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JUAN BARTOLOME ARAUJO (+)

  GUERRA CIVIL DEL PARAGUAY, 1947 - MIS RECUERDOS - Por JUAN BARTOLOMÉ ARAUJO


GUERRA CIVIL DEL PARAGUAY, 1947 - MIS RECUERDOS - Por JUAN BARTOLOMÉ ARAUJO

GUERRA CIVIL DEL PARAGUAY, 1947

MIS RECUERDOS.

Por JUAN BARTOLOMÉ ARAUJO.

Tallares Gráficos COGTAL.

Capital Federal - Argentina (87 páginas)

 

 

PRÓLOGO

Al presentar este modesto trabajo sobre un acontecimiento político de carácter trascendente y singular como es una guerra intestina, donde me tocó actuar desde mi puesto de soldado como el más modesto de los protagonistas, considero que cumplo con mi deber de aquel soldado y de ciudadano con la generación de mi patria que actuó en aquella oportunidad, y con las generaciones presentes y futuras, por las siguientes razones:

Primera, porque es necesario dar una explicación lógica, objetiva y veraz para señalar nuestras falencias y errores, que condujeron a tamaño enfrentamiento, así como las causas que influyeron para ello, por consecuencia de acontecimientos desgraciados producidos por fuerzas externas indominables, para poder llegar a un justificativo verdadero y aceptable y/o inobjetable, por tratarse de una lucha por una "Causa justa"que involucra la independencia misma de la patria de voluntades e influencias extrañas, y de la dignidad ciudadana de vivir con honestidad, en libertad y con justicia.

Segunda, para señalar las virtudes ciudadanas que enaltecen al hombre que las posee y se resumen en la voluntad, el coraje y la decisión de luchar por la dicha causa, en pro de la grandeza nacional y la felicidad de sus habitantes.

Tercera, para buscar y posibilitar la unidad nacional en torno a una verdadera "causa nacional", que nos llevará por el camino del progreso nacional que brindaremos a la patria.

Cuarta, para pedir sincera y humildemente a todos los habitantes del país sin ninguna excepción, que recurran a la reflexión, al razonamiento y a la verdad, despojándose de todo fanatismo, para poder orientarse correctamente y emprender juntos el camino que nos conduzca al verdadero destino de grandeza de nuestra Patria y superar entonces todas las causas y los motivos que pueden llevarnos a más enfrentamientos entre hermanos, sin renunciar por ello a constituirnos en centinelas alertas con la firme decisión de luchar por la patria, por la libertad, la justicia y todos los valores que configuran la dignidad humana.

Si bien las pretensiones superan con amplitud a la envergadura y la calidad de este trabajo soy consciente de ello eso no me detiene para cumplir con el deber que me señalo de publicar este modesto trabajo. Abrigo la esperanza de que promueva criticas y despierte alguna curiosidad, para que alguien se proponga exponer lo que crea correcto y con mayor acierto y profundidad.

Recurro a la benevolencia y comprensión del lector para que tolere y supere errores y contribuya a aclarar las partes que no resulten claras.

EL AUTOR

 


 

CAPITULO I

OBJETIVO DE ESTE TRABAJO

1 ° - Ordenar y anotar mis apreciaciones sobre las que considero causas de las luchas intestinas ocurridas en el tejemaneje de nuestro ajetreo político, en las distintas etapas de la vida nacional, y que en la actualidad pueden tenerse como causales del problema cuya solución es necesaria, impostergable.

2º- Presentarlas a consideración de mis compatriotas, para contribuir a la búsqueda de la solución de estos problemas que nos dividen, nos disgregan y establecen una barrera que hay que franquear, para transitar unidos el camino de la libertad, la justicia, la solidaridad..., que permiten o posibilitan el desarrollo de la capacidad humana hacia el bien.

3°.- Relatar los acontecimientos ocurridos en la guerra civil de 1947 y las instancias que me tocaron vivir con ellos, con la evaluación correspondiente, con el fin de informar de mis apreciaciones sobre lo ocurrido, las intenciones y las falencias, pues considero que todos pueden ayudar a la búsqueda de la verdad y la coincidencia en el objetivo nacional, así como en los métodos a utilizar para superar el fanatismo y otras bajas pasiones que pueden obstaculizar la unidad nacional, necesaria para la realización de tan noble tarea.

4°.- Utilizar la verdad con altivez, sin temores ni propósitos ofensivos, porque ella siempre conduce al bien. Considero que ella es la luz necesaria para guiar la marcha en armonía y seguridad hacia el bien, y es la "amalgama" incorruptible que unirá nuestro pueblo. No la temamos.

5°.- En síntesis, aspiro a que este modesteotrabajo sea un grano de arena que contribuya a la construcción del gran edificio de la concordia, donde impere la libertad y la justicia, con la recuperación de los atributos de las personas sintetizados en la ética y la moral, que nos proporcionarán los beneficios para el desarrollo armónico de la capacidad humana que se reflejará en el progreso que lleva al perfeccionamiento del hombre y por ende de la sociedad que construye y en la que se desenvuelve.

