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NATALICIO OLMEDO (+)

  ACCIONES DE PITIANTUTA - Ensayo de NATALICIO OLMEDO


ACCIONES DE PITIANTUTA - Ensayo de NATALICIO OLMEDO

ACCIONES DE PITIANTUTA

Ensayo de NATALICIO OLMEDO

SERIE GUERRA DEL CHACO Nº 2

Auspiciada y supervisada por la

Dirección de Publicaciones de las FF.AA.

Casa Editorial TOLEDO

Asunción – Paraguay, 1959 (62 páginas)

 

 

ÍNDICE

 

PRÓLOGO

INTRODUCCIÓN

FUERZAS BOLIVIANAS CAPTURAN PITIANTUTA

EL TENIENTE CORONEL  ESTIGARRIBIA DECIDERECONQUISTAR EL FORTIN

ACTUACIÓN DEL DESTACAMENTO SCARONE

ESTIGARRIBIA DECIDE ATACAR CON MAS FUERZAS

PRELIMINARES DEL ATAQUE DECISIVO

UN PELOTÓN DE CABALLERIA MARCHA AL FRENTE 

MARCHA DEL BATALLON PALACIOS

ORDEN DE ATAQUE DEL DESTACAMENTO PALACIOS

ATAQUES DEL 15 DE JULIO

ATAQUES DEL 16 DE JULIO

ATAQUE SIMULTANEO DE AMBAS COLUMNAS (16-VII) 

EL ENEMIGO ABANDONA EL CAMPO DE LUCHA AL DIA SIGUIENTE

LA MUERTE HEROICA DEL SARGENTO MARTINEZ

DESPUES DE LA VICTORIA

EPÍLOGO

 

 

PRÓLOGO

 

         Acabamos de celebrar el primer aniversariode la victoria de Pitiantuta (1). Todo el Paraguay se puso de pie para aclamar en ese día a los héroes de la jornada inicial de la guerra. Y la verdades que con razón se le dio las proporciones de una fiesta nacional. Lo es no solamente por su significado como hecho de armas, sino por su trascendencia histórica, por su significado en el proceso de nuestro resurgimiento espiritual.

         El 15 de julio de 1932 se cierra el ciclo de congojas, de voluntarias humillaciones, de continuos sobresaltos, de largos y estériles sacrificios para nosotros. Es el punto de partida de nuestrareacción triunfante, la hora del gran despertar de nuestro patriotismo, epílogo sangriento del penoso drama de nuestra paciencia y prólogo de la tragedia esquiliana en que estamos desafiando las fuerzas coaligadas de la Barbarie, de la Alevosía y de la Esclavitud.

         Firmado el acuerdo Pinilla-Soler en 1907, pareció tocar a su término el pleito de límites con Bolivia. Pero no fué así. Precisamente de entonces data la preparación del conflicto armado. Enlas conferencias que originaron ese pacto, Claudio Pinilla palpó la realidad. Y llevó a los suyosel convencimiento de que los títulos del Paraguay son indiscutibles, aplastadores, de tal suerte que cualquier árbitro no podría menos que reconocer nuestro legítimo e inquebrantable derecho de propiedad. El acuerdo en sí era desde ya el más rotundo triunfo de nuestra causa rubricado por el representante del país contendor.

         No había, pues, nada que esperar de los procedimientos jurídicos. Y el doctor Bautista Saavedra, después de ser presidente de  la República, sentó como axioma este principio, al formular el plan de conquista de nuestro Chaco: "el derecho y la justicia son ficciones de los pueblos débiles, y la fuerza es la única situación inequívoca de las naciones". Sobre esta base, indicó el camino a seguir. En resumen, propuso "la apropiación silenciosa" de fortines, hasta salir en nuestro litoral, y así se hizo.

         El ejército boliviano suplió con cañones, ametralladoras y fusiles los viejos papeles que le faltaba, iniciando el proceso de lo que David Alvéstegui llamó la "bolivianización" de los yacimientos petrolíferos que deseaba la Standard Oil. Durante un cuarto de siglo se infiltraron las fuerzas enemigas en nuestra tierra. Bajaron primero a lo largo del Pilcomayo, subiendo después hacia el norte, para bifurcarse al este y al oeste, y terminar por aparecer a dos pasos de Bahía Negra.

         Nuestras platónicas reclamaciones sólo sirvieron para envalentonar al usurpador, que, entretanto, nos adormecía con tratativas diplomáticas, con palabrasamables y con reiteradas manifestaciones fraternales de un fingido pacifismo. El incidente del fortín Vanguardia, en diciembre de 1928, nos dio la sensación del peligro que corríamos. Se veía claro que Bolivia, no contenta con sus conquistas, buscaba la guerra. Quería coronar su obra.

         Hipotecada al extranjero para armarse, nos sabía inermes, y quería darnos el zarpazo final. Y hubimos de prepararnos a última hora para defendernos. La ocupación de Samaklai fué la primera señal de que Salamanca iba a ser el presidente de la guerra. Todo presagiaba la próxima tormenta. La alevosía aimará, al propiciar un curioso "Pacto de no Agresión", que era en sus términos la legalización de sus usurpaciones pasadas y futuras, no pudo ya engañarnos, porque no ignorábamos sus preparativos en el sector Toledo-Corrales y la febril actividad con que sus tropas se abrían paso hacia el fuerte Olimpo. Y así, no nos sorprendió el malón a Pitiantuta, en los precisos momentos en que sus delegados en Washington ponían cátedra de pacifismo...

         El joven Natalicio Olmedo nos hace la crónica de la retoma de nuestro fortín. Para esto deja hablar a los actores, reservando el menor espacio a sus comentarios. Los hechos fluyen de los documentos que reproduce. Y en éstos palpita la ansiedad patriótica de nuestros jefes militares y su fe profunda en la victoria. Leyéndolos, se asiste a la reacción salvadora, y parece que se está en medio de los que se disponen a vengar una larga humillación.

         La figura del coronel Estigarribia crece a la luz de esos testimoniosescritos. Comandante de un esqueleto de división, asume la responsabilidad de sus actos y da la orden suprema que ha de llevarnos al desquite y al escarmiento. Sus planes son claros, precisos, terminantes. Se revela ya el que iba a ser el sereno conductor de nuestro ejército y el primer artífice del éxito. A su lado Vera, Palacios, Scarone, se destacan también con perfiles netos en esa gran hora de nuestra vida nacional. Son los soldados completos, que iban a ilustrar su nombre en acciones memorables. El autor no los adorna con prestados relumbrones. Los presenta con seductora sencillez. Y la acción se desarrolla con una simplicidad que acaba por ser épica en su íntima grandeza.

         No hace falta decir que este trabajo, sin pretensionesliterarias, tiene un valor incuestionable. Es un capítulo bien documentado de nuestra historia. En sus páginas habla un patriotismo juvenil, limpio de impurezas. Y las figuras que por ellas pasan aparecen prestigiadas no por los recursos del estilo, sino por su propia obra, sin retoques ni adornos postizos, que no necesitan ser héroes de verdad como Palacios para ser admiradas.

         En cierto modo, Olmedo, en su exposición, es un trasunto del alma paraguaya, hecha de humildad, de modestia, de serena y altiva dignidad. Y en este sentidosu trabajo es, todo él, un verdadero documento humano.

 

         Juan E. O’Leary.

 

 

(1) Este libro fué publicado por primera vez en los talleres gráficos del Estado Mayor General en el año1933, conmemorando el primer aniversario de la retoma de Pitiantuta. Corregido y ampliado por su autor, fué nuevamente editado por la misma imprenta en el mes de mayo del corriente año. Casa Editorial Toledo, con la autorización del autor, da nuevamente a luz dicho trabajo previa algunas modificaciones de forma que en nada modifica el fondo, a fin de ponerlo al alcance de los lectores de la SERIE GUERRA DEL CHACO, como N° 2.

 

 

 

INTRODUCCIÓN

 

         En uno de los salones del Departamento de Estado, en Washington, flotaba el cálido ambiente de optimismo.

         Días de laboriosas deliberaciones entre aquellos honorables representantes que constituía la Comisión de Neutrales, preocupados en la solución del problema chaqueño, proponiendo fórmulas destruyendo o ampliándolas, de acuerdo a las pretensiones de los países en pugna.

         Una cuestión palpitante y trascendental se sigue considerando: el Pacto de No Agresión, propuesto por Bolivia. Este asunto se venía estudiando desde noviembre del año 1931.

         Pasan los meses, y el optimismo no decae.

         Los representantes bolivianos exponen y anteponen los argumentos. No se callan; insinúan y saben distraer a los absortos diplomáticos, que están convencidos de los "anhelos pacifistas" de los proponentes del Pacto.

         Nuestros delegados acogen con escepticismo las demostraciones de asentimiento de los confiados representantes neutrales. Han opuesto sus reservas a raíz de los aprestos bélicos de Bolivia y la fundación de nuevos fortines.

         En Washington no tienen sino una remota idea de las obscuras maquinaciones del ejército boliviano. Están dominados por las mágicas y arteras argumentaciones de aquellos genuinos representantes del espíritu chuquisaqueño. No creían posible que pudieran ser tan falsos; no pueden proponer una cosa para urdir traiciones, pensaban.

         Así lo cree Mr. White. Hay que seguir adelante.

         ¿El Chaco? Está lejos.

         Nuestros representantes menudean las protestas y anuncian próximos acontecimientos dolorosos, fatales, tal vez.

         Así, mientras se ventilaba el problema que agitaba las conciencias de dos pueblos, previa la fórmula del Pacto de No Agresión, que evitara rozamientos enojosos y permitiría buscar una solución amistosa y legal, sin recurrir a otras armas que las que dan el Derecho y la Justicia, en cuya eficacia el Paraguay confiaba plenamente, convencido de la legitimidad de sus títulos, por su ocupación secular y por la obra de civilización y de progreso realizada en ese vasto territorio.

         Lejos estábamos de suponer que mientras se esperaba tranquilamente el resultado de las Conferencias, en el Altiplano se daban instrucciones militares para asestarnos el golpe aleve, en cuyo éxito confiaban, a fin de realizar sus viejos sueños de conquista, acrecentando así su patrimonio territorial.

 

FUERZAS BOLIVIANAS CAPTURAN PITIANTUTA

 

         Mientras el Paraguay se dedicaba con todo empeño a impulsar su desenvolvimiento económico, en la esperanza de que de las conversaciones diplomáticas de Washington surgiría una solución de paz a cuya sombra bienhechora pudiera continuar la tarea de su reconstrucción iniciada sesenta años atrás, la casta prepotente y ensoberbecida que rige los destinos del pueblo boliviano instruía sus milicias quechuas y aimaraes para lanzarlas a una guerra de usurpación y de exterminio.

         Necesitaba herir sin riesgo y por sorpresa, y para ello eligió Pitiantuta, pequeño fortín paraguayo que, perdido en la lejana inmensidad chaqueña, solo, aislado, a más de cincuenta leguas de su base, y guarnecido por un destacamento insignificante, compuesto apenas de cinco soldados y un cabo, era el centinela de su soberanía. La presa les resulta fácil. Tropas regulares del Regimiento "Loa" lo asaltan y asesinan al cabo, escapando milagrosamente el resto de la guarnición (1).

         Con esta agresión inaudita Bolivia justifica sus largos y pacientes preparativos bélicos, produciendo el chispazo de la guerra, que había de poner en evidencia una vez más ante la faz del mundo civilizado la falsía y doblez de los dirigentes bolivianos, que tan hipócritamente hablaban de paz en los mismos instantes en que ponían en marcha sus soldados para atacar a un pueblo laborioso y pacífico, al que creían incapaz porque éste demostraba más confianza en la fuerza de su derecho que en la conquista de la fuerza bruta. Pero el desengaño estaba cerca, y con él no tardaría en sufrir el condigno castigo.

 

(1) Parte del comandante del regimiento refiriendo el hecho:

 

"AL COMANDO DE LA 1º DIVISIÓN DE INFANTERIA - Puerto Casado.

"El día 15 de junio de 1932 fué atacado el fortín "Carlos Antonio López", a eso de las 5 y 30' más o menos, por- unos cuarenta bolivianos, estando guarnecido el fortín por el cabo 2° Oliverio Talavera y los soldados Demetrio Benítez, José M. Portillo, Mauricio Quiñónez, Torio Olmedo y Eustaquio González. Los cinco soldados, que estaban preparando el desayuno en la cocina, han podido escaparse de la descarga de fusilería de los asaltantes, y el cabo Talavera, que estaba aún bajo mosquitero, habiendo sido éste blanco elegido por los tiradores, no pudo salvarse, y suponemos haya sido muerto. Los soldados nombrados se han escapado a pie y sin armas. El soldado Mauricio Quiñónez, que estuvo a punto de caer prisionero, trepó a un árbol cercano al fortín y constató que varios de los asaltantes calzaban botas de cañas muy largas .y que había, además, soldados rubios entre ellos. El permaneció en el árbol hasta el atardecer, hora en que logró escapar. Los soldados paraguayos habían oído desde la medianoche fuertes bufidos de mulas que estaban atadas al tambo, y, suponiendo que la alarma de sus montados obedecía a la presencia del "aguará-guazú", no hicieron caso, hasta que a la hora citada, al grito de "viva Bolivia", asaltaron la posición, quedando en poder de ellos equipos, ganados, armas, vestuarios y víveres. La noticia fué dada por los soldados el día 18 de junio en el Km. 145 de la vía férrea. - COMANDANTE DE REGIMIENTO".

(Transcripto de la Revista de las FF. AA. de la Nación N° 102-103, de junio-julio de 1949).

 

 

EL TENIENTE CORONEL ESTIGARRIBIA DECIDE

RECONQUISTAR EL FORTIN

 

         La noticia del asalto a Pitiantuta llegó a Casanillo, asiento del comando de la 1ª. División, el 20 de junio, produciendo la sorpresa que era de suponer, pues nada permitía esperar se produjeran hechos de tal gravedad.

