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JUAN RAMÓN CHAVES MEZA (+)

  EL COLORADISMO HABLA AL PUEBLO 1887-1968 - SEMANA ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO COLORADO


EL COLORADISMO HABLA AL PUEBLO 1887-1968 - SEMANA ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO COLORADO

EL COLORADISMO HABLA AL PUEBLO

1887-1968

SEMANA ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN

DEL PARTIDO COLORADO

 

 

 

 

ÍNDICE

 

1.- Prólogo

2.- Discurso del Dr. Juan Ramón Chaves, Presidente de la Junta de Gobierno del Partido Colorado.

3.- Discurso de S.E. el General de Ejército Don Alfredo Stroessner, Presidente de la República del Paraguay.

4.- Discurso de Dr. J. Bernardino, Gorostiaga

5.- Discurso del Dr. Saúl González

6.- Discurso del Dr. Ezequiel González Alsina

7.- Discurso del Dr. Raúl Peña

8.- Discurso del Dr. Sabino A. Montanaro

9.- Discurso del Dr. Pedro Hugo Peña     

 

 

PRÓLOGO

 

         La Comisión Especial de conmemoración del aniversario de la fundación del Partido, en cumplimiento a lo dispuesto por la Junta de Gobierno, ha instaurado la SEMANA DE LA FUNDACION DE LA ASOCIACION NACIONAL REPUBLICANA, a cuyo efecto ha programado una extensa actividad cívico-partidaria en todo el país. En la capital se realizó una serie de concentraciones con la participación de las 25 Seccionales, oportunidad en que hicieron uso de la palabra varios directores partidarios, representantes de las Seccionales participantes y de la Juventud Colorada.

         Dichas concentraciones se llevaron a cabo en el siguiente orden:

         Jueves 5-IX-68: en el local partidario de la Seccional 21 "Dr. Antonio Sosa", con la participación de las Seccionales Nºs. 20, 21, 22, 23.

         Viernes 6-IX-68: en el local partidario de la Seccional Nº 14 "Ricardo Brugada", con la participación de las Seccionales Nos. 14, 5, 10 y 15.

         Lunes 9-IX-68: en el local partidario de la Seccional N° 19 "Emilio Díaz de Vivar", con la participación de las Seccionales Nos 13, 16, 16, 17 y 19.

         Martes 10-IX-68: a las 17:00 hs. en el nuevo local de la Seccional 3 con asistencia del Exmo. Sr. Pte. de la República, Gral. de Ejerc. Don Alfredo Stroessner.         

         A las 20:00 hs. en el local de la Seccional Nº 7 "Dr. Diego Berino", con la participación de las Seccionales Nos. 7, 8, 9, 11, 12 y 24.

         Este extenso programa en cuyo desarrollo se ha pedido observar una vez más la alta expresión del fervor cívico republicano, culminó con el acto de entrega de la Medalla de Oro "GRAL. BERNARDINO CABALLERO", a S.E. el Señor Presidente de la República General de Ejército Don Alfredo Stroessner, Presidente Honorario de la Junta de Gobierno del Partido Colorado, conferídale por la Convención Partidaria realizada durante los días 7 y 8 de octubre de 1967, expresión ciudadana de nuestro Partido mayoritario al que ha sabido ganarse el corazón del pueblo paraguayo, con las obras de gobierno que siguen ejecutándose en todo el ámbito territorial del país para justificación y gloria del coloradismo eterno.

         En dicho acto, el Señor Presidente de la Junta de Gobierno tuvo el Privilegio de prender en el límpido pecho del Presidente Stroessner la presea partidaria en nombre de todos los colorados de la República, oportunidad en que su ya señera palabra se hizo sentir una vez más, haciendo que el acto sea uno de los pasajes más emotivos y sinceros de la historia partidaria.

         Dada la trascendencia de los actos programados y por la honda significación para el espíritu partidario de nuestro valiente pueblo, la Comisión ha dispuesto la publicación del presente folleto conteniendo los discursos principales pronunciados durante la ejecución del programa ya señalado, en la certeza de que con este hecho está cumpliendo con el sagrado deber de eternizar por medio de esta publicación los pasajes más relevantes de la vida de nuestra gran Asociación Política.

 

        

 

 

 

         "El Partido Nacional Republicano es una agrupación de ciudadanos, que animados de un sentimiento común, el de prosperidad y engrandecimiento de la patria, dirigirá todos sus anhelos a hacer efectivos los grandes propósitos consignados en el bello preámbulo de la Constitución de la República.

         (Del Manifiesto de fundación del Partido Colorado).

 

 

         Discurso pronunciado por el Dr. Juan Ramón Chaves en oportunidad de la imposición de la Medalla de Oro "General Bernardino Caballero" a S. E. el Sr. Presidente de la República, General de Ejército Don Alfredo Stroessner, el día 11 de Setiembre de 1968, en la Casa de los Colorados.

 

         "Me es muy honroso representar a la Junta de Gobierno del Partido Colorado en esta magna reunión, en la que se conmemora un aniversario más de la fundación de nuestro Partido y se rinde justiciero homenaje al más grande y leal conductor de nuestro pueblo, el Presidente Alfredo Stroessner.

         Las ideas y propósitos en política no valen nada con sólo enunciarlas. Debemos de abrirles paso en la conciencia pública, y para ello, nada mejor que gobernantes y gobernados expresen en reuniones o asambleas sus más elevados pensamientos.

         La "Comisión Especial" designada por la Junta de Gobierno para festejar la fundación de nuestro Partido, ha llenado con éxito su misión, porque en todas las ciudades y pueblos las Seccionales Coloradas y nuestros correligionarios han recordado el 11 de setiembre de 1887 con fe y entusiasmo, porque esa fecha gloriosa es un símbolo nacional y partidario, que encarna un derrotero venturoso para la Nación y da nacimiento a una asociación política que se puso con fuerza invencible al servicio de los intereses superiores de la Patria.

         La Historia aunque reciente, tiene la importancia de recordar hechos que tienen una influencia bienhechora en la vida nacional. Por esa razón, me permito traer a vuestro juicio la espontánea y brillante decisión del pueblo colorado en los días en que se buscaba al hombre que debía ser ungido por la Convención extraordinaria de nuestro Partido como candidato a la Presidencia de la República por el período constitucional de 1968-1973.

         Del seno mismo del pueblo colorado surgió la candidatura a la Presidencia de la República del General de Ejército Alfredo Stroessner, y como un supremo ideal que une voluntades, viejos y jóvenes, campesinos y obreros, militares, mujeres, estudiantes, sin distinción de clase ni fortuna, hicieron llegar ese anhelo colectivo a la Convención partidaria reunida en la "Casa de las Colorados" el día 7 de octubre de 1967, y ésta recogió la opinión general y votó por unanimidad el nombre del General Stroessner como candidato a la Presidencia de la República por el Partido Colorado.

         No tan sólo se proclamó el nombre del General Stroessner como candidato a la Presidencia de la República, sino se resolvió crear por primera vez la "MEDALLA GENERAL BERNARDINO CABALLERO" y entregarle como premio de honor por su labor de gobernante.

         Pero antes de cumplir con ese mandato de la Convención extraordinaria partidaria, es ineludible dar razones por las cuales se otorgó esa medalla al Presidente Stroessner.

         Bernardino Caballero comenzó su primera campaña política con el concurso de hombres y mujeres que se salvaron de la guerra grande. Nunca marginó al pueblo en cuya voluntad tenia profunda fe y su obra de patriota y estadista estaba ya al servicio del mismo para redimirlo y convertirlo en base de su doctrina.

         Bajo este pensamiento ennoblecedor nació la Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado) el 11 de setiembre de 1887, en una magnífica asamblea popular, y del seno de esa asamblea salieron los convencionales como líderes de una santa causa, a recorrer las calles de Asunción y llegar hasta la quinta del General Bernardino Caballero. De allí en adelante el Partido Colorarlo estuvo con el pueblo y nunca más desaparecerá del escenario nacional.

         La bandera tutelar del Partido Colorado fue el General Bernardino Caballero, el caudillo extraordinario elegido por el destino para convertirse en leal lugarteniente del símbolo de la resistencia el Mariscal Francisco Solano López, y en la paz, para convertirse en personaje central de la política paraguaya y de nuestra liberación nacional.

         El fundador de nuestro Partido fue un militar que se identificó con la suerte de su Patria y leal con la conducta de sus jefes. En la vida política actuó con el ropaje de un conductor de multitudes anhelantes de paz y bienestar, respetuoso de la Constitución y de las leyes. El programa elegido por el General Bernardino Caballero se resume en el acta de fundación con estas firmes palabras: "PAZ Y RESPETO A NUESTRAS INSTITUCIONES. EL MANTENIMIENTO DEL ORDEN Y LA TRANQUILIDAD PUBLICA QUE SOLO SE PUEDE CONSEGUIR MEDIANTE EL ACATAMIENTO AL PRINCIPIO DE AUTORIDAD BASADA EN LA JUSTICIA...".

         En América del Sur, mensaje político de esta envergadura no se había lanzado aún a las multitudes, y para bien de nuestra Historia, ese manifiesto sólo puede ser redactado por hambres libres de pasiones subalternas, decididos a educar y ennoblecer a su pueblo. Los hombres indiferentes a la desgracia colectiva, no pueden penetrar en el alma nacional.

         Voy a citar un episodio del General Bernardino Caballero para ejemplo de esta generación y la del mañana. Don Juan E. O'Leary dice al respecto: "Después de la caída del Partido Colorado en 1904, el General Bernardino Caballero y sus colaboradores fueron al exilio. Viajaron en un barco de la carrera. En el mismo barco viajaron los miembros de la Comisión pacificadora argentina señores Rafael Obligado y Gabriel Carrasco. Un día en medio de una discusión durante el viaje, los dos argentinos habían sostenido que la guerra de 1864-1870 fue contra el Mariscal Solano López y no contra el Paraguay. Se levantó el General Caballero y con la rapidez del rayo expresó: "La guerra fue contra mi patria. Nosotros defendimos nuestra independencia. La tiranía de López fue un pretexto para justificar una iniquidad, y sobre todo, no permitiré jamás que en mi presencia se diga lo contrarió". Así actúan los grandes hombres, con valentía y entereza como fue su vida.

         Por todo este noble pensamiento que enuncio a grandes rasgos el Presidente de la República, General de Ejército Alfredo Stroessner, sigue la huella ejemplar de los fundadores de nuestro Partido, se erigió en soldado leal a la causa republicana, como jefe supremo de la Nación no se aísla del pueblo y recorre todos los rincones de nuestro suelo, conversa con todos los habitantes sobre problemas nacionales, gana la opinión en donde reside la fuerza inmanente de los grandes ideales y en un esfuerzo solidario con su Partido deja a la Nación, los bienes morales, políticos y materiales que paso a formular en apretada síntesis:

         1.- Inició y sigue en el país la política de puertas abiertas a la oposición.

         2.- Frente a la política de la hostilidad y de la anarquía de la oposición, sostiene la política de la paz y de la convivencia.

         3.- Con clara visión de los problemas sociales amparó con un moderno Código Laboral, las relaciones entre obreros y patrones. Mediante el fuero del trabajo ha apagado las pasiones entre esos dos factores de la producción, haciendo que impere la justicia frente al egoísmo. Por esta vía legal y cristiana el sindicalismo paraguayo ha encontrado su verdadero cauce. El sindicalismo paraguayo no está al servicio de la violencia ni sus componentes constituyen grupos extraños a la realidad nacional.

         4.- El Presidente Stroessner con verdadero espíritu de renovación de los valores humanos, algunos dirían con espíritu revolucionario, consolidó para siempre los derechos civiles y políticos de la mujer.

         5.- Durante su gobierno se puso en práctica el anhelo social expuesto por el Papa Pablo VI en su última Encíclica Populorum Progressio. A este efecto, con ilimitada voluntad, abrió caminos por todo el territorio nacional, creó facultades, escuelas normales, escuelas primarias, colegios, dio impulso a la industrialización, el dinero público en forma de créditos se invirtió para producir más y más, se extendieron y siguen extendiéndose cables telegráficos, teléfonos, radios y todos los medios de comunicación por tierra, agua y aire, para sacar a todos los habitantes de su impotencia para trabajar.

        Gracias a esta infraestructura colosal se va evitando la miseria y las injusticias. Hombre como Stroessner que salió del pueblo se pone en contacto con él para darle un bienestar compatible con nuestras costumbres y nuestras posibilidades económicas.

         6. - Durante la administración pública del Presidente Stroessner la política agraria se convirtió en un sistema no solamente económico sino social. El pensamiento vivo del Presidente Stroessner consiste en ver a todos los paraguayos trabajando en su propia tierra, porque aquel hombre o familia que no tenga una tierra para producir nada es de él y poco apego ha de tener en el lugar donde ha nacido. Con la política agraria se aminora la desigualdad entre los hombres para el disfrute de la riqueza.

         7. - La política internacional del Presidente Stroessner, ha dado prestigio y esplendor al Paraguay. Nuestro país es respetado y el Gobierno mantiene relaciones amistosas con todos los países que integran la Organización de las Naciones Unidas, tratando con ello de apoyar la paz y asegurar el reinado de la democracia en el mundo. No estamos en la órbita de los países comunistas, porque el Gobierno y el coloradismo son tenaces anticomunistas.

         8.- Mediante el esfuerzo extraordinario del Presidente Stroessner la Nación cobra nueva fisonomía porque se ha implantado la libertad de comercio, el libre cambio, la moneda es estable, se está construyendo una moderna planta industrial en Valle-mi, se paga puntualmente las empréstitos internacionales, se defiende la salud del pueblo con la creación de hospitales regionales, la asistencia materno-infantil, la práctica de la medicina social preventiva, lucha contra endemias y epidemias.

         9.- Después de muchos años de abandono, la producción de trigo se expande en forma económica, producción que ha de dar mayor bienestar para todos los habitantes.

     10.- Por primera vez en nuestra historia se construye agua corriente y cloacas en la Capital. La ausencia de este servicio constituía una vergüenza nacional. Hoy todos reconocen la importancia de esos dos factores de la civilización moderna.

