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JORGE BERNARDINO GOROSTIAGA (+)

  JUSTICIA COLORADA - DICTAMEN DEL COMITÉ POLÍTICO Y RESOLUCIÓN DE LA JUNTA DE GOBIERNO EN EL CASO DEL -PRONUNCIAMIENTO DE RESISTENCIA-, 1960


JUSTICIA COLORADA - DICTAMEN DEL COMITÉ POLÍTICO Y RESOLUCIÓN DE LA JUNTA DE GOBIERNO EN EL CASO DEL -PRONUNCIAMIENTO DE RESISTENCIA-, 1960

JUSTICIA COLORADA

DICTAMEN DEL COMITÉ POLÍTICO Y RESOLUCIÓN

DE LA JUNTA DE GOBIERNO EN EL CASO DEL

“PRONUNCIAMIENTO DE RESISTENCIA”

Publicación de la Junta de Gobierno

de la Asuciación Nacional Rupublicana

PARTIDO COLORADO, 1960

 

 

ORIGEN DEL DICTAMEN

 

         El miércoles 9 de marzo de 1960, la Junta de Gobierno de la Asociación Nacional Republicana realizó su sesión ordinaria de la semana, bajo lo presidencia del titular, Dr. J. Bernardino Gorostiaga, y con la asistencia de los siguientes miembros: Tomás Romero Pereira, J. Eulogio Estigarribia, Climaco Fernández, Domingo Montanaro, Juan Ramón Chaves, Rigoberto Caballero, Hermenegildo Olmedo, Teodosio Zayas, Pastor C. Filártiga, César Barrientos, Marcial Samaniego, Ezequiel González Alsina, J. Augusto Saldívar, Raúl Sapena Pastor, Edgar L. Ynsfrán, Gustavo Storm, Antonio E. González, Rosa Agustín González, Enrique Volta Gaona, J. Leandro Oviedo y Bacon Duarte Prado. Suplentes: Raúl Brugada, Alberto González, Rubén Ramírez Pane, Honorio Campuzano y Juan Manuel Frutos (h).

         En el curso de la sesión se informó a la Junta sobre el contenido de un pronunciamiento del llamado "Movimiento Popular Colorado", al cual se dio amplia difusión en los diarios del Río de la Plata, particularmente en "La Prensa", de Buenos Aires, que publicó su texto completo, así como la nómina de sus firmantes, en su edición del 6 de marzo último.

         De los veinte nombres contenidos en la nómina, diecinueve correspondían a otros tantos afiliados al Partido Colorado, que aparecían invocando la autoridad de una Junta de Gobierno de dicho "Movimiento', para formular cargos y consignas de gravísimo corte subversivo.

         Dada esta circunstancia y frente al hecho cierto de que esos afiliados violaron claras y concretas disposiciones estatutarias, la Junta de Gobierno, después de un amplio debate de la cuestión, resolvió encomendar al Comité Político que estudiara todos los antecedentes y pormenores del caso y produjera un dictamen que permitiera a la autoridad partidaria expedirse con entero conocimiento de causa.

         Este es el antecedente inmediato del documento que forma la parte central del presente volumen y al que se sigue la resolución de la Junta de Gobierno, tomada por unanimidad de votos, después de oído el dictamen, en sesión extraordinaria del 18 de marzo de 1960.

 

 

NOTA DEL COMITÉ POLITICO

 

Asunción, Marzo 18 de 1960

 

Honorable Junta de Gobierno

de la Asociación Nacional Republicana

(Partido Colorado)

 

         Vuestro Comité Político, en cumplimiento de lo dispuesto por esa Autoridad Partidaria en la Sesión ordinaria del 9 de Marzo último, tiene el honor de elevar a Vuestra ilustrada consideración el dictamen producido, referente al pronunciamiento dado a conocer por el Movimiento Popular Colorado, en el que revistan afiliados de nuestra Asociación Política.

         Con este motivo reiteramos a la Junta de Gobierno el testimonio de nuestra adhesión.

 

J. Bernardino Gorostiaga, Eulogio Estigarribia, Tomás Romero Pereira, Crispin Insaurralde, Juan R. Chaves, Domingo Montanaro, Edgar L. Ynsfran, Rigoberto Caballero y Fabio Da Silva.

 

 

EL DICTAMEN

 

         INTRODUCCIÓN       

 

         El Movimiento Popular Colorado, que dentro de una Asociación de hombres libres como es el Partido Colorado, podía subsistir como corriente de opinión en el marco de la disciplina partidaria, al apartarse de ella, al organizar su propia Junta de Gobierno en violación flagrante de los Estatutos, al enarbolar una política diametralmente opuesta a la de la Junta legítima, que la recibió como mandato de solemnes convenciones, y al invocar el nombre del coloradismo para formular sus directivas y consignas al pueblo colorado, se ha puesto definitivamente en rebelión, culpabilizando a sus directores y responsables de las más graves transgresiones a los deberes partidarios.

         Mientras dicho Movimiento se limitó a la agrupación circunstancial de correligionarios descontentos, con todo y ser deplorable esa actitud, no había una razón fundamental para enjuiciarlo y considerar la situación de sus miembros, respecto de las claras y precisas disposiciones estatutarias.

         Así han sido pasados por alto numerosos comunicados y manifiestos del Movimiento y declaraciones individuales de sus miembros, que aún cuando ya evidenciaban con entera claridad un estado de rebelión, todavía podían ser considerados como ataques individuales o como expresiones de inconformismo, en la medida que éstas caben ser admitidas en un partido democrático como es el nuestro.

         Pero el Movimiento se excedió de todo límite tolerable al darse a sí mismo una organización política distinta y contraria a la que rige legítimamente al Partido Colorado, con fines y por procedimientos opuestos a los compromisos de éste, ante los correligionarios y ante la Nación entera.

         En la edición de "La Prensa", de Buenos Aires, del domingo 6 de los corrientes, se publicó el texto completo de un pronunciamiento, llamado de Resistencia, que a nombre del Movimiento Popular Colorado fue emitido por su Junta de Gobierno y cuya transcripción es indispensable para mejor comprensión del análisis posterior.

 

         TEXTO Y FIRMANTES DEL PRONUNCIAMIENTO

 

         He aquí los términos del pronunciamiento:

         "La Junto de Gobierno del Movimiento Popular Colorado, reunida en sesión plenaria en la ciudad de Resistencia, capital del Chaco, República Argentina, resuelve:

         "Reafirmar de modo inapelable la decisión del coloradismo de proseguir la lucha contra la tiranía de Stroessner hasta su derrumbe.

         "En esta lucha declarada no habrá tregua, renunciamientos ni transacciones. La permanencia de Stroessner en el gobierno es incompatible con el coloradismo.

         "Propugnar la instauración de un gobierno provisional, que adoptará inmediatamente, entre otras, las siguientes medidas: levantamiento del estado de sitio, amnistía general, derogación de las leyes y decretos restrictivos a las libertades públicas.

         "Subrayar la determinación inalterable del coloradismo de promover la creación del estado de derecho, arbitrando, en el término más breve posible, los medios para la realización de la Asamblea Nacional Constituyente.

         "Condenar la política exterior de la tiranía que, especialmente en relación a los países vecinos, genera problemas de peligrosas derivaciones contra los altos y permanentes intereses de la nación.

         "Auspiciar oportunamente medidas económicas de emergencia, tendientes a aliviar la afligente situación de miseria en que la tiranía ha sumido al pueblo paraguayo.

         "Exhortar a los correligionarios de la república para que en el momento de las decisiones unan y coordinen, con mayor fuerza, su acción contra la tiranía.

         "Declarar que el cumplimiento de estos objetivos se halla asegurado por la indestructible y cada vez más sólida unidad que reina en el seno de nuestro movimiento".

         Firman el pronunciamiento transcripto, los siguientes correligionarios:

         José Zacarías Arza, Luis Oscar Boettner, Waldino Ramón Lovera, Mario L. Mallorquín, Osvaldo Chaves, Enrique Riera, Pedro A. Caballero   , Virgilio Cataldi, Martín Valiente Gómez, Evaristo Méndez Paiva, Bernardo García; Julio César Kolberg, Nelson Rolón, Fulgencio Aldana, Hugo César Recalde, Miguel Ángel González Casabianca, Díosmel Becker Gutiérrez, Rubén Duarte y Raimundo Domínguez.

         Lo firma también el señor Epifanio Méndez Fleitas, expulsado del Partido Colorado por resolución de la Junta de Gobierno del 23 de diciembre de 1957, ratificada por la Convención partidaria del 16 de marzo de 1958, cuya situación como otra prueba más del ánimo subversivo de los correligionarios comprometidos aparece así enmendada al margen de los estatutos partidarios, con el agravante de que en la Convención que ratificó la medida, actuaron como convencionales y votaron por la afirmativa los siguientes correligionarios: Enrique Riera, por Caraguatáy; Díosmel Becker Gutiérrez, por Capitán Bado; Mario L. Mallorquín, por Lima; J. Virgílio Cataldi, por San Lorenzo; Nelson Rolón, por Tacuatí y Fulgencio Aldana, por Yuty.

         Y esta otra aclaración necesaria: la expulsión del señor Méndez Fleitas del Partido obedeció a actitudes similares, pero desde el punto de vista de su trascendencia partidaria mucho menos graves por su carácter individual, aunque entrañaran la misma posición de alzamiento contra la autoridad partidaria, cuyas decisiones fundamentales en el orden práctico, están relacionadas con el Gobierno de la República y muy particularmente con la presidencia del General de Ejército don Alfredo Stroessner.

 

 

 

         STROESSNER, SU GOBIERNO Y EL PARTIDO COLORADO

 

         Los responsables del pronunciamiento de Resistencia presentan al Gobierno del General Stroessner, como ajeno y opuesto al Partido, a pesar de estos extremos concretos que prueban lo contrario:

         1°) La primera presidencia del General Stroessner para completar el periodo constitucional 1953-58, arranca del 15 de Agosto de 1954. En la Convención de Junio de ese año fue proclamado candidato del Partido y votado como tal en las elecciones nacionales inmediatas. Uno de los principales voceros de aquella Convención fue el señor Epifanio Méndez Fleitas, que no ahorró argumentos para fijar en el ánimo de los convencionales partidarios las excelencias      del candidato, como ciudadano ejemplar y, muy especialmente, como correligionario compenetrado de los problemas nacionales y de los ideales del Partido.

         2º) La conciliación de la familia colorada, desgarrada desde hacía años, le fue atribuida en forma importante. Se lo consideró uno de los artífices del 27 de Octubre de 1955, fecha que consagra la unidad partidaria. Todavía entonces, en la memorable sesión del reencuentro, el señor Epifanio Méndez Fleitas, como miembro que era de la Junto de Gobierno, se ratificó en la posición que había asumido en la Convención anterior. En el mismo sentido se manifestó el Dr. Osvaldo Chaves y participó así mismo de la decisión el Dr. José Zacarías Arza.

         3º) Cuando a raíz de los sucesos del 21 de diciembre de 1955 la situación del señor Epifanio Méndez Fleitas se vio comprometida, la Junta de Gobierno, que tuvo participación decisiva en la solución de la crisis, no adoptó ninguna resolución respecto de aquél, pero ratificó su solidaridad y confianza al Presidente Stroessner.

         4º) En la Convención Ordinaria de marzo de 1956, que confirmó la unidad partidaria con la composición de la nueva Junta de Gobierno, se ratificó todo lo actuado hasta entonces en el orden partidario-gubernamental. Principal vocero de esa Convención fue el Dr. Osvaldo Chaves, que en un discurso categórico exaltó la figura del General Stroessner como uno de los arquitectos de la unidad en el seno de la familia republicana, reconociendo que para ello "tuvo el tacto y la prudencia que eran necesarios para no confundir la función del gobernante con la responsabilidad específicamente partidaria" y aclarando que "este tacto se tradujo en dejar a los miembros de la Junta de Gobierno y a las personalidades convocadas al reencuentro la más amplia libertad para acordar las bases, los detalles y la técnica de ejecución del magno pensamiento". Fueron convencionales en esa oportunidad, además del Dr. Osvaldo Chaves, que representó a Desmochados, los correligionarios Waldino Ramón Lovera, por la Seccional N° 15 de la Capital, el señor Bernardo García, por Ñemby. Entre los miembros de la Junta electa en esa Convención de Marzo de 1956, figuran el correligionario José Zacarías Arza, como miembro titular y como suplentes, los correligionarios Osvaldo Chaves y Waldino Ramón Lovera.

