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ALFREDO STROESSNER MATIAUDA (+)

  EL GOBIERNO, UNA MISIÓN SOCIAL TRASCENDENTE, 1954 - Discurso de ALFREDO STROESSNER


EL GOBIERNO, UNA MISIÓN SOCIAL TRASCENDENTE, 1954 - Discurso de ALFREDO STROESSNER

EL GOBIERNO, UNA MISIÓN SOCIAL TRASCENDENTE

Por ALFREDO STROESSNER, 1954

 

Esta es la primera vez que, saliendo del campo de mis deberes específicos de Jefe y Soldado, vengo ante el pueblo colorado reunido, para ser partícipe, como ciudadano, del pronunciado de sus más altos ideales políticos. No es la primera vez que acudo a la cita de honor del Partido Colorado, bajo cuya bandera hemos luchado juntos todos los que ciframos en su tradición, en sus hombres, en su pueblo y en su doctrina, los días mejores para asegurar el bienestar de la Nación y la grandeza de la Patria.

Si de colorados son nuestros sentimientos y nuestros ideales, de colorados fueron nuestras acciones en todos los instantes decisivos de la política del país. Y si al Partido lo hemos defendido con el máximo de los sacrificios, a través de todos los obstáculos, donde nunca hemos dejado de estar presentes en aras del triunfo partidario, lo lógico era que hoy, como ayer y como siempre, viniéramos para sellar aún más nuestro credo político e este fuerte abrazo con la gran comunidad republicana

Este Partido del pueblo; este Partido que nació del corazón y de la mente de un guerrero inmarcesible; este Partido que es de héroes porque surgió con héroes, y fue partícipe originario de la culminación de nuestras gloria correspondiéndole por derecho propio recoger el Testamento del Mariscal, es un Partido eterno como eterna es la Patria, y su título es nacional, porque la Asociación Nacional Republicana tiene históricamente el mandato imperativo de servir a la Nación.

Todos los que actuamos en las filas del Partido Colorado nos sentimos medularmente paraguayos, y como colorados somos paraguayos en la misma dimensión espiritual de quienes prefiriendo “abrir una ancha tumba a su patria antes que verla envilecida”, se extendieron por el largo camino de la muerte, y se elevaron con el Presidente del Paraguay y Comandante en Jefe de sus Ejércitos, Francisco Solano López, hasta la máxima cumbre del heroísmo, que, vencedora de los tiempos, se alza en Cerro Corá.

Por virtud de este sentimiento de paraguayidad la Guerra del Chaco tuvo presente a nuestra generación, en una nueva cita de honor para ofrendar de nuevo a la Patria, nuestra ya legendaria capacidad de sacrificio. Por ello, séame permitido recordar en este instante, como un homenaje, a todos los caídos, con quienes unidos a nuestro pueblo, fuimos fieles a la gloria de la Bandera. Pido en nombre de los actores que sobrevivimos a la tragedia, un minuto de silencio a la memoria de los muertos por la Patria.

Así como colorado debió ser el General Bernardino Caballero, al dar nacimiento a su Partido, como un Partido heredero de los muertos por la Patria, solamente colorado tenía que ser el máximo reivindicador de nuestros héroes, el héroe, a su vez, en la batallas de la justicia histórica, y que hoy honra a nuestro espíritu con su presencia en este acto: Don Juan E. O’Leary.

Con el General Caballero y con Juan E. O’Leary, el coloradismo abarca la espada y la pluma de la Patria. Como uno y otro, las Fuerzas Armadas de la Nación, y las fuerzas civiles del Paraguay, trazan la unión espiritual de la estirpe, y otorgan al Partido Colorado el simbolismo eminentemente nacional.

Ante esta fuerte unión simbólica, no debemos creer que existan disensiones internas capaces de romper el vínculo que nos une; no debemos hacer de errores una fuerza mayor a la fuerza de la verdad que nos identifica dentro de la fraternidad partidaria; debemos superarnos a nosotros mismos para hacer valer por siempre nuestra doctrina y nuestras fuerzas comunes. Cuando alguien se siente inmerecedor de una causa, el retiro se produce en forma natural, por una ley de selección, que también en beneficio del Partido, debemos acatar.

Digamos ahora que así como son colorados por sentirse inmensamente paraguayos los hombres de nuestras ciudades, en la misma forma lo son los abnegados productores campesinos, que hoy han traído hasta este acto el fervor de su entusiasmo.

