POLVORINES EN EL VECINDARIO

Por ALBERTO ACOSTA GARBARINO

La situación actual de nuestros dos grandes vecinos, la Argentina y el Brasil, es extremadamente grave. Ambos países se parecen a dos polvorines –edificio militar donde se almacena pólvora– donde existe un alto riesgo de que una pequeña chispa pueda hacer que todo vuele por los aires.

Ambos países han acumulado grandes desequilibrios económicos como resultado de los años de irresponsable populismo del kirchnerismo y del lulismo.

Durante ese periodo ambos países incrementaron en forma increíble el gasto público. En la Argentina de los Kirchner, el gasto público creció casi 800 por ciento, mientras que la inflación calculada por las consultoras privadas fue de un 500 por ciento; en el Brasil de Lula y Dilma el gasto público cada año creció en promedio 6 por ciento por encima de la inflación.

Esto hizo que el déficit fiscal en ambos países alcanzara niveles insostenibles. En el Brasil llegó al 10 por ciento del PIB y en la Argentina al 6 por ciento del PIB.

Recordemos que el máximo déficit fiscal, permitido en el Paraguay por la Ley de Responsabilidad Fiscal, es del 1,5 por ciento del PIB y en Europa por el Tratado de Maastricht es del 3 por ciento del PIB.

Con algunas diferencias entre Argentina y Brasil, el populismo les dejó en lo económico, un déficit fiscal inmanejable, un endeudamiento impagable y una inflación muy alta.

Pero más grave aún, les dejó una terrible herencia cultural: la creencia de que es posible exigirle al Estado que nos provea bienes y servicios... gratis.

Mucha gente exige salud gratuita y educación gratuita; mucha gente exige subsidio a la luz, al agua y al transporte; mucha gente exige transferencias para sus hijos o para los adultos mayores.

Cuando digo mucha gente me estoy refiriendo a las 55 millones de personas que reciben el Programa Bolsa Familia en el Brasil y a las 8 millones de personas que reciben los planes sociales en la Argentina.

Es cierto que estos planes y programas ayudaron a mucha gente a salir de la pobreza, pero también es cierto que hubo una gran corrupción y un perverso clientelismo político.

¿Cómo se hace para reducir estos beneficios sin que exista una explosión social? Parece imposible. Y si no se reducen, el país va a explotar con hiperinflación y default de su deuda.

¿Cómo se hace para reducir estos beneficios con una clase política desprestigiada? Parece imposible, porque la gente no va a aceptar que se le supriman sus beneficios, cuando todos los días se descubre un nuevo caso de corrupción de la clase política, como el Lava Jato en el Brasil y los robos de los kirchneristas en la Argentina.

¿Cómo se hace para reducir estos beneficios con gobiernos tan débiles como el de Macri y el de Temer? De nuevo parece imposible, porque la reducción de los gastos requiere reformas estructurales que deben pasar por la aprobación del Congreso y Macri no tiene mayoría en él y Temer tiene a un desprestigiado Congreso brasileño y con elecciones en los próximos meses.

En resumen, nuestros dos vecinos se hallan en medio de una grave crisis económica de la cual solamente podrán salir con fuertes medidas de ajuste que son tremendamente impopulares y que deben ser impulsadas por gobiernos extremadamente débiles.

Son dos polvorines a los que cualquier chispa puede hacer explotar. La semana pasada, la huelga de los camioneros en el Brasil que generó paralización y desabastecimiento casi fue esa chispa.

El Paraguay tiene que mirar con atención lo que está ocurriendo en nuestros dos enormes, inestables e irresponsables vecinos; tiene que mirar con atención para no repetir sus errores y para evitar que una eventual explosión de sus polvorines nos cause mucho daño.

Fuente:  ULTIMA HORA (ONLINE)

www.ultimahora.com

Sección OPINIÓN

Domingo, 03 de Junio de 2018

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