VERDADES DEL BARQUERO - TOMO I
LEYENDAS QUE SE DERRUMBAN, MISIÓN HISTÓRICA
DEL PARTIDO LIBERAL DEL PARAGUAY
Por ARTURO BORDÓN
Asunción – Paraguay
1962 (279 páginas)
SUMARIO
Voces amigas
CAPITULO I
Los partidos tradicionales del Paraguay
CAPITULO II
Temas democráticos y electorales
CAPITULO III
Instrucción publica. Una leyenda que se desploma.
CAPITULO IV
Puentes y Caminos
CAPITULO V
Preparación militar y la Guerra del Chaco
Voces amigas (continuación)
A MANERA DE EXPLICACIÓN
Para satisfacción de mis lectores, reúno en un haz la serie de artículos histórico-politicos aparecidos el “Tribuna Liberal” bajo el titulo de “Verdades del Barquero”
Los doy a luz, con toda su pureza original, sin pulimento, ya que ellos fueron escritos en el trajinar por la vida y con la premura que el devorar diario que la imprenta exige. Los malhilvanados conceptos y expresiones que puedan contener esos artículos, los dejo a merced de la indulgencia de quienes lo lean.
Al escribirlos, aprovechando la pequeña válvula de escape abierta a la libertad de prensa – que yacía envuelta en densa y prolongada neblina – entré a batallar por la verdad histórica, deformada y maltrecha en el proceso de obscurantismo impuesto en el monologo exclusivista y despiadado de nuestros adversarios políticos.
Desafié la prepotencia con mi frágil pero enhiesta pluma – pura como mi corazón – que la puse al servicio de la verdad y del Partido Liberal, norte de mis ideales y ensueños ciudadanos.
Creo haber rectificado muchos errores y demolido falsas leyendas. Es la mejor satisfacción para el espíritu.
F. F. BORDÓN
VOCES AMIGAS
(De una carta del Dr. ALEJANDRO ARCE)
“En una conversación de amigos, el otro día, alguien me pidió una opinión sobre los artículos que publica “Tribuna Liberal” titulados LAS VERDADES DEL BARQUERO
Sobre ese particular expresé esta opinión: que he seguido con interés la relación que sobre el desenvolvimiento político de nuestro país se publica con minuciosidad y precisión, cosa difícil por la falta de información de unos, o desconocimiento cierto de hechos narrativos, al que el tiempo puede opacar, agrandar o disminuir.
Pero, como cuando en este caso, las cosas son tratadas con objetividad y ausencia de personalismos, solo ceñida a la verdad de los hechos, lo expuesto cobra el valor de una catedra de historia política de nuestro país.
Bien vale la pena reunir estos artículos en un volumen para difusión de su contenido entre nuestra juventud y la mayoría de los mayores, a quienes buena falta hace conocer muchas verdades.
Mis felicitaciones sinceras, estimado Dr. Bordón por el delicado e importante trabajo que dedicó su erudición y patriotismo”
Su amigo
Alejandro Arce
Del Dr. GERÓNIMO RIART
“LAS VERDADES DEL BARQUERO”, tienen excepcional merito de ilustrar sobre acontecimientos históricos posteriores a 1870, en forma sencilla y clara, accesible a personas de las más diversas culturas. En el fondo no constituye sino una narración documentada de los acontecimientos políticos del Paraguay contemporáneo.
