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BERNARDINO CANO RADIL

  JOSÉ SEGUNDO DECOUD - EL IDEÓLOGO REPUBLICANO, 2014 - Por BERNARDINO CANO RADIL


JOSÉ SEGUNDO DECOUD - EL IDEÓLOGO REPUBLICANO, 2014 - Por BERNARDINO CANO RADIL

JOSÉ SEGUNDO DECOUD - EL IDEÓLOGO REPUBLICANO

 

Por BERNARDINO CANO RADIL

 

Colección PERSONALIDADES CÉLEBRES N° 5

Editorial EL LECTOR

Director Editorial: PABLO LEÓN BURIÁN

Coordinador Editorial: BERNARDO NERI FARINA

Asunción - Paraguay.

Octubre, 2014 (116 páginas)

 

 

 

Tabla de contenido

Prólogo - 11

Capítulo I

Infancia y formación académica - 13

Capítulo II

La Asociación Paraguaya y Legión Paraguaya  - 16

Capítulo III

Regreso al Paraguay y primeros pasos políticos. Convencional Constituyente - 23

Capítulo IV

José S. Decoud y el coloradismo (caballerismo) - 36

La gran alianza - 36

Aportes y sinsabores - 45

Capítulo V

Diplomático - 57

Capítulo VI

Periodista - 61

La Regeneración - 62

La Reforma - 66

La Nación - 68

Capítulo VII

Publicista - 70

Capítulo VIII

Economista - 83

Capítulo IX

Educador - 87

Capítulo X

Su rol intelectual y las ideas republicanas - 89

El intelectual - 89

Liberalismo vs republicanismo - 90

Republicanismo vs nacionalismo - 96

Es posible detectar tres etapas - 96

Período 1904 a 1930 - 99

Después de la década del 30 - 101

Bibliografía -- 108

El autor - 111



Prólogo

La biografía de José Segundo Decoud rescata la memoria de uno de los hombres que con su inteligencia colaboró en la reorganización del país luego de la Guerra contra la Triple Alianza.

Decoud fue un hombre que pagó con la indiferencia y el olvido su pertenencia a la oposición al régimen de los López y que integró la Legión Paraguaya hasta que se enteró de los términos del Tratado Secreto de la Triple Alianza.

El autor es el distinguido intelectual Bernardino Cano Radil, quien desde su faceta investigativa logra con gran maestría mostrar quien fue José Segundo Decoud y cuáles fueron sus principales aportes a la vida pública paraguaya.

El libro parte de su vida personal y de las circunstancias que llevaron a la familia Decoud a enfrentarse a los López, y las acciones políticas que emprendieron con los demás emigrados en Buenos Aires.

Posteriormente el libro se centra en la vida pública de José Segundo, que inició siendo muy joven, destacando las diversas facetas en que le cupo actuar, ya sea en el gobierno, en la educación, en la prensa o en su carácter de publicista de temas educativos, literarios y económicos.

El José Segundo que nos presenta el doctor Cano Radil es un hombre que está comprometido con el pensamiento republicano, en el cual coinciden con Bernardino Caballero, y de esa forma resalta el autor como se produjo la consolidación de dicha línea de pensamiento que luego se concretó en la Asociación Nacional Republicana

En los siguientes capítulos el autor va analizando los aportes intelectuales de Decoud y como en los mismos va sentando las bases de su pensamiento sobre diversos aspectos vinculados al progreso del Paraguay.

Concluye la obra con un análisis de las etapas del pensamiento predominante en la Asociación Nacional Republicana y como con el transcurrir del tiempo se fue abandonando el republicanismo que había inspirado a sus fundadores en septiembre de 1887. Dicha interpretación es el resultado de la meditación profunda del autor en base a los hechos utilizando categorías de las ciencias políticas, que permiten comprender las acciones emprendidas por el coloradismo a lo largo del siglo XX.

Este libro constituye indudablemente un aporte en muchos sentidos, primero porque devela facetas biográficas de un hombre público que durante su vida generó polémicas y que indudablemente fue clave para el desarrollo de las acciones de casi todos los gobiernos paraguayos en el último cuarto del siglo XIX, en segundo término fue el intelectual que inspiró el principio republicano a la Asociación Nacional Republicana.

Agradecemos al doctor Bernardino Cano Radil por este importante aporte a la bibliografía nacional, que generará debates, que siempre son necesarios para que una sociedad avance hacia la modernidad.

Asunción, octubre de 2014.

Herib Caballero Campos




CAPÍTULO I

INFANCIA Y FORMACIÓN ACADÉMICA

Nació en Asunción del matrimonio del coronel Juan Francisco Decoud y Concepción Domecq un día patrio: 14 de mayo de 1848. Inició sus estudios, bajo la dirección del maestro español Ildefonso Antonio Bermejo. Cuando adolescente, por una tragedia familiar, fusilaron, sin pruebas, a sus dos tíos Teodoro y Gregorio Decoud (1860) acusados de traición a la patria, por tramar el asesinato del Presidente don Carlos Antonio López. En juicio sumarísimo fueron pasados por las armas en la Plaza San Francisco (Hoy Plaza Uruguaya) frente a toda su familia. Un hecho que enfrentó a la familia Decoud con el gobierno y la obligó a alejarse del país.

Así, su formación continuó en el famoso Colegio de Concepción del Uruguay (Entre Ríos, Argentina) donde comenzó sus estudios secundarios, dirigido por Alberto Larroque. Allí le alcanzó el espíritu anárquico y clima bélico que vivían en esas provincias y viajó a Buenos Aires donde terminó sus estudios en el Colegio Anglo-Argentino de Salvador Negrotto, relevante centro educativo que proporcionaba una educación bilingüe en idioma inglés, el cual dominó, al mismo tiempo de ser capaz de comunicarse fluidamente en francés y alemán. Posteriormente, estudió Filosofía del Derecho pero no concluyó por el trajín de su vida política.

Poseedor de una exquisita formación que puso a disposición de su patria extrañada para rescatarla de la desolación moral y material de un lustro de guerra inicua y vergonzosa.

Un ciudadano de lo más ilustrado y preparado de la región para cumplir el rol de consejero político, doctrinario e ideólogo en tiempos de caudillos y césares.

En el drama de la postguerra del 70 ante el colapso del Estado, nuevamente, se confronta en el escenario un drama universal. El líder frente al pensador. El caudillo que conoce el punto sensible e identifica las masas como al salvador, por empatía emocional, y quien sabe lo que se debe hacer, pero carece de la fuerza o el talento para llevar adelante tan gigantesca empresa. Una experiencia que sufrió el mismo Platón o Aristóteles desde la antigüedad clásica.

Ante la carencia del Estado o cualquier otra institución tras la Guerra Grande y un sistema jurídico importado sin internalización, y carente de la coerción mínima para implantarlo sobrevino una anarquía generalizada. Decoud transitó en tiempos de caudillos. Un modelo latinoamericano importado de la madre patria, por no acceder a la modernidad a tiempo.

Nuestras repúblicas nacieron con vicios coloniales, monárquicos y feudales. Casi absolutistas. Quienes accedieron a la modernidad utilizaron las leyes como límites del poder; en cambio, por estas tierras las leyes fueron reflejo del poder. Por eso aquí se hacía lo que se quería con la ley, si se tenía el poder para hacerlo, si no, para que servía sentarse en la silla.

Un casi olvidado José S. Decoud compone el selecto grupo de personalidades de la reconstrucción nacional. Brillante, polémico y casi insustituible por su intelecto, en vida fue dolosamente sumergido en una oscura sombra de silencio, cuando la corriente que él inspiró giró su rumbo doctrinario e ideológico, una década después de su partida definitiva.

