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  DEL PARAGUAY PROFUNDO Nš 10 - REVISTA DIGITAL FA-RE-MI


DEL PARAGUAY PROFUNDO Nš 10 - REVISTA DIGITAL FA-RE-MI

DEL PARAGUAY PROFUNDO Nº 10

Fotografía de FERNANDO ALLEN

 

FIGURAS DE AYER Y DE HOY

DAVID ZOOK

UN MILITAR EN SU TINTA (X)

por:  CÉSAR GONZÁLEZ PÁEZ

cesarpaez@yagua.com.py

 

Es amplia la bibliografía de la Guerra del Chaco, y ello es un buen síntoma para un pueblo que quiere rescatar su historia. Entre los historiadores foráneos que se han ocupado del tema encontramos a David Zook (1930), de nacionalidad norteamericana. Nació en Ohio y cursó estudios de sicología aplicados a asuntos de guerra en la Psychological Warfare School, de Estados Unidos. También participó en comisiones de guerra sicológica en el Lejano Oriente, durante la campaña de Corea. Tiene un curriculum impresionante de cursos y diplomas que hasta lo encontramos como graduado como Doctor en Filosofía y en una incursion en aulas de Bellas Artes.

Este hombre, al que no conocemos, pero que suponemos inquieto investigador, se interesó en la contienda del Chaco, que volcó en un libro llamado THE CONDUCT OF CHACO WAR, QUE salió publicado en 1960 en Nueva York, bajo el sello BOOKMAN ASSOCIATES. También encontramos un perfil en THE GENERALSHIP OF JOSÉ FÉLIX ESTIGARRIBIA, que apareció en la MILITARY REVIEW XI, publicada en 1960. Un año después publica AIRPOWER IN THE CHACO WAR, que salió en la publicación AIRPOWER HISTORIAN.

Cuando se cita bibliografía tan lejana en el tiempo, los estudiosos suelen sentirse decepcionados de no poder acceder a dicha documentación. La buena noticia es que uno de esos materiales ha sido reeditado por la Editorial El Lector. Se trata de estos materiales citados anteriormente, que fueron traducidos en su oportunidad por PABLO MAX INSFRÁN, cuando se desempeñaba como profesor en la Universidad de Texas.

El libro LA CONDUCCIÓN EN LA GUERRA DEL CHACO se caracteriza por la imparcialidad de la investigación. En efecto, libre de apasionamientos, el autor realiza un análisis de conjunto, abarcando aspectos militares, políticos y diplomáticos. Debemos considerar su autorizada opinión, ya que también el autor fue militar. El mismo Zook sostiene que “la Guerra del Chaco es el más enigmático de todos los conflictos americanos. Han surgido de ella tantas ideas y conceptos equivocados, que refutar cada uno de estos errores sería trabajo interminable”.

Entonces escuchemos esta campana, esta interpretación de los hechos verificados por un investigador imparcial, que sintió admiración por esos soldados que, en medio de las más agotadoras privaciones, supieron defenderse. Ellos, dice el autor, pertenecen a las más altas tradiciones del hombre libre que lucha por una causa considerada por él como justa.

(xx) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal), 

30-IX-1-X- de 2000 (Asunción, Paraguay).

 

 

 

EL VÍA CRUCIS DE RESIDENTAS Y DESTINADAS (x)

Por  LUIS VERÓN

 

Paralelamente a las batallas libradas en los campos, esteros, valles y montes del Paraguay, un ejército de mujeres libraban otra, tan terrible como las primeras, pero en circunstancias no menos penosas, contra un enemigo común, la muerte, el dolor, el sufrimiento, el hambre. Eran las “residentas” y “destinadas”, entre las que se encontraban anónimas mujeres de pueblo y miembros de las principales familias del Paraguay de entonces.

Las pocas cosas que se conocen de las penurias del pueblo involucrado en la contienda contra la Triple Alianza fueron transmitidas de generación en generación, y a lo largo del casi siglo y medio que transcurrió desde aquel terrible lustro, fueron desdibujándose detrás de un velo de olvido.

Hace algunos años, el historiador Manuel Peña Villamil desempolvó unos papeles familiares, entre los que encontró un ajado manuscrito que perteneció a su abuela doña Silvia Cordal de Villamil, en el que ella cuenta con hondo dramatismo los penosos avatares que le tocaron vivir, junto con su madre y otras mujeres de su entorno familiar. El relato pinta el drama de las residentas y destinadas durante los últimos meses de la guerra.

“La diferencia entre residentas y destinadas durante la guerra –dice Peña Villamil- era más aparente que real, pues las unía un destino común: la muerte o el hambre”.

Sobre las residentas, cuenta que se las conocía también como “itanto hu´yva” (la que no tiene culpa), para indicar a las personas que huían de sus pueblos y campos a medida que el ejército de la alianza avanzaba en persecución de López”.

LOS RECUERDOS DE SILVIA

Silvia Cordal de Villamil escribió sus apuntes destinados a sus tres hijos: Francisco, Fernando y Pepita Villamil Cordal. Parte de su relato, crudo y dramático, y con la carga testimonial intrínseca, transcribimos tal como fue escrito, con los defectos ortográficos y de puntuación, y con puntos suspensivos entre paréntesis para indicar las partes ilegibles y rotas. Dada la tiranía del espacio, los saltos de parráfos van con puntos entre paréntesis en negrita:

Cuenta Silvia Cordal: ”Mi pobre madre salió de Asunción con sus tres hijas a Itaugua y allí estuvimos un tiempo pero después seguimos viaje para Piribebuy en donde cayó presa, estuvo en la cárcel por una delación pues entonces el peor delito era ser gente decente y sobre todo tener fortuna” (...).

”Un buen día le dieron la orden de destierro y todavía más arrancándoles sus tres hijas, yo hera la  mayor de seis i ciete años las otras do más chicas” (...).