         5º) En 1957 se planteó el problema de la sucesión presidencial para el período 1958-63. El 16 de Marzo un grupo de eminentes correligionarios se reunió en Cerro León para considerar preliminarmente el asunto. Tras un amigable cambio de ideas, se coincidió en la reelección del General Stroessner, firmándose un acta de este parecer. Entre los firmantes del acta, figura el correligionario Waldino Ramón Lovera.

         6º) En fecha 26 de Marzo de 1957, el correligionario Osvaldo Chaves, Embajador en Washington por ese entonces, remitió al Presidente de la Junta de Gobierno el siguiente telegrama: "Washington, 26 de Marzo de 1957. Arquitecto Tomás Romero Pereira, Presidente del Partido Colorado. Adhiero fervorosamente acta de Cerro León y exhorto amigos y correligionarios apoyar con firmeza y lealtad la candidatura presidencial eminente ciudadano Alfredo Stroessner cómo garantía unidad republicana, gran Gobierno constructivo y total ordenamiento de nuestras instituciones democráticas. Osvaldo Chaves, Miembro Junta de Gobierno".

         7º) El acto de Cerro León tuvo rápido y favorable eco en el seno de todo el Partido. El 29 de Marzo, como resultado de una reunión de correligionarios realizada en el domicilio del señor Bernardo García, en el pueblo de Ñemby, se firmó un documento con carácter de resolución, en cuyos considerandos se coincide con el pensamiento de Cerro León, "teniendo en cuenta las cualidades personales, el fervor partidario y el patriotismo del correligionario General de Ejército don Alfredo Stroessner, actual Presidente de la República, y las obras del Gobierno Nacional y los proyectos del mismo en ejecución, ambos de relieves extraordinarios en el orden interno e internacional". La parte resolutiva de este documento expresa:

"Resolvemos: Adherirnos a la decisión adoptada por un grupo de distinguidos correligionarios en Cerró León el día 16 de Marzo de 1957, en el sentido de auspiciar ante la Soberana Convención Partidaria la candidatura del correligionario General de Ejército don Alfredo Stroessner por el período presidencial 1958-63". Entre las numerosas firmas figuran las de los correligionarios Mario Mallorquín; Diosmel Bécker Gutiérrez, Virgilio Cataldi, Evaristo Méndez Paiva, Bernardo García.

         8°) El 13 de abril siguiente se llevó a cabo en el Parque Caballero una reunión de correligionarios de proporciones mucho mayores. En la ocasión se firmó un manifiesto al pueblo de la república, ratificando la idea de Cerro León que "ha encontrado eco favorable entre los dirigentes colorados", porque el General Stroessner "como militante político representa la voluntad unificada de todos los colorados alrededor de la tradición nacionalista qué nos legó el fundador de nuestro Partido" y porque "su Gobierno es el Gobierno del Partido para la Nación, sin exclusivismo". El manifiesto concluye con estas recomendaciones: "Rodeemos al noble y generoso compatriota que rige los destinos de la Nación y brindémosle nuestro apoyo desinteresado para que siga cumpliendo su misión histórica en ésta gran hora que vivimos. Que otros sean el odio y la anarquía, seamos nosotros los portaestandartes de la paz y el trabajo unidos en un soto pensamiento, libres de malquerencias y llenos de fe en el porvenir". Entre los centenares de firmas, figuran en lugar destacado las de los correligionarios Waldino Ramón Lovera, J. Virgilio Cataldi, Bernardo García, Diosmel Bécker Gutiérrez, Evaristo Méndez Paiva, Rubén Duarte, Miguel Ángel González Casablanca, Luis Oscar Boettner, Mario Mallorquín.

         9°) Una comisión de correligionarios fue encargada de los trabajos preparatorios de la candidatura del General Stroessner para la reelección presidencial, que debía definirse ese mismo año de 1957 en una Convención Extraordinaria. Integró como miembro de esa Comisión el correligionario Waldino Ramón Lovera.

         10°) El 27 de octubre de 1957 se reunió la Convención Extraordinaria para nominar candidatos del Partido a la Presidencia y a la Cámara de Representantes. La candidatura del General Stroessner fue proclamada por unanimidad. Entre los convencionales que la votaron estaban los correligionarios Nelson Rolón, por Luque; Diosmel Becker Gutiérrez, por Maciel; Bernardo García, por Ñemby, y Fulgencio Aldana, por Yuty.

         11°) En marzo de 1958 se reunió la Convención Ordinaria del Partido para renovar las autoridades de la Junta de Gobierno, cuyo período terminaba. La lista consagrada en esa oportunidad para la dirección superior del Partido, fue auspiciada por los presidentes de las Seccionales Coloradas de la Capital, que para el efecto formaron una Comisión Ejecutiva, que presidió el Dr. Luis Oscar Boettner. Vice-Presidente de dicha Comisión fue el Dr. Mario L. Mallorquín, y entre los miembros figuraron los correligionarios Diosmel Becker Gutiérrez y J. Virgilio Cataldi. La Comisión, a su vez, formó varias Sub-Comisiones, tocándole actúar en la de Radio, para la propaganda de la lista, al correligionario Fulgencio Aldana. En la lista así sostenida, figuró en primer término, entre los miembros titulares, el General Alfredo Stroessner, que pasó a ocupar la Presidencia Honoraria, por mandato de la Convención. Entre los correligionarios ungidos como miembros de la Junta, estaban los señores Luis Oscar Boettner, Mario L. Mallorquín, Waldino Ramón Lovera, Virgilio Cataldi y Enrique Riera. Actuaron como, convencionales y votaron, la lista que fue proclamada por unanimidad, los correligionarios: Enrique Riera, por Caraguatay; Diosmel Becker Gutiérrez,por Capitán Bado; Mario L. Mallorquín, por Lima; J. Virgilio Cataldí, por San Lorenzo; Nelson Rolón, por Tacuatí, y Fulgencio Aldana, por Yuty.

 

 

         12º) Todavía hasta después de mediados de mayo de 1959, los correligionarios cuyos nombres se ha citado más veces en este proceso y ahora firmantes del pronunciamiento de Resistencia, aparecían como leales al Gobierno del General Stroessner y a la línea del Partido. A la Conferencia Interparlamentaria reunida en Lima (Perú) entre el 10 y el 17 de Mayo, concurrieron, formando parte de la Delegación de la Honorable Cámara de Representantes del Paraguay, entre otros, los correligionarios Mario L. Mallorquín y Enrique Riera. A su regreso, informaron a la Junta de Gobierno sobre sus actuaciones en dicho evento, destacando la defensa que habían hecho de la situación imperante en el Paraguay y de la orientación democrática del Partido Colorado, cuyo desconocimiento en el exterior señalaron. Con posterioridad a los sucesos de fines de ese mismo mes de Mayo, en la Cámara de Diputados de Chile se pretendió abrir debate sobre el "caso paraguayo". El diario de sesiones del Parlamento chileno, registra los discursos pronunciados en esa oportunidad, de los cuales es ilustrativo destacar un párrafo de las palabras del Diputado Donoso: "A los Diputados que concurrimos a la Conferencia Interparlamentaria de Lima -dijo- nos correspondió ver como los Diputados paraguayos, pertenecientes al Partido Colorado, hacían esfuerzos de argumentación, precisamente, para convencernos de que en su país existe una democracia y de que esta situación de exclusividad no atenta contra la libertad de opinión".

         Como se ve, en todo este proceso político que corre de 1954 a 1959, destacados miembros del Movimiento Popular Colorado han tenido notoria actuación en la vida partidaria, de manera que su rebelión actual es doblemente grave, porque si por una parte se apartaron de los compromisos políticos solemnemente asumidos por el Partido con la participación de ellos mismos, en el orden partidario' interno se apartaron de las normas estatutarias que rigen las actividades de los afiliados y en el orden nacional se alzaron contra las leyes que garantizan el desenvolvimiento de las instituciones de la manera que ellas mismas acuerdan. No expresa otra cosa el pronunciamiento de Resistencia, ni caben otras interpretaciones a su texto.

 

 

 

         ALZAMIENTO Y ELECCIÓN DE LA VIOLENCIA

 

         En el párrafo primero de dicho documento se constata la instalación de una Junta de Gobierno y aunque ella se llame del Movimiento Popular Colorado y no del Partido Colorado, ya se erige en antagonista de la Junta partidaria legítima, tanto por su composición -19 correligionarios entré 20 miembros-, como porque se atribuye la facultad de invocar el coloradismo y exhortar a los correligionarios de la república, en sentido diametralmente opuesto a los mandatos de las Convenciones partidarias que determinan la posición del Partido Colorado y la de su Junta de Gobierno.

         En los párrafos segundo y tercero del pronunciamiento se propugna la violencia como medio de lucha política. Esta tesis, en general, es contraria a la doctrina tradicional del Partido, pero en el caso particular del Gobierno del Presidente Stroessner, ya que de él se trata en el referido documento, se manifiesta -independientemente de su calificación nacional- como un acto grave de rebelión que el Partido no puede silenciar, porque lo pone en conflicto con sus propias determinaciones, en las cuales reconoce su origen político-partidario dicho Gobierno.

         Además de subversiva, la expresión de "reafirmar de modo inapelable la decisión del Coloradismo de proseguir la lucha contra la tiranía de Stroessner hasta su derrumbe", entraña una falsificación sin precedentes de la verdad, porque al involucrar a todo el pueblo colorado, oculta o desconoce que la Convención última del Partido ratificó su adhesión al Gobierno del General Stroessner y qué por lo tanto, desde este punto de vista fundamental, no hay nada que "reafirmar" ni "proseguir", como no sea el mandato invariablemente repetido desde 1954 de concurrir con toda la capacidad de nuestra Asociación política a la mejor realización de su programa de gobierno, inspirado y fundado en el Partido.

         La calificación de "tiranía" que aquí se inserta y se repite después en diversas partes del pronunciamiento, ni es seria ni responde a otra pretensión que la de darle espectacularidad, porque lo contrario sería consagrar la ausencia total de criterio en los firmantes. Ellos, como ha quedado demostrado, no sólo trabajaron para el advenimiento del Gobierno del General Stroessner por los medios que nuestros Estatutos consagran, en el orden partidario, y por los establecidos en la Constitución y las leyes vigentes, en el orden nacional, sino que después de su instalación, y en la mayoría de los casos durante años, han ocupado funciones del mayor relieve en la administración pública, y en la diplomacia, testimoniando por diversas formas y modos el carácter republicano del Gobierno.

         Al expresar que "en esta lucha declarada no habrá tregua, renunciamientos ni transacciones", los propios firmantes del pronunciamiento dan la medida de la subversión en términos inconciliables con la disciplina partidaria y con el debido acatamiento a las leyes vigentes. Se ponen fuera de toda norma y levantan la bandera de la rebelión absoluta. Para ello, sostienen que "la permanencia de Stroessner es incompatible con el coloradismo" y otra vez omiten con esto la voluntad expresa del Partido, se le enfrentan y hacen tabla rasa de los compromisos vigentes, libremente aceptados, ratificados y defendidos por el pueblo colorado, no sólo en las justas internas de nuestra Asociación política, sino frente a todos los intentos revolucionarios de la oposición, con el arma al brazo, cuando ha sido necesario.

         Tras optar decididamente por la violencia, los responsables del pronunciamiento propugnan "la instauración de un gobierno provisional, que adoptará, inmediatamente, entre otras, las siguientes medidas: levantamiento del estado de sitio, amnistía general, derogación de leyes y decretos restrictivos de las libertades públicas".

         Reparando en la primera parte de este párrafo, no se puede menos que volver sobre lo que hasta aquí se ha dicho, por cuanto que la mayor parte de los firmantes del pronunciamiento son las mismas personas que de una u otra manera, desde la Junta, desde las Convenciones o desde las Comisiones Especiales cooperaron destacadamente para exaltar la candidatura del General Stroessner a la Primera Magistratura de la Nación, y para consagrar, tanto en él orden partidario como nacional, la legitimidad de su Gobierno. Vale decir que al resolverse por la violencia contra toda norma, lo hacen para tocar un régimen que tiene a su favor la claridad de su origen, fundado en la Constitución y las leyes, con lo cual se ponen al margen de éstas con la misma peligrosa irresponsabilidad con que se alzaron contra la disciplina partidaria.