 

 

CAPITULO II

Advertencia

No se basará este escrito en documentos testimoniales, en citas de autores ni estudios profundos de carácter académico de disciplinas que tienen que ver con las acciones y reacciones humanas, por las siguientes razones.

1 ° - Porque no pretendo modificar el juicio de los estudiosos e historiadores sobre los acontecimientos ocurridos. Tampoco pretendo hacer historia ni sentar leyes o principios inmutables, al no proponerme a realizar investigaciones, por el hecho de no poseer los documentos necesarios a tales efectos. Los escasos documentos que poseo se refieren a los acontecimientos en que me tocó actuar, rescatados gracias a la deferencia de camaradas de armas y amigos que me han obsequiado. Personalmente me fue imposible conservarlos por circunstancias especiales en que me tocó vivir.

2º-     Porque me ubico en el nivel de mi formación y vocación ciudadana, que están en la escala de la sensibilidad, de la receptividad de los fenómenos y acontecimientos comunes. Mi formación y mi vocación no son precisamente la de investigador ni escritor. Mis informaciones se nutren en el ambiente común, a través de los medios masivos al alcance de la generalidad, así como de algunos libros y algunas informaciones especiales.

Pero debo señalar que he tenido la suerte y la oportunidad de cambiar ideas y opiniones con calificados políticos y estudiosos del país, en el transcurso de mi vida adulta, y especialmente en el exilio. Así también con personas de todas las formaciones y capas sociales que sienten y viven el problema del Paraguay. A todos, desde el más modesto hasta el más encumbrado que me brindaron esa deferencia, expreso mis agradecimientos.

Vuelco en mi trabajo toda la modestia que pueda poner de mí, así como la fuerza de mi convicción y mi verdad. Subrayo que me siento altamente gratificado al agradecer públicamente a todas las personas que me brindaron la oportunidad de conversar con ellas sobre estos temas. Estoy convencido de que todas ellas, sin ninguna excepción, han contribuido a la formación y clarificación de mis conceptos, incluso aquéllas que han disentido y disienten conmigo.

Procuraré ordenar mis recuerdos en una cronología aproximada, dentro de la sucesión lógica y en el grado en que me permite la fidelidad de la memoria, que a veces traiciona. Recurro a la comprensión del lector para que tolere y disculpe los errores, en general, pues prefiero conservar la autenticidad antes que someter a correcciones extrañas. La omisión de nombres o repeticiones de relatos, así como cambios de fechas y otros errores involuntarios, no desvirtuarán la verdad ni deformarán los conceptos. Necesariamente citaré algunos nombres que recuerdo y son necesarios para aseverar mis relatos; no recordaré otros, quizás por el tiempo transcurrido; por ello pido disculpas, y verdaderamente, a todos, sin excluir a subordinados, camaradas y superiores, de ellos guardo mis mejores recuerdos. Ellos pusieron todo de sí, dentro de la imperfección propia del ser humano, al servicio de la causa de esta lucha -que es la causa de la patria sin sectarismo- y fueron beneficiosos para todos.

También guardo ese recuerdo que vivirá conmigo, al Pueblo de la República, mujeres, niños y hombres que nos acompañaron con sus presencias, sus pensarnientos, sus espiritus y sus esperanzas..., en aquella gesta libertadora que se desencadenó por alcanzar el cumplimiento de un objetivo nacional.

Los habitantes de Concepción merecen especial mención, sin excluir a ninguno, pues sus apoyos decididos dieron empuje espiritual, moral y material a la acción. Suyos fueron los mayores esfuerzos y sacrificios en la contienda. Soportaron con dignidad y altivez toda la tragedia, incluso bombarderos de aviación contra la población civil de la ciudad. Muchos perdieron sus vidas, sus seres queridos, sus fortunas o sus modestas pertenencias. Fueron avasallados por la furia de las huestes salvajes de la dictadura. Los pequeños jerarcas volcaron sobre ellos sus iras con fanatismo irrefrenable. Esta ciudad fue la Capital del Paraguay Revolucionario. Por los desmanes cometidos contra ella en las personas de sus habitantes, después de asegurarse el fracaso de la revolución, ganó la denominación de "Concepción La Mártir", que señala y recuerda las iniquidades cometidas por el "tristemente célebre" ejército de la dictadura, incluyendo saqueos de domicilios, vejámenes que incluyen hasta el uso de distinguidos y honorables ciudadanos como bestias de tiro asidos a carros de carga para transportar agua y víveres; el arrasamiento de la riqueza de la zona que siguió por largo período de tiempo, consistente, entre otras cosas, en arreos de hacienda al Brasil; devastación de los bosques de propiedad privada y fiscales, perpetrados por los jerarcas de la dictadura, todos en provecho propio.

