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María Victoria Echauri

  EL ESPACIO VITAL EN LAS INSTALACIONES DE SIETE ARTISTAS PARAGUAYOS, 2012 - Por MARÍA VICTORIA ECHAURI DE INSFRÁN


EL ESPACIO VITAL EN LAS INSTALACIONES DE SIETE ARTISTAS PARAGUAYOS, 2012 - Por MARÍA VICTORIA ECHAURI DE INSFRÁN

EL "ESPACIO VITAL" EN LAS INSTALACIONES

DE SIETE ARTISTAS PARAGUAYOS

Por MARÍA VICTORIA ECHAURI DE INSFRÁN

Con los auspicios del FONDEC

Asunción - Paraguay

Marzo, 2012 (124 páginas)


Agradecimientos

A los artistas paraguayos, protagonistas activos de esta investigación,

que han colaborado gentil­mente cediendo sus archivos personales

y horas de su tiempo en las entrevistas realizadas.

A todos aquellos sin cuyo apoyo, no hubiera sido posible la realización de este trabajo.

A mis pro­fesores, a las instituciones culturales por permitir hurgar en sus archivos,

a las personas especiali­zadas que tuvieron la gentileza de corregir el tra­bajo

y acompañarlo con sus comentarios críticos,

a los amigos que proporcionaron datos y valiosas informaciones.

 

A mi familia, a la primera directora del Instituto Superior de Arte de la FADA

de la Universidad Nacional de Asunción, Dra Olga Blinder( )

y al FONDEC por apoyar y contribuir a concretar mi proyecto.


 

A Dios, por su presencia en mi vida.

A la memoria de mi padre Don José Patricio Echauri quien,

cultivó en mí la gran pasión por el arte y la cultura.

A mi reina madre, quien con su amor y vocación de servicio

ha sido la estrella que me guió siempre.

A mi esposo Carlos Antonio y a mis hijos amados,

Rodrigo José, Clarisse María Sol, Carlos Emilio y Eduardo Martín.

A las luces que iluminan mi presente, Alelí y Enzo Sebastián.

A mis hermanos María Gloria, Carlos Víctor y sus familias.


 

ÍNDICE

Presentación I: Dra. Olga  Blinder

Presentación II: Arq. William Patts

Presentación III: Arq. Carlos Sosa Rabitto

Introducción


PRIMERA PARTE

- Sobre la Instalación como fenómeno artistas; contexto socio-cultural del Paraguay


SEGUNDA PARTE

- La práctica artística de Instalación de siete artistas paraguayos en testimonios personales

- Los espacios “re-elaborados” y el tema de la memoria y el silencio en las Instalaciones de Osvaldo Salerno

- Cruces interculturales, lo urbano, lo campesino y lo indígena en los espacios míticos de María Teresa Zaldívar

– La búsqueda de la forma y el espacio antropológico en las

Instalaciones de Fátima Martini

– El tema social y político en las Instalaciones de Adriana González Brun

- La experimentación estética y la intensidad vivencial del artista en los espacios de Carlo Spatuzza

- La reflexión sobre el género y la poética de lo cotidiano en las Instalaciones de Mónica González

- La poesía visual en los espacios míticos y ecológicos de Gustavo Benítez Galeano

-Bibliografía

-­Fuente de Imágenes


 

PRESENTACIÓN I

...“María Victoria Echauri, para su tesina de licenciatura que denomina “La Instalación en el espacio del Arte Vi­sual Paraguayo”, realiza una exhaustiva investigación so­bre el tema y es interesante destacar algunos puntos que ayudan a entender el concepto.

Aclara., entre otras cosas, por ejemplo, que: a) la Instala­ción involucra al observador como parte de la obra y no como simple espectador; b) su presencia es efímera por­que se desmonta cada vez que termina su exposición; c) es una obra abierta y además, con ellas se establece una relación diferente entre el artista y el mercado de arte”...

Dra. Olga Blinder ( )

(Correo Semanal, última Hora, agosto, 2003)


PRESENTACIÓN II

LA INVESTIGACIÓN Y EL ARTE

Hacia finales del siglo XX se sucedieron una serie de cambios que afectaron diversos órdenes el arte como parte del contexto universal no estuvo ajeno a ello. En nuestro país las manifes­taciones artísticas tradicionales y algunas nuevas dieron paso a otras formas experimentales que se fueron consolidando ya a finales de los años 90.

Ese es el eje que sustenta el trabajo presentado en esta ocasión por María Victoria Echauri de Insfrán, que lo fue desarrollando desde sus investigaciones para su brillante presentación y defensa de tesina de grado en el Instituto Superior de Arte ISA, FADA, UNA hasta llegarnos en formato de libro.

Hoy esta investigación ve la luz gracias a esta publicación, que fue revisando archivos de artistas, de centros culturales y de galerías, algunas ya desaparecidas, pero que en su mo­mento se constituyeron en importantes espacios que dieron cabida al desarrollo de nuevos lenguajes artísticos.

El material presenta además el trabajo realizado por siete artistas instaladores, motivo que lo vuelve una propuesta muy interesante, pues realiza el registro y el análisis de las obras que la autora los recogió de primera mano. Es por ello que estoy seguro será de mucha utilidad para todos los que amamos el arte y que las futuras generaciones encontrarán en él una valiosa fuente de información.

Desde el ISA valoramos esta iniciativa de publicar una tesina que traspasa el ámbito académi­co para ponerse al alcance de la sociedad toda, por lo que auguramos continúe el camino de la investigación en pos de futuros materiales que serán un importante aporte a la comunidad.

Arq. William Paats

Director del ISA

FADA-UNA


PRESENTACIÓN III

INSTALANDO LA MEMORIA

La Instalación había despuntado en el mundo del arte visual en la década del sesenta del siglo último pasado, tiempo difícil si consideramos los factores complejos que lo constituyeron: a las inquietudes socio-políticas, culturales, económicas, acompañaría una desconfianza cre­ciente sobre el futuro del mundo; cuestiones que hallaron en los diversos sistemas de simbo­lización un canal de expresión y universalización. Y fue el arte, entre otros medios, justamente la dimensión en la que los variopintos problemas aquejando a la realidad encontraron cami­nos de liberación en clave estética. Artistas, tanto en Europa como en los Estados Unidos y el mundo asiático avanzado, coincidían en tomar a la misma realidad como contenido de sus inquietudes; realidad que debió entenderse no sólo como la del mundo occidental, sino también incluyendo a las concepciones y experiencias de culturas diferentes y evolución pro­pia. Esto significó, como condición sine qua non, revolucionar ideas y conceptos de validez pretendidamente universales: la historia del arte, por ejemplo, tuvo que resignar su univocidad como discurso de legitimación del arte y admitir que la tan mentada universalización que­dó relegada y profundamente resentida desde los primeros destellos de lo que conocemos como vanguardias artísticas. Igual destino le estaba reservada a la teorización del arte.

