UNA VEZ MÁS, SEÑOR - ¡SEÑOR! ¿POR QUE?
e INVITACIÓN
Poesías de
ALFONSO VERDECHIA SPLENDIANI (1914-1966)
UNA VEZ MÁS, SEÑOR
Una vez más, con el llanto en los ojos
dirijo las miradas hacia el cielo,
suplicando en mi inmenso desconsuelo
tu piedad, ¡Oh Señor! puesto de hinojos.
Mi alma pobre, de férvidos antojos
circundada, en su lúgubre desvelo,
miseranda, modesta en sus anhelos,
nuevamente acosada está de abrojo.
Una vez más, por eso, religioso
acudo a tu presencia soberana
con un ruego en los labios pronunciando.
Porque sé que cual siempre eres piadoso
y una vez más, Señor, no será vana
la plegaria que elevo sollozando.
¡SEÑOR! ¿POR QUE?
La bella adolescente, la que por mí vivía,
la que me amo de niño con el más tierno amor
llevaste de mi lado, dejando el alma mía
transida de nostalgias de acíbar y dolor.
Tan buena y compasiva, tan santa y cariñosa,
divinamente bella, de labios carmesí;
de negro se vestía, su rostro era de rosa
y una mañana aciaga me la llevaste así...
¿Por qué, dime Dios mío, tan pronto arrebataste
aquella flor humilde que tanto idolatré?
¿Por qué llevaste mi alma? ¿Por qué te despiadaste,
dejándome tan solo sin fuerzas y sin fe?
Ayer, cuando sufría amargos desconsuelos
del cielo me la enviaste, Señor, por mitigar
mis horas de infortunios, de hastíos y desvelos
y hoy tan despiadado la acabas de llevar...
Yo sé que en un futuro partiría a su lago
para juntar las almas amantes de los dos.
Mañana... pero ahora. ¿Qué haré tan asolado
con el recuerdo triste de su postrer adiós?
INVITACIÓN
Ven, amada raía,
no dejes que pasen veloces los días
de las alegrías
que no volverán.
Ven, que el perezoso
cupido ya enciende, grato y primoroso
la llama del gozo
dentro del corazón.
Ven al parque ameno de inmensos jardines
do ya floreciendo las rosas carmines
y suaves jazmines
blancos y fragantes
nos saturarán.
Ven, que ha revivido
toda la belleza de ese edén florido
a do tantos veces soñé ir unidos
para meditar.
Circundan la vega claros fontanares,
limpias avenidas entre los palmares
donde sus cantares
dicen las canoras aves al pasar;
y hay un rinconcito, que si conocieras
presta allá acudieras
para descansar:
es un verde césped, que como una alfombra
se extiende losano bajo de las sombras
de altas casuarinas,
de hermosos cipreses y espesas encinas,
que forman un corro en redor de él.
Toda la hermosura,
que brinda natura
hallarás, amada,
en aquel lugar;
es tan pintoresco,
tan ameno y fresco
que, una dicha alada
nos espera allá.
Ven, amada mía,
no dejes que corran veloces los días
que no tornarán.
Fuente:
EL PARMASO GUAIREÑO
Obra de ROMUALDO ALARCÓN MARTÍNEZ
Ediciones INTENTO.
Asunción – Paraguay
1987 (1ª edición – 407 páginas)
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ENLACE A DOCUMENTO RELACIONADO:
ANTOLOGÍA DE LA
LITERATURA PARAGUAYA
Editorial El Lector,
Asunción-Paraguay 2004
Edición digital:
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Fotografía de FERNANDO ALLEN