         Respecto del programa político que proponen para el gobierno provisional, todos sus puntos han sido oportunamente considerados por el Gobierno y por el Partido, pero la conspiración golpista de los partidos de oposición, permanentemente empeñados en derribar del poder por la fuerza al Partido Colorado, y posteriormente la insurgencia de los elementos que dieron origen al Movimiento Popular Colorado, han sido trabas sistemáticas a aquellos elevados designios.

 

 

 

 

         GESTIONES DE LA JUNTA Y LA NOTA DE LOS 17

 

         Por resolución de la Junta de Gobierno, de fecha 24 de Marzo de 1959, se sugirió al Poder Ejecutivo, como etapas sucesivas, la cesación del estado de sitio, la amnistía general y la derogación de las leyes que pudieran representar una traba a las libertades públicas, en ejecución de un programa de normalidad institucional que traduzca los ideales de paz, de cultura, de bienestar, de progreso y de convivencia democrática del pueblo paraguayo.

         El 1º de Abril de 1959, a menos de ocho meses de la asunción del mando por otro período, el Presidente Stroessner, en la sesión de apertura de la Cámara de Representantes, anunció que se tomarían sucesivamente todas las medidas para asegurar el proceso de la normalidad institucional, tal coma lo había sugerido la Junta de Gobierno.

         Esta resolución de la autoridad partidaria había sido preliminarmente estudiada en el seno del Comité Político con mucha anticipación, atendiendo a la complejidad de los problemas que debían ser confrontados y a la actitud de violenta intransigencia en que persistía la oposición.

         Pero un grupo de correligionarios que ya transitaba el camino de la indisciplina y que terminaría apartándose totalmente de ella a breve plazo, formuló de manera inopinada la nota conocida como de "los 17", que se presentó a la Junta de Gobierno el sábado 21 de marzo a mediodía, fuera de hora de oficina y cuando ya estaba convocada para el martes 24 la sesión extraordinaria que consideraría los mismos asuntos. Con este procedimiento, esos correligionarios, entre los cuales los más son firmantes del pronunciamiento, pretendieron atribuir a un grupo lo que era y sigue siendo preocupación central de la Junta de Gobierno y del Gobierno de la República, en consonancia con la Declaración de Principios y el Programa del Partido Colorado.

         Los firmantes del pronunciamiento de Resistencia que también suscribieron aquella nota, son los correligionarios Luis Oscar Boettner, Mario L. Mallorquín, J. Virgilio Cataldi, Enrique Riera, José Zacarías Arza, Osvaldo Chaves, Evaristo Méndez Paiva, Fulgencio Aldana y el señor Diosmel Bécquer Gutiérrez, que la presentó en las condiciones antedichas.

         En ejecución de su anuncio del 1º de Abril, el Gobierno del Presidente Stroessner dispuso el levantamiento del estado de sitio, por Decreto Nº 4287 de fecha 28 de Abril de 1959 y tanto en el seno de la Junta de Gobierno como en el del Poder Ejecutivo se empezaron a estudiar los arbitrios más convenientes para la adopción de las otras medidas, entre las cuales se adelantaba la Amnistía general.

         Respecto de las leyes restrictivas de las libertades públicas, aún cuando el Gobierno del Presidente Stroessner, ni otro Gobierno colorado anterior ha dictado ninguna, se empezó a revisar el sistema jurídico vigente, para liberarlo de los excesos, en que hubieran incurrido otros Gobiernos de otra filiación.

         Pero lo más importante, sin duda alguna, es señalar que ya con anterioridad, cuando quedó instalada la Junta de Gobierno elegida por la Convención de Marzo de 1958, se constituyó una Comisión partidaria para el estudio de un ante-proyecto de Constitución de la República y de otros proyectos de leyes, como el Estatuto Electoral, posteriormente sancionado. Estas directivas de tanta trascendencia se tomaron en completo acuerdo con el Poder Ejecutivo, que con toda justicia esperaba esta cooperación del Partido que con el voto de sus afiliados le había llevado a la dirección superior de la república. Integraron dicha Comisión, entre otros, los correligionarios Mario L. Mallorquín y Waldino Ramón Lovera.

 

 

 

CONSTITUCIÓN NACIONAL Y

CONVENCIÓN NACIONAL CONSTITUYENTE

 

         El pronunciamiento, a continuación de los puntos que quedan analizados subraya "la determinación del coloradismo de promover la creación del estado de derecho, arbitrando, en el término más breve posible, los medios para la realización de la Asamblea Nacional Constituyente".

         En este particular lo primero que corresponde decir es que hay estado de derecho cuando las autoridades constituidas lo son con arreglo a las leyes vigentes, y se ciñen a ellas en el ejercicio de sus funciones. La Constitución y las otras leyes fundamentales del país son anteriores al advenimiento del Partido Colorado al poder y, por lo tanto, totalmente ajenas al Gobierno del General Stroessner, en el cual recae -en la parte que no es específica de los otros poderes del estado- la responsabilidad de aplicarlas. Apartarse de su letra y de su espíritu, sería, justamente, reemplazar el estado de derecho por el estado discrecional, que es, la acusación implícita que se desprende de la primera parte de este párrafo.

         Otra cosa muy distinta es que se quiera modificar o transformar el estado de derecho vigente, para lo cual se impone el cambio de Constitución, pero que de ninguna manera se resuelve con el cambio de Gobierno, porque cualquiera él sea, si no quiere caer en la discrecionalidad, tendrá que preservar la efectividad de las normas vigentes.

         El Partido Colorado repudió en su oportunidad la Constitución de 1940, dictada y promulgada por procedimientos que repugnan a los más elementales sentimientos democráticos; pero, por esa misma razón, rechaza categóricamente incurrir en el error del Partido Liberal, acometiendo la empresa por medios arbitrarios, que restarían valor y autoridad en su origen a la mejor de las Constituciones.

         La Constitución vigente prevé el procedimiento para su reforma total, equivalente a la sustitución. De ello se ocupa el Artículo 44, que en la segunda parte del párrafo primero dice: "La necesidad de la reforma debe ser declarada por la Asamblea Nacional con los dos tercios de votos de sus miembros". Pero en cuanto a la Asamblea Nacional, no contiene ninguna disposición que directamente se refiera a ella, salvo el Artículo 58, que la define indirectamente cuando para los casos de renuncia, inhabilidad o muerte del Presidente de la República, establece que "el Ministro del Interior convocará inmediatamente al Consejo de Estado y a la Cámara de Representantes a Asamblea Nacional plena para designar al Ministro o funcionario que deba ejercer la presidencia... etc. ".

         La Asamblea Nacional, pues, se integra con el Consejo de Estado y la Cámara de Representantes y a ella compete en exclusividad expedirse sobre la necesidad de la reforma de la Constitución.   Pero aunque ésta cite en segundo término a la Cámara de Representantes, no puede dudarse que, tanto porque se trata de un Poder del Estado como por ser electivos los cargos de sus miembros, constituye el elemento fundamental y la única expresión de soberanía popular en el seno de la Asamblea. No tiene esta jerarquía el Consejo de Estado, cuyos miembros son designados por Decreto del Poder Ejecutivo.

         Es fundamental, entonces, que para desembocar en la reforma constitucional, la Cámara de Representantes sea expresión la más acabada posible de todas las corrientes de opinión democrática del país. Esta es la razón principal por la cual el Partido Colorado ha apoyado resueltamente la iniciativa de garantizar a los partidos opositores su concurrencia a las elecciones para integrar el Poder legislativo, cuya disolución en mayo del año pasado pudo abrir un fructífero cauce al perfeccionamiento de nuestras instituciones, si los directores de la oposición pensaran realmente en la democracia y hubieran sido decididamente ajenos a las corrientes golpistas que traban los progresos del proceso político-institucional del país.

         Recién cuando se haya expresado la necesidad de la reforma constitucional con la relativa plenitud democrática que la Constitución vigente permite, podrá encararse legítimamente el problema de la convocatoria a Asamblea Nacional Constituyente, para abordar la magna empresa. La oposición, integrando el Parlamento, habría dado una primera prueba de patriotismo y de preocupaciones superiores que facilitaría todo lo demás; y el Partido Colorado, como Partido de Gobierno, se aseguraría de que esa misma oposición no sería la primera en enrostrarle después una convocatoria deficiente, para argumentar con eso su deserción de la Asamblea Nacional Constituyente y dejar librado a la sola responsabilidad de nuestra Asociación política el problema de la reforma constitucional, con las consecuencias previsibles de esta situación, porque aunque quedaran satisfechos todos los requisitos formales, no dejaría por eso de ser la obra de un único Partido y, por consecuencia, el blanco permanente de todos los demás.

         El Movimiento Popular Colorado en su pronunciamiento, habla de "arbitrar los medios", pero si piensa en otros que no sean los de la ley, está proclamando el estado revolucionario con todas las pavorosas consecuencias políticas, económicas y sociales y con la peligrosa confusión ideológica que estamos viendo en otras latitudes del Continente, o de lo contrario se está allanando a la solución precedentemente descartada por perniciosa para el prestigio del coloradismo; y en uno y otro caso agrede con torpeza sin precedentes la tradición legitimista del Partido, una de sus más puras glorias, lo que lo ha consagrado como Partido de orden y de paz.

         Los correligionarios Mario L. Mallorquín y Waldino Ramón Lovera, firmantes ahora del pronunciamiento de Resistencia, miembros en 1958 de la Comisión Especial de Redacción del Anteproyecto de Constitución Nacional, creada por Acta N° 6 en fecha 21 de Mayo de 1958, no pueden alegar desconocimiento del problema y más hubiera valido que cumplieran con la honrosa misión que se les encomendó. Ya tendría el Partido su ante-proyecto de Constitución -que lo tiene, de todos modos, de manera general, en las Bases de su Declaración de Principios y Programa de Gobierno- y hasta se hubiera podido dar el paso preliminar de someterlo a una Convención partidaria para conferirle el aval del pueblo colorado. Con esta tarea realizada, con la resonancia propia de ella, la oposición no "habría podido menos que revisar muy seriamente su conducta, para no agravar su desde ya comprometida situación ante la opinión sensata del país.

         Desde otro punto de vista, el Partido Colorado, que como Partido de Gobierno debe ser el que exhiba el mayor sentido de responsabilidad en sus planteos, habría podido recurrir a los Poderes Públicos para sugerir la convocatoria de Asamblea Nacional Constituyente, con la solvencia de su propia definición.   

         El Partido sigue firme en esta idea que abandonaron los correligionarios incorporados al Movimiento Popular Colorado y que con el pronunciamiento de Resistencia eligieron definitivamente el enunciado demagógico de la oposición, para cohonestar, igual que ella, la adopción de la violencia como medio de lucha política.

 

 

 

POLÍTICA INTERNACIONAL DEL GOBIERNO DE STROESSNER

 

         Pero donde el pronunciamiento revela mejor su intención aviesa y la falta de escrúpulos de sus responsables, es en el párrafo relativo a las relaciones internacionales. "Condenar -se dice en esta parte- la política exterior de la tiranía qué especialmente en relación a los países vecinos, genera problemas de peligrosas derivaciones contra los altos y permanentes intereses de la nación".

         El Movimiento Popular Colorado condena toda la política exterior del Gobierno, aparentemente; pero a poco que se repase el enunciado y por ligeramente que se observe la realidad circundante, se colige que todo él no se dirige sino a uno o dos aspectos particulares de la múltiple actividad internacional de nuestro país.

         En efecto, carece de sentido que se ataque los convenios con España o con el Japón, por ejemplo, que, particularmente en materia de barcos, permitirán al Paraguay contar con una flota mercante como no la tuvo desde los días de don Carlos Antonio López. Lo mismo puede decirse de los demás convenios firmados con tantos países, para el intercambio comercial, cultural, artístico y científico, así como para la cooperación por medio de Servicios y Misiones.

