PortalGuarani.com
Inicio El Portal El Paraguay Contáctos Seguinos: Facebook - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani
EDUARDO AMMATUNA

  FUERA DE PROTOCOLO, 2012 - Novela de EDUARDO AMMATUNA


FUERA DE PROTOCOLO, 2012 - Novela de EDUARDO AMMATUNA

FUERA DE PROTOCOLO

Novela de EDUARDO AMMATUNA

Arandurã Editorial

13,5 x 19,5. Encuadernación rústica. 176p.

Género: Novelas - Publicación: 2012 - ISBN: 978-99967-20-37

 

 

Sinopsis: Fuera de protocolo es una obra relevante que presenta, a través de ojos latinoamericanos, el Medio Oriente de mediados del 70, convulsionado aún por las guerras de los Seis Días (1967) y del Yom Kippur (1973), también conocida como guerra de Octubre o Ramadán, sin dejar de lado la historia, la religión, las costumbres, los sitios sagrados de las tres religiones monoteístas del mundo.

Una novela-historia magistral por su contenido de primera fuente, y por los datos históricos que aporta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

FUERA DE PROTOCOLO

Versión sin corrección final 

Fuente en internet: http://www.italiaparatodos.com/art.php?a=39# (link caducado, Agosto 2023)

Extraido en Junio 2015

© Eduardo Ammatuna

EDICIÓN - 2012

Asunción – Paraguay

Derechos Reservados

 

 

Mis agradecimientos a:

*.- mis hijos, María Lidia, Adriana María y Eduardo Alejandro, porque siempre me entendieron.

*.- Anna, por su apoyo e invalorable ayuda.

*.- Diosma, Guillermo, Bebé, Nenito, Juan de Dios y Abraham, por su presencia cuando otros se ausentaron.

*.- todos los que de una u otra forma hicieron posible la realización de esta obra.

 

Indice

-1- El día previo

-2- El contexto

-3-De engaños, loas, vivas y secuestros

-4-De policías, arzobispo y torturas

-5-El desarreglo

-6-De relaciones y similitudes

-7-La psicosis imperialista y comunista

-8-Las cartas

-9-Temor y sorpresa

-10-Dan Mitrione

-11-20 de junio

-12-El papel

-13-La ruptura y el final

-14-El viaje

-15-El regreso y las entrevistas en Uruguay

 

Introducción

El objetivo de esta obra no consiste en presentar detalles de las orgías desenfrenadas de sangre, dolor y muerte, ni referirse con hondura sobre los actos de barbarie que trastornan la mente, ni exponer con crudeza los vejámenes que convierten en guiñapos a la especie humana; sino dar a conocer, desde un punto de vista diferente, cuasi apolítico, con simpleza, los acontecimientos vividos en los duros años setenta, y traer a la presencia del lector, a través de testimonios y del relato de hechos reales ocurridos, cómo, personas comunes como cualquiera de nosotros vivieron ese periodo, cómo actuaban y se entrelazaban los regímenes de la época, cómo sus ambiciones y decisiones afectaron a los ciudadanos de a pié, que sin desearlo se vieron envueltos en la telaraña entretejida, con hilos de diferentes colores, por los charreteros de turno y sus séquitos; así como también subir a la superficie las incongruencias y contradicciones, muchas veces desapercibidas, en las que caían con “prolijidad” llamativa los regímenes del sur, sur de nuestra América.

Tampoco es el objetivo de esta obra, ni la intención de su autor, generalizar los términos “Charreteros”, “Cóndores”, etc., a todos los hombres de armas, porque los hay muy buenos en todo el mundo.

El día previo

-Vino en busca de una historia…, bien se la contaré. Por favor tome un papel y un lápiz y escriba; no deseo que grabe nuestra conversación; no por miedo a que reverdezcan viejos temores que podrían aún estar hibernando bajo la piel, sino porque creo que escribiendo con sus propias manos podrá percibir en sus dedos lo que estaré transmitiéndole.

Entusiasmado por mis años jóvenes, y por mi primera oportunidad de cursar en el exterior, pero algo inquieto ante el nuevo reto, iba manejando, a la mañana temprano, calles abajo, el vetusto auto de mi padre, hasta que llegando a la esquina… ¡Bam! ¡Chocamos!; se me había cruzado por delante, de manera imprudente, una furgoneta Volkswagen Type 2, la que aquí conocemos como kombi…, una de aquellas que por entonces tenían el parabrisas delantero dividido en dos paneles. Al instante, como era y es costumbre aún, se produjeron las clásicas discusiones. ¿¡No escuchó usted la bocina!? ¡Usted venía como un loco! ¡Infeliz de mierda!..., y un sinfín de epítetos más de mayor calibre. Al cabo de un tiempo aparecieron tres agentes de policía; de la policía “corriente”, no la de tránsito, y tras un breve intercambio de palabras dos de ellos subieron a mi auto y fuimos rumbo a la Comisaría Seccional Tercera a los fines de elaborar el parte correspondiente. Una vez que estuve frente al oficial de guardia, éste me pidió el registro de conducir y mi documento de identificación, y me ordenó ir al corredor del fondo de la comisaría a esperar a que me hiciera llamar. Pasaron unas seis horas y como aún el oficial no hizo el llamado que yo esperaba, me levanté del largo banco de madera en el que estaba sentado y me dirigí a la oficina de guardia. Ni bien hube dado cuatro pasos, una mano me detuvo tomándome de la camisa, y obligándome a quedarme en el mismo sitio en el que estaba.

-¡No se mueva de allí! -me espetó airadamente el agente.

Lo miré crédulo e impotente, pero desde ya hice lo que me obligó. No cabía bajo ningún concepto seguir con el intento de llegar junto al oficial jefe de la guardia; yo no era tan estúpido como para hacer una nueva intentona conociendo muy bien los kilates que calzaba la “Tercera”. Como a las dos de la tarde, con los nervios vivos debido a la humillación que sentía por dentro, veo entrar por la puerta de la galería a mi hermano menor; se sentó a mi lado y me preguntó que había ocurrido; le hice un escueto comentario de lo sucedido y me dijo que no me preocupara que trataría de hablar con algún conocido para solucionar el problema.

-¿Has comido algo?-preguntó inocentemente.

-No –le respondí.

-Te traeré alguna cosa a mi regreso. No me tardo.

-Bien.

No me tardo resultó una simple buena intención; dos horas después aún no había regresado. Mentalmente hacía un montón de conjeturas acerca de lo que estaba sucediendo; ningún oficial requirió mi presencia, el comisario estaba “retrasado”, y todos pasaban ante mí y nadie abría la boca en la comisaría. Era obvio que en esa institución no se debería estar más del tiempo requerido, porque desde los agentes que cuidaban la puerta de entrada con ametralladoras livianas hasta los oficiales y los conscriptos más antiguos que circulaban por el patio frontal haciendo mandados, lucían en sus rostros la prepotencia despreciativa del que se cree dueño del detenido. En algo no se equivocaban, la comisaría en la que estaban asignados o prestaban servicio era una de las más importantes represoras del régimen; en ella habían de parar cuanta humanidad opositora apareciese. La “Tercera”, denominada por una de sus víctimas, el doctor Martín Almada, como “el sepulcro de los vivos”, tenía especial devoción, afición y apego por los comunistas, como así también por todos los no afines al régimen, que por tal causa eran también considerados comunistas, y ni qué decir de su hermana de la vereda del frente, “ La Técnica ”; centro estilizado de tortura directamente dependiente del alto mando del Ministerio del Interior. Por ambas (y también por otras) pasaron y desaparecieron muchos políticos de oposición; de entre ellos quizás los más conocidos fueron el profesor Antonio Maidana (preso durante veinte años y desaparecido), el doctor Miguel Ángel Soler (desaparecido), el profesor Ananías Maidana (preso por veinticuatro años), el periodista Alfredo Alcorta (preso por diecinueve años), el obrero Severo Acosta Aranda (preso por trece años) y el capitán de caballería Napoleón Ortigoza (preso por veinticinco años – dieciocho engrillado). Si bien, no con pormenores, ni con aproximaciones muy cercanas conocía la aureola negra de realidad de la dependencia policial, porque el barrio todo, y quién más que menos tomábamos clases extras de matemáticas con la profesora Maidana, sabíamos (sin que ella jamás nos lo hubiera dicho) que su esposo Antonio hacía años que estaba preso en un calabozo; lo cual, a fuer de ser sincero, me daba un algo así como un escozor de miedo.

A las 10 p.m., con una puntualidad más cercana a la milicia que a la policía me presentaron ante el comisario, quien me hizo las mismas preguntas de rigor que me hiciera con anterioridad el oficial de guardia: ¿Nombre? ¿Edad? ¿Domicilio? etc., para luego, con aire de impaciencia decir:

-¡No sé cuantas llamadas recibí sobre este asunto! ¿No le parece un abuso?

-No sé, yo estuve todo este tiempo allá en la galería.

-Si cree que por esas llamadas regresé a la comisaría, está errado. ¡Con eso no conseguirá nada! ¡Nadie está por encima de ésta comisaría!

No abrí la boca porque sería una estupidez encarar a un comisario de avanzada acostumbrado a dar palizas, y porque sabía que cuando caes preso un viernes es casi seguro que, en el mejor de los casos, te quedas allí todo el fin de semana. ¡Jamás se encuentra al que decide un sábado y domingo! Era una táctica común de ablandamiento utilizada, y además yo debía abordar el avión de Aerolíneas Argentinas a las 7:30 de la siguiente mañana.

-Me dijeron que debe viajar al extranjero. ¿Correcto?

-Sí

-Y si es que se va… ¿Para qué se va?

-Para estudiar.

-¿Y porqué a Argentina? ¡Entre montoneros comunistas!

-Adonde voy no creo…

-¡No creo, no creo! ¡Y si cree tampoco lo va a decir así nomás!

-Estoy seguro por los que me dieron la beca.

-¿Y quién le dio la beca?

- La A.I .D.

-¿ La A.I .D?

-Sí, la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos.

-¿Y eso qué? –preguntó haciéndose del estúpido.

No le respondí nada, solo lo miré sin decir palabra alguna. No era posible que un oficial superior de policía de la comisaría tercera, policía política, no estuviera al tanto de que los Estados Unidos a través de su embajada tuviera una agencia de ayuda.

Un tiempo más siguió con el juego, o el alivio de la bronca que traía consigo antes de resolver el problema que nos tenía allí clavados.

-El vehículo contra el que chocó no está muy bien –afirmó de mala manera, y dicho eso sin más ni más cambió repentinamente de horizonte; llamó al segundo y puso sobre el escritorio un papel escrito a máquina.

-El señor comisario no tiene más tiempo para atender este caso, así que es mejor que firme el documento y podrá irse –señaló a su vez el segundo oficial.

Tomé el papel, leí el contenido, y como la redacción casi se ajustaba a la realidad, y no había nada raro que objetar lo firmé rápidamente y se lo devolví al oficial; éste se lo llevó al comisario que ya había dejado la habitación. Cuando volvió simplemente hizo un ademán con la mano y me dijo que podía retirarme.

Volví a respirar tranquilo. ¡Por fin dejaba atrás el embarazoso problema y podría viajar a la mañana siguiente!

Estaba tan emocionado que no me vino a la mente hacer conjeturas; pero la verdad es que nunca supe quien tuvo tanto poder como para hacer regresar al todopoderoso comisario que ya se había “marchado a descansar” por todo el fin de semana, y atreverse a darle la orden o la indicación de dejarme en libertad. Realmente hasta hoy es una incógnita que no me quita el sueño, ni intento develar; pero sí sé que no fueron mis amigos, porque ninguno era cercano a las altas esferas del poder..., ¿fue o fueron llamadas de algunos políticos amigos de otros amigos?..., ¿fue por la influencia de la Embajada de los EEUU protegiendo a un becario de la AID ? No sé; imagino que el que haya sido tenía buen calibre, porque el señor de los calabozos a pesar de la caldera que llevaba por dentro fue relativamente suave; totalmente contrario a su acostumbrada forma de actuar con “sus presos”.

Después de explicar a mis padres lo sucedido y el modo en que fue solucionado, pasé toda la noche y buena parte de la madrugada preparando las maletas para ausentarme por largo tiempo; dos años. Recuerdo que mi padre antes de partir me pasó la mano y me dijo: “no te preocupes por lo del accidente, me encargaré de eso”.

¡Partí con gran satisfacción!

 

 

-2-

El contexto

Como en todos los que, por entonces, por primera vez se encuentran en un país o en un medio diferente, también en mí surgió ese ingenio misterioso que aviva los sentidos de supervivencia; lo cual fue bienvenido porque me permitió de inmediato desenvolverme sin demasiados ridículos tropezones.

Al segundo día, en Castelar, ya había conseguido una habitación con baño; habitación que sería mi morada por los próximos años. Castelar es una pequeña ciudad, muy poblada, situada al oeste del Gran Buenos Aires; distante a unos cuarenta minutos de tren de la estación ferroviaria Once de Septiembre (Once), pegadita a la Plaza de Miserere de la Capital Federal.

La Escuela para Graduados, distante a unos cinco kilómetros de Castelar, estaba ubicada dentro del predio del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. El camino a la Escuela corría entre hileras de altos pinos y eucaliptos que a la mañana temprano y hacia el final de la tarde perfumaban con un aroma de exquisita finura toda el área. No en balde la zona era la predilecta de muchos bonaerenses y porteños para comprar sus fincas de vacaciones allí.

En la Escuela , pasados los días en que las charlas eran de mutuo reconocimiento, frívolas e insustanciales, éstas, acordes con el tiempo que se vivía, pronto fueron convirtiéndose en verdaderos debates ideológicos que no tardaron en pasar a las aulas; a tal punto llegó que en una ocasión asistió como conferencista invitado el doctor Domingo Laíno (exiliado político paraguayo), quien disertó sobre la situación social, política y económica del Paraguay.

A diferencia de los estudiantes de Venezuela, Colombia y del militar activo de Haití (un joven espigado y oscuro, más parecido a un paramilitar Tonton Macuote de las huestes de “Baby Doc”, hijo del también temible y cruel dictador François Duvalier) que llegó a la Escuela para hacer un posgrado en cultivo industrial del café (curso inexistente) y que terminó sentándose por un cortísimo tiempo junto a nosotros, los argentinos de todas las provincias, en gran mayoría, miraban a Laíno como un cuasi ejemplo del joven político luchador “liberal de izquierda”; un liberal partidario de las libertades sociales e individuales y algo ajeno a la creencia de la sola iniciativa privada en lo económico; algo paradójico.

El hecho en sí mismo, constituyó una más que significativa muestra del rumbo que iba tomando la política joven argentina; evidentemente buena parte de los jóvenes intelectuales eran o simpatizaban, en ese momento, con la juventud peronista de izquierda.

-Mi estimado …

-Alex, simplemente –le interrumpió cortésmente el periodista.

-Creo que debo poner en contexto los hechos para que podamos entendernos mejor en cuanto al espíritu y el ánimo que impregnaba el pensamiento del momento. ¿Lo cree así?

-Sí –manifestó con simpleza Alex.

-El proceso argentino venía dando tumbos desde mucho tiempo atrás; la política argentina, como la de sus vecinos, se contorneaba, dentro de su propia turbulencia, al ritmo del contexto político internacional. ¿Qué pasó en Brasil, Uruguay y Paraguay en el periodo anterior, y durante las primeras presidencias del General Juan Domingo Perón?

En el Brasil entre 1930 y 1956, ejercieron la primera magistratura: Getúlio Dornelles Vargas (Abogado), José Linhares (Abogado), Eurico Gaspar Dutra (Mariscal), João Fernández Campos Café Filho (Abogado), Carlos Coimbra da Luz (Abogado) y Nereu de Oliveira Ramos (Abogado); en el Uruguay entre 1931 y 1955 ocuparon la presidencia de la nación: José Luis Gabriel Terra (Abogado), Alfredo Baldomir (General), José de Amézaga Landraso (Abogado), Tomás Berreta Gandolfo (agricultor de joven), Luis Batlle (Periodista) y Andrés Martínez Trueba (Químico); en el Paraguay entre 1928 y 1955, fueron presidentes: José Patricio Guggiari Corniglione (Abogado), Eusebio Ayala (abogado), Rafael Franco (Coronel), Félix Paiva (abogado), José Félix Estigarribia (General-ascendido a Mariscal después de su muerte), Higinio Morínigo (General), Juan Manuel Frutos Escurra (Abogado), Juan Natalicio González (Escritor-Periodista), Raimundo Rolón Villasanti (General), Felipe Benigno Molas López (Odontólogo), Federico Cháves (Abogado), Tomás Romero Pereira (Arquitecto-militar de caballería) y Alfredo Stroessner Matiauda (General); y en la Argentina , entre 1930 y 1955, gobernaron el país, José Félix Uriburu (Teniente General), Agustín Pedro Justo (General e Ingeniero militar), Roberto Marcelino María Ortiz (Abogado), Ramón Antonio Castillo (Abogado), Arturo Rawson (General), Pedro Pablo Ramírez (General), Edelmiro Julián Farrell (General) y Juan Domingo Perón Sosa (Teniente General).

Al término de su exposición, Santiago se detuvo un tiempo junto a su escritorio y mientras fregaba con fuerza sus manos le dijo a Alex que lo esperaría al día siguiente si deseaba continuar con su pedido después de haber escuchado lo relatado hasta ese momento.

-Me interesa –respondió afirmativamente Alex.

-Entonces nos encontraremos mañana –puntualizó Santiago, entregándole una serie de hojas amarillejas mecanografiadas y recomendándole que las leyera si es que el tiempo le fuera favorable para ello.

-¿Están referidas a lo nuestro?

-Por supuesto –subrayó.

El escrito decía lo siguiente:

Getúlio Vargas; gobernó el Brasil (accedió a la presidencia tras un golpe) en cuatro oportunidades casi ininterrumpidas entre 1930 y 1954, año en que se suicidó. Fue un gobernante controvertido, de corte populista o medianamente populista, autoritario y remiso al Congreso. Su política exterior durante la Segunda Guerra Mundial, pasó de la neutralidad a la de aliado (especialmente de los Estados Unidos) de las fuerzas contrarias al Eje. Declaró la guerra a Alemania, Italia y Japón; y facilitó la creación de las Fuerzas Expedicionarias Brasileras para combatir en Italia.

José Linhares: llegó a la presidencia tras el golpe militar que derrocó a Getúlio Vargas en octubre de 1945, y gobernó hasta enero de 1946 (tres meses y un pico más).

Eurico Gaspar Dutra: fue presidente del Brasil desde enero de 1946 hasta enero de 1951. Anticomunista, partidario y posteriormente contrario de los países que conformaban el Eje (Alemania, Italia, Japón), conservador, marcadamente afecto y sumiso al clero (llegó a prohibir los juegos de azar) y defensor de la economía liberal.

Café Filho: fue presidente constitucional, gobernó desde agosto de 1954 (tras el suicidio de Getúlio Vargas) hasta noviembre de 1955. Fue derrocado por un movimiento militar apoyado por políticos.

Carlos Luz: fue presidente del Brasil por tan solo dos días (del 8 al 10 de noviembre de 1955); fue depuesto por un golpe militar.

Nereu de Oliveira Ramos (predecesor de Juscelino Kubitschek): fue presidente del Brasil desde noviembre de 1955 hasta enero de 1956; llegó a la presidencia con los votos de la Cámara de Diputados.

*

José Luis G. Terra: gobernó el Uruguay desde 1931 hasta 1938. Presidente constitucional durante el primer periodo presidencial (1931-1933), y presidente de facto durante los años 1933-1938 (luego del golpe de estado dirigido por su cuñado Alfredo Baldomir–jefe de policía). De liberal y ateo, pronto pasó al campo conservador y como tal reacio a los cambios bruscos o radicales. Su gobierno en realidad fue una fuerte dictadura. Estableció relaciones con la Alemania nazi, con la Italia de Mussolini y con la España franquista.

Alfredo Baldomir: fue presidente de la república durante los años 1938-1942. Disolvió el Congreso reemplazándolo por un Consejo de Estado. Su política exterior fue contraria a la de su predecesor; apoyó a los países aliados alejándose de los del Eje; no obstante permitió que el acorazado alemán Admiral Graf Spee, que había colaborado con el dictador Franco (vigilando las costas españolas durante la guerra civil), fuera reparado en un astillero de Montevideo (presionado por los aliados se vio obligado a poner un limite a la estadía del acorazado).

José de Amézaga Landarazo: fue presidente de la República Oriental del Uruguay desde marzo de 1943 hasta marzo de 1947. Durante su gobierno el Uruguay declaró la guerra a Alemania y a Japón.

Tomás Berreta Gandolfo: presidente constitucional, gobernó el país durante cinco meses (hasta su fallecimiento en agosto de 1947).

Luis Batlle Berres: como vicepresidente de Tomás Berreta, completó el periodo presidencial 1947- 1951, a causa del fallecimiento de este último

Andrés Martínez Trueba: presidente constitucional durante los años 1951-1952, año en que impulsó (y logró) la modificación de la Constitución de modo a que se pudiera prohibir la presidencia unipersonal, y se pudiera gobernar a través de un Consejo de Gobierno compuesto por nueve miembros. Martínez Trueba fue presidente del Consejo Nacional de Gobierno hasta los primeros meses de 1955. En marzo del mismo año Luis Batlle Berres asume como presidente del Colegiado hasta marzo de 1956.

*

José P. Guggiari: fue presidente del Paraguay entre 1928 y 1932 (superando un levantamiento militar en 1931). De doctrina liberal (libertades individuales y libre mercado).

Eusebio Ayala: ocupó el cargo de presidente por dos veces (1921-1923 y 1932-1936). La mayor parte de su segundo mandato transcurrió durante la guerra del Chaco (Paraguay-Bolivia). Fue derrocado por un golpe militar en febrero de 1936. De pensamiento liberal al igual que su antecesor.

Rafael Franco: ocupó la presidencia tras liderar el golpe militar en febrero de 1936, y gobernó hasta agosto de 1937. Fundador del Partido Revolucionario Febrerista; nucleación política de izquierda moderada.

Félix Paiva: accedió a la presidencia de la república después que un golpe militar derrocara a su antecesor, y restableciera el liberalismo. Gobernó desde agosto de 1937 hasta agosto de 1939.

José Félix Estigarribia: fue presidente constitucional del Paraguay, propuesto por el Partido Liberal, desde agosto de 1939 hasta septiembre de 1940 (fecha de su deceso en un accidente de aviación).

Higinio Morínigo: fue presidente provisorio (luego que en una reunión de militares y miembros del Poder Ejecutivo, visto el empate entre los candidatos, se decidiera a la suerte con una cajetilla de fósforos) y luego constitucional. Gobernó el país desde septiembre de 1940 hasta junio de 1948 con el apoyo de la Asociación Nacional Republicana (nucleación política conservadora-nacionalista-agrarista), llamada comúnmente Partido Colorado. Fue depuesto por un golpe militar colorado.

Juan Manuel Frutos; presidente doctrinariamente colorado, ejerció la presidencia provisional por tan sólo algo más de dos meses; del 3 de junio al 15 de agosto de 1948.

Juan Natalicio González; fue presidente del Paraguay desde agosto de 1948 hasta fines de enero de 1949; fecha en que fue depuesto por sus propios correligionarios colorados (Felipe Molas López, Federico Cháves y Raimundo Rolón).

Raimundo Rolón Villasanti: fue presidente por veintiocho días. Depuesto también por un golpe militar en septiembre de 1949.

Felipe Molas López: ejerció la presidencia por seis meses (abril a septiembre de 1949). Derrocado también por sus correligionarios colorados.

Federico Cháves: gobernó el país desde septiembre de 1949 hasta el 4 de mayo de 1954; primero como presidente provisional y posteriormente como presidente constitucional (elegido en elecciones en las que estuvo ausente la oposición). Instigó un golpe de Estado interno que fue derrotado el 4 de mayo del mismo año.

Tomás Romero Pereira; fue presidente provisional desde mayo a agosto de 1954, inmediatamente después del golpe liderado por el Coronel Stroessner; a propuesta de la Junta de Gobierno del Partido Colorado (propuesta hecha con la intención de dar un viso de legalidad a la posterior presidencia de Alfredo Stroessner).

Alfredo Stroessner Matiauda; fue presidente del Paraguay desde 1954 hasta 1989; fecha en que fue destituido por otro levantamiento militar colorado. Régimen nacionalista, anticomunista, leal a las dictaduras americanas, y en especial a las sudamericanas; pro nazi (dio refugio a varios de ellos perseguidos por la justicia), de relaciones difíciles con la Iglesia Católica (especialmente en los últimos tiempos de su mandato), de extrema dureza contra toda oposición a su gobierno; se mantuvo en el poder durante treinta y cinco años con elecciones fraudulentas y con el sustento de las Fuerzas Armadas y el Partido Colorado.

*

José Félix Uriburu, Agustín Pedro Justo, Roberto Ortiz y Ramón Castillo, fueron presidentes de la Argentina en la denominada por el escritor y periodista tucumano José Luis Torres, “Década infame” (1930-1943); que se inició con el golpe que derrocó al Presidente Hipólito Yrigoyen y que se caracterizó por el autoritarismo, los fraudes, las irregularidades electorales, los negociados de todo tipo, las represiones y la corrupción generalizada, entre otras cosas.

Arturo Rawson, conservador, aristócrata y católico; gobernó la Argentina del 4 junio de 1943 hasta el 7 de junio del mismo año. Llegó al poder por medio del golpe que dieron los militares que conformaban el GOU o Grupo de Oficiales Unidos (Perón, en ese entonces Coronel, formaba parte del GOU); y fue depuesto por el mismo grupo.

Pedro Pablo Ramírez: ejerció el cargo de presidente desde junio de 1943 hasta marzo de 1944. Disolvió el Congreso, reintrodujo la enseñanza religiosa en la enseñanza básica y secundaria, reprimió a los sectores sociales y partidos políticos, censuró a la prensa, etc. Primeramente apoyó la neutralidad, y posteriormente (por presión de EEUU) rompió relaciones diplomáticas con Alemania y Japón.

Edelmiro Julián Farrell: fue presidente argentino desde marzo de 1944 hasta junio de 1946. Fue partícipe de la revolución de 1943, declaró la guerra a Alemania y a Japón, y llamó a elecciones generales.

Juan Domingo Perón Sosa, fue presidente argentino en tres oportunidades: de junio de 1946 a junio de 1952; de junio de 1952 a septiembre 1955; de octubre de 1973 a julio de 1974 (fecha de su fallecimiento).

 

 

-3-

De engaños, loas, vivas y secuestros

-¿Tuvo tiempo?

-¿De leer?... Sí –respondió Alex a la inquisitoria de Santiago.

-Entonces cabe la explicación del porqué he elegido ese periodo de tiempo. Tomé esos años de ex profeso porque en ellos, sin doblez, ni engaño, se incubaron y se inspiraron los pichones de cóndores charreteros.

Una vez aceptada o asimilada esta afirmación, resulta en extremo fácil entender de dónde y cómo surgieron las afinidades, las divergencias, las alianzas y las rivalidades en el campo de la política doméstica, de vecindad y mundial; los intereses nacionales entre países, y personales entre mandatarios de facto, provisionales, constitucionales de verdad y entrecomillas. Una época, no exclusivamente única porque con variantes es repitente, parecida a una ensalada de boniatos y coliflores que no sólo infló la panza sino también la cabeza de muchos, pero con algunas diferencias circunstanciales entre los mismos. Época exuberante en países charreteros fáciles, con presidentes y políticos charreteros que marcaron hitos propios en la geografía sudamericana.

Bajo este encuadre, las charlas estudiantiles político-filosóficas sobre ideologías partidarias, en poco tiempo debido al calor autogenerado se transformaron en “charlas” de cuasi intención de inculcación de ideas, o mejor dicho, en charlas de tenaz pretensión demostrativa de que la única verdad política era la peronista.

Los jóvenes intelectuales provincianos y porteños, metropolitanos o rurales esperaban con ansias la vuelta del General sin hacer una mirada retrospectiva; quizás no querían otear el pasado para no ver ni escuchar lo que no deseaban, o quizás no querían hacerlo simplemente por estar convencidos que obtendrían el apoyo del General para su causa.

No obstante creo intuir que varios de ellos simplemente no querían hacerlo porque sí y punto… porque cultura y base política la tenían de sobra de hacía muchos años, y eran parte de un pueblo no sumiso que sabe reclamar derechos y exigir reivindicaciones (esto se lo deben en parte a Perón, quien con buenas o dobles intenciones los despertó en ese sentido). Ciertamente en el hecho de estar convencidos también pudo haber jugado un papel importante el de haber sido duchos en política teórica, pero no en el manejo de mañas políticas en el campo de juego; aunque me acucian dudas al respecto, ya que no hace falta ser un docto en la materia para darse cuenta que los antecedentes en el actuar de los hombres que hacen política, son algo así como genes políticos que una vez conformados se repiten una y otra vez, no cambian a no ser por mutación, y las mutaciones en el campo de la política son generalmente mutaciones por conveniencia. Es correcto aceptar el decir que venían golpeados por dictaduras, pero no por ello debían dejar de tener presente que en ellas se desarrolló la ambición de poder del General y de muchos de sus camaradas y simpatizantes. No era inteligente olvidar las relaciones del General con elementos nefastos de gobiernos anteriores, y con dictaduras vecinas; relaciones traducidas en el acuno de doctrinas similares, acuerdos políticos, acuerdos infames, etc.

Cuando los hablares se volvieron sugestivos y sutilmente indagadores; algo así como aquello de “al revés te lo digo para que al derecho lo entiendas”, decidí que era el momento de dejar sentado algún pensamiento mío respecto al tema en cuestión. En una de las tantas “charlas-discusión”, ante una requisitoria de opinión les expliqué que no podía, ni quería opinar sobre lo que agradaba al pueblo argentino de los primeros gobiernos de Perón, pero que sí podría opinar sobre los asuntos en los que el General metió las narices y las manos en Paraguay.

El Teniente General Perón guardaba una estrecha relación de mucho tiempo con los gobernantes de Paraguay; el General, como lo llaman, visitó el país en varias oportunidades; como presidente, como exiliado y como él mismo se autocalificara, “como un paraguayo más”. La primera visita ocurrió durante la presidencia de Federico Cháves (octubre de 1953); las demás visitas las hizo durante la presidencia del General Alfredo Stroessner. En todas ellas, los elogios y las loas que se regalaban entre ellos y entre sus respectivas representaciones, eran tan subidas que a ciencia cierta daban que pensar; con un resbalón de suspicacia se podría más que imaginar que los sentimientos no eran tan veraces como lo expresaban; eran tan intensamente generosos que hacían imposible determinar quién era el más paraguayo entre ambos. Los excesivos elogios, así como las grandes limosnas, llevan al desconfío.

