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JORGE BERNARDINO GOROSTIAGA (+)

  ALOCUCIÓN RADIAL DEL DR. J. BERNARDINO GOROSTIAGA, 1959


ALOCUCIÓN RADIAL DEL DR. J. BERNARDINO GOROSTIAGA, 1959

ALOCUCIÓN RADIAL DEL

DR. J. BERNARDINO GOROSTIAGA

SETIEMBRE DE 1959

Asociación Nacional Republicana

(Partido Colorado)

 

Clausurando el ciclo de audiciones con motivo

De la Magna Convención Extraordinaria del

Partido Colorado del 19 de Setiembre de 1959

 

 

            Habló anoche a las 19:30 horas por Radio Nacional del Paraguay y la red paraguaya de radiodifusión, el vicepresidente 1º de la Junta de Gobierno, el doctor J. Bernardino Gorostiaga, clausurando el ciclo de audiciones que venía propalándose bajo los auspicios de la secretaria política del alto organismo partidario.

            Estuvieron presentes en el acto, el presidente de la Junta, Arq. don Tomás Romero Pereira, los miembros: Dr. J. Eulogio Estigarribia, Dr. Crispín Insaurralde, don Rigoberto Caballero, Dr. Fabio Da Silva, Dr. Juan R. Chaves, Dr. Ezequiel González Alsina, Dr. Edgar L. Insfrán, Dr. Raúl Peña, Dr. Augusto Saldívar, don Teodoro Zayas, Dr. Raúl Sapena Pastor, presidentes de Seccionales capitalinas, gran numero de convencionales y correligionarios.

            Dijo en la oportunidad el Dr. J. Bernardino Gorostiaga:

            “Correligionarios: Me resulta difícil cumplir la tarea de ocupar esta tribuna radial y satisfacer el objetivo que lo motiva, cual es bordar comentarios y dar directivas a los afiliados en relación al momento político partidario y nacional, después de que, durante tres semanas consecutivas la ocuparon a satisfacción ilustres exponentes del alto mando del coloradismo, como los doctores J. Eulogio Estigarribia, Profesor Crispín Insaurralde, Juan Ramón Chaves, Teodosio Zayas y Ezequiel González Alsina. Estos distinguidos directores partidarios han explicado en efecto, en sus respectivas elocuentes alocuciones, con honradez y acierto, las causas, los motivos y la verdadera trascendencia y proporción del incidente lamentable que tan inoportunamente han venido a promover algunos pocos correligionarios excesivamente apresurados y desgraciadamente mal inspirados.

            Por eso, creo más propio y útil dirigir mi modesta alocución, no solo a los correligionarios todos de la República, si que también muy especialmente a los señores convencionales que dentro de tres días se reunirán a decidir con sus sabias y prudentes determinaciones los justo y conveniente a la suerte del Partido Colorado y a la Nación Paraguaya. Y al hacerlo, debo limitarme abordar consideraciones y comentarios relativos a temas o problemas concretos cuya solución motiva la convocatoria de la magna asamblea partidaria, que se llama Convención.

            De acuerdo a este planteo, debo referirme sucesivamente en esta alocución, aunque sea someramente como cuadra al medio de que para ellos me valga, a los temas siguientes: la unidad partidaria en relación con el orden público y la paz de la República; Designación de candidatos a miembros de la Honorable Cámara de Representantes y de la nueva Junta de Gobierno; Gobierno colegiado del Partido.

 

            LA UNIDAD DEL PARTIDO EN RELACION CON EL ORDEN PÚBLICO Y LA PAZ DE LA REPÚBLICA

 

            El 27 de Octubre de 1955 señala una fecha grata y trascendental para el pueblo Colorado. Para ese día, la alta autoridad directiva del Partido convocó a una reunión a los más calificados conductores de grupos o sectores del coloradismo, separados o alejados, para exhortarles al olvido y la concordia.

            La convocatoria fue entusiastamente acogida por todos los prestigiosos directores colorados, sellándose el memorable reencuentro de hermanos que hasta entonces se hallaban alejados con razón o sin ella. La República festejo alborozada el feliz acontecimiento, porque sus consecuencias beneficiosas se proyectaban más allá de las fronteras partidarias.

            Se dieron por terminadas las divisiones entre colorados: no más guiones ni demócratas; no más “istas” de pronombre o apelativo alguno.

            Y con ese espíritu noble y fraternal se estuvo procediendo y operando, venciendo resabios de pormenores y reservas propios especialmente de los espíritus sencillos que no saben sobreponer a sus pasiones particulares los altos intereses de la colectividad.