         Además, en el mismo pronunciamiento se aclara que la especial condenación del Movimiento Popular Colorado a la política exterior del Gobierno, se refiere a la relacionada con los países vecinos, que son tres: Argentina, Brasil y Bolivia.

         Comenzando por este último, nuestras relaciones con el país del altiplano son excelentes y cordiales, como lo prueban los tratados y convenios vigentes. El Presidente Stroessner ha visitado La Paz, a invitación del Presidente Siles Zuazo, recibiendo y retribuyendo las finas atenciones del mandatario boliviano, su gobierno y su pueblo.

         El recíproco aislamiento en que han vivido Paraguay y Bolivia, aún después de la Guerra del Chaco, por la falta de comunicaciones eficientes entre los dos países, está en vías de ser definitivamente superado con el camino Trans-Chaco.

         Pero este camino, que con toda justicia está considerado como una de las realizaciones más extraordinarias del Gobierno colorado del Gral. Stroessner, no solamente servirá al intercambio paraguayo-boliviano, sino que representará para Bolivia una salida hacia el Atlántico, como lo será para nuestro país hacia el Pacífico; y para ambos, como parte de la Ruta Panamericana que tendrá que ser necesariamente, un poderoso instrumento de vinculación continental y un apoyo efectivo para la lucha contra los inconvenientes de la mediterraneidad.

 

 

 

 

LAS RELACIONES CON EL BRASIL

 

         Las relaciones paraguayo-brasileñas han alcanzado, bajo el signo de la cooperación, niveles desconocidos hasta el presente y sus principales manifestaciones se expresan en obras de incontestable beneficio para el país.

         Frutos de esa política confraternal son, en un rápido repaso de los más importantes, el camino de Coronel Oviedo a Puerto Presidente Stroessner; el puente internacional sobre el río Paraná, para unir ese camino a la red vial brasileña, particularmente a la ruta a Paranaguá, sobre el Atlántico; el puerto franco en dicha ciudad y su recíproco en Concepción; el valioso proyecto, ya casi terminado, para la construcción de una usina hidroeléctrica en los saltos del Acaray-Monday; y el monumental edificio que se está construyendo para sede de un colegio experimental, en los predios destinados a la futura Ciudad Universitaria. Tampoco se puede dejar de citar la cooperación brasileña para el trazado de la ruta Concepción-Pedro Juan Caballero y el reciente convenio paro la exploración y trazado de un camino entre Bella Vista, a orillas del Apa, y Coronel Oviedo, pasando por Tacuati, Unión, San Estanislao y otros pueblos de esa vasta región, que ahora tienen un desenvolvimiento comparativamente bajo con relación a sus riquezas potenciales, a causa de la falta de vías de comunicación adecuadas.

         No se comprende cómo puede tener "peligrosas derivaciones contra los altos y permanentes intereses de la nación" la conquista de otra salida al mar, ni la incorporación de todas las regiones del país a un sistema orgánico de carreteras, ni la utilización de poderosas fuentes de energía hidráulica para el desarrollo de la industria y el fomento de todas las manifestaciones del progreso y la civilización, ni la agilización del comercio y del intercambio mediante la multiplicación y la competencia de los puertos de embarque y desembarque de nuestras exportaciones e importaciones, ni el desarrollo de los niveles de la enseñanza con nuevos y mejores centros de formación intelectual y cultural.       

         Las bases éticas de nuestras relaciones con el Brasil, la meridiana transparencia de los emprendimientos resueltos en común, con invariable sentido de solidaridad y cooperación, así como la reiterada esperanza de que todo este pacífico y venturoso quehacer de dos pueblos hermanos ejemplifique un modelo de vida americana, configuran una realidad sin contestación.

         Las entrevistas de los presidentes Stroessner y Kubitschek en la frontera, la visita de nuestro mandatario a Brasilia, los viajes de nuestro Canciller a Río de Janeiro, y los de Macedo Soares, Negrao de Lima y, últimamente, Lafer a Asunción, como Jefes de la Cancillería de Itamaratí, no han tenido otro objeto que servir mejor a esa cooperación, mediante el trato directo y frecuente de sus protagonistas principales.

         Pero independientemente de todas estas consideraciones, interesa señalar que varios de los firmantes del pronunciamiento de Resistencia eran miembros de la Honorable Cámara de Representantes, cuando se consideró en el Parlamento la ratificación de casi todos los convenios con el Brasil, en los cuales se apoyan aquellas realizaciones. Otros eran miembros de la Junta de Gobierno, donde en repetidas ocasiones fueron mencionados esos conveníos; pero ni en el Parlamento ni en la Junta, ninguno pidió la palabra jamás para señalar una sola objeción, para indicar ningún peligro, si consideraban que los había, y mucho menos para fundamentar que eran contrarios a los intereses permanentes del país. Esta es la situación de los correligionarios Luis Oscar Boettner, Mario L. Mallorquín, Waldino Ramón Lovera, Enrique Riera, Diosmel Becker Gutiérrez, Fulgencio Aldana, Evaristo Méndez Paiva, Bernardo García, Nelson Rolón y Miguel Ángel González Casabianca. Los cuatro primeros eran parlamentarios y miembros de la Junta, los restantes, parlamentarios.

         Pero el caso del señor Epifanio Méndez Fleitas, que firma con los otros el pronunciamiento, hay que considerarlo separadamente, porque son otras su situación y su posición. Fue él, precisamente, quien desde su periódico "Firmeza" desató una campaña de intrigas y mentiras en la que involucró los convenios con el Brasil. Fue él el primer afiliado de nuestro Partido -entonces no se lo había expulsado aún- que se hizo eco de la campaña de desprestigio contra el camino al Alto Paraná y el puente internacional y contra el proyecto de usina hidroeléctrica del Acaray-Monday. Adhiriendo a la consigna comunista que había lanzado esa campaña -cómo se puede probar por tantos documentos públicos de este partido-, formuló la acusación de que esas obras respondían exclusivamente a intereses estratégicos del Brasil y que no reportarían ningún beneficio para el Paraguay. Con este argumento y con otros igualmente disparatados, mantuvo una furibunda ofensiva contra el Gobierno del General Stroessner y se apartó de la orientación política del Partido, hasta el punto extremo que hizo impostergable tu expulsión. La medida -como ya está dicho- fue ratificada por lo Convención partidaria de Marzo de 1958, en la que, conviene repetirlo, fueron convencionales otros firmantes del pronunciamiento de Resistencia.

 

 

 

LAS RELACIONES CON ARGENTINA

 

         Respecto de nuestras relaciones con la Argentina, no puede señalarse una sola actitud paraguaya que se oponga a la cordialidad del trato felizmente existente entre los Gobiernos de ambos países.

         La visita del presidente Frondizi al Paraguay, en octubre de 1958, es un noble y elevado testimonio de esa cordialidad; y la más reciente del Canciller Taboada, lo ratificó.

         Desde aquella visita, como antes y después de ella, pueden señalarse gestiones de la mayor importancia, cumplidas entre Asunción y Buenos Aires, para fortalecer los fraternales lazos de paraguayos y argentinos. Misiones económicas de ambos países han concurrido a una y otra capital, con el decidido empeño de perfeccionar los instrumentos reguladores del intercambio y las relaciones comerciales. Estos problemas son de la mayor importancia entre países que se complementan para la satisfacción de sus necesidades, y la atención que se les preste se transfunde en otras esferas de la convivencia, contribuyendo a la consolidación de la armonía y del afecto recíprocos.

         El 22 de enero de 1958, el Embajador de la República Argentina en Asunción, hizo entrega al Gobierno del Paraguay, a nombre del de su país, del hermoso edificio construido en el Solar Sarmiento, para sede de la Biblioteca Nacional. El representante diplomático argentino, que lo era entonces el Dr. Felipe Yofre, dio la interpretación de la solemne ceremonia con estas palabras: "Quiere significar así el Gobierno de mi Patria, que ya nada puede separar a estos países; que las disputes de ayer, por haber sido dignamente sostenidas, sólo han dejado glorias, tristezas y alegrías comunes. Quiere deciros que busca la amistad del pueblo paraguayo a través de sus virtudes. No con adulación, sino con un lenguaje franco y respetuoso. Y viene a expresaros con orgullo, que está satisfecho de poder contribuir a que conservéis el tesoro de vuestra cultura, de vuestras glorias y de vuestras luchas, precisamente porque son vuestras".

         En la misma medida que es verdad que ya nada puede separarnos a paraguayos y argentinos, es también verdad que no todo es historia conclusa en nuestras luchas. De país a país, de Gobierno a Gobierno y, fundamentalmente, de pueblo a pueblo, todo está en el sitio entrañable que debemos preservar; pero contra esta vocación de tenderse las manos para estar siempre juntos, se encrespan todavía viejos enconos de círculo, que no son la Argentina ni la argentinidad. Y al amparo de esos enconos, que no gravitan en el alma paraguaya, ni consiguen apartarla del camino de la concordia, una oposición incivilizada de connacionales que nunca tuvieron o que extraviaron la brújula de la autenticidad, agita sus falsas banderas, intriga, miente, conspira y forcejea, motejando artificiosamente de argentinófilos o argentinófobos a los hombres y a las ideas que dirigen y orientan en el Paraguay, según convenga a sus intereses o ayude a sus ambiciones.   

         De esa menguada extracción es la ruidosa y persistente propaganda de cierto sector de la prensa porteña, para el cual es palabra sagrada y merece el relieve de los grandes titulares cualquier cosa que se diga contra el Paraguay y contra sus autoridades, así sea por boca de delincuentes vulgares que a los pocos días aparecen en la crónica policial de los mismos diarios que les dieron pedestal de próceres, pero cuyos desatinos y patrañas quedan sin rectificación, con innegable daño para el prestigio de nuestro país y aún para la dinámica de su progreso, porque estando en proceso de desarrollo, necesita del buen concepto internacional para atraer la contribución de los elementos humanos, económicos y culturales convenientes a su expansión y florecimiento.

         De esa menguada extracción son también los alicientes que mantienen en continuado plan de subversión a aquellos grupos opositores de connacionales que rechazan todas las fórmulas de la democracia para la solución de un pleito entre paraguayos, que debe resolverse en el Paraguay, y que por estar así alentados prolongan absurdamente la esperanza del golpe exitoso, contra toda razón en la que pueda fundarse la conciliación de la familia paraguaya.

         Lo que ha flecho el Movimiento Popular Colorado al condenar la conducción de las relaciones internacionales de nuestro país, no fue más que arrimar leña a era hoguera insignificante pero peligrosa, para calentarse en la misma rueda de los eternos confabulados contra la felicidad y el engrandecimiento del Paraguay, sin alcanzar, sin embargo, a lastimar con su intriga las profundas y vigorosas raíces de la fraternidad paraguayo-argentina. Esto está a salvo de toda conspiración regresiva, porque como se dijo por autorizada palabra, "las disputas de ayer, por haber sido dignamente sostenidas, sólo han dejado glorias, tristezas y alegrías comunes".

         Pero bajo la incitación de tamaño dislate como el que se inserta en el pronunciamiento, no sé puede menos que ahondar el análisis, para enfrentar a los responsables con su propia obra.

         Fue, precisamente, el señor Epifanio Méndez Fleitas, el mismo que hizo blanco de sus intrigas la cooperación paraguayo-brasileña, quien en un momento dado, hace muy pocos años, comprometió con sus actitudes los altos y permanentes intereses del Paraguay en sus relaciones con Argentina.

         Esas actitudes suyas, llegaron a generar problemas que pudieron tener peligrosas derivaciones, pero que, felizmente, fueron sobrellevados con serenidad y solucionados con la hidalguía propia de nuestros pueblos.

         No se pretende transferir a su nombre la culpa de otros, sino que se señala ese momento en que, copartícipe encumbrado del poder, el señor Epifanio Méndez Fleitas quiso hacer de la imitación la estrategia de su predicamento. Para ello olvidó que no son las parcialidades políticas, de contingentes situación en el tiempo, las que deben privar en las relaciones de los pueblos, porque éstas se manejan por los Gobiernos, cuya sucesión no debe significar mudanza ni rectificaciones, sino un continuado acrecentamiento de la amistad y la confianza, a resguardo de toda inclinación que pudiera tomarse por preferencia, en un terreno que sólo es lícito para los ciudadanos de cada país en particular.

