de su sombra, la fecundidad silenciosa de sus frutos, la poesía múltiple y exquisita que elevan al cielo? Se asegura que existen plantas dañosas. Tal vez, mas no por eso las debemos odiar. Nuestro odio las condena. Nuestro amor quizás las transformaría y las redimiría.

Oíd a un personaje de Víctor Hugo: «vio gentes del país muy ocupadas en arrancar ortigas; miró el montón de plantas desarraigadas y ya secas, y dijo: -Esto está muerto. Esto hubiera sido sin embargo algo bueno si de ello hubieran sabido servirse. Cuando la ortiga es joven, su hoja es una excelente legumbre; cuando envejece, tiene filamentos y fibras como el cáñamo y el lino. La tela de ortiga vale tanto como la tela de cáñamo. Es por lo demás la ortiga un excelente pasto que se puede segar dos veces. ¿Y qué necesita la ortiga? Poca tierra, ningún cuidado, ningún cultivo... Con un poco de trabajo que se tomara, la ortiga sería útil; se la descuida y se vuelve dañosa. Entonces se la mata». «¡Cuántos hombres se asemejan a la ortiga!» -Y añadió después de una pausa-: «Mis amigos, tened esto: no hay malas hierbas ni hombres malos. Sólo hay malos cultivadores».

¡Ay! No se trata de cultivar, sino de perdonar a los árboles. ¿Cómo aplacar a los asesinos? No hay sitio de la república, de los que he recorrido, en que no haya visto funcionar el hacha estúpida del propietario. Hasta los que nada tienen destruyen las plantas. Alrededor de los ranchos se extiende un árido yermo cada año mayor, que da miedo y tristeza. Según el adagio árabe, una de las tres misiones de cada hombre en este mundo es plantar un árbol. Aquí el hijo arranca lo que el padre plantó. Y no es por ganar dinero; no aludo a los que explotan las maderas.Sería una explicación, un mérito; hemos llegado a considerar la codicia como una virtud. Aludo a los que gastan dinero en arrasar el país. Obedecen a un odio desinteresado. Y la inquietud aumenta cuando se nota que las únicas mejoras que se hacen en las plazas de la capital consisten en arrancar, arrancar y arrancar árboles.

Odio doblemente feroz en una comarca donde el verano dura ocho meses. Se prefiere el sol abrasador a la dulce presencia del árbol. Se diría que los hombres no son ya capaces de sentir, de imaginar la vida en los troncos venerables, que tiemblan bajo el hierro y se desploman con lastimero fragor. Se diría que no comprenden que también la savia es sangre y que sus víctimas se engendraron en el amor y en la luz. Parece que las gentes viven esclavizadas por un vago terror y que temen que el bosque proteja facinerosos y anime fantasmas. Detrás del árbol adivinan la muerte. O bien, obsesionados por un dolor sin forma, quieren copiar en torno suyo el desolado desierto de sus almas.Y entonces, en la nuestra la irritación se cambia en piedad. Muy desesperado, muy hondo ha de ser el mal de los que, en resignado mutismo, perdieron el cariño primero, el cariño fundamental que hasta las bestias sienten, el santo cariño a la tierra y a los árboles.  

 

 

 

DIRECTOR

MARTIN MIGUEL CRESPO

Buenos Aires, 1967

Graduado en Ciencias de la Comunicación (UBA).

Residente en Paraguay desde 1995, ha desarrollado una ecléctica actividad profesional en diferentes áreas de las comunicaciones de marketing.

Fue Director de Cuentas en BP/Ogilvy y BP/Mc Cann Erickson, Gerente de Marketing en AJ Vierci y Parmalat Paraguay, y a partir del 2001 se dedica en exclusividad a la fotografía publicitaria, moda y fotoperiodismo.

Como fotógrafo ha realizado campañas para las principales marcas comerciales y agencias publicitarias , mientras que en el plano editorial ha colaborado con las revistas TeVeo, Chic, Phot Art International (Francia) y Wild, entre otras; en fotoperiodismo pasó por la agencia EFE como corresponsal durante el 2004. En 2009 lanza su libro de fotografías “A propósito de Asunción” y organiza el ciclo de cine de Godard en Planta Alta.