Allí empezó nuestra desgracia (...) hijos míos felices vosotros que no han provado esta clase de desgracia, quedamos al cuidado de una esclava pero este nos es el nombre que se le debe dar pues en aquella epoca era tan raro ver una persona con corazón como el que tenía esta Santa mujer bella se privava de los pocos alimentos que podía alcanzar para darnos a nosotros gracias a Dios mio. Despues seguimos nuestra peregrinación dos meses estuvimos en Pirivevuy ya pasando mucha hambre alli aprendimos a comer naranjas agria. Despues fuimos entregadas a un matrimonio ya viejo en un departamento del mismo punto que se llamaba Guazurocay alli estariamos unos seis meses cuando una dia la esclava nos sacó de aquel punto para livramos de los enemigos esto que ella decia, y hasta que un dia encontramos a dos tías Emerenciana y Carolina que huian siguiendo a Lopez porque estas cuidaban a las hijas del tio José Falcon que entonces este señor era ministro de Lopez y al pasar un arroyo nos vio y como viera que la esclava estaba por pasar con las tres criaturas, estas otra iban en una carreta nos pidio para alzarnos pero ellas nonos conocian una vez que pasamos nos pregunto quienes eramos, yo como mayor y sabia hablar le conté que heramos hija de Carmen Gill de Cordal, ellas no salian del gustazo que recibian al poder recoger las hijas de una hermana que recien halli savian la desgracia de mi madre, dormimos con ellas y nos dio de comer una pulenta de arina de palmas cuando amanecio el dia siguiente las dos Señoras le digeron a la esclava que ellas se recibian de estas desgraciadas y que ella podia seguir a donde quiciera, no pasaria dos horas que la pobre mujer se havia despedido de nosotras y llorando sin conzuelo nos dejo y unos momentos despues recibian la orden del Mariscal que quien le había autorizado a recogernos y que nos vajaran inmediatamente y siguieran ellas como siempre tras del ejercito y no tuvieron mas remedio que habandonarnos y a quien recomendarnos, cuando que todos se iban, quedamos solitas las tres que serian desde las diez de la mañana hasta las ocho de la noche bajo un albor,  y yo hesa mañana le pedia a Dios que nos diese de comer y que yo le prometia que cuando encontrace que comer no despreciaria nada, a eso de medio dia paso una mujer nos dio una naranja, y saven mis hijos quien hera esta, Carlota Decoud de Calcenas prima hermana de mi padre y como no tuvo corazón esta para recogernos, pues, mis hijos, se fue nomas havandonandonos otraves, despues de la vuelta mi santa madre le reprochava y ella contesto que ci no nos recogio fue para que no la comprometieramos.

A la ocho de la noche volvia la esclava que mis tias havian alcanzado y le contaron lo que havia pasado cuando nos encontro vajo el albor nos lleno de besos y abrazos y nos preguntava ci la haviamos estrañado mucho, como no si hera la mujer que tenia corazon para nosotras, esa misma noche al pedir posada en una casa encontramos entre ellas a la madre y la hija de la esclava por suerte este encuentro pues desde ese dia la esclava tenia con quien dejarnos para ella poder salir a vuscarnos que comer, se hiba de madrugada al monte y al caer la tarde volvía con un atado de naranjas agrias y yo de dia recogia guesos en cantidad y hacia juego y los guesos los ponia al juego y cuando ya estaban bien quemados los sacava y los pisava y esto comia la madre de la esclava y las cuatro criaturas hasta que volvía Dolores, este es el nombre de esta gran mujer. haci anduvimos hasta llegar a Igatimi que ce le murio primero la hija a Dolores, pero yo que llorava con ella me decia dejala que ce muera haci ya descanza. Y la enterramos vajo un albor, no pasarian (…) dias que mi hermana Elisa le dio como una descompostura y en ello (…) a entonces se vio la desesperacion de Dolores, estavamos en Ygatimi y ha (…) encontravan muchas familias (…) la consolavan a Dolores pero esta (…) no tenía conzuelo pues decia y que le digo a la madre que una de sus hijas se me ha muerto y de que, pobre Santo Dios ya te havia dado el premio por havernos cuidado tanto.

Despues de estas desgracias seguimos como ciempre al ejercito pero nosotros llegavamos y mañana volvia a marchar Lopez, haci es que siempre quedavamos atras.

Una mañana o mas bien tarde seria la cinco de la tarde fue llamada Dolores a la casa de Lopez y que nos llevara y fuimos y alli lo conoci, hera vajo retacon y estaba con un Señor vestido de militar alto delgado y este señor nos reconocio y le dijo que lo que teniamos era hambre entonces llamo y dijo al que venia que llamasen a la madama como le decian en el Paraguay y vi venir una hermosa mujer que a mi no me acavava de llamar la atencion la hermosura, el vestir de ella, en fin todo y ella nos besa y preguntó quienes heramos, el le hablo y le dijo que nos diera algo para el viaje pues que nos hiba a mandar entregar a nuestra madre, saben hijos que nos dio una botella de caña, que por cierto tuvo bien tino Dolores de no empezar a tomar pero lo llevamos, el señor que nos reconoció fue Cirilo Solalinde, que hera el medico de Lopez y este despues le conta (…) a mamá.