         11.- Durante el Gobierno del Presidente Stroessner el Ejército Nacional es una institución organizada técnica y moralmente. Es guardián de nuestra paz y de nuestra soberanía. No está al servicio de ningún grupo o secta. Cumple con nuevos deberes de paz y bienestar, haciendo caminos, construyendo templos; escuelas, educa a los conscriptos y es garantía contra la demagogia, sin mengua de sus fines específicos.

         12.- La marcha al Este emprendida por el Presidente Stroessner es la más importante y beneficiosa. El camino al Paraná es obra de un patriota que ama a su tierra. Allí está la zona que es porvenir de las futuras generaciones, y allí se ha montado la represa del ACARAY que es orgullo del Presidente Stroessner y del coloradismo.

         13.- La atención a la juventud paraguaya ha cobrado nueva orientación. Desde las escuelas hasta los cursos en las distintas facultades de la Universidad Nacional se atiende la formación del joven estudiante. El pobre y el río son iguales en la tarea cultural. Al que quiera ser estudioso o investigador nadie ley cierra las puertas. La juventud es esperanza para la Patria y todos debemos de contribuir para no volcar las inquietudes juveniles en un cauce de falsas ilusiones. Esta obra educacional del Presidente Stroessner es la más feliz y recomendable, a fin de salvar a los jóvenes de fracasos y desilusiones.

         14.- El Presidente Stroessner prometió en un famoso discurso pronunciado en 1961 en el pueblo de Pirayú, que la reforma de la Constitución Nacional de 1940 se llevaría a cabo en un clima de paz y con la intervención de los partidos democráticos existentes en el país. En 1967 se cumplió ese vaticinio con elevada inspiración política. El 7 de Mayo de 1967 fueron designados ciento veinte convencionales para integrar la Convención Nacional Constituyente que tendría a su cargo la elaboración y sanción de una nueva Constitución. La Constitución elaboración sancionada, promulgada y jurada el 2 de Agosto de 1967 en el recinto del Teatro Municipal donde funcionaba la Convención Constituyente. La Constitución de 1967 es obra de convencionales paraguayos, es de origen popular y en sus normas se traducen los ideales republicanos de un pueblo libre y cristiano, como es el Paraguay.

         El Excmo. Señor Presidente de la República, General Alfredo Stroessner en el acto de juramento de la Constitución y en su discurso de clausura dijo lo siguiente:

         "LA DEMOCRACIA ES EL CAMPO PROPICIO PARA LA CONTROVERSIA Y LA CRITICA, PERO ES TAMBIEN UNA ESCUELA DEL DEBER, DE LAS OBLIGACIONES SOCIALES Y DEL SACRIFICIO. SIN ESTABILIDAD EN LA AUTORIDAD, TODO PRINCIPIO POLITICO SE CORROMPE Y TERMINA POR DESTRUIRSE".

         He tenido necesidad de recurrir a esta impresionante enumeración de obras realizadas por el Presidente Stroessner, para expresar con la más absoluta convicción de que la iniciativa de los colorados de toda la República y la de los convencionales que asistieron a nuestra última Convención partidaria, han sido justas al solicitar que se otorgue la "MEDALLA GENERAL BERNARDINO CABALLERO" al Presidente Alfredo Stroessner, por su patriotismo, por su honradez, por su dinamismo, por su amor al pobre, por ser un buen paraguayo y auténtico colorado.

         Excmo. Señor Presidente de la República, General de Ejército Alfredo Stroessner, os ruego aceptéis esta medalla que tiene por símbolo al fundador del Partido Colorado y por esencia la gratitud de todo un pueblo que os acompaña para las grandes empresas nacionales".

 

 

 

 

         "No nace nuestro partido obedeciendo a principios de afección pasajero y personal; ni tampoco data su existencia de ayer, cuando resolvimos constituirnos en asociación política. Los elementos que lo componen han mancomunado más de una vez sus fuerzas dispersas para mantener la bandera de los principios, a cuya sombra se han cobijado los buenos para defender la libertad, la justicia y el derecho. He ahí su gloriosa cuna en el pasado: he ahí su más legítimo timbre en el porvenir para aspirar al aprecio y simpatía sincero del noble y heroico pueblo paraguayo".

         (Del Manifiesto de fundación del Partido Colorado)   

 

         Discurso pronunciado por S. E. el Señor Presidente de la República, General de Ejército Don Alfredo Stroessner, en oportunidad de recibir la medalla de oro "General Bernardino Caballero", conferídale por determinación de la Convención del Partido Colorado del 7 y 8 de Octubre de 1967.

 

         "Señor Presidente y Miembros de la Honorable Junta de Gobierno del Partido Colorado: Correligionarias, correligionarios: Estoy en la Casa de los colorados, por una amable invitación de la Junta de Gobierno de nuestro glorioso Partido, para participar de la fiesta cívica con que se cierra la serie de actos programados con motivo de un nuevo aniversario de la fundación de la gran entidad política que es orgullo de la Patria.

         Invoco en este instante a los manes y próceres de la nacionalidad que nos dieron una tierra libre que amar, una hermosa bandera que reverenciar y una tradición ciudadana que defender en la guerra v en la paz.

         Invoco la memoria esclarecida del General Bernardino Caballero, a quien lo señaló el destino para ser el compañero inseparable del Mariscal Francisco Solano López, el gigante del patriotismo americano.

         Los varones de estirpe acerada que cimentaron el pedestal de la Patria luchando como leones en los campos del honor, sin que jamás desmayasen en su ejemplo inmortal de sacrificios, penurias y fatigas, nos inspiran desde la inmortalidad. Ellos sostuvieron en su robusto brazo la insignia de la hidalguía y del valor, para legarnos un patrimonio moral que el curso de los siglos no pudo desteñir.

         La Asociación Nacional Republicana, Partido Colorado, nació hace 81 años, en un día como el de hoy, para ser el fiel depositario de la dignidad de la raza, síntesis magnífica de virtudes ancestrales, sobre las cuales reposó el renacimiento de la Patria y nunca las tormentas fratricidas amenguaron el espíritu para mantener en alto el emblema que adoptaron los patricios del coloradismo que suscribieron el acta de fundación con el corazón henchido de un ardiente patriotismo. El coloradismo se mostró siempre fuerte para vencer traiciones legionarias y antiparaguayas.

         Jamás flaquearon sus impulsos cuando se trató de reivindicar los fueros populares, destruyendo las blasfemias y herejías que deshonraban la tradición varonil de los hombres de esta tierra, a quienes los doctrinarios extraviados por el fanatismo entreguista expresaban que el nuestro "es un pueblo de cretinos".

         No pueden ser tildados de cretinos los soldados que mueren por la Patria, defendiendo a la Nación, ni el agricultor o el obrero que con el sudor de su frente ganan el sustento para sus hijos. Cretinos fueron, por el contrario, los que nunca supieron interpretar los blasones de la nacionalidad, los que siempre pensaron y obraron en función del pesimismo, de la desidia o de la anarquía.

         Me honro en proclamar desde esta tribuna del pensamiento nacionalista que a lo largo de su trayectoria cívica, el Partido Colorado siempre fue el Partido del pueblo en su amplia y noble significación institucional. Tuvo la virtud de encarnar las glorias de nuestros héroes, el ansia redentora de nuestros compatriotas y la voluntad de progreso de las generaciones que a partir del 11 de setiembre de 1887 se ha impuesto para que hoy todos los paraguayos podamos vivir bajo el símbolo, de la libertad.

         América es testigo de la forma cómo el coloradismo se transformo en una escuela de patriotismo para fustigar a quienes desvirtuaban el carácter democrático de nuestras costumbres ciudadanas.        

         Para los colorados, Cerro Corá nunca fue una derrota deshonrosa, ni una huída humillante, ni un holocausto inútil. Fue, en cambio, la cumbre inmarcesible de la soberanía que se rebelaba contra el invasor, la Epopeya que culminaba una brillante demostración de entereza, el final glorioso de una Patria ensangrentada por la injusta coalición, que derramó su inútil porfía a lo largo y a lo ancho de la heredad nativa.

      En esta fecha, la Nación entera celebra el aniversario de una agrupación de hombres libres que es producto peculiar del pensamiento paraguayista, que reemplazó y anuló el nefasto entreguismo de los legionarios que retardaron la hora de nuestras plenas conquistas de progreso y felicidad para todos los habitantes del Paraguay.

         Podemos decir con orgullo de paraguayos que el Partido Colorado consolidó el sistema republicano y democrático de gobierno, que confirma y ratifica el ideal que acariciaron nuestros mayores, en plena identidad espiritual con el carácter de la historia nacional, poniendo en vigencia activa los valores que dieron realce interno e internacional al nombre paraguayo.

         Así como no hay héroes contra la Patria, no puede haber ruptura con la verdad histórica. El coloradismo así lo entendió desde el principio, cuando se alineó en favor de la auténtica historia de la que fue cabeza pensante el ilustre don Juan E. O'Leary. En el coloradismo se hizo bandera la necesidad de preservar el pasado de glorias y proyectar su impulso hacia el futuro de grandezas a que nuestro país tiene derecho, por sus títulos legítimos de defensor de la nacionalidad.

         Me honro en expresar que desde el gobierno nos hemos mantenido dentro de los eternos principios del Partido a que pertenecemos. Hemos recogido los laureles conquistados por nuestros esforzados guerreros y los hemos transformado en otros tantos ideales con que hemos forjado la paz, la justicia y la libertad. Las virtudes heroicas nos han servido para labrar la nueva fisonomía de la Nación, mediante el trabajo tesonero que crea riquezas y extiende sus beneficios a todos los hombres y mujeres nacionales y extranjeros que habitan el suelo sagrado de la Patria. La intuición nativa para arbitrar soluciones prácticas, cuya resonancia ha asombrado al mundo entero, ha sido la base para encontrar medios eficaces para superar la mediterraneidad, el atraso, la enfermedad, la miseria, el analfabetismo, el luto y la desolación que entorpecían el rumbo hacia el progreso. Hemos retomado el ritmo ascendente que nos señala la historia, con optimismo pleno y con confianza en nuestras propias fuerzas.

         Desde el Gobierno, nuestra constante preocupación ha sido, es y será mantener incólume la paz que hemos logrado crear, eliminando los factores negativos que conspiran contra la justicia, la libertad y la democracia. No hemos hecho concesiones a los extremismos ideológicos en cumplimiento de la Constitución y de las Leyes que prohíben el abuso del derecho.

         Hemos recibido del pueblo el mandato que ejercimos desde el mando superior y tenemos el honor de señalar ante el mundo que el Partido Colorado resultó triunfante por abrumadora mayoría en los últimos comicios, lo que significa una victoria para la democracia paraguaya que tiene en los colorados a los más decididos y firmes puntales.

         Hemos podido, con ayuda del pueblo, solucionar imperiosas necesidades sociales que estaban postergadas por décadas de inoperancia.

         Han resultado fructíferos nuestros esfuerzos para crear entre nuestros compatriotas una conciencia más aguda de solidaridad y justicia social que sea la justa retribución a los sacrificios que nos ha deparado el destino y que está acorde con nuestros ideales de progreso, grandeza y felicidad que es patrimonio moral de todos los colorados de la República.

         Mi nombre surgió del seno del pueblo colorado, que equivale a decir que surgió del seno del pueblo paraguayo, para brindarme el honor de ser su presidente por un nuevo periodo constitucional. Sentí en mi corazón una profunda emoción patriótica cuando llegó el momento de jurar ante Dios y la Patria el fiel desempeño de mis funciones y cuando estremeció el espacio del cielo de los veintiún cañonazos con que la Nación entera celebró el magno acontecimiento de la Fundación de la Ciudad Capital.

         La autoridad de mi investidura emana de la soberanía del pueblo y empeñaré toda la autoridad que la Constitución me confiere para respetarla y hacerla respetar en todas las circunstancias. Hemos de seguir combatiendo los obscuros designios de quienes a título de opositores a mi Gobierno, son, en realidad, opositores a la paz, a la justicia y al progreso de la Patria.

         El Partido Colorado en función de Gobierno ha sido el instrumento de la paz social, que no la encontramos hecha desde el Poder sino que hemos debido forjarla paso a paso, día por día, con la prédica del ejemplo, con la influencia de la palabra y con la elocuencia de la acción. Con esa constancia al servicio de nuestra indeclinable voluntad habremos de rubricar nuestros pensamientos de fraternidad, cooperación y ayuda mutua, como fruto de la armonía, entre todos los hijos de esta tierra generosa.

         Seremos siempre enemigos de la violencia. Estamos y estaremos contra la pasividad culpable, contra la indiferencia cívica, contra las posiciones acomodadas de quiénes ni luchan para ser hombres libres, dignos y capaces ni dejan a otros que luchen por ellas para consolidar esos bienes esenciales para el ejercicio de los derechos humanos. No se concibe que en el siglo de la dinámica constructiva existan quienes no se animan a asumir posiciones definidas y concretas, por temor a los riesgos.

         La Nación paraguaya es la destinataria de la paz y los colorados de bien somos sus custodios. En los momentos de tranquilidad es cuando hemos adoptado las grandes decisiones que nos permiten mirar con optimismo y fe el porvenir. En los procesos de creación ha estado, está y seguirá estando el Partido fundado por el General Bernardino Caballero, como el mejor y más cálido homenaje rendido a su noble y limpia ejecutoria de soldado y estadista. No hay términos de imprecisión en la línea de conducta que nos hemos trazado desde el instante que asumimos ante la historia la honrosa y grave responsabilidad de conducir hacia metas definidas los destinos del pueblo.

         Los colorados hemos logrado ordenar a las instituciones, normalizar el desenvolvimiento de las personas, garantizar la vida, la propiedad y el honor de hombres y mujeres que antes estaban librados a la azarosa contingencia de las revoluciones fratricidas que ensombrecieran el cielo de nuestra Patria.

         Esa es la conquista más honorable y gloriosa del Partido Colorado en función de Gobierno y nadie osará negar que el Paraguay de hoy está marchando aceleradamente hacia la conquista de las metas que son necesarias para el perfeccionamiento creciente de nuestra fisonomía de Nación libre, soberana democrática y civilizada.