Durante su primera visita al Paraguay el presidente Perón en algunos párrafos de su discurso expresó lo siguiente:

"Quiero que el pueblo paraguayo sepa por intermedio de ustedes que si alguna vez he de morir en un campo de batalla, quisiera que ello sea al frente de una división paraguaya".

“Si alguna vez la causa de este bendito pueblo (paraguayo) se ve en peligro, nuestro pecho no ha de faltar a su lado”.

En esa ocasión el Presidente del Paraguay el Dr. Federico Cháves, condecoró al General con la medalla del General Bernardino Caballero (héroe de la guerra de la Triple Alianza y fundador del Partido Colorado); Perón además recibió de manos del Comandante de la Caballería el representativo y típico poncho paraguayo de 60 listas. El Presidente argentino a su vez obsequió al Ministro de Defensa, el Cóndor de Oro que llevaba en su pechera desde hacía mucho tiempo.

En su segunda visita al Paraguay (1954), invitado especialmente para los actos de asunción al mando presidencial del General Alfredo Stroessner (fecha también convenida para la devolución de los trofeos de la Gran Guerra ), el General Perón entre otras cosas dijo:

“Vengo personalmente a cumplir el sagrado mandato, encomendado por el pueblo argentino, de hacer entrega de reliquias que aspiramos sellen para siempre una inquebrantable hermandad entre nuestros pueblos y entre nuestros países”.

"Vengo como un hombre que viene a rendir homenaje al Paraguay en el nombre de su sagrado Mariscal Francisco Solano López y hago llegar el abrazo del pueblo argentino a esta Patria tan respetable y tan querida. En nombre de esa amistad y de esa devolución del pueblo argentino, pongo en manos del mandatario de este pueblo, como las reliquias, el testimonio de nuestra hermandad inquebrantable".

Durante el acto de entrega, se dice que Perón contagiado por la emoción, sacó su pañuelo para secarse las lágrimas.

Las palabras de Perón al obsequiar al General Stroessner el Sable del Libertador General José de San Martín fueron las siguientes:

“Este sable que os dejo, lo usé desde que fui ascendido a General y sepan, señores, que si algún día he de tomarlo nuevamente, será para morir por ustedes”.

Perón fue nombrado General Honorario del Ejército Paraguayo, y Stroessner a su vez fue honrado con el título de

Oficial Honoris Causa del Estado Mayor del Ejército Argentino.

Charreteros, cóndores, alabanzas, regalos y agasajos por doquier.

*

El discurso del General Perón en el “Día de la lealtad” (17/X) en la Plaza de Mayo, permite dimensionar al político avezado, ducho, que conoce el arte de enroscar las verdades con las mentiras.

El contenido dice así:

“Compañeros: Yo deseo que mis primeras palabras sean para rendirle, desde lo más profundo de nuestros corazones, un homenaje sincero y argentino al excelentísimo señor presidente Somoza, que nos acompaña. Rendimos en él el homenaje más caro de nuestros corazones al hermano pueblo de Nicaragua y a su hermosa patria, recordando asimismo al inmortal Rubén Darío, que vivió con nosotros largos años y que representa el elevado idealismo de esa patria generosa que, aún lejana en el espacio, está muy cercana en nuestro corazón.

Quiero también agradecer a los compañeros de la CGT que, en nombre de sus seis millones de afiliados, han tenido la amabilidad de colocarme sobre el pecho esta banda argentina que, por provenir de los trabajadores de la patria, representa para mí la más honrosa, la más digna y la más alta distinción de que pueda ser objeto un gobernante. Y como de costumbre, deseo, desde esta plaza, en la cual reviven todos los momentos de nuestra vida histórica e institucional, hacer llegar a todas las plazas de la República , donde en este momento están reunidos nuestros compañeros para escuchar las palabras que les dirigimos desde aquí, este saludo que yo les hago llegar con el más apretado y sincero abrazo de compañero y de hermano.

Y como en todos los 17 de Octubre, quiero desde este balcón dar cuenta al pueblo, sintéticamente, de cómo marcha nuestro gobierno. Compañeros: hemos seguido, desde 1944 hasta nuestros días, una línea inquebrantable de conducta determinada por los objetivos de nuestra doctrina.

El primer Plan Quinquenal fue obra extraordinaria

El primer Plan Quinquenal ha realizado, como ustedes conocen, una obra extraordinaria en todos los órdenes, pero para mí la más satisfactoria es el haber afirmado en esta tierra de todos mis amores la Justicia Social , la Independencia Económica y la Soberanía de la Nación.

Ese primer Plan Quinquenal, que afirmó esas banderas en las astas inmortales de nuestra historia, dio también al pueblo argentino un grado de bienestar no alcanzado jamás en nuestra historia, y dio, por sobre todas las cosas, un grado de dignidad sin el cual la vida no merece ser vivida.

Hemos iniciado con el año 1953 nuestro segundo Plan Quinquenal. Los objetivos de ese Plan se afirman también en las banderas ya izadas y consolidadas de nuestra Justicia, de nuestra Independencia y de nuestra Soberanía. Tiende el mismo a completar el ciclo que nos asegure, en su orden general, una economía integralmente satisfactoria.

El camino de la riqueza y el engrandecimiento.

Yo, al contrario de lo que pensaron muchos economistas argentinos, pienso que no nos podemos conformar con ser un pueblo de pastores y de agricultores, aunque nos llamen la panera del mundo, como se ha dicho muchas veces. Es por eso que el Segundo Plan Quinquenal, al cristalizar los objetivos totales y definitivos de nuestro esfuerzo social, económico y político, da orden de preferencia a todas las realizaciones industriales. Queremos ayudar a esa inmensa masa campesina, que con sudor de todos los días ha mantenido durante un siglo y medio en pie la argentinidad y el trabajo argentino, con el esfuerzo de las masas urbanas destinado a la transformación de la materia prima y a la distribución de la riqueza, para que, establecido el ciclo integral de la República pueda retomar silenciosa y dignamente el camino de su riqueza y de su engrandecimiento.

Para ello necesitamos solamente dos cosas: organización y trabajo. La organización es tarea del gobierno, y ustedes saben con qué ritmo la estamos realizando. En cuanto al trabajo, yo sé que los brazos generosos de los trabajadores argentinos están pidiendo actividades para producir; que en sus pechos honrados late un incontenible deseo de lucha y de trabajar para engrandecer a la Patria.

Si en el primer Plan Quinquenal, conseguimos elevar el standard de vida a un grado de satisfacción y de dignidad nacional, en el segundo Plan Quinquenal ese standard de vida ha de elevarse todavía muy considerablemente. Yo, como Presidente de la República , no estoy todavía satisfecho con el standard de vida general alcanzado por el pueblo argentino. Podemos llegar a mucho más. Para ello, solamente necesitamos las dos cosas que acabo de mencionar: organizarnos y trabajar incansablemente para lograrlo.

El trabajo, compañeros, como yo lo veo es poner en acción todos nuestros capitales y todos nuestros esfuerzos. Ello ha de lograrse con el cumplimiento de nuestros objetivos. Y desde ya descarto el éxito porque el pueblo argentino, con su grandeza extraordinaria me ha hecho optimista y me ha hecho entrever, que así como en el Primer Plan Quinquenal sobrepasamos todos los objetivos trazados -que habían sido calificados de ambiciosos- en el Segundo Plan Quinquenal hemos de sobrepasar también todos esos objetivos.

Nosotros queremos una cultura para el pueblo.

A la par de todas estas realizaciones de orden material, estamos también empeñados en promover la reforma cultural y la reforma educacional de la comunidad argentina. Queremos que en el orden de la cultura los grandes valores que esa cultura promueva, trascienda al pueblo. Nosotros no concebimos una comunidad donde haya veinte o treinta sabios muy sabios y muchos millones de ignorantes muy ignorantes; nosotros queremos una cultura para el pueblo, nosotros queremos que esa cultura esté al alcance de todos los hombres de este pueblo para que así cada uno pueda ser el artífice de su propio destino. Hemos de promover esa reforma, y en cuanto a las ciencias, a las artes, y a la cultura en general, cada argentino tendrá también en su mochila el bastón de mariscal prometido.

Yo he de empeñarme en esta reforma con la misma decisión, con la misma perseverancia con que me empeñé en la reforma social en 1944. Y estoy seguro de que, con la ayuda de ustedes, hemos de triunfar. En cuanto a la política interna, ustedes saben tan bien como yo, cuáles son los progresos que en ese orden hemos realizado en la República. Después de diez años de lucha frente a la incomprensión, frente a la mala fe, frente a la lucha despiadada desde todos los rincones de esta tierra, comenzamos a llegar a la época de la persuasión definitiva. Yo nunca me he hecho ilusiones de convencer simultáneamente a todos los argentinos; pero, gracias a Dios, estoy viendo hoy que todas las legiones de los hombres de esta tierra comienzan a marchar en la misma dirección, y esa es para mí la victoria decisiva de mi patriotismo y de mi misión. Como sucede después de todas las luchas, comenzamos, la tarea de apaciguamiento. He dicho, y repito en este venturoso 17 de Octubre, que ningún adversario ni enemigo que quede entre nuestros hombres nos tenderá su mano sin encontrar la mano generosa del peronista para asirse a ella.

Que la lucha sea para la grandeza de la Nación

Nosotros, he repetido muchas veces, somos hombres de paz y de trabajo; sin embargo nos atrae la lucha, pero queremos que esa lucha sea para la grandeza de la Nación y el destino común de los argentinos. Ahí, en esa lucha queremos quemar toda nuestra energía y toda nuestra vida, si es preciso.

Compañeros: el cuadro que en síntesis podría ofrecer en todas las actividades económicas y políticas del orden interno de la República , nos está mostrando una situación que, en plena consolidación, puede ofrecer a los argentinos la seguridad, la tranquilidad y la dignidad con que deben vivir los hombres en una comunidad organizada. Y yo estoy persuadido que en el futuro, esa seguridad, esa tranquilidad y esa dignidad han de ir creciendo a la sombra de nuestra buena fe, de nuestro patriotismo, de nuestro trabajo y de nuestra buena voluntad.

Gesto de Eisenhower que le honra y le enaltece.

En el orden internacional doy gracias a Dios, de que haya permitido en este año estrechar nuestras relaciones con todos los pueblos de la tierra. Un pequeño diferendo, más de forma que de fondo, que existía con los EEUU y la República Argentina ha sido total y absolutamente solucionado y en ello haciendo la justicia a que tengo el deber, debo exaltar la ilustre personalidad del General Eisenhower, presidente de los Estados Unidos, quien, con un gesto que le honra y le enaltece, mandó a su propio hermano para zanjar todas las dificultades que pudieran existir con la Argentina.

Yo soy el más feliz de los hombres al haber podido realizar este acto que nos une sin reservas mentales a todos los pueblos hermanos de América.

Compañeros: Las verdades del Justicialismo, como toda nuestra doctrina, pueden confrontarse con nuestras realidades en el orden internacional. Somos lo suficientemente idealistas como para entender que la realidad constituye el supremo ideal. Los pueblos, como los hombres, no han podido aprender la ciencia oculta de vivir soñando; viven de realidades. Y los mejores sueños son los que se cumplen. Por eso, como en el año 1943, yo repito al pueblo: "Mejor que decir es hacer, y mejor que prometer es realizar". Por eso nosotros, con la dignidad nacional, que es la suma de las dignidades individuales que llevamos en el corazón podemos decir que en este 17 de Octubre de nuestras luchas y de nuestras glorias, el Movimiento Peronista, el gobierno peronista y ese maravilloso pueblo peronista, vienen cumpliendo estas verdades de nuestra doctrina política internacional, desde el primer día en que el sol nos encontró madrugando en el gobierno por la felicidad y la grandeza de una Nueva Argentina, Justa, Libre y Soberana.

En este año del calendario peronista, que va desde el 17 de Octubre de 1952 a este nuevo 17 de Octubre, el mundo entero ha sido testigo de nuestra posición internacional clara y definida. No podíamos equivocarnos. Se equivocan los gobiernos que no cumplen la voluntad de sus pueblos. Y no nos equivocamos, porque yo he jurado ante mi propia conciencia no hacer sino lo que mi pueblo quiera.

Consulta al pueblo y entusiasta respuesta

Yo he dicho, por ejemplo, que nosotros trabajamos, primero para la República Argentina , después para el continente americano, y luego para los otros pueblos de la Tierra. Y lo he dicho porque eso es lo que quiere mi pueblo. ¿Sí o no?

Yo he dicho también, que los argentinos no pelearemos jamás fuera de la República Argentina , pero que el que se anime a poner un pie en nuestra tierra, cuando ponga el segundo, encontrará 18 millones de argentinos dispuestos a morir por la defensa total de nuestra Patria. Y yo lo he dicho porque eso, eso es lo que quiere mi pueblo. ¿Sí o no?

Yo he dicho infinitas veces que estábamos en contra de todo imperialismo. Y ahora me alegro de que el presidente de los Estados Unidos, el General Eisenhower, condene con nosotros toda política internacional imperialista. Eso es lo que quiere el pueblo argentino para todos los pueblos de la tierra ¿Sí o no?

Yo he declarado también que no somos enemigos de ningún pueblo de la tierra, puesto que todos merecen nuestro respeto y pueden hacer lo que quieran dentro de sus fronteras. Y lo he dicho porque eso es lo que quiere el pueblo ¿Sí o no?

¿Quiere o no el pueblo argentino que seamos amigos de todos los pueblos de la humanidad? ¿Sí o no?

¿Quiere o no quiere el pueblo argentino que ayudemos a que se realice la unión de todos los pueblos americanos?

Por eso fui a Chile, y el pueblo chileno, con el inmenso cariño de su corazón, me hizo pensar que la República Argentina y el pueblo argentino tienen que cumplir con los designios del Gran Capitán, luchando incansablemente por la libertad americana. Por eso, a mi regreso de Chile, proclamé el decálogo de la unión entre los pueblos hermanos y este maravilloso pueblo argentino. ¿Es o no es lo que quiere el pueblo argentino?

El pueblo del Paraguay merece nuestro cariño.

Por eso fui también al Paraguay, y allí sentí palpar emocionado el corazón de América, interpretado por un gobierno humilde que sirve a un pueblo cuya humildad impone el respeto que merecen los grandes pueblos.

El pueblo de Paraguay merece nuestra más alta consideración y todo nuestro cariño. No ambiciona más de lo que posee y por eso no ha pedido nada a cambio de nuestra amistad leal y honrada. Por eso yo pido al pueblo argentino que cumpla con los paraguayos un decálogo similar al que nos une con el pueblo chileno por sobre las nieves eternas de los Andes, pese a los egoísmos mezquinos de los hombres mediocres que oponen sus intereses personales a los altos, eternos e irrevocables ideales de los pueblos.

En homenaje al pueblo paraguayo yo deseo reiterar en este día solemne de nuestra historia, el contenido sumario y sustancial de aquel decálogo y lo propongo al pueblo argentino como principio para la unión definitiva entre los paraguayos y los argentinos.

Decálogo como "principio para la unión definitiva y eterna entre los pueblos paraguayo y argentino":

1) Cada argentino debe saber que el pueblo paraguayo y el pueblo argentino, conservando la plenitud de sus soberanías nacionales, son real y efectivamente pueblos hermanos y, en consecuencia, todos los argentinos debemos trabajar por la grandeza del Paraguay y por la felicidad de su pueblo, con la misma fe y el mismo amor con que trabajamos por nuestra propia grandeza y por nuestra propia felicidad.

2) Desde hoy los paraguayos serán compatriotas de todos los argentinos. Esta debe ser una consigna de honor nacional.

3) Cada uno de nosotros debe comprometerse a trabajar en su puesto por el acercamiento espiritual y material de los pueblos paraguayo y argentino.

4) El gobierno, el Estado y el pueblo argentino arbitrarán todos los recursos y medios que ayuden al Paraguay a consolidar la Justicia Social , la Independencia económica y la Soberanía política, del mismo modo que luchamos por las nuestras, puesto que ellas son las únicas bases de la unión comprometida.

5) La unión del pueblo paraguayo con el pueblo argentino no excluye futuras adhesiones de ningún pueblo americano sobre las mismas bases. Cada argentino debe saber que ésta es una acción constructiva, que no tiene finalidades ofensivas, que no está dirigida contra nadie y que tiene como único objetivo la grandeza y felicidad de los pueblos que la componen o compongan en el futuro.

6) Las organizaciones sociales, económicas y políticas del pueblo argentino habrán de promover la máxima vinculación posible con sus similares del pueblo paraguayo, a fin de realizar una acción armónica y solidaria para alcanzar los grandes objetivos comunes. El gobierno argentino prestará su más amplio apoyo a estas vinculaciones entre los pueblos hermanos.

7) La legislación general argentina deberá contribuir a facilitar la unión de los pueblos paraguayo y argentino.

8) Los organismos del gobierno y del Estado nacionales, provinciales y territoriales, particularmente en las zonas limítrofes con la hermana República de Paraguay, coordinarán su acción con sus similares paraguayos sobre las bases de real y sincera lealtad.

9) Todo acto contrario a los grandes objetivos comunes e intereses de la unión entre el pueblo del Paraguay y el pueblo argentino será considerado por nosotros como una falta de honor en relación con el compromiso contraído.

10) El pueblo del Paraguay y el pueblo argentino son los depositarios absolutos de esta unión definitiva, que ponemos bajo la protección de Dios, fuente de todo amor y de toda Justicia, de toda libertad, pidiéndole humildemente que no sea jamás violada ni destruida por los malvados e hipócritas intereses egoístas y mezquinos, sino que, por el contrario, sea permanente y eterna como la humildad de nuestros pueblos.

Y ahora deseo transmitir a todos los compañeros de la Patria ese saludo afectuoso de todos los años, invitándolos a que me acompañen a dar estas vivas:

¡Viva la República de Nicaragua!

¡Viva el General Somoza!

¡Viva la República del Paraguay!

¡Viva la Patria !

Las expresiones poco creíbles de “amor” y valoración hacia el Paraguay y otros países, extendidas a sus respectivos gobernantes, tenía como motor el proyecto geopolítico que el General tenía en mente culminar exitosamente. ¿Cuál proyecto? El proyecto de expansión regional que permitiría a la Argentina líder, crecer exponencialmente aprovechando las ventajas relativas que tenía por dación de la naturaleza y por visión del presidente Juan Domingo Perón. Un proyecto que para despegar con posibilidades debía reacomodar en el tablero mundial a una Argentina tachada como nazi-fascista, a través de acuerdos con las principales naciones del orbe, sin olvidar a los países del entorno sudamericano que le eran indispensables para representar un liderazgo respaldado por un supuesto más que real bloque grande y fuerte.

Convencido de su proyecto, el líder justicialista endulzó las relaciones con los países vecinos gobernados por autoritarios y dictadores; un hecho que en sí mismo pragmáticamente no lo condena habiendo de por medio intereses nacionales (argentinos) superiores; pero que permite explicar la falta de sinceridad de sus palabras.

Haya o no disparidad de criterios al respecto, al final de cuentas qué más da una u otra interpretación, si lo válido históricamente es que los charreteros y asociados llevaban años consorciados para cuidarse unos a otros las espaldas contra los indeseables de sus respectivos gobiernos.

*

La orden secreta de Perón (firmada de puño y letra) para su Ministro de Asuntos Políticos, Román A. Subiza, aporta una gota más de claridad a los conceptos vertidos.

*

Para el Dr. Subiza.

Preparar la secretaría política para accionar política y económicamente

-Políticos enemigos. Pedirle a Sadi la lista de los mismos de que habló y hacer una lista completa con sus bienes para traerla.

-Lo mismo para comerciantes enemigos.

-Lo mismo para empresas enemigas.

-Lo mismo para entidades extranjeras enemigas.

-Lo mismo para diarios, revistas, papel diario, etc.

Ej. Casa Iturrat termínala cuanto antes.

Ej. Extranjeros enemigos o indeseables, preparar su represión y economía cerrada.

Ej. Al jefe de policía pedirle los nombres de los que anden en actividades contrarias para hacer lo mismo.

Ej. Quizá preparar equipos especializados para actuar eficazmente en cada caso.

En conclusión: seguir con la política pero dedicar la máxima actividad a la persecución implacable de los adversarios por todos los medios en contestación a lo que ellos hacen y han hecho.

¡Al enemigo, ni justicia! (negritas son del autor).

*

¿En qué se tradujo lo expuesto en lo referente a Paraguay?

En la persecución, el apresamiento y entrega de políticos opositores paraguayos a los gobiernos del momento; en la ayuda del General para aplacar movimientos revolucionarios; en la exportación de elementos de tortura y de especialistas en tortura.

Las víctimas de esta política más mencionadas en diversos foros, quizás son las de Federico Jorge Tatter Morínigo y Obdulio Barthe.

Federico J. Tatter Morínigo (y sus compañeros), definido por Idalina Tatter como “militar institucionalista, luchador social, popular y antifascista, (…) antistronista y antidictatorial, (…) se alzó contra el entonces dictador General Higinio Morínigo, y sus fascistas guiones rojos y criminales guardias urbanas, comandadas por Volta Gaona…”; fue apresado en la Argentina y privado de su libertad en el Regimiento de Infantería de Monte 30, conocido como Regimiento de Apóstoles (creado en 1944), de la Provincia Argentina de Misiones, en 1947; posteriormente vuelto a apresar y expulsado al Uruguay en 1950.(1)

Obdulio Barthe, sindicalista, político y dirigente comunista; secuestrado en Buenos Aires, en las calles Corrientes

y Jorge Newery, torturado de manera salvaje (durante semanas) por la Sección Especial de la Policía Argentina , fue entregado el 10 de agosto de 1950 a la policía paraguaya. El gobernador de la provincia de Buenos Aires era el Coronel Domingo Alfredo Mercante, leal amigo del General y conocido como el “corazón de Perón”.

Recuerdo que también les traje a la memoria que el gobierno del General envió al Paraguay durante la guerra civil de 1947, aviones y dos barcos (Granville y Drummond) con municiones, armas, etc., en apoyo del dictador Morínigo, metiendo una vez más los pies en patio ajeno; y que los

-----------------------------------------------------------

(1) Entre 1954 y 1963, fue perseguido, apresado y torturado por la policía paraguaya; el 15 de octubre de 1976 fue secuestrado por el grupo de tareas del ejército argentino en acuerdo con la policía paraguaya. Desde esa fecha se encuentra desaparecido.

hermanos Juan Carlos y Luis Amadeo Cardoso, terribles torturadores al servicio del gobierno peronista, “compartieron sus especialidades” con la policía paraguaya.

“Dos especialistas en arrancar confesiones por medios cruentos: los hermanos Luis Amadeo y Juan Carlos Cardoso.”

“Para capturar en Encarnación del Paraguay a Horacio Lombardero, sus hermanos Aldo y Miguel fueron llevados por Cardoso hasta Posadas y ablandados en la Gobernación : "Allí descubrimos el espeluznante contenido de ese maletín gris que tanto cuidaban". Tampoco lo olvidaría Yolanda J. V. de Uzal, que estuvo siete meses a disposición del Poder Ejecutivo, "con noches sin poder dormir, lavándome con el agua del inodoro y soportando golpes e interrogatorios bestiales en Orden Político, donde supe lo que era la picana eléctrica". (2)

Al ser derrocado el General Perón, ambos se refugiaron en la embajada del Paraguay. Por el decreto número 867 del 19 de noviembre de 1963, los hermanos Cardozo obtuvieron el salvoconducto para salir de la Argentina con destino a Paraguay.

A pesar de todo lo expuesto, los elogios, las incensaciones por los éxitos sociales y por la posición antiimperialista del General, siguieron siendo las constantes permanentes en toda charla presente en reuniones sociales o en los boxes grupales de estudio.

Imagino que los compañeros estarían algo obnubilados; no así en cambio los que se sentaban en las cercanías de la cúspide del movimiento; ellos sí tenían que haber sabido perfectamente que el único camino posible para alcanzar sus objetivos políticos era utilizar la figura de Perón; ahora, lo que no entendieron fue que el General era más zorro de lo que se

suponían; y como buen zorro viejo había cambiado de pelaje

varias veces pero no de mañas.

--------------------------------------

(2) Gambini Hugo. La justicia de Perón 10 puntos. Diario La Nación. Publicado en edición impresa en julio 2003.

 

 

-4-

De policías, arzobispo y torturas

En mayo llamé por teléfono a mis padres para hacerme sentir diciendo aquí estoy… ¡Y bien!; como corresponde a todo hijo que se aleja y deja inquietos a sus progenitores, porque a los hermanos a más de la curiosidad por saber qué haces, no les atraen otros detalles.

Conversé largamente con mi madre y mis hermanos, y luego pedí hablar con mi padre; estaba extrañado de que él aún no pidiera hablar conmigo.

-¡Hola pa! ¿Cómo estás? ¿Todo en orden?

-Sí hijo, todo bien igual que antes. Novedades distintas por aquí son difíciles como sabes. Mismas noticias, mismos feriados, “mismos todos”.

Me llamó la atención que a mi padre se lo sentía como apresurado, renuente a una conversación dilatada; percibí que quizás el motivo de ello era no entrar a tocar ciertos temas álgidos o problemáticos. ¿Pero cuáles podrían ser si todo marchaba bien según decían? Entonces en ese momento decidí presionarlo para que me diera detalles de lo que posiblemente estaba escondiendo.

-Lo del accidente no está bien encaminado –me confesó para mi asombro.

Lo que me dijo a continuación resultó deprimente; me llené de rabia e impotencia, de esa impotencia que avergüenza el orgullo por no poder hacer absolutamente nada contra el que denigra la honradez y la integridad personal. El famoso acuerdo aquel firmado con el comisario, resultó ser nada más que una imitación burlesca de un acto jurídico acordado entre dos personas; en otras palabras una simple y vulgar parodia en donde el parodista escribió las líneas con la misma sádica y apestosa actitud que ejercía sobre los presos políticos. Lo que no alcanzo a explicarme es el porqué de tanta farsa teniendo todo el poder que le otorgaban sus mandarines. ¿A quién tuvo miedo entonces para esperar a que primero yo estuviera fuera del país? Como le dijera antes, hasta el día de hoy desconozco quién llamó al comisario para que regresara a la “Tercera” y me soltara, cuando que mi contraparte en el accidente era hermano de un agente civil que “trabajaba” en “ La Técnica ”; dependencia policial y parapolicial ubicada frente a Comisaría Tercera, encargada de las vejaciones y torturas a los políticos apresados o secuestrados; que contaba en su “planilla laboral” con unos señores muy cerdos, o peor aún que ellos, situados mental y espiritualmente muy lejos de las condiciones morales de los presos políticos, a los que infligían destrozos físicos y psicológicos como castigo por pensar diferente al régimen (muchos de los presos que estuvieron en sus manos durante décadas llevaron su martirio con tal dignidad, que eran vistos como seres íntegros en su hombría, que no retrocedían a pesar de la vida y de la familia que estaban perdiendo). El susodicho personaje, como buen miembro de la piara, aprovechó su posición para con amenazas de apresamiento conseguir que mi familia le hiciera arreglar hasta las partes más recónditas, podridas por herrumbre, que nada tenían que ver con el área afectada por el impacto, ni con el documento firmado. El marrano en cuestión ayudado por sus colegas de andanzas, rápidamente accedió a informaciones policiales que hacían referencia a la situación política de no condescendencia de la familia y actuó en consecuencia. Mi padre, consciente del peligro, y a fin de evitar males mayores, ya que no podía saber hasta dónde podía llegar un trastornado como ese antes de que alguien le diera un sosegate (cosa que en esa época de pleno terrorismo de Estado era casi imposible que ocurriera), decidió gastar una parte de sus ahorros y evitar problemas para su familia y para sus familiares próximos.

Pretextos, excusas, de orden “político-dictatorial” con qué crear inconvenientes el marrano tenía varios; uno de ellos eran los hermanos de mi madre, Arnaldo y Víctor; destacados dirigentes del Partido Revolucionario Febrerista, exiliados, y que la policía ansiaba desde hacía mucho tiempo tenerlos en sus manos.

Arnaldo, era un peso pesado de la política que había estado presente durante décadas en prácticamente todos los escenarios y sucesos políticos del Paraguay; perteneció al grupo de jóvenes de 1928, reconocidos porque cuando les cupo accionar en política no pretendieron otra cosa más allá que fiscalizar a los gobiernos para que cumplieran con el pueblo para el que gobernaban; era Presidente de la Federación de Estudiantes cuando ocurrieron los hechos (X/1931) en el que murieron nueve estudiantes que reclamaban al presidente Guggiari (liberal) la defensa del Chaco ante la invasión boliviana; fue vicepresidente de la influyente Asociación de Ex-combatientes de la Guerra del Chaco; participó en el levantamiento que derrocó al Presidente Eusebio Ayala, puso (junto con otros) al Coronel Franco en el poder y fue uno de los primeros desterrados de ese mismo gobierno por pedir la rectificación de su política y programas; negoció con el Dr. Federico Cháves (dirigente colorado y presidente del Paraguay desde IX/1949 a V/1954) el gabinete de coalición; fue Ministro de Agricultura y de Industria y Comercio; estuvo presente en la guerra civil de 1947 (contra el gobierno colorado); fue protagonista activo del Movimiento 14 de Mayo que intentó derribar a Stroessner del poder; estuvo confinado en el Chaco durante cinco años y desterrado, en Argentina, hasta la caída del General Stroessner en 1989.

Tanto era el odio que le tenían, que cuando la radio del Ministerio del Interior iniciaba la transmisión para denostar contra los miembros del Movimiento Revolucionario 14 de Mayo, comenzaba su perorata diciendo: “Guacho”… “Guacho”… “Guacho”… “Doctor Arnaldo guacho, guacho”… “Siempre vas a ser guacho doctor”.

Sabe Alex, que el término guacho es un modismo o argentinismo que se aplica a la cría animal que ha quedado sin madre. Ahora le explico por qué se lo decían a él: por la sencilla razón de que nunca le permitirían regresar al Paraguay vivo y en libertad. Hicieron oídos sordos a los pedidos de organismos nacionales e internacionales para que le otorgasen un salvoconducto que le posibilitara estar junto a su anciana madre en su agonía y muerte. Ni un gesto humanitario tuvieron para con él, ni para con su madre que era hija de un lisiado (lanceado tres veces por soldados brasileños) de la Gran Guerra de la Triple Alianza (1864-1870).

Víctor también era un político de peso, de altura moral, activo, cuyo mayor pecado fue quizás el de apoyar y haber participado en algún momento del intento armado para derrocar a Stroessner.