            Se trabajó desde el reencuentro de los altos directores, por la unidad del Partido, en los años 1956, 1957, 1958 y el primer semestre de 1959, superándose notoriamente las reservas mezquinas de grupos y sectores antiguos.

            Mas hay que reconocer y señalar que los resentimientos de orden puramente personal, primaban en algunos espíritus que, en su afán de satisfacer sus amarguras, sus presuntos agravios de orden personal y su ilegitimo deseo de suplantar a quienes ejercen autoridad en el ámbito partidario o en el nacional, no han titubeado en alentar su afán golpista, aun aliándose con adversarios tradicionales.

            Así sobrevinieron los acontecimientos que, preparados desde mes antes, culminaron con los incidentes del 29 de Mayo del corriente año, en que sus protagonistas, casi todos, no contaban con capital de lucha partidaria efectiva.

            Los correligionarios subversivos de esta ocasión pretendieron arrasar con la alta directiva partidaria y con el Gobierno Nacional constituido y defendido por el coloradismo. No consiguieron alcanzar el objetivo final de su intento, porque el Gobierno y la directiva partidaria les ganaron de mano, el uno adoptando medidas tendientes a preservar el orden y la paz, y la otra recurriendo de inmediato al pueblo colorado para informarle de la verdad de los acontecimientos y requerirle su apoyo para contrarrestar la anarquía y vencer a los demagogos y golpistas. Las medidas fueron eficaces y se impidió el desastre.

              El Gobierno impuso su autoridad y restauró el orden, gracias al leal apoyo de las fuerzas armadas y policiales, servidas y dirigidas por colorados disciplinados.

            La Junta de Gobierno, a pesar del desgarramiento que le impusieron estos incidentes anárquicos, con al deserción de siete de sus componentes, mantuvo y mantiene el núcleo principal de su constitución, con diez y ocho, de los veinticinco de sus más prestigiosos componentes. Ellos son: Arq. Tomás Romero Pereira, su presidente; Dr. Domingo Montanaro, Vicepresidente 2º; Dr. Juan Ramón Chaves..... Alsina, Secretario; Dr. J. Augusto Saldívar, doctor Clímaco Fernández, Secretario; General Marcial Samaniego, Tesorero; Doctor Favio Da Silva, Pro Tesorero; Vocales: doctor J. Eulogio Estigarribia, don Rigoberto Caballero, doctor Crispín Insaurralde, doctor Hermenegildo Olmedo, doctor Raúl Peña, Ing. Gustavo F. Storm, Dr. Edgar L. Ynsfrán, General César Barrientos, don Teodosio Zayas y por último, voy a incurrir en la inmodestia de mencionar mi nombre: Jorge Bernardino Gorostiaga, Vicepresidente 1º.

            Los afiliados sediciosos fueron arrestados y con finados a distintas poblaciones del país; algunos recibieron orden de guardar arresto en su propio domicilio de esta capital; pero casi todos escaparon y pasaron a territorio extranjero, desde donde asociados con liberales y febreristas declaran la guerra a la Junta de gobierno del coloradismo y al Gobierno Nacional formado y defendido por el Partido Colorado.

            Casi todos o los principales, se hallan ahora en Formosa y Clorinda de la república Argentina; ahí están hablando y concertando con liberales y febreristas, alianzas y planes de “liberación del Paraguay” de lo que ellos llaman, sumándose impúdicamente a nuestros tradicionales adversarios.

 

            LA “TIRANÍA DE STROESSNER”

                       

            Los correligionarios que declaran la guerra a la Junta de Gobierno del Partido y al Gobierno Nacional formado y defendido por el pueblo colorado, se han declarado ellos mismo nuestros enemigos. En consecuencia, estamos obligados a tenerlos por enemigos y tratarlos también como tales porque su propósito abierto y declarado, publico y sin rodeo, es derribar y liquidar al importante y mayoritario grupo que constituye la Junta de gobierno y derrocar al progresista y patriótico gobierno colorado del General Stroessner.

            ¿Es razonable pensar que estos colorados descarriados, son en estas horas nuestros amigos? Es prudente bajar la guardia y permitirles a ellos, a estos correligionarios que nos declaran la guerra y anuncian venir con liberales y febreristas a salvar al Paraguay del gobierno colorado del General Stroessner? Es justo y conveniente, arrastrados de inocente enternecimiento, convocar a estos colorados sediciosos a sentarse con nosotros alrededor de una mesa? ¿Qué clase de colorados son estos que declaran la guerra a su Junta Directiva y al Gobierno Nacional?