Fue un jugador clave, pero solo con el liderazgo intelectual no es suficiente. Su talento fue también su limitante al convertirlo en campeón cívico del relegamiento y el renunciamiento. El comodín irreemplazable de los distintos gobiernos, que al no tener poder político propio, fue impotente en construir una corriente de opinión, ni dentro, ni fuera del partido que inspiró. Él tenía la idea, la explayaba, la ejecutaba, pero siempre bajo el liderazgo hegemónico de un caudillo.

Sin Estado, ley, ni instituciones, es decir, sin reglas de juego limpio, la personalidad política lo es todo. Decoud fue protagonista y víctima de esta confrontación dialéctica de todos los tiempos y de carácter universal. Vivió esta fatalidad como actor y denunciante. Pero también, ciertamente, con cansancio y frustración ante el fracaso de ver vigentes las instituciones republicanas con las que soñó. Un andamio republicano que delineó, pero sin la personalidad política capaz de construirlo.

Un erudito extraordinario no solo para el Paraguay, sino para América. Entre los autores que trató encontramos, entre otros, a Víctor Hugo, Baudrillart M.H. (economista). Poetas como Heredia, Abigail Lozno, Olmedo, Goncalves O Echeverría. Historiadores como Baralt, Varnahgen, Restrepo, Mitre, Prescott, Bancroft, Motley, T. Carlyle. Buckle, Ernest Renán, Guizot, Spencer, Samuel Smiles. Educacionistas como Pestalozzi, Froebel, Mann, Barnard, Bain Sarmiento, Pedro Varela y Dr. Berra, Avellaneda, Castelar, Políticos e intelectuales clásicos grecoromanos. También Lieber, Tocqueville, Jefferson, Lincoln, Benjamín Franklin, Cicerón, Lamennais, Henry Clay, Ch. Roosevelt "El ideal Americano".



CAPÍTULO VI

PERIODISTA

La obra ideológica y doctrinaria de José S. Decoud está dispersa en folletos, conferencias y, en particular, su vasta labor periodística en periódicos de Asunción, Corrientes y Buenos Aires. Junto a Blas Garay es el periodista y editorialista más brillante del periodismo paraguayo. Se lo vincula como editor con La Regeneración, La Opinión Pública y La Reforma.

La prensa de aquellos lejanos tiempos expresaba una intención genuina por construir o reconstruir las bases de una República en medio del caos y la sangre derramada. Defender la Constitución y la integridad territorial, pero inserta en un lenguaje inflamado, propio de compatriotas que combatieron por cinco años en trincheras opuestas y se sentían, cada uno con sus razones y verdades, responsables o culpables de la destrucción patria.

El complejo de culpa de cualquier actor de aquel drama a nivel de las leyendas de Homero, habrá sido extraordinario, por sus respectivos roles y la presencia del despojo recibido. Nadie quiso, ni soñó un escenario de tal característica. Tan distinto al caso de Rosas o Berro en Argentina y Uruguay, donde si bien cayó un régimen político, no se destruyó un pueblo, ni desmembró un territorio. Fuimos víctimas de una especial saña destructiva, hasta hoy sin comparación en toda América, y sumamente escasas en el mundo entero.

Ejercer el periodismo entre tanta pasión y dolor era cargar páginas con agresiones e injurias contra el otro bando. El adversario/enemigo. Un maniqueísmo vital y destructivo que solo trascendió y apaciguó tras duros sacrificios. Existía un periodismo de intolerancia y enfrentamientos personales; tras líricas ideas se desgarraban pasiones inflamadas ante tanta sangre recientemente derramada y disfrazaban ambiciones personales. Se cerraban diarios, asaltaban imprentas y se apresaba, perseguía y asesinaba a periodistas como José de la Cruz Ayala (Alón) muerto en el exilio o el gran Blas Garay, asesinado a los 26 años.

La prensa era el sucedáneo de los partidos políticos como canal de ideas, defensa o ataque. Era instrumento de reunión, organización y acción como dijera Lenin, analizando su rol en los procesos políticos. Era la opinión pública y orientación general del país para oficialismo y oposición. Decía presente en los asuntos públicos, expresando a finales del siglo XIX, ideas liberales y republicanas; a principios del XX nacionalismos y un socialismo ingenuo.

La Regeneración

Decoud, al poco tiempo de arribar, fundó La Regeneración, diario allanado y destruido por una turba de italianos proveedores de los ejércitos aliados de ocupación. Una respuesta a su denuncia y pedido de moderación contra la especulación de comerciantes que abusaban del pueblo y sus necesidades.

Nace oficialmente el 1º de octubre de 1869 y se inspira en la Revolución Francesa: "Nuestro norte, es la felicidad del Paraguay; nuestra norma, la ley; nuestro partido, el pueblo; nuestra bandera, la libertad, el progreso; nuestra ciencia social, la educación del pueblo; y, los medios de que disponemos, es la discusión razonada en la región serena de los principios”. Agrega que combatirá con todas sus fuerzas al tirano López, los futuros despotismos de nuevos tiranos y caudillos aunque se revistan del concepto de libertad para esclavizar. No abrirá discusiones internas mientras dure la ocupación militar extranjera, por carecer de "amplias garantías la libertad del ciudadano a causa de los campamentos militares" (extranjeros).

Declara su intransigencia para quienes pretendan someter a la patria en la corrupción y la ignorancia "para que sumisa camine uncida al sangriento yugo de los déspotas". Agrega, en esa editorial de presentación: "Sostendremos la forma republicana democrática de gobierno como la expresión unánime de la fe política de todos los paraguayos". Señala que la libertad y soberanía individual depende del respeto de la soberanía popular que siempre lucharan para hacerla respetar. El camino es asegurar la educación e instrucción del pueblo "porque la ilustración y la libertad son tan correlativas como el derecho y el deber”.

Fue el primer periódico independiente del Paraguay y perteneció al Cnel. Juan Francisco Decoud y sus hijos José Segundo, Juan José y Adolfo. Colaboraban Juan Silvano Godoi, Benigno Ferreira y Facundo Machaín. Fue el órgano oficial del GRAN CLUB DEL PUEBLO. Los lopistas, como réplica, dirigidos por Cándido Bareiro, fundaron, LA VOZ DEL PUEBLO en marzo de 1870.

Salía miércoles, viernes y domingos y era matutino. Contaba con secciones política, decretos y asuntos internacionales. También con avisos publicitarios diversos en castellano, portugués e italiano, indicando una fuente de financiamiento independiente. Incluía un folletín con la vida de Benjamín Franklin por entregas. Su último número fue el 147 y apareció el 23 de setiembre de 1870. Funcionó en Calle Palma N° 64.

En su N°142 del 11 del mismo mes, oficialmente, declara que se hace cargo de su dirección, José Segundo y en su editorial enfrenta al gobierno y cita a los republicanos italianos Manín, Mazzini y Garibaldi: "Nos infunden aliento incesante y nos enseñan cuál es la misión y la recompensa de los verdaderos patriotas y amigos de la libertad".

Una anécdota relevante. Cuando por su conflicto con unos italianos proveedores de los ejércitos aliados se destruyó su imprenta por una turba encolerizada, en la emergencia, el gobierno de Cirilo A. Rivarola, por medio de Cándido Bareiro decía: La Regeneración es un órgano de oposición al gobierno y teniendo en cuenta "lo conveniente, tanto para el partido de oposición, cuanto para el mismo gobierno y el pueblo, de las discusiones por la prensa, y que estas contribuyen poderosamente a ilustrar la opinión pública, el gobierno ofrece a Vd. Para la continuación de la publicación del periódico que Vd. dirige, la imprenta por que se publicaba el diario El Paraguay y pondrá todo su material a la disposición de Vd...".

