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DELFINA ACOSTA

  ANGELUS (Poesía de DELFINA ACOSTA)


ANGELUS (Poesía de DELFINA ACOSTA)

ANGELUS

Poesía de DELFINA ACOSTA
 
 
 
ANGELUS
 
Quién pudiera aprender los largos versos
 
que saben las oscuras golondrinas;
 
ellas retornan al oír el canto
 
de lo que fue un lejano Ave María.
 

Quién dijera de pronto al recordarme:
 
"delante de una lámpara encendida
 
dejaba en cada línea de papel
 
los versos que las páginas perdían.
 

Solía al ver crecidas su melena,
 
su lágrima y su uña andar sombría.
 
Y le han crecido por andarse triste
 
en vez de cualquier cosa, margaritas".
 

Y que se diga un dulce cuento al niño:
 
"bajó la muerte a ella cierto día
 
en que la lluvia se volvió una gota
 
sobre la rosa que perdió la vida".


Delfina Acosta (1956/ paraguaya)

Fuente: www.vocesinoidas.com  

Registro: Julio 2010, espacio NO ONLINE a Diciembre 2013.





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PENSAMIENTO

DELFINA ACOSTA


Hay un lejano llanto y un suspiro

por tantas cosas, es decir la vida

que sobre el hombre sin cesar gotea.

Pero también se escucha una oración

de un alma buena que es igual al agua

bebida por el hombre atormentado.

Los astros nos observan silenciosos.

Sellada está la suerte de la mosca

que aquella araña cazará y la flor

de los rosales se ha de abrir entonces.

Un lobo de ciudad aúlla y sube

su triste aullido y otras veces baja

a los difuntos que rezuman polvo.

Con gracia una amarilla mariposa

se posa sobre un solo pensamiento:

“No teman porque yo he vencido al mundo”.


 

DIOS EXISTE

DELFINA ACOSTA

Un águila en mis sueños me visita

y cierta monja anciana de semblante

tristón y distraído. Yo no sueño

con mariposas blancas ni unas gotas

cayendo de las flores o las llamas

de un cielo atardecido. Mis costumbres

severas me conducen día a día

a ir tras unos pasos que son míos,

por cierto, y son mis pasos un camino

andado para abrir alguna puerta.

La noche suele hallarme contemplando

el rostro de una estrella y me pregunto

qué cosas misteriosas sabe ella

pues eso de quedarse tan callada

es la primera incógnita del cielo.

Pero mi Dios me habla y dice: ¡Existo!


 

JARDIN MISTERIOSO

DELFINA ACOSTA

Se trata de una mantis religiosa

llevada por insectos himenópteros

a oscuro nido estando viva aún.

Un niño entretenido la contempla.

También se trata de un gusano verde

de un género por mí desconocido

subiendo por la rama de un rosal.

La maravilla es parte de la náusea.

El asco y la belleza son las caras

de la moneda que Jesús dio al César.

En mi jardín las voces se confunden.

Solloza el sauce, y el piar quebrado

de unos pichones cruza cierta brisa.

Pero las flores pujan por abrirse.

Y alguna primavera está llamando.

¡Y vientos de alegría son mis ojos !


UN MUNDO PERFECTO

DELFINA ACOSTA

Fumaba yo caída ya la noche

en el pequeño cementerio y daban

las doce y los jazmines se entreabrían

entonces y unas leves mariposas

salían de los huesos de una tumba.

Los muertos silenciosos se torcían

trepados al ciprés que el viento frío

movía y un felino enamorado

de la rojiza Luna me acechaba.

No sé por qué razón recuerdo ahora

mis citas con los muertos. Crece el día

y llegan a mis ojos los colores

alegres que a mi vida le faltaron.

En paz estoy con todos. Silba un ave

un canto sin error. Por un instante

el mundo pareciera ser perfecto.


CANTABA LA PALOMA

DELFINA ACOSTA


Cantaba la paloma y el felino

oía su cantar y se quedaba

herido de tristeza y de ternura.

Mi rostro frente al cielo oscurecido

buscaba alguna estrella mas los vientos

con el horrible aliento de no sé

qué malas flores blancas me obligaban

a ver el fondo negro de mis ojos.

Si hubiera conseguido detener

el tiempo en que las cosas eran bellas.

¡Ay la aspereza del rocío! En vano

el fuego de las almas se enrojece.

No hay nadie a quien amar. Y en la distancia

el cuervo está al acecho, y yo también.

Llegada es ya la hora. Lidiaremos

batalla extraña y dulce de querernos.


MAÑANA ES OTRO DÍA

DELFINA ACOSTA

Los lirios que se caen y las hojas

girando circulares hacen triste

aún el agua limpia que yo bebo.

Imaginé un venado en la ventana

y ahora estoy mejor y sin embargo

me sé ya de memoria aquel inútil

piar del avecilla abandonada.

Y luego al mediodía las hormigas

querrán venir por ella, y tantas rosas

que se abrirán en vano pues no sabe,

no, no sabe el hombre valorar su garbo,

y sólo por la paga el jardinero

podando está el rosal, no fue su padre

poeta, y él se encuentra casi ciego.

¡Pero mañana el viento traerá

en cada arbusto aroma a nuevo día!


EL CUERVO

DELFINA ACOSTA

No son los años, no, los abejorros

se llevan de mi néctar lo que queda,

hambrientos cada noche en mis mejillas

que ayer tenían luces se presentan.

Y la paloma en quien yo confiaba

mi rostro come y sólo fruta vieja

es el lunar que me hizo vanidosa

en una tarde azul de primavera.

No son los años, no, los lobos pasan

encima de mi cuerpo y de sus huellas

que son quebradas ramas se levanta

un viento desangrando mi corteza.

¡Y el cuervo que el viñedo desatiende

para escarbar sin pausa en mi cabeza !

Por eso es mi mirada pensativa

y cubre a mis cabellos la tristeza.

 

 

Fuente en Internet: delfinaacosta.blogspot.com/

 

 

 

 

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