Era el 15 de setiembre de 1974. En Londres moría Luis Alberto del Paraná. Mientras la patria empezaba a ponerse de luto aquel domingo, por haber perdido a su cantor más universal, la poeta sanjosiana -sin saber aún la triste noticia-, HERMAS CÁCERES ACUÑA vivía uno de los días más emotivos e inolvidables de su vida: recibía el disco en el que LOS FOLKLORISTAS DE AMÉRICA -conjunto del arpista ENRIQUE SAMANIEGO-, le habían grabado por primera vez un tema, NO ME OLVIDES. La música había salido de la inspiración del compositor y músico sanlorenzano DARÍO BENÍTEZ FERRARI.
Un tiempo después, hubo un festival en San José. Allí estuvieron Los folkloristas de América, junto a Benítez Ferrari. En medio de la fiesta en que la música paraguaya era la estrella que brillaba con luces propias a través de los intérpretes convocados para esa fiesta de la cultura popular, en un momento dado, Darío le sugirió a Hermas que escribiera unos versos a su pueblo. La música quedaría a su cargo.
-¿Y qué es lo que yo puedo decir?-, le preguntó ella, sorprendida aunque animada por la posibilidad que le abría la propuesta del que empezaba a conocer esa tierra sobre todo desde el amor de una mujer del lugar.
-Está el ykua ka'aguy, que tenés que mencionar-, le contestó.
De ahí en más, Hermas puso manos a la obra, al poema, mejor dicho. No durmió dos noches escribiendo y borrando, avanzando y deteniéndose. Quería algo que expresara la identidad de su pueblo amado y, que, al mismo tiempo estuviera vinculado a su historia personal.
El Ykua ka'aguy, que está en el barrio San Antonio, en una altura, se ubicó en un lugar privilegiado. El korochire de la comarca, con su canto inconfundible, también quedó a orillas del final del estribillo octosilábico.
Al tercer día, cuando ya la obra estaba concluida, le llamó a DARÍO BENÍTEZ FERRARI y le contó que la poesía estaba lista. Entusiasmado, el compositor escuchó su lectura desde el otro lado de la línea telefónica.
-Haceme llegar inmediatamente para que le ponga la música-, le pidió.
Al poco tiempo, A mi pueblo San José tenía ya el ropaje con el que empezó a conquistar a los sanjosianos primero -porque se sentían retratados en los versos y, además, les llegaba la música-, y a extenderse en el afecto de muchos no oriundos del lugar. Los intérpretes empezaron a grabarlo también.
Hermas Cáceres Acuña es también autora de AKO ÑANDE YHAGUY, MA'ERÃ CHE MBOYKE, AHAKUETÉVO NDEHEGUI, JOAYHU ÑEMIHAPEMI y BELLOS SENTIMIENTOS, entre otras obras, con diversos coautores.
A mi pueblo San José alcanzó el éxito que otras composiciones, dedicadas a la misma comunidad por otros autores, no pudieron lograr, pese a sus esfuerzos. La canción tiene su propio ángel y vuela sola en el gusto popular.