Nadie justificó la división minimizadora del Departamento de Concepción para aislarlo y empobrecerlo sin obedecer a ningún plan beneficioso. Considero que eso es condenable porque se refleja en ello odio, venganza, maldad, caracteres propios de mentes estrechas y envenenadas. Considero también que tiene vicio de nulidad porque lo realizó un sector ofuscado insignificante del país.

Utilizaron este procedimiento también para realizar negocios ilícitos, explotar la inmoralidad y el vicio, aplastar la dignidad ciudadana repartiendo el territorio del Departamento y sus bienes como botin de un asalto. Ponga para esta última acción a consideración de los técnicos  y letrados para que analicen y se expidan sobre el particular. Repito mi concepto: que carece de validez legal; ni siquiera tiene una fuerza racional.

Dejo también constancia de mi admiración y respeto a los que siguen luchando por el objetivo nacional en el momento de escribir yo estos apuntes. Unos dejaron sus vidas en los bosques y cañadones de la patria, abatidos por los asesinos del régimen, otros en las mazmorras y cámaras de torturas. Muchos despojos humanos con los miembros cercenados, mostrando rastros de inhumanas torturas fueron recogidos y fotografiados en las fronteras de vecinos países, en el cruce de los ríos limítrofes; otros siguen luchando con diversos métodos por aquella causa que se estableció desde el nueve de junio de 1946; se traicionó el 13 de enero de 1947; contra esa traición lucharon decidida y valientemente las FF.AA.NN. y el Pueblo Paraguayo para restituir el camino de la consecución del objetivo que constituye la causa nacional. El totalitarismo impidió su restitución, así como también los traidores a la democracia y a la causa misma de la patria, que son el dictador de turno y el partido colorado, con los jerarcas de la época.

Considero y llamo la atención que esto no es incongruencia entre el objetivo de este trabajo que incluye el buscar la concordia y la unión del Pueblo Paraguayo y el concepto sobre lo acaecido. Es sencillamente la expresión de la verdad sin temores a la que no renunciaré y reitero que considero que es: La luz que nos guiará por el camino correcto de la solución de nuestro problema, y la "amalgama incorruptible" que unirá al pueblo Paraguayo en su lucha por la causa nacional.

 

 

CAPITULO III

Consideraciones sobre antecedentes más lejanos

En este capítulo me propongo anotar mis apreciaciones actualizadas sobre los que considero antecedentes válidos de la actual situación política de nuestra patria, el Paraguay. Son conclusiones extraídas de razonamientos exclusivamente personales partiendo de puntos de referencia trascendentes e ineludibles para razonar sobre el tema. Me refiero al análisis práctico, objetivo de los acontecimientos trascendentes ocurridos en la vida independiente de nuestra patria, que influyeron necesariamente en el destino de ella y pueden ser comprendidos por el pueblo. Reitero que no emitiré juicio sobre lo ya juzgado por la historia o historiadores y mucho menos pretendo modificar conclusiones de estudiosos. Emito mis juicios personales como conclusión de razonamientos que están basados en premisas verdaderas; por lo tanto las conclusiones las considero verdaderas. Eso me orienta y constituye el basamento para ir cumpliendo mi objetivo de justificar las causas de la situación política imperante en nuestra patria.

Los acontecimientos trascendentes que jalonaron etapas inconfundibles e ineludibles para realizar estos análisis con razonamientos simples, estimo que son los siguientes:

1°.- La Independencia de nuestra patria liberada del coloniaje español, para fundar la República del Paraguay, que se tiene por ocurrida el 14 y 15 de mayo de 1811.

2°.- La Guerra de la Triple Alianza, 1865-1870.

3°.-La Guerra entre nuestro país y Bolivia, conocida con el nombre de "La Guerra del Chaco" 1932-1935.

Reitero que estos acontecimientos son los que considero "puntos de referencia" ineludibles para profundizar convenientemente el análisis del tema, razonar y llegar a conclusiones lógicas al alcance de la comprensión popular.

 

Análisis de estos puntos de referencia:

1º.- La Independencia de nuestera patria 14 y 15 de Mayo de 1811.

Este acontecimiento marca el nacimiento de la República del Paraguay, por decisión de los próceres. Esto se confirma en las estrofas del Himno Nacional en vigencia hasta el presente. Desde allí se proclama el rompimiento de la cadena del dominio español, señalando que la decisión emana de la exclusiva voluntad de sus hijos con la firme determinación de establecer la República, de robustecerla y mantenerla a costa de cualquier sacrificio. Para comprobar esta afirmación basta leer el texto de nuestro Himno Patrio.

En todo nacimiento está implícita la debilidad, que involucra la necesidad de especiales cuidados. Los responsables de ello fueron los ciudadanos de la época con el nivel de sus formaciones, sus conceptos y convicciones. Ellos determinaron el método de acción para preservar a la República de todo riesgo, creándole un presente de seguridad y marcando el rumbo para un futuro de progreso.