“La publicación de un libro de las VERDADES DEL BARQUERO, servirá para evitar que tan valioso aporte a la historia patria se salven del olvido”
Del Dr. EFRAIM CARDOZO
Poco a poco la espesa obscuridad va disipándose. Las mentiras acumuladas durante veinte años de absolutismo se desmoronan una por una al golpe de la pica de la verdad histórica. En esa labor de limpieza mental Arturo Bordón ocupa un lugar de primera línea. Diariamente las verdades del barquero fueron propagándose como las ondas sonoras de una campana llegando a todos los oídos y rompiendo no pocos tímpanos hechos para no querer escuchar. Esa voz ha tenido muchos ecos pero ninguna replica, como no fuera la habitual de la mentira: el insulto. Y la verdad es que no cabía otra respuesta por quienes quisieron entronizar para la eternidad a la desfiguración de la historia. Lo que Arturo Bordón ha venido diciendo día a día no era sino la simple y elemental verdad, apoyada en documentos, testificada por las generaciones pasadas y presentes. Ahora esos artículos se reúnen en un volumen y bien hace su autor en conservar su prístina forma, pues así siguen teniendo el calor y la luz de las cosas que nacen sin esfuerzo y no necesitan de alardes de presentación para ser lo que son. Con todo, corresponde alabar la fluidez, la limpieza, el colorido de su estilo hecho para todas las inteligencias, así como la perfecta concatenación lógica de todas sus demostraciones. Si no supiéramos lo que es el jadeo de la cotidiana labor periodística, en que el reloj es un tirano, podríamos decir que muchos de estos capítulos improvisados, casi al correr, fueran frutos de trabajosa elaboración, en tranquilo ambiente y sobrado tiempo. En realidad, lo son, porque Arturo Bordón con su galana y fácil pluma, una de las mejores del periodismo paraguayo de todos los tiempos, no ha hecho sino hacer hablar a la voz de los años y de las décadas. Su libro es un anticipo de la gran historia del Paraguay contemporáneo.
Efraín Cardozo
Del Dr. CARLOS R. CENTURIÓN
Servir a la historia es servir a la verdad. Tal la misión cumplida, diariamente, desde las columnas de “Tribuna Liberal”, por F. Arturo Bordón. Bien, pues, está que la colección de sus trabajos aparecidos bajo el titulo genérico de “Las Verdades del Barquero”, sea, ahora, editada en libro.
Una propaganda sistemática, inspirada por intereses bastardos, desprovista de toda base cierta, prolongada en el tiempo y en el espacio con una impunidad asegurada por la fuerza sin justicia, ha buscado formar equivocada conciencia histórica y política en nuestro país. Los jóvenes de hoy, quienes no escucharon sino una sola voz, apasionada y mentirosa, durante muchos años, pudieron ser engañados; más, la pluma ágil, llana y valiente de F. Arturo Bordón, empapada en la realidad evidente que fluye de documentos y testigos indudables, restableció la filiación de los pretéritos sucesos discutidos e iluminó el pasado de la Patria, dejando al descubierto la verdad.
Si la obra de los propagandistas de la mentira interesada solamente ha servido para estimular la discordia y, acaso, el oído entre hermanos, la labor discriminativa, serena y metódica de este periodo nato, al descorrer el velo nubiloso, disipó falsas creencias y devolvió al espíritu ciudadano la tranquilidad inspirada por el conocimiento exacto de hechos y personas que constituyen la trama de la historia paraguaya.
Tal labor puede servir de base, en adelante, al necesario y anhelado recíproco respecto, fundamento de la convivencia social y de la unidad del pueblo, cuyo más precioso fruto habrá de ser, en el tiempo, el progreso nacional cimentado en el equilibrio de la libertad.
Del Dr. ALEJANDRINO MEZA
(Párrafos de una carta)
“Como espinas carga un rosal, hay verdades que halagan o punzan a quienes corresponda. LAS VERDADES DEL BARQUERO son de ellas. Son también las del BARQUERO, así con mayúscula. ¿Quién es este? Amigos y adversarios lo tienen bautizado con tal nombre a un periodista por antonomasia, el mejor documentado que haya conocido nuestro país. BARQUERO tiene ahora categoría de nombre propio y, como vocablo, es un poco menos que sinónimo de verdad histórica.
El periodista que lo lleva se especializa en historiar nuestra política. Tiene la temible vocación de demoler a los que bastardean la historia patria haciendo política de ella.
Su parque de guerra está lleno de pruebas documentales. Las exhibe casi sin comentarios. A documento limpio logra arrollar espectacularmente todas las patrañas “nacionalistas” que, desde hace años, vienen envenenando la mente desprevenida de nuestra juventud.
A sus adversos no les deja más beligerancia que al del gracejo o la injuria. Y esto constituye otra de las pruebas de sus verdades del Barquero”
De LUIS DEL CAMPO
Las “Verdades del Barquero” – que se ganaron la simpatía de la ciudadanía que aspira a que prive en nuestro país un régimen constitucional son cortapisas ni disfraces – han hecho, quizás sin pensar en estos objetivos mediatos, varios servicios al país, llamando a cosas y casos, hechos y episodios, por su nombre, con voz, clara, a veces ruda, pero siempre franca – lo que es de aplaudir – sin miedo.