El domingo 10 de octubre de 1869, La REGENERACIÓN presenta al pueblo paraguayo un "Proyecto de Constitución" reivindicando el gobierno democrático republicano. Este "proyecto" fue base de la Constitución de 1870. También observamos en su Número 10, por ejemplo, que el obstáculo para un gobierno libre y progresista es: "La tiranía ha dejado profundas raíces, así como el jesuitismo y el coloniaje, dejaron para el entronamiento de Francia y los López".

En el número del 10 de noviembre arremete contra los sacerdotes por sostener a los déspotas y corromper a las masas. Acusa a la educación jesuítica como matriz del despotismo y que "la educación racionalista producirá la libertad, la civilización y el progreso". Cierra la editorial con una frase lapidaria: "Es decir, Roma y España con sus frailes, frente a Londres y New York con sus locomotoras y sus vapores... ¡Guerra a la corrupción sostenida por el jesuitismo!". Lleva la firma de (J.J.D.)

El 26 de noviembre señalaba: "El elemento extranjero es el elemento civilizador que trayendo la industria, la ilustración y el comercio son fuerzas motrices para el adelanto material y moral". En noviembre 28: "Es la abolición de la prisión por deudas en los casos de insolvencia". Reivindica esta norma en contra del sistema legal retrógrado y medieval en homenaje a los principios democráticos republicanos.

Otro interesante artículo es del miércoles 1º de diciembre donde urge al gobierno a tomar medidas para disminuir la pobreza extrema y la vagancia. Llama a utilizar los fondos del Tesoro Público para un Asilo para Mendigos y para dar semillas e instrumentos de labranzas para que siembren. Cortar por la fuerza la holganza y la desidia. Estas ideas después las llevó adelante con sendos proyectos de leyes.

En el número de diciembre 19 en un suelto firmado por José S. Decoud felicita la formación de partidos políticos y llama a la unidad de todos los paraguayos para superar las profundas divisiones y los colores partidarios. Arengando: "Todo buen patriota debe colaborar en esta idea salvadora para superar la deplorable situación de los pueblos de campaña".

Un drama familiar. El 7 de enero de 1870, La Regeneración, publicó el siguiente telegrama: "...Hoy llegó un grupo de 300 mujeres entre las cuales la señora del jefe político Decoud, que por poco escapó de ser lanceada, la madre del finado obispo..”. De más está decir que nuestro biografiado tomó un caballo y no se detuvo hasta llegar a su madre cerca de Curuguaty, donde la vuelve a ver tras largos y cruentos años de separación.

Se lee en otro número de setiembre de 1870: “El Partido Liberal de esta República se compone de la juventud selecta del Paraguay, jóvenes todos de inteligencia e ilustración que han hecho sus estudios en países libres, en Repúblicas modelos...Jóvenes íntegros y republicanos, austeros, que se han inspirado en las fuentes más puras del siglo XIX y que tienen demasiado abnegación para luchar con el pasado hasta destruirlo por completo y proclamar la teoría providencial de la democracia, de la perfección humana, a despecho del mundo retrógrado". Por supuesto, un lenguaje que era anatema, para los caudillos militares lopistas y, posiblemente, también de la otra facción.

La Reforma

Años después impulsó LA REFORMA, para apoyar, entre otras cosas, la presidencia de Juan B. Gill, como integrante del Partido Nacional; alejado de sus antiguos compañeros, desengañado por su conducta. Fue el proyecto editorial más prolongado en su tiempo. Comenzó el 1º de julio de 1875 y se publicó, si bien irregularmente, hasta marzo de 1885. En su primera página figuraba como redactor y director José Segundo Decoud.

En el número del 6 de febrero de 1876 dice en la editorial "Queremos ser libres: "Solo son eternas las conquistas del derecho y la razón. El pueblo paraguayo a quien oprimiera tres tiranías consecutivas sin dejarle aspirar las benéficas aspiraciones del progreso, ha sido durante ese tiempo educado bajo la poderosa influencia de dos ideas predominantes, a la manera de los pueblos espartanos: religión y patria; fanatismo religioso y acendrado amor patriótico... Sonó más tarde la hora del sacrificio y marchó a la lid con el valor de los héroes y la abnegación de los mártires... Sumido después en el más doloroso paroxismo... alimentando siempre en su pecho la inextinguible llama del amor a la independencia". En el mismo número también inventariamos un hermoso artículo repudiando la intriga y la adulación como artes negativas para la política y el patriotismo y que lamentablemente son muy comunes en nuestro medio.

Otro editorial relevante es el del 9 de febrero de 1876 donde repudia a quienes defienden la ocupación militar extranjera, como fuente de comercio, industrias y negocios. Tesis que rechaza y pregunta directamente: ''¿Qué ganamos con la ocupación militar". Donde está su progreso.... denuncia...el oro distribuido de este modo, solo favorece el consumo y la especulación. Que jamás será fuente de progreso y auténtica riqueza para una nación. Recuerda a Carlos V y Felipe II y su desastrosa política económica. Aumentar el consumo no es igual a riqueza, si no se produce en el país". Extraordinario concepto.

Llama a agruparse bajo una bandera nacional que luche por la "inmediata desocupación'', le repugna "vivir en eterna tutela", en una "infancia perpetua", son "raras anomalías de sociedades primitivas". Concluye que la urgente desocupación traerá el progreso, capitales, tecnología y brazos para labrar la grandeza de la patria.

Una nota simpática es el número donde expone su complacencia con el candidato a diputado Héctor Florencio Várela en Buenos Aires, quien denunciaba las acciones fraudulentas de Bartolomé Mitre: "El señor Bartolomé Mitre, nuestro compañero político, poniéndose al frente de las necesidades supremas de aquel momento solemne, comprendiendo la necesidad de vencer a Urquiza en los comicios, desenterró los muertos del cementerio, llevó sus nombres a los registros y venció a Urquiza en la contienda electoral, sin que a nadie se le ocurriese entonces ni después, en nombre de eso que se ha llamado aquí la pureza del sufragio, a espantarse”.

El número de La Reforma del 10 de febrero de 1876 es histórico. Se comunica la feliz culminación de las negociaciones sobre límites entre Paraguay, Argentina y Brasil. El arbitraje de los Estados Unidos acordado ante los terrenos dudosos y la promesa de condonación de la deuda de guerra por Argentina, si los otros países así lo hacen.

El siguiente número, 11 febrero 1876, narra con emoción las manifestaciones del pueblo paraguayo y su dirigencia a favor de la causa sagrada de la independencia. Incluso como vice-presidente del Club Independencia, relata cuando hace uso de la palabra, en términos elocuentes y brillantes. Una jornada bajo la consigna "¡Viva el Paraguay libre e independiente!" que hace lagrimear. Posteriormente apoya entusiasta la gestión de Cándido Bareiro en Londres el 19 de febrero.

Uno de los ejes de La Reforma fue la prédica a favor de valorizar los yerbales y cobrar buen dinero por su venta, en contra de oportunistas y especuladores. Sobre este diario se dijo: "que en campaña memorable consiguió enervar y neutralizar la influencia directiva de los vencedores". Colaboraron con él Benjamín Aceval, Augusto Cálcena y Juan Filisbert.

La Nación

Posteriormente, en La NACIÓN (25 de Diciembre Nº 16 entre Estrella y Oliva) del 21 de enero de 1887, en su primer número escribió bajo el título: "La buena doctrina": “Creo con razón -decía Washington en su discurso inaugural al primer Congreso Legislativo de los Estados Unidos- que la conservación del sagrado fuego de la libertad y de la suerte definitiva de la forma republicana, dependen del resultado del ensayo confiado al pueblo norteamericano". Como él creían los grandes pensadores, entre ellos Madison, que contestó en nombre del Congreso: "Adoremos la mano poderosa que ha traído al pueblo americano por medio de tantas dificultades a asumir con plena conciencia la responsabilidad de la suerte de la libertad republicana".

