FÉLIX TORANZOS

SUEÑOS ROBADOS

Madera, lienzo, relleno y látex 2002

Propiedad del artista

Ciertos contenidos espesos que a veces convoca la obra de Félix Toranzos se presentan en una escena regida de manera estricta por el orden de la forma. Pero, aun vigorosa en su andamiaje, presionada por la carga de decires tan espesos, esta obra se restringe entonces hasta su expresión elemental, reduce su estructura a lo esencial y desemboca en imágenes minimalistas. Esta dirección constituye sin duda uno de los recursos del arte contemporáneo para buscar el silencio de sus discursos en el centro de una escena desaforada. La levedad puede constituir una táctica de resistencia ante la saturación de la imagen global: el laconismo resuena mejor que el alarido en una escena estridente y cacofónica. Pero el minimalismo también acerca argumentos interesantes a la hora de desafiar el viejo orden que clasifica las artes en géneros e instituye jerarquías y niveles de hidalguía. Los objetos específicos y las instalaciones en espacios determinados entrecruzan medios alborotando los casilleros ilustrados y convirtiendo la pintura en objeto y el objeto en escultura en procedimientos escenográficos ambiguos que algunos críticos clasifican como "incurablemente teatrales" (Fried).

En esta obra, simultáneamente escueta e intensa, Toranzos trabaja un sitio específico: una saliente accidental conformada por la arquitectura de la sala. Enmarcándolas en ese cuadro rectangular (destacado él en su blancura recortada) dispone seriada, geométricamente; almohadas blancas que interpretan sus propias representaciones: almohadas que representan almohadas, pero que al hacerlo en una escena trastornada confunden sus papeles y trastocan el libreto del drama. Ahora, el sostén del sueño revela su fondo nocturno cargado de presagios agoreros. Idénticas a sí mismas, aplastadas en cuanto símbolos, las almohadas se abultan en cuanto objetos reales. Y desobedientes, así, al control del signo, no pueden menos que nombrar la muerte. Brevemente. Por eso, su disposición termina recordando la lógica cle un fichero descomunal, esterilizado y anónimo, quizá vacío, despojado de todo color, casi de toda forma: por un instante recuerda el orden sellado de un columbario.

TICIO ESCOBAR

FÉLIXTORANZOS : Nace en Asunción en 1962. Es artista plástico, arquitecto y diseñador gráfico. Realizó estudios en la Escuela de Bellas Artes y en la facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Asunción. Dictó clases en el Centro de Artes Visuales. Expone colectiva e individualmente desde 1979. En 1998 recibe el Premio de la Fundación Pedro Agüero. Su obra está representada en el CAV/ MUSEO DEL BARRO y en la colección del Museo de Arte de las Américas de la OEA en Washington.