Diferida en el tiempo, la Instalación en el Paraguay deviene en práctica sistemática desde fines de los ochenta, extendiéndose hasta nuestros días. En rigor, y muy importante, la primera dé­cada del bisoño siglo XXI vio aparecer a la imagen tecnológica también en clave de Instalación, que, si bien no abordada por la autora, abría un camino alternativo a lo visual en nuestro medio. Una historización obligada es la que en las páginas introductorias y en un capítulo especial plantea María Victoria Echauri. Puntualicemos, en primer lugar, un orden que viene dado por el derrotero y la experimentación de artistas que habían trabajado, entre los sesenta y los setenta, objetos en el espacio cuyo concepto pudo oscilar entre ser montajes objetuales o formas es­cultóricas no tradicionales. La segunda estrategia trabaja por rastreo de la producción formal de los artistas seleccionados; por ejemplo, la obra de Osvaldo Salerno es pesquisada y acotada en el momento que lo real (el objeto) y lo representado (impresiones de objetos, incluyendo su propio cuerpo) desafían al estatuto de la imagen artística, denegándole un sentido unívoco al cuestionar el valor establecido de la materia, el procedimiento, la técnica y las inusuales ma­neras de exposición de la obra de arte. Esto sucedía en los inicios sesentistas del artista. Por otro lado, una década intensa constituyó la de los noventa, identificada llamativamente con el colectivo de artistas reunidos en el Aleph: María Teresa Zaldívar, Fátima Martini, Mónica Gonzá­lez y Gustavo Beníte y por su parte Adriana González, ampliaron el espectro del arte al atender cuestiones antropológicas, ambientales y etnológicas con renovada visión crítica. Por su lado. Carlo Spatuzza es ubicado como nota artística bisoña de particularidad notable.

El libro sintetiza con claridad el sentido y significado de la obra de estos artistas en el devenir plástico nacional y señala un rumbo posible de interpretación histórica desde un panorama estético (teoría y filosofía del arte) puesto al día.

Un comentario último merece el especial cuidado puesto en la organización del libro que, al decir de la autora, pretende facilitar de manera fidedigna y responsable información y docu­mentación históricas, sistematizar líneas de producción en tiempo específico, enlazar obras con el campo de la crítica universal y local y avizorar un próximo inventario patrimonial.

El “espacio vital” en las Instalaciones de siete artistas paraguayos es desde hoy lectura obligada para toda persona interesada en conocer el derrotero del arte nacional; libro que se proyectaba, por su importancia en el ámbito cultural, desde sus inicios académicos en el Instituto Superior de Arte (ISA-FADA), como texto de arte paraguayo contemporáneo.

Carlos Sosa

As. Febrero de 2012


 

INTRODUCCIÓN

La investigación se inicia desde la reflexión de las necesidades en el vasto y poco explora­do campo de las Artes Visuales y Plásticas en el país. Trata sobre el estudio y análisis de la Instalación en el Paraguay, uno de los medios expresivos que forma parte del vocabulario artístico del siglo XXI. La Instalación es la forma de expresión que permite al artista seleccio­nar, disponer u organizar sus objetos, elementos o materiales diversos en el espacio físico tridimensional, según una propuesta conceptual o una narrativa visual, para dar lugar a una obra que adquiere una suma de significados que tiene la capacidad de involucrar al observa­dor como participante. Deviene un medio de naturaleza efímera que parte de un proyecto o un programa visual que articula discursos.

Debido a los escasos estudios sistemáticos realizados sobre artistas paraguayos, se pre­senta la actividad de siete artistas que realizan Instalaciones, cuyos temas reflejan el vínculo arte-sociedad y arte-cultura. A través de entrevistas se intenta conocer sus pensamientos, su experiencia hacia la opción de la Instalación y los aspectos formales y conceptuales de sus obras. Subyace en esta presentación la intención de conocer a los artistas paraguayos, valorarlos, sistematizar y difundir su obra.

El interés a partir del cual surge el tema se origina desde la importancia que ha ido tomando en el desarrollo de la actividad y experiencia artística en estos últimos años, de debates plan­teados en los medios de prensa local e internacional entre críticos y personas especializadas y de la necesidad de desentrañar el sentido muchas veces confuso y cuestionado de esta actual manera de producción artística. La modalidad expresiva contemporánea es tema entre los propios críticos de arte y ha sido cuestionada por unos y fundamentada por otros, ha sido escasamente tratado en estudios y todavía ha sido poco explorado en sus posibilidades.

El material responde también a la necesidad de entender el sentido complejo de las formas artísticas innovadoras. Permite un acercamiento interdisciplinario al fenómeno del arte y otear los difusos contornos de la presente situación artística. Se recurre a diversas, fuentes de pri­mera mano, como comunicaciones personales con los propios artistas en entrevistas semi­abiertas, catálogos, revistas especializadas, comentarios de críticos de arte en periódicos locales y extranjeros, documentos de archivos de instituciones culturales, datos proporcio­nados por informantes clave y bibliografía. La observación y la experiencia vivencial juegan también un papel necesario para la investigación.

El trabajo va dirigido a todas las personas interesadas en el arte, en especial será de utilidad a los profesionales del Arte, a los estudiantes de Artes Visuales y Plásticas y a todos los artistas paraguayos. Pone su atención en obras que se abren a la reflexión sobre el arte y a artistas que entre otras prácticas realizan Instalaciones, peroesto no implica que los demás que que­dan fuera, sean no menos importantes o significativos. Aún, un número grande de artistas merecen ser considerados. El trabajo no pretende abarcar la totalidad de aspectos de esta práctica compleja del arte. La Instalación es un pequeño universo que puede ser observado desde diferentes puntos de vista por lo que aún quedarán muchos matices que destacar y enriquecer con otras investigaciones.


 

SOBRE LA INSTALACIÓN COMO FENÓMENO

ARTÍSTICO, EN EL CONTEXTO SOCIO-CULTURAL DEL PARAGUAY

 

EL paso de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia del país se convierte en un momento propicio para reflexionar sobre el Arte Contemporáneo Paraguayo y hacer un balance sobre lo acontecido con la Instalación como lenguaje del arte. De momento, para este medio expresivo en el contexto internacional, los indicadores son positivos. Basta con observar bienales, ferias y exposiciones de arte en la última década, para comprobar que la Instalación se convierte en uno de los medios expresivos preferidos de un gran número de artistas, espe­cialmente de generación intermedia y los más jóvenes.