Fue apresado y mantenido en prisión once meses, durante los cuales fue cruelmente torturado; y le hubiesen quitado la vida si no fuera porque logró fugarse de la prisión.

Hasta ahora sigo creyendo que las escorias de “ La Técnica ” están más lejos de la Biblia que un ateo.

-¿Le interesa leer el testimonio de la hermana de Víctor? –le preguntó Santiago de sopetón.

-Desde ya que sí –contestó el periodista extendiendo la mano para asir los papeles que le alcanzaba Santiago.

Testimonio de D.F.F. (entrevistado por el autor y debidamente identificado).

“Le llevamos a Víctor un papel que Chicho tenía en su poder, un panfleto que no sé que decía, ni de que origen era; no sé, nunca supe. A Víctor lo encontramos cenando; Chicho le pasó el papel y Víctor lo puso debajo del plato en que estaba comiendo; cuando llega la policía preguntando por Víctor, enseguida la señora sacó el papel de ahí, y lo llevó no se adónde; no sé que habrá hecho de él. De ahí, de la mesa donde estaba cenando, lo llevaron preso a Víctor como diez policías; la casa era como una romería…, entonces nosotros salimos por el pasillo y vinimos a casa… apenas llegamos acá, llegó Clotilde, la esposa de Víctor, en un taxi, y le dijo a Chicho: ‘andate volando de aquí porque vienen los policías a buscarte…, preguntaron quien es el que salió de la casa y yo le dije que era el cuñado de mi esposo; el esposo de la hermana de mi marido’.

Al ratito nomás ya aparecieron acá, venían a buscarle a Chicho. Roberto nuestro vecino tenía un jeep, le alzó a Chicho en él, y cuando estarían dando vuelta la manzana llegaron los policías; parecían una jauría de perros; estaban furiosos porque se les escapó uno pues… Entonces Roberto le llevó a la casa del tío brasilero, casado con la hermana de mi suegro, y éste señor brasilero, no sé cómo era conocido de Stroessner…, cuentan que cuando quería jugar a no sé qué tipo de carta Stroessner lo hacía llamar a Alberto (el brasilero) para jugar con él…, ese conocimiento teníamos; entonces él mismo, con toda libertad llevó a mi marido a la embajada brasilera, y de ahí se fue al Brasil y nosotros nos quedamos acá solos.

Esa vez que vinieron a buscarle a Chicho fue toda una comedia; entraron acá todos a la fuerza; mis hijos que eran chicos, se atajaban los dos de la pollera de mamá. ‘¿Y su esposo dónde está?’ me preguntó… No sé donde está, le dije. ‘¿Cómo no va a estar?’ Y bueno entren a buscarle. ‘¿Y cómo usted la esposa no va a saber donde está su esposo?’ Entonces le pregunté: ¿Y su esposa sabe usted donde está? Se calló. Estábamos todos asustados; los chicos seguían agarrados de la pollera de mamá. Eran las once y media casi de la noche, mamá ancianita todavía permanecía levantada. Uno de los oficiales, que habrá sido el más decente me dijo: ‘porque señora no le acuesta a estos chicos’…, y como los voy a acostar si están amedrentados… ‘y bueno, su marido tiene que venir en algún momento’ dijo. ¿A ustedes les parece que si ve la policía acá en casa, en su casa va a venir? Ustedes están perdiendo tiempo mi hijo…, asimismo les dije…, y mamá también les dijo muchas cosas…‘¿quién va a descansar así con este alboroto que vienen a hacer acá? ¡No está mi yerno! ¡No está!’ Todos estaban armados y con el dedo en el gatillo, como para matarle a cualquiera. Si quieren amanecer en el fondo allá pueden pasar; pero si hay policías acá no va a venir, les decía yo. Estuvieron largo tiempo y se fueron.

A Víctor lo llevaron a investigaciones primero; ahí es donde sufrió tanto él…; allí le hicieron siete pileteadas (con agua, orina y heces) en un día… eso me enteré casualmente yo estando en la casa de una amiga mía que tenía una joyería frente al Ministerio del Interior, en Montevideo y Estrella. Vino un señor y mi amiga de la joyería que sabía que estuvo preso y que fue torturado, le dice en guaraní: ‘¡Ah! ¿nde pikó resẽ ra´e?’(¡Ah! Vos saliste), ‘hẽe a sẽ (sí, salí), pero siento lástima por mi rapichákuera opytávaékue(mis amigos que se quedaron). Víctor umía oiméne omanó raka´e, hetaiterei oñembosarai hese (Víctor y los demás habrán muerto hace tiempo), porque siete vese oity pileta peteÄ© pyhare, oike ha osẽ, oike ha osẽ site vese, oiméne omanó anÄa he´i’ (porque siete veces los echaron a la pileta una noche, lo metieron y lo sacaron, lo metieron y lo sacaron siete veces, seguramente habrá muerto el pobre dijo). Entonces mi amiga le contó: ‘Ko kuñakaraí kóa ko iñehermana’ (Ésta señora, ésta es la hermana de él). ‘Che disculpa señora’ (Discúlpeme señora) me dijo el señor. I porãitereingo aikuaare ko che hermanore oikóva (Es muy lindo que yo sepa lo que ocurre con mi hermano), le respondí.

Bueno el asunto es que de ahí lo llevaron a la Guardia de Seguridad, en donde en una pieza estaban 24 personas presas… ahí hacían sus necesidades en un tarro, y todo lo que se caía en el piso, porque el tarro no daba abasto, y menos cuando tenían diarrea, les hacían levantar con las manos y después no le permitían lavarse.

Estábamos un grupo de 24 señoras, entre ellas yo y tu mamá, que cocinábamos rotando ollas y ollas de comida para llevarles a mediodía a nuestros presos; de noche no sé cómo se arreglarían para comer… anÄa pobrecitos.

Me acuerdo que un 14 de Mayo lloviznaba y hacía mucho frío, y el dueño de Alberdín (fábrica de pastas) un señor que era tan amable nos daba así... nos regalaba pan, galletas… de todo nos daba; esa vez nos hizo un enorme tacho de comida para llevarles a los presos. Cuando llegamos a la Guardia de Seguridad, un oficial les hizo formar en fila a los presos y les dijo en término despectivo: ‘oúma peina pende rancho’ (ahí viene su ración o comida). Siempre entraba primero Chela, que era la más audaz, la más valiente, junto con el padre Andrés, un redentorista norteamericano, para llevar la comida… ese día el oficial les dijo a los presos andrajosos antes de llegar: ‘¡No! ¡De vuelta, de vuelta! ¡Atrás!... nda pekarú mo´ai ko este día…(…no van a comer este día…) pende´ara hina, 14 de Mayo (porque es su día, 14 de Mayo)’.(1) El montón de comida vino de vuelta, y cuando vimos, lloramos, lloramos… todas lloramos, porque los vimos a todos volviendo, seguramente a su celda, cabizbajos. Ese día no comerían porque era justo el 14 de mayo. Agarramos nuestro tacho con comida y fuimos hasta la cárcel de Tacumbú para que comieran los presos comunes. Allí nos recibieron y entramos hasta el fondo y dejamos la comida con los tachos. Nunca más los retiramos de allí.

Víctor y sus compañeros quitaban y picaban piedras del cerro Tacumbú, iban desde la Guardia de Seguridad hasta allí engrillados; los tobillos los tenían sangrados. Todo el empedrado de la calle Yegros hicieron los presos. En la prisión se les pegaba así porque sí nomás, porque se le ocurría al guardia…Una vez me acuerdo que estaban trabajando… rompiendo piedras y… y uno de los soldados,

--------------------------------------------

(1) El oficial hacía referencia al Movimiento Revolucionario 14 de Mayo, que intentó quitar al General Stroessner del poder.

un desgraciado le voy a decir… le pegaba nomás porque sí a una persona, a un preso…, y la mamá que está afuera en la calle, desde donde se les podía ver a ellos, le gritaba al soldado: ‘ehejá py che membype nde karai… ehejá che membyyyy’ (deje a mi hijo señor… deje a mi hijo); y el guardia le gritaba a la señora: “esẽ nde guaiguÄ© ko´agüi o sino re ligata nde avei… Terejho eheka nde memby kahõ rã mba´e’ (salga de aquí vieja o también usted va a ligar (recibir) una paliza… Vaya a buscar un cajón para su hijo).

Víctor tenía angina de pecho, y siempre le atacaba esa angina, y una vez, de repente se cortó todo y no permitieron más que les acercáramos los remedios…, y Víctor ya tenía edad, allí cumplió setenta años, en prisión. Un día, supimos que estaba enfermo, y entonces fui a verle al Ministro Saúl González, un compueblano con el que crecimos juntos en Villeta; me hice anunciar y cuando me recibió le dije: La pinta Saúl ybatetépiko rejupi (la pucha Saúl que alto subiste), y me contestó: ‘hẽe pero avei ha´arõ agui…’ (sí, pero también cuando caiga de aquí…). Le pedí por favor que me permitiera hacerle llegar los remedios a mi hermano, y me concedió el favor; pero así enfermo como estaba Víctor lo mismo lo seguían llevando a picar piedras.

Víctor ya no tenía fuerzas para acarrear las piedras… Un día de repente le dice uno de los tiranos que está ahí: ‘nde karai tujá eju egueraha ko karretilla’ (eh viejo venga a llevar esta carretilla); Víctor intentó y como no pudo el guardia le pegó con un palo…‘no ves que no puedo mi hijo’ le dijo Víctor…, así en castellano…‘mba´é ndaikatúi piko, nambre siga, siga siga siqué’ (pero cómo no vas a poder, vamos siga, siga siga siqué) , le gritó el guardia; Víctor intentó alzar la carretilla pesada, y ahí se cayó desvanecido… se cayó medio de costado, y el guardia entonces de una patada le puso boca arriba, y le hizo llamar al doctor Perrota, un médico que estaba también preso con ellos ahí. Le dieron al doctor una linterna para que lo vea porque ya estaba oscureciendo en el cerro. Perrota lo vio mal, y aprovechando la oportunidad para darle una mano a Víctor le dijo al policía: ‘este señor se muere, hay que llevarlo rápidamente a un sanatorio’… Al final lo llevaron al Policlínico Policial, y un amigo, no recuerdo quién avisó a casa; acá en casa se armó un alboroto, y mamá que se dio cuenta y nos exigió que le contáramos lo que estaba pasando; tanto insistió que le dijimos que parecía que Víctor se descompuso y que lo llevaron al Rigoberto Caballero… Mamá por lo menos Víctor está acostado en una cama ahora, le dije. Nos quedamos en vela toda la noche, y mamá desesperada, a la mañana temprano me dijo: ‘mi hija llévame, llévame junto a Víctor’. Tomamos un taxi y fuimos…, al acercarnos a la grada se bajó un soldado ya con el fusil apuntando, y mi mamá desesperada a los gritos le dijo: ‘ndesyramo che ra´y che réja taike ta hecha che memby hasyeté ape hina’ (si es que tienes una madre mi hijo, deja que entre a ver a mi hijo que está muy enfermo) .Un oficial que estaba arriba se acercó y le preguntó qué pasaba, ‘mi hijo que está internado acá, le trajeron de la Guardia de Seguridad, por favor déjeme verlo’; el oficial pareció dudar un poco y luego le hizo una seña al soldadito para que nos dejara pasar. Yo entré primero…no sé cuántos guardias había antes de llegar a la habitación donde estaba Víctor; un hombre casi muerto. Entré yo primero; Víctor apenas gemía, no podía hablar. Viene mamá a verte, le dije, le corrían las lágrimas de los ojos, un desastre era… él tenía una camisa manga corta, no se sabía si ese brazo era marrón, era gris, era negro por los golpes; mamá estaba muda, no dijo ni media palabra, no habló, no podía luego. Gimiendo, casi inentendible, Víctor me dijo: ‘ayer vino Mena Porta a verme…y le quise mostrar mi cuerpo pero no hubo tiempo, no sé, no pude; si te vas decile que venga otra vez, le quiero mostrar mi cuerpo’. Andá a saber cómo tendría el cuerpo si los brazos los tenía así.

Del policlínico me fui junto a monseñor Mena, el Arzobispo, allá a la curia. Víctor quiere mostrarle su cuerpo monseñor, está demasiado maltratado le dije…, bueno usted habrá visto ya por su parte, le dije… tenía marcas en el cuello, brazos, antebrazo. ‘¡Ndahechái kon nde!’ (¡Pero no he visto!), me respondió. ¿¡Es posible monseñor, como pico no vio!?... asimismo le dije, pero con todo eso no se fue más a verlo… el era muy “stronista” luego. ¡Qué caradura fue!

De ahí cuando estaba mal todavía, alguien lo ayudó a fugarse del hospital; lo llevaron a la Embajada argentina y de allí se fue a vivir a Formosa.

Empezó a reponerse, luego vendía bananas en canasta por la calle, después se hizo de relaciones, hasta que con los años tuvo un almacencito, se granjeó la simpatía de la gente hasta el punto que con los años fue Presidente de la Asociación de Almaceneros Minoristas.

A veces se iba a El Dorado junto a su hijo médico, también exiliado político.

Después, muy enfermo de cáncer consiguieron traerlo a Paraguay. Uno de sus vecinos de antes, un vecino de la misma cuadra, colorado, estuvo presente cuando Víctor llegaba en camilla, y cuando lo vio dijo: ‘Que suerte que Víctor viene otra vez a su tierra’. ¡Qué caradura era! ¡Cómo vino mi hermano! ¡Prácticamente muerto! Lo dejaron venir porque sabían que iba a morir”.

*

Víctor murió quince días después de haber pisado su tierra.

*

El Arzobispo de Asunción Monseñor Aníbal Mena Porta, el que “no vio” las marcas en el cuerpo, cuello y brazos de Víctor, y tampoco hizo nada para ayudarlo, era nada menos que el padrino de Arnaldo, hermano mayor de Víctor, y muy cercano a él.

*

En una ocasión cuando la madre de Arnaldo y Víctor estaba en agonía, el Monseñor, que había demostrado una cristiandad lejana a su hábito para con el hijo torturado de la anciana, se presentó con descaro a la casa con la intención de darle el sacramento de la extremaunción, pero fue sacado de allí poco menos que a rastras por una de las hijas.

*

La casa de la hermana de Víctor y Arnaldo fue atropellada varias veces por la policía política, en busca de “su” fugado preso Víctor, de su hermano Arnaldo, de alguno de los hijos veinteañeros de ambos, y/o de “materiales subversivos” supuestamente escondidos en algún lugar de la vivienda. Pretextos todos inverosímiles que no tenían otra intención que la de amedrentar a los familiares. Para este tipo de atropello a la dignidad, incluida la humillación, no constituía problema alguno para ellos saltar por sobre la ley, ni requerir de su concurso.

Cuando la presión policial se hizo más fuerte, mis padres decidieron enviarnos a mi hermana y a mí a la casa de un primo de filiación colorada (al que no le temblaron las piernas como a otros para recibirnos) para que no sufriéramos daño a manos de la policía…, que entre paréntesis, por informes brindados por la policía argentina, sabía perfectamente que Arnaldo estaba viviendo en Buenos Aires en la misma casa que habitaba desde hacía más de una década, y que Víctor residía por entonces en la ciudad argentina de Formosa.

Los episodios que estoy contándole nadie me lo dijo, lo he vivido personalmente siendo un adolescente mayor.

Como para no recordar todo lo sucedido; en la mismísima primera cena que tomé en la casa del primo Nenito, tuve que tragarme lo que más odiaba porque me producía náuseas, un enorme tazón de arroz con leche; y lo hice sin chistar. ¡La educación y el agradecimiento iban por delante!

Ya que usted conoce relativamente poco acerca del Paraguay y sus entresijos, le proporcionaré testimonios recabados por otras personas; así de paso también evitamos una opinión sesgada sobre los testimonios expuestos. Le daré unos muy sustanciales y expresivos que deseo que los lea; uno o dos obtenidos por la periodista Susy Delgado y publicados en su libro “A Dos Tintas”, otro perteneciente a la periodista Elvira Olmedo Zorrilla publicado en el diario ABC color; un artículo publicado por los estudiantes de Ciencias Políticas de la Universidad de Buenos Aires, y una excelente nota escrita por Héctor Escobar.

Entrevista al Dr. Pío Walder, titulada: “El médico que ayuda en la tortura no es un médico, es un sádico”.

“El papel del médico frente a la tortura fue un tema que se nos presentó muchísimas veces, frente a los testimonios que recogimos en esta serie de notas. Sin embargo, los datos que pudimos obtener eran escasos y en general, los casos locales presentaban al médico en una situación secundaria. ‘No hay médicos durante la tortura’, fue una afirmación en la mayoría de los casos…

Sin embargo, en nuestro país hay médicos que se señalan como involucrados con la tortura, (…) y su trabajo no se redujo solamente a ‘emparchar’ las huellas de la tortura, sino en muchos casos, a devolver estos cuerpos humanos más o menos recompuestos, a retomar el suplicio. Es lo que afirman muchos torturados”.

Un médico frente a la tortura

“…resultó un entrevistado con amplio conocimiento del tema, porque a su turno conoció las dependencias de la Policía Central y pudo ver con ojos de hombre y de médico, muchos torturados”.

‘He visto por ejemplo a uno de los actuales líderes contestatarios del MOPOCO cómo lo colgaban de los pies, con un hilo de pescar, y lo dejaban ahí como 48 horas. La herida de la piel se le cicatrizó contra el hueso. La circulación hacia el corazón no se producía más y se le comenzaron a hinchar los pies como un sapo. (…) Cayeron entre los últimos (…) uno de los cuales, según cuentan, fue enterrado vivo. Era estudiante de medicina, que se llamaba Papito Sánchez…’.

Médico pese a todo

‘…Esa experiencia me sirvió para conocer lo que es la pre-tortura, porque a los presos les muestran el estado en que quedan los torturados, para ablandarlos y hacerles decir cualquier cosa. No sé si uno se siente peor siendo torturado o viendo al prójimo en ese estado’.

‘Pero nos mostraban cómo salían, amoratados, cianóticos, con los párpados hinchados y los ojos inyectados, por el gran esfuerzo realizado. En la pileta, uno puede morir fácilmente. El más leve trastorno del corazón puede llevar a la muerte’.

Conocimientos médicos

‘Pero los torturadores, yo creo que son bien entrenados para hacer lo que hacen, que saben lo que hacen. Saben cuánto debe durar una inmersión, cómo se deben usar los electrodos, aplicándolos en el pene y el dedo gordo, por ejemplo, que después de una sesión uno termina deshecho. Y que los que iban a torturar, uno los descubría enseguida, porque iban con sus botas de goma, sus impermeables, sus guantes de goma y sus tridentes de madera, con los cuales apretaban al torturado. Los guantes y todo eso eran también para evitar la corriente eléctrica’. (2)

Entrevista al antropólogo Miguel Chase Sardi, titulada: “Miguel Chase Sardi, el viejo luchador que no quiere callar”.

‘…El Proyecto Marandú, pionero en el concepto de la antropología aplicada a nuestro país... (…), pudimos obtener la financiación de la Interamerican Fundation , que correspondía al ala izquierda del Partido Demócrata… (…) En un momento dado cuando las amables gestiones de Casado (3) tuvieron eco en Viola (4), en la Argentina , éste le llamó a Stroessner para recordarle algunos favores que le había hecho y reclamándole que se les estuviera dando tierra a los indígenas. Nos apresaron a mí, a Mauricio (Schvarztman), a Victorio (Suárez, a Rodrigo Campuzano, y a algunos indígenas. ‘Cururú piré’ (5) me tenía engrillado y cada vez que entraba, me pegaba en la cabeza. Querían que dijéramos que éramos agentes dobles y que estábamos armando a los indígenas contra el gobierno.

------------------------------------------

(2) Delgado Susy. “A Dos Tintas”. Asunción. Arandurã Editorial. Abril 2011, págs.19, 20, 21.

(3) Carlos Casado S.A. Limitada Compañía de Tierras, que en 1976 continúa operando como Carlos Casado. Propietaria de hasta 6.500.000 has. Nota del autor.

(4) Presidente de facto, juzgado por crímenes de lesa humanidad. Nota del autor.

(5) Piel de sapo en idioma guaraní. Uno de los más famosos torturadores del régimen.

Pero intercedieron por nosotros desde Noam Chomsky, el famoso lingüista, hasta Kennedy y Kissinger”. (6)

Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Organización Interamericana de Derechos Humanos. “Caso 20068”

i.- En varias comunicaciones, la primera de fecha 17 de septiembre de 1975, se denunció a esta Comisión la detención en los primeros días

de ese mes, del Profesor Miguel Chase Sardi, de Victorio Suárez, del sociólogo Mauricio Schwartzman y de Marilyn Rehnfeldt –todos del proyecto “Marandú”- así como de Gloria Estragó, empleada del Consejo Directivo Indígena del Paraguay;

ii.- Según los denunciantes, Marilyn Rehnfeldt estuvo retenida por varios días, y el Profesor Chase Sardi por siete meses, sin que se les

formularan cargos de ninguna especie;

iii.- Igualmente se alegó la privación de libertad de Gloria Estragó por espacio de aproximadamente un año antes de que se le formulasen cargos en su contra;

iv.- Según la denuncia, el señor Chase Sardi, Victorio Suárez y Gloria Estragó, fueron brutalmente torturados, sufriendo el primero la fractura de varias costillas que dificultaron el movimiento de sus brazos, así como una infección en un oído, sin recibir la atención

médica necesaria (…)

Acerca de este caso relativo a la detención de los directivos del Proyecto Marandú, así como de las denuncias de torturas de algunos de ellos, el Gobierno del Paraguay expresó en sus observaciones al presente Informe lo siguiente:

Caso 2006

Miguel Chase Sardi, Víctor Villalba Suárez, Mauricio Schwartzman (sic) Marilin Rhenfeldt y Gloria Estragó, todos ellos vinculados con infiltraciones comunistas en el proyecto “Marandú” (…) Miguel Chase Sardi, alias Camarada Gato, conocido agitador comunista del mundo universitario y literario, apresado en 1947

--------------------------------------------------

(6) Delgado Susy. “A Dos Tintas”. Asunción. Arandurã Editorial. Abril 2011, págs.82, 83.

durante la guerra civil en ocasión en que tenía bajo su conducción un grupo de combate, ha sido el principal responsable de este movimiento.” (7)

En un documento del Poder Judicial - Centro de Documentación y Archivo, que lleva inscripto en su carátula: “Carpeta liviana para archivo. Nº 140–00054F 0145. Señor NOMINA – fichero D.N.A. 1º al 31 - XII - 1970 – Secretaria –

Departamento de Investigaciones (sitio donde también se torturaba a los presos políticos)”, que obra en mi poder, figuran los nombres y apellidos de 131 personas, más otras doce (como apéndice ampliatorio de la nota nº 26), fichadas como comunistas, y por ende posibles y pasibles candidatos a apresamiento temporal o in eternum, a vejámenes y a torturas.

En la mencionada lista figuran nombres de personas, y las aclaraciones pertinentes de si eran doctores, panaderos, zapateros, señores, etc., que ya en ese tiempo estaban presas, desaparecidas, exiliadas y por apresar. Entre las últimas 12, en la sexta ubicación precisamente, figura el Teniente Chase Sardi; con un agregado posterior escrito a mano en el margen derecho que dice en letras mayúsculas: “MOPOCO”. Lo que en otros términos significaba que la tortura a la que fue sometido, bajo la acusación de ser un doble agente (Comunista-CIA), lo transformó por arte de magia de espía a miembro del MOPOCO; algo casi igual de peligroso porque para el régimen el Movimiento Popular Colorado era una “pequeña agrupación marxista que desarrolla sus actividades en las localidades fronterizas”(8), cuando que en realidad era una escisión del Partido Colorado fundada por el político Méndez Fleitas, ex jefe

--------------------------------------------

(7) Comisión Interamericana de Derechos Humanos. OEA. Capítulo II Derecho a la Vida.

(8) Comisión Interamericana de Derechos Humanos. OEA. Capítulo II Derecho a la Vida. Caso 1988. Alegre Alberto.

de policía y uno de los principales opositores colorados a Stroessner.

¡Cualquier disparate era válido con tal de tener un motivo, aunque no les hiciera falta, para tenerlo entre rejas en el momento que quisieran!

“Memorias: Reconstrucción de la historia reciente del Paraguay”.

“Según Maidana la cena en la Comisaría Tercera les servían con ratas y cucarachas y como no había luz, no veían lo que comían, pero de pronto encontraban la cola de la rata y el cocido que servían como desayuno estaba salado.

Indica que para mantenerse en actividad física en el reducido espacio en que vivían en el calabozo, hacían todo lo que podían. Por ejemplo estaban atentos a cualquier ruido que había. Y se enteraban de lo que pasaba en el país y el mundo por las conversaciones en voz alta que hacían los policías.

Recuerda que el 20 de enero de 1960, siempre en la Comisaría Tercera en una pieza de tres metros de largo y menos de dos metros de ancho, no pudieron ir al baño. Tres compañeros no pudieron soportar y cayeron desmayados tirando sangre por la nariz y el oído. Cuando se abrió la puerta de la pieza dos días después del hecho, el olor nauseabundo agarró todo hasta el dormitorio de los policías.
‘Mucha gente quedó loca, otras murieron. Pero el objetivo fundamental del sistema de tortura que nos impusieron a los presos políticos del Partido Comunista era que no saliéramos nunca más del lugar’, concluyó.” (9)

“Todos los presos del calabozo están enfermos, sin excepción: Antonio Maidana sufre del corazón, «como consecuencia de los vejámenes y penurias recibidas, tiene dolores reumáticos en las manos y brazos. Tiene una infección en las encías que expulsa pus todos los días. El profesor Julio Rojas ha perdido todos sus dientes en

----------------------------------------------------

(9) Zorrilla Olmedo Elvira. Reconstrucción de la historia reciente del Paraguay. Sábado 13 de
Agosto de 2011. Publicado en el website: archivo.abc.com.py/especiales/ddhh/

la prisión. Sufre de hemorroides, está casi sordo. El profesor Ananías Maidana sufre de sinusitis aguda, dolores en la columna vertebral, está perdiendo la vista, tiene todos los dientes flojos, sufre de hemorroides con gran hemorragia, periódicamente. El contador De la Cruz Chamorro , de 67 años de edad, héroe de la guerra del Chaco, sufre de hernia y del corazón. En varias oportunidades ha caído desvanecido por estrangulamiento de los intestinos (…)”.

“Los presos no salen al sol hace más de 6 años. En otros calabozos existen presos engrillados, sin poder asearse, con enfermedades en la piel, causadas por hongos.”

Dr. Ignacio B. Fernández”. (10)

“Falleció esta madrugada, a los 73 años, el capitán (de caballería) Napoleón Ortigoza, el preso político más antiguo del continente. Sus familiares acompañaron dolorosamente su padecimiento hasta que esta madrugada murió tras sufrir un paro cardiorrespiratorio.

Un solo párrafo de su testimonio quizás sirva para ilustrar lo que soportó: ‘Estuve engrillado durante 18 años en el Cuartel Central de Policía, en una pequeña habitación sin ninguna ventana. Solamente tenía una pequeña mirilla de 10 x 15 centímetros en la puerta. Lo único que veía eran paredes y techo, porque la puerta siempre estaba cerrada’. (11)

Con esta clase de vileza humana y de procedimientos medievales estuvieron mezclados (proveyendo instructores, elementos de tortura, etc.) los policías de la “Sección Especial”, militares y políticos argentinos de los gobiernos del General Perón, y de las dictaduras anteriores y posteriores.

¡Qué contribución hicieron los hermanos del régimen peronista para que el Paraguay pudiera hacer más eficaz su

-----------------------------------------

(10) Ruinas Digitales 2010. Publicado en el website: http://www. Ruinasdigitales.com

(11) Héctor Escobar. Enero de 2006. Publicado en website:

http://www.rel-uita.org/internacional/ddhh/fallecio_napoleon_ortigoza.htm

guerra privada contra los “legionarios apátridas que buscan la división…”!

Durante la guerra fría, cada régimen más que defender puramente una ideología defendía sus asuntos o intereses económicos previendo los años por venir; y nuestros gobiernos del cono sur, que a la sazón son los que nos interesan, hicieron

provecho de la situación para proteger sus propios fraudes a través de sus guerras singulares.

Persiguiendo comunistas (acto que se convirtió en el deporte favorito bien visto internacionalmente) metieron en una misma bolsa a cuanto opositor de cualquier ideología política existiera; total, si quedaban presos por años, torturados, lisiados, muertos o desaparecidos a nadie les importaría…“Todos eran peligrosos comunistas”.

Hasta el día de hoy los partidarios de los regímenes dictatoriales tratan de confundir falseando la realidad; lo que hacían en otros tiempos los partidos políticos y los individuos sin partido político contrarios a los poderes autoritarios, sigue y seguirá haciéndose hoy en el mundo real… “ante un enemigo común, los partidos, los sindicatos, los grupos humanos y los individuos de diferentes ideologías, religión, raza, etc., dejan a un lado lo que los diferencia y se unen para combatirlo.” Para combatir a los nazi-fascistas se unieron blancos, negros, indios, cristianos, judíos, musulmanes; para liberar a Francia de la ocupación alemana se unieron los gaullistas, los comunistas, los socialistas; es falso, en términos generales, la existencia de febreristas comunistas, colorados comunistas, mopoquistas comunistas, liberales comunistas, demócratas cristianos comunistas, curas comunistas, iglesia comunista, etc.; la realidad fue que para facilitar la represión, la maquinaria rotulaba a todos de comunistas… ¡Así de simple!

“Poco después el 7 de abril el Ministerio del Interior emite un comunicado, sobre unos planes terroristas desbaratados y se difunde por todos los medios de comunicación social del Paraguay y algunos de Argentina y Brasil la noticia de que el Padre jesuita, Miguel Sanmartí, calificado de asesino, criminal peligroso, es buscado y se pide la colaboración de la ciudadanía para su captura, por ser el principal responsable de los grupos extremistas. El 8 de abril se produce el insólito allanamiento de Cristo Rey en busca del P. Sanmartí, en el momento en que los alumnos hacían su entrada. Niños de básica contra la pared asustados. Todavía hoy me lo cuentan y lo recuerdan con terror.” (12)

El periodista madrileño Andrea Benites-Dumont sostiene que a mediados de la década de los setenta se inició el Plan Cóndor (terrorismo internacional de estados); la periodista chilena Patricia Verdugo dice: “Podemos decir que ya en 1974, los esbozos de la Operación Cóndor están a la vista”; el investigador y escritor uruguayo Álvaro Rico señala que la primera reunión constitutiva del plan se realizó en Santiago de Chile en el año 1972, y que el nombre de Cóndor se lo puso el Coronel uruguayo José Fons; y Jair Krichke (presidente del Movimiento Justicia y Derechos Humanos de Río Grande del Sur) asegura que el Plan u Operativo Cóndor tiene antecedentes que datan de 1964, tiempo en el que en Brasil se instala la dictadura militar.