En el siguiente número, 22 de enero de 1887, bajo el título Consideraciones: "Reflexiona que siempre en todas las sociedades confrontaron dos fuerzas. La primera que impulsó al cambio y al progreso, la segunda que luchó por el inmovilismo y mantener la tradición, el oscurantismo y el inmovilismo cuando permanecen al borde del sepulcro atrofiadas por la inacción ".

El 25 de enero de 1887, año de fundación de la Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado) decía bajo el título "Las elecciones": "Los bandos están claramente definidos. Una noble y numerosa asociación compuesta de elementos nacionales, cuyos propósitos rectos e inquebrantables han sido evidenciados en más de una ocasión, ya manteniendo en lo más alto de la cúspide la enseña de la nacionalidad o ya encaminando al país en las vías del orden, del progreso, y de la libertad, se propone llevar a la representación a ciudadanos notoriamente acreditados por su espíritu de moderación que harán honor al parlamento paraguayo…..

Esta gran fracción popular cuenta en su seno a todos los hombres de bien que han trabajado desde los albores de nuestra vida constitucional para fundar la libertad y el derecho: de ella el jefe más prestigioso y caracterizado es Caballero...la más perfecta unión y concordia entre los hijos de este suelo, como condición ineludible para reorganizar el país y asegurar la felicidad nacional”.

De este extendido recorrido de José S. Decoud como periodista se destacan:

1) Mantuvo una línea defensora de los principios republicanos de división del poder, transparencia administrativa y vigencia del principio de legalidad.

2) Desde que se integró en 1871 o 72 al Partido Nacional jamás defeccionó de sus filas.

3) Coherentemente defendió la integridad del territorio nacional y su soberanía política en contra de la ocupación extranjera y los intereses egoístas de nuestros vecinos.

4) Tuvo una línea de conducta afín a los principios, doctrinas e ideas y no de los personalismos, como era muy común hasta la fecha en nuestro país.

5) Defendió por encima del mezquino interés individual el interés colectivo del común, del pueblo; de los sectores postergados, como corresponde al pensamiento republicano.



CAPÍTULO X

SU ROL INTELECTUAL Y LAS IDEAS REPUBLICANAS

El intelectual

Es muy complejo ser intelectual y político al mismo tiempo. Existe, en apariencia, una relación contradictoria entre ambos. El deber del intelectual es encontrar la verdad y articularla de forma clara. Piensa la vida, su nación y el mundo más allá de la coyuntura o un interés inmediato porque, cuando es honesto, representa la conciencia de una sociedad.

El político, en cambio, se cree que trabaja con verdades a medias. El vocablo "partido" lo insinúa: del latín partiré, dividir. Presenta aspectos de la verdad que le conviene al partido, y no la busca en su plenitud. La política, por su naturaleza, pareciera que obliga a perseguir intereses grupales por sobre los generales.

Justamente por eso es crucial que se sumen los intelectuales a la política. Son imprescindibles para mejorar su calidad y trascender el estrecho margen de miras del caudillo o líder de turno. Pero desde Platón se sabe que no siempre tuvieron éxito, por ser "intelectuales". Personas poco prácticas para las lides de la administración de las ambiciones, mezquindades, vanidades y grandezas propias del ser humano. Por eso cuando un intelectual se niega a hacer política por "sucia" es comparable al "idiota" con que los griegos calificaban a quienes no se interesaban por las cosas de su ciudad. El no compromiso contribuye a que todo siga igual.

Nuestros partidos políticos hoy deberían fomentar la incorporación de intelectuales de la estirpe de un José S. Decoud para cumplir su rol de conciencia partidaria. Exponer la voz crítica que bloquee el utilizar cualquier medio para llegar al poder, por el poder mismo. La política, por su parte, tiene la responsabilidad de conducir a los pueblos a mejorar su calidad de vida y la dignidad humana; nunca limitarse a seguir el humor de las masas, ni satisfacer su comprensible cortoplacismo. Hay que ganar el futuro, no solo elecciones. Una articulación compleja, delicada y casi imposible de resolver; porque el político construye, pero el intelectual progresista con su visión posibilita el mundo que hoy no existe.

Un José S. Decoud al administrar principios, no conveniencias; ideales, no puros pragmatismos; seguidores de ideas, no de prebendas, se arriesga a quedar relegado, incluso excluido. Un estándar principista y doctrinario elevado, anti personalismos y las próximas generaciones y no los actuales votantes, no son cualidades que abundan en la política. Hasta incomoda, pero edifica los paradigmas de un futuro que permanece.

Este complejo rol, en tiempos de sangre y tragedia le tocó recorrer a nuestro biografiado. Un intelectual que colaboró en la reconstrucción del Paraguay, al concebir su alianza con el Gral. Caballero, como un medio válido para una síntesis creadora y productiva. Él lo pensó, el otro lo realizó. Trajeron estabilidad donde había anarquía, y con luces y sombras reedificaron el país.

Liberalismo vs republicanismo

Dentro de ese contexto, Decoud fue el paradigma del intelectual republicano. Sin la grandeza de los conductores, ni los caudillos, pero sí con la certidumbre del devenir que al Paraguay le beneficiaría. Ahora expondremos una brevísima caracterización de las diferencias entre el pensamiento liberal y el republicano para precisar el pensamiento de nuestro biografiado.

Su pluma se destaca y es reconocida por todos en el manifiesto fundacional del Partido Nacional Republicano por sus principios doctrinarios, no limitados a ser liberales. Hay frases que se alejan del simple molde liberal y busca un más allá del simple laissez faire, laissez passer. Ejemplos: El buscar el desarrollo y el cambio en nuestra industria, comercio y agricultura por medio de leyes protectoras que operen un cambio benéfico en nuestra situación económica. Ubica al Estado en un rol preponderante para la conquista del "Progreso" y promover aquellas medidas que favorezcan el comercio, la agricultura, la inmigración y el planeamiento de nuevas industrias.

En el manifiesto fundacional no se habla de un bien individual, o de los derechos del individuo. Usa el vocablo "bien" en la acepción de "bien común" y asienta la base de la República en el concepto de "soberanía popular" (francista- roussoniano) y no en la soberanía individual. No aparece la palabra individuo, ni individual, ni derechos individuales, en ninguna parte.

En dicho documento acude a los conceptos de "ley" y "orden"; "gobierno del pueblo y para el pueblo" con obvia influencia del discurso de A. Lincoln en Gettysburg; y que ese gobierno de la mayoría es en defensa de la ley y el orden. Diríamos un republicanismo conservador, por eso se entendió y coordinó tan bien con los exlopistas.

Recordemos que son elementos comunes de la tradición republicana los siguientes principios: la periodicidad en los cargos; la publicidad de los actos de gobierno, no hay secreto de Estado; la responsabilidad de políticos y funcionarios públicos; la separación y control entre los poderes; la soberanía de la ley; el ejercicio de la ciudadanía, quien pone y depone; el respeto y la tolerancia; la igualdad ante la ley y la idoneidad como condición de acceso al cargo público.

Un pensamiento republicano que hoy se lo sindica, ligeramente, similar al liberalismo, pero que mantiene diferencias fundamentales, en especial, durante el siglo XIX. Porque el republicanismo reivindica el lugar público -ágora- como determinante de nuestra humanidad, distinto al liberalismo, que privilegia el espacio íntimo e individualista. Uno prioriza el ámbito público; el otro, el privado; como la necesidad de virtud cívica al defender una ética comunitarista.