         Cultivar la tierra, plantar árboles, surcar los ríos, trazar caminos, levantar escuelas, hospitales, sanatorios, edificios modernos, dotar al país de energía eléctrica, proporcionar a las ciudades un servicio moderno de aguas corrientes, erigir hoteles modernos para el fomento del turismo, entre otras tantas obras materiales son los nobles objetivos perseguidos por mi Gobierno. Simultáneamente se han consagrado los derechos civiles de la mujer. La nueva Constitución de la República que es broche de oro del Partido Colorado afianza a la democracia representativa como forma de Gobierno, garantiza la interdependencia de los tres Poderes del Estado, así como los derechos individuales y colectivos, con miras a la justicia social y rinde culto a la libertad.

         Por acto de voluntad deliberado y consciente, mi Gobierno se empeña en rendir culto a Dios, practicar los principios del cristianismo y proteger a la religión del pueblo.

         Me siento orgulloso de ser un creyente en los dogmas de Cristo y de su Iglesia. Personalmente, desde hace mucho tiempo, he estado presente y seguiré estando presente en las Procesiones y en las más importantes demostraciones de fe religiosa del pueblo paraguayo, para rogar al Altísimo la ventura de quienes reverencian los dones divinos y las bendiciones que nos ha brindado el Santo Padre, Paulo VI, que rige con sabiduría ejemplar el solio eterno de San Pedro.     

         He marchado siempre a pie todos los años, sin faltar una sola vez, al lado de los feligreses de Caacupé que imploran a la Virgen de los Milagros siga permitiendo que la paz y la felicidad reine en los corazones y en los hogares donde tiene su asiento la fe inextinguible que nos hace considerar soldados de Cristo, que nos permite ocupar con dignidad el sitio que nos corresponde en el concierto de las Naciones libres del mundo.

         No hay peor herejía que negar la evidencia de los hechos. Negar la paz y sus beneficios es practicar actas contrarios a la fe en Dios. Trabajar por la disociación, la subversión y la anarquía, es faltar a los mandamientos de quién por amor a los hombres murió en la Cruz. Nadie debe querer ganar adeptos sobre la mentira, la falsedad o la deslealtad.

         Nosotros los cristianos sabemos que la verdad es la única y más pura fuente inspiradora de nuestros desvelos y sacrificios por la Patria. Estamos alertas para impedir que las energías de la Nación se malgasten en trágicos errores como el pasado. Esas energías eran empleadas solamente en competir cuál de los caudillos de turno organizaban más matanzas de víctimas inocentes. Ningún grupo reducido de hombres puede suplantar al veredicto de las urnas comiciales que arrojó en favor del Partido Colorado una arrolladora demostración de su creciente poderío, al que sería absurdo y peligroso desafiar.

         Las teorías extrañas y ajenas al pensamiento paraguayo no pueden prosperar, por la sencilla razón de que nuestro nacionalismo es más atrayente, más fuerte y gravitante que cualquier clase de ideología. El pensamiento del Mariscal Francisco Solano López, que recogió el ilustre General Bernardino Caballero se conservará a través de los siglos y vencerá al tiempo porque tiene esencia de inmortalidad.

         El pueblo paraguayo que votó mi nombre para la Presidencia de la República sabe que el ejercicio del poder se realiza en función del trabajo sin pensar en los honores.

         El coloradismo es sinónimo de sacrificio, voluntad y patriotismo. Hemos de seguir luchando para que los valores espirituales de la civilización cristiana sigan prevaleciendo en todos nuestros actos.

         No descansaremos hasta convertir en realidades positivas y concretas las nobles aspiraciones de los prohombres del coloradismo que en su época abrieron el surco en la tierra fértil, para que retoñase con fuerza, a través de nuestros músculos, de nuestros nervios y de nuestros corazones, el nuevo Paraguay.

         Estoy seguro, correligionarios, que los tiempos del caos y el desorden, con su cortejo de inestabilidad monetaria, institucional y social, han sido superados definitivamente. El pueblo colorado está de pie en todo el territorio nacional para vigilar a los sospechosos que ignoran el progreso y aplastar cualquier tentativa de los posibles conspiradores y traidores que pretendan avasallar nuestra paz.

         Sigo depositando toda mi confianza en el valor y el heroísmo de nuestro pueblo, en su admirable energía creadora, en su inagotable fe en los destinos superiores de la Patria y en su clara visión de la responsabilidad que asume el Paraguay entre sus hermanos de América como baluarte de la democracia.

         Correligionarias, correligionarios:

         Es para mí un insigne honor recibir de manos del Ilustre Presidente de la Honorable Junta de Gobierno del Partido Colorado la MEDALLA GENERAL BERNARDINO CABALLERO que la Convención partidaria realizada el 7 de Octubre de 1967 resolvió conferirme por mi labor de gobernante.

         Agradezco profundamente y retribuyo con emoción patriótica las elocuentes palabras con que en nombre de todos los colorados, hombres y mujeres el doctor Juan R. Chaves me ha honrado en este gran acto de reafirmación republicana y pido a Dios me siga dando las fuerzas necesarias para seguir cumpliendo con mi deber.

 

 

         "Vinculados por tradiciones honrosas, confundidos en un solo propósito para levantar el país de su penosa y prolongada postración, consagrados a las arduas tareas de una labor común para asegurar el bienestar general de la comunidad, no hay poder que pueda quebrantar la cadena de unión que nos liga porque ella está afianzada por los deberes del compañerismo en la persistente lucha por el bien, está alimentada por los sentimientos de una misma fe, y fortificada por los indisolubles lazos de la concordia y la fraternidad".

         "Nuestro programa se resume en dos palabras: paz y respeto a nuestras instituciones".

         (Del Manifiesto de fundación del Partido Colorado).

 

 

         El 5 de Setiembre de 1968 a las 19 horas en el local partidario de la Seccional 21 "Dr. Antonia Sosa", hicieron uso de la palabra los siguientes correligionarios Sr. Sixto Higinio Barrios, Presidente de la Seccional N° 22 por las Seccionales participantes; Sr. Hermes Godoy por la Juventud Colorada de las mismas, y el Dr. J. Bernardino Gorostiaga, Vice-Presidente de la Junta de Gobierno, Senador de la Nación y Vice Líder de la Bancada Colorada en el Senado, por la Junta de Gobierno del Partido Colorado.

         El Dr. J. Bernardino Gorostiaga, pronunció el siguiente discurso:

 

         "Asistimos al primer acto de la semana conmemorativa de un aniversario más de la fundación de la Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado), que la Junta de Gobierno celebra con la colaboración de las 25 Comisiones Seccionales de esta capital.

         Es la conmemoración de un hecho histórico que ha marcado rumbo nacionalista y definitorio a la vida de la nación paraguaya.

         Terminada la injusta y cruenta Guerra de la Triple Alianza, que exterminó más de las dos terceras partes de la población y frenó despiadadamente el progreso de la República, la más adelantada del Río de la plata, los pocos varones que emergieron de la terrible catástrofe, se empeñaron en la ruda labor de reavivar el mutilado y exangüe cuerpo de la heroica nación guaraní. Entre los pocos patriotas de expectable personalidad sobreviviente, aparecieron con preponderante ubicación los descastados miembros de la Legión Paraguaya, los tristemente famosos legionarios, que, tras de cumplir su infame colaboración en      la consumación del monstruoso crimen, y con el aval poderoso       de los vencedores, ocuparon arrogantes el primer plano de la política nacional.

         Liberados de su prisión los patriotas después de algunos años de terminada la horrenda guerra, pronto se vieron alentados en el suelo patrio, por la simpatía y adhesión de la inmensa mayoría del sufriente pero heroico pueblo, y aún de parte de algunos legionarios, precisamente aquellos que, arrepentidos, renunciaron a la infame Legión, poco tiempo después de iniciada la Guerra cuando se percataron, ante la publicación en Londres, tras el desastre de Uruguayana, de los términos del Tratado fratricida de la Triple Alianza, que puso en evidencia que la guerra no era contra López sino contra el Estado independiente y la integridad territorial del Paraguay.

         Es de público conocimiento la renuncia y el retiro de la Legión, de los Decoud -padre e hijos- y otros, después del desgraciado desenlace de Uruguayana. Como también es de público conocimiento que Benigno Ferreira y sus compañeros políticos de post-guerra siguieron en la Legión de los baqueanos del enemigo hasta la terminación de la Guerra incluso Antonio Taboada, como Alférez de Sanidad del Ejército Argentino.

         Héctor Francisco Decoud, anti-lopista y -claro está- legionaristas como el que más, expresa en su libro "Los Emigrados Paraguayos en la Guerra de la Triple Alianza", página 73, lo que sigue:

         "Entre         los que salieron de Buenos Aires, el 5 de mayo de 1865, figuran BENIGNO FERREIRA (a la cabeza) ...y otros".

         "Entonces, una parte de los alistados, entre ellos el Coronel Juan Francisco Decoud, sus dos hijos Juan José y José Segundo Decoud, BENIGNO FERREIRA, Jaime Sosa y otros, de acuerdo con el Comité de Buenos Aires, se distribuyeron en los Cuerpos del Ejército Argentino; etc.".

         "Divulgado -sigue diciendo- el Tratado Secreto de mayo 1º de 1865, conocido en la historia con el nombre de TRATADO DE LA TRIPLE ALIANZA, los ciudadanos Juan José Decoud, Jaime Sosa, Pío Otoniel Peña, Evaristo Machaín, José Segundo Decoud, Federico Alonso, Gregario Machaín (hijo) y otros, SE RETIRARON DE LAS FILAS DEL EJERCITO ARGENTINO Y DE LA LEGION PARAGUAYA".

         "En cambio -sigue afirmando el recalcitrante legionarista, Héctor Francisco Decoud, en su libro mencionado -sucesivamente fueron incorporándose a las Fuerzas Aliadas, muchos jefes, oficiales y soldados; pasando unos de las filas del ejército del tirano López, y prisioneros tomados otros, entre los que se cuentan ANTONIO TABOADA, etc.".

         En la página 51 de la recordada obra, se lee la transcripción sobresaliente de una rotunda ratificación de la postura traidora del legionario, baqueano del enemigo, BENIGNO FERREIRA, que dice así (cúbranse el rostro los reivindicadores y apologistas de estas horas, del indefendible traidor):

         "Si la historia se repitiera, yo estaré allí donde estuve. BENIGNO FERREIRA". Es la postura de Creitd y Odulio Barthe, con parecidos fundamentos, aunque ambas posturas tienden a explicar su traición a la Patria.

         Ya no es la postura de los legionarios de la primera hora, ARREPENTIDOS, que, percatados de la verdadera intención de la "Triple" se retiraron del Ejército Argentino y se separaron de la Legión maldita, llamada "paraguaya" con apelativo usado para momentáneo escarnio de nuestro patriotismo. Es la ratificación de un nativo paraguayo, que seguía la línea antinacionalista de los porteñistas De la Peña y otros.

         La obra de Héctor Francisco Decoud, de la que estamos extractando párrafos interesantes para robustecer, con citas de un adversario tan calificado de nuestro nacionalismo lopista, transcribimos a continuación la "explicación" que pone al pie del nítido fotograbado de ANTONIO TABOADA, que dice así:

         "ALFEREZ ANTONIO TABOADA EN SERVICIO DEL HOSPITAL MILITAR ARGENTINO, EX SENADOR DE LA NACION Y EX PRESIDENTE DEL PARTIDO LIBERAL".

         Estas transcripciones están especialmente dedicadas a quienes desean trastrocar las realidades del escenario rioplatense de 1865, hábilmente preparado para exterminar a la República del Paraguay, y de aquel otro escenario tendido después de 1869 con la aparición en el teatro político paraguayo de los baqueanos de la Triple Alianza, con arrogancia de triunfadores y perdonavidas que contaban con el aval de los vencedores de la Patria. Y a esos otros de la hora presente, que, con dialéctica y habilidad de periodistas mal intencionados, pretenden ensalzar las figuras traidoras de Benigno Ferreira y Antonio Taboada, una y otra personalidades banderas de la fundación y dirección del Partido Liberal; y que, aún más, tratan ahora de erigirse, a pesar de todas las tachas a Benigno Ferreira y Antonio Taboada, en más Lopistas que los patriotas acaudillados por el General Bernardino Caballero y orientados después por Juan E. O'Leary.

         Y llegamos al año 1887.

         En julio se fundó el Partido Liberal con Benigno Ferreira y Antonio Taboada a la cabeza. Con ellos todos los legionarios baqueanos y algunos ex combatientes que, por simpatía se adicionaron a ellos. Su estatuto fue redactado por Bartolomé Mitre, tal lo afirmó un escritor argentino en la revista "Caras y Caretas" de Buenos Aires.

         Y el 11 de setiembre se fundó la ASOCIACION NACIONAL REPUBLICANA (PARTIDO COLORADO); con el General Bernardino Caballero a la cabeza y con él, José Segundo Decoud y otros patriotas, que se sometieron a la Jefatura del glorioso Centauro y lugarteniente del Mariscal López; glorioso Partido Colorado que, con importantes obras materiales y espirituales se empeño en la dura tarea de la reconstrucción nacional, gracias a gobiernos patriarcales que aseguraron, en ambientes de real libertad, el sistema político de la democracia representativa y brindaron al pueblo su bienestar y tranquilidad. Caballero fue jefe del coloradismo sin interrupción, desde la fundación del Partido, hasta la muerte del héroe en febrero de 1912. Ningún legionario le sustituyo en la Jefatura del Partido.

         En 1904, manos traidoras truncaron aquella feliz era de libertad, paz y prosperidad, y advino al poder desgraciadamente el Partido Liberal para deparar a la República, hasta 1940, un período casi ininterrumpido de anarquía, desquicio administrativo, miseria, luto y depredación, un papel moneda envilecido, la personalidad internacional del Estado disminuido, las dos terceras partes del Chaco Boreal ocupadas por un audaz pretendiente, un ejército desorganizado y sin apropiado ni suficiente material bélico etc.