         En el acantonamiento se trabajaba intensamente en la instrucción de los conscriptos recientemente incorporados a las filas para cumplir con su deber de ciudadanos, y no se pensaba en la posibilidad de tan insólita agresión boliviana, tanto más cuanto que la conferencia de Washington se desarrollaba normalmente, con el mayor optimismo.

         La mejor prueba está en la escasa dotación que guarnecía el fortín.

         Sin pérdida de tiempo el comando se dispuso a tomar, con la urgencia que el caso requería, medidas necesarias para castigar severamente la osadía de los agresores y recuperar aquella posición. Al efecto, el teniente coronel Estigarribia expidió la orden (21-VI), terminante y enérgica, que rezaba así:

         1.- El miércoles 15, a las 5 horas, nuestro puesto de "Carlos Antonio López" (Pitiantuta), ocupado por una escuadra, ha sido sorprendido por tropas bolivianas en número de treinta a cuarenta hombres, quedando el enemigo en posesión de dicho puesto.

         2. - Un destacamento, compuesto por un pelotón de caballería y 50 hombres de infantería, al mando del Tte. 1° Ernesto Scarone, partirá mañana miércoles 22 del cte., a las 3 horas, del kilómetro 152  1/2 de la vía férrea, con la misión de marchar lo más rápido posible a recuperar nuestro puesto "Carlos Antonio López", desalojando por la fuerza, si está ocupado por el enemigo.

         3. - Una vez retomado "Carlos Antonio López", el pelotón de caballería procederá a una exploración la más amplia posible, teniendo en cuenta su efectivo y el estado de sus montados, a fin de constatar la presencia y conducta en esa región.

         4. -En caso de que "Carlos Antonio López" no pueda ser retomado, el destacamento ocupará "Monte Alto" o "Anta" donde organizará la defensa y me dará parte urgente.

         5. - Durante la marcha me enviará parte de "Porodra" y de "Pitiantuta", y en general toda vez que tenga noticias importantes.

         6. - Una vez que el comando del destacamento se halle en posesión de datos suficientes que le permitan una apreciación correcta de la situación de Pitiantuta, y más adelante, me enviará un informe de esta apreciación, a fin de dictar órdenes posteriores.

         7. - Una vez cumplida la misión, el destacamento esperará órdenes en Pitiantuta.

 

 

 

ACTUACIÓN DEL DESTACAMENTO SCARONE

 

         De acuerdo a esta orden, en el día y hora señalados por la misma partió la pequeña pero valiente columna expedicionaria, compuesta de 80 hombres, a las órdenes del oficial designado por el Comando Divisionario, Tte. 1°Ernesto Scarone, quien al recibir su bautismo de fuego estaba llamado a rubricar con su espada la primera página de gloria en esta contienda.

         El destacamento se componía de 80 hombres, distribuidosen la siguiente forma: Un pelotón de 50 infantes del Regimiento de Infantería 2 "Ytororó", con el Tte. 2° Juan M. Torres, y treinta hombres de Caballería, a las órdenes del Tte. 2° Pedro Duarte; cirujano, el doctor Gerardo Bougermini; y encargado del servicio de Administración el sargento Humberto Barrientos.

         Emprendida la marcha a través de las selvas intrincadas del Chaco, penosa y dura, por la falta de caminos transitables y la carencia de agua, la columna llegó a "Gogo", desde donde se envió el primer parte al comando, que después de recibirlo expidió a su vez la siguiente orden:

 

         Casanillo, junio 27 de 1932.

        

         Orden Nº 2 al Destacamento Tte. Scarone.

 

         En marcha hacia Pitiantuta.

 

         1. - Hoy, a las 15 horas y 30', he recibido el parte N° 1, enviándome desde "Gogo". Felicito a los señores oficiales y tropas de ese Destacamento por la brillante jornada realizada y el elevado espíritu de sacrificio que demuestran.

         2. -El Destacamento deberá proceder con la más grande firmeza y decisión en la realización de la etapa final de su cometido. Procederá con todos los medios a su alcance en la determinación -lo más exacta posible- de la situación militar de "Carlos Antonio López" (Pitiantuta), y comunicará sin ninguna demora esta apreciación al Comando Divisionario.

         3. -El servicio de estafeta hacia la retaguardia de ese Destacamento está organizado con jinetes de caballería, estableciendo postas equidistantes una de otra. La apertura de la picada desde el km. 153 continúa con gran actividad.

         4. - El señor comandante del Regimiento "Ytororó", mayor don José R. Vera, se halla de regreso de Casanillo.

         5. - El gobierno nacional ha aprobado todas nuestras disposiciones y se halla pendiente de nuestras noticias.

         6. - El Comando Divisionario continuará en Casanillo hasta nueva disposición.

 

         Tte. Cnel. y Cmdte. en Jefe de la División.

         Fdo.: José F. Estigarribia

 

 

COMBATE DEL 29 DE JUNIO DE 1932

 

         A pesar del esfuerzo que significaba la rápida marcha efectuada para llegar a "Dogo", la expedición no se detuvo casi en este lugar, y luego de adoptar las medidas de vigilancia necesarias para evitar alguna sorpresa de parte del enemigo, prosiguió su camino.

         Durante la larga marcha de aproximación a través de los inhóspitos bosques de la región, donde la misma naturaleza se vuelve agresiva, la moral de la tropa se mantuvo excelente. Las fatigas y penurias sufridas parecían agigantar el espíritu de esos hombres, impacientes por encontrarse pronto con el atrevido invasor para castigar duramente su osadía al atreverse a hollar con su planta el suelo de la patria.

         Desde el jefe hasta el último soldado ardían de santa indignación, anhelosos e impacientes para entrar en contacto con el enemigo, y demostrarle que, como dignos descendientes de sus gloriosos antepasados, habían recogido íntegramente sus bienes morales y llevaban en sus venas y en su corazón el patrimonio de valor, de sacrificio y de heroísmo que le legaran aquellos soldados que asombraron al mundo desde el 65 al 70.

         En la noche del martes 28 de junio llegaron los expedicionarios hasta las proximidades de Pitiantuta sin que el enemigo se diera cuenta.

         Se aproximaba el término de las inquietudes patrióticas. Después de pernoctar en el monte, con el arma al brazo, avanzó por un pique indio rumbo al N. O. en dirección a la punta de la laguna que da su nombre al lugar.

         Los exploradores destacados han anunciado la proximidad del enemigo. Al mediodía, estando ya por salir del bosque, la columna advirtió su presencia. Era un puesto de oficial, cubierto por cuarenta hombres, a las órdenes del subteniente Arévalo.

         El Tte. Scarone, apreciando rápida y acertadamente la situación, ordenó inmediatamente el ataque.

         Los soldados, respondiendo con ese entusiasmo de que sólo ellos eran capaces, avanzaron con toda decisión, y al grito de: ¡Viva el Paraguay!, arrollaron al enemigo con el filo de sus bayonetas. Después de un sangriento entrevero cuerpo a cuerpo, a que nuestras tropas se lanzaron frenéticas, el puesto caía en su poder, quedando en el campo varios cadáveres, entre los cuales se encontró el del subteniente Arévalo. El resto de la tropa boliviana huyó despavorida por los montes, dejando abandonado e intacto el "rancho" que temían preparado.

         En poder de la pequeña columna victoriosa queda un importante botín de guerra. Fusiles, municiones, equipos, mulas, arreos, tanques para agua y la documentación de campaña del subteniente Arévalo fueron los primeros trofeos dejados por los invasores, que iniciaban así bajo tan malos auspicios su guerra de conquista. Sin pérdida de tiempo el Tte. Scarone dispuso la marcha hacia el fortín.

         Siguiendo la persecución de algunos fugitivos dispersos, y con el propósito de cerciorarse de la presencia de otros enemigos ocultos, llegaron hasta la orilla de sin cañadón quemado, siendo recibidos allí por un intenso fuego de fusilería y ametralladoras pesadas, desde una posición atrincherada establecida a la orilla del monte, en el linde opuesto del citado cañadón.

         Era la posición principal del enemigo, defendida por más de 350 hombres provistos de armas automáticas, al mando del mayor Moscoso, el Tte. Eduardo y varios oficiales más.

         Ante la imposibilidad de atacar con éxito aquella posición tan fuertemente defendida con tropas superiores, los nuestros decidieron limitar las operaciones a un reconocimiento a fondo, lo que, luego de ser cumplido, al declinar la tarde se retiraron hacia "Anta", distante cuatro leguas al sur, sin ser molestados ya, y llevando la única baja sufrida, el cadáver del soldado Domínguez.

         Una vez allí, y en cumplimiento de las órdenes recibidas, el Tte. Scarone organizó la defensa del lugar y envió al Comando Divisionario el parte detallado de la acción y la documentación tomada al enemigo.

 

 

 

 

 

 

ESTIGARRIBIA DECIDE ATACAR CON MAS FUERZAS

 

 

         Impuesto del resultado obtenido en el reconocimiento efectuado por el Destacamento Scarone, el jefe divisionario envió las siguientes instrucciones:

 

         P. de Comando, julio 2 de 1932.

 

         Al Destacamento Tte. Scarone - "Anta"

 

Instrucción N° 3

 

         1. -Recibí parte N° 2 hoy a las 14 horas, fechado en ésa el 30 de junio a las 13 horas, más un paquete de correspondencias tomadas al enemigo, de los cuales quedo enterado".

         2. - Felicito a los señores oficiales y tropas por la brillante jornada realizada, y recomiendo a todos la mayor firmeza en el cumplimiento de sus deberes.

         3. -Ese Destacamento tiene la misión de resistir en su puesto actual hasta el último hombre sin retroceder un paso. Todos deben sucumbir en sus puestos.

         4. -Un batallón completo, al mando del Cap. don Abdón Palacios, más un pelotón de Caballería, se prepara activamente para marchar a reforzar ese destacamento y retomar "Carlos Antonio López".

         5. - El Cap. Palacios tomará el mando de toda la tropa apenas llegue a ésa, mientras los jinetes a sus órdenes harán todos los reconocimientos que sean necesarios para el empleo del Batallón, y tendrán preparados todos los datos del enemigo y del terreno que sean posibles, para ilustrar al nuevo comandante.

         6. -En su próximo parte dígame la distancia de "Anta" a Pitiantuta. Acusará siempre recibo de estas instrucciones haciendo referencia a la fecha y número.

         7. -Hoy, 2 de julio, salió un convoy de mulas llevando víveres por 15 días más para ese Destacamento.

         8. - No se preocupe de su retaguardia, que será debidamente asegurada.

         9. - Patrulla de caballería de ese Destacamento mantendrá observación sobre el enemigo, tratando por todos los medios a su alcance de estudiar su conducta.

         10.- Se servirá enviarme otros detalles de la acción y del terreno, para ver la posibilidad de emplear más tropas.

 

         Fdo.: José F. Estigarribia

         Tte. Cnel. y Cmdte. en Jefe de la División

 

         El pueblo todo de la República, que seguía con ansiedad los sucesos que se desarrollaban en el Chaco, al oír esta primera clarinada se estremeció de patriotismo.

         Abandonó su pacífico culto a Ceres y Minerva, para correr a los templos de Marte empuñando decididos el machete vengador, que había de escarmentar al osado agresor que quiso turbar el trabajo de nuestro pueblo suponiéndolo desprevenido.

         Con el asalto a mansalva perpetrado contra el desguarnecido fortín "Carlos Antonio López" (Pitiantuta) el 15 de junio, quedaba iniciada de hecho la guerra contra el Paraguay.

         Pero el Ejército Nacional, poniéndose a la altura de sus gloriosas tradiciones, recogía gallardamente el guante, y justamente catorce días después infligía la primera y sangrienta derrota, mediante el esfuerzo de un puñado de heroicos soldados dirigidos por oficiales adolescentes, en cuyos pechos inflamados por el amor a la Patria, supieron hacer cumplido honor al lema que cada paraguayo lleva grabado en su corazón: "Vencer o morir".

         El primer castigo, duro y severo, quedaba aplicado por las bayonetas enastadas de los bravos muchachos del Destacamento Scarone. 

         Días más, y el valiente y denodado capitán Abdón Palacios se encargaría de escarmentar con más dureza aún la osadía del invasor.

 

 

PRELIMINARES DEL ATAQUE DECISIVO

 

         El Destacamento Scarone, después de cumplir el objetivo dispuesto por el Comando, y a fin de preparar mejor la próxima expedición que se realizaría en forma decisiva, efectuó previamente un reconocimiento sobre las posiciones enemigas que defendían el fortín "Carlos Antonio López", retirándose luego a un puesto denominado "Anta", distante 20 kilómetros de Pitiantuta.

         "Anta" es un puesto de posta, y está rodeado de pirizales, con abundante agua potable.

         El entonces comandante de la Primera División, Tte. Cnel. Estigarribia, quien se encontraba en Casanillo, considerando serena y prudentemente el parte del Tte. Scarone sobre la imposibilidad de recuperar Pitiantuta, fuertemente atrincherada y con fuerzas muy superiores en número y armamento, dicta la siguiente orden preparatoria:

 

         P. de Comando, julio 3 de 1932.

 

Orden Preparatoria N° 1

 

         1. -Tropas enemigas que ocupan Pitiantuta en número más o menos de 300 hombres no han podido ser desalojadas por el...

         2. -El Comando del Regimiento Ytororó de Inf. N° 2 dispondrá que un Batallón, con un mortero Stoke Brandt y un grupo de ametralladoras pesadas, marche lo más rápidamente posible a reforzar el destacamento que actualmente se halla en "Anta".