Así nació la República del Paraguay, que creció bajo la acción enérgica y ordenada de los gobiernos del Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia de Don Carlos Antonio López y de don Francisco Solano López.

En su vida independiente, la República del Paraguay tuvo que enfrentar acontecimientos, que por sus trascendentes consecuencias pueden considerarse como jalones que dividieron la historia del país en dos periodos que yo llamaré en adelante ‘’primera república’’ y ‘’segunda república" porque no se puede abogar de continuidad republicana tras una guerra de aniquilamiento de sus habitantes y el destrozo total de sus instituciones. Su conductor lo señaló con mágica claridad al exclamar muero con mi patria.

Etapa 1a.- La Primera República, como queda dicho nació en 1811  se caracterizó por el aislamiento, período en que alcanzó, entre otras cosas, el ordenamiento y consolidación económica del país con la racionalización del trabajo y la producción alcanzando un relativo autoabastecimiento. Este periodo culminó con el fallecimiento del doctor Francia.

Con el gobierno de don Carlos Antonio López se inició el período de una expansión, marcada por los siguientes hechos: apertura del intercambio comercial y cultural con el "viejo mundo"; la contratación de profesores, técnicos y artesanos que llegaron al pais así como el envío de estudiantes a centros de enseñanza, para instrumentar el adelanto integral del país incluyendo infraestructura, industrialización, instrucción y preparación para asegurar la defensa de la nación, etc. En esta etapa se incluye la primera parte del gobierno del General don Francisco Solano López.

 

2.- La Guerra de la Triple Alianza. 1865-1870.

El impulso de la expansión iniciada con el gobierno de don Carlos Antonio López y seguido por el del General Francisco Solano López, fue frenado y destruido por la guerra. Aunque no tengo el propósito de escribir historia, hay hechos confirmados a los que debo referirme para facilitar una mejor comprensión de los acontecimientos y sus efectos.

Estoy de acuerdo con los autores que afirman que las guerras tienen causas económicas. Se lucha por dominar mercados de colocación de productos manufacturados y/o fuentes de producción de materias primas para la industria; pero estos fines se disimulan o complementan con otros pretextos, ya sean ellos políticos, religiosos, ideológicos y/o de expansión territorial.

Por ese motivo también coincido con los que afirman que aquella guerra fue provocada para frenar la expansión de la República y preservar de ese modo el mercado de colocación de sus productos manufacturados en nuestra América y asegurar al mismo tiempo fuentes de adquisición de materias primas buenas y baratas y mantener los factores de poder bajo el control de sus agentes.

Francisco Solano López defendió con el Pueblo Paraguayo, la independencia de la República con tenacidad y heroísmo singular. El epílogo de esa guerra fue la Batalla de Cerro Corá el 1° de Marzo de 1870, lugar y fecha donde sucumbió esta República.

Allí también ofrendaron sus vidas el Mariscal Francisco S. López y su Estado Mayor. Aquél, ya herido de muerte, ante la intimación enemiga a rendirse, exclamó la definitiva frase que señala su irrenunciabletecisión "Muero con mi Patria", que en realidad equivale a: muero con la República del Paraguay. Con ello se muestra fiel al mensaje de los próceres de la independencia expresado en el coro de nuestro Himno Patrio, donde se dice: —Paraguayos, República o muerte".

Sobre los escombros de una guerra de tierra arrasada y de exterminio, considerada hoy como un genocidio, bajo la voluntad impuesta del vencedor, materializada sin atenuantes por la desmembración territorial y la imposición unilateral de una deuda, y con la presencia de un ejército de ocupación se estructuró la Segunda República del Paraguay.

Esto fue así: no hay lugar a dudas ni cabe otra interpretación.

El enemigo vencedor estructuró la Segunda República con la imposición directa o indirecta de una Constitución, en nombre de un Pueblo ausente, que él aniquiló, cometiendo, como se ha dicho, un verdadero genocidio. En esta forma y en estas condiciones, se materializó la imposicion de la voluntad del vencedor  para perdurar en el tiempo. Así tambien se apoderó de las bases de producción de bienes, con la adquisición a vil precio -en flagrante violación de la ética y las reglas morales que deben regir las relaciones internacionales - de grandes extensiones de tierras cubiertas de bosques vírgenes poblados de maderas y yerbales, así como de los mejores campos de pastoreo, por medio de sus personeros, quienes los explotaron seguidamente con mano de obra de verdaderos esclavos. De lo producido de estos bienes la ínfima parte quedaba en el país, exclusivamente el producto de mano de obra primaria v.gr.: volteo de árboles, labrado, transporte, carga, etc., yendo parar el grueso del valor al extranjero.

A solo efecto de justificar mis apreciaciones precedentes, cito la definición más aceptada de la guerra como lucha, que dice: "la guerra es la lucha de dos voluntades, donde el vencedor impone la suya al vencido".