Personalmente, tiendo a coincidir más con Jair Krinchke, pero sigo pensando que habría que remontarnos más atrás en el tiempo, porque si bien el nombre, la estructuración y la afinación del Plan u Operativo Cóndor se manifiesta fuertemente entre el 70 y 80, la idea y la puesta en práctica del enunciado “Yo te cuido la espalda a ti, y tú a mí” viene de

------------------------------------------

(12) Sanmartí Miguel. Historias No Contadas. Medellín y la Carta de Río. Asunción-Paraguay. Mayo 1977. Pág. 48.

mucho antes; quizás ya de fines de la década del 40. Recordemos que así como el gobierno brasilero ayudó y asesoró al dictador boliviano Hugo Bánzer Suárez allá por 1971, el gobierno argentino socorrió en 1947 a la dictadura del General Higinio Morínigo de Paraguay enviándole pertrechos de guerra para enfrentar a sus opositores liberales y febreristas levantados en armas.

Tampoco hay que preterir del intercambio de información de inteligencia existente desde siempre entre ambos gobiernos acerca de los sindicados como “opositores subversivos”.

Para ese entonces los señores cóndores charreteros habían dejado de ser pichones; ya no comían solamente huevos de otras aves; se dedicaban a la caza mayor, y lo peor de todo, ya estaban prontos para la reproducción nuevamente.

El tema de la colaboración del General fue motivo de animadas discusiones dentro de la institución.

 

 

-5-

El desarreglo

Durante el periodo que transcurre entre el 25 de mayo de 1973 hasta el 24 de marzo de 1976, gobernaron Argentina Héctor Cámpora, Raúl Lastiri, Juan Domingo Perón y María Estela Martínez Vda. de Perón. Los cuatro presidentes (intuí antes, y ahora leyendo todo lo publicado veo que desde mi óptica no estuve errado), fueron algo así como reyes de monarquías parlamentarias; parafraseando y extrapolando la frase de Louis Adolphe Thiers o de Jan Zamoyski (no sé realmente a cuál de ellos atribuir), todos reinaron pero no gobernaron; por lo menos de un modo absoluto e independiente.

Algunos fueron más dueños del sillón presidencial que otros.

Héctor Cámpora: fue puesto en la presidencia por el General Perón por conveniencias políticas, y quitado del sillón también por él (amén de la contribución de López Rega).

“…el hombre mítico que ha regresado del exilio español, que termina bruscamente con el gobierno de Cámpora, que asume su tercera presidencia, que condena a la izquierda de su partido…”. (1)

“El General Perón me dijo que no estaba satisfecho con el Presidente Cámpora por haberse rodeado de gente que no era de su agrado, y mencionó concretamente al Ministro del Interior, el Dr Esteban Righi”.(2)

“…Evita le había dicho siempre que era la persona en quien más podía confiar. Pero luego dijo 'ocurrió lo impensado: Cámpora se dejó copar por la izquierda, y no solo por la izquierda, sino por el hijo, que además de ser de izquierda, tiene algunas debilidades”. (3)

-----------------------------------------

(1) Cossio, Ramón - Seara, Carlos A. Nº 2321 – Noviembre 2006. Publicado en el website: http://www.revistacriterio.com.ar/cultura/peron-testimonios-medicos-y-vivencias.

(2) Luz García Hamilton. Octubre 2008. Powered by wordpress.Publicado en el website: http://www.lahistoriaparalela.com.ar/2008/10/14/dos-testimonios-para-los-historiadores-futuros .

(3) Carta del Dr. Pedro Cossio a “ La Campora ” Periodismo de Verdad”. Publicado en el website:

http://www.lapatriagrande.com.ar/cartaCossio.htm .

“Señora, todo lo que soy, la misma investidura de Presidente, se la debo al General. Por lo tanto, usted lo sabe, el cargo está a disposición del general Perón, como siempre lo estuvo”. (4)

Raúl Lastiri: el caso de Lastiri no fue tan distinto de su antecesor; pero diferente sí en cuanto a quien lo sentó en el sillón de la Casa Rosada ; no fue un ilustre como Perón, pero sí un mandamás que escandalizó no solamente a la Argentina por su demencia y por los asesinatos que cometió su organización terrorista de ultraderecha ( la Alianza Anticomunista Argentina/ Triple A). Lastiri era yerno de José López Rega (padre de la alianza), quien con la finalidad de adquirir más poder llevó al esposo de su hija Norma a la presidencia de la república saltando espacios y distancias; compelió al presidente provisional del senado a alejarse del cargo para que cuando el presidente Cámpora y el vicepresidente Solano Lima presentaran sus renuncias, Lastiri se convirtiera en el primer heredero del sillón presidencial guardando las formas constitucionales.

Juan Domingo Perón: sin entrar en discusiones vanas, o en un análisis político de cualquier tipo y nivel, se puede afirmar que el General llegó a la presidencia a disgusto suyo, o por lo menos sin demasiados deseos debido a sus años y su estado precario de salud; situación ésta que fue muy rumoreada en Asunción en tiempos de su última visita a Paraguay.

“Mire doctor, yo la verdad es que no vine a la Argentina para ser presidente; yo quería venir a vivir tranquilo, ser una figura de consulta para cuestiones macropolíticas. Pero ya ve, yo siempre le hice mucho caso a lo que decía Evita y, cuando se dieron todas las circunstancias políticas que usted conoce, le volví a hacer caso una vez más, porque siempre Evita me decía que mi más leal colaborador (…) . (El tono era enigmático, y yo

--------------------------------------

(4) Castro Nelson. Enfermos de poder. Buenos Aires. Editorial Vergara Editor S.A. 2009, pág.151.

permanecí en silencio escuchando esta notable confidencia).Y aquí me ve, y aquí me tiene, doctor, ahora de presidente, teniendo que enfrentar esto”. (5)

María Estela Martínez de Perón: subió al podio de brazos de la fórmula Perón-Perón por la necesidad que existía en ese momento de dar prosecución al proceso iniciado por el General, pero también por impulso del codicioso Ministro de Bienestar Social López Rega, y de la camarilla que rodeaba a este señor.

En un país donde siempre abundaron “políticos de raza”, Isabelita como presidenta fue un accidente político en la historia argentina.

Fue una persona (siempre desde mi óptica inexperta) que a pesar del maestro que tuvo a su lado, nunca estuvo preparada para el papel que en vida le tocó en suerte desempeñar: la de presidenta de una gran nación. Careció de inteligencia y de sentido de ubicación para entender que nunca jamás podría ocupar el espacio que dejó Evita, y para no entender que es un pecado primario mayor para un presidente no saber ejercer el poder que le brinda el cargo. Siendo Presidenta se dejó influenciar y manejar por José López Rega, por políticos, por militares, por organizaciones y por cúpulas de dirigentes gremiales y sindicales corruptos que la llevaron a implementar políticas distanciadas de los requerimientos del momento y a permitir políticas represivas que condujeron a su gobierno a un caos desenfrenado.

El periodo Cámpora-Lastiri-Isabelita aquejado por la crisis económica, social y de poder se sentía en todos los ámbitos y ordenes del vivir diario; de este periodo, hago expresa exclusión al tiempo del tercer mandato de Perón, porque, aunque otros piensen de modo diferente entiendo que el General, si bien

---------------------------------------

(5) Castro Nelson. Enfermos de poder. Buenos Aires. Editorial Vergara Editor S.A. 2009, pág.163.

fue “manoseado” por su entorno, el conjunto de personas de ese entorno no lo pudieron “manejar” tan a piacere como hubiesen querido. Quizás me equivoque, pero cuatro situaciones por las que me tocó pasar, son suficientes indicadores (comunes) demostrativos del desajuste en el que vivía la Argentina de esos años; una Argentina en la que un significativo número de políticos, de jueces, de depositarios del poder y del orden público que conformaban la cúspide de la pirámide social, no daban, ni eran ejemplos de comportamiento y moralidad como estaban obligados a ser.

El primer indicador del desarreglo: la inseguridad con que se vivía en la capital federal y en los municipios bonaerenses, en donde la policía, vox pópuli, complicada con la delincuencia y con objetivos políticos, desatendía las necesidades de los ciudadanos.

Al respecto puedo decir algo sobre lo que ocurría en el Municipio de Morón, situado a tan solo unos cuarenta minutos en tren de Buenos Aires. Allí era tal la falta de protección policial que los propietarios de comercios y de autos de alquiler se veían obligados a contratar guardias privados (o policiales previo acuerdo pecuniario) para evitar ser asaltados o asesinados por delincuentes. Cachear a los pasajeros antes de subir a los vehículos se convirtió en una regla aceptada por todos, ante la frecuencia y “normalidad” con que ocurrían los hechos de robo de vehículos de alquiler y las muertes violentas de conductores.

El segundo indicador de la situación imperante: el arbitrio e impunidad con que miembros de gremios, sindicatos u otras asociaciones u organizaciones, que no sé identificar, atropellaban los derechos de los demás (incluso con amenazas fuertemente intimidatorias) deteniendo ómnibus y otros medios de transporte público a cualquier hora, en cualquier lugar, ciudad, calle, avenida e incluso mano de la calzada, con el objetivo de hacer partícipes forzosos a pasajeros y a choferes, de alguna de las muchas huelgas o paros declarados.

¡Podrían ser huelgas o paros de metalúrgicos, fideeros, revisteros…daba igual… el paro o la huelga se obligaba a acatar por la fuerza sin interesar si eras ajeno a ella!

¡En cuántas oportunidades habremos y habrán quedado a tempranas o a altas horas de la noche a más de medio camino de la casa, del trabajo, de la escuela…! ¡Pobre del prójimo que con urgencia necesitaba llegar a un hospital!

La ausencia de las autoridades para poner fin a este proceder sin miramiento era absoluta; nadie se atrevía a meter las narices por miedo a una reprimenda o represión posterior.

El tercer indicador significativo: la prepotencia sin control con que actuaban los agentes policiales.

A este respecto también tengo algo que decir en razón de lo que nos pasó a un estudiante peruano y a mí. En un hecho ocurrido, digamos en una madrugada cualquiera, porque no recuerdo exactamente la fecha, cuando abordamos el subte que iba de Plaza de Mayo a Plaza Miserere. El colega que iba conmigo, al ver un lugar libre en el asiento doble contiguo a la puerta de tránsito entre vagones se apresuró a ocuparlo, y en un acto solidario bien latinoamericano, achicando el cuerpo me dejó un pequeño espacio para que me sentara con media nalga al aire; ambos estábamos cansados de trajinar y aún nos faltaba hora y más para llegar a destino. Al minuto de sentarme, el hombre de unos veinticinco o treinta años, trajeado y con el pelo cortado a cepillo que ocupaba el espacio contiguo, imprevistamente empujó con brusquedad a mi compañero (yo fui a parar al suelo), y con arrogancia y encendido encono le “preguntó” amenazante: “¿Para cuántas personas es el asiento?”. Martín sorprendido le contestó inocentemente encogiéndose de hombros: “Para dos…pero bien entramos dos y medio porque somos delgados”. El individuo irritado, con prepotencia le ordenó que se levantara y que nos fuéramos del lugar (yo hacía un buen rato que estaba de pie después de la caída)…Mi colega ni corto ni perezoso le subrayó que no se levantaría, al tiempo que le exigió a que le dijera quién era él para compelerle a que abandonara el asiento y el vagón. De inmediato el hombre metió la mano dentro del archivador o maletín que llevaba consigo, y extrajo un revólver a medias… solo a medias, porque Martín se abalanzó sobre él apretándolo contra la pared lateral. Al entender lo que estaba sucediendo en ese momento, también me tiré encima del sujeto…Aunque cueste creerlo nadie se atrevió a intervenir porque el hombre de marras al intentar sacar el arma echó al piso por descuido una placa identificatoria de la policía federal. Pasado el revolcón del asiento, el policía fuera de sí, nos juró que nos mataría a ambos ni bien bajáramos del subte, y a viva voz nos dijo: “Paraguayos de mierda los voy a tumbar”... “Muertos de hambre”… “Hijos de puta que vienen acá por miserables”… “Ni siquiera mandioca tienen para comer”…. Por supuesto Martín no se molestó en aclararle que él no era paraguayo sino peruano. Pasaron dos o tres estaciones y no podíamos bajar porque cada vez que intentábamos hacerlo el policía venía detrás de nosotros. Al final decidimos que descenderíamos en la estación en donde hubiera más gente, y así lo hicimos; pero ni bien pusimos el pie en el andén, el policía con el revólver en la mano nos persiguió enloquecido insultándonos a voz en cuello. La aparente tranquilidad que teníamos se esfumó cuando caímos en la cuenta que la gente que había bajado con nosotros, atemorizada por el arma y los gritos desaforados, desapareció como por arte de magia…de pronto todos se habían ido…, nos habíamos quedado solos a merced del energúmeno. El que Martín fuera “un cholo duro” (como el mismo acostumbraba decir) creo que nos salvó la vida; el cholo sin pensar mucho decididamente embistió al policía derribándolo al suelo; esa acción nos permitió llegar a la salida del túnel, correr, y abordar el primer taxi que se nos cruzó por enfrente.

Los poderes que otorgaron a la policía para apresar, fuera de los preceptos de la ley, a los opositores al gobierno, convirtieron a los uniformados en dueños de la vida de la ciudad y de su gente.

¡Gozaban de total impunidad!

Muchas veces llegué a preguntarme: ¿quién, en salvaguarda de nuestra seguridad, controla a los agentes de civil que deambulaban a toda hora por la ciudad de Buenos Aires cometiendo ilegalidades? Nunca encontré la respuesta, pero dejé de preguntarme cuando el acostumbramiento por repetición de sucesos, hizo que los vaya incorporando a mi esquema de vida. A partir de ese momento dejé de observar los atropellos como hechos extraordinarios.

El cuarto indicador trascendente: la inmovilidad de las oficinas públicas ante cuestiones que requerían decisiones; ningún jefe arriesgaba una firma en el papel sin que antes el mismo recorriera varias veces y meses toda la institución.

Pasado los años confieso que una cosa debo admitir…, que las frases del General Perón: “El pueblo del Paraguay merece nuestro cariño”…y, “Desde hoy los paraguayos serán compatriotas de todos los argentinos. Esta debe ser una consigna de honor nacional.”, cuando menos para el policía en cuestión, y para algunos funcionarios públicos con los que me tocó tratar cayeron en saco roto.

 

 

-6-

De relaciones y similitudes

Desde que irrumpió como figura en el escenario político, Perón tuvo muy claro el valor, la importancia y el provecho que daría mantener buenas relaciones con vecinos próximos y allende a ellos; a esa “cultura” de la buena vecindad, avispado como era le agregó un aditamento propio, el de la “amistad”…, amigo para lo que hubiere lugar, amigo de los pueblos, amigo de los presidentes, amigo de (ciertos y determinados) líderes de partidos políticos de igual, similar o diferente ideología; siempre amigo, y mejor aún cuando la amistad facilitara objetivos de momento y futuros. Esta política le rindió buenos frutos sin lugar a dudas: con el Partido Colorado del Paraguay que lo acompañó en las buenas y en las malas, y con el Partido Comunista del Brasil (liderado por Luis Carlos Prestes, antifascista declarado desde antes que su esposa Olga Benario Gutmann fuera deportada a Alemania por el régimen de Getulio Vargas y muriera asesinada en la cámara de gas de Ravensbrück), que en disidencia con los demás partidos comunistas del continente, en un hecho político e ideológicamente anecdótico y contradictorio repudió el golpe “Farrell-Militares” y se solidarizó con los argentinos que exigían su regreso no solo de la Isla Martín García adonde fue confinado, sino también al poder que le había sido quitado; idénticos frutos le dio su “desinteresada” amistad con los presidentes Carlos Ibáñez del Campo, Federico Cháves, Alfredo Stroessner, Anastasio Somoza, Francisco Franco, Augusto Pinochet, etc., y casi nada con Getulio Vargas y Hugo Banzer Suárez. Sorprendentemente su teoría de buenas relaciones no le brindó el resultado ansiado con su vecino más cercano y afín por historia, costumbres y cultura. El Presidente de la República Oriental del Uruguay Luis Conrado Batlle Berres, fue por mucho tiempo quizás la única piedra vecina que le hizo verdaderamente doler los callos.

Luis Batlle, líder del Partido Colorado (partido de centro-centro izquierda en el concepto de la mayoría de los grupos en los que estaba dividido), era un hombre, al igual que Juan Domingo Perón, fascinante, controvertido y duro; por lo que era ajustado a medida que ambos tuvieran enfrentamientos ideológicos, políticos y personales. El presidente uruguayo, liberal, democrático, antifascista (y antiperonista), antes que un acercamiento a Perón y a su estrategia de desarrollo, rechazó hasta el fin de la segunda presidencia del General, todo intento de inclusión en desventaja al bloque de países bajo el “líder de la soberanía de América Latina” (según calificara al General Perón el doctor Luis Alberto de Herrera, caudillo del Partido Blanco de Uruguay), y mantuvo inalterable sus exigencias sobre la necesidad de acuerdos definitivos en cuestiones de límites, y sobre la generación y aplicación de medidas reivindicatorias al Uruguay por ser un país de menor desarrollo económico relativo. El presidente argentino, casi la antítesis de Batlle, era autocrático bajo lienzos democráticos, con poder casi absoluto, nacional-populista, neutral y antiimperialista, también mantuvo firme sus pretensiones de “poner” al Uruguay dentro de su liderazgo hegemónico.

Bajo un discurrir subjetivo propio, nada demostrable científicamente, me inclino a puntualizar que la dureza de ambos mandatarios tiene mucho que ver con sus orígenes y con las situaciones de vida pasadas por los mismos. Luis Batlle Berres tenía ascendencia irlandesa por parte de su tercera abuela (tatarabuela) Petrona Berres y Mac Entyre, y al quedar huérfano se crió fuera del hogar paterno (con sus tíos); Juan Domingo Perón tenía ascendencia escocesa por parte de su bisabuela Ana Hughes McKenzie (nacida en Londres pero de origen escocés), y ascendencia vasca (francesa) por parte de su abuela (Dominga Duteil Bergougnan), y también tuvo que criarse fuera del hogar (con sus tías paternas para asistir a la escuela). Si ambos heredaron algo del carácter de sus ascendientes irlandeses, escoceses y vascos, sería razonable admitir que esta circunstancia, cuando menos, algún efecto marginal o tangencial tuvo que haber tenido en sus respectivas personalidades.

Al margen de la confrontación entre ambos, es significativo hacer hincapié en el hecho que Uruguay en ese periodo de la historia, era el país más predispuesto a recibir a los extranjeros exiliados o en busca de asilo, el más tolerante con los políticos desterrados de Argentina y Paraguay y el menos apegado a las dictaduras (incluso rompió relaciones con Paraguay cuando la policía paraguaya atropelló su embajada en Asunción con el fin de apresar a los opositores al gobierno refugiados en ella).

Ignoro si los antecedentes sobre el modo de regencia de los asuntos del Estado; si el etéreo, sutil y pasajero guiño del Partido Comunista Brasilero a Perón; si el llamado al diálogo del General al Secretario de la Federación Obrera de la Carne , José Peter, de filiación comunista, y al dirigente sindical de los trabajadores de los yerbales, Marcos Kaner, también de filiación comunista; si el espacio que obtuvieron algunos intelectuales como Rodolfo Puiggrós (ex miembro del Partido Comunista argentino) en el gobierno justicialista; si sus discursos antinorteamericano, antibritánico y antiimperialista en general; si su interés en construir un bloque sudamericano en el que Argentina fuera la cabeza; si su brega a favor de la tercera posición; si las misivas y mensajes que enviaba el líder a las dirigencias de la juventud peronista, fueron en su conjunto los hechos que sedujeron a los jóvenes para creer con tanta firmeza que obtendrían el visto bueno de Perón… Pudieron haber sido, pero anido dudas al respecto, ya que estos compañeros eran jóvenes intelectuales, por ende, se supone inteligentes, y como tales no deberían dejarse cautivar tan fácilmente con versos políticos como para no captar la verdadera realidad; aunque aquí, respecto a cómo actúan en estas cuestiones los intelectuales, también cabe analizar con detenimiento los párrafos escritos en las páginas 63 y 64 del libro “ La Democracia Derrotada ” de Rodolfo Pandolfi y Emilio Gibaja.

“Benda dice que quienes son auténticamente inteligentes analizan y en caso necesario contrarían el realismo de los profanos, mientras que casi todos los intelectuales de hoy adhieren a un realismo que consiste en razonar a partir de lo que está de moda y se aterrorizan por la idea de ser considerados despaciosos o anticuados.”

“En cuanto al intelectual moderno, se deja deglutir por las pasiones políticas. Quiere mostrar la profundidad de su espíritu crítico, la audacia de su imaginación, el fervor de su rebeldía idealista.”

¿Habrán leído las expresiones vertidas por el ex presidente en la entrevista exclusiva que le hizo el periodista de la Revista Triunfo , Carlos María Gutiérrez en mayo de 1970 en España (pág. 21)?

C.M.G. -¿Esa diversidad de estilos dentro del peronismo no puede ser obstáculo para el éxito del objetivo?

J.D.P.-Dentro del movimiento peronista (…) Porque en política, el que quiere conducir solamente a los buenos, al final queda rodeado de muy pocos. Y en política, con muy pocos no se hace mucho (…).

C.M.G.-A la distancia, (…) ¿A esta altura, usted sigue creyendo necesario mantener ese equilibrio entre sectores contradictorios, o se inclinará hacia los partidarios de la violencia directa?

J.D.P.-Bueno, para hablar de eso, hay que darse cuenta de que todo este proceso requiere una conducción. La conducción política impone la necesidad de un dispositivo articulado, no rígido, porque si no, usted no puede maniobrar en el campo político. Hasta que el hecho revolucionario llegue a producirse, es necesario conducir a las fuerzas de la mejor manera: bien articuladas, es decir, con un dispositivo. Ese dispositivo impone tener un sector capaz de dialogar; otro, ofensivo, otro, activista, que cumple instrucciones determinadas. La articulación del movimiento actúa en varios sentidos: una rama política, una rama sindical, una rama de la juventud y las formaciones especiales, que son grupos de activistas. Todas las fuerzas que juegan dentro del peronismo son fuerzas que han sido articuladas para una mejor conducción. Aquí no se puede crear a dedo; los conductores para esta lucha no se hacen, nacen. Y hay que usarlos de acuerdo a eso. A medida que han aparecido, he ido utilizándolos. (negritas son del autor).

El grupo de profesionales argentinos partícipes de la situación estaba formado en un noventa por ciento por simpatizantes o miembros de la juventud peronista, y en un diez por ciento por jóvenes de ideología indescifrable; en cambio el grupo de directores y profesores estaba constituido en una alta mayoría por personas de concepción política-ideológica conservadora y con fuerte simpatía hacia los países del norte, muy especialmente hacia los Estados Unidos de Norteamérica; afirmación validada a posteriori por los cargos que fueron ocupando en la Junta Nacional de Granos, en la Junta Nacional de Carnes, en las instituciones gubernamentales e incluso en organismos internacionales que requerían del “empuje” o apoyo del gobierno, como el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

Quién era qué en los momentos previos era fácil de intuir; el que comulgaba o era afín con las ideas peronistas, lo demostraba y lo hacía sentir con mayor fuerza cada día, y el que no coincidía con esas ideas permanecía aparentemente indiferente o alejado de los acontecimientos.

En las semanas en las que todo exudaba política por los poros y grietas, y se sucedían las reuniones en forma ininterrumpida, los que en sus comunidades hacían política activa se hicieron visibles porque pronto ejercieron su liderato en diferentes grupos. Consecuentemente con ello surgieron los reclamos (que después se transformaron en exigencias) de cambios en los planes de estudio, del porqué de materias que figuraban o que no figuraban en el currículum, de porqué tantas horas de clase y no tantas otras, de la necesidad que uno u otro fulano de tal tendencia viniera a dictar una conferencia, etc.

Durante ese proceso de dares y tomares, fue que apareció en escena el doctor Domingo Laíno para dar una charla sobre la situación en el Paraguay. El hecho nos molestó muchísimo a algunos por varios motivos importantes y significativos: primero, porque fue traído por afinidades ideológicas y no porque estuviera contemplado en los planes de estudio (nada tenía que ver con los mismos); segundo: porque lo trajeron sin que fuéramos consultados y/o avisados los connacionales que estábamos cursando materias; tercero: porque el doctor Laíno (careciendo de conocimientos en materia de nuestra profesión) con el objetivo de demostrar que nada se había hecho o que todo estaba mal hecho en Paraguay, indirectamente nos infamó profesionalmente emitiendo opiniones erradas referidas al campo en el que estábamos trabajando; cuarto: porque creó una vergonzosa discusión entre coterráneos frente a un auditorio que lo único que le interesaba era presentarlo como un sobresaliente opositor al régimen de Alfredo Stroessner. Personalmente debo expresar, aunque por ello sea considerado un troglodita, que no estuve, ni estoy de acuerdo con que el mismo haya denostado contra todo el país solamente para refulgir su condición de opositor. Acepto la posibilidad de ser un troglodita, pero es bueno también aclarar que no soy el único, ni estoy solo; me acompañan mis amigos argentinos que me contagiaron aquello de: “a la Argentina solo los argentinos la podemos criticar”; una frase muy aplicada porque en las charlas de café cuando queríamos expresar nuestro desacuerdo o conformidad, o queríamos hacer nuestras propias críticas, apoyadas en lo escrito en el singular libro de Alfredo Grassi “Me tenés podrido, Argentina”(1), más temprano que tarde algunos de los amigos nos “frenaba” demostrando su disconformidad con los comentarios “del exterior”; y les doy la razón porque en la realidad los latinos somos sensibles a las críticas que los extranjeros hacen sobre nuestros países.

Alex, no me mire con esos ojos, ni tampoco se haga cruces por lo que digo, porque al final de cuentas el significado de lo expresado no es otro que: “en el fondo la crítica nos hace pasar y sufrir vergüenza ajena”. No me diga que entiende porque

--------------------------------------

(1) Me tenés podrido, Argentina, en 1971, una novela de Alfredo Grassi, que se inspiró en un autoadhesivo que había sacado Eskabe, la marca de calefactores, que decía: “Argentina, ámela o déjela”. El libro se vendió muchísimo hasta que la Tía Valentina , la famosa comentarista de televisión, dijo que tendrían que prohibir un libro con ese título. Y lo prohibieron con un decreto-ley que reprimía las actividades comunistas, lo que era un disparate. A fines del ’72, Lanusse firmó un decreto levantando la prohibición del libro. Tomado de la entrevista hecha por Silvina Friera a Daniel Diviski. Publicado el 23 de agosto de 2007 en Cultura & Espectáculos.

no le creeré, los anglosajones jamás nos entenderán.

Apenas pasados unos días del hecho, a los muchachos peronistas activistas de la Escuela no se les ocurrió mejor idea que la de lastrar mi persona como “stronista” (partidario de Stroessner). Pocos días después me enteré quién fue el de la brillante afirmación, y fui a encararlo; le pregunté si qué tenía por cerebro, y me respondió con evasivas; lo que no logró impedir que le hiciera una pregunta más directa aún.

-¿Qué diferencia existe entre ser peronista y ser “stronista”?

Sorprendido por el atrevimiento me contestó:

-Para mí no existe punto de comparación; Perón es amor al pueblo y a los pobres… Perón y Evita dieron todo por los pobres; Perón es un patriota, nacionalizó empresas para el pueblo; construyó casas para los necesitados, levantó el agro, las industrias y…

-¿Y eso significa qué cosa? –le pregunté interrumpiéndolo.

-¡Que no son comparables! –me respondió personalizando la pregunta.

-Eso no quita que sean semejantes –apostillé ni bien me di cuenta de la personalización que había hecho.

-¡No lo son! –afirmó encendido, a sabiendas que la respuesta se volvía obvia al haber dado carácter personal a la pregunta original.

-Si para ti eso significa que no existen semejanzas entre ellos está bien –contesté sin darle oportunidad para que siguiera polemizando.

Mi interlocutor se alejó; quizás debió recordar aquello de: “Al sabio, una sola palabra le basta”; y aunque los dos estábamos a años luz de ser sabios no se arriesgó a caer en afirmaciones y negaciones que recíprocamente se destruyen.

Perón estructuró su gobierno en una trilogía: Ejército, Policía y Confederación General de Trabajadores; Stroessner también asentó su gobierno en una trilogía: Gobierno, Fuerzas Armadas y Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado); ambos llegaron a la presidencia a través de golpes de Estado camuflados; ambos eran de profesión militar; ambos sostenían relación de amistad con dictadores del continente y extra continente; ambos mantenían lazos especiales con el dictador nicaragüense (Somoza Debayle dio asilo a Perón, y Stroessner dio asilo a Somoza); ambos se declaraban auténticos nacionalistas pero utilizaban el nacionalismo según conveniencia; ambos eran populistas (para muchos en su acepción peyorativa); ambos eran pro germanos (Stroessner por ascendencia-hijo de padre alemán nacido en la ciudad de Hof-Estado Libre de Baviera) y Perón por convicción; ambos brindaban ayuda y protección a nazis buscados como criminales de guerra; ambos permitían la tortura como método para eliminar opositores; ambos eran del parecer que la democracia debía dejar su espacio al poder militar; ambos afirmaban regir para el pueblo pero no admitían el disenso de la población con sus gobiernos; ambos autoproclamaban sus gobiernos como democráticos cuando que en realidad gobernaban con métodos dictatoriales; ambos utilizaban la coerción y la coacción para forzar autocensuras, voluntades y conductas; ambos utilizaban la clausura para acallar a los medios de comunicación.

“Es importante señalar que las tendencias pro germanas fueron previas a la aparición del nazismo y tuvieron gravitación en importantes sectores del Ejército. En (…) como Juan Domingo Perón, que había impuesto, como profesor de la Escuela Superior de Guerra, la doctrina militar de Von der Glotz, Karl Von Clausewitz y el conde Schlieffen.

Señala Vicente Massot en ‘Las Ideas’ de esos hombres (Buenos Aires-Sudamericana, 2007) que en su biblioteca Perón había acumulado 3420 libros. ‘Llama la atención – agrega- no la cantidad de títulos referidos a estrategia, logística, armamentos, reglamentos e instrucciones castrenses y conducción, lo cual es enteramente lógico, sino el altísimo porcentaje de pensadores de origen germano. En el catálogo publicado (…) La importancia que revisten estos autores en el ideario del fundador del Justicialismo está dada por el hecho que en el discurso de Perón, no hay solución de continuidad entre conflicto y política’.

