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GUSTAVO LATERZA RIVAROLA

  RESERVADOS Y RESERVORIOS - Por GUSTAVO LATERZA RIVAROLA - Domingo, 25 de Noviembre de 2018


RESERVADOS Y RESERVORIOS - Por GUSTAVO LATERZA RIVAROLA - Domingo, 25 de Noviembre de 2018

RESERVADOS Y RESERVORIOS


 Por GUSTAVO LATERZA RIVAROLA

Un juez prohíbe que Gloria, pareja sentimental de Cucho Cabaña, acusado de cometer narcotráfico y recluido en la Agrupación Especializada de la Policía, lo visite, con lo cual aquel queda condenado a la castidad, sin juicio previo. En otros términos, Cucho se ve forzado, en este asunto, a hacerse justicia por mano propia.   

El togado opina que la Agrupación Especializada no es una penitenciaría, en lo que acierta, y que, por tanto, no tiene por qué ofrecer servicios especiales de “privadas”, en lo que yerra, siendo que se está allí por orden judicial y no por elección propia. La última medida fue confiscar las comodidades y viandas de los 11 pupilos del lugar. ¿Qué es realmente ese local? Un entendido me dice que es un local policial. Pero, ¿es un cuartel, un liceo, un posgrado? No, me aclaran, es una especie de reservorio de talentos policiales. 

“No vamos a convertir el reservorio en reservado”, habría manifestado el juez pesquisidor; pero se sabe que su impetuosa decisión tiene un motivo concreto. Dada la tragedia recientemente ocurrida en ese mismo lugar -el sangriento caso de Marcelo Pinheiro y su víctima Lidia, 17 veces apuñalada- muchos temen que a Cucho se le ocurra hacer lo mismo que su compatriota y colega profesional. 

Además, le señalan como eventual encubridor del recluso asesino, por cuanto no dio alarmas acerca de lo se estaba cometiendo en la celda contigua. Que en realidad no es reclusión ni es celda porque ese local no es penitenciario. Esto último debe quedar muy claro. 

A fin de probar técnicamente el supuesto, se envió al sitio a un equipo de investigadores; algunos para dar alaridos en lo que fue lugar del crimen y, otros, a poner orejas en los alrededores, a fin de verificar si los que estaban cerca pudieron oír o no lo que sucedió. Como los chillidos, aullidos y bramidos de los agentes del Ministerio Público fueron perfectamente audibles, ahora habrá que abrir otra causa. Demostrándose una vez más, de paso, la veracidad del viejo dicho “no hay peor sordo que el que no quiere ver”. 

Volviendo al tema del aislamiento moral y material de Cucho, sorprende singularmente que el mismo juez que ordenó esas restricciones también prohibe a los periodistas ingresar al reservorio policial, debido, dice, a la peligrosidad demostrada por los internos. Que no son presos ni están en una cárcel; que esto es preciso tener presente. 

La pregunta es: ¿por qué querría alguien de ahí adentro atentar contra la vida de un periodista? Formulada esta cuestión a un oficial, respondió que la institución policial entiende los deseos y la necesidad natural que siente todo ser humano adulto de llevar una vida sexual normal, o de acuchillar a un periodista, pero ése no es el lugar adecuado, que para eso hay otros. 

Sin embargo, antes del crimen no regía la veda sexual ni gastronómica. De las aflicciones sentimentales de los demás huéspedes no se sabe nada; aunque se presume que el obstáculo no ha de ser el dinero, precisamente, ya que para alojarse en ese lugar hace falta mucho respaldo económico. Porque, hay que recordar una vez más, no se trata de una penitenciaría; esto debe quedar fuera de dudas. 

Pregunta una dama si las parejas de esos huéspedes no pueden acaso exigir judicialmente su derecho al abrazo marital (como se decía antes, cuando se hablaba decentemente) con las garantías de privacidad, seguridad, instalaciones adecuadas, lechos confortables, provisión de insumos básicos y salubridad ambiental, considerando que ese no es un penal sino una especie de hostería policial. Pero las autoridades del local advierten que los suspiros, gemidos y euforias emitidos en una habitación podrían alborotar el colmenar. “Pero si los alaridos de los agonizantes no se oyen, los gemidos de los vivaces mucho menos”, acotó la dama. Objeción denegada. Pero, ¿en este país uno más uno suma dos? Depende, señora. No más preguntas, Señoría.

Fuente: ABC Color (Online)

www.abc.com.py

Sección: OPINIÓN

Domingo, 25 de Noviembre de 2018

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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