         3. - El Comandante del Regimiento "Cnel. Toledo" de Caballería N° 2 dispondrá igualmente que un pelotón de caballería parta con el mismo destino, debiendo constituir, una vez reunido con el pelotón enviado anteriormente, un escuadrón, al mando de un oficial experimentado, que designará.

         4. -El Batallón de Infantería y el Escuadrón de Caballería así constituido será comandado por un Capitán que designará el Comandante del Regimiento Ytororó.

         5. -Las tropas deberán partir a su destino a más tardar el lunes 4 del cte., a las 5 horas, del kilómetro 152 de la línea férrea, con la misión de recuperar por la fuerza a Pitiantuta, a costa de cualquier sacrificio.

         6. -Las tropas deberán marchar, lo menos, con quince días de víveres, que serán transportadas a lomo.

         7. - El grupo de Artillería Divisionaria proporcionará la cantidad de mulas necesarias para el servicio de abastecimiento.

         8. -La Intendencia Divisionaria organizará un convoy a lomo para transportar dos litros de agua por hombre cuanto menos, para la totalidad del destacamento, cuyo convoy deberá poder partir del kilómetro 152 a más tardar el 7 del corriente, a las 5 horas.

         9. - La Sanidad Divisionaria proveerá los medicamentos, herramientas y útiles necesarios para las tropas expedicionarias. Dispondrá igualmente lo necesario para la organización de un puesto quirúrgico en el kilómetro 152 de la vía férrea.

         10. - P. de Comando Divisionario de Casanillo, hasta nueva orden, donde el comando del destacamento dirigirá sus partes.

 

         El Cmdte. en Jefe de la 1º División de Inf.

         Fdo.: José F. Estigarribia

 

         El Tte. Cnel. Estigarribia firmó su primera orden preparatoria, que, como una portada de la nueva epopeya, iniciará las jornadas de su ejército invencible en las inmensidades calcinantes y enmarañadas del Chaco Boreal.

         Llegaba el momento de ansiedad y de expectativa en el Regimiento Ytororó, momentos antes de la designación del oficial que debía comandar el batallón expedicionario, con la misión de recuperar Pitiantuta "a costa de cualquier sacrificio", según rezaba en la Orden Preparatoria Nº 1 de la División.

         El mayor José Rosa Vera poco se hizo esperar para dar con el nombre del jefe que debía comandar el batallón reforzado.

         El capitán Abdón Palacios, joven y esforzado militar de la nueva escuela, quien ya en tiempo de paz diera pruebas de virtudes varoniles y de espíritu de sacrificio, fue designado para dirigir aquella expedición.

         Los soldados del Regimiento estaban inquietos y vibrantes de entusiasmo, solicitando todos un puesto en las filas que fueran designadas para cumplir la misión de recuperar Pitiantuta.

         Poco después fue recibida la orden del Comandante de División, y el Comandante del Regimiento N° 2 de Infantería dictó la siguiente:

 

         P. de Comando, julio 3 de 1932.

 

         Horas 10.

 

ORDEN DE ALISTAMIENTO PARA EL PRIMER BATALLÓN

 

 

         "Debiendo el I Batallón cumplir una misión al Puesto "Carlos Antonio López" (Pitiantuta), dictada por el señor Comandante de la División, el I Batallón organizará sus unidades de acuerdo a la siguiente distribución:

         A. - OFICIALES

         Comandante de Batallón: Cap. don Abdón Palacios

         Ayudante: Sgto. 1 ° Esteban Martínez

 

         1º Compañía:

         Comandante de Com.: Tte. 1° Ernesto Scarone

         Comandante de Pelotones: Tte. 2° don Juan M. Torres

         Sargento 1º: Jorge Hartelsberger

 

         2º Compañía:

         Comandante de Compañía: Tte. 1° don Atilio Téllez

         Com. de Pelotón: Tte. 2° don Armando Barrios Talavera

         Com. de Pelotón: Tte. 2° don Espiridión Chamorro

 

         3º Compañía:

         Com. de Com.: Tte. 1° don Ireneo Días

         Com. de Pelotón: Tte. 2° don Herminio Fretes

         Com. de Pelotón: Tte. 2° don Juan D. Motta

 

         Sección Ametralladoras:

         Com. de Sección: Tte. 2° don Isaías Jara Pastore

         Com. de Grupos: Tte. 2° don Zacarías Fariña Sánchez

         Com. de Pieza: Sgto. 1° don Pascual Arias B.

 

         Sección Stoke Brandt:

         Com. de Sección: Tte. 2° don Pantaleon González Yegros

 

         Servicios:

         Intendencia:

         Jefe del Servicio: Ofic. de Adm. de 3º Rogelio Arzamendía

         Sanidad:

         Jefe de Servicio: Cirujano 1° don Gerardo Búongermini

         Farmacia: Idóneo de Farmacia Julio Rojas

         Enfermeros: Sgto. 1° Eleuterio Colinas y Vice Sgto. 1° Moisés Martínez

 

         B. - TROPA:

 

         Batallón:

         Un grupo de mando de 4 hombres.

         Tres compañías de fusileros de a 96 hombres c/ compañía.

         Pelotón de Ametralladoras:

         Se compondrá de 17 hombres.

         Peza mortero Brandt:

         Se compondrá de 15 hombres.

         Servicio de Intendencia:

         Con una dotación de 12 hombres.

         Sanidad:

         Con una dotación de 6 hombres.

 

         C.- ARMAMENTO:

 

         Las Compañías de Fusileros irán armadas de mosquetones, con una dotación de 250 tiros por soldado. A cada Compañía corresponderá 3 fusiles ametralladoras con su dotación completa y correspondiente de municiones.

         La Sección de ametralladoras pesadas se compondrá de 2 piezas con sus correspondientes municiones.

         Una pieza mortero Stoke Brandt, con su dotación correspondiente de municiones.

 

         D. - VESTUARIOS:

 

         Toda la tropa llevará el siguiente vestuario: Un traje de brin verde: Una bolsa de víveres con menajes completos.

 

         E. - GANADOS:

 

         1.- El Batallón retirará de la Comisión de Ganados la cantidad de mulas y caballos que necesita.

         2.- El Intendente de Batallón retirará los víveres de la Intendencia del Regimiento y preparará su conducción.

         3.- La Intendencia del Regimiento entregará a la Intendencia del Batallón la cantidad de raciones correspondiente al mismo y por el término de 15 días.

         4.- El Intendente del Batallón se pondrá de acuerdo con el Sr. Comandante del mismo sobre los elementos de rancho que se deberán llevar.

         5.- El Batallón se proveerá de la Comisión de Vestuarios y Equipos de la cantidad de bolsas de víveres que necesite para completar la dotación.

         6.- El idóneo de Farmacia don Julio Rojas preparará su botiquín de primeros auxilios en relación a la cantidad de tropas en Comisión.

         7.- La Comisión de Material de Guerra entregará al I Batallón la cantidad de aceite que necesite para la conservación de su material.

         8.- Queda autorizado el Comandante de Batallón a recurrir a las comisiones administrativas del Regimiento para completar los efectos de la Unidad.

         9.- El batallón deberá terminar su alistamiento y estar listo para cumplir órdenes posteriores hoy a las 17 horas.

         10.- Los SS. OO. llevarán uniformes y equipos de campaña.

 

         Fdo.: J. R. Vera

         Mayor y Cmdte. de Regimiento.

 

         Después se dictó la siguiente Orden Preparatoria, para el Batallón del capitán Palacios:

 

         P. de Comando, julio 3 de 1932.

 

         Horas 10.

 

Orden Preparatoria N° 1 para el Batallón Palacios

 

         1.- Tropas enemigas que ocupan Pitiantuta, en número de ........ no han podido ...........................

         2.- El Batallón Palacios, con tres compañías de fusileros, una sección Ametralladoras Pesadas, una pieza de mortero Stoke Brandt y servicio de Intendencia y Sanidad, marchará lo más pronto posible a reforzar el Destacamento Scarone, que actualmente se halla en "Anta".

         3.- En Anta, el Comandante del 1er. Batallón se hará cargo del Destacamento, que se compondrá a más del Batallón que conduce.

         4.- El Destacamento tiene la misión de RECUPERAR POR LA FUERZA (PITIANTUTA), A COSTA DE CUALQUIER SACRIFICIO. (Orden de Div.).

         5.- El Destacamento llevará víveres por lo menos para 15 días, que será conducido a lomo de mula desde el kilómetro 145 de la vía férrea.

         6.- Será proveída de agua potable por la Intendencia de la División desde el jueves 7 del cte.

         7.- Puesto Quirúrgico de urgencia en el kilóm. ....... de la vía férrea.

         8.- P.C. del Comandante del Regimiento y de la División, hasta nueva orden, en Casanillo, donde el comandante del Destacamento me dirigirá sus partes.

         9.- Las tropas partirán de este Acantonamiento hoy a las 17 horas, dirección kilómetro 152 de la vía férrea por el camino 160, lista para iniciar la marcha por el kilómetro 152 de la vía férrea, el lunes 4, alas 5 hs. (Ord. Div.).

 

         Fdo.: J. R. Vera

         Mayor y Cmdte. de Regimiento.

 

 

UN PELOTÓN DE CABALLERÍA MARCHA AL FRENTE

 

         El comandante Estigarribia, quien había previsto los acontecimientos después de aquél chispazo provocado por el enemigo el 15 de junio, notificaba la gravedad de las circunstancias a los jefes de distintas unidades en aquel sector, los cuales se ocupaban activamente en la instrucción de sus soldados.

         Simultáneamente a los preparativos de la segunda expedición, que debería comandar el capitán Palacios (el Regimiento Ytororó estaba en Casanillo), el mayor Tranquilino Ortiz, Cabral, comandante del Regimiento de Caballería N° 2, con asiento en Campo Esperanza, ordenaba el alistamiento de un pelotón de caballería, que debería reunirse con el batallón expedicionario próximo a salir.

         Esa misma tarde del día 3 de julio se alistaba el pequeño contingente de 28 hombres, al mando del teniente Victoriano Benítez Vera, y una vez listo para la partida, el comandante Ortiz Cabral, visiblemente impresionado, los despidió, previa arenga de estilo. Los animosos muchachos se alejaban con muestras de decisión, lanzando hurras y vivas al Paraguay, por cuya gloria y honor marchaban a la lucha.

         Es innecesario detenernos en los detalles del accidentado viaje, las privaciones y sacrificios que sufrían durante aquella prolongada y fatigosa marcha por montes enmarañados, donde apenas se abrían los angostos piques indios, donde a veces tenían que apearse y hacer a pie largos trechos, llevando de las bridas sus montados.

         Días calurosos y sed devoradora soportaban estoicamente durante las penosas jornadas diarias, acentuadas por las malísimas condiciones del camino.

         En el kilómetro 152 1/2 donde llegaron esa misma noche a las 22, se ordenó que este pelotón de caballería se adelantase al batallón que más tarde saldría hacia Pitiantuta, yendo a esperarlos en Anta, donde se encontraba el destacamento del teniente Scarone.

         La pequeña columna del teniente Benítez Vera, después de cuatro días de marcha forzada llegaba a Anta, donde quedó incorporada al destacamento ya citado.

         El teniente Scarone dispuso el servicio del pelotón llegado recientemente, ordenando al teniente Benítez Vera que efectuara patrullajes de exploración sobre las posiciones enemigas, misión que, aunque peligrosa y temeraria, el joven militar supo cumplirla.

 

 

 

MARCHA DEL BATALLÓN PALACIOS

 

         El capitán Abdón Palacios, consciente de la misión que el Regimiento confiaba a su responsabilidad e inteligencia, procedió a la organización del batallón, que, de acuerdo a las órdenes superiores ya transcriptas, debía alistarse convenientemente para afrontar todas las contingencias.

         El joven capitán, no obstante la responsabilidad que la patria depositaba en su honor de soldado, se mantenía sereno, y nada le abatía en los instantes solemnes de la próxima partida.

         Así le sorprendió el domingo 3 de julio, día señalado para iniciar la marcha.

         El batallón se hallaba formado a las 4 de la tarde, en el cuartel de Casanillo. El capitán Palacios acaba de comunicar al comandante del Regimiento que su columna estaba lista para partir.

         Un murmullo apenas perceptible se escuchaba en las filas de aquel batallón de adolescentes, notándose en todos los semblantes la satisfacción y el entusiasmo que producía en ellos el sentimiento de la raza fuerte, de la raza hecha para el heroísmo y el sacrificio, contentos de la misión que la patria les confiaba en esos días de ansiedad y expectativa nacional.

         Allí estaba el capitán Palacios, una columna granítica frente a su otra columna de pechos acerados, inmóvil, la frente alta, iluminada su faz por el destello del predestinado de la gloria, escuchando emocionado las últimas palabras que el comandante del Regimiento, mayor Rosa Vera, dirigía a las tropas expedicionarias. Palabras llenas de unción patriótica, que penetraban en aquellos corazones palpitantes de entusiasmo, inoculándoles más aún la decisión de vencer, removiéndoles las fibras del sentimiento.

         La columna se pone en marcha hacia el kilómetro 152 1/2 de la vía férrea. Cantan himnos a la patria y luego hienden el espacio con clamorosos vivas al Paraguay, al Ejército, al Regimiento querido, al comandante Vera. Pero el silencio emocionante no tarda muchos minutos. No falta el jocoso entre la soldadesca que sale con un chiste, y la alegría vuelve a renacer en la columna, y sigue la marcha entre animadas conversaciones y comentarios.

         Bien entrada la noche llegan al kilómetro 152 1/2,      hasta donde se había adelantado a esperar al batallón el comandante de la División Tte. Cnel. Estigarribia y el del Regimiento mayor Rosa Vera.

         En esta oportunidad el capitán Palacios vuelve a conversar largamente con los jefes ya nombrados, renovándose las recomendaciones y votos por el éxito de la próxima campaña, del desagravio que merecía la tropelía perpetrada por el enemigo el 15 de junio.