Esto de demostrar que quien tenga valor puede escribir verdades sin temor, es uno de ellos. Gobierno que, con o sin estado de sitio, permite que una hoja haga algo más que ensalzar virtudes de los mandatarios, es gobierno que se a alejado, que se va retirando, de los sistemas represivos bárbaros, dentro de los cuales las verdades no caben. Es otro servicio que “el barquero” ha hecho, aun sin quererlo, a gobernantes y gobernados. Sirven estos hechos como índices inequívocos de que el clima en que vive se va despejando, paulatinamente, de densos nubarrones.
Enseñar a las generaciones nuevas que no todo cuanto se les ha afirmado como axiomático constituye la verdad histórica, sino que ella tiene matices diversos, atenuantes o agravantes, según el caso, y que es materia que aún hay que dilucidar con justicia e imparcialidad es otro servicio no menos importante.
Defender a quienes, por haber desaparecido, no pueden ejercitar el derecho de legítima defensa, ante despiadados ataques de la tolerancia el sofisma esgrimen, a veces despiadadamente, es otra noble labor donde la pluma del “Barquero” se ha lucido. Digno de respeto y aplausos es el periodista que sin más armas que la verdad y la nobleza del alma, sabe poner a cubierto de ultrajes a quienes, sin voz ni brazos para luchar, son atacados por quienes no se atrevieron o no tendrían hoy el ánimo de zaherirlos si vivieran.
Sin ofensas, sin dicterios innecesarios entre gente civilizada – que pueden dialogar como caballeros – expresar la verdad, es dictar cátedra de periodismo moderno y culto. Servicio inmenso que en país donde la polémica suele ser agria y destemplada sino llena de ofensas, ha hecho el “el barquero” al periodismo nacional.
Hay que agradecerle seguramente otros servicios, además de los señalados, pero con los enunciados, basta. Ojalá nuestros escritores publicistas y periodistas puedan exhibir también esos atributos siempre y que, de todos los sectores, con fluida pero educada voz, se entrecrucen solamente verdades, para que el intercambio de ellas, de manera gentil y mesurada, salten las consecuencias que hagan posible que el tono y el clima de nuestras eternas diferencias permitan un constante dialogar sobre asuntos útiles, constructivos y patrióticos.
He aquí porque este libro será leído con atención, por tirios y troyanos y perdurará por su equilibrio, sus propósitos moralizadores y – por sobre todo – por la luz que arrojan sus verdades.
Luis del Campo
Del Dr. CARLOS A. LEVI RUFFINELLI
Valiosa, muy valiosa desde diversos puntos de vista, es la obra, que Arturo Bordón publicara antes bajo el título de “VERDADES DEL BARQUERO” y que ahora llega a la consideración de la ciudadanía en forma de libro.
ARTURO BORDON prefiere hacer historia, y referir hechos del pasado con la mayor objetividad e imparcialidad, dejando al lector amplio campo para reflexionar sobre los sucesos, y deducir de ellos la enseñanza que la historia prodiga a quienes la estudian.
Pero no se crea que por ello eluda la polémica viva ni el lenguaje ardiente que exige la réplica a aquellos que hacen del pasado inamovible una cuestión política, y pretenden vanamente tergiversar hechos definitivamente juzgados, para adecuarlos a sus minúsculos intereses. En tren de lucha política, Arturo Bordón dice con claridad verdades muy claras. Quienes conocemos los riesgos que implica tal actitud, no podemos sino admirar y aplaudir el valor cívico que ello involucra.
En la obra de Arturo Bordón puede el ciudadano leer la historia política de nuestra nación, narrada en forma veraz y amena. Con tales elementos de juicio, todo paraguayo de bien puede conocer a fondo los errores y aciertos del pasado, preparándose acabadamente para no reincidir en los primeros y para perfeccionar los segundos.
Quienes así hagan, y deduzcan de la obra de Arturo Bordón enseñanzas que les permitan servir con mayor eficacia y abnegación a los altos intereses de la nación toda, responderán seguramente a los más íntimos deseos que alientan en el espíritu de Arturo Bordón al concretar con indomable voluntad de servicio esta obra cuya lectura recomendamos a todos.