Al dia siguiente nos pusimos en viaje contenticimos la esclava y yo y Clementina, el viaje que hicimos en ocho dias y el dia antes de llegar a Espadin al caer la tarde estavamos sentada en la cumbre de un cerro cuando mi hermana Clementina le dice: Lolo pues nosotras haci la llamavamos, saves que yo no voy a ver a mamá y mañana cuando lleguen hella que ciempre tiene la alacena llena de chipa biscochuelo y rosquetas Uds. comeran, acuerdensen de mi yo que tanto quiero comer, adios nos dijo y se acosto, cerró los ojos y ce quedó dormida pero era para siempre, cuando Lolo se acerco y la alzo ya estava muerta, yo hera una chica pero tenia un corazon de viejo, pues viendola muerta a la última hermana desde el dia siguiente ya no pude mover hamaneci toda inchada a mi hermana la enterramos en el serro de Espadin y para cavar la tumba tuvo Lolo que pagar con la botella de caña que nos dio la Linche. En la mañana siguiente viendo la esclava que no me podia mover me alzo y mas bien corria pues decia llorando conmigo tambien tu me vas a abandonar, esto no puede cer y corria y la pobre vieja madre de ella atras de nosotras, al fin lleganmos a la cinco de la tarde en el punto en donde estaban las destinadas cuando Lolo preguntó si no estava doña Carmelita Gill cuando en coro le dicen que preguntaban por ella, en ese momento se estaba bañando con otras compañeras de infortunio, a mi madre la mimavan pues con razon hera la que mantenia a mas de quince familias, cuando una a una de sus hijas se morian de hambre, o Providencia tu savias lo que haciás.

Cuando mi madre me reconoció empezo por abrazarme y preguntarle a Lolo por sus otras hijas, esta madre en su desesperacion al saver que sus hijas havian muerto de hambre, povre mi mamá querida yo no savia entonces lo que hera el amor a los hijos hoy que yo soy madre comprendo y no acavo de salir de mi sorpresa como una puede recistir y porque no, cuando una tiene su gran fe en su Dios, es el unico que save graduar el corazon humano y haci como nos manda los travajos haci tambien nos sostiene y nos conzuela en nuestro gran dolor”.

Luego que doña Carmen Gill viuda de Cordal –su marido había muerto a consecuencias de heridas sufridas en Tuyuti- se reunió con su hija, comenzó sus esfuerzos por huir. Primero contactó con los indígenas lugareños, quienes trataron de ponerla a salvo, pero luego se encontraron nuevamente con los restos del ejercito de López. Pasado algún tiempo, poco después del Año Nuevo de 1870, consiguieron huir, yendo a Villa de San Pedro, y de allí salieron de regreso a Asunción

Fuente: ”Silvia”, Manuel Peña Villamil-Roberto Quevedo, Criterio Ediciones, 1987.

(x) Del diarioABC COLOR, 29 de abril de 2001 (Asunción, Paraguay).

 

 

 

CANTOS GUERREROS (X)

por: LUIS VERÓN

 

Tal vez la necesidad de olvidar –un mecanismo de autodefensa- el terrible drama que significó el sangriento lustro de la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay, hizo que no surgieran tantas producciones literarias sobre el conflicto y su sufrimiento por el pueblo (o de lo que quedaba del pueblo paraguayo). Ciento treinta y tantos años después, un bardo hace oír sus cantos de Tirteo en homenaje de aquellos anónimos héroes y olvidados.

Desde hoy, y durante varios domingos, acompañando la publicación de los fascículos de la Guerra de la Triple Alianza, escrito por Jorge Rubiani, y con el propósito de recordar los hechos heróicos de nuestro pueblo en los momentos aciagos de su existencia, iremos entregando una serie de poemas en guaraní, denominada: Ñorairö ñemombe´u Guerra Guasúrö guare, guarani ñe´épu joapype (Crónicas rimadas de las batallas de la Guerra Grande, en guaraní), de la autoría del poeta compatriota Carlos Martínez Gamba.

Al respecto, el señor Jerónimo Barreto Fatecha señala que “a medida que el lector se vaya adentrando en el poema, sentirá que el mismo está como traspasado de revelaciones poéticas primigenias, sencillas y toscas, bárbaras por momentos. Vendrán a la memoria las estrofas del CAMPAMENTO CERRO LEÓN que, por lo demás, se incluyen en la parte del poema titulado: Uruguayana.

“La narración poética, sigue diciendo Barreto Fatecha, nunca estará circunscrita a una figura mítica. La mención de los nombres será siempre pasajera: el mariscal casi no aparecerá hasta Cerro Corá. De todos modos, nunca faltará la fiereza negra y resplandeciente de los cánticos guerreros. Veamos por ejemplo las siguientes estrofas de Ytororõ:

DISIÉMBRE SÉIHRÕ; KUARAHY OSÉMA;

Mimbi omyasãima; ára myendy.

Ohesapéta kuimba´e kuéra

Ruguy oñehéro, te´õ syry.

Hendyma oúvo Oñombohapyva;

Kuarénta piésa omosununu,

Yvatehápe, frente al arroyo

Ipy´aguasúva ojojuhu.

“No se eluden los hispanismos, dice Barreto; hay hasta un hemistiquio completo castellano –frente al arroyo-, pero el derramamiento de sangre está bien anunciado, justamente a la salida del sol: el encuentro de los valientes mientras la artillería empieza a funcionar”.

Ha ojupíma ãra yvatére

Pytãnguetéva yvytimbo,

Kavaju kuéra omopu´ãva,

Omoñypytuva ñu jepyso

“Y así es como se instala entre nosotros una poesía hecha para el canto o el recitado, no solamente para el papel, hurgando en los días de la Guerra Grande”

“De los tiempos de la Guerra Grande, solo nos quedó Campamento Cerro León, cantado mientras los acontecimientos estaban en pleno ardimiento. Terminada la guerra, nadie tuvo ánimos para entonar el canto, y recién ahora tenemos relación poética de las batallas: son los cantos de que estábamos huérfanos, los que no se escribieron nunca. Podemos decir, en este sentido, que los paraguayos ahora somos más ricos”.