         Ganamos la guerra a Bolivia, gracias al valor y patriotismo de nuestro pueblo y un genial conductor, que consiguieron victorias extraordinarias, casi increíbles, con que abastecieron a nuestras tropas de armas y municiones, ante el estupor del enemigo y del mundo entero.

         Y desde 1948, hace veinte años, el Partido Colorado retomó plenamente las riendas del poder y, desde entonces, se abocó a la segunda reconstrucción de la patria, desquiciada por tantas penurias, tantos desaciertos gubernativos y tanta anarquía en todos los sectores de la nación. Los primeros años fueron de dura prueba para vencer esa arraigada anarquía, con partidas opositores que no fincaban sus esperanzas de recuperación del poder más que en los medios ilícitos y violentos, mal del cual no pudimos liberarnos hasta dentro de nuestras propias filas, hasta que, por fin, Dios y un feliz Destino eligieron para la alta dirección de la República a un hombre le cualidades excepcionales de estadista, General de Ejército Alfredo Stroessner, que, con capacidad, inteligencia y gran patriotismo, trabajó real y eficazmente por la segunda reconstrucción nacional, readquiriendo para la República verdadera personalidad internacional y, asegurando a la nación otra era de paz, prosperidad y alegría.

         En este nuevo aniversario de la fundación del glorioso Partido Colorado del General Bernardino Caballero, nosotros, sus afiliados podemos sinceramente sentirnos orgullosos de nuestro pasado y de nuestro presente, que depararon y depararán para todos los paraguayos, ayer y hoy, horas, días, meses y años de bienestar  y tranquilidad.

         Seamos fieles custodios de tanta bonanza".

 

 

 

        

         "El mantenimiento del orden de la tranquilidad pública, que solo se puede conseguir mediante el acatamiento al principio de autoridad basada en la justicia, es la causa más poderosa de dos progresos que hemos conquistado en estos últimos tiempos. La paz interna es una necesidad imperiosa para desenvolver el comercio, la industria y la agricultura, como fuentes las más preciosas de nuestra         riqueza y prosperidad; la paz es una garantía efectiva para la seguridad, el trabajo y el capital; y es también uno de los baluartes de la libertad. Exceptuando los raros casos en que se justifican las revoluciones, las conmociones intestinas siempre serán un peligro permanente para los intereses públicos, bien entendidos y una amenaza a las libres instituciones.  

         (Del Manifiesto de fundación del Partido Colorado).  

 

         El día 6 de Setiembre de 1968, a las 19 horas en el local partidario de la Seccional Nº 14 "Ricardo Brugada", hicieron uso de la palabra los siguientes correligionarios: Sr. Ramón Aquino, Presidente de la Seccional N° 14 en representación de las Seccionales participantes, el Sr. Osvaldo Fernández Guanes en representación de la Juventud Colorada de las mismas y el Dr. Saúl González, Secretario Político de la Junta de Gobierno del Partido Colorado y Ministro de Justicio y Trabajo, en representación de la Junta de Gobierno de nuestra asociación política.

         El Dr. Saúl González expresó lo siguiente:

 

         Desde el eco lejano de nuestro nacimiento, de aquel 11 de setiembre de 1887 en donde resonaba la voz viril y profética de la recia estampa cívica del Gral. Bernardino Caballero, hoy el Partido Colorado desde el cenit de su historia sigue siendo la antorcha luminosa de la búsqueda constante de la felicidad paraguaya conducida patrióticamente por otro repúblico de talla singular, como el Gral. de Ejército don Alfredo Stroessner.

         Dos destinos, dos nombres, de épocas muy distantes, pero ton ligados entre sí por los lazos de la historia, ambos defendieron venciendo penurias y fatigas la heredad nacional amenazada por encarnizados enemigos de adentro y de afuera, ambos aureolaron sus hombros con los entorchados de general de nuestro glorioso ejército nacional, ambos hicieron posible en épocas difíciles la pacificación y el progreso al través de una acción fecunda y tesonera como gobernante de la patria y ambos han demostrado su inmenso orgullo de sentirse colorados que es la mejor manera de expresarse vigorosamente como paraguayos. Con Bernardino Caballero y con Alfredo Stroessner como gallardos portaestandartes de nuestros mejores anhelos, de nuestros más caros ideales y con nuestro nuevo programa partidario, hablamos hoy al pueblo paraguayo en la Semana Aniversario de nuestro glorioso Partido Colorado.

         Es nuestro deber de colorados con un imperativo de la historia, ubicarnos con un criterio realista ante los acontecimientos. Debemos ser conscientes elaboradores de la grandeza patria, a través de una política dinámica cada vez más activa, que requiere nuestra comprometida y tenaz militancia en un Partido nacionalista y de raigambre profundamente popular, como lo es, nuestro glorioso Partido Colorado. No debemos caer los colorados en los extremos de concepciones históricas y políticas, que como tales, pueden obstruir nuestra capacidad creativa. Nuestro pasado histórico jalonado de positivas realizaciones en favor del pueblo paraguayo, si bien constituye un orgullo para nuestra presencia política de hoy, debe servirnos solamente como una permanente inspiración fecunda, y no como un mero espejismo de recordación literaria, porque el pasado de un pueblo y en nuestro caso, el pasado de un partido, es un legado de inspiración y no un recurso cronológico de exaltaciones tradicionalistas, que nos impidan ver el proceso de transformación de nuestra historia presente, pletórica en ejemplos edificantes de obras materiales y espirituales, merced a la renovada dinámica de un gobernante salido de las filas de nuestro glorioso Partido imbuido y consustanciado de los principios e ideales legados por nuestro fundador.

         Pero tampoco debemos caer en el otro extremo, de sobreestimar imponderadamente los acontecimientos del futuro, porque si aceptamos esta perspectiva corremos también el riesgo de crear una mentalidad progresista, carente de sentido histórico y de realidad social y política. Nuestro deber está en ubicarnos en el término medio de nuestra presencia histórica, en dónde debernos hacer del PASADO una fuente de permanente inspiración, y en donde haremos del FUTURO una meta de profundas conquistas, elaboradas por nuestra actual dinámica histórica y en base a nuestra realidad presente. Esto requiere de nosotros, los Colorados        de hoy, emulando a los Colorados de ayer, el de aceptar, de que nuestro Partido político debe constituirse cada día más y más en un genuino agente del progreso y la felicidad paraguaya, capaz de ubicarse siempre ante las demandas que nos exige nuestro inagotable bien común. Esta es la gran realidad, como también la gran responsabilidad que tenemos que aceptar los Colorados de la presente generación, como contribuyentes de una ideología puesta al servicio del pueblo, que en sí misma debe ser la mística de nuestro compromiso cívico y partidario, y que se hace necesario renovar en nuestras grandes festividades, como es la recordación de nuestro aniversario fundacional.

         Es por eso que en estos días y en este preciso instante en que lo celebramos, con estas reflexiones ideológicas y con unción patriótica sobre el origen histórico del Partido Colorado, debamos ver con nitidez altamente patriótica también su proyección futura, analizando las necesidades del Paraguay presente, para que nuestro Partido siga siendo el instrumento de la paz, el instrumento del progreso y por sobre todas las cosas, el instrumento de la justicia social, para que de esta forma se cumpla y se renueve siempre aquel mensaje visionario del manifiesto de la Asociación Nacional Republicana de 11 de Setiembre ele 1887 en que el espíritu paraguayo a través de nuestra misión política se encuentre siempre "alimentado por el sentimiento de una misma fe y fortificados por los indisolubles lazos de la concordia y de la fraternidad".

         Esto requiere que aceptemos la vida política social y económica del Paraguay dentro de los esquemas del desarrollo. Esquemas de por sí complejos, que para que puedan ser aplicados en la historia, es necesario que nuestro Partido Colorado sea celosamente custodiado por los propios y auténticos colorados, capaces de díalogar fraternalmente con el propio pueblo paraguayo, capaces de darle a la paz un sentido de inagotable dinámica histórica y capaces de dar a nuestras instituciones, un calificado valor de dignidad cívica al servicio del hombre paraguayo y al través de él de la nación paraguaya.

         El ser colorado no sólo es una honra de mero sentido histórico, sino que es una honra que nace de nuestra propia responsabilidad de ciudadanos, de nuestra propia conciencia personal, que nos exige ser celosos custodios de nuestra conducta sea cual fuera el frente de lucha en que nos ubiquemos y ser generosos cooperadores del desarrollo cada vez más creciente que nos exige el porvenir del pueblo paraguayo.

         Hoy, al rendir nuestro tributo de recordación y nuestro más sentido homenaje de gratitud a los próceres de nuestro partido, que al mismo tiempo fueron artífices de nuestra patria, sea ella en su pasado de glorias como en su presente cargado de realidades, queremos hacer llegar nuestro mensaje a todo el pueblo colorado, a jóvenes y adultos, a profesionales y a campesinos, a empleados y obreros, para señalarles, que la grandeza de nuestra historia, depende fundamentalmente de la autenticidad y de la convicción de nuestra conquista cívica actual, que es el edificio que hemos de legar a nuestra vez a las futuras generaciones.

         De esta forma, haremos que el 11 de Setiembre sea un símbolo y un significado que se reedite todos los días en la vida de cada uno de nosotros, dándonos la inspiración necesaria para saber enfrentar con fortaleza y con dignidad los acontecimientos, incluso imponderables del proceso histórico del Paraguay del presente, del Paraguay del futuro y del Paraguay eterno.

         En la semana aniversario, el Partido Colorado habla al pueblo es nuestro slogan, y hasta acá hemos hablado para los Colorados, pero creemos que algo debemos decir también para los que no son colorados: Nuestra límpida historia es un patrimonio luminoso de la vida nacional, y ella siempre es sincera y justa y nos sometemos a ella con la conciencia de los que han sabido cumplir con Dios y con la patria, nuestro presente está lleno de realidades, realizaciones muy cercanas como el camino a Puerto Stroessner, la Flota Mercante, la CORPOSANA, la misma hidroeléctrica, van dando paso dentro del vigoroso avance republicano a otras metas que todo el pueblo sabe, las está realizando el Gobierno Colorado del Presidente Stroessner, las 30.000 hectáreas de trigo ya no están en los papeles sino que verdean majestuosamente en las praderas de la patria, los puentes sobre el Tebicuary y el Ñeembucú, hablan elocuentemente de una firmeza en la conducción de los destinos patrios, la nueva fábrica de Cemento Portland de Valle-mí que será inaugurada en un futuro próximo, hacen prueba fehaciente de una capacidad creadora, infinidad de proyectos de alto valor económico y de progreso están en marcha y el pueblo lo sabe y tiene fe en su realización, pero la obra más preponderante y de la que todos los colorados somos celosos custodios; es y será la consolidación de la democracia paraguaya. Pero es menester recordarnos que democracia es el gobierno del pueblo y para el pueblo, en donde la mayoría debe gobernar y las minorías tienen el derecho inalienable de un contralor. En esto no hay lugar a tergiversaciones, el control de los actos del gobierno que corresponde legítimamente a la oposición, en ningún sentido debe convertirse en libertinaje, mucho menos cuando ésta prédica es tendenciosa y mal intencionada, y más aún, cuando los voceros que llegan hasta la opinión pública no tienen ni tan siquiera la representatividad que le debe venir al través de los partidos políticos organizados y ordenados, de acuerdo a disposiciones claras y terminantes de la Constitución Nacional.

         Nuestro Partido es una realidad política, nuestra mayoría es auténtica, y casi singular en Latinoamérica, no exigimos respeto, pedimos respeto para que podamos respetar en la misma medida. Hemos de aceptar las criticas cuando éstas sean sinceras y bien intencionadas, pero rechazamos categóricamente por respeto mismo a la soberanía que nos dan nuestras mayorías populares, la distorsión y la mentira que buscan crear la discordia y la enemistad del pueblo paraguayo.

         En esta fecha tan íntima para los colorados exhortamos a los no colorados al inicio de una nueva etapa, sin reservas mentales, buscando el diálogo franco y leal, teniendo como objetivo común el bienestar y la felicidad de nuestro pueblo, pero para que podamos creer en ese cambio, el mismo debe ser substancial, el pueblo se está cansando de falsas posturas, la actitud del político debe ser una y solamente una, sea ella pública o privada, entonces sí podremos iniciar una nueva etapa en este proceso de democratización tan interesante y tan necesario.

         De no ser así, los colorados hemos de impedir cualquier retroceso, pues defienden este proceso la granítica unidad de gobierno y pueblo que es la gran verdad que solamente no ven los que no quieren verlo. Es lo que el pueblo paraguayo espera de sus minorías políticas y quiera Dios que así suceda, los colorados los deseamos ardientemente".

 

 

 

 

 

         "Al adoptar la forma de gobierno republicano hemos consagrado, en un sublime código, los principios eternos que deben regirnos en nuestra organización política y allí están claramente enumerados los deberes y derechos del ciudadano. La Constitución es el sagrado decálogo de los pueblos libres: venerar este Evangelio político, cumplir estrictamente sus prescripciones, es amar y servir a la causa verdadera de la libertad, es rendir el más señalado servicio al país, dando ejemplo elevado de virtud cívica y patriotismo.

         (Del Manifiesto de fundación del Partido Colorado).

 

         En el local partidario de la Seccionan Nº 19 "Emilio Díaz de Vivar", el día 9 de Setiembre del corriente año, a las 19 horas hicieron uso de la palabra los siguientes correligionarios: Sr. Leonidas Barrientos, Presidente de la Seccional 19, Sr. Tomás Giménez V., Presidente de la Seccionan Nº 16, en representación de las Seccionales participantes; el Dr. Antonio Manuel Vallejos, por la Juventud Colorada de las mismas y el Dr. Ezequiel González Alsina, Vice Presidente 2° de la Junta de Gobierno de nuestro Partido, Senador de la Nación y Líder de la Bancada Colorada, en representación de la Junta de Gobierno del Partido Colorado.