            Colorados de la República! Colorados Convencionales que venís a la Capital para decidir de la suerte del Partido! La hora presente es de beligerancia entre nuestras huestes leales, frente al conglomerado constituido por nuestros tradicionales adversarios y los colorados descarriados que, alentados por sus pasiones e intereses personales preferirían la caída del Partido del poder.

            No hay que darse a engaño con inocentes e hipócritas sentimentalismos de unidad y conciliación en esta hora presente. A los enemigos de casa y de afuera debe tratarse como enemigos, si es que no deseamos rodar en el fango de la debacle y la desgracia.

            Ya el tiempo se encargará de restañar las heridas y devolver a los espíritus la calma y la cordura.

            La beligerancia, el estado de guerra no son eternos. YA terminara la guerra y los que fueron enemigos hablaran, se arreglaran y hasta se entenderán.

            Tenemos experiencia para decir que las disensiones políticas terminan con el correr del tiempo, por el fracaso de la subversión o por la restauración de la cordura.

            Pero mientras subsistan los agravios y ellos no sean, como no son, del pasado, sino del antepresente y del presente mismo también, seria de inocentes pretender la reconciliación mediante el levantamiento de las medidas restrictivas de la libertad, que fueron adoptadas por el Gobierno con motivo y razón, no por capricho, y permitir que los sediciosos vengan a presentarse para renovar el revoltijo de una bolsa de gatos.

            Ya pasaran estas horas del presente y ya tendremos oportunidad, serenados los espíritus y disipadas las pasiones malsanas, de volver a conversar amigablemente con esos nuestros correligionarios que desean en estos momentos triturarnos el corazón. Entonces todo pasara.

            Más, por ahora repito sería de inocentes bajar la guardia y deponer las armas, frente a la anarquía y la anunciada “liberación” con que nos están amenazando adversarios y colorados descarriados.

 

            LA ELECCIÓN DE CANDIDATOS A MIEMBROS DE LA HONORABLE CÁMARA DE REPRESENTANTES Y DE LA JUNTA DE GOBIERNO

 

            La disolución de la Cámara de Representantes causada por los colorados sediciosos y la convocatoria a elecciones nacionales para integrar de nuevo ese alto poder, obligan al Partido Colorado a designar sus candidatos para ser votados el próximo mes de Febrero.

            La Convención procederá a la integración de esa lista de candidatos y al hacerlo se decidirá por los hombres mas capaces e ilustrados con suficiente capital político y de lucha a favor dl programa y la causa del coloradismo.

            A los hombres ilustrados, de suficiente capacidad intelectual para departir los importantes asuntos que se sometan a las deliberaciones del poder legislador, han de sumarse, como necesarios los hombres de experiencia, compenetrados de las múltiples necesidades y los complejos problemas que interesan al pueblo de la República. Ahí, a la Cámara de representantes irán no solo los doctos, sino también los sabios en le experiencia de la vida.

            También ha de ser elegida por la Convención una nueva Junta de Gobierno. La actual, cuyo mandato expiraría recién en marzo del próximo año, ha creído conveniente por decisión unánime de sus diez y ocho actuales miembros leales, poner a disposición de la magna asamblea sus renuncias, para facilitar la reintegración de los cuadros y reestructurar nuestros frentes.

            Es este respecto necesario es recordar a los señores convencionales que, quien deba ser ungido director partidario, ha de reunir en si cualidades y condiciones fundamentales.

            Quien deba asumir la responsabilidad de miembro de la Junta de Gobierno del Partido Colorado en las horas presentes, no solo debe ser un hombre capaz y honorable, con capital de lucha en las filas del coloradismo, sino también – escúchese bien- un hombre consustanciado con la suerte del Partido en estas horas y, solidarizado sin reserva con la orientación que se ha trazado nuestra asociación por intermedio de sus calificados y prestigiosos conductores.

            Los señores convencionales, dentro de la mayor libertad de concepción y de opinión, deben designar miembros de la nueva Junta de Gobierno a aquellos hombres de propósitos homogenices y coincidentes que han de imprimir al Partido una marcha armónica, tendiente a consolidad la unidad de sus filas mediante el respeto a los principios, las leyes y las autoridades legitimas, sin influencias de ternuras y enternecimientos injustificables y peligrosos.