“Quiero terminar con algunas palabras escritas por el coronel Juan Crisóstomo Centurión, protagonista y cronista, que preanunciaron o auspiciaron el poema cuya publicación se inicia...la tumba de Cerro Corá,...vivirá de generación en generación, hasta los más remotos siglos y algún feliz numen del Pindo se encargará de cantar en armoniosos y sonoros versos la gloria de aquellos héroes de la abnegación y del sacrificio, del honor y del deber, del ejemplo y de la firmeza, que prefirieron la muerte a ver a su patria despedazada, vilipendiada y humillada por la dominación de sus enemigos naturales”.

El autor de Ñorairõ ñemombe´u Guerra Guasúrõ guare, guarani ñe´ëpu joapype, Carlos Martínez Gamba, nació en Villa Rica, el 13 de febrero de 1939 y actualmente está radicado en la provincia argentina de Misiones, en cuyo Instituto Superior de Profesorado enseña castellano y literatura.

Comenzó a publicar en 1970, en Buenos Aires. Son de su produción Pychãchi, Plata Yvyguy, Hose Dolóre Martíne yvytypa´upe´a, guatahendape´y ha manopaha; la serie Amombe´uta avañe´ëme. Varias de estas obras fueron publicadas en el Suplemento Cultural de ABC Color. En 1989 aparece su libro Jagua Ñetu´o y Amangy Yvyty Ari, en 1996. Martínez Gamba también realizó trabajos etnolingüísticos, publicando en Buenos Aires en 1984, El Canto Resplandeciente (Ayvu Rendy Vera), una recopilación de plegarias de los mbyá-guaraní de Misiones, Argentina. Próximo a aparecer es Tataendy, Tatachina (Fulgor y Neblina).

 

 

RIACHUELO

Pehendu kakuaa, mitã,

Pehendu, pekiriri,

Riachuélope oikóva

Peina amombe´usemi

Kapi Mézagui ha´évo

Aiporúta guarani,

Nuéve várko ogueraháva

Vrasilgua rehe oko´i.

Yrupa rehe oguatávo

Hatatigui oñemboi,

Pyharépe ojehecháva

Ñipyture iñapati.

Opytu´u yga´ape ári

Ku vatallo “Nambi´i”,

Ichakéta pytaitéva

Ha´e ikasõ moroti.

Yga kuéra myakãhára

Ku hérava “Tacuarí”;

Kapi Pedro Ignacio Meza

Pyharévo ae ojupi.

Jahecháta ña Te´ome,

Mba´éichapa okopi.

Jaipota, ñaha´arõva,

Hapoite guive ombyai.

Guaigui po´i jahecháta

Aoveve hu ohupi,

ha omano Ezequiel Robles

ha Mézape ojejapi.

Pehendúke mitãnguéra,

Tuja ha kuñatai;

Ypóragui amombe´úta

Ha Domingo Antonio Ortiz

Vicente Alcarázpe upérõ

Ojekutu, ojejapi...

Ä mba´e peikuaasérõ

Che ikére peñemoi.

Ñorairõ ñu, ka´aguyre,

Ñande poyvi ojehyvi,

Térã ygarata ru´ãme,

Yvateve omimbi.

Tekeve apyre´y

Ruguype oñapymi

Ikekue yvategua,

Ha´e yvoty moroti

Ropeápe oñemombyte,

Ha iguyetépe katu oi

Yvága ovykue syri,

Ha yvágare jahupi.

Mitãrusu peguahëke,

Che reindy, che sy guaigui,

Riachuelo guare  rehe

Tañemoñe´ë mimbi.

Sargénto major José María Bruguez oha´arõ ñorairõ´y ñemoñepyru

Paraguay yvyrypiguáva

Tembe´ype oha´arõ

Ñorairõ tojepoi,

Paranáre tosoro.

Riachuelo juru yvypére

Yvyrypiguáva oñemi.

Mboka´ati´y he´etépe,

Ikatúma opiriri

Kongréve vichove,

Mbokaguasu veintido...

Bruguez, karapã apyime,

Ko´ë mboyvéma oipyso.

Yvy´ã pa´u ruguáre

Mbokaguasu ijuruguy,

Ñemo´ã oha´arõva

Toñembojuruhendy.

Ñorairõ oñeha´arõ

Ko´ë mboyvemi guive.

Ha Ybera oñembyaiva...

Kapi Meza itapykue.

Kurupa´yty Kurusu

Manuel Antonio Giménez

Omohenonde Kurusu,

Ha major Alberto Zayas

Mburuvichápe omoiru.

Do mil kiñento mbokára,

Trése mbokaguasu,

Peteimi kulevrína

Ha´e mbohapy ovu.

Vatallo número Die

Omo´ã upe ñande asu,

Veintisiéte oi mbytépe,

Ha ndaipóri kavaju.

Rehimiénto jepe oime,

Kapi Montiel hi´uru,

Hendape´ynte oikóva,

Tujúpe ojapasuru.

(x) Del diario ABC COLOR (Edición Dominical),

13-05-200l (Asunción, Paraguay)

 

 
 
 

LAS RELACIONES ENTRE DOS PRÓCERES DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA

 

EL DOCTOR FRANCIA Y ARTIGAS (X)

por: ROBERTO ROMERO

(Historiador)

Una extensa investigación del historiador recientemente fallecido, en diversos archivos de países vecinos, permite conocer aspectos inéditos de la vida del prócer uruguayo.

La correspondencia entre ambos próceres, en cuanto al futuro de la región, en base a documentos cuyos originales se hallan en el Museo “Mitre”, de Buenos Aires.  

