PortalGuarani.com
Inicio El Portal El Paraguay Contáctos Seguinos: Facebook - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani
Tana Schembori

  LA ESTETIZACIÓN DE LA POBREZA EN LOS BUSCADORES (2017) - Cine paraguayo - Por JULIO DE TORRES


LA ESTETIZACIÓN DE LA POBREZA EN LOS BUSCADORES (2017) - Cine paraguayo - Por JULIO DE TORRES

LA ESTETIZACIÓN DE LA POBREZA EN LOS BUSCADORES (2017)

 Cine paraguayo

 

Por JULIO DE TORRES

 

jj.detorrespy@live.com

Reducción de experiencias complejas a meros decorados en el arte, pobreza conceptual en la crítica y conformismo en el público traducen la tensión entre comercio e independencia, nos dice este análisis del panorama actual en Paraguay

El cine paraguayo de autor 

Según algunos medios extranjeros, antes de Hamaca Paraguaya (2006), de Paz Encina, Paraguay no tuvo producción cinematográfica –de verdad– en treinta años. Fue un hito que despertó cierto gusto por el cine de autor. En películas nacionales posteriores, experiencias nuevas fueron tomando forma conforme avanzaban la globalización y los procesos del capitalismo.

Por naturaleza, el comercio, supeditado a los intereses mayoritarios, y la independencia, que en la dimensión creativa explora posibilidades que no dependen de la opinión de la mayoría, están enfrentados.

Posibilidades. Porque de eso se trata. De proponer. De indagar. De invitar. Por eso, nos preguntamos: si en el 2006 hubo una tendencia a velar por un cine independiente, «indi», de autor, ¿cómo vemos lo que hoy, once años después, se produjo? Si bien las taquillas apuntalaron producciones de tinte más comercial, lo cual no está –tan– mal, hubo películas que, intentando ser más «de autor», resultaron puro humo. El déficit de buenos guiones –o de buenos escritores de guiones– explica incluso la ausencia de guionistas en la Mesa Multisectorial del Audiovisual, por lo que el cine «independiente» paraguayo entra en crisis. El sistema del audiovisual no fortalece la creatividad que debe cultivar un guion. Priman otras necesidades, como, por ejemplo, el lucro rápido.

Definitivamente, el cine pochoclero importado es competencia para la siempre floreciente producción nacional, que termina invirtiendo más en cuestiones técnicas para imitar la calidad de las producciones foráneas. La cuestión técnica será una prioridad y desplazará al guion de manera tajante.

Un guion pobre encontrará cómo zafarse de la demanda de contenidos y aprovechará, en muchos casos, la miseria, «concebida por el cine independiente como tema a tratar y sobre el cual reflexionar, y por el cine comercial como mercancía fácilmente vendible, especialmente en el exterior, donde la miseria es la contrapartida de la opulencia de los consumidores» (1).

El caso de Los Buscadores 

Hoy tenemos un cine técnicamente de calidad. Pero concentrarse en el contenido es arduo cuando un proceso complejo hace que el gusto del público «rechace la profundidad y elogie la superficie» (2). Esto se refleja en la misma «crítica» cinéfila local. Es uno de los motivos por los que cualquier análisis crítico y serio que, ¡por fin!, cuestione determinados temas en una película resulte aburrido y se lo compare despectivamente con un «tratado filosófico» o una «clase universitaria». La «crítica» local predominante, más centrada en cine comercial, es la que contentará siempre a un público que consume cine comercial. A esa mentalidad responden, con previsible pobreza teórica, los personales entusiasmos o denuestos, según el caso, del «crítico».

La pobreza como decorado en Los Buscadores se presta a un sinfín de cuestionamientos. Volvemos a Ospina y Mayolo: la pornomiseria resulta del afán mercantilista de utilizar la miseria como espectáculo decorativo. La inundación en la película es redundante, y un fenómeno accidental sin incidencia alguna en la narración, que solo sirve para hacer gala de buen manejo del dron que sobrevuela paisajes maravillosos y de atractivas y chauloquistas tomas de zonas azotadas por desastres naturales.

El naturalismo en Casaccia secunda y se hace eco de la miseria humana, presente no solo en lo material sino también en lo espiritual de los personajes. El naturalismo en Los Buscadores solo secunda planos secuenciales porque se sabe que ese regustito de miseria aún cautiva al extranjero, en particular al europeo, que hasta ahora cree que el Mercado 4 en 7 Cajas fue una cátedra magistral de montaje escenográfico. El intervencionismo en lugares decadentes o alternativos es una moda que, habiendo configurado la pornomiseria más acendrada, orientó las tendencias e inclinaciones de varios artistas y creadores. Damos la razón a Glauber Rocha: nuestra originalidad es el hambre.

En la superficie del quehacer audiovisual miserabilista dialogan las ganas de obtener buenas tomas y planos y las de volver a casa después de una jornada de rodaje, encender el aire en diecisiete y relajarnos en la ducha. Se deja atrás esa miseria con la que se tuvo un contacto esporádico para concentrarse en que ese esfuerzo haya valido la pena, más acá del aroma de agua servida, de ropa sin lavar, de aceite reutilizado para freír empanadas, de frutas podridas mezcladas con tierra. Y, siguiendo ese camino, nos interesamos en qué más nos puede sugerir tanta insistencia en tomas de crecidas, inundaciones y desgracia humana en Los Buscadores.

