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LOS CAÑADONES DE BOQUERON
Era un nueve de setiembre
del año treinta y dos,
la hueste boliviana vencida en Pitiantuta
invade Boquerón.
El León Guaraní sacude su melena
para dar escarmiento al águila invasor.
Cañones y metrallas abrieron
sus bocas de fuego mortal,
buscando al enemigo que llegaba
a traernos la guerra y matar.
Boquerón de pronto convertido
en erupción volcánica fatal.
Veinte días de lucha sin descanso
desangraba a cada contendor,
sin ceder Bolivia en su esfuerzo,
de mantenerse fuerte en Boquerón.
Las trincheras se colmaban de muertos
la sed también llenaba de terror.
Cañadones de sangre saturados
de voces y quejidos dolientes,
resueltos a morir como varones
soldados, sargentos y oficiales.
La tierra se viste de crespones
y el corazón de las madres de dolor.
Oh... Cuántos hermanos míos
se cubrieron de gloria en Boquerón,
muertos de sed en los caminos
sin poder alcanzarle la salvación.
Soldados bizarros que dejaron
ejemplos de heroísmo y de valor.
Se rindieron las huestes bolivianas
y banderas blancas flamearon por doquier.
Sus trincheras estaban destrozadas,
todo terminaba, agua y proyectil.
Aquel 29 de setiembre honor para mi patria
loor para el vencido en Boquerón.
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Ladislao Bustamente Rodríguez
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Amplio resumen de autores y obras
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