Yo estoy aquí como si me sintiera una parte de ellos. Estoy, como con todos, con los venidos especialmente de Paraguarí; de esa tierra que inició su historia en Cerro Porteño, que saludó con los vivas y la adhesión de sus mujeres, el paso de los cañones fundidos en Ybycuí, que allí hicieron su primer descanso, al pie del ferrocarril; que contempló al General Caballero salir rumbo a la capital, en sus primeras jornadas cívicas revolucionarias; que hoy como ayer ha visto a los hombres de armas abandonar el escenario de los cerros vigilantes, para acompañar al Partido Colorado en esta hora de reafirmación de sus principios, de su indestructible unidad y de si inmenso poderío popular.

Saludando al pueblo de Paraguarí, saludo a todos los pueblos del interior, cuyas delegaciones aquí presentes, constituyen para nuestros corazones la demostración del afecto más puro, del corazón de nuestro pueblo.

Tócame decirles, en cuanto a mí, que una circunstancia especialísima me tienen esta noche frente al pueblo colorado, frente al pueblo de mi partido. Por el hecho de ser soldado del Partido, así como soy fiel soldado de la bandera de la Patria, se ha querido encontrar en mí, como podría haberse encontrado en otras de mis propios camaradas, el apasionado de una gran causa, y el uniforme que consagra sus afanes a la vida de los cuarteles. Los dos aspectos resumirán con mi presencia, la unión del pueblo colorado con las Fuerzas Armadas de la Nación, unión que se produce, moral y materialmente, para poder sumar todos los esfuerzos en beneficio de los superiores destinos del Paraguay. Y quiero creer que por existir esa unión, y por la fe ciudadana de que son esa unión sabremos de encontrarla fórmula de paz, de concordia, de trabajo y de progreso de que todos necesitamos, es que la Honorable Junta de Gobierno del Partido Colorado, me ha invitado a aceptar la postulación de mi nombre como candidato a la Primera Magistratura, en calidad de Presidente Constitucional del Paraguay. Yo he respondido que aceptaré, como lo acepto desde ya, la voluntad del pueblo colorado, con la firme resolución de mi parte, y de mis compañeros de armas, que se sienten honrados conmigo con esta postulación, de hacer honor a la consigna que esa voluntad implica. Mis compatriotas deben esperar de mí, con esta aceptación, todo lo que cabe esperar del patriotismo de los corazones paraguayos.

 

 

COLORADISMO, GRAN OBRERO DE LA HISTORIA

Al aceptar el compromiso, séame permitido expresar que nunca como hoy debemos sentirnos como comprometidos en una gran empresa de la historia. El Partido Colorado desde luego es el gran obrero de la historia patria, porque sus orígenes así lo imponen y sus próceres políticos así lo justifican. Nadie debe llamarse a engaño, en cuanto a que el deber del Partido es un deber nacional, porque este Partido no nació para satisfacer ambiciones de primeros, de segundos, ni de terceros; sino para convertirse en la expresión genuina, social, política, económica, geográfica e histórica de la Patria Paraguaya.

Si el Partido Colorado renunciara a esa su expresión que lo identifica en el tiempo con la personalidad de la Nación, olvidaría el mandato que recibiera en Cerro Corá, que le fuera transmitido por el genio militar y político del General Bernardino Caballero, y que hoy lo analizamos lo aceptamos, como una gloria que pone en nuestras manos, la antorcha alumbradora de los senderos del porvenir.

Ninguno de nosotros seríamos tan pequeños en olvidar que por la tradición y el patriotismo somos los obreros indiscutidos de la grandeza nacional. Por eso si hoy levantamos la bandera del coloradismo, es porque prima en nuestros pechos el juramento de ponernos a la altura de sus orígenes, para cumplir sin renunciamientos el programa que lo define y orienta, en la misma forma que respondiendo a su misión, los Ejércitos de la Patria, deben moverse para morir o vencer en la demanda.

Debemos convenir en que los errores pueden existir pero nunca deben aceptárselos como una anulación de propósito verdaderamente partidario, cuando aún continúan en pie los fieles servidores de la estrella que los guía. Esa estrella es la que ha de devolver la ruta perdida  a quienes fueron ciegos sin querer ser ciegos, y conservo su reserva de ideal para ofrendarlo en aras del partido ante el altar incorruptible de la Patria.

Con esos fundamentos morales, y con la colaboración de la capacidad, la honestidad y la consagración al trabajo, de los preclaros hombres del Partido Colorado, la tarea de encausar y dirigir los destinos del pueblo, hacia la consecución de la felicidad del mismo, ha de resultarnos no solamente fácil sino placentero, el ejercicio de la Presidencia Constitucional de la República, por cuanto si actuamos ceñidos al deber para con la Patria, será segura nuestra satisfacción ante los dictados de la misma.