A partir del 2005 comienza a experimentar en el plano audiovisual, realizando cortometrajes experimentales (Yukata, Opaco, Evasión, etc). Yukata entra en la Selección Oficial competitiva del Festival Internacional de Clermont-Ferrand 2008, el más importante del mundo en la categoría cortometraje, mientras que Opaco lo hace en la “Semana de Cine Experimental de Madrid” en 2007 y en el Festival de cine Latinoamericano de Ottawa 2008.

Sus videoclips Nostalgia y Tango en 50 mm son adquiridos y emitidos por la cadena QOOB TV, canal digital de MTV Italia. Nostalgia también obtiene la Mención de Honor en el Concurso de Videoarte franco-alemán 2007, Asunción.

Ha dirigido spots de TV para diversas marcas comerciales. El del Interbanco “Suman” obtiene el premio “Campana de Oro 2007” al mejor spot de TV, y por el de Palermo “RGB” obtuvo el Tatakua a la mejor Dirección Audiovisual 2008.

Dirigió su parte del “Karaoke Exquisito” (2009), un largometraje colectivo que involucra a otros 5 directores, realizó la Dirección de Fotografía del cortometraje “El Ropero” (2010) y el largometraje “Yo, Mujer Sola” (2010).

Como fotógrafo realizó 3 exposiciones individuales en Asunción, Retrospectiva, en la Manzana de la Rivera, 2001, Autorretratos en el CCPA, 2004 y A Propósito de Asunción en el Cabildo y Planta Alta, 2009. Ha participado en decenas de exposiciones colectivas en diversos países. Ganador de los concursos “Paraguay en Persona”(Paraguay, 2003) y “un MERCOSUR para los ciudadanos”(Montevideo, 2005), además fue Finalista en la III Edición de los Premios Iberoamericanos de Comunicación por los Derechos de la Niñez y la Adolescencia (2003).

www.MartinCrespo.net

 

PRODUCTORA:

KAREN FRAENKEL MORENO

Asunción, 1979

Nacida en Asunción, Paraguay en 1979. Licenciada en Administración de Empresas, se dedica a la producción desde 2005 además de haber colaborado anteriormente en distintas manifestaciones artísticas.

Trabaja en producciones audiovisuales, fotográficas, de teatro y de eventos en forma independiente, entre las cuales se puede mencionar algunas como los cortometrajes “La Familia Green” de Aldo Calabrese, “Out Gorda” de Tana Schémbori, “El camino del Samurai” de Marcelo Tolces, “Karaoke Exquisito” de Martín Crespo, Dirección de Producción para el largometraje “18 cigarrillos y medio” de Marcelo Tolces, producción general del video Institucional para “Fundación Solidaridad”, Jefatura de Producción para el Largometraje Documental "Tren Paraguay" de Mauricio Rial, coordinación y producción de “Patito Feo” en Paraguay, Vip de “Carnaval Brahma”, producción, asistencia en campo y jefatura de producción para el evento Encanto y Sensaciones de Rexona (Nhi-Mu), Jefatura de Locaciones y producción de arte para el audiovisual Nestlé 10 años, Coordinación General Gira Teletón 2009, entre otros

Ha sido parte del grupo de teatro aéreo Nhi-Mu trabajando en la producción ejecutiva y colaborando en varios eventos y obras del grupo.

www.k-efe.com

 

 

LA SECRETARÍA NACIONAL DE CULTURA

INVITA AL ESTRENO DE MIGRAÑA

Mañana sábado 26 de mayo a las 21 h. en el Centro Paraguayo Japonés se estrena la película "Migraña", opera prima del fotógrafo y publicista argentino Martín Crespo. Se trata de la primera adaptación al cine de una obra del escritor español Rafael Barret (1876-1910), del cuento “La enamorada”.
La película fue producida con el apoyo del CCEJS/ Centro Cultural de España Juan de Salazar, el Fondec, la Secretaría Nacional de Cultura e Itaipú Binacional. El acceso es libre y gratuito al público.

Se estrenarán también los cortos "Isla Alta" de Federico Adorno y "Mariposa Azul" de Carlos Calonga.

El evento se realiza en el marco del 1er Congreso Nacional del Audiovisual TESAPE, organizado por la OPRAP/Organización Paraguaya del Audiovisual Paraguayo, con el apoyo de la Municipalidad de Asunción, la Secretaría Nacional de Cultura y la Secretaría Nacional de Información y Comunicación para el Desarrollo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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