BRISAS DE ESPERANZA
POESÍAS DE JUAN JOSÉ VÉLEZ OTERO
Por DELFINA ACOSTA, ABC COLOR.
El Solar, VIII Premio de Poesía Aljabibe,
lleva por título el libro del conocido poeta español Juan José Vélez Otero.
Sus poemas, muy sensibles y fluidos, se van nutriendo como las raíces de un árbol de las circunstancias que le han ido aconteciendo en las distintas etapas de su existencia.
Los ritmos y los tonos literarios de su creación son diversos y ampliamente significativos.
Otero escribe sobre sí, y también sobre los demás con peculiar estilo y destreza.
Sin dejarse vencer por la tristeza ni por la desazón, traza estas líneas que merecen ser leídas atentamente: Me imagino que no he de ser el único./ Me temo que otros como yo,/ hermanos de mi misma prole estupefacta,/ Habrán sentido alguna vez,/ quizás en este momento,/ en el mismo solar, con el mismo vacío/ circundante y el mismo hueco medular,/ que es bella la vida.
El ser humano suele ser fantasioso. Quien se dedica al arte no solamente debe tener fantasía, sino saber hasta dónde llegar con ella.
Juan José es un conocedor de la palabra que se sienta a escribir y toma conciencia de que cuanto deja en las páginas de un libro va a ser leído por sus pares y por gentes de gustos muy exigentes y diversos.
Como si se sintiera tocado por una brisa de esperanza, Vélez nos acerca estos versos elaborados con delicadeza: Toda la vida buscando los campos/ verdes de menta que te dijeron una vez/ existían, no sabes dónde, pero existían,/ y trajeron en sus manos gozosas/ el suave olor de la lavanda y de la piperita dulce.
Antonio Machado, uno de los más grandes poetas de España, y cuya obra literaria sigue vigente porque ha ejercido influencia sobre las generaciones de escritores y versificadores, sirvió quizás de inspiración al autor de El Solar. Así, en Antigua Lluvia, y recordando al maestro Machado, nos presenta una suerte de paisaje poético: Desde el umbral del invierno/ la lluvia moja la tarde./ Crisantemos en los cuadros/ y musgo verde en el viento/ de cobalto, entre las ramas/ desnudas, sobre los patios./
También Pablo Neruda, el mejor poeta de Chile y Latinoamérica, cuyos libros han sido traducidos a varios idiomas, ha motivado a Otero.
En La espera, lo cita y escribe: Si solamente vinieses a visitarme,/ si llegases al menos una vez/ con un cuenco de espigas en las manos,/ con un cesto de sonidos/ de campanas al alba a despertarme,/ a tocarme el pelo, a pellizcarme/ las mejillas con tus dedos blancos,/ a besarme los labios y a llamarme cobarde.
España ha tenido renombre universal tiempo atrás por sus ilustres escritores cuyas obras aún son consultadas.
Federico García Lorca, autor de Romancero gitano, ganó la fama y la admiración de los lectores de su país y de distintas partes del mundo a través de sus melodiosos versos octosilábicos. Pues bien, a modo de romancero, Juan José deja estas líneas trazadas con estilo: Hubo bandadas de pájaros,/ las hubo/ y alborotaron los aleros./ Pero una pátina de arena y niebla,/ de polvo amarillo,/ cenizas y hojas de vacío/ fue cayendo/ como una tormenta silenciosa de fósiles/ sobre esta isla sin faro y sin hogueras.
Los recursos poéticos del autor de este notable libro son numerosos y dignos de ser tenidos en consideración. Da alas, ritmo, con creatividad y habilidad a las palabras.
FORMACIÓN CULTURAL
No es un improvisado ni mucho menos. Antes bien, posee una amplia formación cultural porque ha realizado estudios universitarios en Sevilla y Cádiz.
Es licenciado en Filología inglesa. Actualmente, se desempeña como profesor de Inglés en un instituto de educación secundaria. Con sus textos publicados, obtuvo premios como Feria del Libro de Madrid, Florentino Pérez - Embid de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, Rosalía de Castro de Córdoba o Cáceres Patrimonio de la Humanidad, entre otros.
