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ESCRITORAS PARAGUAYAS ASOCIADAS E.P.A.

  ITINERARIO POÉTICO - ESCRITORAS PARAGUAYAS ASOCIADAS - Año 2001


ITINERARIO POÉTICO - ESCRITORAS PARAGUAYAS ASOCIADAS - Año 2001

ITINERARIO POÉTICO

 

ESCRITORAS PARAGUAYAS ASOCIADAS

 

Editado por el auspicio del FONDEC

QR Producciones Gráficas

Asunción – Paraguay

Octubre 2001 (188 páginas)

 

INTRODUCCIÓN

 Escritoras Paraguayas Asociadas (E.P.A.), con el patrocinio del Fondo Nacional para el Desarrollo de la Cultura (FONDEC), pre­senta el poemario “Itinerario Poético”.

Y así asume, por derecho propio, un espacio en la literatura poéti­ca femenina paraguaya con prodigalidad, creatividad, talento y un hálito fresco en el ámbito cultural contemporáneo.

Este poemario potenciará y enriquecerá las bibliotecas de las uni­versidades privadas y públicas, colegios, centros culturales de la capital e interior del país.

Su difusión y distribución serán gratuitas.

En nombre de Escritoras Paraguayas Asociadas (E.P.A.), agrade­cemos en la persona del representante del Fondo Nacional para el Desarrollo de la Cultura (FONDEC), el preciado apoyo que posi­bilitó una vez más acrecentar la bibliografía poética de nuestra patria paraguaya.

Margarita Prieto Yegros - Margot Ayala de Michelagnoli

Vicepresidenta de E.P.A.  - Presidenta de E.P.A.      

 

 

 

APRECIACIÓN SOBRE LA OBRA

 por Esther González Palacios

En este tiempo de arquetipos, pragmatismo y desencuentro existencial trasciende señera la pluma fecunda de la mujer en el panorama literario del Paraguay, con la veta estética metatextual a veces, o proyectada en el enlace ideológico y social.

La oposición semántica, la forma abierta o la estructura ce­rrada, la “poesía pura”, el verso libre o la medida, la sugerencia o la transparencia, el enlace de lo concreto con la abstracción, la asociación libre, la tendencia impresionista configuran la trama del discurso poético de las mujeres de la poesía actual en el Para­guay.

En E.P.A., las que se estremecen y lo dicen, las que son li­bres y se nos entregan, unidas en un solo latido, nos proyectan a ese mundo especial, extraño, el del encuentro increíble con la be­lleza.

 

DELFINA ACOSTA:

Nos ingresa a la dimensión del poema incesante y universal.

Presencia estelar de magnitud de excelencia en el cielo poé­tico, ofrece sus impecables endecasílabos al Pablo de las mine­rías, de las causas populares, de la emoción y la certeza. Lo enmarca en corona de laureles.

Digno homenaje a Neruda el de Delfina, con estatura de cum­bre en su verso medido, perfecto y a la vez desbordado, en la sor­presa de almas que se reconocen, que se comunican y acceden a la unidad y a la posibilidad de la trascendencia.

 

MONTSERRAT ÁLVAREZ:

El monólogo lírico para su tía Ida se transforma en un diálo­go con el contexto de su inspiración. El poema, con su estilo de insistente reiteración, se articula en un logrado equilibrio entre la intención poética y el significante, en un polo de inexorable tem­poralidad, conformado por la marca del recuerdo portador de los signos irrecuperables y los atisbos de la brevedad de la vida.

Su formación, su raíz intelectual de reconocido valor en la comunicación y en la cultura, se decanta en la riqueza expresiva, en la pureza de elementos retóricos que podemos encontrar en su “Mandamientos”, que trasunta una cosmovisión singular. Su rit­mo, dependiente de las consignas ubicadas en anáforas, confiere aceleración implacable a la poderosa estructura.

 

MARÍA LUISA ARTECONA DE THOMPSON:

De prolífica y larga trayectoria literaria, distinguida con el título de “Socia Honoraria” por Escritoras Paraguayas Asociadas (E.P.A.).

 Su verbo universal y profundo se revela como el tiempo que pasa y deja en el transcurrir el goce supremo del espíritu.

Su temática es amplia y múltiple, la magia emerge en sus poemas dedicados a la niñez con la limpidez de un arroyo cristali­no.

 

MARÍA LUISA AYALA DE ANGULO:

En estrofas donde la rima nunca se impone sino que surge espontánea, manifiesta su preocupación social en “Promesas que lleva el viento” y conmueve con la animización de “El ocaso del ombú”.

Su expresionismo en “Lapacho rosa” transforma la quietud del árbol nuestro en movimiento, en explosión de “nubes rosas”, en asombro cuando “abres los ojos y encuentras todo el país flore­cido”. La metáfora que sorprende también alcanza su trascenden­cia en la esplendente “Aldebarán”.

Entrega un poema en armonioso y emocionado roman­ce al Padre Alonso de las Heras, el maestro. No podía estar ausen­te quien estuvo tan presente en la historia cultural de nuestro tiem­po: el brillante intelectual, el sensible creador, el sacerdote-poeta que nos eligió como patria.

El metro del romance, el octosílabo de la canción, el del aliento espontáneo, le surge en el verso generoso a la autora de “Retazos del alma”, que nos muestra, con una esperanza que es­tremece, la posibilidad de convertir la azarosa travesía en un caleidoscopio de vida y de amor sereno y permanente.

 

MARGOT AYALA DE MICHELAGNOLI:

En flujo y reflujo de cadencia la poesía le brota sin doble­ces: en el metalenguaje del poema ofrecido al guaraní, con imáge­nes acústicas armoniza su canción y en los de un amor ausente y permanente nos presenta la gradación de su espacio interior.

La superposición del aspecto referencial y el poético, en versos ubicados en disposición gráfica, configura una poesía es­pacial que sugiere interminables lecturas

Arte plástica, música y sensibilidad en la composición de armonía y confesión, de una entrega de lo más secreto en la evi­dencia y de la revelación de los silencios.

Poesía de Margot, aliento entrecortado de la emoción dete­nida, en sus versos cortos, en su latido.

Ir guardando flores queridas, ir cerrando imperceptiblemen­te las heridas, proyectar la entrega generosa al arte... y poder soñar todavía.

 

ROSSANA BERINO:

Poesía social la suya, pero la sincera. Esa que nace de la certeza, de la indignación y de la compasión.

Su preocupación humanista se inclina decisiva hacia el en­juiciamiento de las determinaciones culturales vigentes, con ese aliento de inconformidad, definitivo e irremediable.

Se manifiesta además la expresión directa de los estados síquicos del hombre de su patria doliente, así como los entraña­bles de la propia alma, en su ámbito poético, que no promete sino irrumpe, con indudable categoría artística a la realidad de su vida, de su tiempo.

 

GLADYS CARMAGNOLA:

Resalta su ostensible rechazo a todo artificio conceptual o estilístico en la auténtica expresión de su noción estética impreg­nada de realidad y sentimiento.

Su poema configura la estructura en figuras de repetición, en construcciones simétricas para la apoyatura rítmica.

Más que enunciaciones directas insinúa en un lenguaje de sugerencias un subjetivismo que se expande en imágenes impresionistas y temática existencial. En su poesía los materiales de la composición y los resortes emotivos se combinan en la consustanciación de la realidad y el estro emocionado de este in­discutible valor de nuestro parnaso.

 

RAQUEL CHAVES:

La intuición, el sólido cimiento intelectual de quien ha en­contrado sus espacios y sus tiempos, el talento y su Ángel apare­cen en esta voz pura.

Su poesía está habitada por una soledad aparente, en una grieta de la causalidad racional por la que se va filtrando el res­plandor hasta la revelación increíble de la suprarrealidad.

Los actos, las presencias, surgen en la visión de las auras y en la serenidad crepuscular, cuando entre brumas aladas la Luz le muestra sus misterios.

El verso refinado expone un crisol espiritual que nos invade con un no sé qué de luminosa belleza cuando Raquel, iluminada y bella, nos acompaña generosa, inefable, al ámbito sublime de su travesía.

 

SUSY DELGADO:

Su nombre es una brillante referencia de la poesía paragua­ya bilingüe contemporánea.

Ofrece aquí poemas con su estilo íntegro en el que cada uno es una íntima entrega de mano maestra.

“Si yo pudiera...” es el verso que introduce y es el núcleo de la divergencia de elementos en una enumeración caótica, unida­des con marca de metáfora pura, las cuales unifican una estructura circular, finalmente, cuando la función metalingüística refiere las metáforas sucesivas al “gran poema”.

“Quién sabe...”, por medio del aumento y disminución de la medida, consigue una agradable cadencia que armoniza con un tono de aceptación y de esperanza.

Las dos composiciones bilingües, en su texto original guaraní, ofrecen una gama de posibilidades fónicas, acentuación rítmica en “Opi” de percusión y en “Ajahe'óta pende apytépe”, una atrac­tiva cadencia que remite a la canción popular.

La tradicional controversia entre el valor semántico y estilístico del original y el de la traducción tiene, en esta hábil y sensible creadora, resolución de belleza.

 

LOURDES ESPÍNOLA:

La estirpe del arte de Elsa Wiezell, un hito que marcó la diferencia y el talento desde los albores de nuestra vanguardia, late en las raíces de Lourdes, quien brilla con luces propias en el ritmo sincopado de su poesía, que se inicia con un suspiro aleve para retemblar después en un estallido pasional.

La musicalidad de su obra tiene distintos cauces, como las anáforas y las construcciones simétricas, unas veces, varios modi­ficadores para un mismo núcleo semántico, otras veces, y siempre personificaciones y metáforas entretejidas en urdimbre sorpren­dente, ya que es realmente un fenómeno estético lograr la comuni­cación desnuda en un código de tropos.

Verso intimista e implacable, sin concesiones ni disimulos, aliento acelerado y detenido, y la sensibilidad abierta de esta crea­dora singular.

 

RENÉE FERRER:

De joven ya se dio a conocer inmensa. Ha alcanzado su pro­yección en un proceso incesante de comunicación intimista y a la vez colectiva.

Un humanismo idealista signa su actitud arquetípica en un caleidoscopio irresistible que nos envuelve y compromete.

Verso que estalla en pasionales destellos, fragua de emoción y talento, alienta un profundo conocimiento de las posibilidades de la composición y en armónica exposición de virtudes estilísticas, grita o ahoga el grito.

Simbolismo, romanticismo, expresionismo, en crisol de tras­cendencia. Rayo y vendaval que suaviza con música secreta en su espacio tan propio, en que el tiempo se detiene en el instante repe­tido, cuando Renée, con su poema, cuando ella con su lira en cen­tellas y susurros se declara, nos arrastra hasta la orilla misma del asombro... cuando su poema tiembla, imperceptible, se nos mete en el alma y se queda en nosotros para siempre.

 

NORA FRIEDMANN:

Asume el signo de sus días, el mando de su viaje interior en el torbellino de la reminiscencia y la certeza.

En carne viva, en obsesión de transparencia, delinea en su estrofa de vaivén los envolventes giros de un amor, aquel que la vistió de nostalgia persistente y la volvió canción.

Ella entendió que nos pasamos la vida diciendo adiós. Para asumirlo hay que tener coraje y para convivir con un recuerdo sin que se diluya en penumbras azules, hay que embarcarse como ella en la aventura de la belleza.

 

MARÍA EUGENIA GARAY:

La savia de una estirpe de humanistas y patriotas relumbra inmarcesible en la fuerza creadora y en el verso entretejido con un maduro conocimiento de sus posibilidades.

Su poesía es ensueño de un espíritu sensible, pero a la vez sincera consustanciación con lo espontáneo y verdadero de la rea­lidad.

La justeza, sobriedad y moderación del estilo imponen a su poesía un sello de distinción.

En armonioso equilibrio y conmovedora ternura imprime su caricia al espacio mítico de la infancia en un regreso emocionado.

En sus poemas se reflejan      la inquietud social, cronista de su tiempo y de sus circunstancias y también el amor,. el más her­moso amor, el hacedor de la poesía.

 

MYRIAM GIANNI SILVERO:

Pensarla es imaginar la música. Y es sentirla con su música, mirar, oír, decir sus versos.

Nos entrega sonetos elaborados con medida y con belleza, habilidad y encanto en endecasílabos perfectos con rima infalible y acentos puntuales.

Las pausas se conforman en grupos fónicos que alternan el verso dividido y el entero. Y en esa estructura clásica, impecable, la metáfora de pronto, insistente y persistente. El remolino a pesar del equilibrio... como ella.

Profesional, capaz y responsable, entre expedientes y lega­jos y leyes. Pero mujer de piel adentro y verdadera, entre sueños y canto y poesía.

 

EMI KASAMATSU:

Su nombre también se asocia a la expresión plástica de la naturaleza en el arte oriental y a la misteriosa sencillez que la de­fine.

Esta vez nos ofrece el mágico aliento de un código de suge­rencias.

Los delicados tercetos componen un abanico de belleza: poe­mas breves, tan breves, casi un silencio, casi un suspiro, una mira­da... haiku...

 

MAYBELL LEBRON

La estrecha relación entre los aspectos vivenciales de la au­tora y la temática presentan un soberbio equilibrio entre la inten­ción estética y el código.

Su diálogo es con su arquetipo y con su realidad; suena-como un susurro de marea.

Hay un nexo permanente entre su voz y los espacios discursivos del espacio estético.

El lenguaje ofrece un nivel polisémico en todo su esplendor.

 El verso libre y la ausencia de rima, la agramaticalidad se­mántica y el manejo hábil del ritmo crean un cosmos provocado desde su intimidad hasta llegar al hechizo de la palabra, que se eslabona en asociaciones insólitas.

 

NILA LÓPEZ:

Es fundamental el auténtico realismo trascendente en un jue­go de impresionismo en su lirismo original. El impacto que causa es envolvente y en gran manera se fundamenta en la imagen onírica, en su tiempo laberinto que rastrea un centro y lo encuentra en la abstracción de lo concreto, en la metonimia persistente, entre los que la autora entreteje su hechizo. La serena y fecunda conjunción de distintos delineamientos culturales y filosóficos campea en su constitución artística, en la sólida estructura de su verso, en el vo­cablo justo y bello que no tendrá que cuestionar su perdurabilidad pues pertenece al canto interminable del universo.

Vitalidad torrencial, espontaneidad para enfrentar el destino humano, proclamar los derechos de la verdad, avanzar con arro­gancia y belleza y trascender la pesadilla y la agonía. Honda. Trans­parente. Sinceridad suprema. Seguridad de quien abraza su ban­dera ante el horizonte de la vida y la flamea, rotunda y verdadera, en plenitud de mujer y de canto.

 

LUISA MORENO SARTORIO:

Ha alcanzado la plenitud estética que le confiere un posicio­namiento de un merecido y distinguido nivel en el ámbito de la actual poesía paraguaya.

Muestra su poesía, esa que siempre tuvo presencia y persis­tencia en sus relatos y que impregnan su obra de belleza y de ma­gia.

En estas entregas la autora se presenta asumiendo el mando del ejercicio de la libertad elemental. Lo hace con voz profunda, hecha de los materiales de su inspiración, desde la entraña, desde los paisajes misteriosos, evadida en un murmullo con atisbos de ternura incomprendida, a veces; siempre decisiva, indomeñada y encontrada finalmente en su propia y verdadera esencia.

 

MARÍA DEL CARMEN PAIVA:

Entrama su poema con una clásica actitud mimética.

 Utiliza el nivel lingüístico coloquial con predominio de la descripción impresionista con la cual poetiza elementos cotidia­nos, vitales, elementales.

El verso es libre con estratégico encabalgamiento que cul­mina en la transgresión de la medida; y así va pautando su ritmo.

 Internaliza su actitud de reflexión y así va elaborando su metáfora según el grado de abstracción o el tipo de realidad pre­sentada.

 

JOSEFINA PLÁ:

Su nombre es ya para la literatura universal uno de los más brillantes referentes de la obra literaria paraguaya. En cada una de sus producciones la admiración se detiene para reconocer su me­recido espacio de honor.

En “Oficio de mujer”, la construcción nominal predominan­te se muestra como título con sugerencia de un rol asumido con orgullo. La misma se repite en anáforas que se amplían en una cadencia de versos estructurados en flujo y reflujo, mediante el quiebre de la métrica que así consigue un metro singular.

Se limita el uso de verbos y los que presenta son de carácter estático, mientras el tiempo verbal es de un presente constante. Estos aspectos, así como la utilización del gerundio, implican tam­bién la repetida circunstancia de la mujer, firme en su posiciona­miento de entrega permanente que culmina en una breve y patéti­ca estrofa con la espera y la soledad.

“Sólo por mí”, “Cómo he de ser” y “Tú mandas” conforman el latido intimista que navega sobre paralelismos, adjetivaciones múltiples, entrecruzamientos de la abstracción y lo tangible, en la corriente interminable de un lirismo que, finalmente, como en “Esta es la poesía”, se inscribe en la estética universal.