Así nació y vive la Segunda República. Es justo señalar que los sobrevivientes de aquella hecatombe no tuvieron otra alternativa sino aceptar aquella imposición. Sin embargo, los dirigentes tenían la obligación de ser honestos con sus conciencia frente a su deber patriótico de señalar esa verdad, instando a trabajar y formar conciencia para remediar la tremenda consecuencia de esta suerte adversa. Ellos tomaron la posición cómoda de "seguir la corriente" interim satisfaciendo sus apetitos personales.

Naturalmente, habrían existido márgenes que disimulaban en cierta medida la administración de un "Estado Soberano".

En este ambiente actuaron los gobiernos, algunos con mejor ordenamiento y celo en la administración y manejo del Estado, pero los factores de poder los tenían en sus manos los personeros del vencedor con cierto disimulo para no ser tan visibles y volverse intolerables a los que no usufructuaban algunas ventajas, quienes pudieran señalarlos y combatirlos.

El vencedor o los vencedores actuaron con habilidad, manejando hasta la instrucción ("la formación ciudadana") en todos los niveles. Escribieron la historia y la geografía imponiendo su enseñanza para disimular sus fechorías.

Aún recuerdo los nombres de los libros de lectura impuestos en las escuelas primarias. El libro primero no tenia nombre, los del segundo, tercero, cuarto y quinto grado fueron respectivamente: "Adelante", "Un nuevo amigo", "Trabajo" y "Vida", ninguno de autor paraguayo. Esto fue en la década de 1920 a 1930.

Para confirmar esto y determinar la fecha de adopción de libros de lectura de autoria paraguaya en las escuelas, bastará recurrir a las bibliotecas. Como queda dicho, la enseñanza de la geografía e historia patrias la manejaron los representantes del vencedor, ocultando la desmembración territorial, la deuda de la guerra y otras patrañas como el saqueo de los archivos y museos nacionales, incluyendo el descuajamiento y despojo de los hornos de fundición de Ybycu'í, sin excluir todos los bienes existentes en los depósitos. Por informes transmitidos de generación en generación se sabe que el botin era cuantioso y de mucho peso, que asesinaron al encargado del establecimiento industrial de apellido Insfrán y a los principales testigos que fueron ocupados como trabajadores conocedores del lugar. La conducción del botín fue hecha con más de una decena de carretas tiradas cada una con varias yuntas de bueyes, que debían ser relevados cuando estaban cansados para no detener la marcha hacia el destino.

A pesar de todo este panorama general, con el correr del tiempo surgieron hombres de talento que escribieron e informaron algo sobre estos temas, enfocados desde distintos puntos de vista. Estos, desde luego, -unos más que otros- no podrían liberarse totalmente de las influencias del ambiente de su formación y su vivencia. Hubo también gobernantes cuya acción y administración traían algún adelanto al país; pero, lo que en realidad se cuestiona no es ya el buen o mal gobierno ni tampoco la esencia el texto de la constitución, sino del gobierno, su indiferencia frente a la situación creada dentro de una dependencia tolerada no denunciada. En cuanto a la Constitución: su origen espurio, ya que fue impuesta en el momento más infeliz de nuestra historia.

Nunca habrá exceso de reiteración para señalar estas realidades para hacer comprender el origen de nuestros problemas, que en la actualidad tienen caracteres de tragedia. Pese a la inmensa carga que el vencedor colocó sobre los despojos de nuestra patria, el pueblo paraguayo no fue aplastado.

Nuestro pueblo mediante capacidad de trabajo, la calidad humana, la resistencia física y moral, la austeridad rayana en el conformismo, el patriotismo superará la tragedia, emergiendo de la extrema miseria y marchando en un lento progreso, siempre a la zaga de los vencedores y de otros países menos dependientes.

La formación de la familia destruida en la vorágine, los trabajos para el sustento y mejoramiento de las condiciones de vida, fueron obra, en su mayor parte, de sus habitantes, con sus iniciativas y esfuerzos personales. Estos fueron más cruciales y notorios en los lugares alejados de la capital.

Las empresas forestales yerbateras y ganaderas fueron centros de trabajo con desmedida e incontrolada explotación de los peones; pero, en fin, allí los hombres conseguían un poco de dinero, mientras las mujeres dirigían sus hogares donde cultivaban la tierra para ganar el sustento, ayudadas por los hijos.

Me refiero especialmente a la situación de la zona norte del país, de donde soy oriundo y tengo informaciones directas por mi propia observación desde mi infancia, cuyo recuerdo lo tengo presente, así como de los relatos de mis padres y, abuelos. Estos últimos fueron los niños sobrevivientes de la "Guerra del 70". Contaban entonces entre 8 y 12 años de edad. En general, los padres de estos chicos no existían ya. La solidaridad fue el padre y la madre comunes de estos niños que representaban el futuro inmediato y con cuyo esfuerzo se haría realidad, la recuperación nacional.