         El señor Epifanio Méndez Fleitas, en este espinoso plano, llegó a personificar no un módulo de concordancia legítima, ya que toda concordancia humana, sea de hombres o de pueblos, necesita de protagonistas individuales para vertebrarse, sino la transferencia de una ideología política pensada por argentinos para la Argentina, al cotejo cívico del Paraguay.

         Conferencias, charlas radiales, reuniones de prensa, folletos, artículos que no pueden haberse perdido ni olvidado, testimonian estas afirmaciones, a cuya luz puede interpretarse muchos de las dificultades posteriores, por las cuáles hubo de transitar el Paraguay en aquella etapa acuciosa de sus relaciones con Argentina, posterior a la transformación política que sufriera en 1955.

         Las secuelas de esta situación se prolongaron largamente en otros planos que, sin ser los de los Gobiernos, tienen suficiente influencia para sindicar en su interés lo aparente como verdadero, y lo individual y limitado como general sin exclusiones.

         Pero he aquí que a los pocos años, muchos de los que fueron antagonistas inconciliables del señor Epifanio Méndez Fleitas por esa posición suya, que juzgaban eminentemente banderiza y atentatoria contra los intereses permanentes del país, aparecen ahora firmando con él la misma acusación contra el Gobierno del General Stroessner.

         Si las relaciones de su Gobierno con el de la Argentina son tan cordiales como se puede probar por múltiples circunstancias, hay que buscar en otra parte los elementos en que se ha fundado la condenación del pronunciamiento, en lo que pudiera referirse a la nación sureña, ya que no ha sido posible hallarlos hasta aquí.

         Pero la búsqueda más afanosa no rinde indicios sino en el ámbito de las empresas subversivas que han inquietado la paz de la República en los últimos tiempos. Allí, en esa esfera sombría de apetitos y rencores, que invariablemente señala su presencia en tierras argentinas, no faltó la complicidad local que, independientemente de las firmes y sostenidas declaraciones del Gobierno y de las medidas con que las acompañaba, lesionaron el principio de no intervención. Para explicar con el ejemplo, valga el caso de aquel Sub-Oficial del parque militar de Puerto Madero, que se suicidó sin otra razón aparente que la de que las armas empleadas para el asalto a la ciudad de Coronel Bogado, el 19 de abril de 1958, habían salido de allí, y él estaba encargado de su custodia.

         En otra plano, y también como un ejemplo entre muchos, las informaciones periodísticas llevadas a imprenta con anticipación a los hechos que relatan, para ver la luz pública coincidentemente con ellos, con apariencia de primicias instantáneas, como ocurrió con la invasión del 12 de diciembre, rebasa el marco de la información, porque revela conexiones que se explican de otro modo y plantean la presencia de tendencias intervencionistas que, por otra parte, no nos son desconocidas.

         Los casos de esta naturaleza, multiplicándose con diversos matices y formas, más graves unos que otros, pero invariablemente enderezados a tonificar la agresividad subversiva contra el Gobierno del Paraguay, no le ha apartado éste del fiel cumplimiento de sus obligaciones internacionales, ni le ha servido de motivo para enervar sus vínculos de amistosa correspondencia con el Gobierno argentino; pero, por contrapartida de aquellas causas, no ha podido evitar como efecto -ni hubiera sido lógico que lo pretendiera-, la reacción de la opinión pública que le acompaña y sus manifestaciones en la prensa y en la radio, en medida que jamás se excedió de la defensa necesaria y que en ningún caso se apartó del juicio objetivo.

         El que se excedió y se apartó de sus obligaciones en circunstancias que no le honran, fue el Dr. Osvaldo Chaves, Embajador en Washington y Delegado Permanente del Paraguay ante la Organización de Estados Americanos, hasta abril de 1958.

         Instruido por la Cancillería para informar sobre el asalto a la población de Coronel Bogado, dirigió al Secretario General de la Organización la siguiente nota: "Tengo la honra de informar a Vuestra Excelencia, conforme instrucciones expresas recibidas de mi Gobierno, que con fecha primero de abril de 1959, un grupo maleante político procedente de territorio de la República Argentina cruzó la frontera con mi país, en horas de la madrugada y a la altura de la población de San Cosme, atacando guarniciones policiales paraguayas. Los maleantes rechazados volvieron al territorio de origen abandonando armas con insignias del Ejército Argentino, pertrechos y municiones. Hago denuncia formal de este hecho que mi Gobierno considera insólito y de suma gravedad".

         Con una negligencia que el Dr. Chaves no ha explicado, convirtió en denuncia formal lo que debió limitarse a ser una información para la O.E.A. La diferencia entre ambos términos es fundamental en materia diplomática y no se alcanza a comprender cómo el Dr. Chaves los ha confundido. Felizmente esa actitud que pudo generar problemas de peligrosas derivaciones contra los altos y permanentes intereses de la nación, no pasó de causar algunas molestias en nuestras relaciones con la Argentina, que fueron superadas con espíritu de conciliación por las Cancillerías de nuestros dos países.

         Pero dejando de lado lo circunstancial, por graves que aparezcan los caracteres de que se reviste, la verdad es que el Paraguay ha puesto siempre en sus relaciones con Argentina los más sinceros sentimientos de su vocación fraternal.

         Consiente de la grandiosidad de muchas empresas que deberán acometer juntos para beneficio común, preserva de todo vacilación su espíritu solidario, con el pensamiento puesto en la tarea que ya no puede demorarse, porque ha sonado la hora decisiva de la cooperación continental.

         Allí están los primeros planteamientos para la utilización de los rápidos del Apipé, en el río Paraná, que pueden mover poderosas usinas hidroeléctricas al servicio del progreso de Paraguay y Argentina.

         Allí está la Ruta 11, cuya pavimentado debe llegar hasta Clorinda, frente a Asunción, y que aún cuando es una obra que se completa en territorio argentino, reviste un indudable interés para el Paraguay, por su vinculación con la red vial  nacional en el cruce de Puerto Pilcomayo a Itá Enramada, a través del río Paraguay.

         Recíprocamente, allí está el camino de Asunción a Encarnación, frente a la ciudad argentina de Posadas, con todas sus características de camino internacional y con todas sus posibilidades, para el intercambio paraguayo-argentino, mediante una conexión eficiente con el sistema de rutas de la Provincia de Misiones, a través del río Paraná. Y allí está el ramal de San Ignacio a Pilar, frente al puerto argentina de Bermejo, sobre el Paraguay, esperando él mismo porvenir.

         El camino de Asunción a Encarnación ha sido realizado en su etapa final por el Gobierno del General Stroessner, pero corresponde señalar que se ha trabajado en él desde hace años y que muchos de sus puentes y obras de arte, así como parte del ramal de San Ignacio a Pilar, han sido financiados con fondos del empréstito brasileño de 100.000.000 de cruceiros, otorgado a nuestro país por el Gobierno del Presidente Getulio Vargas, en cumplimiento del Tratado de Paz del Chaco, por el cual las naciones mediadoras se comprometían a cooperar con las naciones ex beligerantes en el desarrollo de sus respectivas economías.

         Cuando el Brasil honró ese compromiso y el Paraguay destinó los fondos del empréstito para estos caminos, ninguna voz se levantó, ni dentro ni fuera del país, para acusar al Gobierno Nacional de estar sirviendo con ellos a intereses foráneos, contrarios a los intereses permanentes del Paraguay o peligrosos para la paz continental. Pero lo más grave está, para nosotros, en que este extravío es nuevo en el seno del Partido Colorado, que por eso mismo debe rechazarlo con categórica energía, para que el mal ejemplo no cunda, en desmedro de su tradición patriótica y progresista, que no se detuvo jamás ante las intrigas y las incomprensiones, cuando se trató de servir a la Causa del engrandecimiento nacional.

         Con impúdica docilidad que escarnece al temple colorado, los firmantes del pronunciamiento de Resistencia se sometieron a todas las acusaciones de la oposición golpista, para corear con ella los argumentos del contubernio y la conspiración.

 

 

LOS PROBLEMAS ECONÓMICOS

 

         De las relaciones internacionales, pasan a los problemas económicos, consignando un cuadro sombrío que atribuyen al Gobierno del General Stroessner, para ofrecer vagamente, con esa imprecisión calculada de la demagogia, que fustiga las emociones pero que nunca se enfrenta con la razón, una panacea salvadora de la que ellos serían portadores providenciales.

         Para ello prometen "auspiciar oportunamente medidas económicas de emergencia, tendientes o aliviar la afligente situación de miseria en que la tiranía ha sumido al pueblo paraguayo".

         No hace falta extenderse mucho para probar la malintencionada arbitrariedad de la acusación que se contiene en el párrafo, porque son públicos y notorios los esfuerzos del Gobierno para afirmar la economía nacional sobre bases perdurables, en un marco de libertad para las actividades productoras del país.

         Nuestros medios siguen siendo limitados, ciertamente; pero los principales factores de esa limitación, escapan a las previsiones del Gobierno, como ocurre con la caída de los precios en el mercado internacional o con el decaimiento de ciertas exportaciones básicas por la incapacidad de pago de los compradores habituales. De esta manera las dificultades económicas de otros países se transfieren al Paraguay, neutralizando en alguna medida sus esfuerzos de superación, pero sin hacerle declinar en su impulso progresista, muy distinto de la miseria que pregonan los del Movimiento Popular.    

         Cuando hablan de medidas de emergencia, estando entre los firmantes el señor Epifanio Méndez Fleitas, no se puede menos que pensar en los controles de la economía dirigida que él llevó a todos los extremos, con las consecuencias que ahora se transfieren al Gobierno del General Stroessner por el endoso de un pronunciamiento.

         Dejemos al Dr. Osvaldo Chaves que lo diga: "El señor Méndez se refiere mil veces, con la obsesión que tiene por mi nombre, a mi gestión de Presidente del Banco Central, habla a cada rato de "quiebra" y de "desastre". ¡Pobre señor Méndez! lo único que tiene buen cuidado de callar es que yo estuve en ese cargo apenas dos meses y unos días (desde el 25 de febrero en que asumí, hasta mediados de mayo de 1954) para recoger su "herencia" y que, como puede comprenderlo cualquier hijo de vecino, ese no es tiempo suficiente para hacer milagros ni limpiar los establos de Augías. ¿Qué es todo cuanto yo podía hacer en esas circunstancias? Sólo una cosa. Trabajar en silencio, sin discursos, sin alharacas, sin gritos estentóreos que no asustan a nadie porque sólo traducen el propio miedo, sin presumir de financista, para trazar apenas la estrategia del futuro y las grandes líneas de una política que hoy llega a su apogeo bajo la Presidencia del Ingeniero Storm, concitando el respeto de toda lo opinión pública, la confianza del capital y del trabajo y el aplauso de los más altos organismos internacionales". (1)

         Como el Ingeniero Storm fue el ejecutor inicial de la política del Gobierno del General Stroessner en el Banco Central, he aquí que es el propio Dr. Osvaldo Chaves el que ahora se contradice, firmando el pronunciamiento. Y respecto del señor Epifanio Méndez Fleitas, que también dijo lo suyo al Dr. Osvaldo Chaves, como se colige del párrafo transcripto, resolvió un antiguo emplazamiento de aclaración, con su firma solidaria. Pero, con todo, no está tan perdido ni olvidado aquel párrafo lapidario de su contestación: "Yo le desafío a esté malvado a que hable como la gente y que llame las cosas por su nombre. De no hacerlo cargará con el estigma de cobarde y calumniador". No se trataba, como se ve, de simples agravios políticos. (2)

         Si así son los mentores de las medidas económicas de emergencia que nos promete el Movimiento Popular Colorado, es fácil imaginar la hechura de esas medidas y se comprende con cuánta tenacidad debemos preservar al pueblo de tamaña desgracia.

 

 

 

 

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

 

         Sigue el pronunciamiento con una exhortación "a los correligionarios de la República, para que en el momento de las decisiones unan y coordinen, con mayor fuerza, su acción contra la tiranía". El análisis de este párrafo es innecesario, por cuanto que lo único concreto en él es la confirmación del alzamiento contra la autoridad partidaria, directa y desembozadamente. Lo demás no vale la pena, porque no pasa de unas cuantas palabras ilusorias tiradas al desierto.

