DETRÁS DEL MURO DE LA ETERNIDAD
Obra de LEONARDO GONZÁLEZ
Detrás del muro de la eternidad
Aún esperan misterios
Y más allá del infinito
Hay seres necesitados
De mi amor
¿Cómo ofrecerles
este compasivo cáliz?
¡Yo soy la panacea
que estaban esperando!
El cristal cuya luz
Todo lo salva
Todo lo cura
Todo lo bendice
Y dice:
“No temáis”
“Es hora de llegar a casa”
¡La bienaventuranza no tiene fin!
Los caminos prosiguen
Su propio rumbo
Las velas acarician
El infinito océano de luz
Mostrando vicisitudes imprevistas
Burbujas inexploradas
De infinita consciencia
Viajero, ¿por qué te preocupas? ¡No has de llegar a destino! Tu puerto hace tiempo ha fenecido. Nuestro corazón será el nuevo albergue, que a nuestras almas reconfortará. Deja de lado tus mapas, tira tu brújula y siéntate. Tus huellas seguirán otros y otros. Ya nada necesitas sino mi paz.
¡Que vengan las guerras
como indetenibles avalanchas
de destrucción!
Los holocaustos planetarios
Las sangrientas oblaciones
De universos
La purga cósmica
Ya nada puede tocarnos
Todas las explosiones
Por ponzoñosas luces asistidas
Son la suave brisa que refresca
Nuestra inmortal piel
De eternizada dureza
El negro fulgor esparcido
No nos ha merecido
¡Porque estamos más allá de lo nacido!
Deja a los mortales chillar su maldición. Aquellos que se creen corruptibles… ¡Déjalos en sus pesadillas! A su debido tiempo despertarán. A su debido tiempo despertarán… Tú y yo somos Dioses… ¡Pisotéalos con bendiciones! ¡Créeme, hermano! ¡Tú y yo somos Dioses!
Desde nuestro pedestal
Por eternas columnas conformado
Repartimos bienaventuranzas
En las ventiscas de eones
¡Flores de iluminación!
Para una nueva generación
Que canten la inmortal canción
Del despertar
Flores que levantan multitudes
Colores esparciendo percepciones
Renovadas, pujantes, turgentes
Brotes empujando estampidas
Lanzándose en manadas
Miríadas de proyecciones
Danzando en nuestro ser
¡Son las células de las que estamos hechos!
Los ladrillos vivos de nuestro organismo
El latir del mar, el bamboleo de las estrellas
La oscilación del cielo
La circulación de nuestra sangre y luz
En todo y todos
Mis pedacitos bienaventurados se juntan, cooperan entre sí, coordinan esfuerzos, se cuidan, buscan avanzar juntos, mejorar, ayudar, regalar, entregarse. Con un sentir, con un impulso, con un amor, con una intención y voluntad, ¡que vengan todos a mí!
Las fauces de mi compasivo
Y espiritual viento
Devoran todo lo existente
Mis invisibles escamas
Lo saturan todo
Nado y vuelo
En mí mismo
En orgiástica constatación
Escucha, hermano: Cuando perdí mi identidad en Él, todo se volvió perfecto. Todo se llenó de bienaventuranza. Había una sola espina que ofuscaba la perfección… ésa espina era yo, ¡era yo!
La visión perfecta acontecida
Por compasión otorgada
Es una fusión merecida
A los elegidos regalada
¡Ven, hermano, unámonos!
Deja de lado tu despreciable personalidad
Tus naufragados proyectos
Tus inservibles metas
Tus insustanciales sueños
Y unámonos en el amor al Único
Al Supremo
Al Verdadero
¡Todo es en Él!
Para Él
Por Él
De Él
A Él…
…
Me veo a mí mismo
Verme
¿Cuál de los dos
es real?
La consciencia dispara
Sus proyecciones
Y los proyectiles
De percepciones
Dispersan la sinfonía de luz
¡La maravillosa creación!
