PortalGuarani.com
Inicio El Portal El Paraguay Contáctos Seguinos: Facebook - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani
GUSTAVO LATERZA RIVAROLA

  EL PUEBLO, BEBIDO, JAMÁS SERÁ VENCIDO - Por GUSTAVO LATERZA RIVAROLA - Domingo, 18 de Marzo de 2012


EL PUEBLO, BEBIDO, JAMÁS SERÁ VENCIDO - Por GUSTAVO LATERZA RIVAROLA - Domingo, 18 de Marzo de 2012

EL PUEBLO, BEBIDO, JAMÁS SERÁ VENCIDO

 

 Por GUSTAVO LATERZA RIVAROLA

"Para emprender una expedición guerrera era menester celebrar una borrachera (entre los Abipones). Allí, y cuando la chicha los tenía ardientes y mareados, se les hacía ofrecer sus servicios al Cacique y este les invitaba a la guerra. La aceptaban no sin celebrar de antemano la victoria con nuevas libaciones y con grandes aclamaciones". Relato de Guillermo Furlong, repitiendo testimonios de cronistas jesuitas acerca de varios pueblos indígenas de la época colonial.   

Bebían chicha, que al Oriente del río Paraguay se elaboraba a partir de la fermentación del maíz y, en el Chaco, de la del fruto del algarrobo. Su preparación era tarea y privilegio de las mujeres viejas, que la hacían masticando los granos y escupiéndolos en un recipiente donde, con el sustento de la saliva, fermentaban velozmente, confiriendo al producto un sabor más delicado (a criterio de sus habitués, obviamente).   

En casi ningún caso las mujeres participaban de las borracheras nocturnas (durables por días y hasta semanas), aunque sí de los otros divertimentos que naturalmente se seguían. Ellas solían quedar encargadas de guardar las armas, evitando que los ebrios se mataran entre sí, de separarles y componerles, noble cometido femenino de arbitraje y mediación que, aunque ya lánguidamente, se ejerce aún entre nosotros, de vez en cuando. Desde entonces, la variedad y cantidad de bebidas alcohólicas que la diligencia humana supo inventar y producir nos permite ser más exquisitos y exigentes sin tener que poner a las veteranas a mascar semillas.   

Los jesuitas no lograron extirpar el vicio de las borracheras indígenas aunque las combatieron enérgicamente. Lo hacían siguiendo antiguas fórmulas de restricción de excesos en placeres sensuales, repitiendo la admonición de Isaías a los judíos por estimularse unos a otros diciendo comamos y bebamos que mañana moriremos. Pero ya en tiempos del glorioso Renacimiento, hubo quienes ponían en seria duda los célebres consejos médicos acerca de abandonar los hábitos placenteros y llevar una vida saludable, o sea aburrida. "Bah! –exclamaba Rabelais– conozco más beodos viejos que médicos viejos". Siendo benedictino, sabía de lo que hablaba.   

Esas ráfagas recurrentes de mojigatería que periódicamente emergen en las sociedades materialmente satisfechas –a la que a veces nos referimos– suelen afinar la puntería disparando primero sobre las bebidas. Su más estúpido empeño habrá sido la famosa era seca impuesta de la ley Volstead, en los EE.UU. desde 1920 hasta 1933. El día de su aprobación, el Senador Andrew Volstead, declaraba, entre otras cosas: "El demonio de la bebida hace testamento. Se inicia una era de ideas claras y limpios modales. Los barrios bajos serán pronto cosa del pasado. Las cárceles y correccionales quedarán vacíos; los transformaremos en graneros y fábricas. Todos los hombres volverán a caminar erguidos, sonreirán todas las mujeres y reirán todos los niños. Se cerraron para siempre las puertas del infierno". Luego se dirá que los únicos utópicos eran los comunistas.   

A propósito, yerran quienes crean que la mala hierba del puritanismo solamente prospera en los huertos religiosos, cuando en realidad lo hace en los fundamentalismos en general. Los comunistas, por ejemplo, no escaparon a la compulsión de crear su propia moralina, tan rígida o más que la victoriana. Condenaban severamente la misma colección de licencias, pecados, descarríos y entretenimientos que los religiosos, aunque con una pequeña diferencia, pues incluían entre ellos a la religión misma.   

"El alcohol es la maldición de las clases trabajadoras", sentenciaban; lo que hizo replicar a Óscar Wilde: "El trabajo es la maldición de las clases bebedoras". E inspirando una serie interminable de chistes sobre el particular ("Es bueno dejar el trago; lo malo es no acordarse dónde". "Le advierto que el alcohol mata lentamente. Tanto mejor, doctor, no tengo prisa").   

No era el indígena abipón el único que se emborrachaba para ir mejor dispuesto al combate, lo hicieron muchos ejércitos y, aún hoy, la bebida abastece de coraje a manifestantes, patotas futboleras, ocupantes de tierras, huelguistas de hambre, arreados electorales y protestatarios de todos los pelajes y condición. Y, en verdad, nunca se supo de ningún pueblo que, bebido, fuera vencido.

Fuente: ABC Color (Online)

www.abc.com.py

Sección: OPINIÓN

Domingo, 18 de Marzo de 2012

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

EL IDIOMA GUARANÍ, BIBLIOTECA VIRTUAL en PORTALGUARANI.COM

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)









Buscador PortalGuarani.com de Artistas y Autores Paraguayos

 

 

Portal Guarani © 2024
Todos los derechos reservados, Asunción - Paraguay
CEO Eduardo Pratt, Desarollador Ing. Gustavo Lezcano, Contenidos Lic.Rosanna López Vera

Logros y Reconocimientos del Portal
- Declarado de Interés Cultural Nacional
- Declarado de Interés Cultural Municipal
- Doble Ganador del WSA