         En su párrafo final se lee esta frase: "Declarar que el cumplimiento de estos objetivos sea haya asegurado por la indestructible y cada vez más sólida unidad que reina en el seno de nuestro movimiento". Aquí se colaron los fantasmas de antiguas rivalidades, erizadas de enconos y de agravios, para apelar al ingenuo milagro de una declaración, en demanda de algo en que ellos mismos no creen, porque si creyeran habría sido ocioso escribirlo.

         Este es el pronunciamiento de Resistencia. Así ha sido dado a publicidad por correligionarios que ahora integran la Junta de Gobierno ilegitima del pequeño grupo insurreccional llamado Movimiento Popular Colorado. Disposiciones concretas de los Estatutos han sido transgredidas, como las de las incisos 1) y 3) del artículo 19, en concordancia con la del artículo 10.

         Como las transgresiones se resumen en un documento que tiene categoría de prueba formal, independientemente de valer cómo confesión de parte, por cuanto que todos los firmantes están individualizados en el mismo documento y sus motivaciones aparecen explícitas en él, configurando otras tantas transgresiones a la disciplina partidaria, por estar opuestas a mandatos de la Convención y a resoluciones concordantes de la Junta de Gobierno, el Comité Político, oído el parecer de todos sus miembros, considera que corresponde aplicar la sanción máxima de nuestros Estatutos a los correligionarios comprendidos en el objeto de este dictamen. Salvo mejor parecer.

 

 

(1) Ver Anexo I, pág. 24, Carta de Osvaldo Chaves a Epifanio Méndez Fleitas.

(2) Ver Anexo II, pág. 26, Réplica de Epifanio Méndez Fleitas a Osvaldo Chaves.

 

 

 

RESOLUCIÓN DE LA JUNTA DE GOBIERNO

DEL PARTIDO COLORADO

 

         Asunción, 18 de Marzo de 1960

 

         VISTO: El dictamen producido por el Comité Político en cumplimiento de la resolución de la Junta de Gobierno, de fecha 9 de marzo del corriente año, con motivo del pronunciamiento suscripto por varios correligionarios bajo la denominación de "Movimiento Popular Colorado" y publicado en el diario "La Prensa", de la ciudad de Buenos Aires, N° 30.912, de fecha 6 de Marzo de 1960; y

         CONSIDERANDO: Que el referido dictamen pone de manifiesto la inconducta cívico-partidaria de los correligionarios señores José Zacarías Arza, Luis Oscar Boettner, Waldino Ramón Lovera, Mario L. Mallorquín, Osvaldo Chaves, Enrique Riera, Pedro A. Caballero, J. Virgilio Cataldi, Martín Valiente Gómez, Evaristo Méndez Paiva, Bernardo García, Julio César Kolberg, Nelson Rolón, Fulgencio Aldana, Hugo César Recalde, Miguel Ángel González Casabianca, Diosmel Becker Gutiérrez, Rubén Duarte y Raimundo Domínguez;

         Que la gravedad de los cargos analizados y comprobados por el dictamen del Comité Político, obliga a la Junta de Gobierno a tomar las medidas necesarias para la buena conducción de los intereses permanentes del Partido y de la defensa de sus principios tradicionales;

         Que los firmantes del    referido documento publicado en eldiario "La Prensa", han incurrido en traición al Partido, afectando seriamente el prestigio del mismo, su tradición y sus realizaciones en función de Gobierno;

         Que es una atribución y un deber de la Junta de Gobierno del Partido adoptar las sanciones previstas en los Estatutos, Artículo 12, inciso 11, contra los asociados, por actos que afecten al Partido.

         POR TANTO, y de conformidad con lo dispuesto por el Artículo 12, inciso 11 de los Estatutos, la Junta de Gobierno de la Asociación Nacional Republicana, Partido Colorado, por unanimidad de votos,

 

RESUELVE

 

         1º) Aprobar el dictamen producido por el Comité Político y leído en sesión de esta fecha; y

         En consecuencia, expulsar de las filas partidarias a los afiliados señores José Zacarías Arza, Luis Oscar Boettner, Waldino Ramón Lovera, Mario L. Mallorquín, Osvaldo Chaves, Enrique Riera, Pedro A. Caballero, J. Virgilio Cataldi, Martín Valiente Gómez, Evaristo Méndez Paiva, Bernardo Garcia, Julio César Kolberg, Nelson Rolón, Fulgencio Aldana, Hugo César Recalde, Miguel Ángel González Casabianca, Diosmel Becker Gutiérrez, Rubén Duarte y Raimundo Domínguez, por traición a la causa y a los intereses de la Asociación Nacional Republicana, Partido Colorado.

         2°) Comuníquese, publíquese, archívese.

 

         J. BERNARDINO GOROSTIAGA

         Presidente

         J. AUGUSTO SALDIVAR

         Secretario

         ENRIQUE VOLTA GAONA

         Secretario

         J. LEANDRO OVIEDO

         Secretario

 

         Miembros Titulares:

         J. EULOGIO ESTIGARRIBIA

         DOMINGO MONTAVNARO

         JUAN R. CHAVES

         TOMAS ROMERO PEREIRA

         MARCIAL SAMANIEGO

         RIGOBERTO CABALLERO

         EDGAR L. YNSFRAN

         CRISPIN INSAURRALDE

         FABIO DA SILVA

         J. CLIMACO FERNANDEZ

         EZEQUIEL GONZALEZ ALSINA

         PASTOR FILARTIGA

         CESAR BARRIENTOS

         RAUL SAPENA PASTOR

         TEODOSIO ZAYAS

         ANTONIO E. GONZALEZ

         ROSA AGUSTIN GONZALEZ

         BACON DUARTE PRADO

 

         Miembros Suplentes:

         RAUL BRUGADA      

         RUBEN RAMIREZ PANE

         ALBERTO GONZALEZ

         SAUL GONZALEZ

         ODILON BENITEZ

         J. MANUEL FRUTOS (h)

 

 

 

ANEXO I

 

Carta de Osvaldo Chaves a Epifanio Méndez Fleitas

 

         Asunción, 19 de Noviembre de 1956

 

         Ha llegado ayer de mañana a mi poder, arrojado al zaguán de mi casa por manos anónimas, un mamotreto de 121 páginas, impreso en mimeógrafo, bajo el complejo título "Desatinos y calumnias al descubierto (Sobre un discurso y un informativo, una carta y un comentario)", de que es autor el señor D. Epifanio Méndez. En él se incluye copia de una carta que habría sido cursada desde Montevideo, con fecha aparente 5 de Junio de 1956, al Ingeniero D. Gustavo Storm, Presidente del Banco Central del Paraguay.

         Tengo cierta repugnancia instintiva a polemizar con mis correligionarios, cualesquiera sean las diferencias que de ellos me separen, y muy especialmente cuando, so pretexto de exaltar los propios méritos y rebajar los ájenos, se corre el peligro de comprometer en la polémica el buen nombre del Partido en que todos tenemos una responsabilidad conjunta y solidaria. Me falta la vanidad personal que se precisa para decidirse a fabricar y arrojar esos boomerang que terminan por caer sobre nuestras propias cabezas. Puesto el pensamiento en cosas un poco más altas que las miserias en que abrevan los espíritus mezquinos, suelo carecer de tiempo para contestar ataques o insinuaciones que podrían rasguñar a mi amor propio. Siempre he pensado además que las reputaciones se forjan a base de conducta, con la contracción sencilla a las tareas grandes o pequeñas que nos tocan, antes que con montañas de papel o ríos de tinta, con gritos histéricos y cataratas de cifras, de gráficos, de cuadros estadísticos, de aclaraciones, de salvedades, de rectificaciones, de carraspeos, de rayos, truenos y relámpagos. ¿A qué ese afán de marear a la gente por tal modo? Sin duda, con el propósito calculado de que al final, por agotamiento físico, nadie pueda ya entender nada de nada. Pero ¿a quién engañamos más en este mundo donde ya nadie cree en bravucones de hojalata ni en hombres providenciales y en donde hasta los niños de la escuela saben ya la diferencia que va de un hombre honrado a un NUEVO RICO, de un financista verdadero a un APRENDIZ DE LA ARITMETICA, de un Catón a un TARTUFO? ¿Quién no sabe en el Paraguay qué es lo que hicimos y qué es lo que no hicimos, dónde están nuestros pagarés o dónde están nuestros pesotes y a quien hay que llamarle por su nombre y a quién con el marcante de ALI BABA u otro cualquiera?

         Hoy hago una excepción, pues me provocan, al paciente silencio con que suelo escuchar tantas cosas; y lo hago ya sin temor a lanzar un boomerang, pues es el propio señor Méndez quien se empecina en demostrar, con su conducta, con su lenguaje y con la técnica de sus procedimientos -absolutamente insólitos en los anales democráticos del coloradismo- que él puede ser cualquier cosa, menos colorado.

         Serán cuatro palabras: primero, porque yo no puedo dar al señor Méndez la importancia y la propaganda que él se busca; y segundo, porque, como decía el maestro Domínguez, no hay verdad que no pueda encerrarse en una cartita de Pascal.

         Lo primero que sorprende es el odio mórbido, reconcentrado y terrible que el señor Méndez demuestra, sin poder al parecer contenerse por más tiempo, rompiendo de súbito todas las esclusas de la razón y el decoro, hacia mi modesta persona. ¿De dónde? ¿Cómo? ¿Por qué? Lo ignoro. Sólo sé que ha de ser bien difícil vivir mucho tiempo con tanta rabia dentro sin atosigarse.

         Primera referencia a mi persona:    

         "Pues, en colaboración con Osvaldo -que hasta el advenimiento del Partido al poder, su "vocación a la enseñanza" le inhibía tener militancia partidaria- pareciera que la NUEVA POLITICA no la usan sino para desprestigiar mi administración..."

         Al parecer el señor Méndez se refiere a la época, ya un tanto lejana (poco más de diez años), en que como Director del Colegio Nacional Central y fundador de la Escuela de Humanidades, me hallaba intensamente ocupado en la tarea de enseñar a la juventud de los colegios y formar el profesorado secundario. ¿Puede sorprender a nadie que, absorbido por tan noble apostolado, pudiera postergar la decisión de una militancia partidaria activa en ese momento? Pero transcurrió muy poco tiempo. Las aguas tranquilas de la política comenzaron a agitarse, la lucha de los Partidos se hizo particularmente intensa bajo el régimen de amplias libertades otorgadas por el Gobierno del Presidente Morínigo y el Partido Colorado llegó, efectivamente, "al poder" (como dice el señor Méndez), aunque a medias, pues llegaba compartiéndolo con el Febrerismo. No era esa una hora de bonanza sino principio de un camino áspero y terrible porque las pasiones se encrespaban y no hacía falta ser vidente para percatarse de que en el horizonte avanzaba a grandes pasos la tormenta.

         Pues bien; fue en ese momento de LUCHA y no de cómoda fruición presupuestaria (yo seguía siendo jefe de una repartición pública y no necesitaba de la política para obtener un sueldo que ya tenía) cuando decidí FORMALIZAR PÚBLICAMENTE mi adhesión al Partido de mis mayores, el viejo Partido que aprendí a amar en mi hogar desde la infancia, el Partido de mi corazón y de mi sangre. Lo hice en una gran fiesta partidaria que se realizó en el local del Casino de Asunción (Avda. Mariscal López y Perú). Para mí y para cuantos me conocían, aquello no era sino un mero acto exterior que confirmaba una vieja vivencia irrevocable. Recuerdo que fue el Dr. Luis Oscar Boettner, uno de los luchadores más recios de los años de sacrificio y de llanura, particular amigo mío, quien anunció mi decisión por el micrófono; y recuerdo también, entre tantas satisfacciones de aquella noche memorable, que el Dr. Ángel Florentín Peña, otro ilustre jefe partidario, me recibió en sus brazos con esta frase que aún resuena en mis oídos: "El hijo de D. Manuel W. Chaves!".