Testimonios de este fenómeno artístico actual se da también en la capital asuncena cuando los artistas asumen el ámbito del espacio para disponer sus objetos y operar en él. Las Instalacio­nes invaden los museos, las galerías, centros culturales y lugares públicos. La continua presen­cia de las Instalaciones en las muestras y exposiciones, permite entender que esta tendencia se intensifica en la actualidad y que es uno de los lenguajes más utilizados para representar al Paraguay en Bienales internacionales y regionales de arte.

En el país se multiplican los cultores de este medio mezclado y las propuestas expositivas in­troducen y unifican ámbitos espaciales, la presencia física de volúmenes, objetos y materiales diversos, que a través de su proyección imaginaria tienden a envolver las sensibilidades físicas e Imaginativas del espectador, proporcionándole la posibilidad de varias lecturas, provenientes ce una idea o proyecto generador de la obra.

El término Instalación, ha logrado incorporarse como un concepto más del vocabulario artístico Paraguayo, pero exige una forma de ver y experimentar el arte desde posiciones distintas a las tradicionales. Propicia una mirada diferente al arte que implica un desprendimiento de nociones estéticas preconcebidas. Cuestiona las formas habituales de presentación de la obra artística y propone la idea del arte como actividad del pensamiento o como propuesta mental. Deviene un medio para articular discursos y la posibilidad de visualizar las articulaciones de éste.

Las Instalaciones suponen una forma distinta de presentación de la obra sobre los géneros -adicionales de la pintura y la escultura, por lo que con ella los artistas amplían los dominios del arte. La obra resulta de la elaboración y la profundización de la experiencia del artista de la actividad generada y del proceso y se desplaza hacia la propuesta conceptual del mismo.

Inevitablemente al emerger como una forma de expresión desarrolla una agenda crítica que se evidencia en interrogantes y debates planteados entre personas especializadas, en los medios de prensa local. Muchos acusan a esta forma expresiva cómo carente de unidad formal, de valor estético, de facilidad de realizar la obra, de incoherencia, de banalidad de los mensajes, de promocionar a pseudo artistas, pero lo más reciente tarda siempre algún tiempo para ser aceptado por la sociedad y para comprenderla es necesario conocer los procesos históricos, la ampliación y los cambios de valores estéticos en la obra de arte y las transformaciones que ha sufrido el concepto mismo de arte.

En todo este revuelo en torno a la Instalación, los teóricos toman partido a favor de la misma, hoy es considerada por los críticos como una forma legítima de arte contemporáneo y como una ten­dencia específica dentro del quehacer plástico. Pero hay todavía teóricos y personas que optan por estar en contra. También se evidencian definiciones sobre la Instalación en los medios de prensa, que indican una comprensión parcial de lo que significa el concepto dentro del vocabulario artístico. Algunas personas piensan todavía que Instalación significa solamente instalar objetos, sin tener claro, la interacción obra-espacio envolvente, determinante para el concepto. Puede pensarse que es debido a la falta de una teoría fundamentada y clara en los aspectos conceptuales del medio expresivo y a la tendencia de fusionar géneros expresivos en el arte contemporáneo.

Debido a sus condiciones de producción se presta a los abusos e incoherencias, pero esto no es motivo para descalificar a la modalidad en sí misma, se observa el proceso creativo serio y pro­longado de varios artistas que antes se dedicaban a otros medios de expresión, han optado por expresarse con Instalaciones y son internacionalmente reconocidos como artistas famosos.

En los terrenos del arte, la aventura instalacionista comienza hace aproximadamente 60 años y sigue atravesada de los debates significativos del mismo que hoy aún no han concluido. El proceso de incorporación de las Instalaciones en el Paraguay, encuentra sus antecedentes en la década del 60, donde se observa un complejo cambio cultural y de valores influenciado por el desarrollo material, que trae consigo la preocupación de los artistas por producir propuestas innovadoras e introducir nuevos elementos, entre ellos las primeras experiencias ambientales, objetuales y situa­ciones artísticas efímeras, la inclusión de sonidos, movimientos y la participación del espectador. Según varios artistas entrevistados atribuyen al trabajo ambiental de la artista Laura Márquez el haber sido uno de los primeros que vieron en Paraguay realizados con el espacio.

Entre los datos recogidos, se registran exposiciones importantes muy recordadas por los ar­tistas instaladores, como la inolvidable muestra de “Arte Catastrófico”, realizada en 1978, en la Galería Arte-Sanos como un antecedente cercano para las Instalaciones, por el hecho que se inicia la idea de experimentación con los lenguajes objetuales y ambientales. Otra exposi­ción importante fue “Arteexperimental” de 1984 en la misma galería, donde puede observarse obras que coinciden en la forma y los conceptos con las instalaciones, aunque en los archivos del Museo del Barro, estén registradas aún como montajes. Otras exposiciones evidencian cuestionamientos a los soportes convencionales, nuevas sensibilidades en los temas y nuevas búsquedas que fueron importantes en el proceso.

En la década del 80, los artistas reflejan en sus obras signos de represión y censura. Los títulos de las exposiciones como “La Condición del Hombre” o “Los Derechos Humanos en el Arte” de 1987, los íconos y símbolos en las imágenes realizadas pueden hablar del contexto social y político. Desde el arte se desarrollan contenidos referentes a la vigencia de los Derechos Hu­manos y se nota la inclusión de preocupaciones ético-políticas en la experiencia estética, lo que demuestra los condicionamientos del medio y la influencia del ambiente sobre el arte, sostenida por la teoría sociológica del mismo. Esta consideración del “espíritu de la época” es importante para entender la elaboración de los discursos críticos de las Instalaciones. Los artistas encuen­tran en sus propuestas un canal válido para manifestar las afrentas que sufren las personas, al ser conculcados sus derechos.

Tomando los comienzos efectivos de la Instalación como lenguaje expresivo, se considera que la irrupción comienza a mediados de la década del 80, aunque aún se muestran inter­mitentes. De 1983 es la obra ambiental presentada por el artista Ricardo Migliorisi titulada “Briggitta Von Scharkoppen en el jardín de las Delicias”, montaje que ocupa el espacio de dos salas cubiertas de arena con 200 personajes de madera laminada recortada que presenta ya características de una Instalación. El artista Osvaldo Salerno empieza a integrar su obra al espacio circundante y realiza montajes e intervenciones en espacios no convencionales como en su Instalación “Elogio a la Impaciencia” en el año 1984.