En esta antología, es la inclusión de esta autora un homenaje y a la vez un privilegio, con el justificado orgullo de haber tenido E.P.A. como impulsora y fundadora a Doña Josefina.

 

ELINOR PUSCHKAREVICH:

El símbolo de su poesía alienta la sugestión, el sentido sutil de un esquema de estructura intuitiva y de metáfora que subyuga.

 El nivel declaradamente connotativo logra, sin embargo, por su vital sinceridad, el encuentro directo con las motivaciones más íntimas del verbo.

Los elementos de la sintaxis poética, tanto en su linealidad horizontal como en el paradigma vertebrado con criterio estético, entretejidos con luminoso acento, logran el bello poema de esta autora sensible y sincera...

 

SUSANA RIQUELME DE BISSO:

Simetría en la estructura, insistencia en diversas figuras de repetición, en oposiciones léxico semánticas utiliza la escritora para la exposición de su actitud arquetípica.

Proyecta en distintas motivaciones las excelencias del verso hábilmente trabajado, destacándose el juego fónico cadencioso.

 Es persistente una decisiva y clara aceptación del tiempo posible y de la seguridad imposible.

En su “Poesía”, el acto creador se vuelca sobre sí mismo planteando ese privilegio maravilloso del don de los elegidos.

 

YULA RIQUELME DE MOLINAS:

Los componentes fónicos se combinan con el plano de con­tenido con habilidad que elabora un producto estético de acentua­da impresión acústica y focalización del núcleo.

El ritmo de su poesía se cimienta en distintos recursos: en la eliminación de un valor silábico en sílabas sucesivas en “Vi el ocaso”, en la frecuencia regular de los acentos en “Incertidum­bre”, en cadenciosos grupos fónicos y quiebre en el final de estro­fa en “Tu vid madura” y en sintaxis de varios predicados con un sujeto común en “La Grieta”; significante manejado con maestría que expresa la belleza con imágenes que atrapan.

 

SASKIA SAER:

Indudables son los valores estilísticos que pueden ser ras­treados en la constitución elaborada por esta creadora de piezas plenas de inagotable belleza.

El notable predominio de la simetría en la sintaxis le da una fisonomía de clara precisión a la estructura.

Su estilo es equilibrado y se muestra despojado de cualquier elemento desviador de su mensaje directo, aunque jamás está au­sente el aspecto connotativo. Su discurso siempre prioriza la fun­ción estética sobre los demás aspectos.

Contenido intelectual y desborde emocional, serenidad y grito desde su interioridad en el transporte de la magia de la palabra poética.

 

NIDIA SANABRIA DE ROMERO:

Encontrarla es llegar hasta el borde mismo de la emoción estética y a partir de allí iniciar la aventura que nos interna a su universo de especial encanto.

Desde un principio, se vislumbra el arte indiscutible de esta escritora, con el reconocimiento de una lira pulsada con destreza.

El nivel uniforme de la entonación, el ritmo sostenido y el campo de la sonoridad en la expresión de intenso contenido se enriquecen con la intuición y la habilidad de un lenguaje elabora­do con conciencia de creación.

Sus trozos, su musicalidad y su sensibilidad configuran la posibilidad de la condensación de emociones. Es así la entrega de Nidia: el talento y la belleza en auténtica revelación.

 

LUCÍA SCOSCERÍA DE CAÑELLAS:

En distintas posibilidades demuestra la singular característi­ca de la obra artística: la adecuación de los planos de contenido y de expresión.

“Desilusión” interpone vocablos fuertes, como “reventados”, “mutilados”, “borrachos”, en sus nueve versos de estructura cir­cular, donde los “sueños” -como siempre- se convierten en un “poema”.

La acumulación de imágenes en “Cae el olvido” y “Rutina” consigue la intervención del ámbito externo en el espacio interior; la adjetivación y los verbos polarizan este paisaje impresionista.

“Te busqué” en imágenes sinestésicas compone un mosaico de recursos, de connotaciones. La metáfora se impone en hábiles calificativos y la búsqueda subjetiva tiene su resolución en el amor que se difunde.

Pocas veces se encuentra tan dulcemente referida la muerte como en “Cuando alguien nombre”. Aquí la humana ansiedad de durar tiene como símbolos de trascendencia la poesía, los sueños, una flor, que son, en realidad, latido del poeta.

 

GLORIA VEAS:

Con un enfoque sinecdóquico, la técnica se inicia en aspec­tos concretos para después tomar conciencia de realidades más sutiles.

La economía expresiva integra su propuesta a la "poesía pura" con un encadenamiento de asociaciones insólitas.

Deja una resonancia que se difunde, que se multiplica y con­verge otra vez, inexorable al centro mismo del universo.

 

 

DELFINA ACOSTA

Nació en Asunción.

Integrante de la denominada generación del 80, participó del Taller de Poesía “Manuel Ortiz Guerrero”. Es columnista del diario ABC Color. Obtuvo en el 450° aniversario de la Fundación de Asunción el “Mburukuyá de Plata” por su participación en los Juegos Florales con. su libro “Pilares de Asunción”. Su primer li­bro “Todas las voces, mujer”, presentado con el seudónimo de “Obscuro”, en el concurso de poesía “Amigos del Arte”, ganó el primer premio. Más tarde vino su poemario “La cruz del colibrí” y un libro, “El viaje”, que reúne cuentos que han obtenido pre­mios y menciones en diversos concursos literarios. Su último li­bro, "Romancero de mi pueblo", ganó el segundo premio en el concurso de poesía “Federico García Lorca”. Actualmente sigue escribiendo poesías y cuentos, muchos de ellos publicados en la revista dominical del diario ABC Color.

Figura en las antologías siguientes: “Poési Paraguayenne Du XX e Siécle”. Edición bilingüe, Rubén Bareiro Saguier y Carlos Villagra Marsal, 1990; “Visita de una sombra y otras sombras” y “Poetas y prosistas paraguayos”, Hugo Rodríguez-Alcalá, 1981, “Poesía paraguaya de ayer y de hoy”, Teresa Méndez Faith, 1989, “Narrativa paraguaya de ayer y de hoy”, Teresa Méndez Faith, 1999. “Poetisas del Paraguay”, Miguel Ángel Fernández y Renée Ferrer de Arréllaga, 1992; “Narrativa paraguaya”, Guido Rodríguez-Alcalá y María Elena Villagra; “Narradoras paraguayas”, José Vicente Peiró y Guido Rodríguez-Alcalá, 1999; “Tiempo de contar”, libro de cuentos, 2000.

 

 

VERSOS ESENCIALES

a Pablo Neruda

I

 

Te pido a ti, perdón, en estos versos,

Neruda, de mil páginas poeta,

pues yo no sé escribir cantando al agua,

a aquel frescor primero de la hierba,

igual que tú, en tu Chile de araucarias.

Yo sólo sé escribir palabras quietas

en este pueblo donde todo muere

volviéndose en las manos rota piedra.

Sucede, sin embargo, algunas veces,

que el corazón procura alguna fiesta,

y salgo a andar, alegre y bien vestida,

por el camino y luego estoy de vuelta.

Me ocurre que me río, que mi risa,

igual al llanto mío desespera.

De mi costado izquierdo sale un verso

apasionado y triste que gotea.

Ah... si entonara como tú, Neruda;

si alzara por los vientos los poemas

mejores de mi vida en dulce nota.

Si el verso hablara a Dios sin una queja.

Sollozo sin su madre, fuego oscuro,

jardín quemado que no dio violeta,

invierno sin cerilla, espectro frío

es todo lo que tengo por cosecha.

 

II

 

No vi tu mar, apenas lo entreveo

en la delgada orilla de mi río.

No caminé, igual que tú, Neruda,

por calles rojas en Valparaíso.

Mas si supieras, Pablo, cuántos versos

en que nombraste a Chile yo he leído.

De trecho en trecho recorrí tu pueblo

tocando las veredas de tus libros.

Alegre canto el tuyo porque trae

la lluvia primeriza del estío.

Juntaste con tu voz la voz del hombre

que haciéndose a la mar se ha redimido.

Le diste miel al fruto de la tierra.

Cargaste sobre el hombro los racimos     

de las morenas uvas y llevaste

vendimia de dulzura a tu destino.

En tantas ocasiones celebraste

la simple excusa de saberte vivo.

Y por vivir mejor te diste, ufano,

a compartir con todos pan y vino.

De tanta fama tuya, don Neruda,

de tanta majestad de ser sencillo,

me queda un solo canto, un verso solo,

hojeado sin cesar: el hombre mismo.

 

III

 

Alguna vez creí hablar contigo,

Neruda, allá en tu tierra; tú decías

que la primera música en Parral

 fue el soplo virtuoso de la espiga,

y aquel silbido patriarcal del viento

llevando sobre el lomo su familia

de cartas sin destino, de hojarasca,

de lágrimas y páginas escritas.

Contabas que te hiciste compañero

del Sol que madrugaba con la brisa.

Sobre la miel y el pasto quebradizo

tendiste la frazada de tu vida.

También contabas que al amor cantando

del hielo liberaste a la poesía.

Jamás te perdonaron los poetas

que honraban las estatuas de caliza,

la musa muerta, la ya fría lágrima

que le quitó el pañuelo a la mejilla.

Jamás te perdonaron los poetas.

Tu nombre fue quemado en una pira.

Volviste, tan alegre, de la hoguera.

Naciste, nuevamente, en tu ceniza.

Una pleamar de estrellas en el norte

levanta cada noche tu poesía.

 

IV

 

Pero también cantaste a las muchachas

 de boca roja como una ciruela;

tus versos las pintaba distraídas,

en el balcón, prendiendo una candela.

De sus mejillas se nutrió la fuente,

la sal y la pleamar de tus poemas.

Sus ojos eran lámparas, contigo,

en noches visitadas por luciérnagas.

Ninguno, como tú, cantó al amor.

Ninguno, como tú, les hizo bellas

a las mujeres de redondos pechos,

de pies pequeños, de rojizas mechas.       

Nombraste a todas; quién no tuvo turno

en el elogio de tu voz contenta.

Con dulces uvas de tu Chile amargo

brindaste por la sal de sus caderas.

Usaste, a veces, rosas de sus madres,

geranios de sus hijas y violetas,

con que alfombrando fuiste sus pisadas.

Las últimas, se hicieron las primeras.

Silbaste a la mujer. Silbando sigues

aunque acostado y yerto en larga hierba.

No dormirá tu voz, salada y larga.

Ni habrán de enronquecerse tus poemas.

 

 

MONTSERRAT ÁLVAREZ

 

Nació en Zaragoza (Aragón), España.

Estudió en: Academia Preuniversitaria Trener, Lima, Perú, 1985-1986; Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, Perú, 1986-1987; Filología Inglesa en la Universidad de Zaragoza, Es­paña, 1987-1988; Filosofía en la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, Perú, 1989-1991; Filosofía en la Universidad Ca­tólica de Asunción, Paraguay, 1994-1995. Instituto Superior de Estudios Humanísticos y Filosóficos (ISEHF), Asunción, Para­guay. Correctora de gramática y estilo para diversas editoriales y publicaciones. Articulista sobre temas de literatura, filosofía y antropología. Profesora del curso de Historia de la Filosofía, del seminario filosófico sobre La posmodernidad: reflexiones sobre la era del vacío, auspiciado por la ONG Orbis Tertivs.

Profesora particular, para grupos reducidos, de lógica algorítmica y de seminarios de lectura y debate de las obras de Platón, entre otros temas.

Actualmente dirige dos veces por mes el Café Filosófico, actividad organizada por la ONG Orbis Tertivs.

Ha publicado “Zona Dark” (poemas), 1991; “Doce esbozos haitianos y un cuento andino” (cuentos), 1994; “Espero mi tur­no” (nouvelle), 1996; “El Poema del Vampiro (ensayo filosófi­co)”, 1999; “Underground” (poemas), 2000.

Obtuvo premios de poesía en los Juegos Florales de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 1990, y Premio Poeta Joven del Perú, 1990-1995.

 

 

TÍA IDA

 

Ahora que caminas con tu viejo paso de tacones altos

hacia el umbral de tu último misterio,

ahora que por fin desposarás al Señor de los Muertos

¿qué eres al fin de cuentas?

Has sido un canto sin sentido que entonará la nada,

un sueño del absurdo y cósmico silencio.

Tu vida se yergue en mi memoria

como el bostezo de un monstruo repelente.

Tu vida se yergue en mi memoria

como un largo domingo por la tarde

en el que nos tomamos de la mano

para caminar bajo los álamos.

Tu vida fue un tonto y hermoso canto,

un ingenuo, vano canto

al milagro del breve mundo humano.

Un tonto, vano canto.

¿Qué harás ahora, dime,

ahora que no puedes soñar

con tus palacios y tus cisnes?

¿Ahora que no puedes amasar galletitas

y todas esas cosas?

¿Qué harán sin ti los azúcares del mundo?

Tía Ida, a ti te gustaba contemplar las flores,

como a todas las pobres mujeres

que hacen crochet

y no merecen nacer para la muerte.

Como a todas las pobres mujeres,

a ti te gustaba

el canto de las aves que surcan espacios

y hacer confituras que tanto alabé

porque tú las hacías.

Las hacías porque sí, por amor,

como otros dan la vida por su causa.

Porque las hacías por tu tonto amor hacia la vida,

y eran el homenaje,

el humilde homenaje de tu ser hacia sus semejantes.

Y ahora dime,

¿para qué lo hacías? ¿De qué sirvió todo?

Tantas tardes amasando y amasando.

¿Para qué, para qué tía Ida?

En mi memoria me tomas de la mano

cuando yo apenas levanto unas pulgadas del suelo

y me muestras risueñamente el mundo,

ilusa, ilusamente.

Pero yo nunca me engañé, tía Ida.

Todos tus dulces no desterraron la amargura de mi pecho.

Y ahora te pregunto: ¿para qué?

Si somos breves, como breve es el mundo,

y vamos a la deriva, y tu viejo Dios nos ha olvidado

y nos asesinamos los unos a los otros, y golpeamos al mendigo

que mendiga.

¿Para qué, para qué, tía Ida?

¿Para qué todo tu amor y tus bordados?

Y yo pregunto al mundo: ¿para qué?

Y veo la matanza, la miseria y los llantos,

 y todo el grotesco sinsentido del Cosmos.

Y os pregunto: ¿para esto vivió mi tía Ida?

Y os pregunto a vosotros: ¿por qué la habéis traicionado?

¿Por qué nos traicionamos los unos a los otros?

¿Si ella siempre y a todos nos amó?

¿Qué diría ella de nosotros

si pudiera vernos en todo nuestro horror?

¿Si hurgara en los abismos

tenebrosos de las almas?

Ella, que era buena

como ya nadie lo es.

Ellaque amasaba con sus viejas manos

y elaboraba complejos y minuciosos bordados

… Le gustaban las flores y los pájaros.

¿Para esto ha vivido y ha amado?

¿Para que nos matemos y muramos?

¿Para qué nos matemos los unos a los otros?

¿Para qué nos envenenemos con el odio?

¿Para que seamos pasto de gusanos?

¿Para ser ignorados de los astros?

 Bien sé que todo esto es muy trillado

 y que hago el ridículo con mis discursos

como mi tía hizo el ridículo también toda su vida.

No importa.

Mi tía me tomaba de la mano

y me mostraba el mundo entre sonrisas

ebria de esperanza y maravilla,

porque se engañó y creía

que éramos buenos, como ella.

Y ahora que ha de morir, ¿qué nos quedará sino miseria y ver­güenza?

Y yo os pregunto:

¿para esto vivió mi tía Ida,

que ahora está muriendo?

¿Para que no la recordéis ni siquiera un minuto

en medio del fragor de vuestras mezquindades,

en todo su enorme candor de amar, la pobre vieja?

¿Para eso vivió mi tía Ida?

 

        

MANDAMIENTOS

 

Colocad estratégicamente

cibernéticas bombas de tiempo en los árboles genealógicos

y en los edificios de oficinas.

Poned vuestro corazón en las garras del Demonio.

Devorad la carne cruda, ensangrentada, como grandes leones de

sabana.

Lavad, sí, lavad vuestras manos de todas las mentiras de este mun­do.

Orad a grandes voces en las plazas.

Pero colocad estratégicamente

vuestros corazones como bombas en las místicas copas de las ha­yas.

Colocad bombas

en las callejuelas que conducen desde el Útero a la Tumba.

Veneno

en la copa que va desde los labios

de vuestro padre a los de vuestra madre.

No digáis más mentiras.

A vuestros hijos

y a los hijos de sus hijos

dad de beber vuestras amargas lágrimas

por los siglos de los siglos.

 

 

 

MARÍA LUISA ARTECONA DE THOMPSON

 

Escritora, docente y poetisa. Nació en Guarambaré.