Como la libertad está asociada al autogobierno, la democracia republicana exige una ciudadanía activa, en mayor medida que la democracia liberal. El republicanismo asienta en una ciudadanía vigorosa con ciertas actitudes en el espacio público. Los ciudadanos deben brindar tiempo y esfuerzo a informarse de los asuntos públicos, a deliberar sobre ellos y a participar activamente en el espacio político. El modelo liberal confía en el juego de las instituciones y en la labor de los representantes políticos, cuenta lo menos posible, con la fuerza ciudadana. Asienta sobre el gobierno limitado, la representación electoral de los intereses particulares en competencia y el consentimiento de los gobernados.

La diferencia está, en el énfasis liberal, de un individuo con derechos subjetivos anteriores a su vinculación política; la republicana, lo concibe, primordialmente, como ciudadano al priorizar su vinculación con la polis. Para la primera, la libertad es individual y negativa, no interferencia del poder político; para la segunda, es el compromiso de y con las instituciones políticas en el cumplimiento de los deberes hacia su comunidad. Aunque, en la actualidad es imposible hablar de una "democracia republicana" como un modelo categóricamente diferente de la "democracia liberal", ambas responden a distintas tradiciones teóricas políticas. La democracia tiene principios de justificación diferentes en el liberalismo y en el republicanismo, como en la libertad de los antiguos y la libertad de los modernos.

La libertad republicana va unida al principio de igualdad y al autogobierno de los ciudadanos. La concepción liberal de la libertad es una concepción "negativa" (I. Berlin libertad positiva y negativa). El liberal afirma que uno es libre cuando no es obstaculizado por otros para hacer algo (o no hacer) aquello que quiere y puede hacer (o no hacer) frente al poder público.

La tradición republicana, en cambio, concibe la libertad en relación con su opuesto, la servidumbre. Los esclavos, los menores, los dependientes en general, aquellos que están a merced de la decisión arbitraria de otro, no son libres. Un sujeto libre "vive como quiere "(Aristóteles), "vive sin permiso" (Marx). La libertad no consiste en la ausencia efectiva de regulación sino en la seguridad frente a la intervención arbitraria. Con Cicerón la república es la primacía del interés común y el consenso sobre una ley común contraria a los gobiernos injustos, lo que San Agustín llamará los magna latrocinia.

La libertad republicana es una dominación. Es ser dueño de sí mismo y se afirma no frente a la ley, sino por medio de la ley. La ley es valiosa, no porque reconozca una libertad previa, sino porque ella la crea por su acción. Esta libertad requiere requisitos: condiciones idóneas de participación en libertad, que no haya obstáculos materiales para la independencia real de los participantes y que la participación no se limite a expresar solo adhesión.

Es decir, la libertad republicana demanda un accionar más activo y dinámico de los poderes públicos al ser la sociedad una comunidad política moral, no una suma de intereses individuales (Aristóteles). La ciudad no es una simple comunidad de individuos para no perjudicarse a sí mismos y para el intercambio comercial (Pol III, 9). Es una comunidad moral y precisamente la apreciación y la participación de lo justo e injusto, lo bueno y lo malo, es lo que fundamenta la ciudad (Pol. I, 2).

En las reflexiones de Decoud dos ideas están forzosamente adheridas a su republicanismo: el laicismo y la educación del civismo. Ni a Dios, ni a autoridad alguna fuera de la polis, ni siquiera la naturaleza. La teoría republicana apela a un ser humano inserto en una sociedad histórica, enraizado en una comunidad concreta, partícipe de las ideas y valores colectivos. El amor a la patria y a la Constitución significan ese arraigo por sobre los intereses particulares.

En cambio, el liberalismo, concibe a la comunidad política como un garante de la vida, la libertad y los bienes de los individuos que la componen. Las relaciones, entre individuos, son pactos libres y privados. La oferta y la demanda o los contratos civiles y mercantiles, son el paradigma de la relación política y social liberal. Por eso el ejercicio de la política es hacer la menor política posible: delegar la responsabilidad de gobierno en otros que sean debidamente controlados para que no intervengan en las relaciones privadas.

Los republicanos reprochan a la exigencia de libertad de los liberales que cuando piden ser libres de la interferencia del Estado, lo que exigen es ser libres para disfrutar de la fuerza, de la propiedad y de las riquezas. A cualquier precio, incluso el de la dominación y el olvido de los que no poseen ni fuerza, ni propiedad, ni riquezas.

Por consiguiente, el paradigma republicano urge que las relaciones individuales de dominio de unos sobre otros no prevalezcan sobre el bien común y se debe evitar la dominación de los poderosos sobre los débiles. El Estado no es el problema para un republicano, es parte de la solución al separar lo público y privado para evitar un dominio privado arbitrario.

Otro aspecto que separa al republicanismo y el liberalismo es la cuestión de la neutralidad del Estado. El liberalismo afirma que el Estado debe ser neutral respecto de todas las concepciones del bien, religiosas, filosóficas y morales, que sustentan los miembros de la comunidad política. De este modo, el Estado satisface una demanda que proviene del pluralismo de la sociedad civil. Si el Estado adoptase como oficial una concepción del bien, el resto quedaría en situación de desigualdad y probablemente de sujeción o dominación.

El republicanismo no acepta la tesis de la neutralidad liberal y adopta una concepción del bien racional, universal y "no sectaria", que algunos denominan laicista, y que, por lo mismo, es prescindente respecto de las concepciones particulares del bien presentes en la sociedad civil.

Republicanismo vs nacionalismo

El interrogante emerge diáfano. ¿Cuándo el Partido Nacional Republicano ideado por Caballero y Decoud se alejó de sus principios republicanos y se fue redefiniendo más cercano al nacionalismo? Un nacionalismo duro, cerrado, folclórico y que en gran medida con el tiempo fue instrumentalizado por la dictadura de Stroessner para estabilizar una dominación autoritaria.

Es posible detectar tres etapas

La primera, aceptando sin beneficio de inventario que los lopistas Caballero, Escobar y otros eran exponentes del nacionalismo, y José S. Decoud, Juan G. González y Juan B. Egusquiza del republicanismo. Evidentemente, con el transcurso del tiempo, y tras los períodos de González, Egusquiza y Aceval, el caballerismo se debilitó como modelo de ejercicio del poder, cediendo espacio al denominado egusquicismo que según Bray cuando analiza a los cívicos: "...un partido político del más puro corte oligárquico, prolongación y remora del egusquicismo, desgajado a su vez del Partido Colorado".

El caballerismo retorna con fuerza con el Cnel. Escurra, pero dividido y en una decadencia, que culmina con la revolución de 1904, pero controla los hilos partidarios y con ellos nuevamente Decoud es reelecto senador.

Allí emerge con brioso talento y brillante pluma líderes nacionalistas jóvenes, dispuestos a reivindicar el legado de Francia y los López. Naturalmente, la tradición republicana, lentamente, perdió su preeminencia y fue siendo absorbida por esa imperiosa necesidad de ratificar y ratificarse en un encendido y fuerte nacionalismo integrista, ante el peligro de la pérdida de identidad y soberanía. A la "nación paraguaya" le urgía sobrevivir.

Este período lo ilustran los mensajes al Congreso del C ¡mi. Caballero, inspirados en el republicanismo de Decoud.

Mensaje de 1882: “...dejar perecer la patria por la indiferencia o la cobardía, es el crimen más abominable. Un pueblo que procediera así no merecería sino el desprecio de la humanidad y el fallo severo de la historia... la Constitución es el arca santa de nuestras libertades; si ella perece, el pueblo necesariamente sucumbe y todo el edificio social se desquicia a los impulsos salvajes y desenfrenados del despotismo. El progreso es compañero inseparable de la libertad; si ésta desaparece por desgracia, aquel se detiene inmediatamente...nuestro primer deber, el de todo verdadero patriota es el mantenimiento de las libertades públicas; porque sin ellas no es posible ni la paz, ni el engrandecimiento nacional...Mi gobierno tiene por lema la honradez y la moral administrativa,.. .Es ya un hecho la independencia de los jueces y ella asegura más que ninguna otra cosa la imparcialidad de los fallos....En este torneo de la civilización.... ponernos al habla con los países vecinos y demás naciones del mundo civilizado".