 

I- DEL DOCTOR FRANCIA A ARTIGAS

”Las letras de V.S. datadas en quince de Octubre último del corriente, únicas comunicaciones que han llegado a mis manos después de sus antiguas notas a la Junta Gobierno del año próximo pasado, me han sido de suma complacencia por la adhesión constante que manifiestan en V.S. a la causa de los pueblos. Este es el punto que en todo tiempo ha fijado el objeto de mis desvelos y afanes; y V.S. ciertamente no estará menos persuadido de mi empeño a realizarla en una forma correspondiente a su justicia y dignidad. Sería no obstante difuso analizar el modo como ha sido conducida de una y otra parte. Yo no entraré ahora  en este dilatado pormenor, cuando la experiencia de lo pasado sólo puede ofrecer lecciones a lo venidero. Sin embargo cuando V.S. hace la observación de una indiferencia con respecto a Buenos Aires, no debía olvidar que hubo tiempo en que V.S. mismo no consideró necesaria mi influencia. Además era preciso reflexionar sobre las circunstancias particulares con las cuales no siempre puede conciliarse el tomar parte activa en las disensiones de los Pueblos vecinos. V.S. ha fingido siempre sus insinuaciones con este objeto, y ahora la reproduce poniendo a la vista la ocupación de Montevideo; pero este es un suceso, en que acaso podría con más apariencia hacerse un reproche a la indiferencia de V.S., teniendo presentes sus citadas antiguas contestaciones.

“Volviendo a los negocios del día, mis Providencias hasta aquí han sido limitadas a remover el estorbo que destruía el libre Comercio, comunicación y correspondencia en el Departamento de Concepción. No he dispuesto aún el movimiento general de la República porque aún no había llegado el caso preciso de ejecutarlo. La República en este particular debe también conciliar sus medidas con el estado y relaciones de su Comercio. V.S. parece que se halla en diversas circunstancias, y según ellas puede desde luego arreglar sus operaciones. No por eso crea V.S. que dejaré de estar a la mira y observación para atender donde la necesidad exija, ni que estaremos unidos y conformes en sostener la libertad general sobre sus Polos verdaderos. Esto puede ser bastante por ahora; pues aunque V.S. propone la conclusión de un tratado formal, si éste ha de ser con destino a hacer la guerra por un rompimiento general. Sería preciso que antes estuviésemos acordes con el fin y objeto de su declaración y en los motivos de esta, V.S. tendrá la dignación de manifestarme su juicio en este particular, de modo que todo sea conciliable con los intereses y circunstancias de la República en sus resultados.

”Mucho hubiese apreciado si V.S. me hubiese dado al menos una ligera idea del estado actual de esa Banda, de las fuerzas enemigas que V.S. tenga que contrastar, y de sus situaciones presentes, a fin de poder calcular sobre todo y dirigir mis planes con exactitud. Yo espero que V.S. me facilitará estas importantes noticias; y reconocido a su honrosa congratulación ofrezco en obsequio de V.S. mis más sinceras y cordiales atenciones. Dios guarde a V.S. muchos años. Asunción, diciembre 24 de 1814. José Gaspar de Francia. Al General de la Banda Oriental Don José Artigas.”

 

II- REPUESTA DE ARTIGAS A FRANCIA

”Es honor y un deber mío reanimar a V.S. al ajuste de nuestra suspirada alianza por los mismos principios, que expresa su apreciable carta de 24 de diciembre último. Estoy cierto, no ignora V.E. el blanco de mis afanes, y extraño solamente, que siendo tan justo en sus sentimientos, y puesto en todos los casos, no halle la manera de informarlo en su principio, medios y fines. Para entrar en este pormenor y sellar nuestra Federación era que pedí a V.E. una Diputación, o el ajuste de un tratado formal. Sin el que siempre juzgaba infructíferas las generosas ofertas del Comandante de la Candelaria don Francisco Antonio González, como impracticables los movimientos en general de la República. Si V.E, no los gradúa de oportunos por ahora es también superfluo, en mi concepto, que yo exponga a V.E. el estado de la Banda Oriental, cuando sin este requisito ella siempre estuvo alerta contra todos sus opresores.

Tengo la honra de saludar a V.E. y dedicarle mis más afectuosas consideraciones.

Cuartel General de Arerungua y Enero 21 de 1815. José Artigas.

Al Ciudadano José Gaspar de Francia Supremo Dictador de la República del Paraguay.”

Nota: Las copias de ambos documentos fueron obtenidas en el Museo ”Mitre” de Buenos Aires, Sección Documentos del Archivo de Belgrano.

Las precedentes cartas dan por terminadas las relaciones existentes entre ambos próceres americanos, partidarios de la idea de la Confederación de los pueblos que habían constituído las antiguas provincias españolas del Río de la Plata, idea lanzada originariamente por el Dr. Francia, quien la abandonó para recluir al Paraguay en el aislamiento defensivo de las agresiones y conspiraciones de sus vecinos contra su integridad y su soberanía. Artigas se convierte, desde entonces, en el abanderado absoluto de la doctrina federalista, hasta ser finalmente derrotado por sus antiguos partidarios y acogerse al asilo otorgádole por el Dr. Francia el 5 de setiembre de 1820. En el Paraguay vivió hasta su muerte, ocurrida el 23 de setiembre de 1850, en Santísima Trinidad, en la quinta del presidente Carlos Antonio López.

”Era un acto no sólo de humanidad, sino a un honroso para la República, el conceder asilo a un jefe desgraciado que se entregaba…” Asunción, 12 de mayo de 1821 (Francia).

El Doctor Francia inauguró el Derecho de Asilo Político en el Derecho Público Americano.