Pero es a partir de la década del 90, cuando se advierte continuidad en la producción y adquieren más importancia. Las obras significativas datan de los últimos 30 años. En décadas anteriores la práctica de esta disciplina artística no se realiza de manera sistemática y no mar­ca un rumbo. Por lo que puede afirmarse que a partir de la década del 90 se inicia una nueva etapa para el arte paraguayo, con la sistematización de las Instalaciones como lenguaje artístico. Se aprecia en el proceso la inclusión del arte objetual, nuevas significaciones y nuevos valores temáticos, que permite la ampliación de límites espaciales, las nuevas condiciones de recepción del espectador, la expansión en el uso de objetos, materiales diversos y elementos y el manejo de la tecnología.

En ese proceso, la adopción del medio expresivo innovador por los artistas es favorecido por in­fluencias internas y externas como la llegada de extranjeros, artistas y personas especializadas en arte que dictan cursos y talleres, los viajes de los artistas, la emergencia y predominio de las Ins­talaciones como lenguaje contemporáneo en el arte internacional observado en bienales de arte y exposiciones. Las influencias más cercanas llegan primero de Argentina, Brasil, de Europa y sobre todo de Estados Unidos. Además los medios de comunicación masiva y el intercambio cultural planetario permiten mayor comunicación entre los artistas. La apertura de instituciones privadas y públicas locales que intentan acceder a un nivel superior de la enseñanza artística, la fundación de museos de arte contemporáneo y centros culturales también constituyen un impulso para el pano­rama de la plástica y la promoción de nuevos lenguajes expresivos.

Pero es importante conocer la presencia de las fuerzas sociales en el discurso estético ya que la sociedad paraguaya ha venido experimentando transformaciones socio-culturales, políticas y económicas que repercuten sobre aspectos de la actividad artística y acompañan las mutacio­nes en la formalización y contenidos de las Instalaciones y de cualquier obra de arte.

 

 

En lo político, al final de la década del 80, el contexto local sufre transformaciones importantes con la caída del régimen autoritario, después de un largo periodo de 34 años hacia el inicio de una etapa de transición. Si se buscan consecuencias inmediatas se evidencian dos exposicio­nes, “Los Años del miedo” en la Galería Miró y “Acto de Libertad” que reflejan la relación del arte con la coyuntura política.

Pero con la caída del gobierno, se pierde un fuerte referente de las posiciones antidictatoriales del arte, del nacionalismo y de la identidad que también se transparenta en los temas de obras de Instalaciones posteriores. Las transformaciones políticas y económicas con el nuevo gobier­no alientan esperanzas pero afectan poco a la cultura.

Además el arte es influenciado por los procesos culturales, la globalización y los pensamientos posmodernos que plantean al arte nuevos desafíos y también modifican la concepción de las obras en lo formal y en los significados, acordes a los pensamientos intelectualizados y al cues­tionamiento de los pensamientos modernos, entre ellos la visión totalizadora de la sociedad hacia una fragmentación de la misma. En el arte también se habla de fragmentación formal y conceptual, de citas, pastiche, parodia, hibridez, ironía, deconstrucción, eclecticismo, de lo local y lo global y otros conceptos caros a los pensamientos posmodernos y globalizados que comparten con otra tendencia que toma elementos de la modernidad.

Los cambios de este fin de siglo afectaron todos los órdenes y el arte también refleja esos cambios. En la década del 90 en la dinámica de la producción artística, las formas tradicionales dan paso a las estrategias experimentales que se consolidan en Paraguay generando otros lenguajes, entre ellos la Instalación. Parece evidente, según las propuestas observadas que numerosos artistas que actúan en el escenario de los años 90, perciben al mismo tiempo la posibilidad de la Instalación como medio para expresarse. Las exposiciones evidencian que a partir de los primeros años noventa los artistas demuestran sus inquietudes por extender los problemas estéticos al espacio físico y conceptual, en forma sistemática y las obras de carácter efímero e interactivas buscan diferentes maneras de activar el arte.

Contribuye para el desarrollo y afirmación de las Instalaciones las actividades del grupo “El Aleph”, alrededor del cual se reúnen artistas que desde el año 1992 tienen inquietudes comu­nes de experimentación y de búsquedas de expresiones renovadoras del arte. El grupo realiza numerosas actividades y exposiciones de Instalaciones. A través de gestiones de la profesora alemana Dorothee Baurle Willed, que marca con su impronta el quehacer plástico paraguayo siendo una de las primeras en promover las experiencias objetuales, cruzan las fronteras y las Instalaciones de los paraguayos se exhiben por primera vez ante el público alemán en la expo­sición “Pomokoi” en 1993, rompiendo con el aislamiento.

La evidencia de otros proyectos grupales, los concursos, los Salones nacionales de arte, las manifestaciones colectivas, las Bienales locales, las Ferias Artísticas son importantes para el desarrollo y promoción de la Instalación.

 

 

El estudio permite advertir la presencia sistemática de numerosas exposiciones colectivas de Ins­talación, que representan al Paraguay en el circuito artístico internacional documentadas en los ca­tálogos recogidos. En los medios de prensa locales, se puede leer a menudo títulos como “Instala­ciones van a la Habana” o “Representación paraguaya en la Bienal Internacional de Venecia, 1997”, lo que señala el intercambio de los artistas paraguayos y la representación del país en el contexto internacional, a través del medio artístico, en sintonía con el tiempo, como es la Instalación.

En la segunda mitad de la década del noventa surge una vertiente de artistas jóvenes que se inician con nuevos planteamientos temáticos y plásticos, con nuevas versiones y búsquedas. Los rasgos principales en la diversidad de sus individualidades son el carácter objetivista, antiexpresionista, las reflexiones críticas sobre la cultura, el arte conceptual ideológico, las cuestiones de los mass-media, las de género, la tecnología, la cotidianeidad, los temas de lo privado y lo público y de la individualidad. Estos artistas se expresan con Instalaciones y se muestran preocupados con la visibilidad de sus obras, hablan de tendencias como el mini-malismo y el neo-barroco.

Las obras de los últimos años 90 también permiten evidenciar el dinamismo de los sistemas sociales, de los factores de cambio, presente en las culturas y las nuevas concepciones de lo social. Los proyectos hablan de la aceptación de la diferencia, de las mezclas, transformaciones e interacciones de todo tipo, usan imágenes mediatizadas como signos de la omnipresencia de los medios, se refieren a la realidad virtual y a las percepciones propias del espíritu de los tiempos. Se habla también de una tendencia homogeneizadora del arte con los aires traídos por la globalización y de la inclusión de fuerzas ideológicas en los terrenos del arte.

La Instalación es un tipo de obra que ofrece escasa información visual, la experiencia inmediata no es lo más relevante, ni hace concesiones al gusto del público y enfatiza en la teorización de la producción y en la capacidad del artista de crear connotaciones para los objetos. Muchas veces crea interrogantes y la indefinición forma parte del discurso. Éste, no es precisamente el tipo de arte que el espectador está acostumbrado a ver y la comprensión exige, a veces, un esfuerzo intelectual y una disposición cultivada.