Dictó clases de Literatura Española en el Colegio Nacional de la Capital, de Lengua Española y de Literatura Americana en el Colegio Nacional de San Lorenzo, de Lenguas en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción y de Comuni­cación Oral y Escrita en el curso probatorio de ingreso de la Uni­versidad Católica.

En 1951, en el concurso literario auspiciado por Amigos del Arte, uno de sus poemas obtuvo el primer premio y dos años más tarde, en otro evento similar, mereció una medalla de oro.

Trabajó igualmente como asesora del Departamento de En­señanza Superior y Difusión Cultural del Ministerio de Educación y Culto. Ejerció la presidencia del libro juvenil de la UNESCO y la dirección de la Escuela de Educación Infantil Simón Bolívar. Fue co-directora del Círculo “Asedio de Literatura y Arte”. Igual­mente es miembro correspondiente de la Academia Hispano-Ame­ricana de Letras y de la Sociedad Bolivariana del Paraguay.

Sus obras son: “Viaje al país de las campanas”; “Canción para dormir una rosa”; “Cartas al señor Sol”; “Villancicos del Pa­raguay”; “El alfiler enamorado”, “Teatro de hilito”; “Gritos de los Andes”; “Canto dedicado a Simón Bolívar; el canto a oscuras”; “Antología de la literatura infanto juvenil del Paraguay”; “La flor del maíz, calendario escolar paraguayo”.

Tiene además numerosos cuentos y poemas publicados en periódicos, revistas y antologías literarias locales y extranjeras.

 

ASOMBRO

 

En un tiempo sin nombre descubrí

entre las manos,

puestas sobre el espejo cotidiano -cristal y celosía

de los años-, esta opulencia de cabellos blancos.

Calladamente, como besos hurtados a un amor

fugaz de adolescencia, se me fueron los años.

¿A dónde fue la rosa nacarada de la dulce inocencia?

La voz que entretejía en el aire el contorno

de las hermosas palabras. Madre. Amor. Cielo.

Lasinmaculadas puertas que se abrían

sobre el jardín de los encantamientos.

Los gritos estridentes de la infancia

y los sollozos por aquellas nadas.

El albo traje de las comuniones con sus estampas

y sus letras de oro.

Los espacios del tiempo repartidos en las jornadas

diáfanas, de unas siempre llamadas vacaciones.

Y los rostros. Los nombres. Las edades

que quedaron por siempre en la retina

con sus gestos de asombro y maravilla.

Todo ocurre de pronto tan de prisa,

que al querer atrapar entre las manos

las sinuosas líneas de un juguete,

las falanges responden torpemente

y vibra en ellas un temblor ligero

que más sabe de pan que de caricias.

Indefectiblemente es el otoño,

donde la brisa corre diferente

y hay recuerdos amargos que hoy se visten

de fiesta.

Este manojo de cabellos blancos

señala un puerto de barcos estrellados

con quietos pescadores a la espera

de la ofrenda del agua en cada hora.

Pero un secreto ensueño envuelve todo,

porque la vida se ha tornado blanca.

Es como regresar a alguna aldea

donde la magia del amor perdura,

y de cada derrota, sin pensarlo,

fabrica un duende de color de nieve

que juega a los castillos en sienes.

Esta opulencia de cabellos blancos

es simplemente asombro.

 

 

UNA VEZ

 

Hoy anduvimos celosamente humanos,

rescatando el idilio de las horas.

Por eso fui buscando un lapso claro

para ofrecerte mi vendimia simple.

Pero tú, generoso hasta el convite del vino

de mi agrazón oscura, hiciste uvas doradas,

y un poco deslumbrado

de pronto, todo lo cambiaste

y se tiñeron tus ojos de dulzura

y nada más que así fue nuestro encuentro.

 Había una vez. No.

Érase una vez. No.

Que fueron muy felices. No.

Ya lo sé, amor.

Son los tenaces juegos de tu ausencia.

 

 

MARÍA LUISA AYALA DE ANGULO

 

Nació en Asunción. Profesora de Declamación en el Con­servatorio Mestres de la ciudad de Buenos Aires. Pertenece al Mo­vimiento Schoenstatt y a E.P.A.

Recientemente publicó su primer poemario titulado “Reta­zos de vida”.

 

EL PADRE ALONSO

 

(Juan 15,13)

 

¿Qué es dar la vida por otros?

¿Morir acaso?; No siempre!

¡También es vivir por ellos!

Es entregarse de lleno,

renunciando a los anhelos.

¡Llorar y empaparse entero

con los dolores ajenos!

 

Es ir sembrando cultura.

Es consolidar principios.

Es dejar la propia patria.

Es absorber por los poros

las costumbres de otro pueblo,

el ritmo de sus guaranias,

el olor a flor de coco!

 

Eso hizo el Padre Alonso.

Se sumergió en el sentir

de una juventud florida

y dio su vida por ella!

 

Con su santo ministerio

cumplió una misión sublime:

ganar almas para el cielo.

Con sus sentidos poemas

también le cantó a la patria,

a este Paraguay querido

que es tan suyo como mío!

 

Mas un día de improviso,

soplaron vientos contrarios

que lo llevaron a España.

Agujas de soledades

perforaron su conciencia

al poner en la balanza

sentimiento y obediencia.

 

Así fue como de nuevo

nos sirvió de ejemplo vivo,

dándose al caro proyecto

de formar generaciones!

 

Pero tuvo que volver,

porque aquí le retuvimos

su corazón como rehén!

 

Aquí estaba su lugar.

Fue aquí donde marcó huellas,

como cabe a un fiel testigo:

enseñándonos a dar

la vida por los amigos!

 

 

EL OCASO DEL OMBÚ

 

(Apocalipsis 21,1)

 

Al ombú mi caro amigo,

le está llegando su fin!

Cada vez que voy a verlo

lo encuentro más disminuido.

Ya casi no tiene ramas,

su tronco es un agujero

que se deshace en pedazos!

 

Me corren por las mejillas

las lágrimas del recuerdo.

Nadie diría hoy, al verlo,

que fue vigoroso y fuerte.

 

Ahora lo llenan colmenas,

como símbolo patente

de que el árbol continúa

y continuará por siempre

derramando su dulzura

por medio de las abejas!

 

Distingue aún con claridad

a quienes sabe le aman,

porque cuando yo me acerco

con cariño, a saludarlo,

brotan con dolor visible,

fruto de un penoso esfuerzo,

algunas hojitas verdes,

para demostrar así

que continúa luchando!

 

Me quiere dar mensajes,

que en mi profunda congoja

interpreta el corazón:

 

“No te pongas triste al verme

tan maltrecho y acabado!

Mi vida fue muy intensa

y voy muriendo feliz

sintiéndome tan amado!”

 

El Creador ya me tiene

reservado un gran espacio,

y de nuevo allí podré

albergar a muchas aves;

y esas manzanas traviesas

que un día fueron mis frutos

se treparán como antaño

a acomodarse en mis ramas.

 

No quiero verte llorar!

Tú sabes que soy sensible;

por lo tanto, me hace mal!

Recuerda el Apocalipsis:

“Tendremos alguna vez

cielo nuevo y tierra nueva”,

 y en la creación redimida

habrá un sitio para mí.

Este preciso lugar

llamado “Santa Isabel”

también se irá con nosotros

para alegrarnos el alma.

Será parte del paisaje.

Miraremos más estrellas

a que será un cielo nuevo!

Quizá escribas más poemas...

No quiero verte llorar!

Allí juntos, otra vez,

nos sentiremos en casa!

 

 

 MARGOT AYALA DE MICHELAGNOLI

 

Fue vicepresidenta de la Sociedad de Escritores del Para­guay,1992, presidenta del grupo “Costurero Luciano Cestac” (apo­yo a la formación de electricistas de la zona marginal del barrio Chacarita), presidenta del grupo ADAC (Asociación de Apoyo a la Cultura), vocal de cultura del “Consejo Nacional de Mujeres”, miembro del “PEN CLUB”, secretaria fundadora del Instituto México-Paraguay, miembro de “Gente de Arte”. Actualmente es presidenta de la Fundación Cabildo y de Escritoras Paraguayas Asociadas (E.P.A.)        .

Se desempeña en el área de Recursos Humanos en las em­presas del Grupo Michelagnoli para extensión cultural y acción social.

Realizó estudios literarios en cursos de poesía, narrativa, aná­lisis de texto y composición con Hugo Rodríguez-Alcalá, Carlos Villagra Marsal, Jacobo Rauskin, Osvaldo González Real y Fran­cisco Pérez-Maricevich.

Asimismo formó parte de talleres y participó en seminarios como: “Pos-modernidad”, con Osvaldo González Real, “Pos-mo­derno” con Juan Manuel Marcos, “El Barroco”, con Josefina Plá, “Primer Congreso Nacional de Escritores”, “Seminario Nietzsche”, con Osvaldo González Real, “Seminario Liotar”, con Osvaldo González Real, “Seminario Generación '90”, con Francisco Pérez­ Maricevich, “Instalaciones '99”, con Fátima Martini, “Búsqueda de la identidad latinoamericana en el arte” (2000), con Javier Rodríguez-Alcalá, “El papel del educador, el escritor y el comunicador en la transformación de la sociedad” (Universidad del Norte 2001), con Mempo Giardinelli, Augusto Roa Bastos y Doris Sommer.

Obras publicadas: “Ventana al tiempo”, poemas (1987); “Ramona Quebranto”, novela (1989), escrita en yopará, adaptada para el teatro en 1998; “Murmullo Interior”, poemas (1991); “Entre  la guerra, el olvido”, novela (1992); “Cielos Interiores”, poe­mas (1994); “Más allá del tiempo”, novela (1995); “El velorio”, “La casa de la calle 33”, “El lapacho”, cuentos. En “Tiempo de contar”, cuentos (2000), “Muestra de las poesías de hoy en el Pa­raguay”, poemas (2001).

 

 

QUIETUD

 

Exorcízame

     la soledad

          del Universo

 

Respirar

     el aire

          cargado de sonidos

 

Descubrir

     las voces

          del vacío

 

Descifrar

     los poemas viento

          en las quebradas

 

Sentir

     la quietud

          en mi torrente

 

Precipitarme

     en los espacios insondables

          del alma

 

 

MI BÚSQUEDA

 

Busco al ser

     que me puebla.

          Busco mi nombre

               verdadero.

                    Busco la certidumbre

                         que hoy me deshabita.

 

Busco al ser

     que en los latidos

          se multiplica

               en lo profundo

                    insondable

                         de mí misma.

 

Fatigada de tanto andar

     por los atajos de ansias

          incumplidas.

 

Haciendo arder

     hogueras a destiempo

          en esta urgencia

          de inaugurar

               otro universo.

 

Limitado es el tiempo.

     En el umbral

          aguarda el otoño

               a la intemperie.

 

 

RÍO QUIETO

 

La luna se distrajo

     en tu mirada

          y vi nacer

                una sombra diferente.

 

Leí el olvido

     en tus ojos desolados

          que apagaban

               este amor

                    vencido.

 

Sentí tu soledad

     abandonada en mi

          tristeza.

 

Y en el refugio

     de mis brazos

          estabas

               ausente.

 

No sé si hay desamor

     cuando te escucho

          la sombra de tantas

               noches nos aparta.

 

Espacio tirante

     donde a veces

          surge el odio.

 

Este nuestro tedio

     espeso

          repetido

               asedia

                    herrumbra.

 

A veces espero

     no despertar

          a este quieto río

               y concluir la historia

                    de insuperable hastío.

 

Estamos solos

     en esta gastada rutina

          en este quieto río.

 

En medio de la

     bruma de los años.

 

Se va difuminando

     en la memoria

          aquello que vivimos

               entre lágrimas y risas.

 

Me atormentan

     esas voces interiores

          llenas de sueños.

 

Existió o fue quimera

     aquel amor

           aquel brillo

                tan remoto.

 

Mientras el crepúsculo

     va cayendo lentamente.

Como si siempre

     fuera primavera

          como si fuera

               posible borrar

                    las cicatrices.

 

 

ROSANNA BERINO

 

Nació en Asunción.

Realizó sus estudios en colegios católicos. Su actitud ten­diente a las reivindicaciones la inclinó a su formación jurídica y a una actividad profesional orientada hacia la comunidad. Estudió la carrera de Derecho y Notariado. Se graduó como Escribana.

Escribe poesías desde los 16 años de edad. Ha escrito artícu­los de contenido social y jurídico para la prensa. Páginas escolares de medios de prensa han publicado varias de sus poesías.

Marcada por el talento e inclinación familiar hacia el dibujo y la pintura hizo su presentación plástica en 1997, al mismo tiem­po que lanzó su obra poética “La vida es un libro de páginas rosas páginas grises”, imprimiendo también, en posters, varias de sus poesías infantiles.

Susan Smith Nash, en su obra “First Light” An Anthology of Paraguayan Womens Writers, describe su obra como reflejo de la realidad sociopolítica del Paraguay.

El Dr. Martín Almada describió sus poemas, algunos de los cuales sólo pudieron ser registrados después de la caída de la dic­tadura stronista, como: “poema simple y grave”, “poema alerta”, “su poesía es denuncia y anuncio. Un dardo al corazón y shock eléctrico al pensamiento”. De sus odas, el diplomático Oscar Llanes resaltó: “Hilvana palabras sueltas con maestría artesanal, con ma­gistral dulzura, con extraño encantamiento nos convertimos en su confidente de múltiples sufrimientos, sin embargo al doblar de página, la encontramos en todo su esplendor en el medio de un círculo de esperanzas redobladas”.

En dos oportunidades participó en el concursos literarios del Club Centenario, y en dichas ocasiones obtuvo el Primer Premio en poesía. Es miembro de la Sociedad de Escritores del Paraguay (S.E.P.) y de Escritoras Paraguayas Asociadas (E.P.A.).

Desde 1991 se desempeña en el Ministerio de Relaciones Exteriores; cumplió labores como negociadora técnica de temas específicos en las reuniones del Mercosur y del Alca. En la carrera diplomática y consular se encuentra escalafonada como Conseje­ra y Cónsul General.

 

 

ALTA TRAICIÓN

 

Rostro amado

cuyos principios se apartaron.

Logró el poder,

y esclavo fue de él.

 

No honró a quien se lo prestó

mas en impurezas su ser vivió,

el Uno, todo se lo dio,

mas con soberbia

del Uno se apartó,

y en los placeres impíos

se sumergió.

 

¡Oh, cuánto dolor!,

por ti, muerte me acechó,

no lo apartaste tú de mí

lo hizo el Uno, a quien defraudaste

aquel, a quien yo unida, tú admiraste

pero después te burlaste.

 

¡Oh, cuánta tristeza!,

tú, que fuiste amado,

¿cómo pudiste con tanta gracia jugar?,

escogiste impías amistades,

y en peligrosas aguas navegaste,

no te aparto de ellos,

me aparto yo.

 

¡Mal timonel has sido!,

el Uno, por eso, casi todo te lo arrebató.

 Contabiliza y sopesa lo perdido,

y reconoce a tiempo lo último que te queda.

 

Si miras con ojos de este mundo,

dirás, tengo mucho todavía,

mas, si tu alma no está del todo ciega,

sabrás que sólo Uno, es lo que resta.

 

¡Oh, tú que fuiste amado!,

por ti conocí oscuros pozos, y a quienes,

 más pudiendo, mal no les hice.

¡Oh, cuánto dolor!,

cual puñal en la espalda, y en el corazón.

 

¡Oh, Señor!,

dolor, más injusticia,

más acechanzas y persecución,

saturan el alma de desesperación,

aconsejando peligrosamente a la razón.

 

En tanto dolor y oración,

oyóse una voz:

mujer, en las acechanzas de la muerte,

¿tu amor, te guardó?

No Señor,

él me entregó,

¡oh cuánto dolor!, admitirlo, Señor!

 

¿Qué es amor?

sino devoción, cuidado y protección

de aquel a quien amas.

 

Pero no fue aquél,

sino el Uno que todo lo ve,

quien salvó a su fiel.

 

Conocí tormentos,

muchas pruebas pasé,

mi cimiento de roca

a mi paso se afinaba y ensanchaba,

una y otra vez,

causándome aflicción y luego alivio,

pero después de todo,

era roca.

 

Buscando justicia,

puertas golpeé,

reconocí a los falsos,

a quienes, mejor les es creer

en el que tiene poder,

pues favores se logran de él.

 

Conocí de trabas y falsedades,

sentí en momentos desfallecer,

desesperé, renegué,

mas pudiendo devolverlo todo,

por el Uno, opté;

comprendí entonces,

que por misión en este mundo quedé.

 

Comprobada la injusticia,

convirtióse en mi lanza.

¡Oh Señor, tú mi escudo,

tú, mi roca!,

con aflicción

me dotaste de lanza.

