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GUGGIARI, HERMANN. KENNEDY.
 Escultura en hierro, 2,50 m. de altura, 1965.
Premio Salón Esso de Artistas Jóvenes,
Primer Premio en Escultura.
Colección Esso Standard Company.
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Aunque recibiera algunas lecciones anteriores de Pollarolo, que le habÃa enseñado la técnica del modelado en yeso, Hermann Guggiari comienza su trabajo entre los años 1938 y 1939, esencialmente como autodidacta. En el '42 ya expone bustos en las vidrieras de la calle Palma (Casa Rius y Jorba) y un año después recibe una beca de la Embajada Argentina para la Escuela Superior "Ernesto de la Cárcova" de Buenos Aires, donde estudia durante casi tres años bajo la enseñanza de profesores como Soto Avendaña y Carlos de la Cárcova y tiene como condiscÃpulos a Libero Badii, Lucio Fontana, Alicia Peñalba, Luis
Tomasello y otros. En ese ambiente influenciado por Picasso y el expresionismo de posguerra y preocupado por el estudio de la estructura de la obra, Guggiari aprende los fundamentos de la escultura contemporánea. Cuando vuelve en 1946 ya trae una formación básica e inquietudes renovadoras que irá desarrollando luego. Es significativo que ese mismo año, en el concurso del Salón de Primavera realizado en la Casa Argentina. -en el que Héctor Ruiz obtuvo el primer premio oficial-, su obra Beethoven recibiera una distinción anónima, otorgada marginalmente por algunos escritores que apoyaban las nuevas tendencias (como Herib Campos Cervera, Molinari Laurin e Hipólito Sánchez Quell). Por esa época desarrolló algunas piezas influenciado por temas polÃticos (El, exiliado, El mensú, 1946). Después de varios años de exilio, comenzó, en 1954, a producir retratos referidos a temas locales (Mitã rusú, Mitã-kuña, etc.). Progresivamente su figuración se simplifica centrándose en las propiedades significantes del material y las posibilidades escultóricas de la forma hasta concluir en una abstracción fuertemente expresiva.
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KENNEDY contiene las premisas básicas de la escultura de Hermann Guggiari: el metal limpio y fuerte se quiebra y se desgarra; el drama, como lÃmite y ruptura, contrarÃa la trayectoria exacta de la forma en un acontecimiento densamente significativo que se convierte en el eje principal de su poética. Esta pieza, como gran parte de la obra del escultor, es abstracta. Se desarrolla en una curva ascendente, austera y lacónica, proyectada verticalmente. De pronto, la lÃnea despejada se quiebra, el movimiento a punto de consumarse se interrumpe; la forma aparece corroÃda, inexplicablemente carcomida, rota. Aun desde una intención fuertemente comunicante, Guggiari prescinde de todo detalle descriptivo y la obra recurre a un mecanismo fundamental-mente simbólico. Por eso la dirección brancusiana de la forma no es gratuita. En primer lugar, permite apuntalar la esencialidad plástica de formas ideales que luego serán negadas: definiendo una figura pura y absoluta bastará una pequeña resquebrajadura para impugnarla. En segundo lugar, facilita el sentido simbólico de la obra concebida simultáneamente como estructura universal y como accidente concreto. El concepto de ideal truncado y la figura de la negación (en un sentido existencial que plantea la finitud y el tiempo como lÃmites y condiciones de la libertad) se encuentran fuertemente presentes en la obra de Guggiari, que se anima de esa fuerte tensión entre lo ideal y lo posible, entre el crecimiento y la muerte. "Las primigenias fuerzas del nacer, del devenir y evolucionar, el sufrimiento que engendra la vida, que a su vez se lanza libre y soberana en el espacio, el espacio que invade el volumen y lo libera de su peso. Esta ansia de liberación, este devenir y transformar constante... constituyen la esencia misma de su arte. De un arte que tiene como objetivo esencial la exaltación de los valores y predicados fundamentales del ser humano", escribe Livio Abramo refiriéndose a la obra de Hermann Guggiari (Abramo. 1969).
Pero Guggiari no funda esos contenidos de ruptura y trascendencia, de destrucción y libertad, en argumentos literarios: los basa directamente en las posibilidades plásticas del metal y en la actuación especial de la forma. Herido, vuelto vulnerable, el hierro descubre su propia sustancia y se muestra a sà mismo como mera materia, abierta siempre a nuevas posibilidades, dispuesta siempre a otros imposibles intentos de trascendencia.
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Guggiari, Hermann. Kansas.
Escultura en hierro y piedra, 4 metros de altura.
FT Hays State University, U.S.A., 1980.
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Fuente: UNA INTERPRETACIÓN DE LAS ARTES VISUALES EN EL PARAGUAY,
Autor: TICIO ESCOBAR, Editorial Servilibro, Asunción-Paraguay, 2007.