CINCO DIENTES DE LEÓN

Autor:   JAVIER VIVEROS

Ilustraciones de ADAM

Editor:  VLM EDICIONES

Páginas: 27

Medida: 12 x 21 cm

 Año: 2019

Libro Paraguayo

Asunción - Paraguay

LEYENDA DE LA SERPIENTE

Un día de mucho calor, la serpiente hambrienta iba en persecución de un pequeño ratón. Se levantaba el polvo y quedaban grabadas en la arena las huellas de los dos velocistas. Aunque el ratón era muy rápido, la serpiente estaba a punto de darle alcance.

Ya muy cansado, el pequeño ratón se escondió detrás del tronco de un árbol. La serpiente pasó sin descubrirlo y fue tanta su velocidad que no vio la pendiente y terminó volando en caída libre en dirección al arroyo. Y para su mala suerte, su accidentado vuelo acabó contra una planta de ortiga. Los pelos urticantes de las verdes hojas empezaron a picarla por todas partes.

Se retorció la serpiente en mil diferentes formas para después precipitarse al agua. Nadó con desesperación y cuando llegó a la orilla se desprendió de toda su piel, porque le picaba demasiado.

Esa es la razón por la que la serpiente muda de piel, se saca la antigua y usa una nueva cada vez que se acuerda de lo mal que la pasó ese día en que fue abrazada por la ortiga y en que se quedó, además, con hambre.

LEYENDA DE LA PIÑA

En todo el reino vegetal era prácticamente imposible encontrar a dos mejores amigas que la zanahoria y la piña. Eran vecinas, ambas crecían bajo tierra y solían hablar durante horas sin agotar nunca sus muchos temas de conversación.

Pero una tarde, estas mejores amigas, la zanahoria y la piña, discutieron feo y dejaron de hablarse. Ninguna de ellas reveló la razón de la pelea. Firmaron un tácito pacto de silencio. Se distanciaron, dándose mutuamente la espalda.

Todos queríamos saber el motivo. Las hortalizas dijeron que la culpable fue la piña. Las frutas, sin embargo, responsabilizamos a la zanahoria. Iban y venían las conjeturas, pasaban los días, pero las que fueron mejores amigas supieron mantener en secreto la razón del enojo.

Y tan grande fue ese enojo que la piña decidió salir a la superficie, para no tener que ver más a su examiga. Desde entonces la piña crece en el aire, en medio de las hojas afiladas que la protegen como espadas verdes y bien lejos de las arenas que envuelven a la zanahoria.

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)