Mensaje 1883, sobre los beneficios de la libertad y que "... cada ciudadano se constituya en celoso guardián de las libertades públicas y no excusa su concurso para la obra del bien general...la República, ese régimen de gobierno popular que es el ideal supremo de la humanidad. Pero para la consecución de estos propósitos debemos erigir un culto a la austeridad del deber y la moralidad... (Denuncia): el sistema rudimentario que sigue tradicionalmente los cultivos...es oportuno también promover estímulos para el agricultor laborioso e inteligente. Es así como puede fomentarse eficazmente este ramo importantísimo de la industria nacional... busca la introducción de familias europeas e inmigración extranjera ". En ese año envió a la República del Uruguay 13 jóvenes a estudiar profesiones industriales y a la Argentina cinco más

Mensaje de 1884: "...la educación es la base de la prosperidad de un pueblo y la libertad, se ha dicho muy bien, es el fruto de la educación..."

Mensaje de 1885: "...he querido cumplir parte de mi programa, propendiendo constantemente a consolidar la paz interna, sin esas violencias, persecuciones, ni opresiones odiosas que caracterizan a las tiranías...no existen más proscriptos ni proscriptores..."

Mensaje de 1886: "...es así como los pueblos que consagran culto al trabajo honesto en todas las esferas de la actividad individual, llegan a ser los más ricos, los más prósperos y aún puede afirmarse, los más libres del mundo… el progreso es fruto del trabajo y de la libertad... la libertad no fructifica en medio de la miseria y del atraso: ella sólo puede vivir en un país rico, civilizado, donde sus habitantes hayan participado de los beneficios de la instrucción y tengan la independencia necesaria que sólo da el trabajo persistente y abnegado para desempeñar su misión social y política....en una República, todos los partidos tienen igualmente derecho de aspirar a la dirección de sus altos destinos...".

En materia electoral dijo -."...considero que el falseamiento del voto popular es el crimen más abominable y odioso bajo el régimen del gobierno republicano, es el atentado más monstruoso contra los derechos y libertades públicas”. Culminando su mandato, e prepara como buen repúblico: "...En breve a descender del poder, para volver a la vida privada y confundirse como simple ciudadano ocupando las filas más modestas del pueblo" y "... nadie imaginará un país donde la propiedad es insegura y están continuamente a los peligros de la usurpación ".

También encontramos cartas como la del 18 septiembre de 1889 del Gral. Caballero a don Otoniel Peña, sobre el Partido Nacional Republicano y el Liberal declarando que no es difícil la conciliación entre dos agrupaciones políticas a quienes no separa ninguna cuestión de principios.

En otra carta del 25 noviembre de 1893 dirigida al vice-presidente 1º de su partido, Gral. Patricio Escobar dijo "...el sistema republicano que nos rige tiene por base la discusión y no se consigue la discusión sin opiniones diferentes, porque es hasta opuesto a nuestra naturaleza el suponer que todos los hombres podemos pensar de la misma manera...El partido que está en el poder vive más satisfecho cuando sus actos pueden ser revisados por el partido de oposición, porque de este modo evita censuras falsas o exageradas". El Gral. Caballero siempre se refirió a su partido como Partido o Asociación Nacional Republicana.

Período 1904 a 1930

Una segunda etapa fue consecuencia del Gran Debate que hizo rechinar los dientes al Paraguay. Confrontaron lopistas y anti-lopistas, representados por O'Leary vs. Cecilio Báez. Allí se produjo, cristalizó y racionalizó una gran fractura que perdura casi intacta hasta hoy. Tras el duro antagonismo, poco a poco, se dividió el país entre nacionalistas y liberales, sin espacio para las disquisiciones teóricas. Las ideas eran balas y los periódicos, trincheras emocionales que vibraban al son de un pretendido o real "renacer y ser nacional".

En esta etapa el caballerismo se erigió, nuevamente, hegemónico en lo interno partidario, ante el anárquico y desquiciado sistema de gobierno expuesto por el Partido Liberal. Los mejores talentos desde Blas Garay, en adelante, Ricardo Brugada, Ignacio A. Pane, Arsenio López Decoud, Telémaco Silvera, Fulgencio R. Moreno, entre otros, se plegaron a la causa lopista, a la reivindicación del Estado interventor y a rechazar el liberalismo como doctrina política antinacional.

El antilopismo casi se extinguió y fue directamente marginal por asimilarlo, en forma equívoca, con el liberalismo. En 1921 en su declaración de principios se decía: "El Partido Nacional Republicano acepta íntegro el pretérito de la patria, con sus luces y sus sombras".

Ilustra el discurso de Telémaco Silvera al final de la Convención de 1918: "¡Lopistas! Yo no sé si en mi Partido hay o no lopiztas, o si los hay a mi manera. De mí y de los que como yo piensan pueden decir qué somos y no somos también. No somos lopistas por lo que aquel gobernante fue: un hombre y un tirano en sus horas de obsesión. Pero somos lopistas, señores, por lo que fue: un héroe y un patriota inimitable en el martirologib4nmenso de su pueblo".

Correcta apreciación que suscribimos pero que después se desvirtuó y degradó hasta una apología irracional y personalista que abonó las futuras dictaduras del país y fue funcional con su integrismo autoritario a ideologías de sometimiento y dominación autoritaria. Un fenómeno al pensamiento republicano del Gral. Caballero y José S. Decoud.

Recordar que en esta etapa existió un enorme movimiento a nivel mundial enfrentado a las potencias capitalistas y los procesos democráticos liberales. Una reacción contra los procesos de modernización acelerada y de globalización de la economía que fue resistido por distintos mecanismos políticos como la Revolución de Octubre de 1917, la Mexicana de 1919 y el fascismo desde 1923. Un tiempo donde republicanismo y liberalismo se asimilaron ante el fragor de la confrontación dialéctica política y los intereses nacionales en juego.

Ese es el escenario que encontró Natalicio González para desmontar el pensamiento republicano en su partido, y desmerecer hasta oscurecer el protagonismo y presencia doctrinaria de José S. Decoud. Un fenómeno que perdura hasta la fecha.

Después de la década del 30

El tercer período se consolida a partir de la década del 30, cuando irrumpe en nuestro horizonte cultural y político quien mejor sintió y sintetizó el derrotero paraguayo americano en búsqueda de identidad. El más americano y paraguayo de nuestros intelectuales, dotado de un gigantesco talento, pero como todo genio, desbordado por la fuerza dogmática y extrema de sus pasiones. Nos referimos a Natalicio González, un símbolo de una época. El más renombrado intérprete cultural del Paraguay, equiparable a la presencia en la fecha de Augusto Roa Bastos.

Natalicio forjó el nacionalismo y la paraguayidad en un tiempo donde el "nacionalismo telúrico y autóctono" arrasaba por toda América. Se codeó con lo más granado de la intelectualidad americana entre otros con Gilberto Freyre, Waldo Frank, Germán Arciniegas, Raúl Scalabrini Ortiz y los mejores intelectuales mexicanos.

El cambio profundo se concreta bajo su liderazgo intelectual: El partido propicia una política esencialmente nacionalista, en beneficio de la producción nacional...la expropiación de los grandes latifundios en bien de los agricultores; la intervención del Estado en la colocación de los productos en los mercados extranjeros". Es el Nuevo Ideario del Partido Nacional Republicano (Partido Colorado) preparado por Natalicio González y Bernardino Caballero (h.), en 1933 y aprobado por el Directorio en 1934.