Yo soy
El que de verdad es
Uno y todo
El director con su batuta
Eternizando el ahora
En la infinita ilusión
Siendo solo, hermano, soy todos. Nadie escapa de mi verificación. Tarde o temprano todos lo verán, y reirán… Siendo solo, hermano, somos juntos. ¡Somos juntos!
Una gota en el océano
¿Necesita de las demás gotas?
¿O sencillamente debe elevarse
en perentoria constatación?
En ubicua oblación
Omnipenetrante
Omniabarcante
Omnipresente
Soledad convertida en multitudinario holocausto. Pequeña gotita llegando a la eterna verdad oceánica… Canciones elevándose en bandadas, libres, ligeras, blancas… pero, ¡oh tragicómica escena! En un rinconcito de la infinitud permanecen pequeñas identidades, refugiadas en su sueño, entonando:
¡Libérennos!
¡Libérennos!
No conocemos otra verdad
Que el sufrimiento
Canturreada por la realidad
Separatista
A la que tenazmente nos aferramos
¡Ayuda!
¡Socorro!
No sabemos qué hacer
Ni cómo hacerlo
La muerte nos devora
Constantemente
Y perecemos de infinitas maneras
En el miedo
En la desesperación
Y en las proyecciones
Que tomamos como nuestros
Cuerpos
Una elaborada y bien urdida mentira, pero bien dramatizada, es la muerte. La vida misma no tiene nada de sustancial, viajero. Es una caravana. Todo es una caravana. Un espejismo brillante y voluptuoso en un infinito desierto de nada. Así que gocemos de un buen y merecido descanso, a la sombra de esta palmera que vuelve realidad hasta el más desquiciado capricho.
Primero quise saber todo
Y cada pedazo de información
Jamás creado
Jamás imaginado, concebido
Urdido, elucubrado
Todas las palabras pronunciadas
Pensadas
Proferidas, calladas
Todos y cada uno de los sentimientos
Que existieron
En la caprichosa naturaleza
De los seres
Cada cosita pequeña
Contenida en colosales objetos
Y cada cosa ingente e inconmensurable
Todo aparecía claro
Ante mi panorama mental
Yo era todas las cosas
Y ellas estaban supeditadas a mi voluntad
¡A mi vivificante voluntad!
En tanto y en cuanto
Gracias a mí ellas tenían el privilegio
Y lujo
De venir a la existencia
Mi omnisciencia acaparaba
Interminables aluviones de información
Mares y mares y mares
De conocimiento
Todo pendiente de mi atención
De mi beneplácito
De mi aquiescencia
En mí estaba todo
En mí se formaba
Y diluía todo
Hermano, ¿conoces la sensación de autoridad absoluta sobre las cosas que confiere el conocimiento? Yo lo tenía todo y lo sabía todo. Cada átomo y partícula naciendo y existiendo, viviendo y transformándose en las otras infinitas cosas, herméticamente encerrada en la total lucidez de mi ser. Eso es conocimiento. Solamente cuando sabemos todo, cuando somos omniscientes, podemos decir que sabemos algo, hermano… ¡Lo demás es ignorancia!
Luego miré
La totalidad de mi reino
Y dije:
“Quiero controlarlo todo”
Al instante infinitos horizontes
Rompieron sus lumínicas fronteras
Y las aguas del espacio se desbordaron
En mi consciencia
¡Ya nadie pudo atajar
los huracanados vientos de mi clarividencia
envolviendo infinitas veces la infinitud!