         Al día siguiente (4-VII), antes de clarear el alma, debían reanudar la marcha. Un hilillo sorprendente entre las selvas enmarañadas era la ruta a recorrer, y el capitán Palacios debía ingeniarse para trasponer esas marañas interminables.

         Trechos de 40 y 50 kilómetros de longitud eran tortuosos piques indios, enredados ramajes espinosos, sucios, y retardaba la marcha del batallón, que llevaba mulas cargueras con ametralladoras, proyectiles, agua, provisiones de boca y elementos varios.

         Otro obstáculo se sumaba a los mil inconvenientes. Ninguno conocía el camino, debiendo marchar a ciegas, al azar, rastreando las huellas dejadas por las tropas que partieron con anterioridad.

         Después de penosísimas alternativas, después de recorrer 42 kilómetros en la primera jornada, en que ya se hacía sentir la escasez de agua, llegan a un puesto denominado "3 Islas", donde pernoctan. No obstante el estado de extenuación en que estaban los soldados, porque también les había hostigado el sol canicular de esos días, se mantenían animosos y contentos.

         En "3 Islas" encontraron acampado el pelotón de caballería del teniente Benítez Vera. Allí todos reunidos se sirvieron un suculento asado, rociado con el típico "tereré", que en esos momentos y circunstancias sabía al más delicioso de los licores.

         Oigamos aquel relato del destacado actor de la memorable jornada teniente 1° Atilio Téllez:

         "A la madrugada del día siguiente (5-VII) reanudamos la marcha rumbo a "Dobraora" (lugar denominado así por los indios chamacocos), distante unos treinta kilómetros.

         "La escasez de agua se acentúa, y debíamos realizar largas marchas para encontrar tan precioso coma indispensable elemento.

         "Después de esa jornada de angustiosa marcha llegamos a "Dobraora". En este lugar preparamos un buen churrasco, para luego reanudar la marcha hacia "Pochisoy"; distante del último puesto 27 kilómetros poco más o menos (6-VII).

         "Durante la marcha forzada nadie desfallece, a pesar del sol fuerte de la siesta, la tropa marchaba con el mismo espíritu y el trismo entusiasmo.

         "Después de un buen rato de descanso seguimos en pos de "Pochisoy", ya caía la tarde cuando empezamos a sentir la sed devoradora, por cuyo motivo se dispuso de inmediato la búsqueda del líquido indispensable... El capitán Palacios me ordena adelantarme por un lado, mientras él lo haría por el otro lado para buscar el agua, debiendo ser anunciado el hallazgo con un disparo de revólver.

         "Todos ansiosos, por segundos y minutos esperábamos oír la señal convenida, pero... nada, pasaron los minutos interminables para los azorados sedientos y el disparo no se hacía oír, hasta que a la tardecita, cuando ya cundía la desesperación, sonó el tiro salvador, que fue acogido con la más clamorosa de las griterías, y locos nos lanzamos rumbo a él. Había sido mi capitán Palacios el que había encontrado un precioso pozo, por lo que, previo los brindis con el líquido anhelado en honor a nuestro querido capitán, procedimos luego a bautizar el lugar con el nombre de "Pozo palacios".

         "Después de beber abundantemente, nos dimos un bien merecido descanso, para seguir viaje a la madrugada siguiente (7-VII) nimbo a "Aromita".

         "En el itinerario que llevábamos figuraba una casita en el puesto citado, y, ansiosos de alcanzarlo, apresuramos la marcha.

         "Salimos en un cañadón interminable, que seguimos bajo el sol aplastante, aburridos, sin un solo árbol que nos ofrezca una sombra amable en los breves momentos de descanso.

         "Ya ansiábamos juntarnos todos con nuestros camaradas del destacamento Scarone, que montaba la guardia en "Anta", según referencias distante 30 kilómetros de "Porodra". Por eso poco tiempo nos detuvimos en "Aromita", y seguimos viaje.

         "Nos encontramos con un chasque del teniente Scarone trayendo partes, algunos trofeos, yataganes, fusiles, tubos descompuestos, etc.

         "Los oficiales y las tropas acosamos con preguntas al sudoroso chasque, quien, no obstante su estado un tanto arruinado por la lucha y la fatiga del viaje, tenía la postura de un valiente, como nos dimos cuenta por sus respuestas lacónicas pero expresivas y alentadoras, tales como: Mbaeravé ndo valei la boli cuera, barbaridad oquyjhyyé ñandé jhegüí.

         "A medida que nos acercábamos a "Anta" el espíritu de la tropa reaccionaba visiblemente, acicateado por las palabras animosas del citado chasque, a quien se lo despidió cariñosamente con hurras y vivas.

         "La marcha continúa, mi capitán Palacios siempre entusiasta, siempre jovial y contento, anima a su tropa con el ejemplo propio, aprovechando siempre los momentos de descanso para alentarla.

         "Nos acercamos a "Anta"; la consecuencia agobiadora de la prolongada marcha vuelve a hacerse sentir, sin que por esto desfallezca el ánimo de los soldados, hasta que encontramos a varios muchachos del destacamento Scarone salidos a nuestro encuentro quienes nos informan que ya llegamos.

         "En efecto, en las proximidades de "Anta" vimos de repente a los patrulleros que sigilosos salían del monte, rotosos y hasta un poco sucios, y luego de oírles decir "napepé jhicuaí", silenciosos volvían a esconderse en el monte.

         "De pronto aparece el teniente Scarone, a quien le recibimos con abrazos efusivos entre vítores y aplausos; fueron momentos de intensa emoción. El nos lleva a su P.C., donde encontramos al doctor Buongermini y a los tenientes Torres y Duarte. Siguen los abrazos fraternales, cariñosos, regocijantes...

         "Nuestra tropa, aunque bastante fatigada, pasa a hacer lo propio con los camaradas, preguntándoles detalles de lo ocurrido, renovándose las charlas jubilosas entre todos.

         "Nos encontramos también con el pelotón Benítez Vera, al que tocó el servicio de reconocimiento, misión que lo desempeñó en forma acabada, admirable".

 

 

RECONOCIMIENTOS PREVIOS

 

         El teniente Scarone se había anticipado en espera del batallón Palacios, y tan pronto que llegó -días antes-, el pelotón Benítez Vera ordenó el servicio de patrullaje y reconocimiento, teniendo ya preparado el bosquejo resultante de la labor realiza por dicho teniente, que entregó al capitán Palacios. Sin embargo, el 8 de julio, de acuerdo al plan que traía, éste dispuso otros reconocimientos ampliatorios sobre las posiciones enemigas, misión que fue nuevamente cumplida por el teniente Benítez Vera.

         Satisfecho con los datos que pudo conseguir, elevó el informe sobre la topografía del terreno al comandante del Regimiento de Infantería N° 2, quien contestó, entre otras cosas, lo siguiente:

         "Su informe sobre la topografía del terreno satisface ampliamente a este Comando. Espero continúe con la misma perseverancia que tuvo desde el primer momento: Mis felicitaciones por ello.

         "Le envío una botella de champaña, para que brinden por nuestro querido Regimiento una vez recuperada Pitiantuta.

         "Hago llegar por su intermedio a los SS.OO. y tropas que ya han actuado mis sinceras felicitaciones, con los votos y augurios para los que valerosa y denodadamente reconquistarán Pitiantuta".

         Y en otras recomendaciones sucesivas, en las que se nota la gran ansiedad y preocupación del comandante del Regimiento por la suerte de la expedición, decía lo siguiente:

         "Tenga usted presente que todas las pequeñas recomendaciones que le hago sólo tienen por objeto refrescarle la memoria sobre algunos puntos, y que dentro de su misión: «EL JEFE SOLO DA EL OBJETIVO A ALCANZAR, Y EL SUBORDINADO TIENE LA ELECCION DE LOS MEDIOS, BAJO RESERVA DE LA OBLIGACION DE ALCANZAR EL OBJETIVO FIJADO»".

         En esta otra ardiente invocación, de fecha 8 de julio, se nota igualmente la férvida confianza que el mayor Rosa Vera depositaba en el capitán Palacios:    

         "Confío con todo el fervor de mi patriotismo que su Destacamento sabrá recoger en la región de Pitiantuta glorias para la Patria, la División y el Regimiento. Tenga en cuenta que su abnegación y ejemplo personal de soldado servirán a sus subordinados como una escuela del Deber y del Sacrificio en aras de nuestra defensa nacional. Debe tener muy en cuenta que la preocupación de este Comando, como la de la División, son tan grandes, que jamás permitiremos desatención alguna a su Destacamento, que lejos de          nosotros está cumpliendo una sagrada misión. No creo, no consiento que desmerezcamos la gloriosa tradición de nuestros padres del 70. Sellaremos, igual que ellos, en las primeras páginas de la historia nueva, glorias para el Regimiento".

         Estando empeñados en los preparativos de apresto en "Anta", llega de refuerzo una pieza de mortero Stoke Brandt y dos piezas de ametralladoras pesadas, al mando del teniente Zacarías Fariña Sánchez.

         Esto ocurría la tarde del 10 de julio.

         En un pedido, fechado el 11 de julio, del mayor Rosa Vera, se destacan estos párrafos dignos de ser citados:

         "Este Comando y el de la División, confiando plenamente que el Destacamento a su mando hará vibrar las fibras del más hondo patriotismo en el pueblo paraguayo, y que ese triunfo rotundo ha de sumarse a las épicas jornadas del 65 al 70, que se lanzaban a la lucha al grito de esta consigna que es todo nuestro orgullo: «Vencer o morir»".

         Gracias a la serena y arriesgada exploración de la caballería, el capitán Palacios pudo reunir los datos más precisos para el elaborar con exactitud la orden de ataque.

 

 

 

ORDEN DE ATAQUE DEL DESTACAMENTO PALACIOS

 

         Este plan de acción constituía el secreto del que dependería la vida, la suerte del batallón y el honor de nuestro ejército. En la fiel ejecución de esta orden de ataque confiaba plenamente el comandante del batallón. Dice así:

 

         P. C. julio 12 de 1932.

 

Orden de Ataque N° 1

 

         A las .... hs.

         1.- El enemigo, que se halla en Pitiantuta y sus alrededores, está fortificado dentro del monte que circunda lugar.

         2.- LA INTENCION DEL COMANDANTE DE LA 1º DIVISION es recuperar por la fuerza a Pitiantuta A COSTA DE CUALQUIER SACRIFICIO.

         3.- MISION DEL DESTACAMENTO: Marchar hacia Pitiantuta, atacar el lugar recuperándolo y ponerse a defensiva.

         4.- INTENCION DEL COMANDANTE DEL DESTACAMENTO: 1) Mi intención es poner al Destacamento en dispositivo de apresto en el lugar (x), desde donde debe dividirse en dos columnas, una que continúe el pique antiguo que conduce a los puestos avanzados enemigos, y otra que tenga que seguir el pique empleado en el combate anterior hasta llegar al lugar de los enemigos. 2) Atacar y desalojar de sus posiciones al enemigo, tornando contacto las dos columnas para continuar inmediatamente el ataque sobre las posiciones principales del enemigo.

         5.- EJECUCION. Columna A: La que sigue la dirección del pique antiguo, compuesta de la Compañía del Tte. Téllez y dos piezas de ametralladoras pesadas a cargo del Tte. Jara Pastore. Columna B: La que sigue el pique empleado en el primer combate, compuesta de un Escuadrón de Caballería, y la Compañía Scarone.

         RESERVA DEL DESTACAMENTO: Compañía Díaz, Sección Stoke-Brandt y dos piezas de ametralladoras pesadas.

         6.- MISION COLUMNA A: Atacar y reocupar las posiciones enemigas, buscar contacto con la COLUMNA B, e inmediatamente continuar el avance sobre la posición principal de resistencia por el borde izquierdo del monte.

         MISION COLUMNA B: Atacar al enemigo en sus posiciones hasta salir al punto (x), buscar contacto con la columna A (por tropas de infantes), continuar el avance hacia la posición principal de resistencia por el borde derecho del monte, debiendo la infantería designar tropas que puedan asegurar los flancos y la retaguardia en el avance.

         7.- MISION PARA EL STOKE-BRANDT: Batir el enemigo que se halla en los puestos avanzados desde donde permita el terreno, con toda intensidad, y una vez ocupada la boca de Pitiantuta, neutralizar los fuegos de ametralladoras pesadas que se hallan en la posición principal de resistencia.

         8.- El resto de la reserva, a cargo exclusivo del suscripto para un nuevo empleo posterior o de circunstancia.

         9.- ENLACES: De la columna A con PC con hombres a pie de las tropas de reservas. De la columna B con PC por hombres a pie hasta donde permita el pique de las tropas del teniente Scarone. De la columna A con B una vez abordada la posición con hombres a pie de las tropas del teniente Téllez.

         SEÑALES CONVENIDAS, para tomar contacto la columna A con B una vez abordada la posición por medio de gritos cortos y enérgicos.

         10. - DISPOSICIONES DE DETALLE: Los prisioneros, si hay tiempo, enviar al PC en el lugar (x). Los heridos de las tropas amigas, en el puesto de curación en el lugar (x).

         Una vez dueño de la situación, las columnas comunicarán al Comando los resultados del combate, y la caballería continuará la persecución con intensidad.

 

         A. Palacios

         Cap. y Comandante del Destacamento.

 

         Como se ve, la idea de la maniobra era excelente según los puntos de vista y detalles claramente expuestos, que no podrá confundir a sus ejecutores.

         El día 12 se inicia con inusitada actividad en el campamento "Anta"; se preparan y se alistan los elementos indispensables para entrar en acción.