Al final de su vida Perón se sintetizó a sí mismo de esta manera: ‘Todos mis métodos son militares. Mi táctica y mi estrategia política están extraídas de los textos que me son familiares’.”(2)

Al parecer, los dos “eran igual que lo mismo”.

*

¿Relación de amistad, nacionalismo compartido, ideología nazi-fascista, o solamente un suceso curioso?

Parte de la entrevista realizada a Juan Enrique Ramón Queraltó (fundador de la Alianza Libertadora Nacionalista), por el periodista de la publicación "Todo es Historia". Gerardo Bra.

“Actualmente está en los setenta y cuatro otoños. En la década del 40 era un joven fogoso. Por aquellos años el coronel Juan Domingo Perón (oficial de infantería, viudo, 42 años, ex Agregado Militar en Italia) se asomaba al panorama político a través del inadvertido Departamento de Trabajo -luego Secretaría de Trabajo y Previsión Social-. Queraltó agrupó a una gran mayoría de nacionalistas y dirigió una presencia tumultuosa, a la vez que aguerrida, acusada de estar teñida de nazismo, que se proyectó en aulas y calles en una lucha abierta, a veces cruenta, y en ocasiones esencialmente doctrinaria. Esa organización se llamó Alianza Libertadora Nacionalista, y adhirió al peronismo desde su primera hora.”(negritas del autor).

------------------------------------------

(2) Rodolfo Pandolfi - Emilio A. Gibaja. La Democracia Derrotada. Buenos Aires. Editorial: Lumiere Ediciones. 2008, págs. 46, 47.

“Su testimonio es historia viva. (...) aún muchos se preguntarán si la Alianza Libertadora Nacionalista que lideró fue una fuerza de choque, el nacionalismo en acción, una genuina forma de

enfrentar los avances del comunismo o, simplemente, un instrumento del GOU...

Este es su testimonio:

-¿Cómo se produjo el acercamiento al Peronismo?

-Mi primer encuentro con Perón tuvo lugar en el antiguo edificio del Ministerio de Guerra (Viamonte y Callao). Un día anunció que iba a formar el GOU civil. La reunión constitutiva se efectuó en el estudio del doctor Rayces y Bonifacio del Carril. El Padre Wilkilson nos leyó los principios del GOU; luego nos tomó juramento y nos dio a besar un crucifijo. Al poco tiempo, Perón convoca una reunión, a la que asisten, entre otros, el coronel Ramírez, el teniente coronel Lagos, el mayor Ferrazzano, Mario Amadeo, Juan Pablo Oliver, Bonifacio Lastra y yo. Nos dice: "Les voy a hacer un anuncio: me haré cargo del Departamento de Trabajo y desde ese organismo voy a hacer la revolución que necesita el país"...

-Fue, entonces, que comenzó un período de bonanza para su movimiento...

-Hasta que se declara la guerra al Eje, declaración que lleva la firma de Perón. Eso ocurrió pocos días antes de finalizar la contienda. A nosotros nos pareció una barbaridad. Nos opusimos, lo que nos costó ir nuevamente a la cárcel (…).

-Después que asume Perón la presidencia, ¿qué ocurre con la

Alianza?

-Todo va bien hasta que viene lo de Chapultepec. Para nosotros era una traición, o sea la integración latinoamericana bajo el liderazgo de Estados Unidos. Y lo malo que Perón lo propiciaba. Entonces hicimos ruido por todos lados; inclusive el simulacro de arrojar una bomba desde un avión al Congreso, para que los legisladores no aprobaran el Tratado. Eso nos acarrea que nos manden a la cárcel. Pero al poco tiempo Perón me llama y me felicita, y da la orden de que se ponga en libertad a todos los aliancistas presos. Sigue luego un período de relativa tranquilidad. Los aliancistas nos limitamos al adoctrinamiento, dando conferencias (…).

-¿Cuál fue la reacción de Perón ante el atropello?

-A los quince días de encierro consigo enviar una comunicación a Perón. Me manda llamar y me dice: "Lo sé todo. Desensille hasta que aclare. Lo voy a mandar al extranjero". Me designaron en la Embajada Argentina en el Paraguay. Yo no quería ir, pero en el ínterin Borlenghi me manda matar. (…)El Juez Black que entiende la causa cita a Kelly varias veces pero éste no comparece. En ese entonces es tiroteada mi casa, que estaba ubicada en Floresta y donde vivía mi padre. Resuelvo ir a Paraguay. Allí despliego una acción destinada a la distribución en escuelas de elementos enviados por la Fundación Eva Perón. Trato, también, de unir a argentinos y paraguayos, para coadyuvar a una conciencia latinoamericanista.

-¿Qué pasó con usted cuando sucede la Revolución Libertadora ?

-Me echan de la Embajada. Hasta hubo un intento de llevarme a Buenos Aires por la fuerza. Me niego a volver. Entonces me quieren secuestrar, lo cual fue frustrado por personal militar del Batallón Escolta del Presidente Stroessner. Al siguiente día me presento al general Stroessner, quien me dice: "Vea Queraltó. Si usted ha cometido delito alguno están las leyes de extradición, pero que se lo vengan a llevar por la fuerza no lo vamos a permitir". Me quedo, pues, en Paraguay, donde con el tiempo vuelvo a sufrir otro intento de secuestro.

-¿En qué año regresa al país?

-En 1969, cuando gobernaba el general Onganía. Pero recién en 1973 reorganizo la Alianza , durante el gobierno de Cámpora. En esa época redacto un manifiesto que es publicado en casi todos los diarios del país, por expresa orden de Perón. La reorganización de la Alianza -que ocupó un edificio ubicado en Cangallo 1251- se dio durante los gobiernos de Cámpora, Perón e Isabel Perón, hasta que ocurre el golpe de 1976 y debo regresar al Paraguay. Vuelvo al país en 1982...”. (3)

“(…) Del Paraguay repatrió al antiguo jefe de la Alianza , el nazi Juan Queraltó, quién dirigía un night club en Asunción por donde pasaba el tráfico de drogas.” (4)

“Ajenos a los nuevos vientos políticos, en junio de 1948 militantes de la Alianza Libertadora Nacionalista atacaron la Sociedad Deportiva Bar Kochba y en julio colocaron una bomba de

estruendo en una sinagoga ubicada en la calle Libertad. Para entonces, la organización acaudillada por Juan Queraltó se había convertido en un estorbo para el gobierno peronista.” (5)

*

¿Similitud cierta o solamente anecdótica?

En la orden secreta del General Perón a su Ministro de Asuntos Políticos Román A. Subiza, se lee al final la siguiente frase, escrita de puño y letra, con signo de admiración y triple subrayado:

“¡Al enemigo, ni justicia!” (6)

≡≡≡≡≡≡≡≡≡ ≡≡≡≡≡≡≡≡

En el documento “Los presos políticos del Paraguay”, escrito por el doctor Ignacio Fernández, se lee lo siguiente: “…la sentencia de Stroessner es terminante: ¡Que revienten! Así ha contestado a las personas que se atrevieron a hablarle de la salud de los presos.”(7) (negritas del autor).

-----------------------------------------------

(3) Publicado por Agrupación Patriótica AURORA. Etiquetas: Alianza Libertadora Nacionalista, Interés General.

(4) Verbitsky Horacio. Ezeiza. Editorial Contrapunto S.R.L. 1985. Buenos Aires. Publicado en el website: http://www.elortiba.org/.

(5) Bardini Roberto. bambupress@iespana.es. Periodista argentino radicado en México.

(6) http://lasegundatirania.blogspot.com/2009/08/nota-pasada-por-el-dictador-al-senor.html

(7) www.ruinasdigitales.com/cristianismoyrevolucion/cyrlospresospoliticosenelparaguay -

La controversia duró lo bastante como para entibiar los

ánimos, aunque hubiera podido subir más de tono recordando que la necedad hace estragos en los individuos que esconden la verdad detrás de respuestas mentirosas.

Si aquel compañero ocasional hubiera sabido que mis hermanos y yo, cuando rondábamos la adolescencia, ni siquiera podíamos obtener la cédula de identidad policial (requerida hasta para inscribirse en el colegio) sin tener que recurrir a algún

vecino amistoso que tuviera un amigo dispuesto a enfrentar las consecuencias si era denunciado, no hubiera tenido el coraje de hacer correr rumores sin fundamento.

 

 

-7-

La psicosis imperialista y comunista

Al momento de la controversia, ni inmediatamente después pensé en demasía sobre la situación política y social que estaba viviendo Argentina, porque sentía enojo por la manera en que se estaban desarrollando las cosas en nuestro ambiente; éstas ya habían pasado sobradamente del campo de la contraposición teórica de ideas y del debate puro e impersonal, a la controversia personal. Era una mala señal para una convivencia prolongada.

Cuando me di cuenta que los jóvenes peronistas que no tenían militancia dirigencial eran en realidad idealistas, sencillos, ingenuos, impetuosos, leales a sus principios y rebeldes ante la injusticia como cualquiera de los jóvenes de todas las épocas, el malestar dentro de mí desapareció paulatinamente y empecé a interiorizarme acerca de lo que estaba ocurriendo realmente con ellos, siempre manteniendo distancia con los dirigentes de base de la institución (así es como se autodefinían). Me interesó profundamente “el porqué” y “el de dónde” venían los motivos de tanta tensión y crispación de la ciudadanía argentina, y en especial de esos compañeros que hasta unos meses atrás no tenían en la mente otra cosa más que estudiar. Las respuestas las encontré en lo que yo llamo el periodo “de Perón a Perón”.

Durante ese periodo, la población argentina tuvo que deambular por dos “revoluciones”: la denominada “Revolución Libertadora” y la “Revolución Argentina”; ambas lideradas por militares golpistas. La primera de ellas cuyo principal objetivo político fue la llamada “desperonización” de la Argentina , rebasó todo sentido común al obstaculizar y/o prohibir de manera irracional la mención pública del nombre del General; hecho idéntico a lo que acontecía en Paraguay, donde también estaba vedado mencionar en medios de difusión pública los nombres de algunos políticos (incluso colorados), y ejecutar músicas representativas de los partidos políticos de oposición.

La “Revolución Libertadora” en primera instancia sentó y posteriormente quitó del sillón presidencial al General Eduardo Lonardi, un militar que había participado en un intento y en el golpe final que derrocó a Perón en 1955; duró en su mandato aproximadamente dos meses; en segundo lugar ubicó en el sillón al General Pedro Eugenio Aramburu Cilveti (1955-1958) quien no pudiendo más lidiar con los efectos resultantes de la ejecución del General Juan J. Valle y de otros 17 insurrectos, con las huelgas, con los sabotajes y con los enfrentamientos con Comandos de la Resistencia Peronista , se vio obligado a llamar a elecciones en las que no podía participar el proscripto justicialismo.

El ganador de las elecciones, apoyado por varios sectores políticos y religiosos, fue Arturo Frondizi (1958-1962), abogado radical del MIR. Con el poder de sus atribuciones cercenado en parte por la charretería, se vio obligado (según algunos politólogos) a otorgar a las fuerzas armadas la autorización correspondiente para reprimir los actos de protesta de los sindicatos de obreros, y para juzgar a sus dirigentes en tribunales militares (Plan Conintes-Conmoción interna del Estado). Arturo Frondizi fue apresado, depuesto y recluido en la Isla Martín García por las fuerzas armadas.

El siguiente “bendecido” por los militares para ocupar la Casa Rosada fue José María Guido, radical intransigente, pero rendido a las charreteras argentinas (aceptó por escrito cumplir con las directrices militares en cuanto a la política a seguir). Disolvió el Congreso, anuló las elecciones efectuadas durante la presidencia de Frondizi, en las que el peronismo habilitado por el ex presidente había ganado las gobernaciones de la mayoría de las provincias. Proscribió otra vez al peronismo y llamó a nuevas elecciones.

El siguiente presidente, no ya de facto sino electo, fue el doctor Arturo Illía, antiguo afiliado a la Unión Radical del Pueblo.

Los estudiantes más jóvenes de la Escuela vieron pasar muy tangencialmente esta triste, tumultuosa y perturbadora etapa de la historia argentina, pero sí vivieron la que siguió.

Durante el gobierno del presidente Illía el peronismo siguió proscripto con la misma intensidad de antes; tanto así que a su fundador no lo dejaron pisar Argentina cuando trató de volver de su exilio (la aeronave que lo traía ni siquiera pudo decolar hacia Buenos Aires desde el aeropuerto de Río de Janeiro, y el ex presidente forzosamente tuvo que regresar a España).

Otra vez descontentos los militares de la “Revolución Argentina”, quienes evidentemente solo habían aflojado a medias la cuerda pero nunca la habían soltado, apartan del sillón presidencial al doctor Illía e instauran una muy dura dictadura, que se propone por medio de persecuciones hacer desaparecer al justicialismo de la Argentina , y de la faz de la misma tierra si les fuera posible hacerlo.

Los militares que sucedieron al doctor Illía fueron: el General Juan Carlos Onganía Carballo (depuesto por la Junta de Comandantes); el General Roberto Marcelo Levingston Laborda (también depuesto por la misma junta); y el General Alejandro Agustín Lanusse Gelly.

Durante la gestión del General Onganía aparecen los grupos armados Montoneros y Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), los que unidos a movimientos sociales intentan cambiar el modelo militarista impuesto, y hacer posible el regreso de Perón utilizando como medios el desorden y la violencia. Los sucesos, más conocidos internacionalmente, que tuvo que enfrentar el General Onganía fueron el denominado Cordobazo, y el secuestro y asesinato del ex presidente General Pedro Eugenio Aramburu.

Un hecho políticamente significativo y que excita curiosidad, porque dio origen a la novela “El Cónsul Honorario” (escrita por Graham Greene), fue el apoyo dado por el General Presidente Alfredo Stroessner al General Presidente Juan C. Onganía en su lucha contra la insurgencia, y por enlace a los métodos empleados.

El meollo del artículo que hace referencia al hecho debe ser interpretado en su momento histórico, es decir, cuando aún no corría la tendencia de la no negociación con guerrilleros (la que aún hoy en día no es muy tomada en cuenta en algunos países como Italia).

“… En la semana santa de 1970, hace 40 años exactos, el cónsul paraguayo Waldemar Sánchez fue secuestrado en Buenos Aires por un grupo insurgente que todavía ni tenía nombre, pero que a partir de ese día, obligado a emitir y firmar comunicados, se llamó FAL: Frente Argentino de Liberación, aunque más tarde mutó a Fuerzas Argentinas manteniendo la sigla.

El diplomático, de 56 años, cumplía funciones en la ciudad correntina de Ituzaingó y había bajado a Capital para vender su Mercedes Benz con chapa diplomática. Dos guerrilleros, que ya tenían el dato, se presentaron en su hotel como posibles compradores; convencieron al cónsul para que los acompañara a probarlo por los bosques de Palermo, donde lo redujeron, y se lo llevaron a una casa en Carapachay.

Pero el motivo del secuestro no era económico: ni siquiera se quedaron con el Mercedes. Lo que buscaban en realidad era exigir que el gobierno de Onganía reconociera que tenía detenidos y bajo tortura a dos militantes de esa organización que todavía no se llamaba FAL…(…)

En rigor, la indiferencia de Stroessner era casi obvia, y, de hecho, la intención de FAL era secuestrar a algún pez gordo, pero les resultó imposible intentarlo con el embajador de Alemania Federal y el cónsul del Reino Unido en La Plata. Y ante la necesidad apremiante de frenar el suplicio de sus compañeros, tuvieron que conformarse con esa presa menor que fue abandonada a su suerte sin mayor disimulo por las autoridades argentinas y paraguayas…”. (1)

*

“A fines de marzo de 1970 tuvo lugar la visita del mandatario paraguayo, general Alfredo Stroessner, a Buenos Aires, en un contexto particularmente difícil, debido al secuestro del cónsul paraguayo en Ituzaingó (Corrientes), Waldemar Sánchez, por parte de un grupo guerrillero - el Frente Argentino de Liberación (FAL)-. El FAL secuestró a Sánchez como “reconocido agente de la CIA y representante de la dictadura de Stroessner”, exigiendo, a cambio de su liberación, la de dos de sus hombres, Carlos Dellanave y Alejandro Baldú.
No obstante este grave incidente, el presidente Stroessner respaldó a Onganía. El canciller paraguayo, Raúl Sapena Pastor, despejó toda incertidumbre al respecto sosteniendo que “no hay nada que nos haga perder la amistad y confianza que tenemos con el gobierno del general Onganía”. (2)

El “Cordobazo”, ocurrido el 29 de mayo de 1969 en la

---------------------------------------------

(1) Hendler Ariel. violencia de los 70. El secuestro del cónsul paraguayo. Diario Clarín. 3/4/2010. Bs. As. Argentina.

(2) Historia general de las relaciones exteriores de la Rca. Argentina. Website: Universidad del CEMA. Bs.As. Argentina.

ciudad industrial de Córdoba, fue el pico o el desenlace de una

serie de movimientos de protesta obrero-estudiantil que venían sucediéndose en todo el país con el beneplácito de una buena parte de la ciudadanía y del clero. Un estallido popular de dimensiones en contra de las injusticias, de los atropellos a instituciones laborales, estudiantiles y particulares, de los apresamientos, de los asesinatos y de los abusos de poder que se tradujo en batallas campales callejeras en donde se utilizaron todo tipo de armas y en donde no faltaron los saqueos y asesinatos. El número de apresados, heridos y muertos hasta el presente es incierto.

El 29 de mayo de 1970, primer aniversario del sangriento “Cordobazo”, el General Pedro Eugenio Aramburu, ex presidente de la nación fue secuestrado por la organización guerrillera político-militar “Montoneros”, identificada con la izquierda peronista. Aramburu, uno de los principales militares que derrocó a Perón en 1955, fue “enjuiciado”, encontrado culpable y ejecutado.

“Montoneros-comunicado Nº 3”

31 de Mayo de 1970

Al pueblo de la Nación :

En el día de la fecha, domingo 31 de mayo de 1970, la conducción de nuestra organización, constituida en Tribunal Revolucionario, luego de interrogar detenidamente a Pedro Eugenio Aramburu, declara:
I- Por cuanto Pedro Eugenio Aramburu se ha reconocido responsable:
1º) De los decretos 10.362 y 10.363 de fecha 9 de junio de 1956 por los que se "legaliza" la matanza de 27 argentinos sin juicio previo ni causa justificada.

2º) Del decreto 10.364 por el que son condenados a muerte 8 militares, por expresa resolución del Poder Ejecutivo Nacional, burlando la autoridad del Consejo de Guerra reunido en Campo de Mayo y presidido por el General Lorio, que había fallado la inocencia de los acusados.

3º) De haber encabezado la represión del movimiento político mayoritario representativo del pueblo argentino, proscribiendo sus organizaciones, interviniendo sus sindicatos encarcelando a sus dirigentes y fomentando la represión en los lugares de trabajo.
4º) De la profanación del lugar donde reposaban los restos de la compañera Evita y la posterior desaparición de los mismos, para quitarle al Pueblo hasta el último resto material de quien fuera su abanderada.
II- Por cuanto el Tribunal lo ha encontrado culpable de los siguientes cargos, que no han sido reconocidos por el acusado:
1º) La pública difamación del nombre de los legítimos dirigentes populares en general y especialmente de nuestro líder Juan Domingo Perón y nuestros compañeros Eva Perón y Juan José Valle.
2º) Haber anulado las legitimas conquistas sociales Instauradas por la Revolución Justicialista.

3º) Haber Iniciado la entrega del patrimonio nacional a los intereses foráneos.
4º) Ser actualmente una carta del régimen que pretende reponerlo en el poder para tratar de burlar una vez más al pueblo con una falsa democracia y legalizar la entrega de nuestra patria.

5º) Haber sido vehículo de la revancha de la oligarquía contra lo que significaba el cambio del orden social hacia un sentido de estricta justicia cristiana.

El Tribunal Revolucionario Resuelve:

1º) Condenar a Pedro Eugenio Aramburu a ser pasado por las armas en lugar y fecha a determinar.

2º) Hacer conocer oportunamente la documentación que fundamenta la resolución de este Tribunal.

3º) Dar cristiana sepultura a los restos del acusado, que sólo serán restituidos a sus familiares cuando al Pueblo Argentino le sean devueltos los restos de su querida compañera Evita.

¡Perón o Muerte! ¡Viva la Patria ! (negritas del autor)

*

El General Levingston, sucesor de Onganía, no produjo hechos significativos durante su gobierno de aproximadamente ocho meses.

El último presidente de facto, originario de la “Revolución Argentina”, el General Alejandro Agustín Lanusse con más realismo, visión o viveza, al ver la imposibilidad de controlar por la fuerza un “país en llamas” y con la carga criminal del asesinato en masa de 16 miembros (mujeres y hombres) de organizaciones armadas peronistas y de izquierda presos en una cárcel cercana a Trelew, concibió una estrategia política, que posibilitaría una salida “limpia”, basada en el llamamiento a elecciones; sin que ello significara abandonar la barca del poder.

El periodo fue largo, denso, frustrante y probablemente condicionante o influyente en la conducta de los mozalbetes dirigentes, que veían todo color derecha en los escasos extranjeros que proveníamos de países con gobiernos militares. Los jóvenes peronistas no dirigentes o simpatizantes estaban siendo absorbidos por la propia inercia política del momento, que cada vez como una bola de nieve en la pendiente se hacía más grande y más conflictiva a medida que la fecha del retorno del General, después de décadas de exilio forzoso, se hacía más real.

Creo entender que todos esperaban, o cuando menos imaginaban, que la llegada del viejo líder sería, por fin, el momento en que la prolongada disputa interna peronista (entre la izquierda y la derecha) se definiría a favor de ellos.

En el ínterin de la santa espera, a la psicosis de ver derechistas por todos lados se le sumó la desconfianza, como resultante de la pertinaz creencia de la existencia de agentes imperialistas infiltrados en sus filas.

¿El blanco perfecto de esa psicosis quién podía ser?... El único becario financiado por la Agency for International Development; es decir el suscrito.

La A.I .D. (Agencia para el Desarrollo Internacional o Agencia Interamericana de Desarrollo, como también se la denominaba corrientemente), para los latinoamericanos de similar ideología, y muy especialmente para la juventud peronista (sé a quiénes me refiero, pero no a cuáles organizaciones juveniles…; habían tantas: “Juventud Universitaria Peronista”, “Juventud Peronista”, “Juventud Trabajadora Peronista”, “Agrupación Evita de la Rama Femenina ”, “Unión de Estudiantes Secundarios”, “Concentración Nacional Universitaria”, etc.), era en sí misma un organismo del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, que actuaba bajo la dirección de la Agencia Central de Inteligencia (C.I.A.) para espiar a través de infiltrados y/o reclutados a los gobiernos, a los movimientos, a los partidos políticos, a los profesionales y a cualquier persona importante que fuese considerada antiamericana o contraria a su doctrina o a sus intereses, para obtener y proveer datos al Departamento de Estado.

“Durante quince años Estados Unidos había dedicado recursos y esfuerzos a la captación de los dirigentes sindicales peronistas, con los cursos y las becas del Instituto para el Desarrollo del Sindicalismo Libre, dirigido por la AFL-CIO y financiado por la AID con fondos de la CÍA.” (1)

*

“Obran asimismo testimonios que corroboran el intercambio y traslado clandestino de prisioneros. Guanes Serrano, jefe de la

------------------------------------------

(1) Verbitsky Horacio. Ezeiza. Introducción. Editorial Contrapunto S.R.L. 1985. Buenos Aires.

inteligencia militar de Paraguay, admitió que “el intercambio de prisioneros era frecuente en la región".

“La indudable importancia de estos papeles ha determinado que la Agencia Interamericana de Desarrollo, AID, de los Estados Unidos, se haya apresurado a ofrecer la microfilmación.”(2)

La discordia, diferencia, disentimiento, desacuerdo, disensión, o como pueda ser llamada, estaba instalada, de modo que solamente faltaba que se hiciera presente la ocasión para que surgiera la discusión… Y la misma cuando ocurrió se desarrolló más o menos en los siguientes términos:

-¡Hola, gente! –saludó vivamente Marcos, y continuó diciendo en el mismo tono-. ¡No olviden la asamblea de mañana en el salón, a las quince…, hay cosas importantes que tenemos que tratar!

-Ya nos avisaron –le respondió el cholo Martín con parquedad.

-¡Entonces nos vemos allá!

Marcos y su grupo pertenecían a ramas de especialización diferentes a la nuestra, pero recorrían los “boxes de estudio” para asegurarse de comunicar e invitar, con velada presión incluida, a los estudiantes. El objetivo principal era lograr el acuerdo de los asistentes para adecuar el sistema de estudios a las exigencias del momento actual; en otros términos agregar o quitar tales o cuales materias “intrascendentes”, “innecesarias”, o “imperialistas alienantes” colocadas en el currículum por “expreso pedido del asesor de la Universidad de Texas” (una divagación mental indemostrable e insostenible).

---------------------------------------------

(2) Benites-Dumont Andrea. Reportajes: Operación Cóndor: La transnacional de la muerte y el terror. 2002. Madrid.

La mayoría de los extranjeros, que por lo general durante buena parte del tiempo andábamos juntos por cuestiones naturales no asistimos a la referida asamblea.

Días más adelante, a la hora del almuerzo nos cruzamos en el patio con Marcos y su grupo, quienes al vernos se detuvieron para conversar.

-¡Hola!

-¡Hola!-devolvimos el saludo.

-Se perdieron la asamblea del otro día… ¡Estuvo muy buena! Acordamos plantear al director del Consejo la inclusión de más seminarios con invitados propuestos por nosotros; eliminar el inglés como materia, y cambiar el método de evaluación porque el que tenemos es muy de estilo “americano”, muy de marcar con sí o no…, un sistema distorsionante que no permite al alumno explayarse.

-¿A quién pedimos la información completa sobre los cambios? –pregunté interesado.

-Al delegado de ustedes.

-Gracias, iremos junto a él después de almorzar.

-¡Prepárense para el 20… viene el General! ¡No podemos faltar a Ezeiza! Avisen dónde estarán para pasar a buscarlos e ir en caravana todos juntos.

-¡Yo no iré!

-¿Por qué?

-Hombre, yo no tengo nada pues que hacer por allí –respondió con rigurosidad el colega colombiano.

-Pero vos seguro que irás –dijo Marcos dirigiéndose a mí.

-¡Tampoco iré! Tengo demasiado para estudiar.

-¡Cómo que no vas si Alfredo va!

-Porque Alfredo es el simpatizante más fuerte que Perón tiene en Paraguay.

-¿Y vos no sos?

-¡No, a mí me da lo mismo!

-¿Te da lo mismo, o no te dejan ir los yanquis? –me preguntó el Negro, así apodado, procurando ponerme en ridículo.

El Negro se había pasado de lengua; lo dicho por él me sonó a insulto con sabor a desprecio, y por lo tanto la respuesta fue por poco casi del mismo tenor.

-¡No iré porque su venida no me despierta interés! ¡No representa nada para mí!

-¡Qué yancófilo imperialista!

-¡Ni imperialista, ni comunista, ni peronista… aunque no te agrade!

-¿La “Agencia” te seleccionó y te dio la beca en bandeja, así porque sí nomás? –me espetó furioso.

-¡Mirá Negro, no jodas más! Si lo que insinúas es que estoy o que me han pedido observarlos, estás tirando fuera del aro… por no decirte otra cosa como que te vayas a la mierda. Entiende bien esto: la persona a cargo de mi beca, nunca jamás, ni siquiera indirectamente me pidió atisbarlos; todo lo que sabe acerca de lo que está pasando a nivel académico se lo conté yo por propia iniciativa. ¿La razón? El deseo de saber si piensan seguir pagándome la beca. Y algo más te diré para que sepas a quién te diriges cuando abres la boca… Cuando tu madre te daba el beso de las buenas noches, la mía estaba escondiéndome detrás de la cabecera de su cama, para protegerme e impedir que viera el destrozo que a machetazos estaban haciendo los parapoliciales que por la noche atropellaron la casa en busca de mi padre; cuando de niñito dormías en tu placiente cama, yo fuertemente agarrado de la mano de mi madre, por temor a que se me perdiera, y temblando de frío, esperaba en la madrugada el transporte que nos llevaría de Formosa, donde estaba exiliado mi padre, a Asunción para tratar de evitar que las “autoridades” se apropiaran impunemente de nuestra casa; …cuando ibas bien arregladito y con un gran moño azul a la escuela pública, gracias a Perón, yo estaba prendido del pantalón de mi padre en la parada del ómnibus, quietito y receloso por el daño que podría causar, escuchando a Ñeco, el marica soplón de la manzana gritándole a mi padre… ¡Comunista! ¡Comunista! ¡Comunista!; y cuando a tus 17 años te la pasabas de gauchito con las minas (3), el que te habla, era insultado y amenazado en el cuartel donde cumplía el servicio militar obligatorio por el General Patricio Colmán, por ser hijo y sobrino de “comunistas”; refiriéndose a mi padre, un humanista a toda prueba, y a mis tíos Arnaldo y Víctor, miembros del Partido Revolucionario Febrerista. Y piensa bien en esto Negro… ¡Todas esas imágenes las llevo aún muy presentes en mi cabeza! ¿¡Supongo que entendiste lo que te quise decir con ello!? –terminé diciéndole en tono de advertencia.

“…su actuación en nombre del Estado Paraguayo como represor de movimientos insurgentes, de la oposición política y de la población en general, le marcan como uno de los represores más salvajes de la historia durante la pasada dictadura, que violó sistemática y cruelmente inalienables derechos humanos de la ciudadanía paraguaya, tal como consta en el informe de la Comisión de Verdad y Justicia (tomo VI Pág. 68).

Consecuentemente, el legado histórico del General Colman es el de una persona que ha propiciado actos “de barbarie, ultrajantes para la conciencia de la humanidad”. (4)

“No solamente torturó y degolló personalmente a muchos de sus adversarios que habían combatido con el 14 de Mayo y el Fulna, ---------------------------------------

(3) Argentinismo que significa mujeres, chicas.

(4) MEC reconoce: “Colman fue un represor salvaje”. Website: Ministerio de Educación y Cultura digital.

sin respetar rendición ni reglas de guerra, también se ensaña con civiles de todas las edades, y uno de los pocos que propició la tortura de militares, como el caso de la rebelión de los capitanes de 1962-63, donde involucraron en un complot a Ortigoza y otros, incluso siendo colorados como él.” (5) (negritas del autor).