         Desengáñese el señor Méndez. Somos poco más o menos de la misma edad, es cierto. Pero la verdad es que en 1946 yo tenía ya una militancia partidaria DE HECHO quizás un poco más antigua que la suya, aunque el comparar siempre parezca un poco odioso. En efecto, era aún un niño cuando ya trabajaba con mi padre, antes de la guerra del Chaco, en la administración del diario colorado "PATRIA", en cuya jefatura de redacción veía fulgurar diariamente la pluma y el pensamiento del gran escritor y futuro héroe de Yrendague, Eugenio A. Garay, quien me llamaba cariñosamente "compañero de infortunio" Y era todavía un adolescente cuando me iniciaba en la redacción de otro diario colorado, dirigido éste por mi propio padre, "La Prensa", donde aprendí a borronear, mucho antes de que tropezara con el señor Méndez en "La Razón" (Marzo de 1947), las primeras cuartillas en que se vació mi pensamiento por la causa del coloradismo.

         El señor Méndez se refiere mil veces, con la obsesión que tiene por mi nombre, a mi gestión de Presidente del Banco Central, y habla a cada rato de "quiebra" y de "desastre". ¡Pobre señor Méndez! Lo único que tiene buen cuidado de callar a este respecto es que yo estuve en ese cargo apenas DOS MESES y unos días (desde el 25 de febrero, en que asumí, hasta mediados de mayo de 1954) para recoger su "herencia" y que, como puede comprenderlo cualquier hijo de vecino, ese no es tiempo suficiente para hacer milagros ni limpiar los establos de Augías. ¿Qué es todo cuanto yo podía hacer en esas circunstancias? Sólo una cosa. Trabajar en silencio, sin discursos, sin alharacas, sin gritos estentóreos que no asustan a nadie porque sólo traducen el propio miedo, sin presumir de financista, para trazar apenas la estrategia del futuro y las grandes líneas de una política que hoy llega a su apogeo bajo la Presidencia del Ingeniero Storm concitando el respeto de toda la opinión pública, la confianza del capital y del trabajo y el aplauso de los más altos organismos Internacionales.

         Al Sr. Méndez le duele que yo pueda tener algún "talento" y habla de "bluff". Por poco se molesta el señor Méndez. Yo no he pretendido nunca ser hombre de talento, aunque sea el propio señor Méndez quien más se haya hecho lenguas de él en todas partes, hasta el punto de haber escrito alguna vez, bajo su firma, que mis palabras "sonaban cómo martillazos de luz sobre las almas" y que "es así como hay que hablar al pueblo colorado". ¡Pobre señor Méndez! Hoy recibo sus injurias con la misma indiferencia con que ayer escuchaba sus elogios.

         El señor Méndez se refiere despectivamente a mi capacidad. ¡Pobre señor Méndez! Vengo de las recientes jornadas que el Paraguay ha vivido en Washington, en las reuniones del Fondo y del Banco Mundial, y estoy acostumbrado a sentarme en las mesas de trabajo, en las academias científicas, en las asambleas internacionales de América y Europa para alternar, aprender y discutir con los cerebros mejor organizados del planeta. No obstante, nunca me ha hinchado la vanidad, ni he pretendido lucir como un prodigio, ni aparentar lo que no valgo, pues he sido educado en el espíritu socrático, que es la Musa de mi filosofía, y sé lo poco que se es y que se sabe después de haber estudiado, sufrido y recorrido tanto para ser o saber alguna cosa.

         El señor Méndez habla de sus convenios. ¡Pobre Sr. Méndez! Quisling de penetración extranjera, gauleiter (capataz) a quien le asignaron un papel en el plan de colonización del Paraguay y de reconstrucción del Virreinato del Río de La Plata, el señor Méndez siempre estuvo listo para vender el país por dos kilos de leche en polvo o cuatro cajones de manzanas y jamás hizo otra cosa, como negociador o negociante, que trabajar para la anexión económica y el enfeudamiento político de la República. ¡Si estuvieran vigentes sus convenios, estas horas tendríamos la obligación jurídica de pedir permiso a una potencia extranjera para construir el oleoducto del Chaco!

         Me apena un poco ver al señor Méndez descender tan bajo. Es una ley inexorable que cuando se corrompe la moral se desintegra también la inteligencia. Su caso lo confirma. Hubo un tiempo cuando el señor Méndez era un joven honrado y después, cuando simplemente aún no había tenido oportunidad de mostrar la formidable dimensión de su apetito) en que podía cifrarse en él bellas esperanzas. Nadie le regateamos entonces nuestro estimulo y aliento. Hoy el señor Méndez, como Dante conducido por Virgilio a las puertas del infierno, no ha pasado apenas la mitad del camino de la vida, y ya lo vemos en pleno proceso de desintegración espiritual. ¡Nuevo desencanto en este país donde hemos visto tantas veces este desenlace!

         El señor Méndez podrá seguir levantando sus Babeles y acumulando tinta, odio, palabras, celulosa, cifras, gráficos, cuadros estadísticos, recortes de periódico, calcomanías, actas parlamentarias, notas, aclaraciones, observaciones, rayos, truenos y relámpagos.

         Todo será Inútil. Nadie va a asustarse. Nada podrá salvar su causa ni levantar la sentencia irrevocable.

         El pueblo, con su intuición certera y su gracejo, le ha impuesto ya el marcante que le acompañará como una quemadura de fuego por todos los días de su vida: ALI BABA.

 

         (Fdo.): OSVALDO CHAVES

 

 

 

ANEXO II

 

Réplica de Epifanio Méndez Fleitas al Dr. Osvaldo Chaves

 

         Montevideo, 23 de noviembre de 1356.

 

         Señor Director de "Patria",

         Asunción.  

 

         De mi consideración:

         En el diario de su digna dirección -edición del miércoles 21 corriente- apareció una "Carta Abierta" del Dr. Osvaldo Chaves en "repuesta al señor D. Epifanio Méndez".          Como esa persona soy yo, ruégole igual hospitalidad para las líneas siguientes.          "Tengo cierta repugnancia instintiva -dice el Dr. Chaves      a polemizar con mis correligionarios, etc.". ¡Fantástico! Hombre superior, de pensamiento puesto "en cosas más altas que las miserias en que abrevan los espíritus mezquinos", desdeña -por lo bajas- las disputas domésticas en que ordinariamente nos embarcamos los mediocres.    Esa es la palabra. Pero su conducta es distinta cuando entran por medio sus intereses personales o familiares. Entonces escribe con mano firme y acendrado estilo:    "Apena observar, muy cerca de nosotros la presencia de ciertos espíritus contagiados aún de la mentalidad liberal que cuajara en la teoría del cretinismo" ("La Razón", del 17-IX-47).

         ¿Quiénes eran esos "contagiados" de semejante mal? Dejo que él mismo los puntualice: "Son los que acumulan calificativos indignos, cómo "liberalizantes" y "comunizantes" sobre sus hombres más preclaros, viejos luchadores de treinta y cuarenta años de llanura, en cuyas manos no vaciló jamás la enseña partidaria; son los que llevan su ofuscación o su inepcia al extremo de afirmar que "hay que coloradizar el Coloradismo (!)".

         O bien, más claro: "La gente que habla por los diarios inspirados en los gabinetes del Ministerio del Interior (entonces a cargo de Víctor Morínigo) y del Ministerio de Hacienda, (Natalicio González), ha perdido ya toda sentido de la medida, de la prudencia y del tino político, para entregarse al más franco paroxismo. Hay algo de desesperación en su lenguaje y en sus actitudes. Nuestra serenidad -la serena postura del Partido a cuyo margen ellos se empeñan en colocarse- ha terminado por exasperarlos y ahora ya no atinan sino a dar palos de ciego... Acometen en términos indignos con el Jefe de la Iglesia Paraguaya... Se sublevan, de hecho y de palabras, contra la alta autoridad partidaria... En consecuencia, predican y practican la anarquía... Denigran a los valores más representativos del Partido… Amenazan con aplicar la "filosofía del garrote" a los propios correligionarios… Utilizan la intriga y la calumnia para enemistar entre sí a amigos civiles y militares, etc.".

         Bueno, basta. Con hipócritas como éste no se puede hablar. Cuando se sienten en peligro, todo el Partido debe salir a socorrerlos. Ellos son el Partido, sus "valores más representativos", sus "hombres más preclaros". Yo también creía antes en estas supercherías, pero de tanto conocerlos, hoy me dan por el quinto forro.

         Por supuesto, Natalicio y los suyos -sin excusas, desde luego, para los métodos que empleaban- eran a quienes iba el impacto cuando decía: "Conspirar contra el Partido, como ellos lo hacen, provocando la burla y el gozo de los adversarios, es la mejor manera de trabajar para éstos".

         Pero, eso no equivalía a "polemizar" con los correligionarios. Había allí algo sagrado que no admitía discusión: el interés personal y familiar por la candidatura presidencial del Dr. Federico Chaves, disputada a la sazón por Natalicio. Allí estaba la posibilidad de "sentarse" en las mesas de trabajo, en las academias científicas, en las asambleas internacionales de América y Europa, para alternar, aprender y discutir con los cerebros mejor organizados del Planeta". Con el aditamento, se entiende, de: a sueldo en dólares -eso sí, se sabe, lo contabilizaban los Bancos americanos, que no los modestos del país- mientras nosotros, los "bajos", los "espíritus mezquinos", nos afanábamos en construir o ayudar a levantar hospitales, escuelas, iglesias, caminos edificios públicos, etc., desde nuestra pobre función de paragolpes políticos o, en mi caso, de obstinado polizonte.

         "Me falta -añade- la vanidad personal que se precisa para decidirse a fabricar y arrojar esos boomerang, que terminan por caer sobre nuestras propias cabezas".

         Eso lo sabe ahora, después que el boomerang de sus infamias se le ha vuelto por la pasiva; en tanto que no pensaba lo mismo mientras lo fabricaba. ¡Donosa táctica para salirse de apuros! Cuando él dispara la flecha, todo está correcto; siempre que con ello se desmerezca mi administración y se me injurie y difame miserablemente. En cambio, apenas me defiendo salvando a la vez, del descrédito inmerecido, un período de tres años de política económica del Coloradismo,- ha de ser, fatalmente, boomerang que se arroja con "peligró de comprometer en la polémica el buen nombre del Partido" (!). ¿Por qué no lo pensó antes? ¿No es acaso peor el que lo tiremos todo a la bolsa común del fracaso ininterrumpido, sin un solo esfuerzo rectificador? No, por cierto. Porque es ley que el Clan familiar aparezca siempre escudado en la responsabilidad "conjunta y solidaria" del Partido. De otro modo se sabrían los nombres fracasados; un Chaves, otro Chaves y otro Chaves. Por eso no es boomerang cuando el Clan lo fabrica, pero sí lo es, y de lo peor, cuando el circuito se cierra sobre su cabeza.

         Así pues, está bien que él diga de mí: "¡Pobre señor Méndez!" Y mejor aún que lo repita continuamente. "¡Pobre señor Méndez!"; es verdad; que al menos dio al país y al Partido, cuando más lo necesitaban, si no inteligencia, siquiera juventud y entusiasmo, acción y entereza, trabajos y realizaciones. "¡Pobre señor Méndez!", de quien ahora puede hacer leñas impunemente cualquier prosélito del becerro de oro, que no se le supo nunca ocupado de una sola empresa que interese al pueblo, como no sea para su escarnio. "¡Pobre señor Méndez!", de veras.

         Desgraciadamente, no puedo devolverle el cumplido. Ni por burlas cupiera decir "¡pobre!" de él, "letrado" como es, de tan poca historia y menos escrúpulos; a quien lo tiran como perro y luego le llaman:          ¡Hues...o! Y el hombre confunde una cosa con otra: cree que le llaman: ¡Juez!

         "Siempre he pensado –prosigue- que las reputaciones se forjan a base de conducta, con la contracción sencilla a las tareas grandes o pequeñas que nos tocan, etc.".

         Esa es la "Filosofía". Pero el hecho es que, desde la irresponsabilidad del comadreo, del comentario aleve, de la insidia y la calumnia solapadas, no perdía ocasión para cubrir mi nombre de ludibrio, Todo cuanto dijo en su carta abierta, es lo que venía diciendo en la sombra, desde que me creyó aprisionado en la urdimbre del Clan. Pero, esto es sólo el comienzo. Tenemos veinte años por delante para ver hacia dónde se inclina la razón. Lo que aquí se expresa no es más que la réplica a sus agravios. Mi carta al Ing. Storm lo menciona en puntos principales, no en palabras meramente, sino en hechos, que es lo que debiera discutir. Prefirió otra cosa. Yo me ratifico.