         "Esa tarde inolvidable -dice uno de los informantes-, en reunión de oficiales, mi capitán Palacios lee la orden con marcada emoción; que era LA DE RETOMAR PITIANTUTA A COSTA DE CUALQUIER SACRIFICIO, a los que todos los presentes, en una sola voz y en forma de juramento, le contestamos que estábamos dispuestos a ofrecer nuestras vidas y sufrir los más cruentos sacrificios antes que seguir permitiendo ultrajes a nuestra heredad soberana. ¡Cuánto fervor patriótico y cuán delirante entusiasmo estaba poseído de nosotros!

         "Profundamente impresionados, nos retiramos al P. C. de oficiales, donde nos reunimos para comentar por breves momentos más sobre nuestras impresiones personales referente a la próxima batalla, que tal vez acabaría con alguno de nosotros".

 

 

 

ÚLTIMOS PREPARATIVOS

 

         El teniente Téllez continúa su relato:

         "Todos nos dábamos cuenta exacta del deber que nos imponía la Patria; considerábamos todos que no debíamos desmerecer la gloriosa tradición de nuestra raza.

         "Con la más clara comprensión del momento, dimos los últimos toques a los preparativos para dejar "Anta" en la madrugada del 14, rumbo al enemigo alerta en sus fortificaciones.

         "Mi capitán Palacios personalmente controlaba el aprovisionamiento final, a fin de que cada individuo de tropa estuviera perfectamente acondicionado para afrontar las posibles y ulteriores contingencias.

         "Estábamos listos de acuerdo a la orden de distribución para el ataque. El teniente Fariña Sánchez conducía un escaso pelotón de ametralladoras, que se plegó a la Compañía del teniente Scarone.

         "En la tarde del 13 de julio, formado y listo para marchar, mi capitán Palacios nos renueva su decisión de tomar Pitiantuta. Luego de escuchar las emocionadas palabras de nuestro jefe, nos pusimos en marcha hasta un lugar denominado "Boca de Anta", lugar desde donde comienza un sinuoso pique que llega hasta el mismo fortín, con una extensión de 25 kilómetros poco más o menos.

         "Aquí se dispuso el faenamiento de los últimos animales que nos restaban, para preparar la ración de hierro del día siguiente.

         "Al obscurecer realizamos cautelosamente la aproximación hacia un punto denominado "Toldo-cué", donde pernoctamos.

         "La idea del Comando era que mi Compañía, reforzada con un pelotón de ametralladora a cargo del teniente Jara Pastore, atacara sobre el mismo pique, mientras la Compañía Scarone y el pelotón Fariña Sánchez atacasen el flanco derecho del enemigo".

 

 

ATAQUES DEL 15 DE JULIO

 

Acción de la columna "A" (teniente Téllez)

 

         El 15 de julio, a las 3 de la madrugada, toda la tropa estaba en pie, aguardando la señal para iniciar el movimiento de marcha aprovechando el silencio de la noche.

         Veamos lo que refiere el teniente Téllez sobre el avance de su columna:

         "Marchamos sigilosamente por el espeso y enmarañado bosque. Escasa distancia nos separa del enemigo: las precauciones aumentan; continuamos la peligrosa marcha; esperamos, observamos, y luego continuamos nuevamente.

         "Las avanzadas se arrodillan... habrían visto algo, pues empezaba a clarear el día.

         "Después de una minuciosa observación, volvemos a andar. Nada entorpecía nuestra marcha, hasta que sonó un disparo: nos tendimos en tierra. Nuestras avanzadas empezaban a tropezar con las del enemigo.

         "Tomamos todas las precauciones para entablar la lucha a fondo; mas como no oíamos ya los disparos, creímos qué los enemigos se retiraban. En efecto, así había pasado, pues observamos que nuestros muchachos continuaban de nuevo.

         "Llega a nosotros uno de los soldados para comunicarnos que un boliviano les había hecho disparo, echándose a correr en dirección al fortín; no transcurren muchos segundos, anunciándonos que estábamos ya en la misma entrada del fortín, y que el enemigo había desocupado las primeras líneas.

         "A fin de constatar personalmente la veracidad de la noticia, adelantéme a la tropa, comprobando instantes después que en realidad estábamos en los mismos lindes de las posiciones bolivianas.

         "Inmediatamente comuniqué a mi capitán Palacios, quien llegó en seguida junto a nosotros, pues él nunca se alejaba de su tropa.

         "Mi capitán me ordena que continúe con todas las precauciones del caso, para batir las vallas enemigas, de acuerdo a mis atribuciones.

         "Con nuestra aproximación, los bolivianos habían abandonado la primera línea, un retén. De este punto partía un laberinto de piques y caminos.

         "Recorrimos el puesto recién conquistado, y pudimos notar rastros de la acción anterior del destacamento Scarone. En este mismo lugar había muerto el oficial boliviano Arévalos Lazerna. Divisamos el viejo fortín incendiado...

         "Frente mismo al fortín existía una preciosa laguna, de donde con avidez impaciente pensábamos beber abundantemente el codiciado líquido.

         "Sin imaginar que ese bien merecido placer de saciar nuestra apenas contenida sed estaba vedado de nosotros, mandamos en su busca, siendo recibido nuestro enviado por nutridos fuegos de ametralladoras.

         "La inmensa y tranquila fuente, que nos deleitábamos en mirarla, no distaba mucho de nosotros, era imposible llegar a ella, y debíamos resignarnos en la esperanza de que pronto sería nuestra.

         "Con los disparos efectuados por el enemigo nos dimos cuenta que aún estaban cerca, y a pesar de nuestras atentas observaciones no pudimos dar con ellos. Sin embargo, su presencia estaba constatada.

         "Era necesario continuar progresando, pero para eso era también necesario que mi Compañía, con el pelotón Jara Pastore, maniobráramos por el flanco izquierdo para ayudar a la Compañía Scarone, que juntamente con el pelotón de caballería al mando del teniente Benítez Vera maniobrarían por el derecho.

         "Siendo las 9 poco más o menos, partimos en cumplimiento de una orden recibida.

         "No existía absolutamente ningún camino, pero teníamos que marchar aun así.

         "Mi compañía (la 2º) con los tenientes Barrios Talavera, Jara Pastore y Chamorro, se echó a andar por el monte, espinoso y tupido, orientándonos instintivamente con nuestra tesonera decisión de cumplir las instrucciones superiores.

         "Marchamos lentamente, ayudándonos a orientarnos un cabo, quien ya estuviera en el fortín antes de aquel vandálico atropello.

         "Al mediodía nos detuvimos por breves momentos, al sólo efecto de tomar un pequeño descanso, pues nuestra única ración era esa palpitante y férvida convicción de luchar hasta vencer... después vendría el refrigerio.

         "Reanudamos nuestra marcha. La sed y el hambre excitaba nuestro organismo y enervaba nuestros ánimos, atropellando resueltamente los ramajes espinosos, que parecían oponerse a nuestro avance.

         "Nuestro guía, el cabo Galeano, quien se iba adelante dirigiendo la marcha de nuestras patrullas avanzadas, se tiende en el suelo, y con él sus compañeros. Viene uno de ellos a comunicarnos que estábamos próximos a un pique.

         "En efecto, seguimos un trecho más y dimos con un hermoso y bien cuidado pique, que seguía rumbo al fortín.

         "Como ya habíamos andado un largo y penoso trecho, nos sentíamos bastante fatigados y sedientos.

         "Eran las 3 de la tarde, bajo los rayos caldeantes de un ardiente sol seguimos ya directamente rumbo al fortín, donde creímos que nos encontraríamos con los nuestros, pues habían cesado los disparos.

         "El cabo Galeano nos hace una señal convenida, y quedamos; se nos aproxima él y nos cuenta que muy cerca había oído voces al parecer de los nuestros.

         "Vuelve a su puesto para constatar la procedencia y propiedad de las voces.

         "Yo me adelanté; quería hacerlo personalmente yendo junto a las patrullas avanzadas. Volví para contar a mis gentes que parecían voces y conversaciones en guaraní, pero no obstante tomé medidas precaucionales, máxime viendo que mis gentes estaban tiradas en el suelo, extenuadas por el hambre y la sed.

         "Pero me preocupaba sobremanera las voces que oímos, y ordené al teniente Jara Pastore que fuera a cerciorarse de aquel murmullo de voces. Se apersonó al lugar indicado, y pudo darse cuenta que no hablaban en guaraní, como primeramente creíamos; era un modular extraño de voces".

 

 

UNA BREVE LUCHA

 

         "Ordené, entonces, al teniente Chamorro que hiciera un reconocimiento a fondo con su pelotón.

         "Momentos después de ser cumplida esta orden comienza un nutrido fuego de fusilería. Era el pelotón Chamorro, y dispuse en seguida que se uniera a ellos el resto de mi compañía.

         "No vacilé un momento para ordenar. ¡Armar bayonetas! Orden que fue impulsada con un estrepitoso ¡Viva el Paraguay! ¡Muera Bolivia! Se repiten dos o tres saltos colosales, y penetramos en las posiciones enemigas, que huían en todas direcciones; es decir, los pocos que pudieron escaparse.

         "Nos dimos cuenta, entonces, que se trataba de un retén. "Tomamos todas las precauciones que el momento requería.

         "Aquí pudimos constatar la muerte del comandante del retén, suboficial Azpiazú, quien fue identificado por su diario de guerra".

 

 

PRIMERAS BAJAS DEL ENEMIGO

 

         "A más del ya nombrado suboficial, encontramos cadáveres y heridos graves de otras clases y varios soldados, que sumaban en total 18 a 20 (1).

         "Frente al retén que acabamos de capturar existe un espeso matorral, donde mis soldados vieron entrar a uno de los fugitivos. Los tenientes Barrios y Jara Pastore se lanzaron a su persecución.

         "Cuando el pobre se dio cuenta que lo buscábamos, lanzó un grito desesperado: ¡Prisionero soy! y ¡Viva el Chaco paraguayo! Por estos gritos los bravos soldaditos se orientaron de su ubicación, y pronto lo encontraron.

         "Le preguntamos por su nombre, y dijo ser el cabo Cembrón; pero estaba ya muy desangrado, pues en su fuga le había herido uno de nuestros tiros, produciéndole una terrible hemorragia, de cuyo resultado resultó muerto momentos después. ¡Víctima propiciatoria de la contumacia y prepotencia de los guerreristas bolivianos

         "Después de tanto barullo de este primer choque sobreviene el silencio, y sólo escuchamos los ayes y quejidos lastimeros de los moribundos.

         "Por la documentación que recogimos supimos que la línea principal de defensa enemiga distaba muy lejos aún. Las condiciones de extenuación de mis tropas no daban para efectuar nuevas tentativas en el día; por otra parte, no quería fatigar a la tropa antes de ser realizado el objetivo principal".

 

 

(1) Según fuente boliviana (O. G. N° 304 del 25-VII-32, del E. M. G. del Ejército Boliviano) el Destacamento del Mayor Moscoso perdió en las acciones del 29-VI al 15-VII, un oficial y 10 soldados muertos, además de un Suboficial y 2 soldados heridos. (La Guerra del Chaco" -"Boquerón"- Cnel. Carlos y Fernández, pág. 83).

 

 

 

 

 

RECOGEMOS ALGUNOS BATINES

 

         "Como resultado de la ligera lucha y ocupación del retén, recogimos varias cosas, entre las cuales podemos mencionar: varios fusiles, relucientes yataganes, cargadores y gran cantidad de proyectiles.

         "Entre los enseres personales figuran algunos pares de flamantes botas, capotas casi sin uso y un conjunto respetable de vestuarios de tropa, que pronto los muchachos dieron cuenta de ellos.

         "Resultaron también muy oportunas como interesantes unas exquisitas tortas y dos tachos humeantes de comidas recién preparadas y una tinaja de agua, que a buena hora vinieron a satisfacer esa necesidad desde rato sentida por todos".

 

 

VUELTA A LA BASE

 

         "En las condiciones que nos encontramos era ya imposible continuar, y no había tiempo para completar la finalidad que perseguíamos. Nuestros soldados, debilitados, no podían ya con el peso brutal que cargaban, y mucho menos con las ametralladoras, que debían ser totalmente desarmadas para aminorarlas de peso y facilitar su transporte, lo cual constituía un verdadero peligro, para su rápido empleo.

         "Agravaba la situación nuestra falta de medios de comunicación, por cuanto nos encontrábamos completamente aislados del resto del batallón, por lo tanto, dispuse el regreso.

         "Y empezamos a desandar lo andado. Esta vez en condiciones mucho más desesperantes, teniendo en cuenta que el estada de cansancio de la tropa era mayor y la sed insoportable.

         "Nos sorprende la noche en plena marcha. Era imprescindible suspenderla, y resignarnos a pasar la noche en el monte.

         "Durante la noche arreciaba el viento fresco de la cruda estación invernal. Algunos de los soldados más sagaces que tuvieron tiempo de hacerse de frazadas "requecheadas" pasaron mejor que aquellos a quienes no les cupo esa suerte".

 

 

ACCIÓN DE LA COLUMNA "B" (SCARONE)

(Relato de dicho oficial)

 

         "En la madrugada del día 15, después de varias horas de marcha sigilosa por el sinuoso sendero -desde el lugar donde habíamos llegado el 14 por la noche, y denominado "Toldo-cué", distante más o menos media legua de la boca del campo Pitiantuta-, llegamos en el punto de desdoblamiento del batallón; entonces mandé aligerar los equipos innecesarios de mi compañía, para entrar en combate en el bosque donde ya había entablado 5 días antes por primera vez, y donde experimenté y, comprobé le necesidad que los soldados tenían que entrar en acción lo más liviano posible, para mayor holgura en sus movimientos y facilitar el ataque de cuerpo a cuerpo.