             No puede ser miembro de la Junta de Gobierno aquel que, por ejemplo, a pesar de su antigua militancia y su capital político no se halle solidarizado con el gobierno Nacional formado y defendido por el Partido, porque no es posible concebir paz, armonía y progreso, si en la alta dirección social deba primar el propósito golpista de derribar al Gobierno y hacerle el gusto a nuestros adversarios.

            Tampoco pueden ser miembros de la Junta de Gobierno los que no tengan militancia suficiente en las filas del coloradismos. Tampoco pueden serlo “los pecadores en rio revuelto”.

 

 

            EL COLEGIADO EN EL GOBIERNO DEL PARTIDO

 

            Influenciados por la implantación del sistema colegiado para la Presidencia de la República del Uruguay, que en una de las acepciones del vocablo vale por gobierno de la República, y también por otros motivos circunstanciales surgidos en el Partido colorado del Paraguay, entre ellos la muerte del doctor Antolín Irala, se hizo campaña y se consiguió implantar en nuestro Partido el sistema colegiado para su presidencia, en el año 1923.

            La presidencia colegiada la constituyen tres o más miembros que, sin ser cada uno de ellos Presidente, actúan conjunta y simultáneamente, en todo momento, en el ejercicio de la Presidencia. Solamente se turnan por un periodo de tres o cuatro meses para presidir la junta directiva, recibir y despachar la correspondencia, atender los asuntos de rutina y conceder audiencias.

            La presidencia colegiada, claro está opone a la presidencia unipersonal, que equivocadamente es llamada por algunos “unicato” que es gobierno de un solo individuo.

            Los que quizá pudiera practicarse en el ámbito del Gobierno Nacional, no es posible hacerlo en el de una asociación. Es difícil conseguir que los tres miembros de la presidencia colegiada estén siempre y en todo momento juntos. Y como ello es difícil o casi imposible, el tal colegiado se traduce en la práctica, en la presidencia rotativa de un solo individuo durante tres o cuatro meses; él es, ni menos ni más, un presidente unipersonal durante ese corto tiempo, con la consiguiente anarquía que se produce en la administración del Partido, desde que, cada cuatro meses debe cambiar de Presidente con el corolario consiguiente de cambiar de algunos empleados, sino de todos,  cambio o variación de procedimientos, etc., formándose alrededor de cada Presidente una corte de incondicionales o acólitos. El resultado es la anarquía en la administración del Partido y la rivalidad entre los tres Presidentes. En consecuencia, lo que se ideó con muy buenas intenciones para terminar con el “cacicazgo”, fomentó y creó tres caciques con mando alternativo, de las mas perniciosas consecuencias en lo que atañe a la unidad partidaria.

            La novedad, que fue abandonada en nuestra asociación después de ocho años de costosa práctica, con una fenomenal división partidaria entre abstencionistas y eleccionistas, que en puridad de verdad fue entre peñistas y antipeñistas, puede quizá concebirse en su practicabilidad en un Gobierno Nacional, pero no dentro de una asociación política, deportiva o cultural, en que el gobierno de la comunidad no se halla confiada al Presidente, sino a su comisión directiva.

            En el ámbito nacional, las facultades del Presidente de la Nación son muchas, muchísimas, amplias y de extraordinaria importancia y gravedad. Pero en una sociedad, el presidente no tiene más atribuciones que representar en actos públicos a aquella, presidir las sesiones de la Asamblea y de la Comisión Directiva, recibir y despachar la correspondencia, dar audiencias, y en caso de urgencia, como extraordinaria excepción, resolver por s lo que a su juicio corresponda, con cargo de dar cuentas a la comisión Directiva en la primera reunión.

            En el Partido Colorado, el Gobierno del mismo lo ejerce la Junta de Gobierno, organismo colegiado por excelencia, compuesto de veinticinco miembros que actúan simultáneamente, esto, en cuanto a la alta dirección que le confían los estatutos. El Presidente de la Junta de Gobierno, no es el Gobierno de la asociación. El hace lo que la Junta le manda hacer. Además, para los casos urgentes, se ha hecho práctica importante y sabia en estos últimos cinco años, el Presidente de la Junta de Gobierno se halla asesorado por el Comité Político, organismo creado por la misma Junta de Gobierno.

            Correligionarios. Señores Convencionales: Concurramos el sábado próximo a las deliberaciones de la magna asamblea del partido y en ella decidamos con patriotismo y sabiduría, lo que más convenga al Partido en estas horas, sin ternuras y pretendidos enternecimientos, sino con criterio realista y conciencia plena de nuestra responsabilidad ante la Nación y la historia.

 

            As. 17/IX/1959






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