Y cuando la obra de arte no es fundada en relaciones evidentes para gozarla como hermosa y niega el placer acostumbrado, ya no se caracteriza por el esteticismo, y se presenta como un misterio a investigar, una tarea a perseguir o como un lenguaje enigmático que habla tanto, pero que es difícil disipar sus nebulosas, sus ecos y sus laberintos. Entonces, se hace aún más difícil llegar a la compresión.

La Instalación es un medio expresivo globalizante, indeterminado y ecléctico como signo de los tiempos y en sintonía con él, acorde a los espacios críticos, a cuestiones relacionadas a la cultura y la sociedad y en sí misma permite una reflexión de estos tiempos que corren.

El grupo observado reúne el quehacer plástico de creadores, fundamentalmente instaladores paraguayos que usan con solvencia esta forma de expresión. Se seleccionaron los trabajos de instalación de siete artistas paraguayos, en los que se observa las siguientes semejanzas y coincidencias, en la medida en que han declarado sobre su trabajo.

- la conexión de su obra con la realidad social, política y cultural

- la actitud crítica de los datos de la realidad subyacente en sus propuestas.

 

 

Los documentos reunidos son testimonios de concepciones plásticas heterogéneas, unidas por el hilo conductor de la referencia a la realidad y de un trabajo reflexivo. Los mensajes se organizan a partir de discursos plásticos diversos que ya no buscan representar sino presentar a los objetos integrados con el espacio. Las expresiones de los artistas y sus conceptos reflejan temas acordes a sus propias sensibilidades, a su formación, a sus experiencias, a su cosmo­visión e ideologías. Las Instalaciones articulan discursos propios del arte mismo y de otros campos del conocimiento.

Ponen de manifiesto temas sobre cuestiones de la cultura como los cruces interculturales en el caso de la artista Marité Zaldívar, la política, la memoria y el silencio en la obra de Osvaldo Salerno, la comunicación en la instalación de Adriana González, cuestiones de género en las obras de Mónica González, aspectos ecológicos como el caso de Gustavo Benítez, la experi­mentación plástica y las vivencias del propio artista en el caso de Carlo Spatuzza, el tema antro­pológico en las instalaciones de Fátima Martini. También aparecen en otros artistas reflexiones existenciales y temas sobre la cotidianeidad.

La mayoría de las Instalaciones observadas tienden a una dimensión más amplia que la experimentación estética en el espacio físico que es la de un espacio sociológico fundado en las aspiraciones y necesidades de las personas en una mirada moderna o en la puesta en escena de los conflictos de la sociedad en una mirada posmoderna. Pero para facilitar el análisis se han clasificado las instalaciones en dos grupos debido a que se encuentran diferencias entre las formalizaciones y las temáticas del primer lustro de la década del noventa y el último, lo que permite deducir que el arte ha cambiado en la última década.

En los primeros años 90, es notable el propósito de los artistas de articularse con la comunidad y su realidad social mediante sus mensajes visuales, con lo que contribuyen a diseñar una ima­gen de la sociedad, haciendo visibles las heridas históricas, económicas y sociales. Muestran las instalaciones de los primeros años noventa un gran arraigo por su territorio y la preferencia por los temas de la condición humana, situación que se va modificando hacia fines de la dé­cada cuando los artistas tratan temas más globales y cuestionan los símbolos identitarios de interpretación cerrada y se evidencian otros temas en sus propuestas.

Se puede pensar que con la caída del gobierno autoritario y la llegada de la democracia se inicia un proceso de crisis de la identidad y de apego al territorio. Es importante agudizar, la per­cepción y recordar aquí además, el fenómeno de identidad cultural difusa de la sociedad urbana que se va conformando de mosaicos de las culturas campesinas, indígenas y de masas. El tema de los cruces interculturales también se ve reflejado en las instalaciones.

 

 

Otros factores son la llegada de la posmodernidad que hace que los temas de la identidad vuelvan con nuevas interpretaciones, se habla de la identidad dinámica, la influencia de los medios masivos de comunicación que propician la internalización de la cultura. Puede afirmarse entonces que el arte, a través de la Instalación por un lado, en los primeros años del proceso de afirmación de las Instalaciones, conserva su cualidad de producir formas expresivas capaces de documentar la condición del hombre paraguayo.

Pero los conceptos de “aldea global” y multiculturalismo contribuyen a que los artistas dejen de pensar en términos territoriales. Esta situación muestra su cara visible en el último lustro de los noventa, cuando los artistas hablan de temáticas globales que trascienden un determinado contexto espacio-temporal. Otros trabajan la síntesis, lo “global”, investigan sobre sus realida­des pero proponen sus obras según tendencias internacionales. Los jóvenes artistas hablan de obras desterritorializadas y eliminan los aspectos nacionales y regionales.

La siguiente característica observada es la actitud crítica, que también se pretende cambiar en la concepción. Los artistas toman de su entorno y experiencia los elementos que forman parte de la realidad, sobre todo reaccionando en una actitud crítica. Es un arte pertinente a la realidad social que pone en cuestión los datos de la misma. Los trabajos de Instalación observados tienen el poder evocativo de la compleja relación arte-sociedad y arte-cultura.

Es en el arte social donde encuentra la Instalación su sentido práctico y son mayoría los artistas cuyos conceptos expresan temas sociales pero esta situación de nuevo actualmente está cam­biando y se nota otra tendencia en las propuestas de los jóvenes, que intentan desprender el arte de los problemas sociales hacia la reflexión sobre los procedimientos propios del arte mismo.

No debe olvidarse que el artista paraguayo tiene a sus espaldas la carga de un régimen uniper­sonal. En el arte de la Instalación, aparece escenificado los conflictos sociales y políticos y los artistas no permanecen distantes a las críticas realidades del país. Esto nos demuestra la vin­culación del campo artístico con la estructura social. Varios son los artistas que reflejan en sus obras el compromiso con lo real, a la manera de Goya, Picasso o Daumier. Esta particularidad es fácilmente reconocible en sus obras.

Si se compara la actitud crítica de las propuestas de las Instalaciones con obras de décadas anteriores puede notarse que es un medio que permite ampliar las estrategias retóricas, por lo que el mensaje o la propuesta del artista se vuelve más metafórica, menos literal que en años anteriores, donde los símbolos son más evidentes y las denuncias son más directas. La Instalación se presenta como un sistema complejo de enunciación y los mensajes permiten una comunicación más oblicua e interpretaciones abiertas. En los últimos años se refuerzan las estrategias retóricas.