         El Dr. Ezequiel González Alsina, improvisó el siguiente discurso:

 

         Llego a esta tribuna con la emoción de tuna antigua militancia, para honrar a una bandera política de redención en el 81 aniversario de su nacimiento. El 11 de Setiembre, nuestro Partido cumplirá esa edad y si en el presente se encuentra en una etapa estelar de crecimiento y de realizaciones, vale la pena meditar lo que a través del tiempo ha sido el Partido Colorado para la República del Paraguay. Miremos aquellos días iníciales, de luto, de dolor, de desmoronamiento total de las arquitecturas que habían hecho al Paraguay grande, próspero y feliz de Francia, de los López. Miremos aquel momento de la nación en qué todo yacía en ruinas, y los restos de un pueblo buscaba desesperadamente un rayo de luz por el cual guiarse a través de la tormenta. En esas circunstancias, en esa soledad, en ese abandono de un pueblo sacrificado y martirizado, cuentan las crónicas, que ese rayo de luz la encarnó en el héroe de las 100 batallas. Cuando el General Caballero volvió de la prisión, después de terminada la guerra y de consumados los objetivos de ese tremendo drama con la complicidad de los legionarios, la aparición del rubio centauro, del Lugarteniente preferido del Mcal. López, señaló a todo el pueblo el sitio desde el cual debía proyectarse hacia el porvenir. Todavía faltaba mucho para que se fundara el Partirlo Colorado, pero ahí estaba la realidad de una patria descuartizada y acribillada, que necesitaba resucitar de sus cenizas. Allí estaban los muñones francos de los últimos restos de nuestras fuerzas armadas. Allí estaba nuestros huérfanos y allí estaban nuestras mujeres que tal vez no llevaban en sus alforjas certificado de matrimonio, pero que tenían de la maternidad un alto sentido misional y que amamantando a sus hijos estaban desde ya creando el Paraguay nuevo que tenía que caminar conforme a la tradición y a la historia. En el seno de este pueblo, entre esa gente ilustre por el dolor y el sacrificio, el Rabio Centauro, el General Bernardino Caballero, elevó su planta de Semidiós olímpico y se transformó en el guía natural de su pueblo. Entre los años que corren de 1872 a 1887, aún sin la fundación del Partido, era el caudillo, era el líder indiscutido, al que seguía con voluntad de servicio hasta todos los extremos, porque se sabía que hacia donde apuntaba el Gral. Caballero no podía haber otra cosa que sentimiento de Patria, amor de paraguayo y voluntad de sacrificio. Cuando se examinan las crónicas de la época es fácil constatar que muchos de los más conspicuos fundadores más tarde del Partido Liberal acompañaron las campañas del General Caballero. Suscribieron su candidatura a la presidencia de la República, como después la del General Escobar, es decir, que había por encima de la subyacente realidad de dos líricas políticas, un reconocimiento unánime que acompañaba a este soldado de la Patria y paladín de su pueblo, cuyo patriotismo no podía ser sino garantía de paz, de trabajo y de progreso, tan necesario en aquellas horas de postración y de miseria. El primer biógrafo del General Caballero tal vez tampoco sea colorado. Posiblemente su primera biografía es la de un liberal, la de Ignacio Ibarra, publicada en "La Democracia", y es una razón más para pensar hasta qué niveles trascendía, por encima de los círculos de campanario, la figura del Centauro de Ybycuí. El, que había sido el elegido del Mártir de Cerro Corá, él, que había hecho la guerra, de soldado a General de División; él, que estuvo en todas las campañas, realizando prodigios de heroísmo junto al pueblo, conductor directo de las masas; él, que en todo momento había recogido de este pueblo sus sentimientos, su afán, la dirección de su espiritu y el sentido final de su voluntad, así iba llegando a la hora en que debía plasmar para siempre, acuñar en pura voluntad democrática la moneda incanjeable por su absoluto valor, con ninguna otra moneda del partido que representara la causa nacional. Antes de ser Partido Colorado, se hablaba del partido nacional. Se decía que ninguno otro podría gobernar el país, justamente por el mérito de haber participado, de haber sido protagonista sus hombres de la epopeya reciente y por haber contribuido con su tenacidad y su heroísmo a detener la voracidad de los vencedores y a liquidar la humillación que significaba la presencia legionaria en los escenarios del poder en la postguerra. Si los años 72, 73 y 74 nos presentan a un General Caballero revolucionario contra estas formas espúreas de poder, los años siguientes nos empiezan a señalar la presencia del estadista, el estadista que no se había formado en los libros, pero que había leído el gran libro de la realidad desde aquel día en que en el campamento de Cerro León su madre lo presento al Mariscal López y lo puso al servicio de la Patria. Lo que desde entonces aprendió, lo que desde entonces vivió, lo que desde entonces abrevó su alma insaciable de voluntad de Patria, era lo que llegaba al momento de dar a esa Patria con la total dación del ciudadano íntegro y sin revés. Así el General Caballero llega a la primera magistratura de la Nación y orienta el rumbo de la Patria por los caminos de una auténtica reconstrucción. Debía gobernar con la Constitución del 70, de corte y sensibilidad extranjera, que no podía servir para entroncar la vieja tradición política del Paraguay, pero por encima de la Constitución estaba todavía el alma nacional, la voluntad y el espíritu de aquellos hombres, muchos de los cuales recordaban aún el tiempo de Francia, el tiempo de Don Carlos y el tiempo del Mariscal. La ley extranjera, fría, inadecuada, ni siquiera elaborada por la voluntad y la realidad del Paraguay, podía sin embargo alcanzar niveles de eficiencia porque en la ejecución se ponía el temple y el espíritu de la Patria vieja, de los sobrevivientes de la epopeya de los viejos Generales. Se verá más tarde cuando la Constitución es servida por los que piensan conforme a esa Constitución, cómo el Paraguay se empequeñece, cómo la esterilidad cunde en todos los planos y cómo nos perdemos en discursos y palabras mientras los problemas de la Nación se multiplican. Solamente el atraso progresa y la miseria general nos llega a transformar en el hazmerreir del continente. Es que con el paso del tiempo aquellos varones de la Patria antigua, a pesar de la ley fría y extraña ponía su alma auténtica en la ejecución de esa ley, la edificaban, la nutrían, y esa fue la sabia con que se hizo la primera reconstrucción después de 1870. Esa reconstrucción, Correligionarios, que fue verdaderamente levantar el Ave Fénix de sus cenizas y que fijó los moldes de un Paraguay que debía perdurar a pesar del aplastamiento posterior por las ideas foráneas entronizadas en el poder más tarde. Todo lo que hay de dinámico y fuerte, todo lo que hay de patriótico y entusiasta, todo lo que hay de progresista y real, entre las viejas instituciones de la República, fueron realizaciones de los Gobiernos Colorados de la primera época, y particularmente realizaciones del Gobierno Colorado del General Bernardino Caballero.

         Alejado ya del poder por completación de sus mandatos en 1886, asume total y definitivamente el rol de la conducción de la grey nacionalista. Desde entonces, no será sino el Jefe, el caudillo, el director amantísimo consultado por todos, respetado por todos y al cual siempre se refería la última palabra para cualquier resolución. No porque hubiera una tiranía del pensamiento, ni una falta de libertad en la expresión, sino porque su inmensa autoridad sindicaba que lo que él dijera no podía ser fruto sino de un acendrado patriotismo y de una clara e inteligente reflexión al servicio de los intereses superiores del país. Ese General Caballero es el que concita a los conciudadanos a fundar un Partido en 1857. No será un Partido electorero, no será una reunión de hombres con el fin de catalizar votos en objetivos electorales inmediatos, no será la procura del poder, sino la afirmación sobre bases permanentes de un ideario nacional que señala para siempre un rumbo a los ciudadanos del país, de tal manera que a través de ese rumbo dondequiera que sirvieran pudieran servir con entereza, con buena fe y con verdadero patriotismo. Ese es el sentido que hay que encontrar en la fundación de nuestro Partido. Ya su creador eminente había realizado toda su carrera política, ya podía retirarse a cuarteles de invierno, a la sombra de sus laureles legítimos, pero no, el ciudadano inquieto, diligente que había en él y que en cada momento de su vida, le exigía esta obra más a través de la cual su sentido de la Patria, su comprensión de los problemas nacionales y la idéntica posición de sus compañeros de lucha de tantos años, tuvieron que ver quien fije hacia el porvenir más allá de su vida y de su muerte. Así se funda el Partido Colorado. Es ésta su finalidad, es esta su hondura, es ésta su esencia, es ésta su hueso y es ésta su carne. Es mirando al porvenir, es mirando hacia siempre, porque hacia siempre está el destino de nuestros hijos, prolongación de nuestra carne, en los cuales se realiza la inmortalidad de la Patria. Fundado el Partido, con esta voluntad de servicio y de permanencia, tenía que ser necesariamente una corriente inagotable como lo fue y como le sigue siendo, porque los pueblos desde las familias a las multitudes tienden a eternizarse, y no se tienden y no se inmortalizan solamente a través de la procreación, sino a través de la identidad de las ideas matrices por las cuales hoy, mañana y siempre siguen siendo los mismos por el espíritu. El General Caballero, cumple la obra cumbre de fundar un Partido y de dejarlo para el presente y el porvenir de su patria. Sigue siendo el luchador a través de los años, hasta su muerte, y siguen los gobiernos colorados posteriores elaborando las etapas subsiguientes de la primera reconstrucción, y llegamos a los albores de este siglo en que por nuestros propios medios y a pesar de la dilapidación legionaría de los empréstitos de Londres, nuestro país había alcanzado otra vez un ritmo y una plenitud expectable que permitía esperar que a breve plazo reanudaría el hilo de la historia como dice el Presidente Stroessner, de la época anterior a la guerra. Pero, el tiempo pasaba, los viejos soldados envejecían y las nuevas generaciones crecían un tanto embebidas de las modas políticas que venían de otras latitudes. Además por la limitación de nuestra población no habían círculos suficientemente dinámicos donde se agitaran con suficiente fuerzas las ideas, y en el afán de preparar nuevos hombres de la nueva generación para las nuevas etapas, la generosidad abierta y desprendida del Partido Colorado en el poder procuró muchas becas y fueron muchos jóvenes a ilustrarse en los países del Plata, así como en los países de Europa. Se pensaba en la continuidad de una obra, se pensaba en la profundización de una causa, se pensaba en la máxima altura para un pensamiento que venía de lejos y buscaba el porvenir. Desgraciadamente, la adhesión a las modas ideológicas, la sumisión al pensamiento foráneo, la falta de valor para proclamar el valor de lo propio hizo que buena parte de esa generación, a su regreso, ya volviera bajo otras carpas y con otras insignias. Como los viejos cuadros, empezaban a ralearse, como el tiempo había pasado, los héroes morían, empezó a debilitarse la fuerza incontrastable de aquel primer Coloradismo de la fundación. Nos quedaba, así, la masa inmensa, no quedaba, si, los jóvenes líderes formados aquí y en la arena política, pero lo que no teníamos era la complicidad con los intereses foráneos, que en un momento determinado causaron el triunfo infame y nefasto para el país, de un grupo minúsculo servido desde afuera, que vino a cortar en 1904 la tradición de grandeza de un Paraguay renaciente. Y tuvimos que inaugurar la etapa del llano, del llano heroico y caliginoso, aquél que no se arredra, aquél que enfrenta y avanza, aquél que hiende porque es una permanente decisión, y se escribieron páginas de heroísmo cívico que hoy las generaciones actuales recuerdan enternecidas, admiradas y emocionadas. Entre Laureles y Fortín Galpón hay toda una antología del sacrificio que señala la voluntad permanente del Coloradismo de hacerse presente cuando la necesidad nacional lo reclama, sea para acusar, sea para realizar. Los tiempos fueran duros, los tiempos fueron interminablemente duros, y sin embargo, el Coloradismo no desmayó y aún desde el llano levantó dos banderas nacionalistas que constituyen hoy tal vez su gloria más pura, la reivindicación de la figura del Mariscal Francisco Solano López y la defensa del Chaco. No teníamos nada, pero teníamos nuestro sentimiento republicano y teníamos la decencia de saber ser paraguayos porque hay que ser decente cuando se dice "soy paraguayo" y mirarse de arriba abajo a ver si se merece serlo, porque no se puede decir desaprensivamente "soy paraguayo", hay que meditar, qué se ofrece, qué se siente, cómo se piensa, qué se aspira, y cuando se haya respondido positivamente a todas estas preguntas, entonces si puede agregarse "soy paraguayo", y si las respuestas fueron firmes hay que agregar también "soy colorado". El Partido Colorado en el llano entonces sigue cumpliendo su misión histórica. Efectivamente no había sido fundado solamente con objetivos electorales, efectivamente no respondió en el momento de fundación a una suerte de intereses pasajeros sino que se había buscado el meollo mismo de la Patria, para trasuntar en él su transporte al porvenir. Y ahora desde el llano y a través de los años levantaba otra vez su grande e inmarcesible bandera. Y yo pregunto, ¿qué hubiera sido de la defensa del Chaco, si el Coloradismo no hubiera insistido tan tenazmente en la necesidad de su defensa cuando el Gobierno decía que no pasaba nada? Pero y si la guerra venía, ¿de dónde hubiéramos sacado la vertebra moral capaz de arrastrar hasta todos sacrificios, si no hubiéramos levantado la figura del Mariscal Solano López, ya que él fue el combatiente moral del Chaco y fue un combatiente moral levantado por el Coloradismo? Ese fue el Coloradismo en el llano. Con ese vigor, con esa fuerza, con esa autenticidad que brotaba del fondo de la historia, no podía pensarse en una declinación del coloradismo ni en su eterno confinamiento en el llano. Tenía que llegar necesariamente la hora de su regreso al poder por el peso natural de las cosas, por la necesidad apremiante de las circunstancias de la Patria.