 

LLEGADA AL PARAGUAY

Cuando el general Artigas llegó hasta el río Paraná, frente a Candelaria, ordenó la formación de los cien hombres que lo acompañaban, y él, como un personaje de la leyenda antigua, colocado sobre la cumbre más alta del barranco del río legendario, se quita la chaqueta y así, con el torso desnudo, levanta los brazos para mostrar que penetrará en el Paraguay, es decir, en el exilio, con las manos vacías, porque los doscientos patacones que quedaban en las arcas de su Gobierno, los destinó para ser enviados a los patriotas artiguistas prisioneros en las mazmorras de Río de Janeiro. Quién conducirá ese dinero? Se adelanta el paraguayo Baltazar Vargas, y con el saco que le entrega Artigas parte al galope como un rayo; cruza Curitiba y San Pablo y lleva hasta las prisiones de Río de Janeiro el auxilio de sus compañeros de causa, héroes de una leyenda conmovedora y héroe también el paraguayo Vargas. ¡Artigas se internó en el Paraguay con la sola chaqueta puesta, anhelando la paz para su espíritu atormentado después de tanto batallar y dueño ya de la gloria de los elegidos de la libertad!

 

SU COMPAÑERA MELCHORA

No fue casual la elección del Paraguay por Artigas para vivir su exilio. Era la patria de su compañera Melchora Cuenca, la paraguaya madre de sus dos hijos: Santiago y María Artigas, llamada “La Reina de Purificación”, que conservaba la espléndida belleza de las mujeres guaraníes y de quien aprendió el dulce idioma de su estirpe en las horas del amor, de la esperanza y de la fe. Ella vino del Queguay hasta el plácido de Mandisoví, en compañía de sus hijos, para despedir a Artigas, que partía hacia el Paraguay misterioso, en un adiós definitivo, de conmovedor dramatismo, citado por Jesualdo en ARTIGAS: DEL VASALLAJE A LA REVOLUCIÓN, Buenos Aires, 1961.

Muchos lugartenientes de Artigas eran indios guaraníes, como el gobernador, Sití de Cambay, heredero de Andresito; el indio Perú Cutí del Yunquerí, el indio Matías Abacú en Mandisoví, etcétera.

“Acosado y traicionado eligió entonces el caudillo oriental el camino del exilio. Rechazó el asilo que le propusieron los portugueses y los Estados Unidos. Se despidió de sus fieles y con un puñado de indios marchó hacia Yaguareté-Corá, cruzó el río Paraná frente a la Tranquera de San Miguel y pidió al Doctor Francia autorización para radicarse en el Paraguay.” (LOS CAUDILLOS DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO, por Rodolfo Puiggros. Edic. Corregidor, Buenos Aires, 1971.)

Vivió cultivando la tierra en San Isidro en Curuguaty hasta la muerte del Doctor Francia. Transcurrió luego su plácida ancianidad en Trinidad, en la propia quinta de Don Carlos, rodeado del afecto de los paraguayos. Aquí falleció el 23 de setiembre de 1850, a los 86 años de edad. En los últimos momentos de su vida, llamó a su fiel Lencina: ”Quiero morir sobre mi caballo”, le dijo el viejo gaucho de las cuchillas orientales. ”Traigan al morito que voy a montarlo.” Quería entrar galopando en el valle de la inmortalidad. Fueron sus últimas palabras.

(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal),

23-24 de setiembre de 2000 (Asunción, Paraguay).

 

 

COMO NACIÓ “LOS SESENTA GRANADEROS” (x)

por: FEDERICO RIERA

Un pequeño restaurante, que casi pasa desapercibido a la atención del transeúnte, tiene su ubicación en Hipólito Yrigoyen y Luis Sáenz Peña: “El Pensador”.

Nos encaminamos hacia allá…; pero, no para satisfacer nuestro apetito. Otra misión nos guía. La de evocar el sitio y el rincón donde Pérez Cardozo compuso “Los 60 Granaderos”, con su íntimo amigo Hilario Cuadros, una noche de caras evocaciones, donde, entre conversación, un asado criollo y un vino de Mendoza, nacieron las primeras estrofas y los ocho primeros compases de esa canción, que hoy es un himno y se canta en las escuelas, en todos los barrios de Buenos Aires, hasta los rincones más apartados del país, donde late un corazón argentino.

-“Por aquí, señor…Aquí está…” nos dice, con lágrimas amables, el viejo mozo que, a la par de esos autores que aquella noche edificaban un momento de granito, vivió también con ellos un instante de gloria.

Nos indica una mesita que se halla en un rincón del salón, en la que parecía flotar, todavía aquel instante en que Pérez Cardozo y Cuadros ganaban una batalla en el campo del pentagrama y prendían una orquídea en el ojal del sentimiento criollo.

Un estremecimiento hizo vibrar todo nuestro cuerpo. Pareciera que una ráfaga helada corriera por nuestras venas, al evocar aquel instante en que estos dos hombres escribieron una página  inmortal en el pergamino del tiempo y de la historia.

Entonces el modesto restaurancito no usaba mantel, sino un albo pliego de papel, donde Pérez Cardozo y Cuadros, sentados uno frente a otro, estamparon los compases y las estrofas de la popular cueca…-

Dónde estarán esos trazos y aquel manchado de tinta y de vino ?…Hoy ya no importa. El monumento está erigido en el corazón de América y en cada rincón argentino.

(x) De la revista FA-RE-MI No.10, marzo de 1956 (Asunción, Paraguay).

 

LOS SESENTA GRANADEROS

(Cueca)

Ante el Cristo redentor

Se arrodillaba un ariero

Y rogaba por las almas

De los bravos granaderos.

Eran sesenta paisanos

Los sesenta granaderos

Eran valientes cuyanos

De corazones de acero.

Quiero elevar mi canto

Como un lamento de tradición

Para los granaderos

Que defendieron nuestra Nación.

Pido para esas almas

Que las bendiga nuestro Señor.

Nuestra Señora de Cuyo

Contempló

La cruzada de los Andes

Y bendijo

Al General San Martín

El más grande entre los grandes.

Cuna de eternos laureles

Con que se adorna mi Patria

Es Mendoza la guardiana

Por ser la tierra más gaucha.