Sobre la actitud crítica de las propuestas en los primeros años tienen un sentido de denuncia mayor que en años posteriores. Las Instalaciones posmodernas ya no denuncian, sólo preten­den movilizar interrogantes, ponen en escena los conflictos y enigmas y un haz de significaciones. La obra de arte de la estética posmoderna inquieta, se vuelve misteriosa y ya no se presenta en formato mesiánico que intenta cambiar la realidad. Los artistas que comulgan con esta idea reflejan menos compromiso con lo social y demuestran una actitud crítica hacia la cultura.

 

 

Se puede pensar que el grupo observado continúa lo que podría denominarse la tradición crí­tica del arte paraguayo de la última década del siglo XX. Tradición que encuentra antecedentes en artistas de la modernidad, o en la tendencia, llamada por el crítico Ticio Escobar, la “Nueva Figuración” que también se conectan con las situaciones históricas y expresan en sus obras contenidos sociales y políticos. Entre ellos los más conocidos, Olga Blinder, Carlos Colombino y Luis Alberto Boh. Se puede afirmar entonces que la Instalación en el trabajo de la mayoría de los artistas es un disparador de la reflexión social y política.

Es necesario aclarar que las preocupaciones sociales de los artistas no se dan en forma lineal, también se muestran Instalaciones de artistas que sólo experimentan con los lenguajes y buscan desprenderse de contenidos sociales, los que atienden a sus propias subjetividades y a un tipo de arte aséptico. Dos de los artistas del grupo analizado declaran que no realizan obras según los hechos del contexto y que el mismo se refleja en sus obras, sin una intención premeditada y se puede notar realmente una preocupación por la experimentación plástica. La perspectiva social entonces convive con otras teorías. Esta corriente puede observarse sobre todo en Instalaciones que pretenden desconectar el hecho artístico de su contexto, para abrirse al discurso del arte internacional.

Hoy en el Paraguay, se pasa de polaridades como el “Arte por el Arte” y “Arte como Vida”, para ir más lejos de estos polos y crear interacciones. Las dos direcciones del arte, la que persigue la autonomía y la que trata de conectar la creación artística con puntos de la realidad pueden convivir en Paraguay. El arte de fin de siglo se muestra ecléctico y complejo.

Si se extiende la mirada al propio artista, niega la idea de aquél que crea y produce su obra inde­pendientemente de las condiciones de su existencia y del sistema social donde opera. A través de sus propuestas de Instalaciones se evidencia que estos artistas ya no son los seres individuales que se aíslan, buscando temas e inspiración en la voz interior de su propia subjetividad, o inspi­rados por las musas, independientes de la sociedad, a la manera del mito romántico del “genio”.

Los artistas paraguayos acuden al mercado cuatro, al vertedero Cateura, rescatan tradiciones y costumbres en el día de los muertos en Itauguá, los mitos y ritos de la cultura popular, van al campo, salen al interior, conviven con etnias indígenas e investigan la cultura, toman fotos de la televisión, instalan frente al Palacio de Gobierno, en las plazas o en el centro de la ciudad bajan de sus “torres de marfil” y son los mediadores de un proceso estético y social al mismo tiempo. Los artistas con sus instalaciones, intervenciones y acciones abren el panorama artístico hacia la experiencia vivida y la actividad consciente. Esta relación también se manifiesta cuando apa­recen en las Instalaciones elementos de tipo político. Pero la conexión arte-política es sólo un aspecto de la capacidad del arte de conectarse con las múltiples actividades humanas.

 

 

Las palabras que escribiera el periodista y crítico del arte, Jesús Ruiz Nestosa, son las que se ne­cesitan para traducir los variados aspectos que confluyen en la producción de los artistas.

“El artista sea cuál fuere su condición, es un testigo de su tiempo, su obra es un testimonio que él deja. De alguna manera está influyendo en él todo cuanto le rodea. El artista es un ser permeable que oscila ente los delirios de su imaginación y los datos fríos, reales, objetivos que le suministra el medio ambiente.” (Catálogo “La Condición del Hombre”, exposición colectiva, Gral. Agustín Barrios, CCPA, 15 de julio al 1º de agosto, 1986)

Ruiz Nestosa habla del artista como espejo de su realidad y de su tiempo y el instalador hoy puede traducir o no esa realidad, pero lo cierto es que esos datos que le “suministra el medio ambiente” hoy son más fríos y caóticos que los de ayer. El paisaje paraguayo ya no es precisamente el que inspirara a los primeros becarios como Samudio en 1908, ni los lapachos de Alborno, ni los esenciales y esquemáticos de Bestard, ni las sensaciones que sentimos con las noticias hoy son las del .. “frescor del arroyo protegido por sombras y ramajes”... como otrora escribiera el crítico Ticio Escobar, sólo se coincide con ellos en el silencio en medio del vértigo. El artista instalador exhibe el tiempo del presente, indeterminado, confuso, complejo, discontinuo. Si se examinan los objetos integrados al espacio de las obras, se observan diferentes tipos que según su naturaleza pueden ser: naturales, pre-fabricados o “ready- made”, creados por el mismo artista, de desecho, objetos emblemáticos de las culturas populares, tanto indígena como campesina y urbana. En las Instalaciones, los objetos pueden ser también el resultado de operaciones técnicas y son trabajados con las manos o técnicas digitales, pero dirigidos por la inteligencia. Se nota el reciclaje de materiales y la valorización de objetos normalmente inservibles o no estéticos pero con cualidades expresivas. Entre ellos, botellas intervenidas con fotografías- Marcos Benítez- calcos de yeso fragmentados -Osvaldo Salerno- hamacas de fotografías- Fátima Martini- esculturas antropomórficas de vidrio- Adriana González- pieles con corazones disecados- Carlo Spatuzza- papeles reciclados- Gustavo Benítez- enseres domésticos - Mónica González- materiales orgánicos- Marité Zaldívar- cucharas intervenidas­ Alejandra García.

Se trasladan a los lugares de exposición, todo tipo de objetos de la realidad o fragmentos de ella, bolsas de algodón, bateas, sombreros pirí, camisas, hamacas, enseres domésticos, bancos de escuelas, pieles de animales, roperos, camas, lenguas de yeso, neumáticos metamorfoseados, elementos orgánicos, códigos del idioma guaraní y español, objetos referidos a la comunicación como el “mouse” de computadores, diarios, fotografías, vídeos, los cuáles son planteados como signos reales que abren fecundos espacios semánticos, metafóricos o ale­góricos. El artista selecciona los objetos en la Instalación para crear sentidos y puede inventar realidades y en esta época puede expresar la ausencia de la realidad.