Para eso daremos al mundo la jerarquía del espíritu, que equivale a la preeminencia del propósito, y rodearemos a las decisiones, al pensamiento y a la voluntad de la Honorable Junta de Gobierno del Partido, del poder necesario a su facultad rectora, de modo a que ella emplee con el Gobierno, toda la fuerza del poder en beneficio de los intereses de la Nación.

Con este mando y ese poder nos pondremos al servicio de la Patria, sin debilitar jamás nuestros esfuerzos, por hacer del Gobierno el instrumento ideal que propulsará en todos los órganos el progreso del Paraguay.

 

POLÍTICA INTERNACIONAL

Ese Gobierno desarrollará su política internacional, presentándonos hoy, igual que ayer, como un pueblo siempre fiel a los compromisos contraídos, dentro de la hermandad americana y en el plano universal. Ha de colocarnos en la efectividad de una plena inteligencia entre vecinos, para hacer de la política de la buena vecindad, una solidaridad de los pueblos vecinos entre sí, práctica con la que llegaremos, sin desvíos políticos ni económicos, a la más real solidaridad continental. Formarán parte de la atención de esa política la cooperación interamericana y la defensa continental.

 

UN ESTADO EVOLUCIONADO

Ese Gobierno planeará la estructuración técnica y económica-financiera que habrá de convertir al Estado Paraguayo en un Estado evolucionado hacia la posibilidad del cumplimiento de sus más altos fines, caracterizado por la seriedad, y continuidad, de una administración regalada por la ciencia, amparada por la normalidad de las instituciones, garantizada por la moral de los funcionarios, y puesta en pie de seguridad por el auge de la producción.

Dentro de ese plan quedarán contemplados, como bases primordiales, el equilibrio del Presupuesto de Recursos y Gastos de la Nación, el pago regular de los compromisos financieros internacionales e intereses del Estado, y el equilibrio del Balance de Pagos internacionales

 

MISIÓN SOCIAL DEL GOBIERNO

Ese Gobierno responderá a una misión social trascendente, que elevará hasta donde sea posible el nivel de vida de nuestro pueblo, suplantando al egoísmo que trata de mantener las injusticias, e implantando una vida fundada en la inspiración cristiana, y en las conquista reales del humanismo.

El hombre y la tierra constituirán para ese Gobierno, el lema que ha de guiarle hacia la posibilidad de arrancar de la entrañas de nuestro suelo la riqueza apetecida, en la convicción de que la producción que vale oro, es el mejor oro en las manos de los pueblos. Para ello los labriegos campesinos deberán ser asistidos en lo moral, en lo técnico y lo económico, previo aseguramiento del hogar de la familia en los lares respectivos, y de la creación de un ambiente de paz y de justicia que permita el normal y feliz desarrollo de las actividades productivas.

 

LA AGRICULTURA, GANADERÍA E INDUSTRIA

Para ese Gobierno las fuentes básicas de la riqueza nacional tendrán la preeminencia que le corresponde, en el orden de las consideraciones primordiales, a condición de que esas fuentes se desarrollen, de conformidad con los intereses de la comunidad nacional, y el beneficio de la explotación de las mismas revierta en el progreso general. La agricultura como la ganadería, así como la riqueza forestal y minera, deben ser los índices reveladores de nuestra capacidad productora, así como de nuestra sabiduría para lograr elevarlas al plano en que con ellas se asegure el porvenir económico de la Nación. Así mismo serán contemplados con patriótico interés los problemas que se refieren a las industrias que ahorran divisas mediante la producción de artículos manufacturados para el consumo interno, o que producen divisas mediante la exportación, debiendo a la vez fomentar la producción de alimentos para el pueblo, o de bienes para el comercio exterior, y le corresponderá, así mismo, rodear de garantías y seguridad a las inversiones de capital extranjero en empresas económicamente productivas.

 

NUESTROS RÍOS Y LAS RUTAS

Así como ese Gobierno no ha de perder de vista la explotación cada vez más intensiva o extensiva de nuestro suelo, no descuidará el dominio creciente de nuestros ríos, ya que somos un país fluvial. La visión grandiosa de Carlos Antonio López habrá de fulgurar en nuestras mentes como un mandato irrenunciable.

Como un complemento de las rutas que marcan nuestro ríos al destino de nuestros productos, las rutas camineras en toda la extensión de nuestro territorio, sin excluir el Chaco, heredad territorial con la que estamos en deuda todavía, y en particular con las rutas internacionales, que deben unirnos a todos los países vecinos habrán de proseguirse hasta que por ellas alcancemos a ligarnos con todos los caminos que conducen a diversos mercados del exterior.

 

LA DIGNIDAD DE LA JUSTICIA

El Gobierno tendrá que rodear a la Justicia de máxima dignidad compatible con su decoro, porque es en la majestad de la Justicia que descansa el poderío moral de las naciones.