Nunca me abandonaste,

en el dolor me fortaleciste,

en el dolor me forjaste tu fiel mensajera.

 

En la noche, encendió

el faro su luz.

Tomé el timón,

hacia él voy,

dichosa de mí,

puerto seguro me espera

allí, donde la Omega.

 

 

PENSAMIENTOS

 

Corta de raíz

lo que solo trae espinos.

Un ser espiritual

no puede dar su tiempo,

por el que carece de él,

y es reacio a aceptar su carencia.

 

Que tu cuerpo no pese más que tu espíritu

en la balanza de la vida.

 

Cultiva tu espíritu,

ejercita tu mente,

domina tu cuerpo,

y no pretendas

que todos te entiendan.

No todos están dotados de las fuerzas necesarias;

Que EL UNO te baste.

 

 

GLADYS CARMAGNOLA

 

Poetisa, ex docente. Escribe desde la adolescencia. Su primer li­bro data de abril de 1965. Poemarios para niños: “Ojitos negros”, 1965; “Navidad”, 1966, “Piolín” 1979 y 1985, “Lunas de harina” 1999. Para adultos: “Lazo esencial” 1982, “A la intemperie” 1984 y 1998, “Igual que en las capueras” 1989 (Premio de la Asocia­ción de Críticos de Arte de Miami, 1985), “Depositora infiel” 1992 (Premio único de Poesía del Instituto Cultural Paraguayo Alemán 1992), “Un sorbo de agua fresca” 1995 (Mención de Honor del Premio Nacional de Literatura 1995, Premio Munici­pal de Literatura, compartido y Premio El Lector 1996), “Territo­rio Esmeralda” 1997 (Premio Pluma de Oro José Luis Appleyard), “Un verdadero hogar” 1998, “Banderas y señales” 1999.

Es autora, además, de varios poemarios conmemorativos, de cir­culación limitada, aparecidos en 1965, 1981, 1982, 1989. Es au­tora del Himno del Colegio La Providencia, con música de Luis Szarán, estrenado en el centenario de dicha institución. Por su participación con el poemario inédito “Para reconocernos como hermanos”, ha merecido el Premio “Fiambrera de Plata del Ate­neo Casablanca de Cultura Popular”, de Córdoba, España.

Ha recibido premios de “Amigos del Arte”, y otros. Y por su poe­sía, ha merecido homenajes en el Festival de Ypacaraí, en el Fes­tival del Takuare'e, etc. Figura en algunas antologías nacionales y extranjeras y algunos de sus poemas han sido traducidos a otras lenguas.

 

 

COMO UN PADRENUESTRO

 

Si muero hoy,

conoces el modelo

-color y forma-­

de lápida que quiero.

 

Que silbe, cuando cave la tierra

un eficaz sepulturero

buscando dónde arrinconar

mis huesos.

 

Que nada importe ya de mí

-camino hacia el reencuentro-.

 

Pero que alguna vez, alguna tarde

propicia, singular para el recuerdo,

leas una palabra, un poema

que derribe los muros del silencio

y llegue a mí, sencillo, elemental,

como un Padrenuestro.

 

 

CÓMPLICE

 

Guardo en algún rincón aquel aroma

de lluvia sobre el monte;

de musgo pisoteado en el arroyo

en pleno bosque.

 

¿Era más fresca el agua de los cántaros

o el aire que corría en los corredores

como escapando de la resolana

a protegerse en la mansión de adobe?

 

Estaba siempre allí la parralera.

Y la belleza parecía entonces

ser exclusividad de las guayabas,

de las sandías, de los caracoles...

 

Era hermoso saber que las palomas

 habían nacido para ser mis cómplices.

 

Cuando de aquel rincón llega el aroma

de musgo en pleno bosque

cuando el aire me trae súbitamente

el frescor del helecho de los montes,

intacta recupero la certeza

de mi horizonte,

y toda la hermosura

del universo es simplemente cómplice.

 

 

VERGÜENZA

 

¿Qué puedo yo decir que no hayan dicho mis hermanos mayores,

de esta tierra?

 

¿Que la amo, tal vez, profundamente,

que a veces tengo miedo de quererla

de modo tal, que prefiera el silencio

que ofenderla?

 

Ya sabes que el amor

toma formas sutiles, tan diversas

que unos gritan y aplauden

mientras otros se esconden de vergüenza.

 

 

 

TE AMO, PALABRA

 

Te amo, palabra,

te amo

porque eres no sólo hermosa forma

enredada en el croquis de una idea,

sino más

porque eres el medio del que pueden asirse mis fuerzas

para abrazar el súmmum de tu esencia

o rastrear el fondo de una sílaba tuya,

auténtica.

Te amo, palabra,

te amo

porque guardas aquello que amo

y de lo que de a poco voy siguiendo la huella.

Te amo porque nunca

me has levantado diques ni barreras.

Porque comprendes que te necesito

y cumples, generosa, el ritual de la entrega.

 

Te amo, palabra.

Vives aquí, prendida a mis moléculas,

 y te lo digo hoy

-sin importarme que ya tú lo sepas-

­para cuando no pueda mencionártelo

con esta voz terrena

porque estaré quizá

confundida en la cal de otros huesos

y abrazada irrenunciablemente a ti

bajo seis letras.

 

 

RITUAL

 

¿Alguien ha dicho acaso que estuviera

prohibido ser feliz?

Perdón; no lo recuerdo

o no comprendí.

 

Con más de media legua transitada

por los cañaverales del vivir,

ya sé del sitio justo donde crece

la exacta caña dulce para mí.

(Casi seguro es la sencilla clave

de este ritual de ser, estar o parecer feliz,

la melodía de los cañaverales.

La caña dulce siempre estaba allí

verdeando en el lucero, en la laguna

que parecía nunca tener fin...

¿Qué alquimia ha germinado la semilla

en algún metafórico jardín

y ha impedido secarse a la laguna

sólo dentro de mí?)

 

¿Dónde estás caña dulce que insaciable

pidió esta boca entonces infantil?

 

Nadie jamás me ha dicho que estuviera

prohibido ser feliz.

Si alguien se atreve que no sea aquí.

 

 

 

RAQUEL CHAVES

 

Nació en Asunción, Paraguay.

Estudió Filosofía, Inglés, Estética.

Incursionó hace años en el periodismo y la docencia univer­sitaria.

Poeta y ensayista, publicó varios libros de poemas como “Todo en el viento: Siete Viajes” (1984), “Espacio Sagrado” (1988), “Partes del todo” (2000) y varias canciones, en una incesante pro­ducción.

La trayectoria de esta artista sensible, intelectual-de recono­cida excelencia, se proyecta en una actividad cultural de induda­bles valores.

 

 

LA RAMA EN EL VIENTO

 

El peregrino adónde va?

Lejos

muy lejos...

El peregrino adónde irá?

Más allá del tiempo...

 

Estaba ahí

absorto en la llanura

“enfermo de universo”

frente al cerro lejano.

 

Vengo del Sur

de ese país en grietas...

Vengo con dos milenios

y el polvo de Hiroshima

formando nubes

de horror

en la memoria...

 

Soy el viajero

El que pregunta

Llego al Yvypyte

sin asirme a nada

en el silencio del tiempo

escuchando

los antiguos Cantos...

 

Ellos me dicen:

Aquí nacieron

los primeros árboles

las aves y animales

el hombre y la mujer!

 

Soy el viajero

El que viene de un país en sombras!

Me encuentro en la tierra del origen...

el yvypuru'a del mundo...

Un espacio sagrado que hollar al fin.

 

 

AMOR DE RÍO

 

Ay este amor del día y de la noche

con todo el apogeo y el dominio

que sobre su cuerpo ya ejerzo y siento,

se va, en otro río, el presentido.

 

 

CONFESIÓN

 

A mí me ciñe el regocijo,

el de tu cuerpo con el mío,

en el setiembre que desata

luces de árbol todavía.

 

 

ADIÓS

 

Qué día de junio es hoy

que florece en viento

en este puerto

perdido como el sueño

habido de vanas

esperanzas sobre el amor...?

Quedan breves recuerdos.

Es cierto. Allí está

en la arena borrándose tu adiós.

 

 

 ÁRBOL DE AGOSTO

 

a Osvaldo González Real

 

Floreces este mes porque floreces...

Nadie sabe por qué, por qué este tiempo

vestido ya en tu gloria, te desviste

y viste de hermosura a quien te mira.

Yo te proclamo luz de mi paisaje...

Y en mi callada noche, un alba de oro,

con la oscura presencia de los ángeles.

 

 

EL PATIO

 

Terrible corazón el que me dieron.

Quisiera rescatarlo de esas nubes

y es imposible. Además, el viento

es norte y su loca sed me agobia.

 

 Dejé abiertas puertas y ventanas.

 Dejé que con la fronda conversara

y pusiera orden en tantas cosas

que en este patio se acercan a la vida.

 

El viento, que es el dueño de mis días,

 pasa y pasando deja sus esencias.

Deja caer las hojas a la tierra

y es corazón, confuso, las espera.

 

 

DE VIAJE

 

Las alas que en la espalda

llevo

no se ven.

Me sirven a ciertas horas

para el vuelo.

No pesan porque el aire

se colma de palabras

y el rumbo es alto:

allá me esperan.

 

 

EN ESE REINO

 

Este vivir nombrándote

hace saltar las cosas

del reino de la arena

donde me espera insomne

tu piedra, la primera.

 

 

 

SUSY DELGADO

 

Nació  en San Lorenzo, Paraguay.

Obtuvo la licenciatura en Ciencias de la Comunicación (Pe­riodismo), de la Universidad Nacional de Asunción, en 1970. Rea­lizó un curso de posgrado en la Universidad Complutense de Ma­drid, entre 1978 y 1979, y en el Instituto Goethe de Berlín, en 1989.

Su primer libro apareció en 1985: “Algún extraviado tem­blor”, luego publicó los siguientes poemarios: “Tesarái mboyve” (Antes del olvido), edición bilingüe 1987; “El patio de los duen­des”, 1991; “Tataypýpe” (Junto al fuego), edición bilingüe 1992; “Sobre el beso del viento”, 1996; “La rebelión del papel”, 1998; “Tataypýpe” (Junto al fuego), tercera edición trilingüe 1998 y “Ayvu membyre” (Hijo de aquel verbo), 1999.

Actualmente es responsable del Área Cultural del diario La Nación. En este medio, creó hace dos años la colección “Grandes Figuras de la Literatura Paraguaya” y el Concurso Literario “Juan Bautista Rivarola Matto”. En Argentina, Brasil, Uruguay, Méxi­co, Colombia y España, ha presentado ponencias sobre la lengua y la literatura en guaraní.

Ha recibido el Premio Junta Municipal de 1992; fue primera finalista del Premio de Literaturas Indígenas de Casa de las Amé­ricas, Cuba, en 1992; Personaje del Año en 1997; Mención Espe­cial del Premio Municipal en 1998.

 

 

1)

Si yo pudiera

atrapar esta tarde,

deshilachar la lluvia,

desmadejar el viento,

soltar la cabellera del silencio,

desabrochar la espera.

 

Si yo pudiera

saltar sobre relojes,

volar sobre las calles,

transgredir el hastío,

violar lo establecido,

arañar el revés del horizonte,

instaurar el latido.

 

Si yo pudiera

calentar esta silla,

respirar hondo,

sudar la gota gorda,

aclararme del todo,

escribir el poema.

 

2)

Quién sabe,

amigo mío,

tal vez un día

cuando acabemos

esta carrera tonta y terca,

esta carrera ineludible,

nos sentaremos

en la playa del mundo

a respirar

y a matarnos de risa

de ver que todo empieza

allí de nuevo,

de ver que otros mundos

insospechados, inasibles,

se levantan y cruzan

la inmensidad del cielo

cansinos e indolentes,

matándose de risa de nosotros...

 

 

3)

Son tantas ya las lluvias,

los cansancios que no hemos compartido...

En una tarde como ésta,

aquél que hoy

es tan sólo un recuerdo brumoso,

se hubiera acomodado frente a la ventana,

hubiera encendido un cigarro

despaciosamente,

y hubiera entornado los ojos

para hacer de una charla

el encuentro y la revelación

de los signos secretos.

Y aquel otro

que pasa vida

con ojos entornados,

hubiera puesto en esta mesa la mirada

como quien deja una palabra tibia,

hubiera acogido

mi nostalgia

de cigarros y charlas y nostalgias,

con un gesto pequeño, clarísimo

de estar aquí

y de empezar a estar,

irreemplazable, para siempre.

 

 

 4)

Opi.

Ama rykuere

omboverapa kóga rogueita,

otytýi tytýi,

ovy' a.

Kuarahy oitypei

poti asy

ára hovy,

omyasai ka'arupýre

py'a guapy.

 

Escampa.

El agua de lluvia

ha lustrado toditas las hojas

que tiemblan suavemente,

de alegría.

El sol está barriendo

y haciendo brillar

el cielo azul,

esparciendo en la tarde

sosiego al alma.

 

 

5)

Ajahe'óta pende apytépe*

ku purahéicha,

sapy' ami.

 

Narotivéigui che py'apýva,

che mbyja kuéra nahosavéiva,

ipirupa, ikusuguepa,

akói chembo piro'ýva,

che Paraguay,

ne jahmin poty

 

Voy a llorar en medio de ustedes

como aquel canto,

sólo un ratito.

 

No me avergüenza ya este pensar

por mis estrellas que han enfermado,

que se han secado y descascarado,

aquellas que me aliviaban,

mi Paraguay

tu jazmín en flor.

 

 

LOURDES ESPÍNOLA

 

Nació en Asunción, Paraguay. Obtuvo en la Universidad Na­cional de Asunción el Doctorado en Odontología (1978); en la B.A. North Texas State University la Licenciatura en Letras (1980); en M.S.H.P. South West Texas State University, master en Admi­nistración Sanitaria (1982). Publica su primer poemario en 1973. Tiene editados ocho libros, dos de los cuales han sido traducidos, al inglés Ser mujer y otras desventuras, y al francés Tinta de mujer. Otros son Visión del Arcángel en once puertas, Monocorde amarillo, Almenas del silencio, Tímpano y silencio, Partidas y re­gresos y La estrategia del caracol.

Ha obtenido numerosos galardones, entre ellos el Primer Pre­mio Literario de la Sociedad Nacional Sigma Delta Pi, de EE.UU. (1977); el Primer Premio Literario Internacional Santiago Villas, de la Sociedad de Lenguas Extranjeras, de EE.UU. y el Primer Premio de Poesía Internacional La Porte des Poétes, de Francia (1999).

Es miembro de varias entidades culturales y Socia Funda­dora de E.P.A.

 

DELMIRA

 

Contradicción o ser mujer

es todo uno,

arder

fingir pudor

callar, cantar

adorar el propio cuerpo

engalanarlo con trajes

 potes, perfumes, y artificios

 todo envuelto en la pretendida modestia.

 

Y estar

con la medida exacta,

la mirada virginal

de ojos sonrientes

pero anhelando

la larga caricia

que desate los corceles

del deseo expertamente reprimido.

 

VAMOS A CONSIDERAR TODAS

LAS COSAS

 

Vamos a considerar todas las cosas:

tu mirada empapada de otras noches,

tus manos de semilla

a punto de plantarse en mi costado,

y sobre todo tu fuego, que crea tanto

y temo me destruya;

y también

la puntual muerte del amor,

como me hablaste.

Pero mejor, no consideremos nada

y

extiende

el ramillete de nervios de mi tacto,

sólo para que Dios

no me encuentre dormida

 

HAY MÁSCARAS Y ESPEJOS

 

Hay máscaras y espejos,

máscaras para el amante de paso

que deseamos no se quede,

máscaras seductoras, virginales;

máscaras que dan poder

y nos defienden.

Pero están los espejos

que devuelven al otro en el salto,

espejos para el amor esperanzado

y para ocultar la muerte.

Espejos-máscaras tratan de detener

la imagen de tu lengua,

dejándome en carne viva,

purificada en sales.

 

 

SOY MUJER, DESOBEDEZCO

 

Y serán de nuevo las palabras

de los sopranos de Babel.

Cuerdas vocales trenzadas:

los dialectos de África,

los murmullos de India,

los gemidos esquimales,

los sollozantes cantos de las Cholas.

Las oraciones de las musulmanas

y las alto de Milan...

callando todas las notas.

Acordes emergiendo

la raza inmensa que amamanta

la simiente del sol,

desde la espera.

 

 

COMO LA DANZA DEL DELFÍN

EN EL OCÉANO

 

Si pudiera presentarme

desnuda ante ti.

Si tuviera el valor,

o tal vez la chance...

Para que vieras que no hay nada que temer,

o que todo es de temer.

Cada hueco de mi cuerpo es seguro,

y va a estar,

intocado y fiel como la naturaleza más salvaje.

(O como el océano que amas).

Pero eres tan poderoso...

a veces me das miedo.

