LO QUE SUBE BAJA, 2007
Galvanizada y foto digital - Obra de JORGE OCAMPOS
4 módulos de 40 x 200 cms
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REVELACIONES DEL ORIGEN
Centro Cultural de España Juan de Salazar - Noviembre, 2006
ese ojo que mira
y no se ve
en su ceguera
me construye
Con esta obra Jorge Ocampos retoma sus investigaciones primeras. Ya las composiciones presentadas al regreso de su estancia estudiantil en Curitiba, hace unos quince años, mostraban indicios de un tema que habría de repetirse en su obra casi obsesivamente: la condición humana.
Tanto como interés de fondo, tanto como praxis de forma, la señal humana se hace patente en estos monocromos (sí, a pesar de las variaciones de matiz, monocromos) que ensayan una propuesta articulada a partir de un símbolo que ha estado presente, a lo largo de la historia, en diferentes culturas y sociedades. El ojo.
La mirada del otro nos construye, nos disuelve, nos aniquila. La mirada del otro nos arropa, nos desnuda. El ojo, evocador de antigua sabiduría, lo es también de la divinidad y de ciertas facultades especiales: el ojo creador, el ojo censor, el ojo soñador, el ojo vigilante, el ojo enamorado, el ojo exterminador.
¿Cuántos ojos hemos visto? ¿Cuántas miradas nos cruzaron? Una hilera de ojos, cansados, hambrientos, acaso felices... Escondidos tras una bruma de fuego, envueltos en mortajas luminosas, atisbando un horizonte fugitivo. Ojo carne. Carne de ojos. Medida liminar del universo, un ojo, solo, quieto, melancólico o adusto. Un ojo que se llena de sombras.
ADRIANA ALMADA
EL REVERSO DE LA TRAMA
Arte Latinoamericano Martha Manchini - Noviembre, 2007
A muy poca gente se le abría ocurrido basar su obra artística en billetes de banco. Sin embargo, este es el caso de Jorge Ocampos, notable pintor nacional. En efecto, en sus últimos cuadros ha tomado como modelo las ilustraciones de los billetes de uso corriente y ha creado con las imágenes de Caballero, Francia, López y Roque de Santa Cruz pinturas que, de alguna manera, expresan los humores y la caracterología de estos personajes emblemáticos de nuestra historia. El carácter flemático de uno, el melancólico de otro, el temperamento nervioso de aquel prócer, configuran una galería – un fresco podríamos decir- de una historia signada por la sicología de estos personajes.
Ocampos no sólo los ha confrontado en binomios que se contraponen. También ha manejado los tonos de los distintos billetes para utilizarlos a la manera de símbolos heráldicos que muestran su naturaleza de iconos del pueblo. Con sabia maestría el artista plasma texturas delicadas y pinceladas que crean un volumen de tipo escultórico, con énfasis en lo matérico.
El soldado paraguayo –típico ejemplar de la guerra del Chaco- y la mujer con atuendo folklórico y cántaro a la cintura, también se confrontan como polos masculino-femenino, como parejas eróticas complementarias. La naturaleza fálica del soldado es evidente, mientras que el elemento genésico está representado por el cántaro: útero de barro primordial.
El titulo de la muestra devela las intensiones ocultas del pintor. Se propone señalar el elemento inconciente que subyace en las figuras grabadas en el papel moneda. Hay una gran carga de mensajes subliminales en estas imágenes patrióticas. Son arquetipos del imaginario colectivo, dirían Freud o Jung, semejantes a la iconografía masónica y esotérica del dólar americano.
Es indudable que la genial idea de Ocampos de generar arte sobre las impresiones realizadas por Thomas de la Rue –el gran fabricante de los billetes nacionales- ha producido una obra pictórica de gran originalidad temática y de profundización en la sicología de los personajes que forjaron nuestra historia y nuestro destino.
OSVALDO GONZÁLEZ REAL
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