         "La caballería del teniente Benítez Vera hizo lo propio con su escuadrón, dejando atrás toda la caballada con sus guardacaballos, indispensables, a fin de no restar fuerzas a la columna. Todo esto ya se venía haciendo bajo el amparo de una fuerte patrulla que manteníamos en la boca del pique para salir en el Campo Pitiantuta, desde las 12 de la noche del 14. Esta patrulla nos mantenía en estrecho enlace, y por momentos llegábamos a conocer la actividad del enemigo desde la noche hasta la madrugada del día del ataque.

         "Durante la noche solamente se veían algunas fogatas aisladas, que denotaban la presencia del enemigo listo en sus respectivos sectores. El ladrido de perros en el lugar denominado "Monte Alto" nos daba la impresión de que en esa parte estaba la posición principal de resistencia de las tropas bolivianas.

         "Al clarear el día ya se sentía en varias direcciones el eco lejano de los golpes de hachas contra los cimientos, que de haberlos dado tiempo suficiente les hubiera servido de refugio inexpugnable y estarían a buen recaudo hasta de las balas del cañón 75, a juzgar por las enormes dimensiones de los árboles que tumbaban para el revestimiento de sus posiciones. Esto, amén de las inmejorables condiciones del terreno, que luego habíamos constatado, denotaba que no estaban conformes con lo que ya tenían, pues trabajaban desesperadamente para convertir el reducto en un Vedún boliviano.

         "El enemigo no se había percatado de nuestra presencia, según comprobamos por el hecho de no haber encontrado ningún puesto de vigilancia en el lugar donde el 29 de junio habíamos copado el retén enemigo por la retaguardia. Era necesario volver a buscar contacto con las fuerzas bolivianas, que supuse habrían cambiado de lugar después de nuestro ataque del 29.

         "Esta fracción de vigilancia creímos encontrar poco más o menos a 600 metros, en la altura del fortín.  

         "Hablé con el capitán Palacios, y volvió a transmitirme y recomendar la invariable decisión de cumplir con el deber, a lo que contesté que sería cumplida la misión, en cuyo defecto la columna sucumbiría en su puesto de honor antes que ceder un palmo el terreno al enemigo.

         "Un largo y apretado abrazo nos dimos antes de separarnos, como una expresión fervorosa de nuestra suprema decisión de vencer.

         "Después de separarnos fui a ver el estado de alistamiento de la columna, para iniciar la búsqueda del enemigo primero, y la consecución del objetivo después.

         "Cuando me encontraba con el teniente Benítez Vera sonó un disparo hacia el enemigo. Era la señal de alarma del centinela, que había observado nuestro movimiento en la boca de la picada. Todo el ruido de faena de los soldados cesó al oírse la detonación corriendo presurosos a sus puestos de combate.

         "Desde ese momento comienza nuestra progresión, con la precauciones que debían tomarse en esas condiciones. Dispuse el dispositivo de combate en la forma siguiente:

         "El pelotón del sargento Jorge Halterberger a la izquierda del teniente Juan M. Torres en el centro, y el escuadrón de caballería del teniente Benítez Vera a la derecha.

         "Como reserva de la columna B disponía el pelotón del teniente Motta.

         "En esas condiciones, y tomando un frente aproximado de 200 metros, íbamos rompiendo a pecho descubierto cuantas malezas, lianas y caraguatás se encontraban por el camino, esperando a cada paso la sorpresa de alguna trampa enemiga en la aspesura del bosque.

         "Era de admirar el cuadro que presentaban nuestros valientes muchachos, que marchaban sonrientes, con el cuerpo sangrante y el uniforme hecho jirones por las espinas de la vegetación hostilizante.

         "La marcha de aproximación se hacía con, lentitud, previendo alguna sorpresa fatal; mi gran preocupación era la vida preciosa de mis soldados, que evitaba sacrificar en lo posible.

         "Las patrullas destacadas de los pelotones delanteros iban chocando de rato en rato con fracciones de seguridad del enemigo que, viendo nuestra tenacidad en el avance, retrocedían gradualmente, defendiéndose sucesivamente en los lugares más ocultos.

         "La fracción encargada de observar el movimiento del enemigo me comunica haber visto parte de las tropas enemigas en el campo, al parecer en posición fortificada.

         "Lo cual comuniqué inmediatamente al comandante del batallón a fin de que se disponga su batida con nuestros morteros, que hacía rato se hacían sentir con sus explosiones en el perímetro de la posición principal de resistencia. Estos estampidos ya familiares entre los nuestros eran festejados con estruendosas algazaras.

         "Por mi parte, ordené que fueran batidas por una pieza de ametralladora liviana, que tenía instalada en el linde del bosque.

         "Mientras la columna seguía progresando normalmente hacia adelante, sin inmutarse ante la tenaz resistencia local.

         "A las 9.30 nuestros patrulleros de la izquierda avistaban el viejo fortín, que parecía estar desocupado, notándose sí las huellas imborrables del incendio consumado por los bolivianos.

         "Su ubicación, libre de malezas, favorecía grandemente al enemigo para batir con fuegos cruzados de fusiles y ametralladoras instalados en el campo por nuestra izquierda, pudiendo tomarnos de flanco todos sus tiros.

         "Ordené a las patrullas cerciorarse debidamente si en realidad estaban desocupadas esas cuadras, a fin de hacer progresar el resto de mis tropas; misión que los tres muchachos comisionados cumplieron con la mayor sangre fría y serenidad, a pesar de la granizada de balas con que fueron recibidos.

         "Una hora más tarde llegábamos en un claro del bosque donde estaba reciamente batido por los tiradores bolivianos, obstaculizando considerablemente nuestra aproximación rápida.

         "A esto se sumaba la lucha contra la naturaleza y la furia enemiga, que no perdía oportunidad para hacernos fuego individual, de precisión y de caza, sólo factible a los buenos tiradores, o con el uso de alzas telescópicas para esta misión.

         "Lo cual supone siempre un impacto sobre el enemigo, contrariamente del que ocurre con los fuegos nutridos, que por una gran fatalidad le toca a uno esos obsequios candentes.

         "Sin embargo, la suerte nos acompañaba. La única baja habida en nuestras filas al cruzar el monte fue la del soldado Francisco Orué, quien apenas sobrevivió unos minutos después de recibir la mortal herida.

         "Al oír su lastimera exclamación de dolor, ¡un solo ay!, como era mi costumbre me trasladé presuroso junto al herido con el personal sanitario, y solícito lo levanté en mis brazos; pero aquel héroe, luego de beber el agua que le ofrecí, me dirigió una postrer sonrisa que era la muda y suprema expresión de su feliz agonía al saberse inmolado por la Patria amada.

         "Dos horas más tarde, haciendo retroceder al enemigo de los puestos de vigilancia, aprovechamos un pequeño paréntesis de calma para almorzar un rico asado, rociado luego con agua generosa, que muy poco ya nos quedaba, pues la sed que producía nuestra actividad progresiva, de lucha contra las intrincadas marañas selváticas, bajo el sol agobiador, no nos permitían economizar la poca agua que llevábamos en nuestras caramañolas.

         "Dejaré al criterio del lector la idea de las angustiosas alternativas y el estado nervioso de que estábamos poseídos en nuestro avance a ciegas en el bosque, esperando a cada paso la sorpresa de una celada del enemigo, siempre dispuesto y avizor.

         "Nuestro movimiento en terreno desconocido sólo era el instintivo, inspirador del que se sobrepasa en voluntad porque se sabe que va en pos de un ideal superior, casi divino: la idea del deber ante la patria.

         "Es interesante conocer los detalles de nuestra lucha contra la naturaleza y el horrible sufrimiento de la sed, que apenas se podía soportar en las primeras calcinantes horas de la tarde, que los resignados soldaditos hacían pasar con chistes y comentarios jocosos, ofreciéndose gustosos algunos para llegar bajo cualquier sacrificio a orillas de la preciosa laguna que sabíamos no distaba mucho de nosotros, a fin de traer el líquido apetecido a los más agotados por la sed y el cansancio.

         "Pero sabíamos que estaba fuertemente defendida por las erizadas bocas de fuego del enemigo, que tenía bien localizado el trecho descubierto que quedaba de nuestras columnas a la orilla de aquella fuente de agua cristalina y tentadora.

         "Una de estas locas tentativas sería fatal para cualquiera que se atreviera a asomar la cabeza fuera del bosque; pero la incontenible nerviosidad del capitán Palacios al ver a sus soldados sedientos casi le cuesta la vida al salir del monte montado a caballo, cuya brida de guerra fue destrozada por una ráfaga de ametralladora.

         "Sin embargo, no era el momento de andar en contemplaciones; cualquier sacrificio era poco en aras del ideal superior -pensábamos-, y constituía más bien un acicate, un nuevo impulso a nuestra ansiedad de vencer.

         "Los soldados no perdían el buen humor y tenían siempre una frase de alentadora ironía juzgando la momentánea crisis de nuestra situación.

         "En esta forma seguíamos avanzando, cuando escuchamos, como a media legua más o menos, hacia nuestra izquierda, un intenso tiroteo, que nos anunciaba el encuentro de la columna del teniente Téllez con las avanzadas bolivianas.

         "Ello nos dio más brío para alcanzar las posiciones enemigas, que creímos encontrarlas pronto; anhelábamos con avidez impaciente sentir las emociones fuertes del encarnizado entreveró.

         "Pero en eso llega a nosotros un estafeta del comandante del destacamento ordenando que detuviera el avance, para preparar esa noche el definitivo del día siguiente, a fin de aprovechar las mejores horas de la madrugada.

         "En cumplimiento de la orden de suspensión del avance, retrocedimos hasta la altura de nuestro fortín, donde mandé instalar puestos de seguridad, líneas de resistencia y otros servicios a fin de contrarrestar posibles ataques nocturnos.

         "Para la provisión de agua a nuestras tropas la hacíamos con voluntarios que se ofrecían con abnegación, no obstante estar segurísimos de que corrían grandes riesgos de perder la vida. En esta circunstancia se produjeron impresionantes rasgos de temeridad, que no detallo por ser muy extensos.

         "Limitaré en decir que gracias a aquellos héroes -héroes en todos los instantes de las calamidades que sufríamos en nuestro azaroso avance-, para la hora del reposo ya teníamos agua abundante en todas las caramañolas.

         "A la medianoche, las patrullas relevadas, regresaban con las pruebas evidentes de haber llegado hasta las posiciones enemigas, pues venían munidos de capotes, mantas, gorras, proyectiles, mosquiteros y hasta elementos de cocina como sartenes y ollas provistas de sémola y harina. 

         "No se produjeron luego otras novedades más que los choques de patrullas".

 

 

 

ATAQUES DEL 16 DE JULIO

Acción de la columna "A"

(Continúa su relato el teniente Téllez)

 

         "A la madrugada del 16 intentamos reunirnos con los demás camaradas del batallón, pero... perdimos el rumbo y seguimos a la deriva -¡momentos de angustias!-, ambulando por la inmensidad del bosque en triste y silenciosa caravana, hasta que por fin oímos los primeros disparos del mortero retumbante, y nos dimos cuenta que nos habíamos alejado demasiado del lugar donde se encontraban ellos.

         "Los acompasados disparos del Stoke nos iban guiando ...

         "Marchamos hasta las 3 de la tarde, y hallamos el mismo pique de partida. Aquello estaba silencioso; hasta las hojas dormían; apenas el lejano chirrido de los bichos selváticos; no se veían rastros siquiera, y eso nos hacía pensar mucho. Temíamos por la suerte de nuestros compañeros.

         "No pude dominar mi nerviosidad, y seguimos adelante; destaqué una patrulla, que felizmente fue a dar en el mismo lugar donde ansiosos pensábamos llegar en busca de medios de reposo...  de agua, que tanta falta nos hacía, y algo con qué satisfacer el hambre brutal que nos consumía.

         "A poco andar vimos a mi capitán que salía a encontrarnos presuroso.

         "Le di parte de nuestra comisión, y después de escucharme emocionado me abraza efusivamente... En este abrazo recogía el estímulo para seguir luchando, seguir venciendo al enemigo.

         "Vimos que hervía agua en un tacho, y todos, como autómatas, nos dirigimos a él para saborear el exquisito cocido con galletas.

         "El flanco derecho del ataque estaba a cargo de los teniente Scarone y Benítez Vera; y creyendo seguramente que era adversa la suerte de mi compañía no se hacía sentir, se lanzaron al ataque con intenciones de ayudarnos.

         "Pero fue prolongada la marcha que efectuaron, pues cuando llegamos nosotros ellos aún no habían comenzado el ataque.

         "Terminada la merienda de esa tarde, recibimos orden de ocupar el linde del bosque que circunda las posiciones enemigas

         "La compañía del teniente Díaz cubría la retaguardia.

         "Ratos después llega esta compañía para reforzar la mía. En ella estaba el oficial de administración Wenceslao López, quien fue comisionado luego a buscar enlace con la compañía Scarone y el farmacéutico Rojas.

         "Comienzan a escucharse disparos aislados, que poco a poco van aumentando de intensidad, para convertirse en seguida en el tiroteo de un verdadero combate que duró por espacio de una dora. Durante el transcurso del combate se percibían claramente los gritos de ¡Viva el Paraguay! y ¡Viva el ejército paraguayo!

         "Nada sabíamos del resultado de esta acción".

 

 

ACCIÓN DE LA COLUMNA "B"

(Relato del teniente Scarone)

 

         "A las primeras horas de la madrugada estaba todavía profundamente dormido, cuando fui despertado por el mismo capitán Palacios, quien había tomado las disposiciones preliminares para la acción definitiva de ese día.

         "Un sabroso desayuno de cocido con galleta fue suficiente ración para los valientes que estaban nuevamente listos para rematar la jornada.

         "Iniciamos el avance hasta el lugar donde habíamos alcanzado la tarde anterior, sin ningún tropiezo ya.