         Y así fue, en efecto, cuando después de desahuciadas todas las corrientes políticas bajo un gobierno que no quiso casarse con ninguna, ni siquiera fue capaz de trazar su propia corriente, se llamó al Coloradismo, pero el Coloradismo no podía ser el gusto momentáneo de un mandatario, el Coloradismo en función de poder tenía el derecho de desplegar y afirmar toda su potencialidad, porque venía en función de programa, venía en función de perspectiva histórica y no iba a dejarse sacudir sus laureles por una pasantía por los Ministerios o por una pasajera presencia en el poder. Y llegamos al poder, pero llegamos al poder cono se dijo aquí, después de 40 años de anarquía. Llegamos al poder, cuando todas las instituciones democráticas estaban desquiciadas. Llegamos al poder cuando una Constitución había sido barrida por decreto y otra constitución había sido impuesta por decreto. Llegamos al poder cuando la autoridad estaba totalmente minada. Llegamos al poder cuando las fuerzas armadas hacía tiempo habían salido de sus cuarteles y no encontraban un camino decoroso para regresar a ellos, porque tampoco los gobiernos cumplían programas de redención nacional. Y naturalmente que en estas circunstancias nosotros que fuimos desde siempre, históricamente, garantía de estabilidad, garantía de continuidad y de orden, teníamos que naufragar, víctimas del medio en los mismos defectos y en las mismas añagazas. No nos avergoncemos, correligionarios, de decir que hemos tenido un período de caídas sucesivas de gobiernos colorados; pero digamos que el virus del mal venía del pasado y que tan pronto como cancelamos ese virus conseguimos este estado de estabilidad, de orden y de normalidad que tenemos ahora con el Presidente Stroessner. Y llegamos al poder y debíamos ejercitar una vez más el sacrificio de probar ante el pueblo que como fuerza somos absolutamente incontrastables. Hasta eso teníamos que pagar en la cuenta de nuestro regreso al poder. Teníamos que probar que la fuerza de nuestra militancia, que la extensión de nuestro Partido, que la decisión de nuestros correligionarios eran absolutamente incontrastables frente a todo tipo de fuerza que quisiera oponerse. Y debimos hacer esa prueba de sangre, que fue la Revolución de 1947. Con todos los partidos coaligados, con las dos terceras partes de las Fuerzas Armadas levantadas, el Py-nandí Colorado cumplió la hazaña noble y generosa de frenar en las puertas de Asunción lo que amenazaba como el regreso de un pasado nefasto, y abrir a partir de ahí la puerta de un porvenir sonriente para el Paraguay. La Revolución del 47 tiene ese significado profundo para el Coloradismo como Partido de raíz popular, el de demostrar, el de fijar con un conocimiento histórico, que cuando un pueblo está decidido a asumir su destino, no hay fuerza capaz de oponérsele con tal que tenga la suficiente decisión y el valor necesario para hacer frente a la adversidad.

         Vinieron los días del virus y del contagio, los días de nuestros pleitos internos que ahora quiere achacársenos como males propios del coloradismo, cuando nosotros podemos responderles que apenas es un mal contagio de los males ajenos en un momento inevitable de reorganización en que los hombres chocaban y el camino nuevo tenía que ser interpretado. Por fin, en 1954 se hace la luz y el coloradismo retoma su cauce más noble, aquel que lo funde en los hondos caminos de la historia, aquel que lo proyecta en los hondos caminos del porvenir, y hay alguien que dice que viene a reanudar, a reatar el hilo de la historia, hay alguien que trae como aquel colorado esencial de la primera hora, la confianza absoluta de que el hombre y la tierra son los mejores títulos que ostenta el Paraguay. Como caballero, también soldado, como

Caballero, también rubio, que miraal mundo desde sus pupilas azules. Como Caballero, también un enamorado de su pueblo, como Caballero, un testigo de su sacrificio, en una guerra cruenta como fue la Guerra del chaco, y como Caballero, un empecinado perseguidor de todo lo que signifique reponer lo autentico en su sitio, de tal manera que el Paraguay de antaño pueda identificarse con el Paraguay de hoy, y el Paraguay dentro de 1000 años tenga la misma fisonomía espiritual y material a pesar de los progresos y los avances que tienen en las raíces mismas que le dieron el ser, la autenticidad, la existencia. A partir de ahí, el camino se hace fácil, el Partido Colorado había recuperado su centro de gravedad, el Partido Colorado había conseguido la identidad absoluta de su presente con su pasado. El Partido Colorado había conseguido la réplica veraz de sus grandes jornadas de la primera etapa por la que se iniciaba en la segunda reconstrucción del país.

         Sobre estas bases ciertas, que fácil fue todo, que fácil fue vencer las guerrillas, la conspiración internacional, la prensa amarilla, la intriga y la maquinación, el intervencionismo y todas las fuerzas obscuras que se desataron cuando se vio que el Paraguay había reasumido verdaderamente el hilo de su historia. Que fácil fue todo, porque estuvimos juntos en la mística y en el valor, en la confianza de que se luchaba para hacer persistir una causa, que por fin había retomado su recto sendero y avanzado sin vacilaciones hacia el porvenir. Que fáciles fueron los años de 1958, 59, 60 y 61. Tal vez velábamos con el alma al hombro, pero en ningún momento a ningún colorado asistió ni siquiera de paso el temor de que pudiera arrebatársele de su posición a nuestro Partido. Todos teníamos la absoluta convicción de que saldríamos con bien y de que entonces para siempre se abriría un camino de paz, de orden y de progreso, como ya se había iniciado en 1954. Lo demás ustedes lo conocen mejor que yo, ustedes lo dirían mejor que yo, es todo cuanto se ha realizado para la transformación de la República. Es todo cuanto se ha hecho para dar esta fisonomía actual, moral y material al Paraguay, que es la primera desde el siglo pasado, que emerge nítida como el fruto de una voluntad unívoca al servicio del progreso, si entonces se llamó Carlos A. López, hoy se llama Alfredo Stroessner. Los caminos del trabajo, de la paz, de la gloria se ensancharon y se extendieron como se ensanchan y se extienden hasta nuestros días y, como se ensancharán en el porvenir, porque de ellos responde el pueblo colorado. Pero digamos aún más, en 1870 de las carpas aliadas salió el boceto primero de constitución que se iba a imponer a la República y convencionales a dedos, muchos de ellos visitados por los propios aliados ocuparon sitios en la Convención, por su aspecto, por su espíritu, por sus circunstancias esa Constitución no podía representar el espíritu paraguayo ni la voluntad de su pueblo. Sin embargo, 70 años se gobernó con esa Constitución.

         En 1940 la voluntad de un hombre impuso por decreto la derogación de esa Constitución y la vigencia de otra nueva. Con ella nos manejamos los años siguientes hasta 1967. Pero el año 1967 este mismo mandatario que ya cabalgaba al lado y a la altura del General Caballero, que ya había culminado una segunda reconstrucción tal vez más esplendida que la primera, este ciudadano sin parangón por sus virtudes, por su voluntad y por su dedicación al quehacer de la Patria, el General Presidente Alfredo Stroessner, señala en la hora de la historia el momento en que el pueblo paraguayo debe tener una Constitución dictada por el mismo conforme a su voluntad para que todo el hacer y el quehacer del pueblo desde el poder hasta el último ciudadano se trasunte de esa voluntad popular, una fuente de legitimidad. Y los que hablaban de las obras materiales porque se mencionaban puentes, porque se mencionaban caminos como si los puentes y los caminos no tuvieran tan fuertes resonancias espirituales al poner en conexión y comunicación a los hombres para todos sus quehaceres, esa corriente que negativizaba todo esfuerzo positivo del Coloradismo en función de poder tuvo de pronto que asumir la responsabilidad democrática de compartir con nosotros los colorados el deber ineludible de dar una Carta Magna a la República del Paraguay, la primera libremente convencionada en 100 años, en mucho más de 100 años, porque la última convencionada fue la del 44. Y realizar la Convención Nacional Constituyente, cuyos corolarios esenciales no son solamente los relativos a una Constitución libremente consentida por el pueblo, sino la demostración palmaria de que cuando se viene por el camino de la paz y de la ley el coloradismo no cierra el paso a ninguna corriente política salvo que sea el comunismo. Allí estuvieron todos a discutir con nosotros, allí estuvieron todos a hacer frente con sus ideas, allí estuvieron todos a criticar nuestras posiciones y allí estuvimos como en una vitrina de cara al pueblo durante 90 días, debatiendo la suerte institucional del país. Ese es el origen y esa legitimidad de la Constitución de 1967, de inspiración colorada, impuesta por la voluntad colorada, con sentido democrático y con la participación de todos los partidos políticos del país. En su oportunidad, dijimos, que esa era la mejor corona de laurel que había ceñido a su frente de repúblico el General Alfredo Stroessner. Y el tiempo nos va dando la razón, porque cuando vemos tantos países alrededor nuestro que no consiguen afianzar su diálogo para concertar una salida democrática y resolverse por causes, por actas constitucionales o institucionales, males que nosotros hemos pasado hace tiempo. Mientras nosotros aquí nos manejamos con una Carta Magna hecha conforme a los más puros e irreprochables moldes del procedimiento democrático, estamos señalando que hemos avanzado por encima de muchas y que éstas sean mis últimas palabras. El partido Colorado ha nacido no solamente para ser la esperanza permanente de un Paraguay progresista sino para elevar al país a la categoría de ejemplo en el seno continental, sobre todo cuando encuentra conductores tan cabales como el General Alfredo Stroessner.

 

 

 

 

         "Consecuente con este principio democrático que impone a cada citadadano el deber de velar por la buena marcha de la administración y de defender las libertades públicas, nos proponemos llevar a la representación aquellos que respondiendo a las ideas enunciadas, sean la expresión  genuina de la voluntad popular, haciendo que predomine la opinión pública, antes que las influencias de elementos ilegítimos, ejercidas por círculos de dudosa significación política, sin títulos ni antecedentes a la consideración pública.

         (Del Manifiesto de fundación del Partido Colorado).

 

         El 10 de Setiembre del corriente a las 17 horas, en el local partidario de la Seccional N° 3 Campo Grande, día en que fue inaugurado dicho local, con la presencia de S. E. el Sr. Presidente de la República General de Ejército Don Alfredo Stroessner, hicieron uso de la palabra los siguientes correligionarios: General S.R. Don Eligio Ramón Torres, Presidente de la Comisión de Construcción del local Partidario; Sr. Valerio Fernández, Presidente de la Seccional N° 3, en representación de las Seccionales participantes; el Presidente del Partido Dr. Juan R. Chaves, y el Dr. Raúl Peña, Miembro de la Junta de Gobierno y Ministro de Educación y Culto, en representación de la Junta de Gobierno del Partido Colorado.

         El Dr. Raúl Peña, expresó lo siguiente en su discurso:

 

         "Los que tenernos el gran orgullo y honor de revistar en la gloriosa Asociación Nacional Republicana, que el pueblo ha consagrado como Partido Colorado, estamos asistiendo esta tarde a la solemne ceremonia de entrega e inauguración de este amplio,

moderno y hermoso local que el esfuerzo a la constancia de la Seccional Colorada N° 3 ha realizado, como parte del programa que la Honorable Junta de Gobierno ha dispuesto para celebrar el 81 Aniversario de la fundación de nuestro gran partido.

         En esta oportunidad bueno es recodar que la Asociación Nacional Republicana nació de entre las cenizas humeantes de la gran tragedia que la ambición de los eternos enemigos de nuestra patria nos trajeron – y fue dada por aquellos paraguayos que supieron defender con su brazo y su sangre y que en medio de la desolación y la miseria que sembraron los invasores de la Triple Alianza mantenían su fe inquebrantable en nuestra patria.

         Es extraordinariamente admirable que el acta que el General Bernardino Caballero y sus compañeros suscribieron el 11 de setiembre de 1887 tenga hoy día la más plena vigencia y sin lugar a dudas es el documento Político más notable que registra toda la historia política del Paraguay, desde esa fecha hasta nuestros días. Decían nuestros fundadores: "No nace nuestro partido obedeciendo a principios de afección pasajera y personal, ni tampoco data su existencia de ayer cuando resolvimos constituirnos en Asociación política". Los elementos que lo componen han mancomunado más de una vez sus fuerzas dispersas para mantener la bandera de los principios a cuya sombra se han cobijado los buenos para defender la libertad, la justicia y el derecho. He ahí su gloriosa cuna en el pasado, he ahí su más legítimo timbre en el porvenir para aspirar al aprecio y simpatía sincera del noble y heroico pueblo paraguayo. Nuestro programa se resume en dos palabras: paz y respeto a las instituciones. Para la consecución de estos propósitos mantendremos firme e inviolablemente la libertad de sufragio, de la palabra, de la prensa, de la reunión como condiciones esenciales para asegurar el ejercicio tranquilo de los derechos políticos en la esfera de la ley y del orden, para alcanzar a realizar la gran divisa republicana: el gobierno del pueblo para el pueblo".

         Este documento merece ser grabado en bronce para que ésta y todas las futuras generaciones de colorados nunca la olviden y en ella se inspiren.

         Que contraste y qué diferencia hay en los altos ideales de patria, libertad y democracia contenidos en este Estatuto original del Coloradismo con el de otros partidos políticos que fueron redactados por el máximo enemigo y masacrador extranjero o en el de los inspirados en momentáneas doctrinas totalitarias europeas que llevaron a la catastrófica última guerra mundial o el ideario  de grupos pseudo-políticos que pregonan la violencia, el odio y la rebeldía y reciben instrucciones y apoyo de Partidos internacionales que pretenden tratar al Paraguay como su fuera una sucursal cualquiera, olvidando que desde 1811 ya José Gaspar Rodríguez de Francia proclamó la total y absoluta independencia del Paraguay de todo "arbitrio ajeno".

         Correligionarios: En este glorioso aniversario de nuestro partido bueno es recordar el pasado, nuestros orígenes, las luchas y los sacrificios que los colorados de todos los tiempos han sabido sufrir para mantener siempre alta y altiva a nuestra querida bandera roja con su blanca estrella.

         No cometamos jamás el tremendo pecado de la ingratitud. Para ello los jóvenes correligionarios deben interesarse por conocer la gloriosa y heroica historia de nuestro gran partido – desde las ideas y luchas de Bernardino Caballero, el adalid de la reconstrucción patria, después de la hecatombe del 65-70, hasta que el golpe aleve de la traición interrumpiera su grandiosa obra en el año 1904.

         Recordemos también siempre a esos recios varones del coloradismo que en la larga noche que siguiera a esa fecha y durante la triste época en que el Partido Liberal, dividido y subdividido, sometiera a nuestra     querida patria a las desventuras que sus continuas luchas  fratricidas y su absoluta inacción gubernativa diera al Paraguay el triste privilegio de ser el último entre sus hermanas de América.