Letra: HILARIO CUADROS

Música: FÉLIX PÉREZ CARDOZO

 

Fotografía de FERNANDO ALLEN

 

EL EMBRUJO DE LA MÚSICA PARAGUAYA

 

UN MAESTRO EN APURO…(x)

 

Tan  bien  iba  el trabajo de fletero que en un momento dado le dije a

  Victoria,  entre bromas y veras: "Me parece que el día menos pensado tiro

  la  batuta  y me voy con la música a otra parte. El flete me está dejando

  más  guita  que  mi  profesión  de  músico".  Y Victoria, con su lógica y

  alegría  de  siempre,  respondió: "Sos un exagerado, Neni. No voy a negar

  que  nos  ayuda  bastante,  pero no es para tanto". Encendí un cigarrillo

  buscando esquivar su mirada de reproche (no le gusta que fume) y agregué:

  "Ojalá  que no decaiga el trabajo. Sabés... no me desagrada hacer fletes.

  Te  encontrás con cada historia y sorpresa

"Como aquella vez

  que  te  encontraste con nuestro amigo Juan Carlos Mareco Pinocho, ¿no?",

  recordó ella con picardía.

  Un  día  me  contrató  una arquitecta para que llevara unos sillones y

  alfombras  a  un  departamento  al  cual  le faltaban todavía detalles de

  terminación.  Vivía  por  la zona de Palermo (siempre me tocaron clientes

  paquetes  y  ricos, ndai cuahai mba'ere pa) y yo debía llevarla hasta San

  Isidro,  un  sitio  que  para qué les voy a contar. ¡De película! Ni bien

  subió  a la camioneta. La cabina perfumada y limpia: un espejo,  empezó a

  mirar   a   su  alrededor  y  a  fruncir  la  nariz,  como  oliendo  algo

  desagradable,  pero  enseguida sonrió acomodándose feliz en el asiento al

  escuchar  los  compases de una música clásica que salía de la radio de mi

  camioneta.

   La  señora  le preguntó ¿Le gusta la música clásica o la sintonizó sin

  querer?

   Don Herminio Giménez le contestó que no es casualidad.

   -Me gusta la música clásica.

   ¿ Y qué música conoce?

   Algo ..... no mucho.

  A  esta  altura  de  nuestro diálogo ya íbamos, raudos, por la Avenida

  Libertador rumbo a San Isidro. La arquitecta guardó silencio y se deleitó

  con un crescendo, que le hizo relampaguear los ojos. Yo estudiaba y medía

  sus movimientos por el rabillo del ojo.

  ¿Le molesta si fumo? -pregunté.

  -¿Qué?... -dijo, estaba metida en los últimos compases de Mozart.

  -Perdone  Ud,  realmente estaba en el paraíso.... la música clásica me

  encanta dijo la arquitecta.

   - Le decía si le molesta si fumo.

  No, no. Al contrario. ¿Me invita con un cigarrillo? Saqué del bolsillo de

  mi  camisaco,  o  guayabera,  una  auténtica  cigarrera  de plata y se lo

  ofrecí.  En  ese instante agarré un bache y la camioneta se sacudió y los

  cigarrillos rodaron dentro de la cigarrera.

  Quizás no le guste mi cigarrillo- dije.

  - Si ; me gusta. Es bueno

  -  Estamos llegando a San Isidro.....

  -Siga derecho, por favor, yo le aviso donde tenemos que doblar - dijo.

  A partir de aquel día me llamaba a menudo.

  Le  conté de lo sucedido a mi esposa Victoria, ella me dijo que cuente mi

  verdadero  nombre,  le  dije que mientras sea fletero me seguiré llamando

  Victorio.

  En  eso se  escucha una carcajada de mi  loro Lorenzo Catán , ¡VICTORIO!,

  ¡VICTORIO!

  -Eso te pasa por cambiarte de nombre -dijo.

  El  viaje  con  la arquitecta se repetía dos o tres veces por semana y

  siempre  hablábamos de música. Hasta  que un día me  invitó a su casa. Un

  duplex  de  padre  y  señor  mío, cerca de los bosques de Palermo. Apenas

  entramos  me  preguntó  si  quería tomar un güisqui. Le dije que sí. -Mi

  guisqui  es  del  bueno.  He  notado  que usted tiene gustos finos -dijo

  mientras  preparaba  los  tragos en un bar impresionante-... Cigarrera de

  plata,  encendedor  florentino, cigarrillos importados... Póngase cómodo

  Victorio -y señaló un sillón.

  Le agradecí con un ademán de cabeza y me hundí en el sillón de plumas,

  o  qué  sé  yo,  tapizado en rica tela. La arquitecta se dirigió luego

  hacia  un  combinado  y dijo: Usted es un raro ejemplar de paraguayo,

  Victorio.

  No concuerda para nada con los paraguayos que conozco -y se apresuró a

  aclarar-:

  Excelentes   personas   la   mayoría...  Ya  que  usted  es  paraguayo

  seguramente le va a gustar esta música.

  Puso  un  Long play en el tocadiscos, agarró los vasos con guisqui, me

  alcanzó uno y se sentó cerca de mí. Los acordes de una música irrumpió en

  el santo silencio de la casa.

  -Yo  nací  en  Corrientes.  De  chica  mis padres me trajeron a Buenos

  Aires,  tenía  siete  u  ocho  años.  Por  eso  me gustan las polcas, las

  guaranias y los chamamés. Amén de los clásicos, claro -me contó.

  Tomó un sorbo de su güisqui y se rió.

  -Bueno  sería  que  no  le gustase la música de su tierra. .. ¿Cómo se

  llama la que estamos oyendo?

  Me quedé en silencio.

 -¿Ni siquiera sabe quién es el autor? -preguntó insistente.