Y me visto con disfraces dispares,

para ocultarme

o parecer temible.

Y entre los dos –extrañamente-

­termina el absurdo territorio del poder.

Te acercas:

agua-desierto-miel,

y me extiendo

 miel-desierto-agua.

Y no sé dónde empiezas,

dónde empiezo...

como la danza del delfín en el océano.

 

VAMOS A TRATAR

 

Vamos a tratar

de engañarle a la vida;

tal vez ni se dé cuenta,

porque es de noche y hace frío

y la muerte también está ocupada en otra parte.

Tal vez logremos, escondiéndonos,

la luna tiene nubes y silencios la cubren...

fingiremos que realmente no importa;

que estemos por primera vez a solas,

con el cuerpo extendido

en este perfecto enjambre,

como una sola trampa

que espera desde siglos. 

 

 

 

RENÉE FERRER

 

Nació en Asunción, Paraguay.

Es poeta, narradora y doctora en Historia por la Universidad Nacional de Asunción, cuenta con una abundante producción tan­to poética como narrativa, además de trabajos de investigación histórica, como su tesis Un siglo de expansión colonizadora, y varias adaptaciones teatrales.

Es socia fundadora de la Sociedad de Escritores del Para­guay, de la Asociación de Literatura Infanto-Juvenil del Paraguay, de Escritoras Paraguayas Asociadas; miembro del PEN Club del Paraguay y del Instituto de Investigaciones Históricas, miembro de número de la Academia Paraguaya de la Lengua Española.

 Ejerció el cargo de presidenta de la Sociedad de Escritores del Paraguay durante el período 1998-1999, bajo cuya gestión se fundó el Fondo Editorial de la S.E.P.

Actualmente dirige un taller de composición en el Centro Cultural Juan de Salazar.

Su obra poética consta de diez y seis títulos, reunidos en el volumen POESIA COMPLETA HASTA EL AÑO 2000, además de la antología “La voz que me fue dada” (Poesía 1965-1995). Como narradora tiene publicadas las novelas “Los nudos del si­lencio” y “Vagos sin tierra”, y varias colecciones de cuentos tales como “La Seca y otros cuentos”, “Por el ojo de la cerradura”, “La mariposa azul y otros cuentos para niños” y “Desde el encendido corazón del monte”, de temática ecológica, premiado por la UNESCO en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires en 1995.

Ha recibido numerosas distinciones nacionales e internacio­nales; entre las que se destacan, además de la ya mencionada, el Premio “Pola de Lena”, España, 1985; fue finalista en el concurso “Ana María Matuta”, 1989, en Madrid, en el concurso de cuentos de la revista “Punto de Encuentro”, Montevideo, Uruguay y en el concurso de poesía “La Porte de Poétes”, 1998, París, Francia.

Está incluida en numerosas antologías y ha sido traducida al guaraní, inglés, francés, portugués, alemán, sueco, italiano. Re­presentó al Paraguay en numerosos congresos, ha sido invitada a leer su obra y a dar conferencias en diversas universidades y cen­tros culturales de Europa, Estados Unidos de América, América Latina, Israel y Paraguay.

 

 

SABOR

 

Sobre la lengua

la memoria salada de tus ojos

y los zumos del beso.

 

Sobre los pliegues de la lengua

el desolado gusto de la ausencia,

la candente sazón de nuestro aliento.

 

Sobre la penumbra de la lengua

no tanto la dulzura entrelazada

sino el ácido febril del mordisqueo.

 

Sobre mi lengua alfarera

la posta de tus ojos insomnes,

el largo itinerario de tu cuerpo.

 

Sobre la lengua

el metálico sabor de tu deseo.

 

 

LAS CAJAS

 

Bajo la lámpara

tengo

un rebaño de cajas,

pequeños cubos,

cierre

y bisagras;

pastorean la luz

sobre el vidrio

y yo,

sin saber qué hacer,

lustro sus tapas.

 

La mudéjar

la compré

en una subasta;

era en parís

y llovía;

Vallejo se aproximó

y por poco lo seguí,

encandilada,

del brazo;

me retuvo aquella caja

que hubiera querido darte

para esconder algo,

no sé,

algún deseo

en su diminuto espacio;

en el pastillero esmaltado

acomodé tu sonrisa,

la misma

que aquella tarde

se resbaló

de tus labios;

en la de Limoges,

los reproches,

en la de cristal,

mis ansias,

en la de nácar

 -cuidado­-

que la atoré de palabras,

las que callé en la vigilia,

las que entresueños

me hablabas;

las que no eran para mí,

en el monedero de plata,

-aguijones de tu voz-,

ésas

no quiero escucharlas;

qué raudales de silencio

retuvieron

esas cajas.

Ahora,

ya están vacías;

que no se le ocurra

a nadie

abrirlas:

no tienen nada.

 

 

INSOMNIO

 

Del vasto territorio del insomnio,

de su ilímite páramo de sombra,

traigo hilachas de ausencia entre los labios,

una huella que me hurta y que te nombra.

¿Qué distancias de fiebre y desvarío

por las estribaciones de la autora

 recorro suplicante, pierdo, ansío

destejiendo la trama de las horas?

Cuando estoy por tocarte es ya un vacío

la llama de tu voz. Como las hojas

de un vendaval atónito y tardío

tu fantasma mi sueño desaloja.

Me sorprende el lucero soberano

creando tu caricia con mis manos.

 

 

REQUISITOS

 

Morder

la seda rosa de tu piel

hasta el carozo del deseo

y quedarme con el zumo

entre los labios.

 

En las llamaradas del leño

seguir

la biografía de un poema

la trémula complicidad

de los acordes.

 

Y oír

en la posada del encuentro

las exigencias del alma

como un sol descorazado

 y compañero.

 

 

CAMINATA

 

Qué soledad tan muelle

esta de caminar sobre la arena.

Ataviada de heridas va mi sombra.

Los lejanos veleros se reparten

las migajas de una imagen quebrada.

Qué llena de murmullos la cabeza,

y diálogos sin voz,

y soliloquios.

 

Mientras tanto el sol

pone en los ojos

redondos arco iris

que dudando resbalan.

 

 

NORA FRIEDMANN

 

Nació en Villarrica, Paraguay.

Desde muy temprano escribió poesías. En 1991 publicó “La vida, el amor y mis recuerdos”, en el mismo año “Pude haber sido”, en 1995 “Sueños” y en 1998 “Buscando el camino”.

Estudió Psicología, Declamación en el Ateneo Paraguayo y Teatro en el Real Conservatorio de Madrid. Fue diplomática en México, Italia y España.

 

 

RECUERDOS

 

Recuerdo aquella mañana,

cuando las palabras nos faltaban;

nos miramos sin hablarnos,

entonces descubriste

que también tenías el don

de escribir tus sentimientos.

 

“Imagina ladrillos como versos,

un conjunto de rimas como techo

y al pasar los umbrales de esa puerta

hallarás, como el sol, sólo un poema:

Si desnuda de males tu alma entra

lograremos, al fin, la obra completa”

 

Levemente me pasaste

ese trozo de papel,

tu mirada clavada en la mía,

las palabras sobraban, las horas seguían,

continuábamos juntos,

sólo faltaban los demás días,

sólo faltaba toda la vida.

 

 

SURCOS

 

Si volviese atrás,

recorrería mi propio camino,

abriría cien surcos diferentes

y me quedaría absorta y confundida.

 

¿Fue mi propio andar

que el destino torciera el camino?

O aquella piedra

que enfurecida taponaba

los espacios que yo seguía.

 

 

PENUMBRAS

 

Esta soy yo;

una mujer que vibra;

torbellino, fuego y sueños,

que sigue buscando el camino.

 

Lejos veo aparecer un nuevo sendero

sin apresurarme a correr

por ver lo que hay escondido.

La vida me irá mostrando,

sus penumbras y alegrías

y yo en medio de todo,

así podré aprender

a no apresurarme a querer,

a otro como aquel,

que hoy, ya es historia.

 

 

SUEÑOS

 

Sueño con tu alma pura,

y tus besos infinitos.

Sueño con tu amor presente

en cada espacio de mi pequeño mundo.

 

Sueño con tus caricias

perdidas en medio de mi cintura.

Sueño con tu corazón latiendo

junto al mío,

perdiendo su paso y su ritmo

al hacerse melodía.

Sueño con la vida distinta,

que un día me ofreciste

sin pedir nada mío

 

 

FELICIDAD

 

Volver a sonreír,

es volver a cantar.

Canta el jilguero

en mi ventana.

 

Entra la luz, la esperanza.

El día se asoma lentamente.

¡Pase usted, Felicidad,

esperando estaba que acudiera!

 

 

MARIA EUGENIA GARAY

 

Nació  en Asunción, Paraguay.

Realizó estudios de Psicología y Pedagogía.

 

Licenciada en Ciencias de Comunicación Social, en la Uni­versidad Católica, de formación humanística y amplia cultura ge­neral, ha realizado estudios referentes a otras civilizaciones. La historia comparativa de las religiones, la mitología, la observa­ción y análisis de las diferentes costumbres y mitos regionales, ocupan parte de sus intereses, así como la Lógica y Filosofía. La lectura de los grandes poetas y escritores de habla inglesa influyó en su producción.

Su profunda preocupación social, y el interés por su patria y por su pueblo se reflejan en su poesía, de hondo contenido huma­no, desde donde levanta claramente su voz, en nombre de los que no son escuchados. Poesía comprometida que propone un mundo mejor y más justo.

Poeta narradora y periodista, colabora con diversos medios de prensa; ha publicado “Poesía” (1983), “Recobrario” (1984), “Baile de disfraces” (1987), “Elección personal” (1987), “Los in­dóciles sueños” (1999), “Bosque de luciérnagas” (2000) y “Vera­no en Isla Esmeralda” (2000). Es mencionada en Literatura del Paraguay, Viriato Díaz Pérez, Palma de Mallorca (1980), Voces Femeninas en la Poesía Paraguaya - Josefina Plá (1982), Poetisas del Paraguay (Voces de hoy) Miguel Ángel Fernández y Renée Ferrer de Arréllaga (1992), “First Light-An Anthology of  Paraguayan Women Writers”. Susan Smith Nash. Norman, Oklahoma (1999), Los poetas paraguayos y sus obras. Margarita Kallsen (1996), Breve Diccionario de la Literatura Paraguaya. Te­resa Méndez Faith (1997), Antología de la Literatura Paraguaya “El trino soterrado” de Luis María Martínez (1988) e Historia de la Literatura Paraguaya -Actualizada al año 2000, Hugo Rodríguez­Alcalá y Dirma Pardo Carugati.

Obtuvo el Segundo Premio en el Premio Municipal de Lite­ratura, edición 2000, por “Los indóciles sueños” y Mención de Honor en el Premio Literario Roque Gaona, edición 2000 por “Bos­que de luciérnagas”.

 

HUÉRFANOS DE LA LUNA

 

No quiero

que mis hijos

crezcan

huérfanos de la luna.

Que tengan que atisbar

por entre los recodos

del cielo

que nos quedan,

para verla surgir

casi como un milagro,

tapiada por los altos rascacielos.

 

No quiero

que sus ojos

ignoren

el antiguo misterio

que guardan las estrellas,

el fulgor infinito

de las constelaciones,

que el viejo fuego tutelar

que enciende la Cruz del Sur,

allá en el firmamento:

les resulte del todo

indiferente.

 

No quiero

que sus pies

desconozcan

el roce de la arena.

El terso terciopelo del musgo

entre la piedra,

el verdor de los pastos,

la humedad de la tierra.

 

No quiero que su piel

se vaya marchitando

sedienta de agua clara

anémica de sol,

de mar,

del sonido del viento

que habita entre el follaje,

y anida en los maizales

sus canciones de fiesta.

 

Para ellos yo quiero:

el frescor de los bosques,

la inmensidad del cielo,

el susurro del agua,

el viento de la noche

cuando nace la luna,

y mis manos comienzan

a pulsar la guitarra.

 

Yo quiero

que los niños

hereden una tierra,

adonde el sol madure

el dulzor de los frutos

en la espesura intacta,

adonde las mañanas

se abracen a los cerros,

y la voz de la lluvia

traiga un eco lejano

sembrado de esperanzas.

 

 

INICIACIÓN

 

Estamos al comienzo del verano.

Las luces de las luciérnagas

se encienden y se apagan en el patio.

El cansancio sube las escaleras conmigo,

después de un largo día de trabajo.

 

Los ruidos de los autos

comienzan a acallarse.

El inmenso jardín sólo es silencio,

y el bosque una oscura muralla

donde duermen los pájaros

su letargo hasta el alba.

 

Así, cuando todo está quieto,

yo busco algún papel

y en él escribo

toda esta resonancia

que me crece

entre el pecho, las manos,

la mirada.

 

Estallan mis adentros,

me desbordan,

el loco torbellino del pulso

se encabrita,

mi nombre es un abismo

donde brota la luna,

y mis ojos son lagos de luz,

de estrellas altas.

 

 

FLUYENDO

 

Inauguro este sol

que tejido de sombras

llega al suelo del bosque,

al borde de las hojas

a las piedras que cantan.

 

La vida va fluyendo

como fluye el arroyo,

poblado de veranos

encendido de peces

bajo el rumor del agua.

 

El ayer: ya no cuenta,

el arroyo es el mismo

mas el agua que corre

jamás será la misma.

 

Hay resplandores ciertos

que forman claridades

sobre el agua que pasa.

Pero también hay sombras

proyectándose unísonas

al sol de la mañana.

 

Se desliza el arroyo

por los cauces del alma.

Fluye como la vida,

mientras los días pasan,

y yo disfruto a pleno

de este sol,

de estos árboles

de encendidos veranos

repletos de cigarras.

 

 

MYRIAM GIANNI SILVERO

 

Nació en Asunción. Es escribana y notaria pública y ejerce su profesión. Muy joven empezó a escribir poesía, mostrando pre­dilección por las formas clásicas del verso. Sus primeros poemas fueron incluidos en antologías y más tarde publicó sus obras en opúsculos y plaquetas. Cada tanto aparecen poemas suyos en re­vistas literarias del país y del exterior. Es socia fundadora de E.P.A.

 

 

DOS SONETOS

 

I

 

Cae la tarde que creí temprana

sobre esta juventud que fue la vida,

se deshace en silencio, contenida

como el óxido verde en la campana

 

Ya se queda sin luz cada mañana,

la calle del amor, descolorida

y todo es un volver, una partida

una pobre oración de mala gana

 

Cae de a poco para que yo sienta

todo el gris que me vuelca aunque la mienta

con la estrecha verdad de mi cordura

 

Cae por fin, amor que no escarmienta

para que entienda cómo fue la lenta,

la simple soledad que ahora perdura

 

II

 

Como un largo silencio, penetrado

por todo lo que sueño y nunca pasa,

he vuelto caminando hasta la casa

donde habita en silencio mi pasado.

 

He vuelto sin pensar, como arrastrada

por todo lo que fuimos sin saberlo

porque nunca fui sola, y al no serlo

subsisto solamente en lo que he dado.

 

Retazos de un ayer que en el relente

de una tarde sin fe, van lentamente

recorriendo la historia de mi suerte.

 

El muro que se fue, la paz ardiente

de un verano remoto. Y en la mente

mi obstinada añoranza de tenerte...

 

TRES POEMAS

 

I

 

Esta ausencia que fluye lentamente

como el cálido curso de un recuerdo

y esta larga fatiga de estar cuerda

con la sombra total sobre la frente.

 

Es la vida que fue; como un poniente

de lóbregos presagios donde muerdo

la rabia de morir a paso lerdo

sin saber más de ti. Sólo un doliente

 

silencio me acompaña hacia la nada

porque no hay más razón, ni está el amado

para darle al final la triste rosa.

 

Queda un tenue resol de la alborada,

mi antiguo divagar, la estrofa odiada

que se abraza a tu ausencia en cada cosa.

 

II

Y fue por esa calle en pleno enero

que la noche dormía de caliente,

se caía el vapor sobre la poniente

con un dejo irreal de sol postrero.

 

Bajando la barranca, aquel sendero

grisado de humedad, blanco de estrellas,

dejó una llave para abrir sus huellas

y fue a perderse en el dolor primero.

 

Y sé que esa es la calle, estoy segura,

allá estaba la casa, blanco el muro,

y un árbol tan común que hoy sigue fuerte.

 

Tal vez se encuentre en él, sobre su leño

mi lágrima perdida, el primer sueño,

aquel con el que ayer negué la muerte.

 

III

 

Pasa la noche así por la ventana

con un poco de cielo, algunas hojas

caídas sobre el pasto, y tejas rojas

que confío evocar cada mañana.

 

Se va perdiendo en humo, más lejana,

la propia noche aquella -¿no te enojas?-

­cuando buscas la imagen, cuando mojas

un trozo de papel casi sin ganas.