         "La reserva venia a unas 600 metros detrás de nosotros, según instrucciones del comandante del destacamento, quienes siempre estaban en estrecho contacto con ambas columnas y avanzadas; no perdía detalles de nuestro movimiento.

         "Por el otro flanco no sentíamos nada, lo que nos hacía dudar de la suerte que corriera la columna del teniente Téllez.

         "Los órganos de seguridad del enemigo iban retrocediendo con saltos sucesivos de 100 metros, circunstancia que aumentaba nuestra actividad y cautela, temiendo alguna celada y teniendo en cuenta nuestro escaso efectivo.

         "El mediodía nos sorprende en plena actividad de abrir sendas en la espesura del bosque, lo cual aumentaba el cansancio y sed de la tropa.

         "Pero notábamos por las detonaciones, que nos íbamos aproximando a las fauces mortíferas,  y de consiguiente la hora suprema de la prueba, produciendo en nosotros una sensación extraña, haciéndonos olvidar hasta de la sed y el cansancio.

         "Extremamos nuestra vigilancia, dispuestos a afrontar las contingencias que podrían presentarse de un momento a otro, por la manera que en nuestro bautismo de fuego nos presentemos en la mejores condiciones físicas y morales.

         "A las dos y media de esa tarde recibí aviso de que a cierta distancia se veía tierra removida. Mandé constatar, y resultaron obras fortificadas.

         "En nuestro penoso avance encontramos algunos piques del enemigo que se dirigía a distintas direcciones, que hacíamos explorar previamente por patrullas para continuar avanzando, y en esa forma seguíamos percatándonos de la distancia que íbamos cortando, aproximándonos lo más y mejor hacia las fortificaciones bolivianas, que estaban jalonadas.

         "El teniente Benítez Vera me acompañaba de cerca; en una de mis atentas observaciones pude distinguir como a 300 metros una posición con cubrecabezas y troneras bien ubicadas.

         "En una de esas, y al momento que desviaba para atender una discreta insinuación del teniente Benítez Vera; el enemigo, que se había percatado de nuestra presencia, abre un intenso fuego de ametralladoras sobre nuestra columna, y la fusilería su fuego individual y de caza. (Felizmente no pudieron cazarnos)

         "Bajo la lluvia de fuego pude disponer que mi tropa se colocara en dispositivo de combate, ocupando yo el ala derecha, el escuadrón Benítez Vera a la izquierda. Integraban dos pelotones de infantería y dos de caballería en la línea al mando de los tenientes Ramón Servían y Juan M. Torres, y el sargento Hartelsberger, abarcando un frente de 300 metros poco más o menos.

         "La segunda línea mandé que ocupase un pelotón con dos piezas de ametralladoras pesadas y otro de infantería, al mando de los tenientes Zacarías F. Sánchez y Juan D. Motta.

         "Terminada la organización de tropa en la forma ya indicada y previas órdenes verbales, ordeno el avance hacia la senda de tiro.

         "Momentos después ya podíamos ubicar las posiciones enemigas por los tiros de fusiles ametralladoras, y a las 3 ya estábamos en contacto con el enemigo.

         "Tuvimos que adoptar infinitas precauciones para esquivar las incesantes ráfagas de metralla enemiga; el combate ya se hacía general por todos los costados.

         "Hubieron momentos en que ya esperábamos la muerte, pues los proyectiles enemigos caían como granizadas y pasaban silbando sobre nuestras cabezas.

         "Los enemigos usaban los medios defensivos más modernos, a los que superaba el gran corazón y fuerza moral de la tropa.

         "El entusiasmo y el empuje de los nuestros era la fuerza arrolladora que abatía a todas las armas automáticas, y los segundos de silencio en la parte contraria se aprovechaba para dar saltos adelante, en nuestro ataque gradual y sistemático.

         "Oficiales, clases y soldados se movían como si fueran de una sola pieza, y ni siquiera daban vuelta la cabeza para mirar hacia atrás. Cada cual procuraba superarse, y las fracciones sólo pugnaban acercarse más y más a las posiciones enemigas.

         "Allí conocí la pasta sin igual del soldado paraguayo por su inmutabilidad ante el peligro y su tenacidad inquebrantable para la lucha, cualidades que animan y alientan a los oficiales que los comandan.

         "El ataque iba aumentando de intensidad; era maravilloso el espectáculo de aquellos valientes en sus asaltos a las posiciones enemigas, enardecidos de fervor, desfigurados por la suprema inspiración del deber que los agilizaba e impulsaba en sus movimientos.

         "En los momentos más ágiles del ataque, sin tiempo ya para ocuparnos de otros detalles, habíamos perdido el contacto con el comando del destacamento y la columna del otro flanco, pero obrábamos guiados por los tiros y gritos, que percibíamos perfectamente en todos los frentes, cuyos detalles ya se expresan en los otros relatos de este mismo folleto.

         "Sigo recibiendo partes de mis alas, y me informo que las tropas enemigas tratan de irrumpir por nuestros flancos.

         "Me ocupo en mandar llenar los claros y reforzar con mis reservas las partes débiles, que en medio de tiros cruzados de ametralladoras y fusiles, y avanzando siempre, procuraba remediar, sin atinar ya a prever los peligros.

         "En los asaltos progresivos teníamos que cruzar algunas franjas desmontadas preparadas de exprofeso por el enemigo para favorecer la defensa y dominar la acción de los atacantes, que debían avanzar al descubierto y hacer frente a las enormes y seguras troneras por donde vomitaban las máquinas tableteantes.

         "Así estábamos batiendo al enemigo, con serenidad pasmosa; no perdían un solo tiro, apenas veían moverse un soldado adversario.

         "La tarde avanzaba, y con ella el empuje indómito de la columna acerada de pechos espartanos, de donde salían como juramentos alados los ¡Vivas al Paraguay y al ejército paraguayo!".

 

 

ATAQUE SIMULTÁNEO DE AMBAS COLUMNAS (16-VII)

 

         Vuelve a hablar el teniente Téllez:

         "Entendí que llegaba mi turno. Ordené, entonces, un enérgico ataque a fondo. Aquello fue fulminante, arrollador; recorría la línea orientando e impulsando el ataque.

         "La columna Scarone oímos que también reanudaba el ataque, produciéndose el asalto por todos los costados. Nuestra primera línea de bravos atacantes progresaba y nada los podía dominar, transfigurados de coraje, sólo miraban adelante, y las máquinas infernales que desde los obscuros pagüiches y nidos vomitaban sus mortíferas descargas parecían respetar aquellos pechos acerados que avanzaban al descubierto por aquel desnudo cañadón.

         "Al primer asalto ya se oía que desde las posiciones enemigas gritaban: ¡Cesar el fuego, paraguayos! ¡Prisioneros! ¡Prisioneros!, y otras voces implorantes.

         "A los pocos momentos sale uno que parecía ser oficial, adelantándose con un pañuelo blanco que agitaba en la mano: ¡Prisionero!, gritó; pero como el ataque arreciaba y no podíamos detenernos ni entretenernos, un proyectil lo tumbó al suelo.

         "La lucha continuaba con furia y el tiroteo infernal, los asaltos se sucedían unos tras otros. El pelotón de ametralladora del teniente Jara Pastore abre un nutrido fuego, permitiendo así a la infantería la consecución del avance.

         "Cuando llegamos a las fauces abiertas del enemigo, que nos recibían con fogonazos continuados de sus fusiles y ametralladoras, pudimos notar que las soberbias posiciones estaban defendidas con talas (corpulentos árboles echados hacia nosotros), que les guarnecían y obstaculizaban un tanto nuestra entrada. Tenían más de 2 metros de altura y otro tanto de grosor.

         "Pero los obstáculos fueron muy pronto abatidos por las cargas incontenibles de los heroicos soldados paraguayos.

         "Apenas acabé de impartir la orden para el último asalto, cuando mis tropas ya hacían su entrada triunfal y a la cabeza el intrépido teniente Jara Pastore, en medio de vítores, la denominada y valiente columna de Scarone y Benítez Vera desahuciando al enemigo con sus recios asaltos efectuados por el flanco derecho.

         "... la columna B, a cargo del teniente Scarone, había seguido el día 15 el camino indicado en la Orden de Ataque, pero lo enmarañado del monte, la sed y el calor sofocante obligaron a dicha columna a retirarse momentáneamente para proveerse de agua y alimentos. Pasó la noche en la cercanía de las posiciones enemigas, y al rayar el alba del día 16, comenzó su ataque decidido.

         "Tres horas de encarnizada lucha llevaba la columna B, durante las cuales hizo gala de serenidad y valor a toda prueba, cuando la columna Téllez hizo su aparición en el cañadón quemado, avanzando resueltamente bajó la metralla enemiga. La lucha fue dura, pero nuestros conscriptos respondían con abnegación y valor al sacrificio exigido de ellos por la Patria y el Ejército. Y al anochecer, al producirse la lucha cuerpo a cuerpo, el enemigo, espantado ante tal idea, se dio a una precipitada fuga, abandonando sobre el campo de acción armas, equipos, vestuarios, documentación, etc.

         "El cansancio, la sed y la obscuridad impidieron que nuestras tropas realizaran la persecución con todo el éxito deseado.

         "Durante los diversos encuentros con el enemigo se produjeron actos de heroísmo y abnegación.

         ". . . el teniente Wenceslao López, que, siendo de Administración, se lanzó decidido al ataque juntamente con los oficiales arriba nombrados, en el cañadón quemado.

         "En cuanto al comandante de la columna B, teniente Ernesto Scarone, su solo nombre es un símbolo de valor, sereno y reflexivo.

         "¿Y el capitán Palacios? Se puede decir, sin temor a equivocarse, que es la síntesis de las virtudes militares de que hicieron gala los componentes de su destacamento. Sereno, inteligente, valeroso, en los momentos más difíciles se lo veía arengar a sus soldados con la sonrisa en sus labios.

 

 

EL ENEMIGO ABANDONA EL CAMPO DE LUCHA

 

         Las primeras sombras de la noche sorprende los últimos asaltos y el despavorido desbande de aquel ejército humillado, vencido. El cabo Talavera fue vengado, y el glorioso ejército reeditaba su historia. Las tropas triunfantes apenas pudieron deleitarse con el espectáculo de su acción, pues la bruma de la noche tendía su velo sobre el campo conquistado.

         Saludaron las sombras de la noche memorable con vivas al Paraguay, al ejército, al regimiento y al comandante, cuya figura se paseaba sonriente entre los triunfadores, abrazando conmovido a la valiente oficialidad que dirigió los asaltos victoriosos.

         La huída de las huestes bolivianas fue sencillamente desastrosa como bestias asustadas se lanzaban hacia la espesura de los bosques.

         Eran componentes de los regimientos "Lanza", "Loa" y "Campero", comandadas por los mayores Moscoso y Bravo. En cambio, nuestro victorioso batallón lo comandaba un adolescente. Y este campeón de las primeras glorias nacionales observaba la fuga desesperada y el desastre de la soberbia que en aquella tarde inolvidable caía deshecha, escarnecida.

 

 

SE INICIA LA RECOLECCIÓN DE LOS TROFEOS

 

         Volvamos al relato del teniente Téllez:

         "¡Qué de cosas encontramos! Ametralladoras pesadas, numerosos fusiles, yataganes... (que desgraciadamente el enemigo no sabía usarlos), inmensa cantidad de proyectiles (que tampoco tuvieron tiempo de usarlos todos), vestuarios, aparatos fotográficos, botas, zapatones, botines de oficiales, etc., etc.

         "Pasamos a otro tramo de las posiciones, y encontramos equipos de montar como para un pelotón y una buena cantidad de comestibles.

         "Observamos que algunos de los nuestros ya vestían los uniformes cholos, otro de los más simpáticos se probaba el traje del fugitivo capitán Rodríguez. Aquello era un cuadro pintoresco.

         "Antes de la cena todo el trajín consistía en la recolección del botín de guerra, disperso en los matorrales".

 

 

 

AQUELLA NOCHE

 

         "El comando dispuso que esa noche cubriera la guardia la compañía Díaz, con el teniente Pantaleón González Yegros.

         "Nosotros fuimos junto a mi capitán, donde supimos que el teniente Fretes había sido herido, aunque levemente, igualmente que el teniente Pedro P. Duarte, quien había ido en busca de mi compañía.

         "Supe también en ese momento la desaparición del sargento Martínez, a quien se creyera caído prisionero.

         "A pesar de todo, la alegría era inmensa. Ya se había bebido agua abundantemente, lo que antes era vana ilusión, y el hambre había desaparecido".

 

 

AL DÍA SIGUIENTE

 

         "Al clarear el 17, con mi capitán Palacios hicimos nuestra entrada al fortín.

         "Allí presenciamos cuadros horrorosos, macabros, a la misma entrada estaba el cadáver de un suboficial boliviano, que tenía una horrible herida en el ojo izquierdo (era el observador volteado por el teniente Díaz, quien había hecho aquello de "ojo por ojo")...    "Seguimos andando, y el cuadro se hacía cada vez más aterrador: mutilados, cadáveres deshechos, esparcidos, que en espasmos de espantosa muerte quedaban desfigurados.

         "Después de recorrer las posiciones conquistadas al enemigo, nos dimos cuenta de la vergonzosa cobardía de los bolivianos.

         "¡Esas trincheras! ¡Esos nidos de ametralladora! Al verlos nos ponían los pelos de punta. Aquello era interminable; hacía ya unos cuarenta minutos que andábamos recorriendo las trincheras y no llegábamos al fin. Estas fortificaciones, que tenían lo menos un kilómetro, estaban trazadas en forma de reductos. Por todas estas lindezas, me extrañaba sobremanera la huída precipitada de los soldados bolivianos, que abandonaban así aquella fortaleza.