Un pueblo que no posea cualidades humanas sobresalientes, no podría emerger de la situación dejada por aquella hecatombe y estar en condiciones de triunfar en una guerra internacional frente a un enemigo con medios superiores, a sólo sesenta años de distancia en el tiempo.

En la generalidad, ya en la etapa de formación de la familia, los hombres casi no asistían a la casa sino durante dos o tres meses del año, período considerado de descanso después de los trabajos de obrajes y yerbales, cuya duración era de nueve a diez meses al año. La mayoría de estos hombres que regresaban a sus hogares para el descanso, se hacían cargo del grueso de las faenas agrícolas para ayudar a la familia con ejemplar esfuerzo. Los menos optaban por el descanso y la guitarra. Las mujeres continuaban con sus normales y rutinarias tareas, aumentadas con el cuidado de su esposo, preparándoles las ropas y equipos para el próximo período de trabajo.

Probablemente en la capital y ciudades principales, el ritmo de vida habría sido distinto. Allí habrían influido gentes de otra formación, incluso extranjeros. Unos llenarían la docencia en los centros de enseñanza, otros abrirían casas comerciales, otros profesionales o prácticos llenarían cargos públicos o ejercerían algunas profesiones en forma privada, seran éstos letrados, artesanos u obreros especializados, etcétera.

También cabe recordar a los productores agrícolas instalados en las cercanías de la capital y ciudades que producían para la venta de sus productos al mercado de consumo. Los más alejados iniciaron las tareas de las pequeñas industrias típicas (almidón, fariña, popí, typyraty, etc., de la mandioca, miel de caña, dulce de miel, maní, guayaba, etc.).

Así, en forma rudimentaria, con gran esfuerzo y dedicación, se fue construyendo y afianzando la economía del país. Cabe también incluir otros filones importantes, como ser la ganadería familiar de lecheras, animales de tiro y de montar, ovejas, cabras, cerdos, aves de corral, etcétera.

Durante el desarrollo de este período, el primero de la Segunda República, Bolivia, después de perder su costa marítima en una guerra con Chile, dirigió su interés y su acción hacia la búsqueda de salida por el río Paraguay. Con este objeto comenzó una ocupación progresiva de las tierras del Chaco Paraguayo. A raíz de eso fue sostenido un largo litigio, que desembocó en una etapa crítica e insostenible, hasta que se desencadenó la guerra en el año 1932, que tuvo una duración de tres años. La considero otro "punto de referencia" ineludible para analizar su relación con la situación política actual de nuestra patria.

 

3.- La Guerra entre nuestro país y Bolivia Guerra del Chaco 1932-1935

La Segunda República se caracterizó, entre otras cosas como una época de luchas intestinas entre sectores políticos.

Según mis conceptos, la lucha es el resultado de una disconformidad, es resultado de la búsqueda de un destino cierto liberado de la dependencia de la voluntad del vencedor. Allí aflora el espíritu de la nacionalidad y el patriotismo, que se mantuvieron latentes en el alma de la ciudadanía. Aparecieron valores individuales que fueron unificando criterios para encarar con acierto y energía la solución de los problemas emergentes de la actitud del vecino país que venía ocupando nuestro Chaco. Avisoraron el futuro de este litigio y en la medida en que creyeron conveniente y posible preparaban a la nación para defender su derecho, su patrimonio. Hubieron gobiernos y funcionarios con capacidad que defendieron nuestra causa en el litigio diplomático con adecuada eficiencia y energía y señalaban la necesidad de la adquisición de medios para la defensa nacional y la realizaban en la medida en que aconsejaba la prudencia para conducir adecuadamente tanto las relaciones internacionales como el manejo de las posibilidades económicas y financieras del país sin deteriorarlas.

Sin embargo considero justificable que las inquietudes y preocupaciones populares en torno a este problema fuesen creciendo. Los actos de penetración boliviana generaron violencias en el Chaco y la sensibilidad popular no podía permanecer indiferente. Se realizaban concentraciones y manifestaciones populares para exigir al gobierno que repeliera la agresión; incluso reclamaban la guerra.

Estos actos cívicos populares alcanzaban situaciones incontrolables, que muchas veces generaban violencias y obligaban al gobierno a tomar medidas para superarlas. En más de una oportunidad se convirtieron en verdaderos choques entre manifestantes y fuerzas del orden.

En estos mismos actos, además de señalarse la gravedad de la situación internacional y la necesidad de enfrentarla con energía, aparecían grupos sectoriales que la utilizaban en provecho de su sector político. Esta característica la magnificaba el gobierno para justificar sus procedimientos, lo que constituye un recurso acertado y aceptable para no atacar manifestaciones de deseos de defender la integridad territorial y el honor de la patria.