La experiencia de vida, cierta sabiduría, las lecturas selectas, la implacable constancia, la firme convicción de saber que las palabras tienen y seguirán teniendo el poder de levantar el ánimo en sitios donde tantas veces imperan el desaliento, la desesperanza y el escepticismo, forman parte de su universo literario.
Leyó a Jorge Luis Borges, cuyo legado literario continúa despertando el interés en los lectores. Rindiendo una suerte de dedicatoria al escritor argentino, expresa: El mar cambia de luz al llegar el otoño./ Una vez fuiste desterrado,/ tal vez eso hace ya décadas,/ de una tierra llamada Ventura./ Desde entonces andas/ errabundo y constante/ por las calles de la noche,/ por bares y tugurios/ que llaman de los desposeídos/ y que cierran/ cuando recogen la basura al amanecer.
Con cuánto conocimiento del arte y sabiendo que la poesía debe hacerse con oficio porque ella es no solamente la fuente de inspiración de quienes se inician en la redacción literaria, sino además una valiosa opción de lectura para las gentes, va abriendo este abanico de ideas: Llegó esta mañana/ con el viento hiriente de las alas primeras,/ con la luz brillante que llamaba a mis párpados,/ del desierto agitado/ que lame los muelles solitarios del alba.
No es preciso escribir mucho sobre Otero. Lo importante, lo que sí tiene valor es que se lo lea, y mucho más en estos tiempos en que el castellano va cayendo en decadencia.
Prestemos entonces la debida atención a esta ofrenda suya: Lleva veneno este día,/ veneno dulce,/ veneno/ de silencio y lluvia,/ de espejos rotos/ que distorsionan nubes.
Leyendo a los clásicos y a los contemporáneos, siendo a veces el guionista de la propia vida, haciendo un uso correcto del idioma, va haciendo su camino dentro de la literatura de España.
El prologuista Ricardo Bermejo Álvarez hizo estas reflexiones: Juan José ha conseguido —cumpliendo con creces la sentencia de Pavese— mirar, medir, sondear y bajar al abismo, como único medio de huir de él, que no de sí. Por ello es muy posible —justamente lo es— que la poesía infligida al solar de estas páginas trascienda —justamente lo hace— sus recintos estéticos, en pos de la belleza esencial e incorregible de la existencia. No sé si nada más, pero en cualquier caso, nada menos.
LABERINTO
Sobre mi mesa
fardos de láminas y hojas,
tiralíneas, escuadras, oscuros
planos que semejan ruinas,
brújulas y astrolabios
que ocupan mis días.
Estoy estudiando el laberinto,
descifro el laberinto
donde un día se adentrase la luz
y se perdiera solitaria y muda,
dejando a oscuras las cenizas,
dejando en la más triste penumbra
a las olas atlánticas
que un día yo llamara tibia cuna.
Juan José Vélez Otero
POESÍA PARAGUAYA
UN BESO
Tiernamente tómame entre tus brazos,
dime que nunca te irás aunque mientas,
dime que me amas, yo sé que es verdad.
Dame un beso, cerraré mis ojos,
soñaré contigo y en silencio
gritaré tu nombre.
Un beso... que nadie se entere...
¿y si alguien nos ve?
No te preocupes, dile a ella,
que fue un error, que no fuiste tú.
Y si aún insisten en señalarnos
aquellos que hablan de moral,
desnuda la verdad.
Si me condenan te imploro un beso más,
de esos que tú solo sabes dar.
Llevar tu sabor al más allá, tu recuerdo
calmará mi error hecho tormento.
Por tus besos volvería a pecar,
un beso que contara más que una historia;
si tenemos que mentir mentiremos por amor.
Tiernamente tómame entre tus brazos,
dame un beso, si ella se entera
dile que es mentira.
Liliana Acosta
Fuente: Suplemento Cultural del diario ABC COLOR
Publicado en fecha Domingo, 17 de Marzo del 2013
Fuente en Internet: ABC COLOR DIGITAL/ PARAGUAY
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