         "Ratos después aparece la compañía Scarone y el pelotón Benítez Vera, jadeantes, hambrientos y sedientos, con los ojos desencajados y vidriosos. Fueron recibidos con delirantes y cariñosos aplausos, vítores y hurras, pero estaban demasiado debilitados para asociarse a la algazara del triunfo.

         "Los más animosos recorren a curiosear los trofeos y las fortificaciones.

         "En una de nuestras recorridas encontramos una gran carpa tendida, que había sido un confortable comedor de la oficialidad boliviana.

         "El teniente Pantaleón G. Yegros, el notable morterista, habría adivinado los banquetazos que se daban inmerecidamente estos jefes, y les mandó una granada que fulminó a unos cuantos, pues se veía por los bancos y las mesas (de samuhú) salpicaduras de sangre, cuajarones por el suelo y otras huellas sangrientas.

         "Matizaba este cuadro varias tumbas a ras de tierra, restos insepultos cubiertos ligeramente con tierras mal amontonadas, algunos en descomposición, despidiendo hedores insoportables.

         (Me olvidaba mencionar que entre los efectos recogidos figuraban dos bolsas de correspondencia, entre las cuales encontramos gran cantidad de croquis de la región, mediante los cuales pudimos saber la ruta seguida por ellos en su huída).

 

 

 

LA MUERTE HEROICA DEL SARGENTO MARTINEZ

 

(Versión del teniente Téllez)

 

         "Un nido de ametralladoras pesadas defendido con sus fuegos tableteantes el agua de la parte de la laguna cerca del fortín.

         "Nuestros soldados se exponían a cada momento al juego de dichas ametralladoras para llenar sus caramañolas. El ganado sólo podía saciar su sed durante la noche. En vista de ello, el capitán Palacios dio la orden de localizar y silenciar ese nido a su ayudante el sargento 1° Esteban Martínez.

         "Este, sin más arma que su pistola y su gran corazón de paraguayo, esperó a que la obscuridad de la noche favoreciera su empresa.

         "Arrastrado, unas veces, franqueando otras, y esquivando los obstáculos, avanzaba intrépido y temerario. Ya estaba a pocos pasos del enemigo, cuando tal vez por obra de su sino adverso una ramita seca se rompió bajo el peso de su cuerpo. El ruido fue insignificante y de corta duración, pero fue suficiente para que el enemigo se diera cuenta de su presencia y concentrase en él sus fuegos.

         "Fue así cómo el sargento Martínez, cayó a cinco pasos de las trincheras enemigas. Pero su sacrificio no fue estéril, porque el enemigo, creyéndose en inminente peligro de ser rodeado, abandonó ese nido.

         "El soldado que lo acompañó refiere que lo había dejado a mitad del camino por orden de aquél, objetando el peligro y la visibilidad que ofrecería al enemigo yendo entre dos; él solo iría a cumplir la orden.

         "Cansado de esperarlo, el soldado volvió junto al capitán para informarle de la tardanza y decisión del sargento. Supuso que tal vez había caído en poder del enemigo, lo cual le preocupó profundamente, considerando, en caso tal, el sargento Martínez estaría sufriendo el cautiverio, víctima de la furia del enemigo en derrota.

         "El comandante del batallón dispuso la búsqueda inmediata del cadáver.

         "En esta tarea nuestros soldados habían pasado entre varios cadáveres bolivianos, y al cabo de algunos minutos de búsqueda se encontró uno completamente desfigurado, del que se despojó un "prismático" y unos papeles, encuentro que se comunicó de inmediato a mi capitán, pero le dijo que estos efectos se habían encontrado en un cadáver boliviano.

         "Esta circunstancia aumentó la duda sobre lo que habría ocurrido al sargento Martínez, y hasta se quiso creer que había caído en poder del enemigo.

         "Con esta aprehensión recorrimos los campos de Pitiantuta, a fin de dar con los restos del compañero.

         "Encontramos uno... Debía ser él, pues vestía el uniforme inconfundible de nuestro Ejército. Estaba tendido a unos metros de un nido de ametralladoras, que bien mimetizado era imposible descubrirlo.

         "Levantamos temblorosos el cadáver ya putrefacto. ¡Horror! ¡Qué impresión fuerte sentimos cuando vemos los despojos de un compañero... de un hermano!

         "Tenía el rostro destrozado. Denotaba, por las huellas, que no contento con tumbarlo, se había ensañado con él, continuando el fuego en forma brutal y despiadada".

 

 

 

 

DESPUES DE LA VICTORIA

 

         Y otra vez la hermosa tricolor flameaba alegremente sobre los campos de Pitiantuta... como si se desplegara sonriente y juguetona a la brisa mañanera, que pasaba besando los pliegues inmaculados de la enseña santa, de la enseña pura y mil veces idolatrada por sus hijos heroicos.

         El glorioso batallón Palacios, la invicta legión de héroes, paseaba sus laureles por los campos nacionales recuperados en la carga magnífica, brillante y decisiva.

         Sobre la tumba solitaria del cabo Talavera... han brotado florecillas blancas. En los ámbitos de la inmensidad chaqueña flotaba aún el eco de las últimas descargas que anunciaban la victoria.

         Y el capitán Palacios, acompañado de sus bravos oficiales, visitaba las carpas de los soldados, que, adormilados unos, en alegres charlas otros, se reponían del cansancio de la jornada.

         La exuberancia del follaje de las selvas chaqueñas vistió sus mejores galas por el retorno de sus hijos...

         El silencio de la noche era absoluto. Apenas se oía de cuando en cuando las lejanas voces de los patrulleros que se transmitían órdenes.

         Plenilunio. Hermosa noche de serenidad para los románticos...

         Bajo la enorme carpa de campaña, una mesa rústica rodeaba la oficialidad. Y la charla amena de voces roncas se percibía desde lejos.

         La atmósfera estaba aún contaminada de los fuertes hedores que producían los restos insepultos.

         Y en medio de ese ambiente una cena modesta se servían los combatientes, estos gallardos mancebos que fueran los actores de una acción gloriosa.

         Después de aquella ligera alimentación, en la que fluían manjares mal cocidos, siguen charlando.

         Una botella de champagne, obsequio del comandante del Regimiento, lucía su corcho plateado sobre la tosca mesa.

         Se debía aún cumplir la última de las órdenes recibidas. Las primeras, las más penosas, arriesgadas y sangrientas, se habían cumplido en la forma brillante ya relatada. En su honor debían brindar por la gloria del ejército y el Regimiento, como representantes genuinos de la Patria.

         Descorchada la botella, y con unas gotas que alcanzaron para todos, el capitán Palacios se pone de pie, y con él, en un solo impulso, todos los oficiales.

         Con voz segura y breve, en la que se notaba, sin embargo, el ligero temblor de la emoción, levantó lentamente el vaso e hizo la hermosa invocación. A los caídos primero, cabo Talavera, Domínguez, el sargento Martínez, para ellos que son las prendas inmoladas, tributos del ejército a la Patria. Terminó su breve alocución con efusivas felicitaciones a la digna oficialidad y soldados que le acompañaron. Un minuto de silencio que siguió a las últimas palabras del capitán fue el homenaje conmovido a los valientes que cayeron por la Patria.

 

 

EPÍLOGO

 

         Después de informarse detenidamente de los detalles del triunfo, bajas habidas en ambas partes y todo el material caído en poder de nuestras fuerzas, el heroico jefe del batallón triunfante transmitió al Comando Divisionario y al del Regimiento los partes en los cuales daba cuenta del cumplimiento de su misión.

         La noticia que dos días después llegaba a conocimiento del comandante Estigarribia fue acogida jubilosamente en Casanillo, y horas después fue retransmitida al Gobierno Nacional.

         El comunicado relativo a esta acción de armas fue dado a conocer al pueblo paraguayo el 19 del citado mes de julio, y su texto es el siguiente:

         "Según parte recibido del Comandó de la 1ª. División, nuestro destacamento, después de un reñido combate, ha tomado el fortín Carlos Antonio López (Pitiantuta), que fue asaltado el 15 de junio por tropas regulares del ejército boliviano".

         "En la acción los nuestros tomaron dos ametralladoras pesadas con gran cantidad de municiones y fusiles".

         "Las bajas paraguayas fueron las siguientes: Sargento 1° Esteban Martínez, cabo 1° Antonio Cano y el soldado Facundo Orué. Heridos: Teniente 2° Pedro Duarte, teniente 2° Herminio Fretes, idóneo de farmacia Julio Rojas y 5 soldados".

         "El enemigo tuvo muchas bajas, las cuales no han podido precisarse hasta el momento de enviar este parte" (1).

         Mientras tanto, en pueblos y ciudades y en lo más recóndito de la República vibran el sentimiento nacional. Era imposible dominar la explosión jubilosa de las multitudes, que al celebrar esta acción invadían los cuarteles ofreciendo sus servicios.

         Era el chispazo que despertaba las dormidas fibras de la raza, empeñada en sus pacíficas labores de progreso.

         Aquella clarinada de triunfo llegó hasta el corazón paraguayo como una advertencia de que se iniciaba el épico ciclo de las operaciones armadas.

         Posteriormente el mayor José Rosa Vera dictó las órdenes que a continuación se transcriben:

 

         P. de Comando, 19 de julio de 1932.

 

                            Orden N° 5 para el Destacamento Palacios

 

         A las 16 horas.

         1º. - Ante todo, hago llegar mis más calurosas felicitaciones por el éxito recientemente alcanzado a su bravo cuerpo de oficiales y tropa. Tan resonante triunfo nos llena de satisfacción y orgullo, con el que nuestro querido regimiento ha recibido su bautismo de fuego y la historia patria suma a sus páginas un bello capítulo más, escrita con la sangre generosa y valiente de sus dignos y leales servidores.

         2°.- La compañía Isasi, ya salido de este acantonamiento, tiene la orden de incorporarse a su destacamento.

         3°.- Víveres saldrá próximamente. El convoy llevará racionamiento completo.

 

         8°.- Se le adjunta un croquis en el que se le indica la red de comunicaciones que enlazan los fortines bolivianos.

         9°.- Ese comando se servirá en lo sucesivo dirigirse directamente a este Comando en sus comunicaciones, a fin de que el Regimiento mantenga la documentación completa que le corresponde y pueda al mismo tiempo cumplir con los pedidos de ese Destacamento,

 

         P. Comando Casanillo, 24 de julio de 1932.

 

 

                            Orden para el Destacamento Palacios

 

         1.- El Excelentísimo señor presidente de la República, doctor don José P. Guggiari, por intermedio de S.S. el señor ministro de Guerra y Marina, felicita al destacamento Palacios por el telegrama que transcribo, y que ese Comando dará a conocer a las tropas en formación general.

         "Despacho N° 189-s-/n. . . . . . . Urgente. EN NOMBRE GOBIERNO TRANSMITO COMANDO DIVISIONARIO FELICITACIONES RETOMA FORTIN CARLOS ANTONIO LOPEZ. SIRVASE HACER LLEGAR CAPITAN PALACIOS, OFICIALES Y ABNEGADA TROPA QUE TUVO A SU CARGO HONROSO Y PATRIOTICO COMETIDO PLACEMES MINISTRO DE GUERRA".

         2.- Vista la propuesta presentada por el comando del destacamento que participó en la retoma del fortín paraguayo Carlos Antonio López, y de acuerdo al Art. 175 de la Ley Orgánica Militar, asciende por mérito de guerra al grado inmediato superior a los siguientes cabos y soldados que a continuación se expresara

         A sargento 2º. Los cabos 1ºs. Cirilo Cabrera y Francisco Yegros.

         A cabo        1°: Los cabos 2ºs. Gabino Match, Albino Vega, Román López y Carlos Lezcano.

         A cabo        2º: Los soldados: Francisco Castro, Silvio Rolón, Alejandro Chaparro, Ignacio Domínguez, Eliodoro Giménez, Facundo Bogado, Marcos Paredes, Catalino Cubilla, Salvador Gómez, Adolfo Fariña, Luis A. Brítez, Evaristo Alarcón, Francisco Almada, Bruno Bogado, Delfín Arévalos, Rogelio Zousa, Modesto Ríos, Eugenio Areco, Florencio Brizuela, Carmelo Maldonado.

 

         Estos ascensos se servirá dar a conocer al Destacamento en formación general, en la que se exhortará al bravo Destacamento sigan cumpliendo su deber con el alto patriotismo con que tan dignamente se ha iniciado, para seguir dando glorias al Regimiento "Ytororó" y páginas luminosas a nuestra gran historia patria. La recompensa que la Nación otorga a sus dignos servidores que no titubearon en afrontar la muerte con el desprecio de sus vidas juveniles es un timbre de orgullo para el destacamento Palacios y una prueba acabada de que la nueva generación es capaz de escribir la misma epopeya de gloria que escribieran nuestros valientes del 65. Este Comando hace llegar a esos valientes sus calurosas felicitaciones por tan digno intermedio, con la seguridad de que las mismas emociones que les anima por el reconocimiento a la abnegación y sacrificio que pusieron en juego para alcanzar el éxito y la victoria también las tiene en su corazón.

 

         7.- Propondré al Señor Comandante de la División la ocupación de Anta y el envío de más personal para su Destacamento.

 

         11.- Le recomiendo mucha atención y estar alerta en el servicio de acantonamiento. No deje de tener presente las incursiones de aviones enemigos. Establezca todas las normas reglamentarias para asegurarse contra ellas. Haga trabajar su caballería en serios servicios de exploración. Quizá convendría que ella sea a larga distancia.

        

         16.- Con próximo chasqué sírvase remitir un parte exacto del personal y material en poder de ese destacamento.

 

         Días después el Comando Divisionario disponía el regreso del destacamento a su base de Casanillo.

         Era impresionante la majestuosidad de aquella columna de héroes que regresaban, llevándose los bagajes imperecederos de aureolados laureles para depositar en el altar de la Patria.

 

 

 

 

 

 

 

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