El terremoto de mi mente sacudía las estrellas
Y cada átomo se revolvía pertinaz
Hasta que todo sucumbió
Ante mi omnipotencia
Toda la creación, sumisa
Se prosternaba ante mí
Su legítimo rey y creador
Su benefactor
Su controlador
Yo, el supremo…
Hermano, muevo todas las piezas, planeo y ejecuto las jugadas, giro el tablero, engaño a los jugadores, guardo la partida, memorizo las secuencias… ¡Yo soy el imbatible! Yo soy el motivador interno, ¡el único aquí! El juego es divertido porque parecen haber varios jugadores…
Controlar todo
Influenciar en todo
Mover todo…
Hay un velo final
Algunos azarosos impulsos
Fuera de mi jurisdicción
¡Debo ser todo!
¡Ser todo! ¡Ser todo! ¡Ser todo!
¿Para qué manipular
algo externo a mí?
¿Por qué no directamente
ser esa cosa?
Y lo hice
Fui todo
Y vi
Lo hermoso que era
Bambolearme
Teniendo a la infinitud
Como fiel sombra
Que me sigue a todos lados
Debo tener cuidado en mi juego. Si soy todo de manera autoevidente, la diversión termina, porque hay un sólo jugador. Oculto mi eternidad en apariencias de creciente misterio, en espiralados enigmas concéntricos, que apuntan hacia el mismo núcleo de perfección.
Mi conocimiento divino
En crecientes ríos alumbrado
Se confunde, infunde
Y funde en la oceánica
Constatación
De mi único y perfecto ser
Que todo lo contiene
Mis percepciones persiguen
Interminables linderos
De creciente realización
¡Soy la verdad absoluta!
Perfección impoluta
En el altar misterioso diluida
La fuente que todo lo ilumina
¡Yo soy de todo la vida!
El todo
La correcta adicción
Que a todo da dirección
Puesto que mis rincones todo lo saturan
Sólo almas valientes aventuran
Encontrarme pasando fronteras fenoménicas
En países de fluorescencia nouménica
En donde toda identidad ha sido abandonada
Nadie permanece conmigo
Excepto quien sabe ser yo
Quien reclama su herencia celestial
Quien se conoce y me conoce
Como uno y verdadero ser
Una sola vida existe manifestándose en todo lugar, un solo aliento sopla en todos los tiempos. Mi identidad fluye río abajo hasta la absorción final en lo infinito, y río arriba hasta el origen común de todas las cosas.
Mi omnipresente latido
Impregna todo recoveco
Del espacio infinitamente vivo
Mi benéfica y luminosa
Influencia cura los linderos oscuros
De mi olvido
Con su bálsamo de constatación
Una sola canción
Que todas las almas entonan
Si en su núcleo me entronan
Como el único y absoluto rey
La infalible y perfecta ley
Que todo lo acapara
¡Ya nada me separa!
Del sabio que en su corazón me alberga
Al contrario, ¡lo usaré como alberca!
Para cruzar y retozar en el océano fenoménico
Lo absoluto se proyecta en la creación; lo incognoscible se materializa en la manifestación, en el cosmos, en lo existente.
¡Pero permanezco un solo ente!
Una sola personalidad
Teñida en interminables cascadas
De vidas entrelazadas
Lienzos en los cuales derramo
Mis pinturas vitales
Obras maestras mías
Descifrando nuevos colores y tonos
Nuevas y frescas maneras
De ser yo
¡Un solo fulgor!
Por omnidireccional impulso excoriado
Un amor
Por infinita ignorancia lacerado
¿Entiendes, viajero, mi predicamento? Yo ya sé quién soy. Pero gozo iluminando perennemente la oscuridad. Derramo luz ahí donde mi propia sombra había dejado. Nazco de nuevo en donde todo se creía acabado.
La chispa de mi vida
Por enigmáticos pulsos sustanciada
Retoza inocentemente en los iluminados
Ecosistemas rugientes
Desbordando mi esplendor
¡Esparciendo mi amor!