En esos años durante el fragor de la lucha entre colorados y liberales se la racionalizó como un enfrentamiento sin tregua ni cuartel, entre nacionalistas y liberales. Tener presente que habían fallecido en el coloradismo sus principales líderes fundadores: generales Caballero, Escobar y Egusquiza y referentes civiles José S. Decoud y Juan G. González. Pero el proceso estaba huérfano de un ideólogo de envergadura.

Un pensador que modificara la matriz cultural del Paraguay, ese rol lo cumplió Natalicio; un esquema posteriormente impuesto por las autocracias pretorianas de Franco- Estigarribia y en especial, Stroessner. Mientras tanto, las ideas republicanas de José S. Decoud quedaron archivadas, menospreciadas y disminuidas en su potencial modernista, democrático, participativo e igualitarista.

Natalicio acuñó frases de un estilo y fuerza impecable, pero alejadas de la realidad como esta: "el proceso de integración del ser se produce en América obedeciendo a una ley nueva. No mueve al hombre americano la pasión de dominio, sino la pasión de conocer". Calificó al pueblo paraguayo sumergido en el siglo XVIII, como "era el personaje arcaico de una edad muerta".

En Vida y pasión de una ideología incorpora, según su prologuista Víctor Morínigo, un hondo misticismo como una afirmación de fe. Un reflorecimiento devenido por herencia sanguínea y el imperio de la sugestión profunda del pasado como la frase: "Creo en Tupáng, mi fuerte Dios nativo". Su crítica certera al período liberal contribuyó a su derrocamiento. En el Paraguay eterno, el Nuevo Ideario Colorado y El Estado servidor del hombre libre se sintetizan una concepción política casi antimoderna y poco compatible con el republicanismo.

El pensamiento clásico inspiró su ideología y accionar. "...los grandes espíritus que no se hallan aislados en el tiempo y en el espacio; son hijos de una raza...Con mayor razón aun, entre los pensadores menos vigorosos...las influencias temperamentales y del medio se manifiestan con más fuerza todavía....".

Una filosofía casi anti modernista y claramente anti republicana que cambió el rumbo doctrinario del coloradismo. Víctor Frankl lo juzgó así: "Se realizó al fin el milagro de la creación de una obra de historia nacional de auténtica profundidad filosófica, que buscó naturalmente su cimiento ideológico en el mundo intelectual anti-positivista, o sea en el neo-romanticismo". Es bien conocido que el fascismo abrevó en el romanticismo y neo romanticismo de Herder, Fichte, De Maistre, Charles Maurras, Maurice Barres, Savigny y Goethe.

Otro ejemplo del cambio ideológico es la cita de Víctor Morínigo sobre Guillermo Enciso y su juicio sobre Natalicio:

"al margen o por encima de las concepciones políticas, jurídicas, históricas y sociales que forman el núcleo ideológico del coloradismo (que pueden en parte estudiarse en el nuevo y diario colorado), marca este movimiento místico el hecho de ser el partido un refugio moral del paraguayismo, del más puro patriotismo, del amor a la justicia, al bien único y a la libertad...".

Escuchemos al mismo Natalicio: "...ahora, me toca explicar el proceso de mi evolución ideológica. Pertenecí a una generación imbuida de la doctrina liberal...a una generación individualista, anárquica, que procuraba importar ideas y hábitos exóticos... Un día leí a Bergson y conocí la primera sacudida espiritual que resquebrajó las bases de mis antiguas creencias... mi propio partido aceptaba la ideología en boga y los diarios colorados trataban de pseudoliberales a los liberales... "

Posteriormente, precisa que gracias a O'Leary y a Platón inició "una interpretación paraguaya de la vida... donde... el espíritu de solidaridad es más poderoso que el individualismo... estructuramos en un cuerpo de doctrina el pensamiento Colorado e inculcamos que el liberalismo, ya agotado y paralítico después de darlo todo con su dinamismo al siglo XVIII, pertenecía al museo de las ideas y no a la vida de nuestro tiempo". Agrega: "El gran error histórico del coloradismo paraguayo proviene no de su masa, no de sus grandes caudillos como el general Caballero, sino de algunos de sus directores, que se han dejado inficionar de la ideología de los liberales...si el coloradismo se obstina en no ser sino lo propio que el liberalismo, llegará a no tener razón de ser en la democracia paraguaya". Posteriormente, sobre filiación ideológica, una frase sugerente "fue el primer resultado de la coloradización del coloradismo " al priorizar los "fines permanentes de la tierra y la raza".

En la IDEOLOGÍA AMERICANA, reivindica "Mientras la Revolución Francesa proclama los derechos del hombre, los comuneros y los patriotas paraguayos de 1811, formulan la declaración de los derechos del pueblo" y que "El Paraguay echa los cimientos de un peculiar socialismo de Estado". Naturalmente este discurso es opuesto al republicanismo de Decoud y Caballero.

Natalicio, Víctor Morínigo y Leandro Prieto fueron los promotores de la nueva mística colorada, incluso aportaron su bandera con la estrella blanca. El Partido Nacional Republicano de Caballero y Decoud se empezó a conocer casi solo como "Partido Colorado". Una revolución copernicana desde el punto de vista ideológico.

En un interesante documento de la Junta de Gobierno del Partido Colorado, cuando la sucesión del presidente Molas López por Federico Chaves, se le ratificó el apoyo a este último y se repudió el funesto régimen de Natalicio. En su punto quinto decía: "La progresiva restauración de las instituciones republicanas, de las libertades públicas y de la justicia, son como ayer finalidades firmemente perseguidas por el gobierno nacional y por la junta de gobierno de nuestro partido". Era presidente don José Zacarías Arza y sus miembros Rigoberto caballero, Guillermo Enciso, B. Ocampos, Fabio Da Silva, Atanasio González, Evaristo Méndez Paiva, Epifanio Méndez, Miguel Ángel de la Cueva, Roberto L. Petit, Osvaldo Chávez, entre otros.

Posiblemente, el último intento de restaurar el republicanismo en el coloradismo y el Paraguay fue en 1959 con la conocida "Nota de los 17", por ser el número de integrantes miembros de la Junta de Gobierno y parlamentarios suscriptos. Fue un célebre documento por el cual se solicitó a la conducción partidaria que "adopte una resolución a favor de una inmediata normalización institucional del país". Un auténtico canto del cisne republicano destrozado por un concepto autoritario e integrista de "unidad granítica" de la futura dictadura de Stroessner.

El doctor Osvaldo Cháves, en carta al escritor colombiano Germán Arciniega, advierte que " es curioso observar que el propio Partido Liberal, durante su efímera vuelta al gobierno con el general Estigarribia, también cayó víctima del contagio totalitario que tuvo su foco local de irradiación en el Ideario del señor González".

El nuevo Estado natalicista se caracterizaba como una expresión del pueblo que objetiviza los anhelos del país. Una manifestación orgánica de la fuerza popular. Un ser formal y como finalidad inmediata, creación de la geografía y de la nación. Un ser como poder aglutinante y armonizador, que realiza la unidad nacional mediante la sugestión del pasado, como recuerdo de una obra común, y la sugestión del porvenir como proyección ideal al futuro. El Estado encarna la ética absoluta del pueblo.

Implica: El control de la economía por el Estado, o sea el abandono definitivo del 'laisser faire'; la tierra deja de ser objeto de especulación y se redefine como morada de la raza que debe anclar en el campo; la realización del bienestar del pueblo suplanta al lucro, que ocupa un plano secundario; la creación de empresas públicas y de organismos que intervienen tutelarmente en beneficio del débil. La economía y el mercado dejan de ser un fin para convertirse en un medio.