Pero también se evidencia la presencia de objetos que reaccionan contra la simbolización y tratan de  desprenderse de problemas sociales, éstos se observan generalmente en las Instalaciones de los últimos años. Los “ready- made” y los demás objetos son ejemplos de cómo en Paraguay las relaciones entre arte y vida se han afirmado. Los artistas reflejan su cosmovisión con el uso de obje­tos y materiales pobres, cargados de memoria, recuperados, encontrados o manufacturados por ellos mismos, objetos de filiación mass-mediática como un intento de contraponer su potencial íntimo y privado al comportamiento público-social y exterior para reafirmar su sensibilidad so­cial. Conectan el entorno con el proceso estético. Pero las formas no sólo reflejan la sociedad, también denotan a la naturaleza, a la existencia misma del hombre, a valores transcendentes, en ocasiones al lado obscuro del ser humano y a lo cotidiano. En ellos se proyecta una connotación. Las Instalaciones no sólo se realizan en forma individual, los artistas amplían el concepto de Instalación exponiendo en forma colectiva y llevan a cabo la idea del arte en la calle con sus acciones y en ellas participan otra gente. Es la manifestación estética que sale al encuentro del ciudadano común. En ocasión de la celebración del Bicentenario el Grupo “Gente de Arte”, Asociación para las Artes Visuales del Paraguay, realiza una intervención urbana con 100 Banderas en el nuevo Parque Litoral Bicentenario como un saludo a la Patria.

Los artistas buscan nuevos lugares para expresarse, no sólo intervienen los espacios tradicio­nales del arte como museos y galerías, sino también llevan a cabo sus Instalaciones en los jardi­nes, en las fachadas, en los sótanos, en la estación del ferrocarril, en fábricas viejas y en lugares públicos del entorno urbano, como en la bahía de Asunción. Trabajan el espacio de diferentes modos, a veces como sitios específicos o “in situ”. La gran mayoría se presentan efímeras pero las hay también permanentes.

Si se busca la tendencia artística que predomina se encuentra la línea conceptual. Pero convie­ne aclarar que se separa de la idea original ortodoxa como un conceptual implicado en consi­deraciones sociales e ideológicas. Las Instalaciones en Paraguay se ubican dentro de la línea empírico medial, el concepto no se separa totalmente de la materia, o busca la reconciliación de la idea con la forma. Ésta, es entendida como propuesta o planteamiento, una especie de tendencia conceptual latinoamericana.

 

 

El lenguaje de la Instalación en el Paraguay es un medio de expresión que coexiste con otros lenguajes artísticos más tradicionales como pinturas, esculturas, grabados. Los trabajos in­volucran nuevos medios, utilizan nuevos soportes, usan cámaras digitales, proyecciones, computadoras, las que se mezclan con las obras construidas con técnicas más tradicionales. Usan diferentes materiales como el acetato, tubos fluorescentes, metales, vidrios, cueros, acrílicos y otros para sus estrategias plásticas. Es el arte experimental que se pone de mani­fiesto. Forman estructuras estéticas distintas a las tradicionales, deconstruyen los espacios y los conceptos. Entre sus recursos algunos se conectan con la literatura y utilizan aforismos y expresiones de los escritores que les sirven como soporte. Otros realizan intervenciones en la galería y en el espacio urbano.

Cada vez los artistas hacen un tipo de trabajo que abarcan ideas tomados de fuentes diversas como la sociología, la comunicación, la antropología, la publicidad, etc. Consiguen de esta manera acercar el arte a la vida cuestionando y resaltando formas que adopten el diálogo socio-cultural, lo que demuestra la interdisciplinariedad del arte que ya no es un campo autónomo. Hoy sale a encuentro de otros ámbitos del conocimiento.

El boom de la instalación no concluye, abre la brecha, los artistas que optan por la Instalación apuntan a la dimensión de cómo el arte es también una cuestión del conocimiento y son capa­ces de sacar al país de su dilatado letargo. La Instalación está aún en camino de su desarrollo y lejos de estar completamente explicada es una situación en movimiento cuyos horizontes siguen abiertos y plurales. La pregunta: ¿Mañana que vendrá?... Será entonces el cedazo del tiempo quién decida lo que ha de perdurar.

Movilidad, fluidez y flexibilidad se convierten en nociones claves aplicables en esta época a todos los ámbitos de la interacción humana. Y el arte, parece salirse con las suyas, su “verdad” es sólo una experiencia de la verdad.

 

 

 

LA PRÁCTICA DE INSTALACIÓN DE SIETE ARTISTAS PARAGUAYOS

EN TESTIMONIOS PERSONALES

 

En esta segunda parte se presenta diversas soluciones instalacionistas a través de los tra­bajos de artistas que se expresan con esta modalidad espacial, cuyas obras escogidas dan respuesta a múltiples situaciones que se plantean y permiten estudiar generalidades, notas y sesgos particulares. Se atiende a las obras capaces de generar conceptos que lleven a la comprensión de aspectos de la Instalación.

Este trabajo fundamenta su acercamiento a las obras de los artistas instaladores paraguayos a la luz de una combinación de teorías pero se da énfasis a la inscripción de la práctica artística en la realidad social. Es importante tener en cuenta que en toda obra se cruzan también pensamiento y vida, cuerpo y mente y es la plasmación de una reflexión y la manera de entender el mundo del artista. El arte surge a partir de la constatación de la posibilidad del hombre de dar sentidos distintos a la realidad, en sus posibles modos de entender el mundo y las cosas y otras veces el arte expresa una concepción de sí mismo. El nivel semántico de la obra de arte supone el principio de interpretación de las ideas obtenidas a partir de la observación. La lectura de las obras no pretende cerrar sus significados sino movilizarlos.

En el conjunto de obras se recurre a la fuente primaria pues son los artistas los que explican el sentido de las mismas, sin que por eso pueda hacerse absolutas las intenciones de ellos. La obra de arte tiene mucho de hermética y de inexplicable. El trabajo pretende señalar puntos de referencia necesarios en el proceso de la Instalación. La investigación atiende la experiencia del artista hacia la Instalación, los aspectos formales y constructivos de sus obras como ele­mentos y materiales seleccionados, temas y conceptos que guían las obras, además de sus propios pensamientos y reflexiones.

El trabajo incluye a los siguientes artistas: 1. Osvaldo Salerno. 2. María Teresa Zaldívar. 3. Fátima Martini. 4. Adriana González. 5. Carlo Spatuzza. 6. Mónica González 7. Gustavo Benítez. Los criterios de selección son: haber realizado obras que pertenezcan a esta categoría espacial, de una experimentación artística prolongada, haber sido reconocidos por la crítica especializada y representado al Paraguay internacionalmente con instalaciones.