Posteriormente a estos acontecimientos y con la repetición de choques entre las respectivas tropas, sobrevino la guerra. La unidad nacional se produjo automáticamente cuando estalló la guerra. Con esto se demuestra que esta unión se llevó a cabo en torno a un objetivo nacional, simple, universal y comprensible, características necesarias para convertirse en "causa justa", por la cual se luchará con decisión y voluntad inquebrantables, hasta el sacrificio.

Este fenómeno sociológico es digno de considerarse. Se demuestra claramente que para conseguir la "unidad nacional" se debe encontrar el objetivo correcto que reúna las características indispensables para que se convierta en una causa justa por la cual se deba luchar hasta el sacrificio.

Volviendo al tema que nos ocupa en este capítulo, la guerra del Chaco, se ha observado que todos los actos realizados para solventar la guerra tenían el sello de la "unidad nacional". Al llamado de la movilización general de las reservas, los ciudadanos respondieron alborozados con su presencia entusiasta, con su apoyo irrestricto. Desde los más apartados rincones de nuestra patria, al igual que del extranjero, acudió el ciudadano en forma individual o en grupos, cada uno por sus propios medios para presentarse y alistarse en las filas de las FFAA.

A la par de estos ciudadanos, en la capital, en las ciudades, pueblos y pequeñas localidades, se observaban enjambres de donantes de productos y mercaderías de toda índole, tales como comestibles, telas, bolsas, ropas, botines, golosinas, cigarros, cigarrillos, herramientas de mano, especialmente machetes y cuchillos y otros enseres y valores utilizables en la contienda. Todas las opiniones coincidían en que era impresionante observar este espectáculo. Hoy, a la distancia, debemos aceptar la verdad irrefutable de que la unión nacional es posible en torno a un objetivo que se constituye en una verdadera causa nacional.

La verdadera unión nacional que se vivió y se sintió desde el frente de batalla hasta el último confín de la patria, la fe y la voluntad de luchar por la causa nacional, superaron a todos los medios y las virtudes del enemigo para doblegarlo y alcanzar el triunfo.

A escasos sesenta y dos años de la hecatombe del "70" la unión del Pueblo Paraguayo nos condujo a la victoria.

Con este acontecimiento trascendental el más sublime en la vida de nuestra patria tan duramente castigada a través del tiempo, el Pueblo Paraguayo se reencontró con sus verdaderas fuerzas espirituales, morales y materiales. El país se ubicó en el momento más propicio, único, excepcional, para amalgamar una organización homogénea, estructurar una nueva República, por voluntad exclusiva de un pueblo libre y soberano con el signo de la independencia, para marchar hacia su destino de grandeza, con la vigencia de la libertad y la justicia que aseguran el ejercicio de los derechos para el desarrollo de la personalidad humana, factor esencial del progreso en beneficio del hombre y la sociedad que él construye para su vivencia y perfeccionamiento.

Este momento excepcional de nuestra historia que no se repite, no lo aprovecharon nuestros dirigentes. Unos se "durmieron sobre los laureles", no pusieron la celeridad necesaria para encarar en su medida y oportunidad, como estadistas, el emprendimiento positivo y necesario que correspondía en ese momento. Se ubicaron, seguramente sin proponerse, en el "sitio sagrado de ídolos intocables" y se habrían dejado estar más de la medida.

En la contrapartida, no faltaron los impacientes, los eufóricos, quienes tuvieron o le dieron el tiempo necesario para soñar y tomar actitudes apresuradas tentando a la suerte, sin detenido y acabado razonamiento, para tomar el gobierno y hacer marchar a la República sin tomar en consideración que era el momento propicio para encarar y preparar la estructuración de una República independiente, aprovechando la magnífica oportunidad de una efectiva unión nacional.

Con estos descuidos, desaprensiones, y desatinos, se malogró la singular oportunidad que se tenía para estructurar la Tercera República, con un pueblo unido en posesión real de sus atributos de carácter moral, espiritual y material.

Se puede afirmar ahora que aparte de la administración normal y la conducción de los asuntos de estado, la primera preocupación deberia haber sido la información concreta y la preparación para la fundación de la Tercera República, con procedimientos adecuados y correctos de la democracia para estructurarla con el fin de asegurar el funcionamiento de las instituciones nacionales dentro del marco de una carta orgánica sancionada y reglamentada por voluntad del pueblo en las condiciones ya mencionadas. La ciudadanía siempre cifra sus esperanzas en sus dirigentes. El estadista frente a un panorama de carácter trascendente debe centrar su preocupación y acción en marchar sin pérdida de tiempo hacia la dirección positiva que debe avisorar antes que el común ciudadano. Debe adelantar planteamiento de soluciones adecuadas y correctas, informando de ellas al pueblo, quien inmediatamente por intuición la comprende y la siente.

 

El Gobierno Nacional, cuyo prestigio estaba avalado nada menos que por el triunfo espectacular en la guerra sobre un poderoso y digno enemigo, tenía la responsabilidad de compaginar sin pérdida de tiempo todos los factores en juego, para la presentación y consecución del objetivo nacional correcto.