----------------------------------------

(5) Publicado en el website:

http://www.radioviva.com.py/rviva/index.php?option=com_content&view=article&id=1347:nacionales&catid=27:nacionales&Itemid=57

 

 

-8-

Las cartas

La alta dirigencia peronista de izquierda no desconocía a Perón como algunos afirman; a mi juicio, creo que intentaban embretar al General tanto como les fuera posible, de manera a que no pudiera moverse muy libre políticamente, y de esa forma obligarlo a mudar, o más bien a apoyar al “socialismo peronista” que tenían en mente; todo ello con la segunda intención de forzar a las bases menos extremas a seguir idéntico camino para debilitar a la ultraderecha del partido. Los argumentos que disponían para convencer a una buena parte de la juventud no dirigente, eran básicamente tres: la inclinación natural hacia la izquierda del presidente Cámpora, los mensajes del líder (aún exiliado en España) a los grupos guerrilleros izquierdistas ligados al peronismo, y la simpatía del pueblo hacia cualquier oposición que les hiciera digerir la hartazón que le producía tanta tiranía militar.

Estos tres argumentos prendieron muy bien entre los compañeros, con el plus de la necesidad imperiosa que tenían de estar en la avanzada lo más rápido posible, ya que en los procesos políticos dinámicos nadie debería llegar tarde; llegar primero o entre los primeros tenía y tiene rédito en todas partes del planeta.

Mirando desde afuera, no desde el palco oficial, presiento no equivocarme en demasía afirmando que el ex presidente Perón estuvo de acuerdo con que el presidente Cámpora, impuesto por él, prometiera en su campaña hacia la Casa Rosada otorgar el indulto a los guerrilleros que habían asesinado al General Aramburu, y que venían asolando la Argentina con robos de armas, de bancos, asaltos, extorsiones, secuestros y asesinatos. La promesa ayudaría a la fórmula a ganar muchos votos, y a evitar sorpresas desagradables.

29 de mayo de 1970. Montoneros secuestran y asesinan al ex presidente de la Nación , el Tte. Gral. Pedro Eugenio Aramburu.

1º de julio de 1970. Copamiento de la localidad de La Calera en Córdoba.

30 de julio de 1970. FAR toma la localidad de Garín en la Provincia de Buenos Aires.

18 de setiembre de 1970. Toma de la Comisaría Nro. 24 de Rosario (asesinan a dos suboficiales).

29 de abril de 1971. Emboscada, robo de armamento y asesinato del Tte. Mario Asúa en Pilar (Provincia de Buenos Aires).

23 mayo de 1971. Secuestro del gerente del frigorífico Swift, Stanley Farrer Sylvesteren, en Santa Fe.

21 de marzo de 1972. Secuestro y asesinato del presidente de FIAT Argentina, Oberdan Salustro, en Capital Federal.

10 de abril de 1972. Emboscada y asesinato del Gral. Juan C. Sánchez, Comandante del IIdo. Cuerpo de Ejército en Rosario.

19 de febrero de 1973. Copamiento del Batallón de Comunicaciones 141 y robo de armamentos, en Córdoba.

11 marzo de 1973 elecciones presidenciales. El FREJULI (Frente Justicialista de Liberación) gana los comicios.

30 de abril de 1973. Asesinato del almirante Hermes Quijada, jefe del Estado Mayor Conjunto, en Capital Federal.

25 de mayo de 1973. Héctor Cámpora, decreta la amnistía para todos los presos por causas políticas. (1)

La amnistía total (2) para todos los presos por motivos políticos decretada por el Presidente, tuvo efectos contrarios al objetivo de apaciguar los ánimos y buscar un acuerdo global.

-----------------------------------------

(1) Lahistoriaargentinacompleta2007/12/el-terrorismo-en-la-argentina-anexo-1.html.

(2) Las leyes Nº 20.508, 20.509 y 20.510 establecieron la amnistía y derogaron las leyes

represivas. El Decreto Nº 11 de indultó a 371 personas, denominados “presos políticos”.

Los guerrilleros liberados, supongo que se sintieron directa o indirectamente apoyados ideológicamente por el gobierno, y aumentaron sus actividades en todos los frentes y en todos los ámbitos. Nadie se quedó quieto para no perder poder…, y la mejor forma de obtener más y más poder era introducirse, subrepticiamente o no, en los diferentes estratos de la sociedad, de las instituciones del Estado y de las organizaciones estudiantiles, laborales, etc.; consecuente a estas acciones las tomas y las huelgas se hicieron incontables y llegaron a paralizar a ciudades importantes.

El contenido epistolar selló la fuga de las dudas que todavía podían haber quedado en la juventud eternamente idealista y rebelde.

Santiago hizo una pausa y dirigiéndose a Alex le dijo:

-Mientras voy al sanitario por imperiosa necesidad, usted podrá leer las cartas de los Montoneros a Perón y viceversa. No tendrá mucho tiempo, pero su profesión de periodista le permitirá hacerlo.

Léalas inextenso y evitará interpretaciones fuera de contexto.

*

Carta de Montoneros a Perón

Portador y enlace: Rodolfo Galimberti)

Perón Vuelve

Argentina, 9 de febrero de 1971

Al Gral. J. D. Perón:

Como hemos hecho en oportunidades anteriores, aprovechamos la comunicación que con usted tienen los compañeros del Movimiento, para hacerle llegar nuestras inquietudes con respecto al proceso revolucionarlo del pueblo argentino. Es nuestra intención y deseo poder comunicarnos personalmente con usted y lo haremos tan pronto como nos sea posible. Hasta tanto, nos vemos obligados a recurrir a la colaboración de los compañeros, a quienes estamos profundamente agradecidos.

Deseamos hacerle conocer algunas consideraciones nuestras sobre hechos claves que determinan los pasos a dar por el Movimiento, tanto en el futuro inmediato, es decir tácticamente, corno en el futuro a largo plazo, es decir dentro de la concepción estratégica.

1.- En primer lugar creemos necesario explicar las serias y coherentes razones que nos movieron a detener, juzgar y ejecutar a P. E. A. Es innecesario explayarse sobre los cargos históricos que pesaban sobre él: traición a la Patria y a su Pueblo. Esto sólo bastaba para ejecutar una sentencia que el pueblo ya había dictaminado. Pero además había otras razones que hacían necesaria esta ejecución.

La razón fundamental era el rol de válvula de escape que este señor pretendía jugar como carta de recambio del sistema. Sabemos en qué iba a terminar esta jugarreta, porque ya hemos presenciado jugarretas similares desde 1955 para acá. Los gorilas se piensan que se puede engañar al pueblo con sucesivas expectativas que al final se ven frustradas; pero se equivocan pues no se puede engañar a un pueblo educado en una doctrina que le es propia; no nos engañan a nosotros.
Por eso es que cuando ellos se preparan a fingir un cambio en el sistema porque la dictadura torpe y descarada ya no la aguanta nadie, nosotros, como en el ajedrez, les comemos la pieza clave para arruinarles la maniobra y obligarles a jugar improvisadamente. Los resultados han sido claros. El sistema no puede fingir demasiado cuando es tocado en su fibra intima. Así, Levingston, que pretende devolver a la función presidencial una imagen popular (absolutamente nula en su sucesor) se desnuda en el bombo oficial por el sepelio de Aramburu.

Al pueblo le queda claro que el sistema es siempre el mismo cualquiera sea la fachada que presente. Porque con salarios congelados o con aumentos controlados el salario real es cada vez menor y el capital internacional cada vez mayor.

Por todo esto qué a diario cosechamos, en el apoyo popular creciente, los frutos de este ajusticiamiento histórico.

Nos preocupan algunas versiones que hemos recogido, según las cuales nosotros con este hecho estropeamos sus planes políticos inmediatos. Demás está decir que no esta en nuestro propósito entorpecer la conducción que Ud. realiza de conjunto para la mejor marcha del Movimiento en su totalidad. Desgraciadamente, además nuestros actos apuntan a señalar la única estrategia que consideramos correcta, sin tener, en general, vinculación táctica con otros sectores del Movimiento.

Creemos que, no sólo para nosotros, sino para el Movimiento entero, es necesaria su palabra esclarecedora acerca de esta hipotética contradicción entre sus planes y nuestro accionar.

2.- Otro hecho de singular importancia es la ejecución de Alonso. Este hecho fue protagonizado por un comando, denominado Montonero Maza. Este comando utiliza el nombre de nuestra organización y el apellido de nuestro primer compañero muerto en combate; no obstante no pertenece a nuestra organización e ignoramos quiénes lo componen. Lo cierto es que el pueblo nos adjudicó la autoría del hecho jubilosamente. El pueblo peronista vio entonces en nosotros a los ejecutores de aquellos de que si los dirigentes de entes no se ponen a la cabeza, adelante con la cabeza de los dirigentes.

Si bien nosotros creemos que nuestra tarea fundamental no consiste en cortarle la cabeza a los burócratas traidores, porque la dinámica que nosotros mismos imponemos a la guerra les obligará a sumarse o a quedar marginados de la historia, sabemos también que es tarea nuestra en la medida que ellos mismos lo hagan necesario. Es por eso que ante el hecho consumado y vista la satisfacción popular respecto de él, consideramos necesario convalidarlo con el silencio, aceptando la autoría que el pueblo nos atribuía.

Como bien dice Ud. General medimos el acierto o desacierto de una conducción por los resultados que produce. Y aquí los resultados son claros, fábrica que llegamos para tomar contacto con los compañeros fábrica que nos pide más cabezas de traidores. No pensamos cortar cabeza porque sí, pero hoy el que piensa transfuguear lo piensa dos veces, y el pueblo confía más en nosotros que en ellos.

Hemos observado General, que usted no ha hecho condenas públicas respecto de la ejecución de Alonso, lo cual significa de algún modo convalidar la acción, pero también sobre este hecho han circulado versiones que indicarían que nuevamente un hecho nuestro o convalidado por nosotros se opone a sus planes tácticos inmediatos.

Conociendo las razones que nos han hecho proceder de esta manera desearíamos que usted nos diera su opinión al respecto.

3.- Otro punto sobre el que queremos hacerle llegar nuestra consideración es sobre el papel y las posibilidades del ejército. A diario podemos observar en el mundo entero hechos que nos certifican que esta es la hora de los pueblos. Así vemos en nuestra Latinoamérica gobiernos populares surgidos de revoluciones populares protagonizadas por los ejércitos regulares de esas naciones hermanas. Sin lugar a dudas, el caso que más ha concitado es el del Perú. Y así se ha creado, aparentemente, como opción de la hora del pueblo argentino, una revolución a la peruana, es decir un golpe militar, nacional y populista que con manos férreas llevará adelante la revolución que la hora actual reclama. Ahora bien, nosotros pensamos que esto no es posible en la Argentina por la sencilla razón de que ya se ha dado y es precisamente la revolución justicialista con sus diez años de gobierno nacional y popular. Y la historia no se repite.
Esto que hoy se da en Perú, lo ha hecho usted en nuestro país hace 25 años. Y es justamente por esa diferencia de 25 años que el nuestro, es el pueblo de mayor política de Sudamérica.

Pero creemos que no sólo por eso es imposible, porque sabemos que el ejército de hoy no es el mismo de hace 25 años. Hoy el ejército argentino, sus oficiales, están vendidos y subordinados a los dólares yanquis, y no son más que el sostén armado de la oligarquía aliada del imperialismo.

No obstante, algunos compañeros del Movimiento confían esperanzados en que algún sector del ejército tome el poder y, haciéndose acompañar por el pueblo, salve al país.

Nosotros pensamos que dicho sector no existe. Que lo único que puede ofrecer este ejército es su sector desarrollista, y los argentinos ya hemos sufrido en carne propia los efectos de esta política, que en última instancia consiste en cambiar algo para que no cambie nada. Lo que sí existen son expresiones individuales, sobre todo a nivel de oficialidad joven, y el compañero Licastro es un exponente de ello. Pero estas expresiones tienen dos limitaciones: en primer lugar, y fundamentalmente, son individuales; en segundo lugar por su escasa jerarquía carecen de peso suficiente.

Además, si bien se puede circunstancialmente confundir al pueblo, sabemos que no se lo puede engañar, y nuestro pueblo que conoce su doctrina y lucha por una patria libre, justa y soberana, sabe que no puede pedirle peras al olmo. Por eso es que no puede llamarse a engaño con este ejército al que ha visto sumarse a la contrarrevolución del 55, al que ha visto fusilar a los generales del pueblo, el que lo ha reprimido tanto en sus movilizaciones como en el Cordobazo, el que le anuló legítimos triunfos electorales, y el que lo frustró definitivamente con la llamada "Revolución Argentina".

4.- Otra aparente opción para la hora del pueblo argentino es la salida electoral. Esta perspectiva se ve alimentada por el triunfo de Salvador Allende en Chile.

La salida electoral hay que analizarla desde dos puntos de vista: por un lado el del régimen; por el otro, el del pueblo.

El sistema ha cometido la torpeza de desenmascararse comprometiendo a su ejército en la farsa llamada "revolución argentina", y que a esta altura del partido ha demostrado su fracaso rotundamente. En más de 4 años de gobierno lo único que ha conseguido es empobrecer al trabajador y descapitalizar el país, dando carta libre al capital internacional que, en general, no trabaja por amor al arte. Pero fue como escupir al Cielo, porque arruinaron a todo el mundo y políticamente no crearon nada nuevo, y entonces lo que consiguieron fue al pueblo, hartarlo.

Así es que el sistema busca entonces abrir una válvula de escape, engañar al pueblo entregando a algunos tránsfugas al estilo de Luco. Como no es suficiente porque además el peronismo ha engendrado organizaciones armadas y temen que esta se transforme en el movimiento armado peronista, buscan desesperadamente la salida electoral que sirva a la vez de válvula de escape para sacarse de encima esta pelota de fuego que les quema entre las manos y con la que ya no saben qué hacer.

Ahora bien, los más lúcidos se dan cuenta que de todos modos la única manera de frenar al pueblo es producir un mínimo desarrollo. Ello exige hacer retroceder al capital internacional a ajustarse el cinturón para poder ahorrar divisas, sin lo cual es imposible la fuerza que da el consenso político popular. De ahí la maniobra para tratar de crear el partido de la revolución argentina incorporando al peronismo en ella. Logrado esto, entonces sí elecciones. Claro que de todos modos sabemos que esto ya no es posible.

SINTETIZANDO: la salida electoral es para el régimen la única posible de que les permita durar algún tiempo más sin que el pueblo estalle definitivamente.

Veamos qué le ofrece al pueblo la perspectiva electoral. Ya sabemos por la cuantiosa experiencia acumulada que no nos ofrece nada: es decir, mientras el enemigo siga manteniendo en sus manos los resortes fundamentales de la economía y el poder de las armas, a nosotros no nos significa ninguna garantía ganar una elección; porque no hay duda de que la ganamos, pero tampoco hay dudas de que no van a tolerar un gobierno justicialista, porque justicialismo es Socialismo Nacional, y este al capital no le agrada pues va en contra de sus intereses.

Precisamente es que no podemos considerar en nuestra estrategia la toma del poder por el camino de las armas; porque inexorablemente la conseguiremos, pero irremediablemente la perderemos, y entonces estaremos siempre en la misma; o sea que considerar las elecciones como camino estratégico para la toma del poder es inoperante y por lo tanto incorrecto.

Sin embargo, nuestra experiencia también nos indica que este continuo juego de elecciones fraudulentas seguidas de golpes gorilas sólo tiene un perjudicado: el sistema, porque lo desgasta. De este modo acosarlo para que dé elecciones en las que inexorablemente tendrá que proscribir, anular o dar un cuartelazo, es en definitiva acorralarlo continuamente hasta dejarle sin margen de maniobra.

Esto es tácticamente correcto y lo es también estratégicamente en el sentido de que a la larga termina por destruir la esfera política del poder del sistema. Lo incorrecto es creer que esta maniobra es un fin en sí misma, o sea que las elecciones sean el camino apto para el retorno del justicialismo al poder.

Dentro de estas consideraciones vemos nosotros como tácticamente acertado el último pacto firmado por el justicialismo, llamado, precisamente la Hora del Pueblo, porque no sólo le quita al enemigo el caudal de votos peronistas, sino también los radicales.
Ahora bien, para llevar adelante este paso táctico, el compañero Paladino plantea como opciones estratégicamente equivalentes el camino electoral y el camino revolucionario por la vía armada. Esto como hemos visto es en sí incorrecto.

Lo que en realidad parece suceder, es que se utiliza la opción revolucionaria armada, es decir, nosotros como factor de presión para reforzar el golpe táctico o sea las elecciones.

Esto puede que sea tácticamente útil, aunque abrigamos algunas dudas. Sobre lo que no abrigamos dudas es sobre la necesidad de mantenernos como opción estratégica, y por lo tanto la absoluta imposibilidad de subordinar nuestro accionar a una opción táctica. En síntesis, no interferiremos al ala política del movimiento en tanto la Hora del Pueblo es una maniobra útil y por lo tanto tácticamente acertada, pero nos mantendremos en la actividad señalando la vía armada como único método estratégicamente correcto para la toma del poder, y creemos que sería conveniente, en consecuencia, que los distintos frentes del movimiento no interfirieran la presentación de la vía armada como una opción estratégica.

5.- Bien, hemos visto la eficacia de nuestro método de lucha para golpear al régimen con la ejecución de Aramburu, el descreimiento popular sobre el sindicalismo como herramienta capaz de conducir un proceso revolucionario, la imposibilidad de que el ejército pueda generar un proceso de liberación nacional, y la influencia del camino electoral para tomar el poder. En fin, hemos querido expresarle en estas consideraciones, dichas aquí, un poco a vuelo de pájaro, lo que en realidad constituye nuestra teoría, es decir, un análisis tempo-espacial de la realidad argentina hecho a la luz de la doctrina justicialista.
Tenemos clara una doctrina y clara una teoría de la cual extraemos como conclusión una estrategia también clara: el único camino posible para que el pueblo tome el poder para instaurar el socialismo nacional, es la guerra revolucionaria total, nacional y prolongada, que tiene como eje fundamental y motor al peronismo.

El método a seguir es la guerra de guerrillas urbana y rural. Esto no es un capricho, es una necesidad: a carencia de potencia recurrimos a la movilidad; en fin, no es nada nuevo pero no por ello deja de ser eficaz.
Lo cierto es que no somos un tiro al aire. No somos ni tantos ni tan pocos pero no estamos para hacer mucho ruido y ofrecer pocas nueces. La concepción es clara y la decisión total, como lo prueban nuestros compañeros muertos en combate y los muertos de la trinchera de enfrente.

Es para nosotros de fundamental importancia conocer su opinión acerca de estas consideraciones. Usted ordenará si su respuesta se debe hacer pública o si es de carácter confidencial y secreto. Tenemos entendido que el compañero portador de la presente se va a entrevistar con Ud. en más de una oportunidad. Naturalmente, tenemos en él la máxima confianza y pensamos que él mismo puede ser el canal para hacernos llegar su carta.

General, sus muchachos peronistas saben que esta es la hora del pueblo argentino. Sabemos que sobre nosotros, su juventud peronista, recae el peso de la responsabilidad y que no tenemos derecho a recostarnos en nadie. No lo defraudaremos.

PERÓN O MUERTE - VIVA LA PATRIA

*

Respuesta de Perón a Montoneros.

(portador y enlace: Rodolfo Galimberti)

Madrid, 20 de febrero de 1971.

A los compañeros Montoneros.

Mis queridos compañeros:

Por mano y amabilidad del compañero Don..., he recibido vuestras cosas y él les podrá comentar de viva voz mis pensamientos al recuerdo y saludo que retribuyo con mi mayor afecto.

He conversado largamente con este compañero sobre todas nuestras cosas y él les podrá comentar de viva voz mis pensamientos al respecto. Sin embargo trataré de contestar en ésta algunas inquietudes puntualizadas en la mencionada carta, lo que haré en el

mismo orden de comunicación de ustedes.

Comienzo por manifestar mi total acuerdo con la mayoría de los conceptos que esa comunicación contiene como cuestión de fondo.

1. Estoy completamente de acuerdo y encomio todo lo actuado. Nada puede ser más falso que la afirmación que con ello ustedes estropearon mis planes tácticos porque nada puede haber en la conducción peronista que pudiera ser interferido por una acción deseada por todos los peronistas. Me hago un deber en manifestarles que si ha sido dicho, no puede haber sido sino con mala intención. El compañero les hará conocer mi apreciación de situación y resolución para el año 1971 y por ella podrán quedar perfectamente en claro sobre la acción futura.

2. Otro tanto sobre el asunto que este apartado menciona en su carta: es totalmente falso que haya perturbado plan táctico alguno.
3. Como podrán observar en la apreciación de la situación, todo el asunto referente al ejército o más bien dicho a los jefes y oficiales porque yo tampoco creo que la institución pueda hacer nada en nuestro provecho, desde que está en manos de una camarilla que la domina. Sin embargo no por eso debemos descartar en forma absoluta una intervención de sectores que puedan sernos afectos que inteligentemente utilizados, puedan llegar e ser decisivos. Aún en el caso de que descartemos esto, quedaría la posibilidad y el intento de descomponer su cohesión contando con algunos grupos de oficiales o jefes proclives a actuar en este sentido.

La Institución , actuando como dictadura militar, es fuerte pero extraordinariamente frágil desde que actúa fuera de su función específica. Perdido el prestigio nacional que le da sustento, y debilitada su disciplina que es lo que mantiene la Institución , su debilidad es muy grande: basta recordar lo que sucedió el 17 de octubre de 1945. Se trataba también de un gobierno militar y su situación no era peor que la que soporta la actual dictadura, pero había cundido un cierto grado de descomposición en el ejército. Cuando el pueblo salió a la calle dispuesto a quemar Buenos Aires, todo el poder de ese gobierno se vino abajo y bastó sólo la amenaza para que cayera corno un castillo de naipes. Es que, como antes digo, la dictadura puede ser muy fuerte pero su peligro real está en su fragilidad congénita.

Coincido con ustedes en que no debemos confiar todo a lo que pueda hacer el ejército, ni aún en los grupos que nos puedan ser afectos, pero tampoco creo prudente que debamos afrontar las oportunidades propicias que se nos puedan presentar para la captación o el intento de descomposición de los elementos de las instituciones armadas que se pongan a nuestro alcance. Dispongo de informaciones, que me hacen pensar en ambas posibilidades si se trabaja eficientemente y, puedo informarles, que este trabajo se ha comenzado a realizar, no sólo en la oficialidad sino también en la jerarquía de los jefes. Todo depende también de cómo se desarrollan las cosas en el país, especialmente en la lucha que el Pueblo desarrolla contra la dictadura que deberá irse intensificando hasta llegar a la integralidad de los medios. Mi experiencia de viejo militar me permite decirles a ustedes sin temor a equivocarme que en el ejército actual, la mayoría de los suboficiales son nuestros. En la oficialidad, hay un 20 por ciento favorable y un 20 por ciento desfavorables, el resto es indiferente (60 por ciento).

El 60 por ciento restante, que es indiferente, que se escuda como legalista, pero su legalidad consiste en servir al que gana. Si nosotros no estamos en las de ganar los tendremos en contra, pero tan pronto tengamos una posibilidad, podremos contar con ellos que, aunque son como la bosta de las palomas sirven de rellano y hasta a veces pueden servir para más.

Es dentro de este panorama que nosotros debemos considerar las posibilidades. Por otra parte, ¿qué podemos perder por mantener el empeño?

4. Sobre la opción electoral yo tampoco creo. Hemos visto ya demasiado para creer en semejante patraña. Por eso comparto totalmente sus afirmaciones anotadas en la comunicación que comento.
Sin embargo, como en la lucha integral en que debemos empeñarnos, no se puede despreciar la oportunidad de forzar también este factor a fin de hostigar permanentemente desde las organizaciones de superficie que, frente a la opinión pública tienen también su importancia y concurren también a la lucha en actividades nada despreciables, especialmente en la situación que vive la República. Esta lucha también concurre a la "guerra revolucionaria" para que, como digo en la apreciación, cada uno pelee en la forma que es capaz de hacerlo. Si Uds. leen la apreciación, resolución y consideraciones, podrán percatarse que, en el fondo, estamos totalmente de acuerdo, como no podría ser de otra manera.

Por eso nuestro movimiento tiene una estructura orgánica que corresponde de una manera general a esas necesidades: una organización de superficie que a través del partido peronista masculino y femenino, como de la rama sindical realiza la lucha también de superficie, mediante las acciones que es posible realizar. En ello es preciso realizar un plan de provocación, otro de intimidación, otro de boicot y finalmente otro de sabotaje. En estos planes intervienen todos los elementos de las organizaciones de superficie, como los grupos activistas empeñados en la "guerra revolucionaria".
Como les explicará el compañero, mientras las organizaciones de superficie obedecen a una conducción centralizada, con las necesarias autonomías en las Delegaciones Provinciales, las organizaciones que se encargan de la "guerra revolucionaria" tienen absoluta independencia en su conducción y coordinada nada más que por los objetivos. Es natural que todo puede salir mejor si existe por lo menos una coordinación en beneficio de una unidad de acción que toda lucha necesita.

Sería largo poder explicar en una comunicación todo el aspecto de la conducción, por eso he confiado a los compañeros que me visitan la tarea de informarles a Uds. de viva voz, mis pensamientos al respecto. Creo que si se interpreta cabalmente la necesidad orgánica-funcional de nuestro Movimiento en la lucha en que estamos empeñados, no habrá dificultades; para que, en un futuro cercano, se llegue a un entendimiento completo que será muy provechoso en la continuidad del esfuerzo revolucionario. No se trata de hacer una conducción centralizada en todo el complejo orgánico de la lucha porque eso no es posible, dadas las condiciones de la lucha misma, pero sí que se alcance por un modo u otro la indispensable coordinación de los esfuerzos, porque los esfuerzos divergentes, aún con la mejor intención, no pueden ser sino factores de debilidad en la lucha de conjunto.

5. Totalmente de acuerdo en cuanto afirman sobre la guerra revolucionaria. Es el concepto cabal de tal actividad beligerante. Organizarse para ello y lanzar las operaciones para "pegar cuando duele y donde duele" es la regla. Donde la fuerza represiva esté; nada, donde no esté esa fuerza, todo. Pegar y desaparecer es la regla porque lo que se busca no es una decisión sino un desgaste progresivo de la fuerza enemiga. En este caso la descomposición de las fuerzas de que pueda disponer la dictadura por todos los medios, a veces por la intimidación que es arma poderosa en nuestro caso, otras por la infiltración y el trabajo de captación, otras por la actuación directa según los casos pero, por sobre todas las cosas, han de comprender los que realizan la guerra revolucionaria que en esa "guerra" todo es lícito si la finalidad es conveniente.
Como Uds. dicen con gran propiedad, cuando no se dispone de la potencia y en cambio se puede echar mano a la movilidad, la guerra de guerrillas es lo que se impone en la ciudad o en el campo. Pero, en este caso es necesario comprender que se hace una lucha de desgaste como preparación para buscar la decisión tan pronto como el enemigo se haya debilitado lo suficiente. Por eso la Guerra de Guerrillas no es un fin en sí misma sino solamente un medio y hay que pensar también en preparar el dispositivo general que aún no interviniendo en la lucha de guerrillas, debe ser factor de decisión en el momento y en lugar en que tal decisión deba producirse.
Ni es nueva la "Guerra revolucionaria" y menos aún las "Guerras de Guerrillas". Pienso que tal vez la guerra de guerrillas ha sido la primitiva forma de guerra, tan empleada en la afamada "guerra de los escitas" y de Darío Segundo. Por eso sus reglas son demasiado conocidas como sus formas. Sin embargo, es en sus operaciones donde la iniciativa y la vivacidad juegan el papel más preponderante. Por eso también en esa forma de operar, no se podrá mantener una conducción centralizada, aunque siempre ha de realizarse, para que sean efectivas con una finalidad objetiva. De ello se infiere que los Montoneros, en su importantísima función guerrera, han de tener comandos muy responsables y en lo posible operar lo más coordinadamente posible con las finalidades de conjunto y las otras fuerzas que en el mismo o distinto campo realizan otra forma de acción, también revolucionaria.

Finalmente compañeros, les ruego que hagan llegar a los compañeros mis más afectuosos saludos y acepten mis mejores deseos. También les ruego me hagan presente y transmitan mis saludos a todos los compañeros que están presos o perseguidos por la dictadura y les lleven la persuasión que tal situación no ha de durar mucho.

Un gran abrazo.(negritas son del autor)

*

La premura no le dio tiempo a Santiago para desenmarañarse el pelo; el agua fresca no pudo con sus ojeras y el cansancio con su sonrisa.

-Alex, escuche lo siguiente y dígame si es engañosa o no:

“Tenemos una ideología y una doctrina, dentro de la cual nos vamos desarrollando. Algunos están a la derecha de esa ideología y otros están a la izquierda, pero están en la ideología. Los de la derecha protestan porque éstos de la izquierda están, y los de la izquierda protestan porque están los de la derecha. Yo no sé cuál de los dos tiene razón. Pero es una cosa que a mí no me interesa. Me interesa que exista un movimiento que sea, diremos, multifacético, que tenga todas las facetas que un movimiento debe tener. Nosotros somos un movimiento de izquierda. Pero la izquierda que propugnamos es una izquierda justicialista por sobre todos las cosas; no es una izquierda comunista ni anárquica.”(negritas son del autor).

Juan Domingo Perón

*

-Es intencionadamente falaz –apostilló el periodista.

-Volviendo al intercambio epistolar entre ambos, para mí, la carta de los Montoneros fue muy explícita en cuanto a los hechos, a sus acciones e intenciones futuras; diría yo, muy clara para un político sagaz como Perón; y la respuesta de éste a los jefes de la guerrilla no fue nada ambigua, expresó exactamente lo que necesitaba que escucharan. Los escritos no admiten diferentes interpretaciones como para especular. La carta del General fue mañosa; él, los Montoneros y los demás lo sabían, pero todos necesitaban de su decir para darle forma a sus respectivos juegos.

“La revolución será violenta”.

C.M.G.-Usted dio hace un rato la imagen del dique. ¿En la Argentina , la dictadura no es un dique similar al de la guerra?¿No se está preparando una inundación de ese tipo?

J.D.P.-Exacto. Pero el agua está creciendo. Y los pueblos, por ser una fuerza de la naturaleza igual que el agua, sigue la misma táctica: el agua siempre pasa. Rodea, se infiltra o desborda. Ahora se ha empezado a golpear, el día que rompa el dique, el torrente se lanza y lo destruye todo.