La presente heterogeneidad de los aspectos formales y conceptuales de las Instalaciones, la elasticidad de modelos y la complejidad del arte contemporáneo, dificulta catalogarlas en conjuntos y categorías. El abanico de situaciones permite estudiar especificidades y la identificación con sus temáticas.

 


FUENTE DE IMÁGENES

Las fotografías que ilustran este texto fueron tomadas de varias fuentes como archivos de los artistas, reproducciones de catálogos, textos, archivos de Museos y publicaciones pe­riodísticas. Si no se incluye al autor de la foto se debe a que no figura en las fuentes.

- Laura Márquez, Puertas Inútiles Foto de Jesús Ruiz Nestosa en Una Interpretación de las Artes Visuales del Paraguay Tomo II de Ticio Escobar, 1984, Col. Las Américas

- Isanne Gayet, Basura, Exp.Arte Catastrófico, Fotos Dani Adorno, en Ysanne My Scrap­book Album p.18,19

- Ricardo Migliorisi, Briggita Von Scharkoppen en el Jardín de las Delicias, 1984 en Ricar­do Migliorisi, Ticio Escobar, Roberto Amigo y Ricardo Migliorisi. Centro de Artes Visuales, Museo del Barro

- Arteexperimental, 1984, Fotos del Archivo del Centro de Artes Visuales, Museo del Barro, Gentileza de Lía Colombino

- Osvaldo Salerno, Elogio a la impaciencia, 1984 en Catálogo Obra de Osvaldo Salerno, La Cicatriz, Ticio Escobar, Casa de América p.28, cortesía del artista y galería Scappini ­Lamarca. Fotos, Jorge Sáenz, Miguel Fernández, Rosa Velazco, Homero Solalinde, Osval­do Salerno.

- Leonor Cecotto, Homenaje a Luther King, exp. Los Derechos Humanos en el Arte, 1987, archivo Centro de Artes Visuales, Museo del Barro, cortesía de Lía Colombino

- Fotos del Catálogo Pomokoi, obra Fátima Martini, 1993, Biblioteca del Instituto Superior de Arte, Cortesía de William Paats

- Foto Marité Zaldívar, Kysé yvyrá, Catálogo exposición, 1992

- Foto de Invitación exposición 9 Realidades, Espacio cultural El Aleph abril/ mayo- 1994 Cortesía de Marité Zaldívar

- Fotos del catálogo 9 Realidades, Enséñame tus ojos, Engelberto Giménez y -Educación de Mónica González, 1994, El Aleph, archivo personal Marité Zaldívar.

- Mbae, En ajena acción, 1995 Fotos de Engelberto Giménez , Gentileza de Alicia Duarte y Rubén Orué.

- Teko rape, Los Caminos del ser y del Hacer Marité Zaldívar, Archivo personal cedido por la artista

- Hamacas de Fátima Martini, fotos de Juan Carlos Meza, Catálogo exp. Teko, Galerie Mai­son de Amérique Latine, 4 de abril al 5 de mayo, 1996, París

- Ropa Usada, Osvaldo Salerno, catálogo la Cicatriz, Ticio Escobar

- El Centro Osvaldo Salerno, Foto del Catálogo, II Bienal de Artes Visuales de Mercosur

- Fotos de los catálogos de Mónica González y Adriana González Brun, cortesía de las dos artistas. CAV/Museo del Barro

- Marité Zaldívar Foto del Archivo personal, cortesía de la artista - Tata ari Jorge Ocampos, Foto María Gloria Echauri

- La Ilustración, Osvaldo Salerno, 2000, C.A.V. Foto: María Gloria Echauri

- Así es, ellas y ellos entre el cielo y la tierra comieron perdices, Alejandra García, Fotos del Catálogo I Bienal de Mercosur

- Paraguay, La Inocencia Resentida, María Teresa Zaldívar, Foto del Arch. Personal, corte­sía de la artista.

- Claudia Casarino 1998, exp. El Miedo y la locura del Milenio I, Foto de María Victoria Echauri

- Pedro Barrail, Feria Artística, Foto María Victoria Echauri

- Basura, Información Adriana González Brun, Exposición de Obras seleccionadas, Centro de Artes Visuales Museo del Barro

- Corazonada, Carlo Spatuzza, Foto del Catálogo del “Segundo Salón de arte Joven Diario La Nación”, Noviembre de 1998

- Los Guarda-espaldas, Mónica González, Foto del Catálogo exp. “El último Decenio”, CAV/Museo del Barro, junio, 2001.

- Instalación de Alfredo Casco, El Chapulín Colorado, Foto María Gloria Echauri, CAV Mu­seo del Barro.

- Primarios y Secundarios, William Paats, Fotos del archivo personal, cortesía del artista - Osvaldo Salerno, instalación con impresiones del cuerpo, Foto María Victoria

Echauri, Centro Cultural de la Embajada del Brasil

- El álbum 1997, Vídeo-instalación, Archivo de la Imprenta Arte nuevo, gentileza de Miguel López

- El Centro, 1999, archivo personal de Osvaldo Salerno, Cortesia del artista.

- La Ilustración, Osvaldo Salerno, Foto: María Gloria Echauri, CAV/Museo del Barro

- Emplazamiento, Archivo de la Imprenta Arte Nuevo del Sr Hugo Duarte, gentileza de Mi­guel López, diseñador gráfico de este texto.

- El Bosque interior Museo Histórico Municipal, Montevideo, Foto P. J. Buffe

- Fátima Martini, Fotos del catálogo de exp. Pomokoi en Alemania, gentileza de Marité Sal­divar

- Fotografías de Fatima Martini, Foto: Juan Carlos Meza, catál. Teko, París 1996

- Fátima Martini, Fotos del catálogo XLVII Bienal Internacional de Venecia, junio - noviembre, 1997

- Sin título, Foto: Marcial Barni, Catálogo de la I Bienal de Artes V. de Mercosur

- Pinturas de Fátima Martini. Foto: María Victoria Echauri, Centro Cultural de la Embajada del Brasil

- Catálogo de Adriana González Brun, cortesía de la artista. Fotos de Christian Ronneberg, Jens Hópken, Paola Parcerisa, Juan Carlos Meza, Gabriela Zucolillo, CAV/Museo del Barro - Fotos del Archivo personal de Carlo Spatuzza, cortesía del artista

- Fotos del Catálogo de la XLVII Bienal Internacional de Venecia, junio-noviembre, 1997. - Adaptación del jardín al fenómeno del niño Fotos de Rev. A.I.A, Arquitectura Ingeniería Artes.N° 38 EDISA Ed. As.p.61

- Zona Lábil, Mónica González, Fotos María Gloria Echauri Galería Fábrica.

- Obras de Gustavo Benítez, Fotos del Archivo Personal, Cortesía del artista.

 

 

 

 

 

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