         Tengamos siempre presente a los próceres del coloradismo como Antolín Irala, Enrique Solano López, Juan Manuel Frutos, Eduardo López Moreira, Ricardo Brugada, Antonio Sosa, Pedro Peña, Domingo Montanaro, Manuel y Francisco Chaves, Percio Becker, Antoliano Garcete, Telémaco Silvera, Juan León Mallorquín, y tantos otros cuya lista sería casi interminable que nunca desmayaron que llegaron a pie o a caballo a todos los rincones más apartados de la república para llevar su voz de aliento y de fe a los correligionarios del interior, perseguidos por los caudillos prepotentes y todopoderosos que amparados por sus compadres de la capital,  tenían carta blanca para sus fechorías. No olvidamos a los apresados, perseguidos, confinados y desterrados por el delito de mantener en alto los principios e ideas que el General Bernardino Caballero expusiera en su Proclama del 11 de setiembre de 1887.

         Hacemos estas breves referencias no por el prurito de recordar épocas ingratas de nuestra vida política, no para sembrar odios, ni por espíritu de venganza, ni siquiera para enrostrar  o enjuiciar a nuestros adversarios políticos. Lo hacemos porque, al fin y al cabo, los hechos no se borran de las páginas de la historia y sobre todo para que nunca jamás nuestro querido Paraguay, vuelva a sufrir tan tremendas e injustas desventuras, para que nunca más se permita que el odio, la violencia y la sangre de hermanos pretendan resolver nuestros problemas.

         Este inmenso y gran partido nacionalista de nacimiento y de tradición, como es el Partido Colorado, que el pueblo paraguayo, por inmensa mayoría, ha   querido que

rigiera los destinos de nuestra patria, tiene hoy día la suprema responsabilidad y misión de que la historia política del Paraguay no registre más páginas de tristezas manchadas con sangre de compatriotas derramadas en inútiles luchas internas.

         Felizmente podemos decir que la noche quedó atrás. A la miseria, al atraso, a las guerras civiles, golpes de estado, cuartelazos, mal entendidos, con sus secuelas de odios, destierros y otros males que tantos años sufriera nuestro país, el coloradismo de Stroessner presenta con letras de oro la paz, la bendita paz cimentada en la Ley en un estado de derecho amparada y regido por una moderna Constitución Nacional que el 25 de agosto del año pasado discutieron, redactaron y sancionaron los legítimos representantes de cuatro partidos políticos reunidos en Convención Nacional Constituyente.

         Esta paz y la nueva Constitución permite el normal funcionamiento de las instituciones democráticas, de la libertad responsable de expresión y de prensa, garante el libre comercio, atrae capitales que establecen nuevas industrias, se mecaniza y moderniza la agricultura, se ofrecen prestamos elevados en condiciones ventajosas a los ganaderos para su expresión, se construyen miles de kilómetros de rutas; se asfaltan las principales vías troncales, se habilitan cientos de escuelas, colegios, universidades hospitales, centros de salud, se provee de servicios de aguas corrientes, se entregan títulos de propiedad en cantidades sin precedentes, se construyen viviendas populares, se estabiliza firmemente la moneda, se eleva a niveles jamás superados el prestigio internacional del Paraguay, se hace triunfar después de casi siglo y medio la tesis paraguaya de la libre navegación de nuestros ríos, decenas de barcos modernos de cargas y pasajeros facilitan nuestro intercambio comercial y se cumple religiosamente con los compromisos internacionales. Las fuerzas armadas, leales, consustanciados con el Partido Colorado se dedican a perfeccionar material y científicamente a las instituciones castrenses, identificándose al grandioso resurgimiento nacional y contribuyendo eficazmente con su acción cívica a dotar a la Nación de caminos, escuelas, iglesias, centros de salud, y otras obras de bien social y pronto, antes de fin de año, por primera vez en la historia patria la energía secular de Acaray será convertida en energía eléctrica, condición indispensable para el desarrollo, que transformara en poco tiempo a nuestro país y además podremos exportarlo, sirviendo así como importantes fuentes de divisas.

         Pero toda esta inmensa obra no es producto de la casualidad ni de la suerte o de la ayuda extranjera, como algunos obcecados o mal intencionados quieren hacer creer. ¡NO!, Esto es obra y resultado exclusivo de un gran colorado, de un gran paraguayo que ha puesto toda su energía, su talento, su extraordinaria visión de estadista, su fanatico nacionalismo al servicio de su patria y de su partido. Este gran ciudadano y colorado está en boca de todos, es el General de Ejército don Alfredo Stroessner, que como nuestro egregio fundador el General Bernardino Caballero, después de defender y luchar como soldado en una guerra internacional consagró toda su vida y sus energías para el renacimiento del nuevo y glorioso Paraguay de nuestros días.

         En un memorable discurso pronunciado por el entonces candidato del Partido Colorado a la Presidencia de la República, el 26 de mayo de 1954, en el Estadio Comuneros, el General de Ejército Alfredo Stroessner dijo: "Este partido del pueblo que nació del corazón y de la mente del guerrero inmarcesible; este Partido que es de héroes porque surgió con héroes y fue partícipe originario de la culminación de nuestras glorías correspondiéndole por derecho propio recoger el testamento del Mariscal, es un Partido eterno como la Patria, y su título es Nacional, porque la Asociación Nacional Republicana tiene históricamente el mandato imperativo de servir a la nación".

         En nombre de la Junta de Gobierno de la Asociación Nacional Republicana, Partido Colorado, felicito efusivamente al presidente y miembros de esta dinámica Seccional 3 por este magnífico edificio que hoy se incorpora al Partido y se entrega a los correligionarios de esta zona capitalina y de todas las otras seccionales. Esta casa no solamente es de ladrillos, piedras y cemento, que sólo es su parte material, tiene un alma, tiene un espíritu, tiene la fe colorada que lo han transmitido los que la concibieron y edificaron. Tiene la llama que encendió el 11 de setiembre el General Bernardino Caballero y que hará que sea un bastión de los ideales de paz y de progreso de nuestra época, y servirá para que aquí los correligionarios se abracen, trabajen y velen siempre porque estos días luminosos no se interrumpan nunca en el Paraguay y que el gran Partido Colorado, con el General de Ejército don Alfredo Stroessner siga trazando a nuestra patria días de creciente progreso y felicidad".

 

 

 

         "Asegurar las conquistas del progreso, a que finalmente ha cooperado nuestro partido con decidida constancia y fe en el porvenir, promoviendo todas aquellas medidas que favorezcan al comercio, la agricultura y la inmigración; el pensamiento de nuevas industrias, la construcción de ferrocarriles y telégrafos; el mejoramiento de nuestra campaña por medio de leyes sabias y protectoras; y, finalmente, toda reforma que tienda a operar un cambio benéfico en nuestra situación económica y en el bienestar moral y material del pueblo, serán los objetos preferentes de nuestros trabajos, emprendidos ya con tan buen éxito en obsequio a los intereses públicos y dispuestos ahora más que nunca a proseguirlos con incontrastable voluntad.

         (Del Manifiesto de fundación del Partido Colorado).

 

         A las 20 horas del día 10 de setiembre del corriente año, en el local partidario de la Seccional Nº 7 Diego Berino, hicieron uso de la palabra los siguientes correligionarios: el Sr. Federico Fernández Ruiz Díaz, Presidente de la Seccional Nº 7, el General S.R. Don Herminio Morínigo, en representación de las Seccionales participantes; el Dr. Juan Carlos Bibolini Quaranta, en representación de la Juventud Colorada de los mismos, y el Dr. Sabino A. Montanaro, Miembro de la Junta de Gobierno de nuestra asociación política y Ministro del Interior, en representación de la Junta de Gobierno del Partido Colorado.

         El Dr. Sabino A. Montanaro pronunció el siguiente discurso:

        

         "Se cumple el día de mañana un nuevo aniversario de la fundación de la ASOCIACION NACIONAL REPUBLICANA, Partido Colorado, que surgió a la vida pública en forma orgánica el 11 de setiembre de 1887, bajo la inspiración de un selecto grupo de hombres visionarios dirigidos por el Gral. Bernardino Caballero, fundador y primer presidente del Partido.

         De entonces a hoy, han transcurrido 81 años de agitada vida y, en ese lapso, nuestro glorioso partido desempeño un histórico papel en los afanes de Paz y de Progreso inspirado en los anhelos del Paraguay de ayer, de hoy y de siempre.

         Nació nuestra agrupación política bajo el influjo de un común sentimiento: el de trabajar por la prosperidad y el engrandecimiento de la patria, martirizada no hacía mucho por los factores de la incomprensión y el egoísmo, cuyo maridaje infecundo ocasionó la terrible tragedia del 65/70, a cuyo centenario asistimos en los días que corren.

         En el histórico manifiesto lanzado al pueblo de la República ese mismo día 11 de setiembre, el General Caballero delineaba los grandes principios por las cuales lucharía la naciente organización, advirtiendo desde luego que el partido no nace obedeciendo a principios pasajeros y personales, ni tampoco que su existencia data de factores circunstanciales, sino que los elementos que lo componen han mancomunado sus esfuerzos dispersos para mantener la bandera de los principios y para agrupar a los buenos hijos para defender la libertad, la justicia y el derecho.

         Con Una anticipación extraordinaria de lo porvenir ese histórico documento exclama: "HE AHI SU GLORIOSA CUNA EN EL PASADO, HE AHI SU MAS LEGITIMO TIMBRE EN EL PORVENIR PARA ASPIRAR AL APRECIO Y SIMPATIA DEL NOBLE Y HEROICO PUEBLO PARAGUAYO".

         SEÑORES: acaso como en muy pocas ocasiones en la historia, una expresión así -como la que acabo de señalar- haya tenido tanta y tan exacta correspondencia con la realidad. El pensamiento alimentado por esos buenos hijos que se han cobijado a la sombra de la naciente organización, ha recibido efectivamente el aprecio y la simpatía masiva del pueblo paraguayo, porque hoy es una realidad indiscutible, irrebatible, incuestionable, que el Partido Colorado, que nació "VINCULADO POR TRADICIONES HONROSAS" Y "CONFUNDIDA EN UN SOLO PROPOSITO PARA LEVANTAR AL PAIS DE SU PENOSA Y PROLONGADA POSTRACION", constituye sin lugar a dudas, la fuerza política más poderosa y mejor organizada de cuantas militan en el escenario cívico del país. Señalo con orgullo de paraguayo y de colorado este hecho, y destaco a la consideración de propios y extraños esta característica porque ella demuestra que los afanes de sus fundadores, de sus primigenios lideres, de sus fervientes seguidores, no han sido un esfuerzo vanamente realizado sino que él se corono de gloria y encontró "realmente el aprecio y la simpatía sincera del noble y heroico pueblo paraguayo", tal como querían sus fundadores y como fue la inspiración de ellos.

         No es mi deseo hacer en este acto un análisis del proceso histórico por el que ha atravesado la vida de nuestra nucleación política en estos 81 años de fecunda y altiva existencia. Basta con señalar aquí que el nombre del Partido Colorado está indisolublemente unido en nuestro país a los hechos culminantes y significativos de su etapa de reconstrucción, de Paz y de Progreso. En el gobierno o en la oposición fue siempre un partido de Orden, disciplinado y combativo; de extracción profundamente popular y de orientación medularmente nacionalista, por lo mismo que sus fundadores fueron en su mayoría los herederos del único Mariscal que supo cumplir con el mas heroico y sublime juramente de VENCER O MORIR.

         Su ideario y su propaganda consagraron siempre principios de elevada jerarquía, moral, política y jurídica en perfecta concordancia con los tiempos y en armónica adecuación con las necesidades de cada época. De que esto es así no admite siquiera discusión porque son tan abrumadores los testimonios que demuestran la consistencia de la afirmación; basta para ello citar a manera de ejemplo los programas y declaraciones emanadas del partido desde los primeros años de su nacimiento, pasando por las sucesivas etapas de ampliación y modernización concretadas en las reformas de los años 1916, 1924, 1938, 1946 hasta llegar a la última, la del año pasado, que compendia un conjunto ideológico serio, enérgico y orgánico, en donde se contemplan a cabalidad todos y cada uno de los más acuciantes problemas de la época, ajustada a la realidad do un país que tiene sus singularidades propias, unidas a un genio particularísimo que le viene de los más hondo y remoto de su historia.

         El Partido Colorado, pues, no solo es grande por su historia y fuerte por su caudal humano, sino además, está en condiciones de ofrecer a la compulsa ciudadana una vertebración ideológica clara, vaciada en el molde de las aspiraciones de un pueblo que –como el nuestro- tiene el mas legitimo derecho de buscar los camino de su felicidad por los senderos de la Paz, la justicia y el Derecho.

         Los Colorados tenemos en ese sentido que experimentar la más legítima satisfacción, porque nunca tuvimos necesidad de recurrir a fuentes foráneas ni a mentalidades prestadas para estructurar la armazón ideológica del Partido, cuya urdimbre está tejida de principios sencillos pero claros; conservadoras e injustificables extremismos. El hombre y sus circunstancias han sido y son los factores que amalgaman su doctrina y es la razón que explica el hecho que desde un principio haya tenido la aceptación, el aprecio y la simpatía del Pueblo.

         Tenemos ahora una declaración de principios y un programa partidario en consonancias con las verdaderas exigencias de de estos tiempos que son de profundas transformaciones económicas y sociales. Nadie puede ignorar esta particularidad por la que atraviesa la humanidad entera, en la búsqueda afanosa de un porvenir inquietante. Nuestro país no podía ser una excepción a esas exigencias y por ello mismo el Partido Colorado supo ubicarse en posición de vanguardia, asumiendo en la hora de ahora el puesto que le correspondía para constituirse en el instrumento generador y animador de las grandes transformaciones económicas y sociales operadas en el Paraguay en los tiempos que corren.