 Tomé un trago de güisqui, que a gatas pasó por mi garganta, y me hizo

 temblar las ondas de aquella música épica trayéndome recuerdos lejanos.

 -Qué  vergüenza,  Victorio,  no sabe ni el nombre del autor -repitió-.

  Escuche,  escuche,  qué  acordes, qué crescendo, Su autor es un auténtico

  músico  y  su  arte  es  superior. ¿De veras no sabe el nombre del autor?

  ¿Quiere una ayudita?... -dijo, dirigiendo una orquesta imaginaria.

  Dos  gruesas  lágrimas  quemaron  mis  mejillas.  La  arquitecta dijo,

  entusiasmada, sin descubrir mi llanto silencioso que pujaba por estallar.

  -El autor es Herminio Giménez -dijo, orgullosa.

  ¿Lo conoce?...

  -Sí... -dije procurando disimular mis lágrimas-

  Y la música que estamos escuchando se llama Renacerá el Paraguay.

 - ¿Y por qué no me lo dijo antes?

  -- Porque, porqueee......... Herminio Giménez........soy yo.

 

(x) Del libro: HERMINIO GIMÉNEZ : VIENTO DEL PUEBLO,

de Armando Almada Roche. Gentileza de la Sra. Victoria vda.de Giménez.

(xx) Cortesía de IRIS BRUNILDO MARTÍNEZ (E-Mail: iris@itaipu.gov.py)

 

 

 

RENACERÁ EL PARAGUAY
-CANCIÓN DEL PORVENIR-

 Se han quedado en silencio los valles floridos
Y los ranchos humildes en ruinas están.
Ya la aurora no encuentra por esos caminos
A la hermosa morena camino al ycuá.

Los sembrados sollozan su ausencia de espigas
Y las nubes que pasan parecen llorar.
Por el fuerte labriego de heroicas fatigas
Desterrados que añoran muy lejos su hogar.

Para que los jazmines, ni la noche estrellada
Si la Patria enlutada a sus hijos perdió
Si hoy en otros confines lejos ya desterrada
La valiente abnegada juventud se quedó.

Renacerá el Paraguay bajo el beso de Dios
¡Alborada triunfal!
Que nuestra sangre regó bendecida en dolor
Otra vez cantará el labrador.

 Letra: NÉSTOR ROMERO VALDOVINOS
Música: HERMINIO GIMÉNEZ
  

 

 

FIGURAS  DE AYER Y DE HOY

 

RAFAEL ELADIO VELÁZQUEZ

EN PRO DE LA HISTORIA(X)

por: CÉSAR GONZÁLEZ PÁEZ

cesarpaez@yagua.com.py

 

Hoy nos ocuparemos de acercarles algunos datos de quien fuera un historiador e investigador destacado. Hablamos de RAFAEL ELADIO VELÁZQUEZ (1926-1996). Nacido en Asunción, realizó sus estudios en el Colegio San José, ingresando posteriormente a las facultades de Derecho y Filosofía. Se graduó de abogado y de licenciado en Historia, siendo un pionero en presentar una tesis en esta carrera y convertirse en el primer doctor en esta especialidad.

El DICCIONARIO BIOGRÁFICO FORJADORES DEL PARAGUAY, editado por la Distribuidora Quevedo de Ediciones en Buenos Aires, señala que se trataba de un investigador con inflexible constancia del pasado histórico paraguayo. Conoció como muy pocos las urdimbres sociales y económicas del Paraguay colonial, esgrimiendo con bastante facilidad nombres, datos y acontecimientos de ese periodo.

Además, tenía la capacidad de formular la historia en perspectiva, podía anticipar con lúcida deducción en qué derivarían los sucesos históricos, como por ejemplo el impacto de lo religioso en tiempos de la Colonia y cómo influyó después en la sociedad actual. Tenía la cualidad de ser un docente muy expresivo con clases verdaderamente magistrales, y en la política se destacó como un gran orador capaz de fundamentar con conceptos precisos los problemas a los que aludía.

Ha dejado varios libros, entre los que podemos citar EL PARAGUAY EN 1811, BREVE HISTORIA DE LA CULTURA EN EL PARAGUAY, EL CABILDO DE LA CATEDRAL DE ASUNCIÓN, EL CABILDO COMUNERO DE ASUNCIÓN yLA REBELIÓN DE LOS INDIOS DE ARECAYÁ. Desde 1959 fue miembro de la Academia Paraguaya de la Historia, ocupando la presidencia por tres períodos. Es de resaltar que en los anuarios de esa entidad se recogen variados trabajos suyos. Fue además redactor en  ANUARIO DE ESTUDIOS AMERICANOS, de Sevilla, España; colaboró además en la  REVISTA INTERAMERICANA DE BIBLIOGRAFÍAS de Washington (EEUU) y en HISTORIA de Buenos Aires.

En la vida pública el doctor Velázquez, siempre ateniéndonos a los señalado en el referido diccionario, militó desde muy joven en las filas del Partido Liberal, siendo miembro de su Directorio en diversos períodos y dos veces se desempeñó como vicepresidente de esta fracción. Como no podía ser de otro modo en un país poco paciente con los que piensan distinto, conoció el destierro en varias ocasiones.

Como docente enseñó en las aulas de la Universidad Católica –donde fue rector de 1980 a 1985- en el tema Historia Diplomática del Paraguay. También fue docente en la carrera de Historia en la Universidad Nacional.

Estos son trazos de una personalidad para ahondar y comprender que hombres como éstos son los que fijan derroteros nobles a seguir.

(x) Del diario ÚLTIMA HORA (El Correo Semanal),

11-12 de noviembre de 2000 (Asunción, Paraguay).

 


Fuente digital:

PARAGUAY PROFUNDO NRO.10

Correo electrónico (Email)

arpapu@yahoo.com






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