C.M.G.-¿Es decir que, con su experiencia desde 1955, ha llegado a la conclusión de que la única forma de realizar la revolución argentina es por el cambio violento?

J.D.P.-No hay más remedio. ¿Por qué? Porque lo que está entronizado es la violencia, y sólo puede destruirse por otra violencia. Una vez que se ha empezado a caminar por ese terreno, no se puede retroceder un paso. La revolución tendrá que ser violenta.(3) (negritas son del autor).

Como había que estar a tono con la corriente política y/o con los políticos, y si todos tomaban instituciones y hacían huelgas, lo más obvio y lo más lógico en esos momentos era que los muchachos se preguntaran: ¿por qué no ocupar la Escuela , declarar un paro indefinido y hacer los clásicos reclamos a las autoridades? La respuesta fue la esperada…, un día, no recuerdo cuándo, llegamos a la Escuela y la encontramos íntegramente empapelada y saturada de leyendas:

"Perón Vuelve", “Perón o muerte”, “Afuera yanquis imperialistas”, “Evita está presente”, “Juventud Argentina”, “Terminemos con los gorilas”…

-----------------------------------------

(3) Gutiérrez Carlos María. Habla Perón-Exclusiva. Revista Triunfo Nº 414. pág. 21. España – 09-05-1970.

-¡Qué pendejada! –farfulló furioso en su modismo acostumbrado Carlos, un profesor venezolano en extremo serio

para su edad-. ¿Y ahora que hacemos? –terminó preguntándonos.

-No hay nada que podamos hacer; solo esperar y ver como sigue esto de aquí en adelante –le respondí.

-Entonces habrá que poner los pies sobre la tierra, y ver qué pasa, como tú dices, hermano.

 

 

-9-

Temor y sorpresa

Las reuniones y las asambleas no paraban, todo lo hecho estaba siendo revuelto, y nosotros, los extranjeros sudamericanos y centroamericanos, estábamos cada vez más desconcertados acerca de nuestro futuro. Sabíamos perfectamente que si los acontecimientos seguían el mismo curso por un tiempo más o menos prolongado, terminaríamos perdiendo las becas; la intranquilidad al respecto nos provocaba mucha inquietud… Inquietud que fue transformándose en temor cuando caímos en la cuenta que toda la batahola estaba lejos de estabilizarse.

La primera semana posterior fue de sorpresa, de asombro, la segunda de expectativa, la tercera de firme preocupación y la cuarta de impotencia ante cómo se venían dando los acontecimientos. Los rumores de cambios de directores, de jefes de cátedra, y de una próxima, casi inminente intervención de la institución corrían todos los días; el currículo original a cumplir para la obtención del grado académico fue alterado casi a la misma velocidad que los sucesos, y las clases que en su inicio eran regulares, se volvieron discontinuas hasta detenerse por completo unas semanas después. Al efectivizarse la interrupción total de las actividades, el tinte de los rumores subió de tono; ahora se decía que el convenio entre las Universidades de Buenos Aires, de La Plata y la de Texas había sido anulado, ergo todo estaba destinado a “desaparecer” ya que era absolutamente imposible que algún organismo del gobierno, en las circunstancias que se estaban viviendo, estuviera en condiciones de dar alguna respuesta a la gravísima situación. ¡Nadie tenía poder de decisión, y mucho menos el dinero para afrontar los gastos que demandaría un cambio tan radical! Además, por más que nos animara la idea que pronto se compondría todo, era utópico pensar que en un corto o mediano plazo, las nuevas autoridades pudieran acceder al reconocimiento internacional de la institución, cuando que ésta había denunciado unilateralmente el convenio que tenía con una universidad de prestigio mundial como era la Texas.

La realidad no daba para tanta ilusión.

Con la Escuela en paro, el “asambleísmo” vivo en toda su expresión y sin deseos de participar de los corros informales de discusión, decidimos apartarnos del escenario y quedarnos a estudiar; había tanto que aprender que por la noche tomábamos clases extras de matemática y estadística con una profesora particular.

Un día, mejor dicho, una noche a las 22 horas recibí una llamada telefónica de un amigo para invitarme al cumpleaños de su sobrino, que se estaba festejando en la Casa Paraguaya de Buenos Aires. Hacía un frío glacial y no deseaba salir de mi habitación calentita, pero como no podía dejarlo plantado me alisté lo más rápido que pude, corrí hasta la estación del tren y fui al indeseado, por la hora y el frío, cumpleaños.

Cuando la fiesta todavía estaba lejos de finalizar, me disculpé con la gente y apresuré mi regreso; no deseaba trasnochar más allá del compromiso ya cumplido. Eran las dos y media de la madrugada y todavía tenía más de una hora de camino para llegar a casa.

Caminando hacia la siguiente cuadra para tomar un taxi, dos individuos me dificultan el paso, sin brusquedad, y movimientos de temer. Uno de ellos era una persona joven, de rostro tosco, alto y al parecer bastante corpulento; el otro era más bajo y nada corpulento; ambos llevaban puestos trajes obscuros que con la luz de la calle hacían visos y tornasoles, al igual que los hologramas actuales que se usan como símbolo de originalidad.

-¿Terminó la fiesta? –me preguntó.

-No.

-¿Hay mucha gente aún?

-Sí.

-¿Y están todos los jefes todavía? –prorrumpió con disimulada inocencia el más pequeño.

-¿Qué jef…? -A la frase le faltaron palabras para concluir la expresión que tenía en mente, debido a la presencia repentina de un agente uniformado de la policía federal argentina que bajó de una patrullera estacionada a metros del lugar.

-¿Es usted paraguayo?

-Sí oficial,…soy paraguayo.

-¿Trabaja en Argentina?

-Estudio.

-¿En capital?

-En el partido de Morón.

-¿Me muestra sus documentos?

A esa altura del interrogatorio mis interlocutores anteriores se habían apartado de nosotros; pero no tanto como para no oír lo que estábamos diciendo.

No tengo presente si en aquella época era necesario viajar con pasaporte o simplemente con la cédula de identidad policial; pero sí recuerdo que había entrado a Argentina con pasaporte; de modo que le pasé mi pasaporte al agente.

-Solamente tiene autorización por noventa días –afirmó, y con una mirada de incertidumbre me preguntó -¿Qué estudia?

La afirmación y la pregunta me tomaron por sorpresa; yo no le había dado importancia al tiempo de permiso de estadía, porque a pesar de tener condicionado el regreso a Asunción por un acuerdo firmado con la A.I .D., tenía pensado volver un fin de semana cualquiera, antes que venciera el permiso de estadía, para cerciorarme si el problema del choque (con el policía de la Tercera ) había concluido así como me habían dicho.

La incertitud que despertó el sello de entrada al país y mis afirmaciones sobre mi condición de estudiante, hizo que el agente endureciera su actitud, pero no hizo que variara su corrección.

Fue una suerte que a pesar de la hora tenía todavía las luces del cerebro encendidas y reaccioné rápidamente.

-Aquí tiene también el certificado expedido por la agencia que me sufraga los estudios, donde consta que soy becario.

El agente federal leyó hasta la última letra escrita en el papel y luego de releerlo me lo devolvió; caminó unos pasos alejándose de los señores que me habían indagado con anterioridad y me preguntó:

-¿Frecuenta normalmente este lugar?

-Es la primera vez que vengo.

-Si es así le recomiendo que no regrese a este sitio; se lo digo por usted…, no se lo estoy prohibiendo. El “club” está permanentemente vigilado, los señores –dijo señalándolos- son policías de su país. ¿Me explico, no?

-Más o menos, pero gracias –respondí y me alejé pensando que lo único que faltaba era que los dos sujetos me complicaran la vida en ese momento.

¿Qué pasaba que la Casa Paraguaya estaba siendo vigilada por policías civiles de Paraguay, con el conocimiento y el consentimiento de la policía federal argentina?

La respuesta la obtuve más tarde por el principio de causalidad.

Al día siguiente fue otra la preocupación que ocupó el lugar del incidente pasado; John, el profesor estadounidense, representante de la Universidad de Texas, había dejado su oficina. El departamento amaneció cerrado y bajo llave.

La incógnita a develar era: si estaba ausente por motivos de fuerza mayor, o si su ausencia era debido a la rescisión formal del convenio.

Si esta era la causa estábamos perdidos; todo lo que habíamos pasado y hecho quedaba en aguas de borraja; en otras palabras, la oportunidad de superarnos profesionalmente estaba perdida.

¿Cómo y cuándo obtendría una nueva beca para estudiar?

Imposible de saber.

 

 

-10-

Dan Mitrione

En nuestro pequeño mundo, para los estudiantes comprometidos, para los simpatizantes y para los que se dejaban llevar por los sucesos, la cara visible del imperialismo alienante norteamericano era el doctor John. La excepción a lo afirmado quizás fueron aquellos que no podían ir contra la corriente por temor a ser vistos, tildados o acusados de “antipatrias”; igual a lo que les sucedió, años más tarde, a los que no pudieron alzar su voz crítica cuando advirtieron que la Guerra de/por las Malvinas era algo descabellado y traído de los pelos por los dictadores charreteros (que sin miramientos mandaron al sacrificio, muerte, mutilación y sufrimiento a sus compatriotas, sin el equipamiento necesario, sin los pertrechos suficientes, sin la vestimenta apropiada y sin la preparación adecuada, con la única intención de retener y seguir ejerciendo ilegítimamente el poder que se les estaba yendo de las manos), cuando escucharon las estúpidas bravuconadas de sus gobernantes que pusieron en ridículo a un pueblo muy considerado como el argentino, y cuando faltaron al respeto a los combatientes correntinos al considerarlos no como seres humanos sino como elementos descartables útiles para el combate: “contra los gurkhas(1) enviaremos a los macheteros correntinos”. Todos apoyaban la verdad indiscutible que las Malvinas fueron y son argentinas; todos entendían que no era el momento ni la forma de recuperar las islas robadas, todos sabían que los adiestradores norteños de los cóndores charreteros argentinos no los iban a dejar hacer nada sin autorización, todos eran conscientes que el cóndor

---------------------------------------------

(1) Mercenarios profesionales al servicio del Reino Unido de Gran Bretaña oriundos de Nepal.

Charretero chileno apoyaría a sus amaestradores, pero no pudieron expresar su desacuerdo libremente por miedo a la reacción. Este comportamiento no es de extrañar, ni es motivo acusatorio, ni denigrante para los argentinos; es un modo de proceder propio del ser humano; es una forma de defensa ante una situación que lo expone ante un peligro visible.

Igual cosa también les sucedió a los estadounidenses que no creyeron en las razones de la guerra particular del presidente Bush y de buena parte de su gabinete contra Irak. Tampoco ellos pudieron decir algo en ese momento; habría sido un “sincericidio” hacerlo.

El doctor John era un hombre casado con una mujer de origen oriental, cincuentón, alto, delgadísimo, tranquilo, de carácter jovial y de costumbres muy latinas. Su predisposición a consustanciarse con el medio en el que trabajaba y los años de vivencia en el interior de Argentina, lo fueron convirtiendo en un argentino más; amante de la vida, del vino y de la carne. Era la antítesis del manipulador de trastienda, del transformador de conciencias, del despreciable ser frío y calculador al que no le importa nada del prójimo; era tan accesible y amigable que una o dos veces a la semana (nuestro grupo de extranjeros) lo visitábamos en su casa; contábamos anécdotas de nuestros países de origen, reíamos, cantábamos juntos y cenábamos su ya famoso asado hecho en la carretilla de albañilería; los más pillos hasta le pedían que les regalase las cajetillas de cigarrillos americanos que John no los fumaba porque estaba acostumbrado a la pipa. Imaginaran lo que imaginaran, la verdad era que la amistad que construimos entre nosotros fue culta, sana y respetuosa; jamás de los jamases John procuró o pretendió entresacarnos algo sobre nuestro pensamiento, ni sobre lo que pensaban los compañeros de la Escuela ; eso sí, en diferentes ocasiones conversamos acerca del trato despreciativo que estaba recibiendo por parte de quienes anteriormente no tenían objeción alguna en tratar con él.

Como era de esperar nuestras visitas a la casa de John produjeron ronchas imperialistas, muy especialmente entre los más cerrados mentalmente; pero la cuestión central, aunque se mantuvo la creencia real o ficticia que teníamos un accionar lacayuno, que estábamos faltos de dignidad por fumar cigarrillos Made in USA y que el “yanqui” nos alejaba de la lucha latinoamericana, esta vez no fue más allá del quite del saludo.

El día 20 estaba más próximo que la vuelta de la esquina; el regreso del General Perón era inminente, y la turbación, la agitación y la actividad de las personas se hacía cada vez más confusa.

Hastiados de las situaciones repetidas y un poco decaídos por la incertidumbre de nuestro futuro como estudiantes, decidimos (el grupo de siempre) hacer un alto en nuestros estudios y una higienización mental escabulléndonos de la rutina diaria de la institución en crisis. Decidimos emplear, por unos días, nuestro tiempo en hacer “turismo” recorriendo tiendas, teatros, cines, restaurantes y librerías del coqueto centro de Buenos Aires.

Estando en ese tren de sosiego espiritual, recibimos la llamada de un compañero y amigo rosarino, que al igual que nosotros estaba fuera del maremágnum político, invitándonos a ver la película “Estado de Sitio”, recién estrenada en Argentina y que estaba haciendo furor en el mundo; prohibidísima en casi toda Latinoamérica, y ni qué decir en Paraguay.

Acordada la cita, el siguiente viernes nos encontramos todos en el cine una hora antes del inicio para tomar los mejores lugares; la hora fue insuficiente, cuando llegamos la fila para comprar los boletos de entrada era de dos cuadras aproximadamente, por suerte sin peligro de desbordes por la cantidad de policías presentes. El tiempo que tardamos en acceder a la boletería pasó fugazmente, porque sin darnos cuenta la serie de personas que formábamos la columna entramos en un coloquio parecido al que se desarrolla en una feria; el origen de ello, el respetable número de uruguayos ávidos de contar las peripecias pasadas para ver el film, y de jóvenes paraguayos (algunos según propias afirmaciones) venidos del Paraguay con igual objetivo.

Al principio con la bulla y con el gozo que producía el privilegio de estar allí para esa ocasión vedada para muchos, no me di cuenta o no vi nada, pero al salir de la sala al término de la función, en una barrida de visión percibí la presencia de un grupo de personas entre los que estaba el disparejo par de policías que me habían dificultado el paso la noche aquella de la Casa Paraguaya. De un codazo advertí a mi amigo que el dúo dispar eran agentes de civil de la policía política de Asunción, y que con seguridad estaban husmeando entre los asistentes para tildar a los posibles candidatos a conformar su lista negra. Uno de mis amigos, con el fin de disipar el hecho atribuyó el suceso a una combinación de circunstancias dadas por azar, y otro asignó el hecho a una simple coincidencia, pero yo me mantuve en que las razones correctas serían las de probabilidad o de sucesos deterministas: “bajo las mismas condiciones iniciales existe certeza de lo que va a ocurrir”; en otras palabras, si estaban presentes en todos los sitios que consideraban claves para espiar a los opositores del régimen y al círculo de personas con quienes entablaban relaciones, era más que una certeza que estuvieran allí por el mismo motivo.

En la mente de esos acusones, que sin disimulo y secreto observan, escuchan y luego comunican a la élite espiocrática del régimen, los asistentes a la sala del cine eran agitadores de la oposición, entrenados por comunistas subversivos (expresión que incluye y a la vez condena a todos por igual); y la película, un medio de influjo masivo para la insurgencia contra los gobiernos democráticos, occidentales y cristianos. Así también como la mente de aquellos, las mentes más “desarrolladas” de la charretería sudamericana tenían temor a la exhibición del film por su contenido. Tanto temor les producía que en la misma Argentina duró poco tiempo en cartelera; meses después de ser autorizada la película fue levantada. (2)

¡Los acusones tenían que denunciar a los “paraguayos subversivos” que tuvieron la osadía de ir a ver una película como “Estado de Sitio”!

¡Todos constituíamos un verdadero peligro para el país! Un país que vivía en permanente estado de sitio por “la necesidad que tenía el General Alfredo Stroessner de defender la democracia, la paz pública y la libertad de las personas”.

¡Agitadores a sueldo del extranjero que queríamos arrebatar la paz y la tranquilidad en que vivía la república!

-----------------------------------------------

(2) Getino Octavio. Cine Argentino. Interventor del Ente de Calificación

http://www.alejandragetino.com.ar/octavio_getino/CINE_ARGENTINO.pdf

“En esta etapa, convencionalmente abierta en mayo del ‘73 con el gobierno de Cámpora y cerrada en julio del ’74 con la muerte de Perón y de su gobierno -14 meses en suma- la síntesis de los hechos más destacables en el terreno del cine es la siguiente:

1. Liberación de todos los filmes prohibidos hasta ese entonces por razones ideológico-políticas. La medida alcanzó no sólo a las películas nacionales, sino también a las extranjeras.

2. Descompresión de la censura. No se prohibió ninguna película, (…) a la espera de que se acogieran a la nueva ley de cine en preparación. Ellas se inscribían en lo que el Ente calificaba de “racismo colonial”, como el film italiano Africa ama, u otras de explícito corte pornográfico comercial. La descompresión alcanzó a filmes que anteriormente habían sido tijereteados por la censura, o que no se habían presentado a ella por temor a la prohibición: Operación masacre de Cedrón; Los traidores de Gleyzer; Testimonios sobre la tortura en la Argentina , 1970-72 (…) Estado de sitio, de Costa Gavras; Los demonios, de Ken Russell; Último tango en París, de Bertolucci; La gran comilona, de Ferreri; La naranja mecánica, de Kubrik; los últimos filmes de Pasolini (“Decameron”), Godard, Bergman, etcétera”.

En Paraguay, el estado de excepción o estado de sitio, con el transcurrir de los años se convirtió en una especie de tradición nacional por su ductilidad de aplicación; muy acomodable a distintas situaciones y principalmente a diversos propósitos, de entre los cuales uno se destaca entre todos:

“La expresión Estado de Sitio se utilizó por primera vez en Paraguay en la Constitución de 1870, y sus alcances se encuentran esbozados en la misma. Posteriormente, en las sucesivas constituciones, esta institución siguió instaurándose, aunque con diferentes objetivos.

El Estado de Sitio es, pues, una medida extrema y transitoria cuyo objetivo es preservar y no suprimir la vigencia de la Constitución (…).

Durante la vigencia de los Estados de Sitio, en razón de la suspensión de las garantías constitucionales, se teme que las personas mueran a manos de autoridades, en circunstancias no debidamente aclaradas, amén de la desaparición de personas después de haber sido arrestadas por las autoridades y después de haber permanecido indefinidamente detenidas en sitios más o menos desconocidos.

La aplicación de apremios físicos, psíquicos y de toda índole de procedimientos de crueldad, para arrancar confesiones o para intimidar y deprimir a los detenidos, era una práctica constante que bien pudo caracterizar a los Estados de Sitio en el Paraguay.

Los detenidos en virtud del Estado de Sitio no disfrutaron en manera alguna del derecho a un proceso regular. Ni se les presenta dentro de los términos debidos a un tribunal competente, ni se les permite o suministra la asistencia de letrados que velen por el cumplimiento de las fórmulas procesales.

En materia de derecho de expresión del pensamiento y de información, cabe formular que durante la vigencia de los Estados de Sitio no se goza de libertad ni para la expresión del pensamiento ni para la labor de información.

También los derechos de reunión y de asociación son objeto de frecuentes violaciones y práctico desconocimiento, siendo víctimas de persecución estatal.

Luego…”. (3)

*

Estado de Sitio (État de siège), es una película franco-italiana, rodada en Chile durante el gobierno del doctor Salvador Allende.

El film (drama político) denuncia el abuso de poder por parte de la dictadura militar uruguaya (con ayuda de la C.I .A. y la A.I .D.) en su lucha contra la guerrilla de los años setenta; una película irritante para los Estados Unidos de Norteamérica y para las dictaduras latinoamericanas, basada en hechos reales.

Antecedentes reales en los que se basó el realizador Costa-Gavras:

Dan Mitrione, un maestro de la tortura
ALEJANDRA PATAR


"El dolor preciso, en el momento preciso, en la cantidad precisa, para el efecto deseado". La frase pertenece a Dan Mitrione, y sintetiza quién era y a qué se dedicaba este maestro de la tortura de la CIA , a fines de los 60 y principios de los 70 en América latina.
Las enseñanzas de Mitrione en Brasil y Uruguay sobre shocks eléctricos en los genitales, agujas electrificadas clavadas en la piel bajo las uñas, quemaduras de cigarrillos y el lento estrangulamiento, se terminaron con su secuestro y ejecución en 1970 por la guerrilla de los Tupamaros,

El final de su vida fue recreado por el realizador Costa-Gavras en su película “Etat de Siège” de 1973.

-------------------------------------------

(3) Valdez Servín Blanca Concepción. El Estado de Sitio como una Constante en el Paraguay Independiente. Fundación Res Gestae. Asunción. Editorial AGR Servicios Gráficos S.A. 2011. págs. 71, 72.

La presencia de Mitrione en América latina habla de la práctica sistemática de la CIA de intervenir en la región para asistir en la "desaparición" de cualquier amenaza a la seguridad, en plena Guerra Fría.

La primera misión de Mitrione fue crear una "fuerza policíaca" en Brasil, tras el golpe de Estado de 1964. Esa fuerza contaba para 1969 con cien mil policías y 523 elementos "especializados" que recibieron instrucción de EE.UU.
En su libro La Guardia Pretoriana , el ex agente de la CIA John Stockwell escribió: "Se utilizaban películas y material didáctico de diversas técnicas de tortura y eventualmente los estudiantes tenían que practicar. Entonces Mitrione ordenaba secuestrar a limosneros de las calles, que se usaban como conejillos de indias. Cuando se desmayaban, les inyectaban vitaminas y tras dejarlos recuperar, volvían a otra sesión”.

En Montevideo, Mitrione era el jefe de la Oficina de Seguridad Pública. Oficialmente la OPS era una división de la Agencia para el Desarrollo Internacional, pero su director en Washington, Byron Engle, era una mano de la CIA.

Cuando Mitrione se hizo cargo de la OPS en 1969, Uruguay atravesaba una crisis que se traducía en paros, protestas estudiantiles y actividad subversiva de los Tupamaros. El norteamericano prestó su servicio a la policía uruguaya, con métodos de tortura mucho más sofisticados de los que ya se aplicaban. Aconsejaba: "Antes que nada hay que ser eficiente. Hay que causar sólo el daño estrictamente necesario, ni un milímetro más. Debemos controlar nuestro temperamento en todo caso. Se debe actuar con la eficiencia de un cirujano y con la perfección de un artista”.

Mitrione pagó con su vida esos excesos cuando fue secuestrado por los Tupamaros, quienes exigían la liberación de 150 militantes en prisión. El gobierno uruguayo se negó, y el maestro de la tortura apareció muerto en el asiento trasero de un auto robado.(4) (negritas son del autor).

-------------------------------------------

(4) Alejandra Patar. Clarín.com. Edición Domingo 02.09.2001. El Mundo. Dan Mitrione, un maestro de la tortura.

***

El Informe Benítez

 

“A mediados de agosto de 1970, un policía de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII), Miguel ÁngelBenítez Segovia, que también era militante delMLN-Tupamaros, viajó a Estados Unidos becado por la AID para recibir un curso secreto impartido por la CIA. Había sido seleccionado y promovido por Dan Mitrione semanas antes de su muerte. En una base militar ubicada en Texas fue adiestrado junto a otros 29 policías del Tercer Mundo en el manejo de explosivos, la fabricación de bombas y su utilización en atentados terroristas. Al regresar a Uruguay debía aplicar los nuevos conocimientos en la lucha contrainsurgente.

La embajada de Estados Unidos informaba en 1972 a Washington que Benítez era asistente del comisario Lucas y guardián nocturno de la vivienda de los marines en Montevideo.

En 1971 la dirección del MLN le pidió que redactara anónimamente un informe sobre las actividades de Mitrione en Uruguay y el curso recibido en Estados Unidos, para ser entregado al director de cine Constantin Costa-Gavras, que se aprestaba a rodar un filme sobre el caso Mitrione. El documento sirvió de base, junto a otros materiales y testimonios, para el guión de la película Estado de sitio, estrenada en 1973.

Dos años más tarde, el "Informe Benítez" se volvió particularmente comprometedor para la AID. Contribuyó a la apertura de una investigación del Congreso cuyos resultados determinaron la clausura definitiva del Programa de Seguridad Pública (PSP) de la AID , al que había pertenecido Mitrione.

Benítez no pudo enterarse de la conmoción suscitada por su informe ni de las escenas que lo representaban en Estado de sitio. Se hallaba preso en el penal de Libertad.

Su militancia en el MLN quedó al descubierto en abril de 1972.

El "Informe Benítez" fue publicado íntegramente en Estados Unidos en 1973(como documento anexo al guión de Estado de sitio y atribuido a un "comisario de Policía X"). Las revelaciones del policía tupamaro y el clamor suscitado por Estado de sitio determinaron la apertura en el mismo 1973 de una investigación parlamentaria, liderada por el senador demócrata James Abourezk.

La AID se vio obligada a proporcionar al Congreso documentos, listas de participantes e instructores, planes de estudio e información detallada acerca de los cursos secretos. La documentación comprobó que el informe anónimo redactado por Benítez era verdadero y exacto. Con todo, las revelaciones sobre las actividades ilegales de Mitrione y demás consejeros del Programa de Seguridad Pública en Uruguay no fueron investigadas.

Los instructores de Los Fresnos eran militares de las Fuerzas Especiales asignados a la CIA. La AID los había solicitado al Ejército, pero el Pentágono rehusó proporcionarlos porque el curso le pareció muy comprometedor. Por esa razón debieron pedir ayuda e instructores a la CIA. Los costos del adiestramiento, unos 1.750 dólares por estudiante, fueron sufragados por la AID.

 

"Hasta la llegada de Mitrione, observa Benítez, la Policía torturaba a los prisioneros con agujas eléctricas muy rudimentarias que se traían de Argentina." Mitrione hizo llegar por valija diplomática otras agujas eléctricas "muy modernas", con alambres de diferentes grosores. Algunas eran tan finas que podían ser insertadas entre los dientes. El hombre de confianza de la embajada de Estados Unidos, Nelson Bardesio, las recogió en el aeropuerto de Carrasco. Langguth pudo determinar el origen de los instrumentos aportados por Mitrione para las picanas eléctricas. Provenían de la Technical Service Division (TSD) de la CIA. LA TSD tenía dos oficinas de apoyo en América Latina. Una de ellas, en Panamá, proporcionaba gases lacrimógenos, armas y equipos antidisturbios a policías y militares latinoamericanos…”. (5)

-----------------------------------------

(5) Clara Aldrighi, Trilce. Le cas Mitrione L’intervention des États-Unis à l’Uruguay (1965-1973) - Tome I. 2007. Montevideo, 424 págs.

 

***

“Lito Cruz (Oscar Alberto Cruz, ex Director Nacional de Teatro de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación Argentina , actor de cine, teatro y tv.) se inició en el teatro cuando a los 15 años trabajaba de mozo en el café de su padre, el "Anglo-argentino".

“El examen de ingreso me lo tomó Víctor Jara, que fue mi profesor de actuación de primer año. Todos mis compañeros fueron desaparecidos, salvo uno. Habían trabajado en la película Estado de Sitio, de Costa-Gavras con Yves Montand, y los mataron a todos.”(6) (negritas son del autor).

 

***

 

“El juez chileno Juan Guzmán Tapia, famoso por procesar al ex dictador Augusto Pinochet a partir de 1998, aparece brevemente en la película, junto a su esposa, interpretando a unos periodistas que interrogan a un ministro.” (7)

 

***

 

-----------------------------------------------

(6) Miradas al Sur. 04.05.2009 | 18.11. Buenos Aires, miércoles 21 de septiembre de 2011.

(7) Wikipedia.

 

 

-11-

20 de junio

 

Es harto complicado, pretencioso y hasta un atrevimiento querer definir la conducta del pueblo argentino de tal o cual forma durante los días previos a la llegada del General Perón, y muy dificultoso determinar con significativa claridad su comportamiento durante el día anterior; lo que sí es posible tentar delinear, sin generalizar, son ciertas pautas de conducta, haciendo una división previa de acuerdo a las diferentes posiciones ideológicas frente al inminente acontecimiento.

Durante esos días no era posible advertir en la población, con la que estaba en contacto, un cambio muy llamativo en el cotidiano quehacer, pero era una certeza que ante un café el “asunto” Perón podía llegar a alterar el pulso y a exasperar algunos ánimos.

Sin hablar de mayorías o minorías, porque no me corresponde, era evidente que el regreso del exilio a los pro les producía un estado de alegría. A los pro de la izquierda peronista, un sentimiento de júbilo inquieto por la incertidumbre de hacia dónde el pensamiento de Perón inclinaría el plato de la balanza, y a los pro de la derecha un estado de contento y satisfacción firme (estaban convencidos de haber sido elegidos de antemano). Asimismo era palpable que a los anti la vuelta les producía una profunda aflicción, casi un sufrimiento, basado en el temor del posible regreso a tiempos pasados que no les fueron buenos.

Ahora bien, cuánto más pesó, tanto en los “pro como en los anti”, la inseguridad social producida por los actos violentos de la guerrilla y de los cuerpos policiales, militares y paramilitares es sumamente difícil decir, aunque es factible presuponer que tuvieron un importante impacto. Para entender la magnitud de los hechos basta con analizar el periodo comprendido entre el 19/III hasta el 19/VI/1973, espacio de tiempo desde la victoria electoral del doctor Cámpora hasta el día antes de la llegada del ex presidente Perón. En ese lapso se produjeron aproximadamente unos 40 hechos de violencia armada considerados como los más significativos de ese periodo; es decir, redondeando, uno cada dos días; promedio altísimo, cuya significancia es aún mayor dado que muchos se produjeron en un mismo día. No existen dudas de que los mismos tuvieron que afectar en alguna forma lacerante la psique de mucha gente. Esta lucha por espacios de poder o por lo que fuere, incluyeron atentados con explosivos, secuestros políticos de personas (llevadas a la “cárcel del pueblo” y “juzgadas en nombre del pueblo”), secuestros extorsivos de empresarios de importantes empresas, asesinatos revanchistas, asesinatos de ajusticiamiento por crímenes anteriores o muertes provocadas por el secuestrado, muertes de inocentes libres de culpa y pena, y muertes por el propio efecto de la lucha.

Una ojeada a algunos hechos concretos mencionables, permiten entender fácilmente lo tremendamente perjuicioso que fueron para el ánimo de los habitantes de la Argentina.