La expresión de justicia debe ser siempre la misma en las ciudades como en cualquier punto extremo del territorio de la república, pues en la sabia, recta, e invariable administración de la Justicia, está la razón de verdadera tranquilidad social, cuyos beneficios deben estar asegurados para todos los hogares de la Nación, sin tener que mediar consideración de clase alguna que prive a ningún ciudadano paraguayo del goce de este bien.

 

EL CULTIVO DE LA INTELIGENCIA

Todo estará condicionado, naturalmente, a un amplio desarrollo de la cultura general. Para ese desarrollo cultural no deben escatimarse medios, ya que desestimar la importancia del cultivo de la inteligencia, equivale tanto como negar a un pueblo, la posibilidad de comprender el goce del ejercicio de derecho y del bien de la libertad. Alcanzaremos todavía la plena libertad que necesitamos para que el genio de nuestro pueblo se traduzca en las más amplias ideaciones para las conquistas del porvenir. Para esa hora que debemos anhelar que llegue, con toda la honradez de nuestra conciencia, debemos prepararnos con el adiestramiento de la juventud, en los nobles ejercicios del espíritu, única manera de que ella rinda beneficios efectivos, tanto a la sociedad como a la Patria, del mismo modo que en las instituciones armadas, se forman los jóvenes, como hombres custodios del honor de la bandera, a través de un largo periodo de sacrificios, que ponen a prueba la voluntad, la inteligencia y la fortaleza de las armas.

 

EL FIN DE LA POLÍTICA

De ese modo nacerán y se perfilarán los hombres necesarios a la conducción del Estado, y así la política no llegará a ser otra cosa sino una escuela, donde la noble pasión por el bien público, será un motivo para la elevación de los mejores, y la consolidación del orden y de la paz públicos, basados en el derecho y la justicia, serán una conquista común de la ciudadanía. De ese modo ha de resultarnos aún más posible, la preparación del ambiente político para los grandes gobiernos de la Historia.

 

LAS FUERZAS ARMADAS

Nuestra orientación en todo tiempo, debe estar inspirada en el deseo de que llegue a florecer en nuestra tierra la libertad política, que permita la normal convivencia de todos los partidos democráticos.

A la par del desarrollo de un programa de resurgimiento nacional, las Fuerzas Armadas de la Nación irán creciendo en eficiencia y en cultura, seguras de que la Asociación política civil hace lo propio, en el orden general que le corresponde, para asegurar en el tiempo, y por todos los medios, la grandeza de la Patria.

Tenedlo por seguro, Excmo. Señor Presidente Provisional de la República, que vuestro altísimo anhelo de que con vuestro Gobierno se inicie un periodo de esplendor, espiritual y material para la Nación, para los cual ponéis la garantía de la noble tradición personal ciudadana, sabremos recogerlo, para establecer, en cuanto de nosotros dependiera, la continuidad de vuestro patriótico propósito.

 

EL PARTIDO COLORADO

Con iguales sentimientos diríamos a la Honorable Junta del Partido Colorado, que así como los colorados descansamos en la sabiduría de nuestra más alta autoridad partidaria, esa Honorable Junta tendrá siempre en nosotros los celosos ejecutores de su mandato.

El pueblo colorado de la República debe pensar que haremos todo por elevarnos a la altura de sus más nobles pensamientos y que nuestro afán, hoy como ayer, ha de convertirse en el futuro, en el empeño sin descanso, para servir a la gloria de la Asociación Nacional Republicana.

Y bien, queridos correligionarios de toda la República: Os he hablado con el corazón de paraguayo y partidario puesto en vuestras manos. Podéis llevaros parte de ese mismo corazón, con que os expreso mis afectos.

Llevad en vuestros hogares, a vuestros padres, a vuestros hermanos y a vuestros hijos, mi gran abrazo, y mis palabras con su contenido de amor, de paz y de justicia, seguros de que he querido expresarme, para elevar al Cielo, con vosotros una sagrada oración por la felicidad de nuestro pueblo.

Y os pido que esa oración sea al final, un vigoroso: ¡viva! al Gran Partido Colorado.(*)

 

 

NOTA

(*) Discurso pronunciado al pueblo colorado por el general Alfredo Stroessner, en el Estadio Comuneros, el 25 de mayo de 1954.


Fuente: MI VIDA CON EL PRESIDENTE ALFREDO STROESSNER. Por MARÍA ESTELA LEGAL ZARZA. EDITORIAL MEDUSA. E-mail: jcfrutos@hotmail.com- Asunción, Paraguay. Junio 2008 (207 páginas)

 

 

 

 

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