 

Los versos son -qué importa- mi sentido

un hábito de ser; mezcla de olvido

que entibia la memoria como un leño.

 

Pero siempre está aquí lo que ya ha sido,

la noche en que yo estaba y que se ha ido

sin dejar nada más. Entonces sueño.

 

 

EMI KASAMATSU

 

Nacida en La Colmena, de padres japoneses.

Es cuentista, ensayista, investigadora y poeta.

Licenciada en Letras y catedrática en la Facultad de Filoso­fía de la Universidad Nacional de Asunción.

Algunas de sus obras están traducidas al inglés y al japonés.

 

HAIKU: Encuentro de las almas en la naturaleza que va desdoblando...

 

LA MADUREZ

 

El aire estival,

cálido invade las tardes.

El aroma de otoño se percibe.

(2001)

 

EL ATARDECER DE AGOSTO

 

Cuando miro el cielo que se tiñe.

Contemplo y reflexiono,

la grandeza de la creación.

(1997)

 

ENCUENTRO

 

Jazmines, verjas. ¿Qué más?

Doy vuelta y miro,

El encuentro de dos almas.

(2001)

 

BROTES A DESTIEMPO

 

Algo se trastocó.

La primavera brota en mi jardín,

antes del tiempo.

(2001)

 

ACHÉ

 

Murmullo de voces

¿O cántico celestial?

Aché, ora pro nobis.

(2001)

 

COMUNIÓN EN EL ALBA

 

Miro extasiada,

en el amanecer que clarea,

lirio salpicado por el rocío.

(2001)

 

UN HOMBRE LLAMADO BORGES

 

Quién eres:

Carne nacida entre dos sueños.

Ilusión ensombrecida.

(1994)

 

 

TANKA

 

EL MAR DEL SETO

 

El muelle se desdibuja,

con el cielo de la tarde envuelta en brumas.

Aguas profundas del Seto.

Ya no están los palanquines.

Oh, tú también te has ido.

(1994)

 

OLVIDO

 

Calles de oscuros senderos,

un eucalipto enhiesto ora y mira silencioso. .

Guarda historias que nadie recuerda.

Sólo el ruego ausente

llena el recinto sagrado.

(2000)

 

SUEÑO DE NIKOCHAN

 

De repente dices algo.

Y yo te acaricio: Te quiero mucho.

Tu rostro dormido sonríe.

¡Felicísimo!

Rayito de sol que inunda mi alma.

(2001) 

 

 

MAYBELL LEBRON

 

Activa promotora de eventos culturales, fue secretaria de la Sociedad de Escritores del Paraguay (S.E.P.), fundadora y miem­bro de la terna directiva de Escritoras Paraguayas Asociadas (E.P.A.)

Actualmente es miembro de la S.E.P., de E.P.A. y coordina­dora de la entidad de Amigos de la Academia Paraguaya de la Lengua Española, del Club del Libro N° 1, del “Taller Cuento Bre­ve” del Prof. Dr. Hugo Rodríguez-Alcalá, del Taller “Prosa y Poe­sía” del Prof. Dr. Carlos Villagra Marsal.

Tiene publicados: “Memoria sin tiempo” (29 cuentos) en 1992, “Puente a la luz” (72 poemas) en 1994 y “Pancha” (novela) en 2000.

Además de varios cuentos premiados, sus cuentos y poemas figuran en publicaciones culturales de nuestro país y del extranje­ro.

Sus obras se incluyen en la bibliografía de estudios secun­darios y universitarios, y además ha sido seleccionada para diver­sas antologías publicadas en el Paraguay y el exterior, en castella­no e inglés, así como en ensayos de España, Estados Unidos e Italia.

 

ESPEJISMO

 

Ella mira

el sauce repetido en el agua:

cardumen en tierra prisionero.

 

El río

repica en los guijarros

aferrado a sus pies secos.

Lame sus resecas manos

con caricia húmeda

de ansioso enamorado.

La arrastran remolinos impacientes

que hacen boyar sus senos

y enlazan los muslos polvorientos

en inquietante abrazo.

 

Ella ve

en la tierra sembrada de soles

una explosión de capullos

como miríadas

de mariposas blancas.

Cantando

enreda en sus cabellos empapados

flores de camalote.

Y ríe en medio del río

ríe bajo el agua terca

con la boca abierta

y los ojos cansados.

 

AUSENCIA

 

Soledad irredenta

voy contigo.

En la noche desgarrada de recuerdos

o entre voces y gente

miro, húmeda,

la corteza azulada de infinito

y escudriño

entre sus dedos trémulos

acaso

algún vestigio.

 

Soledad.

Hoy eres compañía

me acercas

a quienes han partido.

 

POETA

 

Aislada en un bloque de cemento

la voz baja de tono

rebota en las paredes muertas

bajo la luz fingida

teñida de vergüenza.

 

Afuera

despiertan las estrellas

en triunfal interludio.

En la terraza cálida

alguien

mira el cielo.

 

 

EL REVÉS DEL ESPEJO

 

Mi aliento avasalla tu rostro.

Asustados se humedecen tus ojos

aureolados de luces repetidas

en repetido gesto.

Se me acaban las uñas. Los dedos sin pellejo

dejan rastros de sangre sobre el tenaz remedo.

Frías gotas de luz empapan mis cabellos.

Busco el espacio esquivo, vulnerable al asedio

y el cristal me enceguece con mi propio reflejo.

 

Yo lo sé.

Hay un algo insondable que aguarda en el reverso:

losa oscura sin huecos tupida de secretos.

Ansiosa busco

un desgarro en su costra

para verme por dentro.

 

ÉXTASIS

 

Mira

estamos vivos.

Siento la savia oscura galopar en mis cauces.

La luz borra quimeras

-huéspedes de párpado ceñido­

y dibuja sin prisa tu contorno olvidado.

El nácar de la arena tramonta el aire y se deshace.

En la playa las huellas son testigo.

Mi aliento y tu cuerpo palpitante repican.

Ya ves

estamos vivos.

 

A VECES QUIERO

 

A veces quiero

desde un ágil peñón

bajo el hollín del firmamento

perforado de luces

hundir el dedo

en el hueco de una estrella.

 

A veces quiero

sola en medio del rumor del tiempo

como una perla

entablar un diálogo conmigo misma

o rezar

una oración cualquiera.

 

IN MEMORIAM

A los caídos de marzo

 

La plaza.

Está rota la plaza

la plaza está vacía

esta noche.

Un murmullo se escurre

entre las plantas mustias.

Tejiéndose de brumas

levántanse entre cruces

las gloriosas figuras.

Con lágrimas y furia

en el silencio grito:

¡Aleluya!

 

 

NILA LÓPEZ

 

Nació en Concepción, Paraguay.

Como maestra fundó una escuela con cien alumnos a los diecisiete años, en su ciudad natal, y ejerció la docencia en nume­rosas instituciones rurales y de la capital, además de ser alfabetizadora de adultos en institutos penales.

También obtuvo el título de profesora superior de Declama­ción. Egresó de la Universidad Católica de Asunción como licen­ciada en Psicopedagogía. Se dedicó a la producción cultural en numerosas instituciones, fue encargada de asuntos culturales de la Embajada de Israel y directora de Cultura del Centro Cultural Pa­raguayo-Americano.

Como periodista se ha destacado por su habilidad interrogadora y sus opiniones críticas.

Fue directora de suplementos culturales y revistas domini­cales de los periódicos más importantes del país, además de traba­jar en variadas radioemisoras. También es directora, guionista y presentadora de televisión, medio para el que ha realizado origi­nales programas en América, Asia, Europa y África. Actualmente se halla al frente de la Dirección de Fomento del Libro y la Lectura, en el Ministerio de Educación y Cultura. Como escritora ha cultivado géneros como la poesía “El bro­cal amarillo”, “Artificios naturales”, “Ciudadalma”, el teatro “¿Quién dejó pasar el tren?”, Primer premio Radio Cáritas y el ensayo “Señales-una intrahistoria”.

Su obra “Madre, hija y espíritu santo”, ha merecido el Pre­mio Municipal de Literatura, 1998. En setiembre del año 2000 ha publicado su novela “Tántalo en el Trópico”.

 

 

TODOS LOS CIELOS

 

Apenas es la víspera de la melancolía.

De un ruido de espuma. De un neblinoso tedio.

Apenas me acostumbro a estar contigo.

Con esa astronomía delirante. Con tu historia.

 

Apenas ha empezado una jornada más.

Con zapateros. Con borrachos insomnes.

Apenas se describen las cosas circundantes.

La cabeza de tu alma descabeza a la mía.

 

Me exilias de mi sangre. Será por unas horas.

O unos días, o un mes, quizás la vida entera.

Te dejaré ocuparme sin aviso.

Podrás entrar hasta los fondos grises. Solo.

Podrás llorar sobre mi falda tibia. Silencioso.

Permitiré que goces de mi aliento. Con tu aliento.

 

Seré como otras veces sólo un cuerpo prestado.

Una fiebre atmosférica. Una ardiente nostalgia.

 

Podrás jugar conmigo en las ruinas del templo.

 

Ojos como cuchillos nos mirarán pasar.

 

Pero estaremos juntos empujando los cielos hacia arriba.

 

 

GÉNESIS

 

Si esa fugaz luciérnaga deslumbra

al transeúnte tal vez desatinado

es porque viene de una tribu ignota,

es porque duda de que alguna vez

un principio del mundo, suavemente,

sin horas, sin errores y sin cálculos

vio crecer una hierba en la alborada.

 

ÚLTIMO SILENCIO

 

Mordaz, queme o conserve mi palabra

el plan de cada tiempo en su premura,

y si fuera la muerte mi discípula

guarde en azul posteridad la huella

de lo que nunca quise que supieras.

 

LAMENTO

 

Soy hombre, soy mujer, tú me acomodas.

Conozco cada calle, cada esquina,

sé de cuatro balcones derruidos:

el resplandor del alba que nos duele.

Así entiendo por qué sin su razón

tu corazón elige, como el mío.

 

CÓMO

 

Cómo no protestar si te han mentido.

Cómo no fornicar con las abejas.

Cómo dejar de aullar esta mañana.

Cómo templar la cuerda de la vida.

 

Cómo hacer que amanezca claramente.

Cómo. Dime tan sólo cómo,

y dejaré de leer en los destinos.

 

SOY

 

Nada hay que se repita

sobre la agreste dimensión del día.

Soy todas las ciudades y reinos que soñé.

Soy algo tan azul que desperdicio

el verde y amarillo de la siesta.

Soy el maíz de otra galaxia.

Soy hembra.

Soy la Ley que va y viene.

A veces

simplemente soy,

y canto

a esos estados en los que el alma absorbe

en su fluyente diapasón,

la luz.

 

CÍRCULO

 

Destino circular el que nos llama.

Y en la expansión de luces y de sombras,

sensorial y perenne, el movimiento.

Es gracias a esos raptos

que yo sostengo ahora

el impulso de ida y de venida,

que pregunto y me asombro y desasombro,

que toco tu envoltura

y me reclavo pedazo por pedazo

en tu costado.

 

TROMPOS SIN CUERDA

 

Aire robado. La gota de rocío se ha mojado.

Apunto. Apunto mientras pasan agoreros

y el traficante duerme su hastío milenario.

Es sólo un charco de miserias. ¿Son visiones?

En mi ciudad hay sangre derramada

y algún antiguo gesto aristocrático.

Aquí estamos danzando

como trompos sin cuerda. Mezclados.

Como una enredadera.

¡Y no somos iguales!

Y jamás lo seremos.

 

 

LUISA MORENO SARTORIO

 

Paraguaya, chaqueña. Doctora en Ciencias Veterinarias, año 1976.

Socia fundadora de PRONATURA. Socia del Club de His­toria N° 1. Socia del Club del Libro N° 1. Integrante de varios talleres literarios. Tiene cuentos publicados en los libros del Taller Cuento Breve, en el diario Hoy y en la antología “Ecos de Monte y Arena”.

En el año 1988 obtiene el segundo premio con su cuento “Capibará” presentado en el concurso literario de cuentos breves “Veuve Clicquot Ponsardin”.

En 1990 obtiene un Diploma con Mención de Honor, con su cuento “Réquiem para el Dorado”, en el concurso organizado por la revista “Punto de Encuentro”, de Montevideo, Uruguay.

En 1993, gana el segundo premio otorgado por la misma publicación uruguaya con el cuento “El hombre de los catalejos”. El 2 de octubre de 1993, fue galardonada con el segundo premio de Círculo Español de Puebla, en México, por el poema “Panthera Onca”.

 

 

EL PUÑAL

 

Recia silla del chaqueño:

tibio guayabo tus brazos,

de enjuto y duro regazo,

te pareces a tu dueño.

Sigue aturdiendo tu sueño

aquel secreto furtivo

que el extraño fugitivo

puso al oído del viejo,

al hundirle en el pellejo

el puñal definitivo.

 

PÉNDULO

 

Cuando el ansia desnuda de la noche

me estremece en sutiles melodías

y flamean al viento los harapos

azufrados del ángel de la muerte,

mi sangre se rebela como un rayo,

libero mis cabellos encendidos,

mi piel, mis brazos arden como antorchas

y monto mi alazán en pleno vuelo.

 

Quiero beber el zumo de las horas,

quiero el oro fugaz de un tigre en celo,

quiero la miel, la rosa, la guitarra,

quiero a mi lado cien caballos blancos,

entréguenme la cruz y un manto azul,

un halcón a mi diestra y cierto nombre.

 

La Heroica y el perdón que me precedan.

 

LA ÚLTIMA GARZA

 

¡Cómo olvidar la tarde que moría

en el silencio triste del estero,

la flor del camalote estremecida

en el esquivo roce de la brisa!

 

¡Cómo olvidarte! Tú estabas allí

ensimismada en íntimos enigmas,

quieta en el agua turbia del pantano,

criatura inmaculada del espacio.

 

La vi desde el refugio de las malvas,

no quise que mi aliento la turbara.

Por un instante, el tiempo se detuvo,

cautivo en la pureza de su imagen.

 

De súbito las aves se espantaron,

huyendo de los tiros asesinos...

vi en su pecho la sangre temblorosa:

vi sus alas hundidas en el lodo.

 

¡Cómo olvidar la tarde que moría

en el silencio triste del estero!

 

 

SERENATA

 

Como un puñal clavado en la negrura,

zaino y jinete muerden la llanura.

 

Cascos, metal, fragancias de eucalipto

hieren de azul profundo el infinito.

 

En la mejilla un tajo victorioso

en la guitarra el duelo misterioso.

 

Altas polainas, amplia capa oscura

En la mirada el odio y la locura.

 

 

NOCHES DEL NORTE

 

Oscura fragancia de monte,

noche salada, noche llanera:

muselina tu piel en mis heridas,

anís caliente, tu voz, en mis nostalgias,

silencio de rocío en mi vena abierta,

uvas para la sed que me atormenta.

 

 

MARÍA DEL CARMEN PAIVA

 

Nació en  Asunción.

Participó activamente en varios talleres y cursos de poesía. Forma parte de varias antologías. Tiene editados los siguien­tes libros: “El ángel escarlata y otros poemas”, “Detenimientos” y “Comparecencias”.

Sus poemas fueron traducidos al inglés y al portugués, ade­más fueron publicados en revistas y periódicos.

 

 

HABITANTES

 

Tantas cosas

se desvanecieron con el tiempo,

como por ejemplo la ondulada cabellera

de mi hermana, la muerta,

su imaginada sonrisa inoportuna

persiguiéndome en las rajaduras del mediodía;

los sustos nocturnos

que me hacían doblar el cuerpo

en una quietud desmedida,

hasta que llegaba el canto del gallo.

El desconcierto de mi soledad

y aquella tradición de lloros

bajo la almohada,

cubriendo la vergüenza del miedo

y del desconsuelo.

Pasaron los días:

ya no están, es cierto

pero residen en mis ojos,

les pertenecen a mis actos.

 

SUJETA

 

Persisten esos hábitos

rozándome,

acostumbrados a enlazarme

como a una columna triste.

 

Nostalgia callada

que quiere abandonar, y no puede,

la sentencia que humedeció su historia,

y la palabra procesada

para cincelar la partida.

 

Convivimos.

 

 

DESVELO

 

Y me acostumbré

a permanecer como un ancla

en las horas inmóviles.

 

Candelas de la vigilia

entre el vértigo y el temblor

de los párpados.

 

Fue sólo un insomnio,

pero estuve

en la eternidad

enhebrando imágenes.

 

 

TRAZOS CALLADOS

 

Qué, las palabras,

que acicalan las promesas

urdidas allá dentro

en un instante;

sinceras, desde luego,

pero probablemente efímeras.

Mejor es pensar,

y que los signos

permanezcan en el mareo del viento,

o que la lengua los hile

simplificando las intenciones.

 

EN LA SECA DE AGOSTO

 

No es que no lo quiera.