Que a todos baña y rodea
Todos los planetas girando
Sus órbitas acumulando
Velocidades vertiginosas
Colisionan en mi verdad
Sus trayectorias fenecidas
Su ímpetu emulsionado
En mi perenne paz
Todo lo devoro, caminante. Tus idas y venidas en los coloreados escenarios de la existencia, son meras brumas que desaparecen por mi soplo. Tú y yo tenemos un origen más allá de las estrellas. Nuestra cuna se encuentra detrás del muro de la eternidad.
Galaxias y protozoos
Bailoteando rítmicas leyes
Van a parar
A mis pies
¡Todo y todos!
La verdadera compasión
Consiste en guiar a los seres
A la consumación final
Al cese definitivo
De sus mentirosas individualidades
A la fundición total
De sus insultantes egos
En la luminosa sangre de mi bienaventuranza
¡Mi único y supremo ser!
El que verdaderamente es
El único y absoluto
Que todo lo satura y posibilita
La única alternativa
Constatación positiva
De la realidad final
Comprendida ahora
¡Deja que suenen las trompetas, hermano! ¡Eleven los paños al viento! ¡La pancartas y luces tronando! Haz de tu vida una fiesta que los demás puedan disfrutar. Una danza que todos puedan bailar. Una canción que siga sonando en la eternidad.
Soy
Fui
Siempre seré
¡He vivido antes de la eternidad!
Antes de que el tiempo chille
Como recién nacido
¡Yo ya era viejo…!
Antes que el espacio extienda
Sus benevolentes
E interminables brazos
Yo ya lo sabía todo
Antes de que el primer chispazo
De consciencia
Se mirase en el espejo de la intuición
Yo ya había agotado
Las infinitas posibilidades
De la realidad
Sus voluptuosas potencialidades
Como racimos de uva
A mi disposición
¡Toda una bendición!
Recibida y otorgada
Por mi más íntima
Clarividencia
Sólo yo existo, viajero. Deja tus inútiles pertrechos. Solamente has acumulado polvo en tu largo viaje. Ven a descansar conmigo en la tumultuosa fragua del espíritu: la fuente de la consciencia. Esa consciencia que todo lo crea y proyecta. Esa consciencia que todo lo siente y percibe.
Un amanecer inagotable
De donde surgen vientos
De frescor perenne
Y colores vivos
Con interminables tonos
Delirando en éxtasis
Es la consciencia
¡La ama y reina de todo!
Ella muestra y manifiesta
Todo lo que es dable
Existir
Y aun lo potencial y latente
Espera su permiso
Para saltar al escenario
Del mundo
¡Todo vive, todo se mueve!
Todo bulle de actividad
En este teatro proyectado…
Los seres gozan existiendo
Suben, bajan, recorren
La vasta planicie de posibilidades
Hasta que una invisible mano
Las arroja de nuevo
Al lugar en donde estaban
Y quedan congelados, silenciosos
Esperando trillones de años
Un nuevo sueño
Una nueva posibilidad
Pocos valoran la existencia, viajero, pocos escrutan su esencia.
Un leve frescor
Una suavidad casi inadvertida
Una brisa de ensueño
Un furtivo misterio
Una caricia olvidada
Una sonrisa eternizada
En una gotita colgada de una flor
En el bosque de mi memoria
Basta para iniciar el interminable baile
De las infinitas relatividades
¿Cómo inició todo esto? ¿De qué extasiado vientre nació este universo? ¿De qué semilla bienaventurada germinó el cosmos?
Por un lado está la absoluta quietud
De la nada
Por otro, la aceleración infinita
De la omnipresencia
Y el espíritu engendra eternidades
Que caen en un medio aproximado
Entre estos dos pilares
Así que, viajero, calma tu mente hasta tocar la quietud absoluta; y acelera los sentimientos de tu corazón, hasta que tu amor se emulsione con la infinita velocidad de su espíritu inmanente.
Todos me miran
Pero nadie me ve
Todos oyen mi voz
Pero nadie me escucha
¡Nadie canta conmigo!
Documento facilitado por el Autor
Registro: Julio 2012