         Sí, señores, son hombres de sus filas los que desde las más encumbradas posiciones del gobierno han asumido la gran responsabilidad de encauzar en el Paraguay la POLITICA DEL PROGRESO, que llegó en nuestro país con la asunción del poder por el Partido Colorado, después de más de 40 años de indómita y altiva lucha en la llanura; son hombres de nuestro partido los que con serena visón en un porvenir mejor para la patria, crearon las condiciones para la liquidación de la anarquía en que permanentemente vivió durante el régimen liberticida y oligárquico que se inicio desde 1904.

         Hoy, la República entera se enorgullece por el establecimiento de un orden de relaciones basado en la Paz Social y política; en la estabilidad monetaria y en la apertura de nuevas fuentes de riquezas; en la construcción de caminos, puentes y hospitales, escuelas, aeropuertos y modernos barcos, expansión crediticia y afianzamiento de nuestra personalidad internacional y muchas obras más que no necesitan ser enumeradas porque todas ellas forman ya el patrimonio mas legítimo del Paraguay contemporáneo. No cabe duda que todas estas realidades han significado un paso gigantesco en la nueva conformación económica, política, social y cultural de la nación. Pido aquí, a todos los correligionarios presentes, que rindamos un estruendoso homenaje de admiración y de respeto a la persona de nuestro ilustre Presidente el Gral. de Ejército don ALFREDO STROTSSNER, hombre salido de las filas de nuestro partido y del glorioso ejército nacional por ser él el arquitecto y líder indiscutido de esta etapa de transformación que vive la República, ALFREDO STROESSNER, ha demostrado que al favor de la Paz es posible realizar en corto espacio de tiempo, las más grandes obras públicas ya realizadas y, las que están en vías de realización.

         El pueblo que ha tenido y tiene siempre un agudo y fino instinto de la política supo comprender bien pronto que la hora de la verdad ha llegado; por eso apoyó sin reservas y sigue apoyando fervorosamente la gestión del Partido Colorado en su gestión de gobierno en la persona de nuestro ilustre Presidente Gral. Stroessner, cuya evidencia, quedó patentizada en dos ocasiones memorables, sin parangón en los anales políticos de nuestro país: las elecciones para convencionales a los efectos de adoptar la nueva Constitución política que nos rige y la del 11 de Febrero último, cuyo resultado es de todos conocidos, en la última de las cuales casi 8 de cada 10 ciudadanos otorgó su confianza y su apoyo al Presidente Stroessner, como candidato del Partido Colorado a la Presidencia de la República.

         Esta es -señores- la auténtica verdad de cuanto acontece en el Paraguay de hoy, no aquellas mistificaciones demagógicas lanzadas por minorías intrascendentes que al amparo de las libertades garantizadas por la Constitución y celosamente custodiadas por el gobierno, pretenden crear una imagen falsa de una realidad distinta, sacando sin piedad en un verdadero desenfreno liberticida, la persona y la honra de esclarecidos ciudadanos y dignísimos forjadores del progreso nacional. Confundiendo libertad con libertinaje, algunos minúsculos grupos huérfanos de todo apoyo popular unos; agrupados otros en torno a clanes familiares, pretenden vanamente crea un clima desfavorable con el premeditado propósito de confundir a la opinión sana del país y crear el divisionismo y el desconcierto en la opinión. Todo eso sin embargo, será en vano porque a unidad y la fortaleza del Partido Colorado es monolítica y total; nada ni nadie podrá torcer el curso de la historia porque la hora de la verdad llego y esta a la vista a través de la imagen de este nuevo Paraguay.

         CORRELIGIONARIOS: La Junta de Gobierno de nuestro Partido me ha designado para traer hasta este acto su palabra de adhesión a la semana aniversario de la fundación de la ASOCIACION NACIONAL REPUBLICANA.Al dejar así cumplido este mandato, del cual soy un modesto portador, quiero expresar la gratitud del Partido a los hombres de ayer y de hoy; a los que tuvieron la virtud y el gran acierto de crear una organización política como la que hoy nos cobija y a los que en las horas difíciles de prueba pusieron coraje, pecho y corazón para enfrentar la prepotencia y el mandonismo de los avasalladores del poder; a los viejos y queridos líderes y directores partidarios que hoy tienen la gran suerte de contemplar emocionados cómo sus sacrificios dieron un fruto tan maravilloso y extraordinario. Pido a todos los correligionarios presentes que rindamos igualmente un especial y respetuoso homenaje de reconocimiento al esfuerzo por ellos desplegados en la conducción y dirección del Partido. Es el mejor homenaje que el pueblo, los trabajadores, los campesinos y la juventud -la gloriosa juventud, esperanza de la patria- pueden tributar a quienes, en su hora y en esta hora han puesto y siguen poniendo su inteligencia, su coraje y su esfuerzo al servicio de una causa digna y bella porque es la causa de la patria misma.

 

 

 

 

 

         "Agrupemos, pues, nuestras fuerzas para que unidos todos bajo una misma enseña podamos realizar las santas aspiraciones de nuestro programa, en bien del pueblo a cuyas filas nos honramos de pertenecer, conservando  en nuestra fe, pura e inextinguible, como grandiosa es la excelsa idea de la patria.

         (Del Manifiesto de fundación del Partido Colorado).

 

         El día 11 de Setiembre se llevó a cabo una concentración partidaria en el Barrio Republicano, con la presencia de S.E. el Sr. Presidente de la república General de Ejército Don Alfredo Stroessner y otras altas autoridades partidarias y nacionales, en cuya oportunidad hizo uso de la palabra en representación de la Junta de gobierno del Partido Colorado el Dr. Pedro Hugo Peña, miembro titular de la Junta de Gobierno del Partido y miembro titular del consejo de Administración del Instituto de Previsión social.

         El Dr. Pedro Hugo Peña, pronuncio el siguiente discurso:

 

         "Hoy, festejamos en todo el país, un aniversario más de la fundación de la Asociación Nacional Republicana -Partido Colorado- Y pocos lugares como este laborioso barrio republicano tan apto, tan de acuerdo y tan en espíritu para este acto que es al mismo tiempo recordación y recuento feliz de lo que el coloradismo es capaz de realizar en función de dar contenido y substancia a los propósitos de justicia social que alienta.

         Está presente en el espíritu de todos los correligionarios, aquellas altas razones que generaron la fundación de nuestro partido. Razones que merecen recordarse en este día, para encontrar en ellas, el principio fundamental de un resurgimiento nacional, que se forjó en el genio visionario del General Bernardino Caballero, y que hoy florece en la capacidad constructiva del General Alfredo Stroessner.

         Un destino como iluminado por la mirada del Dios de las Naciones, parece presidir los grandes actos del coloradismo, que se fundó ayer para iniciar el resurgimiento de la Patria después de la derrota, y alcanza hoy su máxima altura política, su categoría más mayoritaria, para, como dice nuestro Presidente, reatar el hilo de la historia, e iluminar la amplitud de nuestra geografía y el corazón de nuestros ciudadanos, con la luz que emana de la paz, la prosperidad y la consideración internacional.

         Satisface mi espíritu, haber sido designado para decir estas palabras, que nacen de un orgulloso fervor republicano, que es herencia de mis mayores, en esta comunidad que quiero titular de privilegiada por su denominación, privilegiada por su origen, y sobre todo, privilegiada por su cualidad de vitrina viva, donde el coloradismo exhibe la eficacia de sus programas sociales, y también, la calidad humana de su gente.

         Se ven aquí rostros felices, se palpa aquí la pobreza digna y honrada de este pueblo que con sus manos y su entusiasmo reconstruye una Nación. Aquí se siente flotar las viriles emanaciones del sacrificio y aquí se oye también, tal vez sobre el fondo de nuestra polka partidaria, el grito de coraje que es la bandera, la proclama y, el reclamo, para la acción o la lucha, que caracteriza al hombre colorado.

         En estos dos extremos, en la presencia física, de este barrio construido con la argamasa del ideal republicano en acción, y la presencia también de los hombres, mujeres y niños que lo habitan, se simboliza ese carácter que hace grande y eterno a nuestro Partido, el de su unidad, el de su capacidad de encontrar en su equipaje doctrinario, las energías y los medios capaces de aunar en una sola satisfacción a dirigentes que se desvelan por dar y hacer, y a dirigidos que no descansan en la tarea de justificar con conducta y lealtad, los beneficios recibidos.

         Es a la vista de estas concreciones de nuestro partido, realizadas por sí mismos, o realizadas a través del Gobierno que integra y empapa de sensibilidad popular, que adquiere relevancia el pensamiento revolucionario redentista que alumbra el momento nacional.

         Este pensamiento poderoso, capaz de derribar estructuras antiguas e injustas, y de erigir sobre sus ruinas la imagen robusta de una Nación moderna y respetada, tiene hoy un ejecutor: el General Alfredo Stroessner, el orgullo de todos los colorados, que es hoy Presidente de todos los paraguayos, quien con la mente puesta en el ejemplo de los próceres de ayer, con el corazón fortalecido a diario en su fervorosa militancia colorada alza, sobre el horizonte, el sol maravilloso de la Patria del mañana cuyos resplandores aurorales, están alumbrando nuestro día y nuestro jubilo, nuestra esperanza y nuestra decisión de marchar adelante, que se renueva en esta fecha triunfal del coloradismo.

         Fecha en que hacemos una pausa para el recuerdo de nuestros mayores, de nuestros mártires, de los antiguos troncos que hoy cimentan la grandeza colorada, y cuyos ideales dan a nuestro Partido, esa consistencia moral y política que garantiza el cumplimiento de su destino histórico, que se llevara a cabo, como dice el Presidente Stroessner, pese a quien pese, y sea cual fuere el precio de sacrificio que exija.                             No ignoramos que malos ciudadanos agazapados detrás de trincheras que no condicen con una respetable libertad de prensa, pretende interferir esta misión y esta función nacionales del coloradismo. Son hombres que no buscan triunfos personales y políticos, que saben imposibles, en la misma medida de su orfandad popular. Son hombres que con espíritu sectario, sólo buscan el fracaso del coloradismo, aun a sabiendas de que ese fracaso arrastrará a la Patria al caos y a la sangre de ayer, hacia una imagen torturada que no dolerá a sus corazones, por siempre cerrados a la generosidad y a la hidalguía que requieren el honrado ejercicio de la política, y a la patriótica vocación de esa "buena prensa" que subrayó el Presidente Stroessner como uno de los pilares fundamentales de la auténtica y respetuosa convivencia democrática.     Contra que disparan estos negadores de la realidad nacional...?

         Contra la paz interna que goza la ciudadanía, que genera el clima para el trabajo fecundo...?

         Contra el trabajo fecundo que acrecienta la producción y respalda la estabilidad monetaria de más de diez años en nuestro país...?

         Contra la estabilidad monetaria que motoriza la marcha de nuestro desarrollo económico y social...?

         Contra los caminos, escuelas, hospitales, templos, barcos y puentes que dan una nueva y admirada fisonomía a la Nación Paraguaya, por siempre evadida de los sitios postergados de las conferencias internacionales...?

         Disparan contra el corazón mismo de la República, que tiene en sus hijos de hoy, en su Presidente de hoy, en su Partido mayoritario de hoy, la fórmula incambiable de su progreso, de su prosperidad y de su felicidad.    

         Pero que sigan haciendo fuego. Fuego inútil que no hace mella en las corazas morales del coloradismo, que lucen su acero sobre el pecho endurecido en los combates de la guerra y del pensamiento del Presidente Stroessner, y lucen su solidez en el talento esclarecido y en el genio político de nuestro Dr. Juan Ramón Chaves, Presidente de la Honorable Junta de Gobierno, y que lucen también su consistencia de hierro en el itinerario de ida y vuelta que recorren la autoridad de nuestra Junta de Gobierno y la lealtad de nuestra masa ciudadana, en un intercambio poderoso y entusiasta que ningún partido político, ni antes ni ahora, ha sido capaz de perfeccionar hasta el grado en que lo perfecciona día a día la Asociación Nacional Republicana.

         ¡Qué homenaje mejor para quien dio vida y personería política a ese ideal tan antiguo como la Nación Paraguaya, que es el ideal sustentado con orgullo por el coloradismo eterno.

         CORRELIGIONARIOS: Como corresponde al carácter dinámico de nuestro partido, no todo debe ser recordación pasiva. Ninguna honra mejor a nuestros mayores, que la ofrenda de nuestros buenos propósitos fundados en el entusiasmo y en el patriotismo.

         Por eso, esta fecha, es también ocasión para avizorar el futuro y aceptar responsabilidades.

         Hace poco tiempo, el 15 de Agosto, nuestro, Presidente reasumió el mando para el ejercicio de un nuevo período constitucional. Llegó a esta alta consagración, por el reconocimiento de su talento, por la excelencia de su patriotismo constructivo, y por el voto mayoritario de la ciudadanía, es decir, del coloradismo.

         Esto significa, que nosotros le hemos, echado sobre los hombros, esta nueva carga histórica que pocos hombres en el mundo son capaces de llevar con honor como los sobrelleva el Excmo. Presidente Alfredo Stroessner.

         Pero con este espaldarazo ciudadano que dimos po el camino de las urnas no ha terminado nuestra misión, sino, por el contrario, empieza nuestra responsabilidad de todos y de cada uno de los colorados.

         Una responsabilidad pesada por cierto, pero que debemos honrarla, nutriendo nuestra decisión en un ejemplo de todos los días. El de nuestro gran Presidente o si se quiere el de nuestro correligionario Nº 1, que hace del trabajo una norma de hierro, del coraje nacionalista una línea de conducta, de la veneración de los héroes una fuente de inspiración, de la fe en el hombre y en la tierra un manantial de esperanza, que nunca seca su caudal, del espíritu de independencia y soberanía una estrella polar que marca e rumbo de todos sus actos d Gobierno, y de la suerte y el bienestar de todos sus compatriotas la preocupación y la angustia de sus días.

         He ahí el ejemplo que debemos imitar en nuestros trabajos en la educación de nuestros hijos y en la lealtad       de nuestra conducta. Haciéndolo así, habremos ganado el más alto galardón que puede aspirar todo paraguayo: el ser soldado de una causa santa, irrenunciable y eterna: LA PATRIA. - Nada más".

 

 

 

 

 






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