No me atrevo a lastimar el sentimiento.

Sin embargo

los besos no duelen;

eso sí, ya no serían los de antes.

Los tuyos, tampoco.

 

Pasó mucho el tiempo

que no fue nuestro.

Me parece extraño

amarte en la soltura de la noche,

solos,

sin historias,

en este lapso largo y vacío.

 

Aun amándote, no sabría cómo amarte.

 

Parece que estoy bella

bajo la luna fervorosa

junto a las flores de caña

mientras me pides un beso.

 

Tómame

hombre de mi último apresto

así como siempre quise ser

y soy ahora.

 

No digas palabras.

Tu corazón late en mi pecho.

 

Antes de que amanezca,

cuando todavía

las estrellas no evocan,

hagámoslo.

O dejemos que no suceda,

porque quizá sea mejor

haber querido.

 

LA VIDA

 

Antes

de esta urdimbre

resbaladiza, invisible,

ya te amaba;

de continuo,

en este extraño edén

donde te acaricio,

cómplice de tus cristales,

de tus lirios

y tus consecuencias.

Gratificada,

me envuelvo

con el lazo mojado y transparente

de la poesía.

 

Tus lágrimas

no me entristecen

cuando lloras por mí

(es mi homenaje).

Después de todo

lo que me has hecho sufrir,

a pesar de tu honor,

no queda otra decisión

que ser feliz.

Tú eres así.

Qué tanto afán.

 

 

JOSEFINA PLA

 

Impulsora de E.P.A., nació en España en 1903 y falleció en Asunción del Paraguay, su tierra adoptiva, en 1999.

Pocos meses antes de su muerte E.P.A. solicitó al Congreso Nacional la ciudadanía honoraria para Doña Josefina Plá, gestión que culminó exitosamente con la concesión de la nacionalidad pa­raguaya honoraria.

Toda la obra de esta brillante intelectual fue producida en nuestro país y abarca poesía, narrativa; ensayo histórico y litera­rio, crítica, dramaturgia, periodismo radial y escrito.

Fue además catedrática y artista plástica.

Su poesía está editada en los siguientes libros: El precio de los sueños (1934); La raíz y la aurora (1960); Rostros en el agua (1963); Invención de la muerte (1965); Satélites oscuros (1966); El polvo enamorado (1968); Desnudo día (1968); Luz negra (1975); Follaje del tiempo (1981); Tiempo y tiniebla (1982); Cambiar sue­ños por sombras (1984); Los treinta mil ausentes (1985); La nave del olvido (1985) y La llama y la arena (1987).

El conjunto de su obra es, sin duda, uno de los más impor­tantes del Paraguay y uno de los más destacados de América.

 

 

OFICIO DE MUJER

 

Oficio de mujer.

Juego a escondite:

en donde estoy nunca vio nadie nada.

Oficio de mujer.

Espigadora

de campos bajo un sol que pronto acaba.

Custodia de los cántaros.

Avivo los rescoldos en la dura mañana,

aliso los pañales como pétalos

y reenciendo las lámparas.

 

Oficio de mujer.

Puente entre muertes.

Rosal despetalado con cada alba.

…………………………………………………………

Oficio de mujer.

Manos moviéndose

sin pausa

como hojas

que se retratan arañando el cielo

para caer al suelo y ser pisadas.

Manos sin pausa y sin descanso     

sellando itinerarios, tibios mapas.

En el vientre un camino.

 

En la mirada

tremolando al viento el cartel roto

de huérfana posada.

 

 

SÓLO POR MÍ

 

Que tu pasión sea cierta o te engañes, ¿qué importa?

Que me traiga placeres o dolor, ¿qué más da?

A esta inmensa esperanza que a mi alma tiene absorta,

la verdad ni el engaño defraudarla podrá.

 

Porque el beso que sueño no es tuyo sino mío:

la anhelada palabra, sólo yo la diré.

Amesme o no me ames, yo en plenitud confío,

que el amor que deseo sólo por mí tendré.

 

Fatal como semilla crecerá a su destino.

Y será, ni una hora antes, ni una después,

nada podrá mermarme ni una gota del vino

ni menguar un instante de la fijada sed.

Amesme o no me ames, yo en plenitud confío,

¡y el amor que deseo sólo por mí tendré!

 

COMO HE DE SER

 

Para mirarte, cual la luna;

suave, estática, secreta.

 

Al abrazarte, como el agua:

envolvente, múltiple, quieta.

 

Para besarte, como el pétalo:

suave, aromada, silenciosa.

 

En el entronque, viva liana,

en el descanso, rama umbrosa.

 

¡Con un pedazo del misterio

guardado siempre en la mirada

y en la sonrisa siempre un poco

de la tristeza deseada!

 

TÚ MANDAS

 

Tú mandas en la sed y en el insomnio,

y tienes ley de hierro entre mi carne.

¡De ello dan mis orejas testimonio!

 

Tú ordenas en mis largas caravanas

de ensueños por los yermos de la vida.

La mañana y la tarde son hermanas,

 

que traen tus mensajes de ternura

Como mi labio en tus rezadas ansias

¡no hay panal que destile su dulzura!

 

El racimo que soles del estío

con los jugos más lentos maduraron;

el agua de los hondos manantíos

 

filtradas por arenas de diamante,

no podrán ser más tuyos que mi boca

¡en la hora del voto culminante!

 

Y ESTA ES LA POESÍA

 

...Y esta es la poesía. La lágrima vertida

por uno mismo porque

no ha sabido llorarse por ninguno.

Lo que pensamos ser, y si llegamos, olvidado quedó

por el camino.

La inocencia que nunca hicimos nuestra sino

para violarla.

La ternura que nunca tuvo hora, ni hombre,

ni siquiera

fue membrete en un sobre.

El brote que murió sin alcanzar ser hoja,

y lamer el rocío.

...Poesía

El fuego que no fue nos deja esta ceniza. 

 

 

ELINOR PUSCHKAREVICH

 

Nació en Asunción.

Poeta. Miembro de la Sociedad de Escritores del Paraguay (S.E.P.) y de Escritoras Paraguayas Asociadas (E.P.A.)

Participa en los talleres de poesía y prosa del Prof. Carlos Villagra Marsal, también asiste a un cursillo sobre literatura espa­ñola con María Elena Villagra Marsal. Tiene poesías publicadas en los distintos diarios del país. Su poesía ha sido escogida en la antología publicada “First Light-An Anthology of Paraguayan Women Writers”, poemas traducidos al inglés, de Susan Smith Nash, de la Universidad de Oklahoma, EE.UU., en 1997 y “Reflexiones en torno a la Nueva Poesía Femenina del Paraguay”, de Lourdes Espínola, Toulouse, 1999.

Publicó su poemario “Indagaciones”, en 1996.

 

MIS MUERTOS

 

Andábamos por un hondo, florecido espacio

rodeado de cruces y de nombres;

me cubrieron con un manto ambarino

recordando las frases guardadas

en aquel lienzo azul

que desdoblamos.

Llenamos los pozos silenciados,

el vacío de las horas cuajadas de niebla.

 

Ellos, mis muertos deslizaban temblores

de pájaros transparentes

y un perfume añoso en mis manos.

 

Así seguimos hasta el balbuceo del alba

cuando en una liviana mudez se ausentaron.

 

LA NIÑA

 

Desde tu celeste transparencia

intentas atrapar un vuelo;

me miras ávida, indagadora;

esquivas al duende robador

o al ángel ritual de tus sueños.

Dibujas un globo colorido

para tejer una tímida historia

de dulces y de alguna humedad salada.

 

Entonces te cubro con una plegaria

parecida a un árbol.

 

EL VENTANAL

 

Siempre hay una ventana,

una lámpara, un espejo

donde se agota la vida.

 

A medida que oscurece

amarillea la espera

y un rápido reflejo

va plateando tu historia.

 

A veces por la rendija

se levanta un olor a moho

o el de alguna flor que arrugamos

en aquel encuentro truncado.

Mientras, entre las sombras

un silencioso murmullo

va removiendo el recuerdo.

 

Insistencia

Porfiada,

avanza inagotable

como pantera al acecho.

Su mirada se tiñe de esperas

en un territorio de presagios,

sólo descansa

cuando la luna cubre su dormidero,

y una bandada de precoces pájaros

le acunan hasta el primer bostezo del alba.

 

 

URGENCIA

 

Espero desvestir tu enlutada figura,

el desgano que a veces te inquieta.

 

Espero tu ternura: esencial y ancha,

el dardo de tu voz,

el acoso de tu piel

cuando en la noche

se desvela el deseo.

 

Los dos,

urgentes,

retrasando el tiempo,

entre el apremio de la sangre

y la madrugada que se entristece

 

 

 

SUSANA RIQUELME DE BISSO

 

Nació en Asunción.

forma parte de la Sociedad de Escritores del Paraguay (S.E.P.) y pertenece a Escritoras Paraguayas Asociadas (E.P.A.)

En 1995 publica el libro de cuentos “Entre la cumbre y el abismo”, y en 1996 la selección de poesía “Las voces que me habitan”.

Obtuvo premios y menciones en los siguientes concursos literarios: Veuve Clicquot Ponsardin 1987, Veuve Clicquot Ponsardin 1988, Club Centenario 1988, Expo Familia 1993, Néstor Romero Valdovinos 1994, Premio Binacional Argentino-Paragua­yo 1995, Club Centenario 1996, Concurso de “En Alianza y Ulti­ma Hora 1998”, Primer premio de “Voces Nuevas 1995” (poesía), Primer premio “Pablo Neruda 1999” (poesía), Primer premio de poesía, concurso “Asociación de Empresarios del Microcentro”, Primera Mención de Honor del “Concurso de cuentos del Club Centenario 2000”, Mención de Honor en el primer concurso de cuentos “San José. El Comercio” 2000.

 

 

IMPOTENCIA

 

Solía dejar pasar la tarde

soñolienta y aturdida de recuerdos

sin hacer nada.

Sin decir nada.

Sin pensar casi

que esta tarde que pasa mansamente

camina sin que podamos evitar

al lugar donde se mueren las palabras.

Y la dejo pasar,

ni siquiera intento detenerla.

La dejo pasar sobre mi piel,

sobre mi alma,

sobre mi vida.

Porque sé

que hay cosas que no ocurren,

y otras que ocurren,

inevitablemente.

 

UN PRINCIPIO

 

Apaga el sol de tu mirada,

la hoguera ya es ceniza.

La voz se quiebra en las esquinas

y la penumbra crece y se devora

tu sombra anochecida.

No mires el reloj,

las horas son todas iguales,

y escapan enlazadas

hacia el túnel del olvido.

Lo sé, no es fácil aceptar

que llegó el tiempo de partir.

 

Que la vida anochece

mientras huyen los pájaros,

y las palabras se ahogan

en un manantial de vidrio

que brota en la garganta.

Y ya no hay nada que decir,

ni que hacer, ni que esperar.

Sólo asumir el final con la esperanza,

de que el final sea apenas

un principio...

 

POESÍA

 

Cuando deje de moverme

entre las cosas triviales,

tal vez se me pose en las manos

la poesía.

En realidad no sé

cómo he de recibirla:

con gritos de alegría,

o con un silencio claro y elocuente.

Sé que no basta con querer.

No sé quién lo decide,

cómo y cuándo.

Yo por las dudas vivo atenta.

¡No sea que pase a mi lado

sin quedarse!

 

NADA

 

Y volver a ser.

Despojada de tu amor

y de tu olvido,

nada quiero de ti,

ni siquiera un recuerdo.

Llévate todo, todo.

Déjame vacía de tu esencia.

Quiero volver a ser.

Porque la vida late en mis venas.

Porque siento en mi pecho

la bravura de unas olas

que se estrellan.

Y cabalgan en mi sangre

jinetes desbocados y febriles.

Llévate todo, no me dejes nada.

He borrado tu estigma

de mi alma.

 

 

YULA RIQUELME DE MOLINAS

 

Nace en Asunción, Paraguay.

Es miembro fundador de la Sociedad de Escritores del Para­guay (S.E.P.), socia fundadora de Escritoras Paraguayas Asocia­das (E.P.A.), integrante de la Sociedad de Amigos de la Academia Paraguaya de la Lengua Española. Forma parte del Taller Cuento Breve.

Narradora y poetisa, publica “Los moradores del vórtice”, poemas, 1976; “Puerta”, novela, 1994; “Bazar de cuentos”, cuen­tos, 1995; “Los gorriones de la siesta”, novela, 1996; “De barro somos”, cuentos, 1998; “Palabras en juego”, cuentos, 2000. Pu­blica en varias colecciones compartidas con otros autores. Apare­ce en antologías nacionales y extranjeras, deautores como Teresa Méndez Faith, Guido Rodríguez-Alcalá, el español José Vicente Peiró Barco y la norteamericana Susan Smith Nash.

Algunos premios nacionales: 1er. Premio “Club Centena­rio”, cuento, 1991; 1er. Premio “Quinto Centenario”, concedido por la “Feria Internacional del Libro”, cuento, 1991; 1er. Premio “Poemas del Océano”, Radio Chaco Boreal, poesía, 1994; 2do. Premio Nacional de Literatura, 1996, “Premio En Alianza”, cuen­to, 1998.

Algunos premios extranjeros: Premio “Borges 1990”, Fun­dación Givré, cuento, 1990, Buenos Aires, Argentina. Premio “Alfonsina Storni 1990”, Centro Cultural San Martín, poesía 1990, Buenos Aires, Argentina. Premio “Punto de Encuentro”, poesía, 1991, Montevideo, Uruguay. Premio “Augusto Roa Bastos” (me­dalla de plata), otorgado por la Secretaría de Cultura de Vicente López, cuento, 1995, Buenos Aires, Argentina. Premio “F.E.M.N.Y.P”, cuento, 1997, Santiago de Chile.

 

 

VI EL OCASO

 

Llegué hasta el borde

 

Toqué los flancos

de la sorpresa

y muda

tragando asombro

desde el linde quise

cerrar los ojos

pero vi el ocaso

 

Estabas tú

del otro lado

y sola

desde tu ausencia

regresé al principio

 

Volví hasta el sol

 

Toqué el pasado

 

Armé la historia

boca arriba

y luego

sobre el recuerdo

me acosté

despacio.

 

INCERTIDUMBRE

No puedo despertar

Estoy perdida

en el gris laberinto

de mi sueño

No sé encontrar

la puerta de emergencia

Quedé atrapada

al margen de la luz

El hueco redentor

está escondido

detrás de los espejos

y la vida

La cera de mis plumas

se derrite

a solas enfrentada

con mi cuerpo

 

No hay nada más

que fiebre incontrolable

sobre la incertidumbre

de mi tiempo

En esta pesadilla

todo inflama

diluyendo los flancos

del delirio

Las garras que no tengo

me hacen falta

para grabar señales

de existencia

El cerco de fantasmas

me acorrala

mientras mi vaga identidad

¡escapa!

 

TU VID MADURA

 

En tu falda con florones

y flecos en la cintura

recoges las uvas

de tu vid madura

 

Muy quieta en el paisaje

del árbol quieto

-de frutos golosos

saturada-­

la viña morada

se asolea

al sol de la siesta

soleada

 

Zumbonas las abejas

aletean en rondas

redondas y melosas

arriba de la parra

amodorrada

 

Tus trenzas de morena

se destrenzan

al viento juguetón

del campo abierto

 

En tu boca de grana

se desgranan

del racimo de los granos

de dulzura

 

Brincando

con saltitos

saltarines

tus piernas al desnudo

bronceadas

retornan a la casa

risa al sol.

 

LA GRIETA

 

Los pájaros del recuerdo

tienen alas macilentas

ojos de alondra emboscada

gracejo de dama antigua

Se mueven entre las sombras

de toda vieja memoria

Dan picotazos certeros

Invaden los pensamientos

Y abren puertas clausuradas

por la distancia y el polvo

 

Los pájaros del recuerdo

se abrevan en los despojos

Escarban donde el silencio

tendió su manto de exilio

Y hacen su nido en la grieta

más vulnerable del alma.

 

 

SASKIA SAER

 

Nació en Asunción, Paraguay.

Esta joven poeta paraguaya estudió declamación, poesía, danza y arte escénico.

Produjo un poemario titulado “Búsqueda”. La mayor parte de su producción poética está inédita.

 

 

SOMOS DOS

 

Hoy soy yo

Mañana seré yo,

Un camaleón que busca su color.

Tal me miras hoy

Te estarás mintiendo mañana.

 

Mañana seré ella,

Hoy soy yo

Te las presento;

Yo soy

La frágil niña que apenas levanta vuelo,

No la toques que se quiebra,

Se parece a un florero de cristal

Con sales amargas

Que impiden que la flor crezca.

Conspiran contra ella las manadas imaginarias;

Que maltratan su cuerpo, espíritu y alma.