         Sin embargo, puedo reconocerme -si tanta es su insistencia- haber caído en pecado de estupidez al apelar a esas "cataratas de cifras, de gráficos, de cuadros estadísticos, etc., etc.". Mejor hubiera estado responder al denuesto con el denuesto, simplemente. La lástima fue que se me pasó inadvertido el que ello determinase que, "por agotamiento físico, nadie puede entender nada de nada". Por estupidez -lo reconozco- no consideré que entre mis lectores forzosos habría uno particularmente, cansado de nacimiento.

         Continúa el Dr. Chaves: "Pero, ¿a quién engañamos más en este mundo donde ya nadie cree en bravucones de hojalata ni en hombres providenciales y en donde hasta los niños de la escuela saben ya la diferencia que va de un hombre honrado a un NUEVO RICO, de un financista verdadero, a un APRENDIZ DE LA ARITMETICA, de un Catón a un TARTUFO?"

         Efectivamente, aquí nadie engaña más a nadie; menos, los falsarios de oficio. No me importa la alusión, que no me alcanza, para los "bravucones de hojalata". Tampoco la de los "hombres providenciales". Si se refiere a mí, está viendo fantasmas. Le conviene un psiquiatra: su alucinación puede desarticular la armonía de su mente. El título de APRENDIZ DE LA ARITMETICA (¡no fue Pinau quien dijo últimamente de Nasser, aprendiz de dictador?; la adaptación me parece excelente), no me molesta en absoluto; es la verdad. Ni sé por dónde lo saca al viejo censor romano para enfrentarlo al arquetipo de su propio linaje: ¡TARTUFO!

         Pero sí, le rechazo con todas mis fuerzas -y algún día verá que no lo hago sólo en palabras- la ofensa íntima con que pretende herir mi reputación moral como no lo hicieron ni mis peores enemigos. "¿Quién no sabe en el Paraguay -se pregunta diabólicamente- qué es lo que hicimos y qué es lo que no hicimos, dónde están nuestros pagarés o dónde están nuestros pesotes y a quién hay que llamarle por su nombre y a quién con el marcante de ALI BABA u otro cualquiera?" Le emplazo a aclarar este párrafo, con toda crudeza. No tema ni se preocupe por mí ni mis hijos; prefiero la ' muerte a la deshonra.

         No discuto que tenga deudas, y acaso por encima de mi solvencia; pero las tengo legítimamente, como las puede tener cualquiera. No poseo más bienes que los que tengo en el Paraguay y que los he ido haciendo con mi trabajo y la ayuda de mis amigos, a la vista de todo el mundo. No dispongo en el extranjero de otras reservas que la estrictamente indispensable para mi subsistencia, no conozco las noches de cines, ni de teatros, ni los paseos de placer. Si el Dr. Chaves supiera que hay algo por ahí en mi nombre, será un descubrimiento: se lo regalo integro. Más aún: todo cisma poseo está radicado casi exclusivamente en mi pueblo natal, donde menos que menos se puede engañar a nadie. Vecino por vecino, conoce la historia de cada pulgada de tierra que la he ido adquiriendo desde el año 51 y que en total no alcanza a 1.300 hectáreas. Su costo inicial fue de 70 guaraníes -dos dólares- por hectárea (la parte mejor, 450 hectáreas) y otras 700 hectáreas, a 40 guaraníes -un dólar- por hectárea, en su mayor porción estero. Por último, 130 hectáreas a 600 guaraníes aproximadamente diez dólares por hectárea, - a causa de los trabajos que organicé dentro, valorizando el inmueble y sus adyacencias. Todo el pueblo sabe de lo que hay allí, el origen de cada cosa, de cada poste, de cada hacienda.

         Desde mi regreso de España, mi esposa y mis cinco hijos viven a dos mil kilómetros de mi actual encierro junto a mi anciana madre, viuda, bajo el raído techo de paja de la antigua casa paterna, donde no hay más riquezas que la vida de trabajo, la austeridad y el honor humildes de quienes no regatean el sudor de su frente para ganarse el pan de cada día. Averíguese por donde se quiera y se sabrá cómo y de qué viven mi madre, mi esposa y mis hijos. De contar con un mínimo de posibilidades, esa tristeza me la hubiera ahorrado hace tiempo. ¡Pero qué va a saber de estas cosas el comensal predilecto de la buena mesa, de la ambrosía y del buen vino!

         Si es a mí que se refiere y no puede ser a otro- el Dr. Chaves debe aclarar de qué "pagarés" se trata, de qué "pesotes", y por qué el marcante que me atribuye como venido del gracejó popular: ALI BABA. Yo le desafío a este malvado a que hable como la gente y que llame las cosas por su nombre. De no hacerlo, cargará con el estigma de cobarde y calumniador.

         "Al señor Méndez le duele que yo pueda tener -dice en otra parte- algún "talento" y habla de "bluff". Por poco se molesta el Sr. Méndez. Yo no he pretendido ser nunca hombre de talento, aunque sea el propio Sr. Méndez quien más se haya hecho lenguas de él en todas partes, hasta el punto de haber escrito alguna vez, bajo su firma, que mis palabras "sonaban como martillazos de luz sobre las almas" y que "es así como hay que hablar al pueblo colorado". ¡Pobre señor Méndez! Hoy recibo sus injurias con la misma indiferencia con que ayer escuchaba sus elogios".

         Algo de eso le dijo Alberdi a Sarmiento en sus "Cartas Quillotanas". Pero, evidentemente, existe alguna distancia entre el genio tucumano y el "agregado" oficial a la mesa de los grandes. Por esos no me impresiona mayormente la figura empalidecida de Alberdi por el pálido hombre, devoto de Sócrates pero sin fibra humana.

         Yo también he sido objeto de sus cumplidos, y nada menos que ante esa montaña de cultura que se llama Germán Arciniegas. Tiene un folleto -a lo Pascal- donde hizo mi defensa contra los ataques de aquel gran hombre. Mas, por desgracia, no me sirvió para nada; Arciniegas lo dio por inexistente. Además, no era a mí que me defendía, sino al Gobierno de su TIO, la olla y el puchereto.

         Pero sí, tengo y conservo en mi poder una carta suya, de puño y letra, que me escribió desde la prisión de Villa Hayes, cuando después del 25 de octubre le tocó esa mala suerte. (Entonces lo culpaba al actual Presidente de su desgracia y vomitaba sapos y culebras contra él). Aquella vez, sí, me puso por las nubes, era yo poco menos que un Bolívar redivivo. Tanto amor se tiene el hombre a sí mismo, que resulta grandioso cualquier pobre diablo como yo que se empeñe por su liberación. Esa carta a mí me honra. La conservaré mientras viva y la legaré a mis hijos. Aunque no me importa su elogio -qué vale tanto como él-, siempre será un testimonio de que alguna vez, Epifanio Méndez se jugó por la libertad de su prójimo.

         "El señor Méndez -señala más adelante- habla de sus convenios. ¡Pobre señor Méndez! Quisling de penetraciones extranjeras, gauleiter (capataz) a quien le asignaron un papel en el plan de colonización del Paraguay y de reconstrucción del Virreinato del Río de la Plata, el señor Méndez siempre estuvo listo para vender el país por dos kilos de leche en polvo o cuatro cajones de manzanas y jamás hizo otra cosa, como negociador o negociante, que trabajar para la anexión económica y el enfeudamiento político de la República. ¡Si estuvieran vigentes SUS convenios, a estas horas tendríamos la obligación jurídica de pedir permiso a una potencia extranjera para construir el oleoducto del Chaco".

         Yo no he dicho nunca MIS convenios. Si lo hiciera, no valdría la pena se me tomara en serio. Nuestro país no es la "horda salvaje" como a veces se lo pinta en el extranjero y que es, posiblemente, lo que habrá "aprendido" el doctor Chaves en su largo sacrificio internacional, para que venga a sostener semejante enormidad.

         Los "Convenios" de que habla no son otros que el llamado "de Unión Económica Paraguayo-Argentino" (tenemos el "de Unión Aduanera", de 1942) y el "Adicional" al Paraguayo-Uruguayo. Ambos fueron revisados, autorizados y ratificados, conforme a prescripciones constitucionales, por el Gobierno de la República. La pasión ciega, y acaso una poca dosis de mala fe, le hicieron decir a este hombre, cosas que no resisten al análisis y carecen de toda lógica, medida y cordura. Pues, de ser cierto que, "si estuvieran vigentes SUS Convenios -como afirma-, a estas horas tendríamos la obligación jurídica de pedir permiso a una potencia extranjera para construir el oleoducto del Chaco", habrá que concluir forzosamente que: o era yo un déspota extravagante con mando ilimitado sobre el Presidente y sus Ministros, sobre el Consejo de Estado y sobre el Parlamento, a quienes los usaba como instrumentos de mi "entreguismo", lo que dejaría por tierra a todos y a cada uno de ellos; bien, que esos altos poderes no tenían conciencia de lo que hacían, llegando así a comprometer a tal punto, bajo mi infernal seducción, hasta los más caros atributos e intereses de la República. Absurdos inadmisibles. Ni yo era el déspota presumido ni el Gobierno la inconsciencia personificada. La verdad es que nunca existió lo que el doctor Chaves atribuye gratuitamente a nuestro Gobierno y pretende cargarlo en desdoro de nuestro Partido. Error explicable en un "atosigado", bien que, en su lógica, lo menos que podría implicar es que, con ello "se empecina en demostrar, con su conducta, con su lenguaje y con la técnica de sus procedimientos -absolutamente insólitos en los anales democráticos del Coloradismo-, que él puede ser cualquier cosa, menos colorado". Pero yo no digo eso. El doctor Chaves sería tal vez un oportunista, más o menos amargado, medio enfermo, todo lo que se quiera; pero su sola disparidad conmigo no lo hace menos colorado. Mi disentimiento con él, sí, es diferente: desde ese momento yo estoy excomulgado...

         Y volviendo a los Convenios, donde me refirmo principalmente culpable o responsable, es en su aspecto técnico-económico y comercial, juntamente con el equipo de trabajadores especializados del Banco a cuyo cargo y mío dejó el Gobierno la discusión y compulsa de sus incidencias y derivaciones. En ninguno de estos puntos hay misterios ni secretos sin revelar. Lo que el doctor Chaves sostenga personalmente, nunca será más que una opinión interesada; a lo sumo, la explosión de su despecho. Más tarde se sabrá el juicio del pueblo. No haya impaciencias, él vendrá en su hora.

         "Me apena un poco -dice por último-, ver al señor Méndez descender tan bajo, etc.".        

         ¡Qué gran corazón este "émulo" de los Varones de Plutarco! Siempre en "pena" por la suerte malhecha de los hombres. "Apena observar -decía en 1947, refiriéndose a los natalicistas- muy cerca de nosotros, ciertos espíritus contagiados aún de la mentalidad liberal, etc.". Ahora, otra vez lo mismo: le "apena" profundamente porque "hoy el señor Méndez, como Dante conducido por Virgilio a las puertas del Infierno... lo vemos en pleno proceso de desintegración espiritual". Y más: dice ser "una ley inexorable que, cuando se corrompe la moral, se desintegra también la inteligencia". ¡Cáspita! Debe ser así. La prueba nos la da con su ejemplo. Un hombre que, en el entierro del Dr. Petit, llamaba "criminales", "asesinos" y otras barbaridades, a los autores de Mayo, y luego -en menos de dos años-, se convierte en el adulador mas servil, vesánico y venenoso, del Jefe único de aquel movimiento, ha de ser ciertamente, un espíritu -o algo así- llevado de las manos al Infierno; aunque, en este caso, no sea precisamente por el poeta laureado, sino por algún otro, autóctono y pintoresco: Virgilio Ríos, por ejemplo. Por eso, yo me mantengo en silencio hasta ahora; por no decir hoy una cosa, y mañana salir haciendo el bufo, como éste, en la comedia sin término de nuestra política. ¿O es que se puede preservar la moral con menosprecio de la propia delicadeza?

         Le saluda muy atentamente.

 

 

         Fdo. EPIFANIO MENDEZ






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