SEMBLANZA MÍNIMA

Por GUSTAVO LATERZA RIVAROLA

La muerte, siendo tan predictible, siempre toma de sorpresa. Quizás simulamos no aguardarla porque, ignorándola, la eludimos; como en el campo, donde la mejor manera de protegerse de cosas peligrosas es evitar nombrarlas. Aldo Zuccolillo y quienes le rodeaban no sintieron la proximidad de su fin. Había motivos: longevidad, buena salud mental y física, dinamismo y confianza inagotables, ventajas solventadas, seguramente, por su andar disciplinado, frugal y optimista.  

Siendo empresario de prensa se hizo periodista, quebrando la línea seguida desde 1870, que es cuando este oficio comienza a desarrollarse en el Paraguay. Los pioneros, como se sabe, fueron intelectuales y políticos que fundaban, dirigían y escribían periódicos propios –José S. Decoud, Facundo Machaín, Cecilio Báez, José de la Cruz Ayala (Alón) y otros–, hasta que las frustraciones y muchos empeños truncos enseñaron que, para que un medio se consolidase, era requerido contar con al menos tres herramientas: pluma, capital y administración.

Y puede que fuese así como se concluyó en que los periódicos podían cumplir con fortuna los roles social y el económico simultáneamente. Algunos empresarios se animaron. Eduardo Schaerer fundó La Tribuna, a principios de los años 20; en la misma época, Luis Patri compraba la participación que Eligio Ayala tenía en El Diario. Las publicaciones de partido, como El Liberal, Patria y varios más en lo sucesivo, se sostenían con subsidio institucional y voluntariado; pero esta variedad de prensa no sobrevivió al siglo XX. El progreso tecnológico dejó muchos caídos en el campo de batalla; y los seguirá dejando.

Cuando Aldo Zuccolillo decidió arriesgar capital montando un diario, lo hizo con el mismo ánimo que lo llevaba a crear otro tipo de empresas, organizarlas y hacerlas producir. Este perfil delineó el rostro de ABC Color durante sus primeros años; y fue, como se preveía, el competidor moderno, eficiente y atractivo que apresuró la desaparición de los viejos medios.

Pero, en algún momento, el creador se enamoró de su creatura; entonces, ABC Color dejó de ser meramente otra empresa para constituirse en la sede misma de la labor cotidiana de su director propietario. Aquel empresario se convirtió en periodista cuando comenzó a sentir la emoción de poder observar, juzgar, publicar e influir. Era inevitable que, yendo por esta vía, tocara nervios sensibles de la dictadura y tuviera que pagar por tal osadía.

Era hombre que demostraba amar la tierra en que nació. Tuvo y deja casa, familia, inversión económica y esfuerzo personal; creó numerosas fuentes de trabajo; fue solidario y recibió compensaciones. El adiós sensible y clamoroso que espontáneamente le dedicó el numeroso funcionariado de ABC Color en La Recoleta, es un homenaje del que pocos patrones podrían presumir.

Cuánto representó ABC Color en el periodismo nacional es algo que dirán mejor los historiadores. Por el momento, baste anotar algunos detalles ilustrativos, como por ejemplo, que, con anterioridad, nuestra prensa escrita no realizaba entrevistas, no utilizaba móviles, carecía de corresponsalías en el interior. ABC Color creó más opinión pública que ningún otro medio escrito precedente. Desde la segunda mitad de la dictadura de Stroessner y en las tres décadas democráticas que siguieron, su influencia fue y continúa siendo formidable.

¿Tiene detractores Aldo Zuccolillo? Por supuesto; se cuentan por centenas. ¿Admiradores? Pues, otro tanto. ¿Imitadores? Los habrá. Los primeros no podrán desalojarlo del sitial ganado; los segundos no lo encumbrarán más; los imitadores no lo alcanzarán en la escala. ¿Errores, defectos, vicios? Dejamos en otras manos su relevamiento, apunte y cita.

Sea como fuese, agrade o no, los que escriban la historia periodística y política del Paraguay tropezarán con su memoria una y otra vez. Hay que desear que en esos juicios prevalezcan la objetividad y el desapasionamiento, que es como conviene escribir la historia. De cualquier manera, es posible que transcurra mucho tiempo antes de que se estrechen los párrafos dedicados a su nombre, si es que ocurriese.

Fuente: ABC Color (Online)