 

Su vida no está llena de pasión,

Ni mucho menos de diversión,

Carece de luz propia.

Toma una estrella y la suelta

Y lucha contra ella.

 

Ella;

Oh espíritu prepotente,

Que acorrala.

Anda por los mares de pie,

Y vuela como un halcón

Buscando su presa.

Su ambición podría,

Salvar al mundo en rebelión.

Por la noche;

 

Huyen las estrellas por su esplendor.

Y sólo la luna,

Lúgubre y pura

Se atreve a desafiarla.

 

Pero a quién engañan,

Ella soy yo

Y yo soy ella;

Escudo protector que oculta el sentimiento.

Dos personalidades que se alimentan de sí mismas.

Siamesas en el corazón

Son unas ellas y son ellas todas

 

Hoy soy yo

Mañana ella

Pero sé que somos dos;

y que tal vez estemos locas.

 

 

LAS ESQUINAS DEL CENTRO

 

Mis ojos sintieron el alivio

Al poder descansar su piel.

Me senté en ese banco verde;

Con todos los árboles

Y pedestales que hubieran querido habitar,

Mientras mi ilusión observaba

Los senderos de piedra

Y cómo se aglomeraban las hojas

Al pasar;

En una las raíces se revelaban

Desprevenidas,

Solas en la tierra húmeda...

 

El centro gris de la ciudad,

Para mí siempre emana

La música que me hace recordar

Que anduve caminando, buscando.

 

En el viento frío que rodeaba mi rostro,

Dejando entre las caricias el día gris,

el cuerpo solo iba,

Sin pensar que la espera de las esquinas

Sola existía,

 

Las hojas amarillas,

Crujían con el viento,

Se trasladaban jugando

De raíz en raíz.

 

El centro gris de la ciudad,

Para mí; siempre emana

La música que música que me hace recordar

Que anduve caminando, buscando.

 

Me sentí gris;

En la esquina del

“Café de la espera”,

de un hombre, de un hombre.

 

Que de las esquinas disfruta,

Y no aguarda a los dobles rostros,

Porque persigue el recuerdo

Que anduve buscando perdida;

La música le hace recordar

Que anduve caminando, buscando,

 

A quien sabía del otro lado

De esa plaza,

Y no aguardaba pensando

Que anduve buscando,

Entre esquinas de árboles,

Entre el viento y las hojas...

 

 

NIDIA SANABRIA DE ROMERO

 

Nació en Carapeguá, Paraguay.

Poeta, cuentista y dramaturga. Educadora de larga trayecto­ria docente, fundadora y directora del Colegio y del Instituto de Formación Docente “Iberoamericano” y del “Taller Artístico Li­terario” de Asunción. Se destaca en el campo de la literatura infanto­juvenil. Miembro de la Organización Paraguaya de Teatro Infantil y miembro fundador de la Asociación de Literatura Infanto-Juve­nil del Paraguay (ALIJPAR), en 1989 fue seleccionada por la Mu­nicipalidad de la Capital y la Asociación de Músicos del Paraguay entre las “15 Mujeres Sobresalientes del Año”. Su producción li­teraria incluye varias colecciones de cuentos infantiles, entre ellas: “Tardecita con alas” (1979), “Tierra en la piel” (1984), seleccio­nada para la colección latinoamericana de la editorial “Plus Ultra” (Buenos Aires, Argentina), “La gran velada” (1985) y “Cascada de sueños” (1986), una antología de seis obras teatrales para ni­ños, y dos poemarios: “Balada de canto y musgo” (1989) y “En la habitación de los temblores: poemas para fechas, días y momen­tos” (1990). Fue seleccionada y traducida al inglés para varias antologías en Canadá, “Celebrations” y en Nueva York.

 

SOLEDAD

 

Hermano,

Búscame zapatos nuevos.

La tierra se ha tragado

las suelas de mis sandalias.

Hermano,

alcánzame esa estrella

porque mis sueños se durmieron

antes que el sol se esconda.

Préstame tu voz.

El viento se llevó

a mi golondrina risueña.

Dame una espalda nueva

porque la piel se me hizo hierro

y la cruz se me resbala.

Dame tus manos

porque mis ojos de cristal frío

se forraron.

Dame la primavera

de tus labios

para seguir andando

los días que me esperan.

 

TE AGUARDO

 

Ahora que el alma se deshoja

y la manta no espanta al frío.

Ahora que la cintura está gastada

y el sol ya no alumbra

mis senos escondidos.

Ven, acércate

quiero recostar en el pasado

este anhelo atormentado.

Tal vez no es tarde

Tal vez sea la hora

Tal vez una secreta melodía

aguarda tu llegada

y florecerán de nuevo

caricias ya dormidas.

No,...no es tarde, no temas

mis muslos tiemblan aún

al sentir tu nombre.

Nada está olvidado

sólo que el tiempo

nos hizo mezquinos

olvidando que no llegó a cenizas

el fuego que ardía entonces.

Ven...

y deja que mis manos se deslicen

sin temor al pudor

y la nostalgia

que vendrán después.

Ven... Ven.

 

YO PUEDO

 

El invierno aún no llega

a esta mi morada

de primaveras ocultas.

Ni el viento golpea

los ventanales abiertos

ni el granizo teclea

las tejas mohosas.

El cansancio no cabe

en mi piel endurecida

 

Y el olvido no cuenta

historias vacías.

Mi jazminero florece

con lealtad incansable,

disfrazando tristezas

y alfombrando miserias.

Mis pasos pueden acortar distancias,

sin la penumbra del que se le acaba

el tiempo.

Puedo aún sembrar estrellas

en una parcela de cielo,

y tocar con mis manos 

un pedazo de luna.

Puedo galopar en nubes desorientadas

y acercarme al infinito.

¡Claro! Que puedo

Puedo recoger aún las migajas de pan

que rechazan los ricos.

Y acabar con el hambre de los que mueren

con miedo.

Puedo ... yo puedo.

¡Claro! Que yo puedo. 

 

REGRESO

 

Yo tomé la iniciativa

rompí el silencio

y serenamente me acomodé

en el regazo abandonado

Su tibieza me devolvía

la caricia negada.

 

Sentí temblar la carne

con grito vital

y los surcos perpetrados

en mi rostro

con cruel presencia

de vejez inoportuna

desaparecían por encanto

devolviéndome el color

de niña adolescente.

 

Yo me acurrucaba

cada vez más

en el hoyo.

Hundí allí mi savia de mujer

para que germinara

lo que estaba olvidado.

Me entregué toda entera

sin altivez tú prepotencia.

 

Mi tronco casi leña

brotó de nuevo.

La cintura contorneaba danzas sensuales

que daban al momento

la intimidad apropiada

para que todo fuera como ayer,

como antes.

Un amarse sin tiempo

sin temores

donde cada minuto

vale una vida.

¡Qué tibieza, qué dulzura me esperaba

en ese regazo abandonado!

 

 

 

LUCÍA SCOSCERÍA DE CAÑELLAS

 

Nació en Savone, Italia, pero desde pequeña vivió en Encar­nación, Paraguay. En este país realizó sus estudios primarios, se­cundarios y universitarios. Ha obtenido los títulos de Profesora de Educación Primaria, Licenciada en Pedagogía y Filosofía. Abo­gada, por la Universidad Católica de Encarnación. Desde el año 1992, ya retirada de la docencia que ejerció por largo tiempo, se dedica a las Artes Plásticas y a la Literatura. En este terreno ha incursionado en todos los géneros; es autora de tres novelas, siete libros de cuentos y cuatro poemarios. En la ciudad donde reside desarrolla una intensa labor de difusión intelectual y artística a través de programas de radio y televisión.

 

DESILUSIÓN

 

Sueños reventados

por crudas realidades

ilusiones mutiladas

con hambre, con miserias

sacúdese la sangre

borracha de pena

y los ojos se deshacen

como escritos

en un poema

 

RUTINA

 

Ese amor loco

Que tenía escondido

En un rincón roto

De amapolas y olvidos.

 

Estalló una tarde

De crujientes hojas,

Haciéndose carne

Y mariposas.

 

Murió una noche

Silenciosa y fría

Haciéndose rutina

Y melancolía.

 

CAE EL OLVIDO

 

Susurra la lluvia de plata

Mientras la tarde muere.

Nace la nostalgia mansa

Y la añoranza impele.

 

Estrellas de zafiros ríen

Y golpean los cristales

Absurda melodía

De las gotas musicales.

 

La neblina abraza las sombras

Como a sueños perdidos.       .

Se desnuda tu recuerdo.

Cae el olvido.

 

TE BUSQUE

 

Te busqué en el vuelo de un sueño imposible

y en el dolor azul de una mirada muerta

Te busqué en las notas de una melodía invisible

Y en la caricia tibia de una ternura yerta

 

Te busqué en el fuego dormido de un amor sin tiempo

Y en la tristeza rota por un beso violeta

Te busqué en la tarde encendida y moribunda

Preñada de estrellas y luces perfectas.

 

Te busqué en los pétalos de una rosa herida

En los suspiros vírgenes de la novia ida

En la nívea inocencia de la mirada de un niño

Donde la pureza y la paz anidan.

 

Y en la sima azabache que a mis ojos ciega

¿Dónde estás? Pregunté con voz mustia y lastimera

El viento respondió en fúnebres susurros

El amor no existe. Es un mito. Una quimera.

 

Y te busqué de nuevo.

En un sueño. En un beso.

En una mañana de sol.

En una noche de luna.

 

¡Y te hallé!

En una mano extendida.

En el pecho de una madre. En una calleja dormida.

En el ara de mis sueños, donde duerme mi lira!

 

CUANDO ALGUIEN NOMBRE

 

Cuando sea leve y etérea

y emprenda el largo viaje

¿Llevaré entre mis sueños de poeta

un poema y una flor como equipaje?

 

Cuando llegue a los inefables valles

de praderas donde reine la alegría

¿Naufragarán mis deseos absurdos

en el mar de mi melancolía?

 

Cuando gane la certeza a mis dudas

y el dolor se desprenda de su esencia

¿Se enfriarán las cenizas infinitas

que precedieron toda mi existencia?

 

Y cuando alguien nombre entre las sombras

una poesía, una novela, una canción

¿Sentirán en el fondo de sus almas

que en ellas les dejé ... el corazón?

 

RESUMEN

Besos que nacen

se gastan, se mueren.

Abrazos ansiados,

temidos, ausentes.

Momentos suspensos ...

de bien o de mal.

Se cruzan, coexisten,

se mutan.

Y en una madeja de vida

Se van ...

 

 

GLORIA VEAS

 

Egresa de la Universidad de Chile en 1972. En enero de 1976 se radica en Asunción. Por razones de perfeccionamiento profesional viaja a los Estados Unidos de América (1978), y usufructuando de una beca a Gran Bretaña (1981/82). Ejerce como docente en instituciones de enseñanza de inglés en Asunción. Desde 1987 participa en talleres literarios. Es socia funda­dora de Escritoras Paraguayas Asociadas (E.P.A.) y actual inte­grante de la Comisión Directiva. En marzo de 1999 publica su primer libro de poemas: “Desde el Sur”, el que es presentado en Chillán (Chile), su ciudad natal, ese mismo año.

 

 

REENCUENTRO

 

En tus ojos vi mar y lejanía,

verde fondo de aguas turbulentas.

Cielo azul, espacio interminable,

y en ellos sumergí mi amor de libertades.

 

No me pediste nada, nada mío,

que no fuera tuyo desde antes.

No tomé de tu persona nada ajeno

que no fuera mío desde el inicio.

 

En tu cuerpo vi el mío reflejado,

y en mis labios tu sabor hallaste.

No hubo principio o fin en nuestra unión,

ya éramos uno desde siempre.

 

NO PUDO SER

 

Los reflejos de luces en el agua

simulaban pañuelos de adioses ondulantes.

Y la brisa traía un extraño susurro,

ignorado hasta entonces.

 

Nosotros de la mano,

oteando el infinito,

en un silencio largo preguntábamos...

La brisa y los reflejos

de luces en el agua,

... no puede ser, decían, inexorablemente.

 

Ondulaban adioses los pañuelos de luces,

simulando grotescos reflejos en el agua.

Y, de pronto, una ráfaga despeinó

mis cabellos, desligó nuestras manos.

 

ADIÓS

 

Amarte era vivir

tus sueños, no los míos.

Era escuchar tu voz,

y silenciar la mía.

 

Amarte era girar

mi mundo en torno tuyo.

Era quedarme bajo

tu sombra permanente.

 

Amarte fue olvidar

quién era yo y mis cosas.

Fue postergar mi vida

a favor de la tuya.

 

Amarte, dije un día,

es caro y peligroso.

Es pagar demasiado,

arriesgándome toda.

 

YA NO FUIMOS LOS MISMOS

 

Quise ser toda tuya, y perderme en tu abrazo

Navegar en el fondo de tus ojos marinos

Respirar en tu aliento libertades lejanas

 

Quise yo muchas cosas que tú no comprendías

Y aunque jamás lo dije, fuiste viento indomable

Que hinchó mis amplias velas hacia otras latitudes

 

Quise volver a ti, cuando cansada estuve

Y mis ojos se hartaron de aquellos otros mundos

Pero tú no eras tú, ni yo la que fui un día

 

AWARENESS

 

Me haré cargo de mí pues soy

la única, que sabe lo que busca

y necesita.

Me haré cargo de mí pues yo

persigo, ser la única que mande

en mi persona.

 

Me haré cargo de mí pues si

no lo hago, tarde o temprano pagaré

las consecuencias.

Me haré cargo de llevar mi

propia carga, para llevar tan sólo

mi medida.

 

EL ENCUENTRO

 

Caminan las siluetas en la lluvia:

oscuras, inclinadas, presurosas.

Pinceladas de negrura a contraluz:

anónimas, inquietas, imprecisas.

Todas buscan lo mismo sin saberlo:

una puerta, una luz, un beso.

 

Sólo aquel transeúnte solitario

-que pausado sus pasos va midiendo-

­sabe bien que, no importa dónde vaya,

para él no habrá puerta, luz ni beso.

 

Esa figura nítida y completa, nos revela:

el encuentro, ya se ha dado.


 

ÍNDICE

Delfina Acosta

Versos esenciales

Montserrat Álvarez

Tía Ida

Mandamientos

María Luisa Artecona de Thompson

Asombro

Una vez

María Luisa Ayala de Ángulo

El Padre Alonso

El ocaso del ombú

Margot Ayala de Michelagnoli

Quietud

Mi Búsqueda

Río Quieto

Rosanna Berino

Alta traición

Pensamientos

Gladys Carmagnola

Como un Padrenuestro

Cómplice

Vergüenza

Te amo, palabra

Ritual

Raquel Chaves

La rama en el viento

Amor de río

Confesión

Adiós

Árbol de agosto

El patio

De viaje

En ese reino

Susy Delgado

1)

2)

3)

4)

5)

Lourdes Espínola

Delmira

Vamos a considerar todas las cosas

Hay máscaras y espejos

Soy mujer, desobedezco

Como la danza del delfin en el océano

Vamos a tratar

Renée Ferrer

Sabor

Las cajas

Insomnio

Requisitos

Caminata

Nora Friedmann

Recuerdos

Surcos

Penumbras

Sueños

Felicidad

María Eugenia Garay

Huérfanos de la luna

Iniciación

Fluyendo

Myriam Gianni Silvero

Dos sonetos

Tres poemas

Emi Kasamatsu

La madurez

El atardecer de agosto

Encuentro

Brotes a destiempo

Aché

Comunión en el alba

Un hombre llamado Borges

El mar del seto

Olvido

Sueño de Nikochan

Maybell Lebron

Espejismo

Ausencia

Poeta

El revés del espejo

Éxtasis

A veces quiero

In memoriam

Nila López

Todos los cielos

Génesis

Último silencio

Lamento

Cómo

Soy

Círculo

Trompos sin cuerda

Luisa Moreno Sartorio

El puñal

Péndulo

La última garza

Serenata

Noches del norte

María del Carmen Paiva

Habitantes

Sujeta

Desvelo

Trazos callados

En la seca de agosto

La vida

Josefina Plá

Oficio de mujer

Sólo por mí

Como he de ser

Tú mandas

Y esta es la poesía

Elinor Puschkarevich

Mis muertos

La niña

El ventanal

Urgencia

Susana Riquelme de Bisso

Impotencia

Un principio

Poesía

Nada

Yula Riquelme de Molinas

Vi el ocaso

Incertidumbre

Tu vid madura

La grieta

Saskia Saer

Somos dos

Las esquinas del centro

Nidia Sanabria de Romero

Soledad

Te aguardo

Yo puedo

Regreso

Lucía Scoscería de Cañellas

Desilusión

Rutina

Cae el olvido

Te busqué

Cuando alguien nombre

Resumen

Gloria Veas

Reencuentro

No pudo ser

Adiós

Ya no fuimos los mismos

Awareness

El encuentro  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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