Natalicio, fuera de los autores mencionados, fue influenciado por Scalabrini Ortiz y el grupo FORJA de Argentina, aliados al futuro peronismo, la ideología mexicana, peruana y boliviana del nacionalismo popular y un poco del marxismo popular de Víctor R. Haya de la Torre, José Mariategui y Jorge A. Ramos. Inspirado en el APRA(Alianza Popular Revolucionaria Americana) del Perú y el mexicano Partido Revolucionario Institucional (PRI) con su visión de construcción de infraestructura, educación y reforma agraria por medio de un Estado fuerte. Obviamente, nada que ver, con la matriz de Jefferson que inspirara a J.S. Decoud.

Hoy, la doctrina de la Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado) tras el natalicismo y la dictadura de Stroessner se resume en: Partido Paraguayo nacionalista que desarrolló su propia ideología fundada en el modelo de Estado de Francia y los López y en sus exponentes extremos tendiente a una xenofobia con rasgos populistas americanistas. Reivindica la cuestión social y que el Estado es un instrumento del desarrollo económico y social en pos del bien común. Reconoce una raíz agrarista por ser el campesino la imagen de la paraguayidad. De ahí el énfasis en el "pynandí", como agente activo del proceso histórico.

Al lector le resta reflexionar sobre cuánto todavía resta del pensamiento "republicano" de Decoud y los discursos del Gral. Caballero en el partido que nos legaron Natalicio, Morínigo y Stroessner. Un ejercicio intelectual que deberían realizar todas las fuerzas políticas del país, tras el virus totalitario de la mitad del siglo XX que tan profundamente nos marcó.

Finalmente, el Paraguay debe dejar de transitar las trincheras del pasado. No es saludable seguir con la mirada atrás, detenida y mascando resentimiento y frustración. El futuro depende de nosotros, solo de nosotros y como eduquemos a las actuales generaciones. Debemos contar a los niños y jóvenes lo que pasó en nuestro país. Pero contar todo, no olvidar, ni suprimir. Defender los ideales de todos y cada uno de nuestros compatriotas que se enfrentaron en un momento trágico de nuestra existencia.

De lo contrario los traicionaremos. Seremos mezquinos y no honraremos sus ideales. Hoy se impone la verdad. Toda la verdad. No más racionalizaciones para justificar enfrentamientos y ambiciones políticas. Reivindicamos la grandeza del Gral. Caballero y José Segundo Decoud que supieron convivir, tolerarse, y posiblemente hasta quererse, para reconstruir la Patria. Su visión y misión nacional fue superior, incluso, a sus historias personales. Que mejor prueba de grandeza.

Grandeza en serio. Recordemos a quienes sufrieron por los excesos y desvarios de nuestros gobernantes y actores del pasado y comprender su visión de Patria. Fueron valientes, patriotas y en su mayoría honestos. Un valor determinante en tiempos en que es el gran ausente en nuestro civismo. La memoria nos humaniza, la historia objetiva y honesta nos hará mejores paraguayos.

Como escribiera José S. Decoud: "Que Dios me bendiga, y que la posteridad de mi patria me haga justicia". Este relato es parte de esa justicia que bien merecida la tuvo, lo rescatamos de un injusto olvido por sus obras y conducta cívica. Una vida digna de uno de los mejores políticos paraguayos del siglo XIX. Seamos generosos insisto, no importa la trinchera donde actuaron, acertados o equivocados, sufrieron con entereza y Reconstruyeron al Paraguay tras el holocausto.


 


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Prensa de época microfilmada

La Regeneración

La Reforma

La Nación



EL AUTOR

Bernardino Cano Radil, nació el 29 de noviembre de 1955 en la Ciudad de Asunción, República del Paraguay.

Acompañó desde niño a su padre Bernardino Cano Yegros y Margarita Radil al exilio en la Ciudad de Córdoba, reintegrándose al país el 4 de febrero de 1989 tras el derrocamiento de la dictadura. Egresado de la Universidad Nacional de Córdoba con el Título de Abogado en 1980 y Lic. Comunicación Social en 1983 con su Tesis "Comunicación y propaganda". Cursó estudios de Especialización en Criminología (Córdoba) y Políticas Gubernamentales en la Organización Nacional del Trabajo (OIT) Ginebra-Suiza (1983). Especialidad de dos años en Derecho Constitucional en el CIPSED (1990 y 1991) en la Universidad Católica de Asunción, en Relaciones Laborales en la Univ. Florida invitado por el Departamento de Justicia (1994) y en Relaciones cívico militares por el Departamento de Defensa ambos de los Estados Unidos (1995). Doctor en Ciencias Jurídicas de la Universidad Nacional de Pilar (2005) con la Tesis: "Manual de Derecho Constitucional y Político publicado por la Universidad del Pacífico. Ocupó diversos cargos políticos y electivos desde muy joven: Dirigente gremial secundario y universitario. Secretario de Cultura del Centro Universitario Paraguayo en Córdoba. Secretario de Cultura y Vicepresidente del Comité Central de la Juventud Colorada en el Exilio y la Resistencia, integrante y secretario político de su Junta de Gobierno. Convencional del Partido Colorado por Carapeguá (1991), Diputado Nacional períodos 1989 a 1993 y 1993 a 1998. Líder de Bancada, Vicepresidente 1º de la Cámara de Diputados, integró el Parlatino (1997/98) y representante del Congreso Nacional ante la Unión Europea por tres años. Convencional Nacional Constituyente (1992), Secretario de la Comisión Redactara. Miembro Titular de la Junta de Gobierno del Partido Colorado y Secretario del Comité Ejecutivo 2011 hasta la fecha. Senador Suplente de la A.N.R. Electo período 2013-2018. Dedicado a la docencia fue Profesor de Sociología Política en la Universidad Nacional de Córdoba (1983/1989) y miembro electo del Consejo Académica de la Esc. de Ccias. de la Información de la U.N. Córdoba (1988), profesor de postgrado en la Universidad Nacional de Asunción, Universidad Nacional del Este y Universidad del Norte. Profesor invitado en Teoría Política del Instituto de Altos Estudios Estratégico de las Fuerzas Armadas de la Nación y de la Universidad de Barcelona-España,2010 y 2011. Profesor de grado en Sociología de la Universidad Nacional de Asunción. Publicó diversas columnas en diarios de Argentina y Paraguay, co-redactor del Proyecto de Constitución del Partido Colorado en 1991, el libro colectivo "Hacia una constitución democrática (UCA-CIPSEP), El Control del Parlamento (CDE), Código Electoral Comentado, La Alternancia en el seno de una sociedad tradicional (Obra colectiva) y Manual de Derecho Constitucional y Político. Sobre la legitimación del poder político. Edic. Catena/Univ. Pacífico. Teoría Política. Historia de las Ideas, ideología, poder, Estado y gobierno. Obstáculos para el desarrollo en el Paraguay, Ed. Pacífico, Asunción, 2009. Estado, educación y ciudadanía en el Paraguay, obra colectiva, artículo: Desconstrucción del Estado autoritario sin reemplazo por el Estado de Derecho democrático. El caso Paraguay. Ed. Universidad de Barcelona-Universidad Nacional de Asunción, 2011. Historias, indígenas, nación y estado en el bicentenario de la independencia de la República del Paraguay (1811-2011) Obra colectiva, artículo: Constitución de 1992 y la interacción Ejecutivo/ Congreso. Obstáculos jurídicos culturales para fortalecer la gobernabilidad democrática en la República del Paraguay, Ed. Universidad de Barcelona-Universidad Nacional de Asunción, 2011. Otras actividades: Ejerce la profesión de abogado, miembro fundador de Amnistía Internacional Argentina, coordinador del Proyecto del BID "Hacia una reforma del Estado 1998/1999" y codirige el programa "Polémica al atardecer" en la 9.70 AM desde 1999.

 

 

 

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