Averiguamos la respuesta en la historia de cada personaje, y ahí la pobreza como recurso chic vuelve a hacer ruido. A modo de muestra: un morador del Bañado Santa Ana no quiere pagar, si gana la quiniela o la lotería, un material de trabajo que ya tiene. Si la prioridad es llevar el pan a la casa y el azar, esta vez, se lo hizo fácil, comer será lo primero, no «pagar la cuota de la moto». El prejuicio del citadino burgués siempre encasilla al pobre, que «se aprovecha de su situación y le gusta vivir en ese círculo vicioso para causar lástima». Pero antes de pagar la cuota de una moto para seguir laburando y llevar el pan a casa, tendrá que alimentar a su familia de manera más rápida y pagar servicios básicos o algún alquiler. ¿Por qué no vemos también eso? Ponerse en el lugar de una persona en situación de pobreza que tiene más prioridades es superficial. No da risa. No contribuye. Y no es obligación de un cineasta cambiar la realidad, pero si aprovechando los recursos técnicos que tiene no es capaz de reproducirla sin utilizarla como decorado y generar de una vez conciencia más allá de la acción y de la aventura, el cine, por comercial que sea, no trasciende.

El obsoleto fetiche de la pobreza 

La era transestética dialoga con las sobras de la estetización moderna del mundo. Según Lipovestky, la lógica subversiva del modernismo, en guerra con el mundo burgués, queda desplazada por la transestética, que deja ya de lado los mundos periféricos y marginales (3). Nuevos lenguajes deberían encontrar en el conflicto arte/industria nuevas formas de creación. Volver a la cuestión de la pobreza no como motivo de reflexión o denuncia social sino como recurso estético superficial denota que Paraguay aún tiene serias dificultades en su quehacer creativo.

Latidoamericano, por ejemplo, intervención «artística» de la decadencia, usó el color –usualmente confundido con «presencia del arte»– como cáscara sobre la pared corroída por el descuido y la mala gestión urbanística. Pero la cáscara termina siendo cobertura incómoda de una realidad que siempre estuvo ahí. El fenómeno impacta, pero solo un momento. El mensaje queda relegado y supeditado al soporte (un edificio abandonado o una pared con moho).

En 7 Cajas, la decadencia del ambiente sí era parte de la historia. Pero la fórmula se repite de tal modo que desde el anuncio de Los Buscadores el argumento era previsible (lo técnico sí superó las expectativas). Sin embargo, ¿cómo cuestionar un cine paraguayo que no deja de florecer y consolidarse? En Paraguay se está eternamente en transición. Si no es la democracia falaz, es el cine, especialmente de autor, que a otros países dio más galardones internacionales que simples éxitos de taquilla, propios del cine comercial.

Nos permitimos estos cuestionamientos para hacer frente a los preceptos del capitalismo artístico y la proliferación de industrias culturales cuyos imperativos pueden ser sorteados creativamente. ¿Pero cómo sortearlos con creatividad cero? 

Notas 

(1) Luis Ospina y Carlos Mayolo: ¿Qué es la pornomiseria? Disponible en http://cinefagos.net/paradigm/index.php/otros-textos/documentos/917-que-es-la-porno-miseria.

(2) François Jost: El culto de lo banal. De Duchamp a los reality shows, Buenos Aires, Libraria, 2012, 142 pp.

(3) Gilles Lipovetsky y Jean Serroy: La estetización del mundo. Vivir en la época del capitalismo artístico, Buenos Aires: Anagrama, 2015, 404 pp.

Bibliografía 

Alejo Magariños: La cámara sin ley, Buenos Aires, Universidad del Cine/ElAleph.com, 2015, 286 pp.

Glauber Rocha: Estética de la violencia. Disponible en http://revistay.com/estetica-de-la-violencia/

 

 

 

 

Fuente: Suplemento Cultural de ABC Color - Página 2

Domingo, 01 de Octubre de 2017

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

EL IDIOMA GUARANÍ, BIBLIOTECA VIRTUAL en PORTALGUARANI.COM

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

Como se vería esta obra en tu Sala?

Selecciona un color de la pared:

LA ESTETIZACIÓN DE LA POBREZA EN LOS BUSCADORES (2017) - Cine paraguayo - Por JULIO DE TORRES






Bibliotecas Virtuales donde se incluyó el Documento:
MUSEO
MUSEO DE AUDIOVISUALES DEL PARAGUAY
Suplemento
Suplemento Cultural ABC






Buscador PortalGuarani.com de Artistas y Autores Paraguayos

 

 

Portal Guarani © 2024
Todos los derechos reservados, Asunción - Paraguay
CEO Eduardo Pratt, Desarollador Ing. Gustavo Lezcano, Contenidos Lic.Rosanna López Vera

Logros y Reconocimientos del Portal
- Declarado de Interés Cultural Nacional
- Declarado de Interés Cultural Municipal
- Doble Ganador del WSA