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MIGUEL RIGUAL
 


A modo de biografía

MIGUEL RIGUAL - VERSIÓN SIMPLIFICADAY OBJETIVA

La pequeña obra "Historia del Paraguay" del ilustre sacerdote español MIGUEL RIGUAL, editada en la década del 50 del siglo pasado, es una versión desapasionada y esclarecedora de nuestra historia y también de nuestra intrahistoria. En cierto modo sigue los lineamientos generales que perfilados por el primer historiador de la congregación bayonesa, Cipriano Oxibar, quien en su momento redactó una obra sobre la historia del Paraguay, donde hizo acopio de fuentes primarias y utilizó a su vez datos de los grandes historiadores paraguayos de su tiempo.

La historia escrita por el Padre Miguel Rigual -cuya brillantez intelectual opacó con su voto de humildad recluyéndose en el Seminario Apostólico San José, semillero de vocaciones sacerdotales para gente sin recursos para costear sus estudios- parte de los prolegómenos de la independencia nacional. Cómo tomó Velasco los acontecimientos que derivaron en la invasión napoleónica, su repercusión en Buenos Aires y los epifenómenos que llegaron hasta el Paraguay. Sobrio a la hora de bosquejar las batallas, definir caracteres, sopesar influencias. Sin excluir totalmente al Dr. Pedro Somellera -quien se atribuyó haber sido el numen del levantamiento- hace constar en forma fehaciente su concurso con la causa nacional desde el primer momento. Sin ser admirador de Francia, ese personaje amargo empero insoslayable de nuestra independencia, con la pulcritud de un sintoísta inscribe el haber y el debe de quien fue proclamado "Dictador Perpetuo y ser sin ejemplar". Tal vez haya caído en algunas exageraciones sobre algunos tópicos, como ser: la persecución a la Iglesia. Efraím Cardozo pone muy en claro esta cuestión. Hijo del despotismo ilustrado, fue refractario a la influencia espiritual en la conformación moral de una nación. Le preocupó más el capital inmobiliario ocioso de las órdenes y la confiscó. Creó en "compensación" una remuneración similar a la que recibían los miembros del clero seglar.

El paso del tiempo hizo que se tuviera que actualizar dicha obra y esta tarea correspondió a Bernardo Capdevielle, quien estudió intensamente las misiones o "doctrinas" del Paraguay.

Al abordar la tarea desempeñada por Carlos Antonio López, hace justa ponderación y destaca -muy especialmente- cierta benignidad que signó su ejecutoria que alivió el espíritu cívico de la ciudadanía. En estupenda sinopsis hace el recuento de su ciclópea de constructor material, anotando a su vez la tímida apertura política que halla su más alta expresión en el Catecismo de 1855, ajeno por completo al Catecismo de San Alberto -autoritario e imperial- que su hijo Francisco Solano López retiró aquél de circulación, reimplantando el de San Alberto ante la expectación ominosa de la ciudadanía. Llama tal vez más por didactismo, Constituciones al "Reglamento del año 1813" y también a la "Ley que establece la Administración Política del Paraguay" (1844).

El eminente constitucionalista argentino Germán Bidart Campos, tanto como Segundo Linares Quintana y Reinaldo Vanossi -por hablar sólo de tres- consideran que cuando no hay preámbulo -esto es relativamente discutible- ni una dogmática que consagre las garantías, derechos y obligaciones de los ciudadanos, así como una parte orgánica que establezca nítidamente la división de los poderes del Estado, son sólo documentos constitucionales originarios que aspira a reproducir la Constitución material del país. En realidad lo que don Carlos quería era organizar político-administrativamente a su novel Estado.

Luis Mariñas Otero, en su importante estudio "Las Constituciones del Paraguay" (Madrid, 1978), transcribe lo siguiente: "La obra de López es determinante en la historia de su Patria, bajo su gobierno se funda una escuela de Derecho, embrión de la futura Universidad Nacional, a cargo de Juan Andrés Gelly, formado en Buenos Aires. Se contrataron profesores extranjeros, como el español Ildefonso Bermejo, y la independencia paraguaya es reconocida por Bolivia y Chile. El Paraguay es un país aislado y casi desconocido, pero en 1860 dice Lamar Scheizer: "Ser paraguayo era ser alguien" (opus cit., 64: 78).

El relato de la guerra contra la Triple Alianza es impecable. Ningún epíteto está fuera de fila. Cada cual aparece como es: genio y figura. Exalta con serenidad al Gral. José Díaz, así como lo hizo a su tiempo con el Tte. Naval Andrés Herreros, precozmente muerto, formado en la Marina inglesa.

Sobre es su relatorio sobre la postguerra del 70, la Convención Nacional Constituyente, la sanción y promulgación de la Carta Magna y una pincelada de los gobiernos que mandaron bajo su libérrimo doctrinarismo. En un momento en que un pseudorevisionismo deforma los hechos que ya forman parte de la energía de la historia -hablando en el lenguaje de Le Bon (1841-1913)- confundiendo tendenciosamente la áspera crítica que en Europa merece el revisionismo pro-nazi que trata de ignorar el Holocausto, cabe divulgar un texto objetivo para que la juventud y el ciudadano común puedan leer críticamente un trabajo inspirado sólo en el amor a la verdad. Tanto el padre Rigual como el padre Marcelino Noutz -de quienes tuve por honra ser discípulo- eran hombres profundamente principistas y hacían recaer en la libertad el valor fundante de la persona. Noutz decía que la libertad era hasta imperiosa-mente biológica, poniendo como "petición de principio" para cualquier discusión ulterior, lo que denominaba la "ley del nido". Decía Noutz que los pichones, apenas alcanzan a volar, dejan el nido sin olvidar -momo ha señalado un biólogo inglés- el "altruismo biológico" por el cual la madre, cuando percibe que el ave rapaz circunda el nido, sale a volar para atraer sobre sí el apetito del intruso. Esto se enseñaba en el Colegio de San José en la década del 60, cuando por aquí la etología aún no tenía carta de ciudadanía de ciencia de la conducta animal, homologable a la conducta humana. No olvidemos que recién Konrad Lorenz obtuvo reconocimiento oficial en 1973 cuando mereció con sus colaboradores el Premio Nobel.

ROQUE VALLEJOS

Presidente de la Academia Paraguaya de la Lengua Española.

Académico Correspondiente de la Real Academia.

Fuente: HISTORIA PARAGUAYA. Por MIGUEL RIGUAL. Colección: Hacia un país de lectores. Edición autorizada por: F.V.D.. Edición al cuidado de ROQUE VALLEJOS. Editorial El Lector, Asunción-Paraguay 2002 (129 páginas).



MIGUEL RIGUAL

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