Carlos A. Levi Ruffinelli
De una carta del Dr. JUSTO P. BENITEZ
He leído rápidamente los originales ardientes de su obra “Verdades del Barquero”. No me atrevería a intervenir en la polémica que Ud. Provoca con su trabajo. Estoy demasiado lejos para eso. Pero quiero aprovechar la oportunidad para felicitarle por su valiente actitud por la magnifica defensa que hace del Partido Liberal, en cuyo seno ha nacido, crecido y vivido. Hubiera deseado marginar su trabajo con un ensayo sobre las ideas que han precedido el nacimiento, alimentado la vida e ilustrado la trayectoria del grande y glorioso Partido Liberal. Hacía falta una defensa de su actuación histórica tan calumniada, Ud. La hace con la base documental y prosa galana. Calumniado, sin posibilidad de réplica, en un ambiente oprimido y totalitario, los ataques no le hacen mello ni pueden disminuir su misión histórica de órgano necesario de la república, y custodio insuperado de sus libertadores. El liberalismo es una corriente civilizadora y progresista del Paraguay; sin él no existirá nuestra democracia. Vale decir que es una constante histórica, y un fermento; un farallón y un impulso; realiza el milagro de la idea animadora de la colectividad. La tiranía nunca podrá apagarla. Es Ud. Hoy uno de sus paladines.
Su es condiscípulo de más de medio siglo.
Justo P. Benítez
S/c Rua Barata Ribeiro 727, apto. 302 – COPACABANA
UN CAMBIO DE CARTAS EN LAS VERDADES DEL BARQUERO
Hacemos un paréntesis, en la campaña de revisionismo histórico empeñada por esta hoja, bajo el título del acápite, para publicar las cartas intercambiables entre nuestro Director y el Redactor a cuyo cargo se halla la sección de referencia.
He aquí el texto de ambas cartas:
“El Director de TRIBUNA LIBERAL saluda cordialmente al amigo el Barquero Caronte de “Tribuna Liberal” que cruza todos los días el Lago Estigia de la mentira colorada y con su carga trágica ha demolido 30 años de mistificaciones.
Al mismo tiempo como un modesto recuerdo, le envía el obsequio que se acompaña.”
Asunción, Agosto 11 de 1961
Sr. Dr. LUCIO F. MENDONCA
Mi estimado Director amigo
En mis manos un estuche, conteniendo un juego de lapicera de oro Parker, y una misiva que lo acompaña. Mil gracias.
Sus conceptos tan generosos, me emocionan y me llenan de sobrado orgullo, tanto más en nuestro tiempo en que la gratitud es flor rara – a veces espina en forma de vituperio –. Sus palabras me confortan y me alientan para seguir ilustrando a nuestra juventud, traerle un poco de luz, después de esa larga noche de mistificaciones como bien lo dijo Ud.
Escribo la síntesis de nuestro acaecer político, con desnudez y veracidad – como corresponde a toda pluma honesta – pero poseído de toda amargura o rencor. No me mueve otro objetivo que carpir el abrojal de la mentira con la hoz de la verdad histórica.
Me duele, muchas veces, remover las cenizas del pasado; pero, hago míos los conceptos del adversario – de su vocero Patria – cuando dijo que debemos mantener “fresco el recuerdo de los ciudadanos, sobre estos episodios del pasado y tratando que las nuevas generaciones conozcan algo de lo que no saben, para que no caigan en la tentación de seguir por sendas similares” (editorial del 9 de marzo de 1959) , y porque no se puede negar a la juventud “la oportunidad de conocer la historia de su Patria” (editorial del 17 de junio del mismo año), conceptos que recientemente hemos visto avalar – al rememorar la tiranía peronista – el diario “La Prensa”, de Buenos Aires, esa alta cátedra americana, tan vilipendiada por los de ese régimen.
Si, mi amigo Director, el entusiasmo me ha llevado más allá de mi propósito. Solo quiero decirle que Ud. Ha premiado, únicamente por amabilidad, la labor que me ha impuesto mi conciencia como militante entusiasta del gran Partido Liberal y como rama que soy de uno de sus próceres legítimos. Sus conceptos inmerecidos hacia mi pluma acrecentarán el acervo moral que traspasaréa mis hijos…
Mil veces Gracias, Director y Amigo.
F. ARTURO BORDON
Asunción, Agosto 15 de 1961
(“Tribuna Liberal”, 27 de Agosto de 1961)
