CARLO SPATUZZA
CORAZONADA, Instalación
Tegumento rectangular sobre el que se encuentran
aplicados calcos de órganos de cerdo colados
e impermeabilizados con cera sobre soporte de vejiga bovina
Año 2002
Propiedad del artista
Comentario de TICIO ESCOBAR
SILENCIO DE CORAZONES
La obra de Spatuzza gira obsesivamente en torno a las figuras de la excavación, la disección y la materia orgánica así como cierta poética de la ocultación y el escamoteo. Desde ellas, remite a breves narraciones vinculadas con los enigmas de la muerte y el proceso del tiempo, con la faena inútil del sentido y los desvelos viejos de alguna esperanza.
Esta obra parte de la imagen de corazones vacíos, resecos; de los calcos que guardan en su interior el pesar callado de su propia falta. Pendiente de techo a pared, la pieza recuerda un enorme estandarte o un trofeo extravagante: el pellejo disecado de una bestia en extinción desconocida y demasiado grande O, también, sugiere un pergamino descomunal; la base de una escritura marchita y cerrada. Pero, este enorme tegumento flotante recuerda, sobre todo, una prenda imponente; «como la de Ñandejara Guazú», dice el artista en su epígrafe aludiendo la capa emplumada de los antiguos shamanes guaraní. De ambos lados, esta presumible capa se encuentra sembrada de corazones silenciados mediante un gesto que tanto celebra lo orgánico como advierte el destino yermo que lo amenaza: el tono árido, apergaminado de la pieza resulta equiparable, otra vez según el autor, «a la cáscara que deja la cigarra cuando se cansa de vivir en su propia piel».
Cuando lo real aparece enterrado por la avalancha de las representaciones, el despliegue de sus indicios puede resultar una evidencia necesaria. Signo de sí mismo, huella y testimonio cíe su estar palpable, el calco de un corazón real es prueba de energía vital, presente o pasada. En seguida la figura es velada por símbolos que lo alejan de nuevo de su pura razón orgánica; se vuelve alegoría del querer, efigie del dolor y el regocijo, emblema de la pasión o del miedo al infarto. Y, procesadas por los lenguajes eficientes del mercado, estas cifras devienen, a su vez, lucrativa imagen publicitaria: trillado clisé del día de los enamorados, logotipo de una empresa comercial cardiológica, enseña de un partido político que esgrime la solidaridad universal y otros decires vacuos y, ¿por qué no? anuncio de alguna carnicería demasiado franca. Ahora, en los tiempos de una incertidumbre radical, cierta preocupación del artista contemporáneo termina por usurpar oficios arqueológicos: remueve los sucesivos sedimentos secos de un terreno infortunado buscando de nuevo la garantía de un filón vital, la certeza que anuncia un latido enterrado; aunque fuere apenas una corazonada: el pálpito esencial que requiere el anhelo irás parco.
TICIO ESCOBAR (fragmento)
CARLO SPATUZZA: Nace en Asunción en 1966. Es arquitecto, pintor y grabador. Ha estudiado con Livio Abramo, Edith Jiménez, Olga Blinder y Estela Rodríguez Cubero. Desde 1994 enseña en el Taller de Grabado del Centro de Estudios Brasileros con Edith Jiménez. A partir de 1990 expone en Paraguay y el exterior. Premio Fundación "Pedro Agüero". Fue contratado por el Instituto Tamarindo de Nuevo Méjico, EE.UU. para trabajar en litografía, y en junio de 2002 es invitado a Berlín, Alemania para realizar una intervención urbana en el Postdamer Platz. Su obra está representada en el CAV/ Museo del Barro.
Fuente:
Curaduría de TICIO ESCOBAR.
Centro Cultural de España “Juan de Salazar”,
Asunción-Paraguay 2002.
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