Los apresurados, a quienes se les dio tiempo con la ausencia de planteamientos positivos y correctos, sin previos análisis razonados -a juzgar por sus resultados definitivos- actuaron con planteamientos inoportunos.

Como resultado, que es lo que nos interesa en este caso, se ha perdido la brillante oportunidad para solucionar el problema en las condiciones ideales de una unidad nacional de un pueblo que se ha reencontrado en posesión de sus atributos positivos. Esto sucedió por incapacidad de ambas partes consideradas precedentemente para razonar y encontrar la solución adecuada. Así hemos caído nuevamente en el círculo vicioso de la desorientación, la pérdida de la unidad nacional necesaria para determinar y alcanzar el objetivo nacional.

Este objetivo nacional cuya consecución es necesaria e irrenunciable, constituye una deuda de todas las generaciones para con la nación, que aún no está saldada.

 

 

CAPITULO IV

Antecedentes más cercanos

Consideraciones previas

 

Las raíces de las causas de nuestra tragedia se encuentran en la estructuración de la Segunda República; está en ella misma. Esta sigue en vigencia a pesar de haberse cambiado el texto de la Constitución. Este cambio no tuvo justificativos claros ni valederos; se efectuó por el método espurio de la imposición, por cuyo motivo lleva intrínseca una nulidad insanable que la invalida. Si fue impuesta es porque lleva en sí intenciones ocultas, probablemente para ponerla al servicio de intereses inconfesados, extraños a los de la Nación. Tiene en común con la impuesta en 1870 los siguientes aspectos:

1° .- La imposición a espaldas del pueblo agravada con la falta de libertad y por consiguiente, de las garantías necesarias para asegurar la participación real de los habitantes.

2°.- Ponerla al servicio de intereses sectoriales para servir a sus propósitos de imponer su voluntad de dominación sobre otros sectores de la población.

3º- Los factores de poder se mantienen en manos extrañas por continuar una estrecha dependencia.

Todos estos acontecimientos realizados por sectores con intereses extraños a los de la nación, se constituyeron por imitación, con intenciones de llevar a cabo dominios de sectores políticos criollos.

La aparición de la Italia fascista y la Alemania nazi, constituyó la atracción de estos políticos al producirse acontecimientos que conmovieron al viejo mundo.

Entre otros hechos generados y producidos en forma unilateral por estos países, se destaca la actitud del gobierno alemán de desconocer los compromisos emergentes del tratado de Versalles, lanzándose a una industrialización con fines de constituirse en una potencia bélica de primera magnitud. Consiguieron con esta conducta alcanzar una situación de progreso meteórico.

Esto llamó la atención y despertó el interés de muchos hombres y sectores de la América Latina. De éstos, algunos adoptaron el sistema sin un análisis racional y profundo, cuyo resultado aconsejara tal determinación.

De allí surgieron las dictaduras como aspiración de un progreso espectacular. Las mismas organizaciones públicas, con ideología liberal y de acciones adeptas a la democracia adoptaron estas modalidades en algunos sectores desprendidos del cuerpo político principal sin clara definición ni limitaciones justas, pero la verdad es que por este camino se introdujeron y se arraigaron las dictaduras nazi-fascistas en varios países del sud y centro americanos.

Al finalizar la segunda guerra mundial, a pesar de la derrota espectacular de los paises denominados del eje , las dictaduras de América -que demostraban franca simpatía por los derrotados y adoptaban los procedimientos del sistema para su dominio -  fueron mantenidas y sostenidas por las potencias occidentales, pues les facilitaba el manejo de estos países tomando al dictador a su servicio.

El pueblo paraguayo fue uno de los primeros que llevaron a cabo un golpe triunfante, contra el sistema, en fecha 9 de junio de 1946. El objetivo de este golpe era estructurar una república independiente por procedimientos correctos de la democracia, para asegurar así un verdadero estado de derecho institucionalizado.

 

Desgraciadamente estas luchas con objetivos tan nobles, en nuestro continente se basan en ilusiones de realizaciones fáciles que se creen aceptadas con universalidad. Se prejuzga con optimismo ingenuo esta situación y no se asegura su vigencia, no se procede con la drástica energía necesaria para extirpar las causas del mal. Al no procederse de esta manera, la dictadura crece nuevamente, favorecida por la tolerancia y vuelve a imponerse por el torcido camino de la traición. Así se malogró el triunfo del 9 de junio, por posibilitar la traición del dictador de turno, que no se separó del gobierno que se encargaría de cumplir el objetivo de la estructuración de la República en las condiciones ya citadas. Este gobierno continuó con la conducción del dictador con la inclusión de la representación de dos partidos políticos y las FF.AA.NN. Este gobierno así constituido se denominó Gobierno de Coalición, y fue traicionado por el dictador en combinación con uno de los partidos integrantes de dicho gobierno.

 






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