 

FAR: secuestro extorsivo de los gerentes de Coca Cola y Mecánica Lanín, asesinato del dirigente peronista Almada Pascual y atentados varios con explosivos.

ERP: secuestro extorsivo del Contralmirante Francisco Agustín Alemán, del Comandante Principal de la Gendarmería Jacobo Nasif, de los empresarios Aaron Beilinson (BABIC S.A.-empresa constructora), de Charles Lockwood (ejecutivo de una financiera), de John R. Thompson (ejecutivo de Firestone), atentado con explosivos en el Comando de la Armada , en el domicilio particular del Dr. Roberto Etchepareborda, en el domicilio particular del director de la acería Dálmine Siderca S.A., asalto y toma de instituciones de enseñanza secundaria y universitaria, de empresas, de estaciones de radio, de la Central Nuclear de Antucha, asesinato del Almirante Hermes Quijada.

Montoneros: asesinato de Dirk Kloosterman (dirigente del Sindicato de Trabajadores Mecánicos SMATA (perteneciente a la CGT) y de Luis Giovanelli (Ford Automotriz).

“Organizaciones desconocidas”: atentados criminales contra los domicilios de profesores de diversas universidades y contra la Facultad de Agronomía de la ciudad de Corrientes.

Toda esa crispación, desconcierto, expectativas y temor se trasladaron tal cual a nuestra institución. Dejando a un lado la fachada de políticos que lucían, los jóvenes peronistas también ansiaban un futuro sosegado y esperanzador; tanto lo demostraban, que hasta nosotros, viéndolos, y soñando con la necesidad que nos urgía, nos cuasi convencimos que Perón quizás podría componer el caos social, político y económico que estaba hundiendo la Argentina de mano de los militares, políticos, pseudo políticos, sindicalistas, policías y demás. Nos preguntábamos: ¿y por qué no puede ser viable, si a fin de cuentas el General, a pesar de sus pecados, seguía teniendo el sí de la mayoría de la población, y el sí, aunque a regañadientes de la clase política en general? Además el ex presidente seguía poseyendo su singular carisma; era inteligente, avezado político, y siempre manejó de una manera u otra los hilos de la política criolla; seguía siendo un General (no estoy muy seguro si ya le habían restituido el grado militar) que entendía con precisión cómo manejar los cuarteles charreteros.

 

“Mi experiencia de viejo militar me permite decirles a ustedes sin temor a equivocarme que en el ejército actual, la mayoría de los suboficiales son nuestros. En la oficialidad, hay un 20 por ciento favorable y un 20 por ciento desfavorable, el resto es indiferente (60 por ciento).

El 60 por ciento restante, que es indiferente, que se escuda como legalista, pero su legalidad consiste en servir al que gana. Si nosotros no estamos en las de ganar los tendremos en contra, pero tan pronto tengamos una posibilidad, podremos contar con ellos que, aunque son como la bosta de las palomas sirven de rellano y hasta a veces pueden servir para más”. (1)

 

“En 1970, Juan Domingo Perón, en el filo de los setenta y cinco años, sigue siendo (símbolo o pretexto, no interesa) el punto donde coinciden todos los que quieren cambiar el país ocupado por el imperialismo, paralizado por el vacío de poder, que es la Argentina de Onganía. –expresó Arturo Frondizi en vísperas de un viaje a París en noviembre pasado, cuando le pregunté si pasaría por España”.(2)

 

Esta turbulencia nos afectaba directa o indirectamente, porque si bien los cóndores charreteros, de primera o segunda generación, de los dos países cumplían a cabalidad con los “transportes requeridos de pasajeros” y atendían los patios traseros, era bien sabido que el presidente Stroessner no era muy afecto a la Argentina , y tampoco le tenía mucha confianza a su gobierno; de modo que la situación imperante, que venía arrastrándose desde hacía años en este país, tenía erizados al gobierno paraguayo, a los políticos cercanos a él, a los militares

-------------------------------------------

(1) Carta respuesta de Perón a los Montoneros. Madrid, 20 de febrero de 1971.

(2) Gutiérrez Carlos María. Habla Perón-Exclusiva. Revista Triunfo Nº 414. pág. 18. España – 09-05-1970.

y a los policías; ergo cuando todos ellos viven un temor

psicótico, es posible que cualquier charlatán de feria, o cualquier policía soplón internacional pueda meter en problemas sin ningún motivo real a cualquier ciudadano que viviera en Argentina.

 

El día 20 de junio, apenas habiendo amanecido, mi compañero de departamento partió hacia el Aeropuerto de Ezeiza para presenciar la llegada del ex presidente Juan Domingo Perón.

Cuando regresó, bien entrada la noche, conturbado y entre risas nerviosas, parecidas a las risas que de adolescente nos solían acompañar cuando relatábamos alguna reciente aventura, que de pícara e inocente sin pensarlo se había vuelto peligrosa, pero que al final sin entender cómo habíamos salido indemnes de ella, me contó con detalles todas las increíbles peripecias pasadas en Ezeiza.

*

Mucho se ha hablado y escrito, y mucho todavía se hablará y se escribirá sobre lo que ocurrió en ese infausto día, conocido como “ La Masacre de Ezeiza” o “ La Matanza de Ezeiza”.

Los hechos:

“La columna Sur de Juventud Peronista se concentra en la rotonda de Llavadol (Antártida Argentina y Camino de Cintura) a las10 hs. Integrada en este orden por: Juventud Peronista de Berisso, La Plata , Lanús, Lomas, Fcio. Varela, Esteban Echeverría, Cañuelas, Avellaneda, Quilmes y Berazategui, totalizando 60.000 compañeros que avanzaban encolumnados…doblando por ruta 205 que empalma al barrio Nº 1 en el sector de atrás del palco encaramado sobre el puente.

(…)

La columna llegó a la zona del puente aproximadamente a las 12 hs. Y comienza a acceder a la gran olla en perfecto orden (…) aproximadamente a las 14 hs. Se comienza a disparar desde el puente con armas largas (carabinas, escopetas y ametralladoras) sobre la columna, integrada por Juventud Peronista, mujeres, niños y ancianos.

Esto provoca un primer desbande general hacia las lomas cercanas, visualizando a hombres armados que se deslizan desde el puente y el palco y comienzan a perseguir a tiros a los compañeros en desbande.

Por otra parte desde coches estacionados en 3, también se dispara sobre los manifestantes. Los que agredían portaban brazaletes argentinos con signos C.D.O. (JP-Comando de Organización) y brazaletes verdes, de comité de vigilancia.

Finalizado este primer tiroteo se levantan en las ambulancias y puestos sanitarios gran cantidad de compañeros heridos, luego de esto, alrededor de las 16 hs. Se produce el segundo tiroteo cuando por los parlantes se anuncia que había gente en los árboles y se les intima a que en cuatro minutos debían bajar de los mismos.

Podemos dejar expresa constancia que en toda esta zona y en los montes cercanos habían coches apostados con francotiradores que disparaban por atrás sobre la multitud en desbandada.

A continuación un grupo que se presume de seguridad con armas largas empuñadas matoneaba a compañeros protegidos tras los árboles, compañeros de JP con brazaletes identificatorios intentan persuadirlos y tranquilizarlos son ametrallados a mansalva, junto a columnas de la UES y de JP de Quilmes que estaban en las adyacencias, este tiroteo se prolonga durante 50 minutos, continuando la persecución sobre los bosques y montes cercanos.

Los compañeros de JP Lanús vieron a un hombre armado con brazalete verde de la Juventud Sindical Peronista, que en un shock nervioso les dijo que su delegado de fábrica, le entregó la noche anterior un revólver con la consigna de que a toda columna que se acerque de JP con carteles de Montoneros se disparase contra la misma.

(…)

Extraoficialmente corrió la versión de que a compañeros de JP heridos, antes de llevarlos al hospital fueron rematados en los bosques cercanos, presumiblemente esta sería la situación del cro. Horacio Simona de la JP de Esteban Echeverría.

Como agregado, desde el palco oficial se intentaba detener a de cualquier manera a las columnas que alcanzaban hacia allí, solicitándose la presencia del conocido delincuente Giovenco, Alejandro.” (2)

***

Denuncia.

Las Organizaciones Firmantes que forman parte de las

columnas La Plata , Berisso y Ensenada, compuesta de unos 20.000

compañeros, denuncian que:

 

1.-Cuando la columna avanzaba hacia su ubicación definitiva fue atacada a balazos y en ráfagas desde el Palco Oficial y desde el Hotel de la Unión Obrera Metalúrgica, ubicado en la ruta 205, desde otro flanco.

2.-Que dicha agresión fue realizada por la guardia de seguridad, organizada y dirigida por el coronel Osinde, y compuesta por matones de la burocracia sindical, la Juventud Sindical , el C.N.U. de Mar del Plata y el Comando de Organización, pertrechados con armas de grueso calibre, como lo testimonian las fotos publicadas, tales como metralletas UZI, fusiles FAL y granadas de guerra.

3.- (…)

4.- (…)

5.-Que estos sucesos planificados con suficiente anterioridad, como ser la presencia de grupos armados en las adyacencias desde días anteriores, la ocupación del Hospital de Ezeiza, 48 horas antes del acto y las fuerzas apostadas en ventanas del hotel de la U.O .M., y ejecutados a sangre fría…, ya que tenían como objetivo amedrentar al pueblo para tratar de impedir tal movilización popular y así imposibilitar el contacto del Pueblo con el General Juan Perón. Ya que esta relación directa significa la anulación de los traidores y

-------------------------------------------

(2) Informe de la Columna Sur de la Juventud Peronista. Buenos Aires, 21 de junio de 1973.

burócratas que medran a espaldas del pueblo trabajador.

Por la Patria Justa , Libre y Soberana en la construcción del Socialismo Nacional – Perón o Muerte.”

 

Juventud Peronista La Plata – Juventud Peronista de Berisso – Juventud Peronista Ensenada – Comisiones de Defensa de Triunfo – Comando Juventud Peronista de Berisso – Alianza Juventud Peronista – Agrupación 17 de Noviembre – U.E.S. – (M.A.S. – U.E.S. – F.E.E.)- J.U.P. (F.U.R.N.- F.A.E.E.P.) y Agrupaciones Gremiales Peronistas.” (3)

*

Testimonio de T. C. B. (entrevistado por el autor y debidamente identificado).

“Yo realmente no recuerdo muy bien, pero tengo entendido que el que influyó fuertemente en mí fue mi propio primo Carlos que vivía allá; él es el que me invitó a ir porque él es quien conocía la política interna argentina; nosotros éramos apenas unos estudiantes transitorios de posgrado que estábamos ahí.

 

Fue realmente una experiencia muy interesante de presenciar una convocatoria eufórica y masiva del pueblo, que indudablemente iba para recibir a su líder el General Perón. Una experiencia muy linda de participación con el pueblo argentino.

 

Yo te puedo decir que como político colorado que soy, y como delegado del partido en el interior que fui, he participado en muchas reuniones; he visto muchas concentraciones, tanto de la época de Stroessner como posterior a su mandato, en la parte ya meramente democrática, y nunca vi una tan grande como esa.

 

Aquello fue una cosa como dije eufórica del pueblo y se veía como una gran fiesta.

 

La gente fue llegando al punto de concentración desde temprano; me acuerdo que mucho antes fue clausurada la entrada de los vehículos; era una marea inmensa de gente.

----------------------------------------------

(3) El Descamisado. Año 1. Nº 6. 26 de junio de 1973. Buenos Aires. Argentina.

Nosotros entramos a participar como curiosos, queríamos ver

ese acontecimiento; me acuerdo haber visto, un poco ya borroso en la memoria, aquel escenario gigante preparado para que el general Juan Domingo Perón pudiera desde ahí hablar a su pueblo. Él estaba volviendo a la Argentina , si mal no recuerdo, después de 18 años. Se veía que Juan Domingo Perón calzaba muy fuerte en el alma, en el espíritu y el interés del pueblo; “pueblo pueblo”, estoy diciendo.

 

Un pueblo que tenía esperanza en el nuevo líder, un pueblo que buscaba en el nuevo líder la solución de los grandes problemas nacionales económicos, un pueblo que por las vicisitudes que venía pasando buscaba un líder que pudiera encauzar el país; eso a todos nos sucede.

 

La gente que quería ver al líder, y que ya se anunciaba que iba a bajar en Morón, muy alejado del lugar y donde creo que había un destacamento militar, se agitó cuando cundió una versión de que se habían detectado a francotiradores en el lugar.

 

Parece que se agarraron gente de la izquierda peronista con la derecha peronista y por eso fue el tiroteo; pero indudablemente hubieron diferentes tipos de roces entre el pueblo mismo participante; algunos izquierdistas fuertes estaban entre la gente, y de por ahí los roces con los de la derecha que también estaban entre la gente.

 

En esa cantidad inmensa de gente no había partidarios de una sola tendencia o partido, y por eso se produjeron las fricciones; por el mismo actuar de cada sector. Unos eran mucho más pasivos y otros más radicales en su actuación; generalmente los izquierdistas quieren ser así, ellos tienen su forma de actuar, entonces se producen esos encontronazos.

 

Acá nuestros izquierdistas, acá localmente (Paraguay), yo puedo decir que son apenas una muestra, un puchito; la fuerza del país está en los dos grandes partidos Liberal y Colorado; quizás una tercera fuerza sea UNACE, pero UNACE no pasa de ser el mismo partido colorado disgregado; si Oviedo (Lino) surge como líder de ese nuevo partido es porque estaba antes en el Partido Colorado.

Allá creo que estuvieron mezclados partidarios de diferentes partidos y de diferentes tendencias, centro, izquierda, derecha, centro derecha, etc.

 

Se habla de que estaban peleando por el palco entre la gente de la izquierda y la derecha peronista, pero después del tiroteo nadie quería estar más en el palco (risas).

 

Me acuerdo que comenzó a cundir la preocupación de la gente con la batalla y todos los disparos. ¿Porque quién se puede salvar de un tiro a mansalva de los francotiradores? No hay ninguna seguridad, y entonces por ahí pasó el miedo y el deseo de retirarse rápido de la gente.

 

Tuvimos que correr. Ahora eso sí, hubo indudablemente algunos más preocupados que otros por salir huyendo del lugar.

 

Cuando trascendió lo de los francotiradores, yo me acuerdo que me fijaba en los árboles de los alrededores porque podrían estar por ahí, pero indudablemente nosotros, pueblo, no éramos el objetivo; el objetivo seguramente era el mismo líder Perón que iba a ser presentado ahí; creo que por ahí pasa la cuestión.

 

Sucedieron muchas muertes también porque cuando la cantidad de gente es muy compacta entonces con los pisotones y con la desesperación se pierden vidas. Eso sucede igualmente en las grandes concentraciones de los estadios y en las grandes concentraciones religiosas de los árabes cuando van a La Meca.

 

Cuando nosotros salimos del lugar de concentración era ya la tardecita. De allí regresamos caminando porque colectivos no encontramos, caminamos y caminamos hasta que se hizo de noche. Al salir del lugar ya fue una caminata nuevamente tranquila, para nosotros, al menos, fue un paseo forzado. Realmente yo llegué muy cansado a casa.

 

Salimos a las 6 de la mañana, o sea que todo el día estuvimos por allá.

Desde muy temprano se concentró la gente para tomarse el lugar más cercano al escenario para mirar al líder. Se hablaba de más del millón de personas, más de 1 millón de personas; un millón de personas es una cosa extraordinaria, porque acá puedo decirte que en las grandes concentraciones que son las coloradas no pasan más de 60 mil personas; pero más de 1 millón de personas es una cosa extraordinaria.

Realmente aquello fue una experiencia fuertemente vivida.

Eso es lo que a mí me queda de aquella época.”

 

*

 

Hasta hoy no se conoce el número de muertos y heridos que arrojó este sangriento suceso, y tampoco el número de asistentes al acto; algunos estiman entre un millón y tres millones de personas.

 

Lo acontecido en Ezeiza fue el punto de quiebre entre la ilusión inocente de la Juventud Peronista de izquierda y la realidad.

 

El 20 de junio de 1973 en Ezeiza renacieron los antiguos cóndores, y nacieron los de la nueva generación.

 

 

-12-

El papel

 

Después de “Ezeiza” no sucedió lo que muchos esperaban que sucediera; las aguas quedaron turbias; lo único que quedó en evidencia fue que nadie se durmió en sus laureles satisfechos con los resultados obtenidos, y confiados en los éxitos logrados. ¿Cuáles? Los supuestos éxitos de: fidelidad demostrada, poder de convocatoria, poder de fuerza, poder de poder, etc. Nadie quedó dispuesto a ceder terreno; los peronistas de derecha demostraron contar (en términos no absolutos) con avales importantes en diferentes estratos del poder, que protegían su modo de actuar contra cualquier riesgo, y los de izquierda (así conocidos) demostraron que estaban dispuestos a presentar batalla en todos los frentes.

Perón, derecho y torcido, había brindado a la clase obrera oportunidades para progresar de la mano de su gobierno; gobierno cuya filosofía de manejo del Estado cubría un amplio espectro de ideologías políticas, las que al final del embudo (todas), llevasen el nombre que llevasen, cobraban o no protagonismo según las necesidades que el General Presidente tuviera de ellas. El hecho de las “oportunidades” hizo que se creara un estado de simpatía ideológica entre él y una gran masa trabajadora; empatía que sobrevivió a las tiranías que sucedieron a su segunda presidencia, pero que no cuajaron o se ajustaron al conjunto de ideas fundamentales que caracterizaban a la juventud peronista de izquierda nacida durante el periodo intermedio.

El menjunje coexistente entre grupos de izquierda, de derecha, de paramilitares, de parapoliciales, de terroristas sindicales y no sindicales, de guerrilleros urbanos y rurales, etc., producían en el país un caos descarriado que hacía intuir un proceso de definición largo, doloroso y complicado; y como nuestra institución (al margen de lo establecido en los papeles, y porque los que ejercen el poder siempre tienen formas de apretar clavijas) era en la práctica Estado-dependiente, y como parte dependiente del Estado, no quedaba fuera de la lamentable situación por la que atravesaba Argentina, decidí hacer higiene mental durante unos días en Asunción.

Con el enredo desordenado existente, nadie extrañaría mi ausencia.

Cuando la azafata abrió la puerta de la aeronave, me dio la bienvenida la brisa cálida, casi caliente, pastosa, cargada de humedad, y el característico olor del Paraguay (aunque suene extraño, o no crea, que un país tenga un olor particular, todos por igual tienen un olor original característico que los distingue). Caminando por el asfalto caliente rumbo a la aduana (aún no existían los túneles para el descenso directo de los pasajeros a las oficinas de control), observé una cantidad infrecuente de soldados y oficiales de la policía militar (unidad del ejército encargada de la custodia presidencial): “Alguien importante estará por llegar o el presidente anda por aquí paseando” pensé. Cuando llegué al control de equipaje, donde comúnmente se pasa sin ninguna inspección, me pidieron que abriera mi valija; un tanto extrañado por el inusual hecho, pero sin demostrar incomodidad abrí la maleta con mayor prontitud de lo que hubiera hecho si el aire acondicionado del lugar funcionase. Igual a como me habían revisado diez años más tarde en el aeropuerto Ben Gurión, en donde sí tenían motivos valederos, me revisaron el equipaje en el aeropuerto Presidente Alfredo Stroessner…, la diferencia estuvo en que en el aeropuerto de Tel Aviv dejaron mi valija ordenada como estaba, y no un revoltillo inentendible; acto de clara connotación cultural pobrísima de algunos de los funcionarios de la época designados por color partidario y no por capacidad.

 

-¿Está bien, puedo cerrarla? -le pregunté al morochón de rostro serio.

-¡El maletín de ejecutivo (maletín de mano)! -recibí la orden por respuesta.

 

Lo miré como preguntándole ¿qué está pasando hoy?, y el robusto inspector enarcando las cejas, me hizo una seña cómplice con los ojos señalando al militar que estaba parado a sus espaldas; ahí recién entendí la cosa; no era por cambio de normas, ni por mala voluntad del hombre, era porque debía guardar las apariencias ante un oficial de la escolta presidencial. ¡Podrían ser terribles las consecuencias! Alcé sobre la mesa mi maletín y procedí a buscar los números correspondientes a la clave numérica de la cerradura para abrirlo (en aquellos tiempos tener cerradura de clave en el maletín era a todas luces una moda y no una necesidad); en cuanto ubiqué los dos primeros, el oficial, creyendo que cumplía a cabalidad su deber de desconfiar de todos, se acercó al inspector y asumió el papel de jefe del mismo indicándole con movimientos de cabeza qué hacer. Bastó que apareciera un libro ante sus ojos para que el Teniente de la escolta, metiera su mano por sobre la del inspector, tomara el libro y comenzara a leer lo escrito en la tapa, contratapa y en algunas páginas iniciales.

 

-¿Usted es comunista o qué? –me preguntó, y antes de darme la oportunidad de responder, me hizo escuchar de modo imperativo su lectura: “Esto decidió a Sweezy (Paul Marlor) a escribir el presente libro apoyándose en la economía marxista tal como fue establecida originalmente por el autor de El Capital. “No debe pensarse –dice- que esto implique ninguna intención de revelar lo que Marx quiso decir. A este respecto, hacemos la suposición simplificante de que quiso decir lo que dijo.”

-¡Es un libro común, de estudio, de economía, escrito por un profesor universitario norteamericano! ¿Qué hay con él?

Ni siquiera me miró.

-“En todo el libro he citado frecuente y extensamente las obras de Marx y sus discípulos…” “Primera parte… Valor y plusvalía… El método de Marx... Cuarta parte… El imperialismo”. ¿¡Qué cree que es esto!? ¡Marx! ¡Marx! ¡Marx! ¡Marx!… ¡Un libro comunista!

 

¿Que podría responderle a un sujeto como ese, ignorante de buena cepa, que ni siquiera sabía el nombre de Marx, que ni noticias tenía de más allá de la punta de su fusil, trabajado mentalmente por instructores de un país donde estaba prohibido no sólo leer sino mencionar la palabra Marx? ¡Nada! ¡Absolutamente nada!

Prácticamente tiró el libro a un lado de la mesa, y siguió hurgando en el maletín y… ¡Oh, suerte para él! Encontró un ejemplar de la revista Selecciones del Reader´s Digest del año 1973, que estúpidamente y sin pensarlo había traído de Buenos Aires para que leyeran en casa el artículo bomba escrito por Nathan Adams que llevaba por título: “Secretos del tráfico de drogas en Sudamérica”; en el mismo, el autor demostraba las estrechas relaciones de generales, ministros y jefes policiales del gobierno de Stroessner con el tráfico de drogas (Generales Patricio Colmán y Andrés Rodríguez quien décadas más tarde dirigió el golpe militar que destituyó a su consuegro Stroessner, Augusto Montanaro Ministro del Interior, Pastor Coronel, Jefe del Departamento de Investigaciones, y otros). Todos los números de esa edición habían sido decomisados por la policía, y yo, con mi drama personal no lo había previsto, ni se me había pasado por la mente.

Con el “descubrimiento” hecho y después de efectuar la denuncia correspondiente, el teniente supuso que los porotos a su favor deberían aumentar necesariamente; así que con celeridad me llevó detenido hasta la oficina de guardia, y llamó con presteza a su superior inmediato. Las acusaciones e imprecaciones me llovieron sobre la cabeza. Traté de defenderme dando explicaciones que no tuvieron oídos para ser escuchadas, y resultaron palabras mudas cuando el mayor colgó el teléfono…, desde el lamentable Departamento de Investigaciones de la Policía le informaron que mi nombre estaba en la lista de los paraguayos que fuimos a ver “Estado de Sitio”. ¡Qué fregada! ¡Y yo que no creí todo lo que me contaron acerca de lo sucedido con el señor Ernesto!; un desconocido para mí.

 

Mal relatado el caso fue así:

 

Ernesto, hombre mayor, fanático del fútbol, confiado en el triunfo de su selección que en el cotejo de ida por las eliminatorias al mundial de Alemania 1974 había empatado en Asunción; viajó a Buenos Aires para presenciar el partido de vuelta; a su regreso, amargado por el resultado desfavorable, y agotado después de casi 24 horas de viaje en el traqueteado bus de “ La Internacional ”, a su arribo a la terminal cercana al puerto de Asunción fue detenido y puesto en prisión por unos horribles doce días. ¿Su pecado?... ¡La mala suerte!... Ese día domingo de octubre, en la Bombonera , se ubicó sin saberlo en el sitio equivocado…, justo al lado de un grupo de personas pertenecientes al entorno de Epifanio Méndez Fleitas (ex jefe de policía y ex director del Banco Central del Paraguay durante parte del gobierno de Stroessner), a quien el General lo tenía entre ceja y ceja y bajo estricto control policíaco (¿argentino o paraguayo?) permanente en la Argentina donde estaba exiliado. Ernesto fue fotografiado por agentes que pasaron la información al Departamento de Investigaciones y fue acusado de “revolucionario epifanista”.

 

Sumando todas las “evidencias” realmente me encontraba en problemas; entre Marx, Selecciones y el director Costa-Gavras, para el militar del escolta presidencial, celoso custodio de la paz pública y cristiana, yo constituía el comunista subversivo perfecto. Para zafar del problema en que estaba metido sólo había una utópica solución: inyectar urgentemente yodo en el cerebro del Mayor.

 

Después de horas de insistentes “blabases” acusatorios, me quitaron todos mis documentos y me dejaron solo en la habitación.

 

-Aquí tiene su documentación; la revista se queda aquí…, puede retirarse.

-Gracias –respondí, y sin pedir explicaciones tomé rumbo a la puerta lo más rápido posible; no sea que el sujeto cambiara de opinión.

-¡Hey… usted!... ¡Lleve también su papel!

¡La mierda!, me dije a mí mismo desconfiando de las palabras del Mayor; y regresé sobre mis pocos pasos para asir el papel que estaba sobre la mesa.

Una vez en el taxi, quité el papel del bolsillo para ver qué era…; el bendito papel que me había apresurado el corazón era mi acompañante de siempre: la constancia de ser becario de la AID.

¿Qué pasó o por qué?... no me lo pregunte porque no sé.

 

 

 

-13-

La ruptura y el final

 

Empero los rumores que corrían, las predicciones y las expectativas de que algo inminente estaba por suceder, el estado de indefinición, confusión y desorden continuaba tal cual; a la par navegábamos todos.

Para las presidenciales, llamadas por el “yerno presidente”, la fórmula Perón-Perón (Perón-“Isabelita”) fue proclamada en agosto del 73 por el Congreso Nacional del Justicialismo, en menoscabo de otros sectores peronistas que también querían colocar a alguno de sus candidatos en la fórmula presidencial. Todo el futuro fluía hacia López Rega.

 

El gobierno paraguayo, que hacía unos años se había llevado un gran susto con el movimiento de las ligas agrarias apoyadas por parte de la iglesia católica (a quienes acabó a bajo costo de desprestigio internacional, o dicho de otro modo: masacrando gente a un costo de desprestigio bajísimo a causa de la vista gorda que hicieron los macarthistas del momento, y porque más prestigio ya no se le podía quitar), se sentía bien con los charreteros de la “Revolución Argentina”, incómodo y súper desconfiado con el peronismo del Dr. Cámpora, menos inquieto, pero inseguro con Lastiri, e indeciso y dubitativo con el futuro gobierno del amigo Juan Domingo.

 

Si cupiera un análisis similar en lo personal, diría que durante el periodo Cámpora-Lastiri-Perón me sentía desasosegado y receloso, muy especialmente durante el tiempo aquel en el que iba a la Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica (situada entonces en la calle Sarmiento al 600, en pleno centro de Buenos Aires) para cobrar el importe de la beca, porque, más al salir que al entrar al edificio, sentía las miradas de desprecio social de los ciudadanos pesquisones (que al tiempo de prejuzgar te identificaban con el mal imperialista en persona), y porque nadie podía garantizar que a la vuelta de la esquina algún desmedido intentara algún acto non sancto por simple confusión mental.

Los controles y vigilancia extrema de la Embajada terminaban al salir de la sede diplomática.

No pasó mucho tiempo para que todo cambiara de tono.

 

Aproximadamente un mes y medio después de la proclamación de la plataforma Perón-Perón, la misma gana las elecciones con facilidad. La algarabía generalizada de los peronistas se esfumó rápidamente con el transcurrir de horas nada más; el ERP no se había quedado quieto, y los Montoneros y las FAR (¿CIA, López Rega u otros…?) fueron más allá de los copamientos, secuestros y atentados “habituales”…; esta vez el desafío al General victorioso fue un porrazo devastador, tremendo, como se dice en la jerga boxística un feroz golpe al hígado, que al viejo líder probablemente sensibilizado por la edad (78 años) y por los males propios de la misma le afectó con mayor intensidad, obligándolo a apresurar decisiones que en otro escenario las hubiese considerado con más tiempo y frialdad; acribillaron, literalmente hablando, al Secretario General de la C.G .T. (sustento de masas de Perón) José Ignacio Rucci, dirigente ligadísimo a la derecha peronista y a los planes del General, señalado como uno de los principales artífices de la “masacre de Ezeiza”, como parte de la ilegalmente enriquecida dirigencia sindical y como colaboracionista, junto al dirigente del gremio de la construcción (UOCRA) Rogelio Coria (cuando perdió la dirigencia fue al Paraguay donde vivió al “amparo y reparo” del gobierno de Stroessner), y de otros más durante los gobiernos charreteros previos al presidente Héctor Cámpora.

 

“El informe de la morgue judicial sobre el cadáver del líder sindical asesinado dice:


1) Herida contuso-cortante de unos 4 centímetros y medio en la cabeza; 2) otra herida similar en la frente; 3) un hematoma en ese mismo lugar, probablemente por la caída; 4) herida cortante superficial en la nariz; 5) herida de bala en la cara; 6) herida de bala en la cara lateral del cuello; 7) herida de bala en la base del cuello; 8) herida de bala debajo de la nuca; 9) herida de bala en el hombro derecho, con rotura de clavícula; 10) dos heridas de bala en la región mamaria derecha; 11) 16 heridas de bala en el tórax; 12) heridas de bala en la mano izquierda; 13) fractura del húmero; 14) herida de bala en la rodilla izquierda.

 

Tal vez el lamento más gráfico fue el del propio General Perón:
-Me cortaron las patas.” (1)

 

-Todos sabían que Perón lo quería a Rucci como a un hijo. ¿Le quedó algún recuerdo de ese cariño?

-Mi padre (…) Sí, mi papá sentía devoción por el General, y yo creo que era absolutamente recíproco. Por eso, cuando lo matan, Perón dice: “¡Me mataron a un hijo!”. Creo que era absolutamente sincero. (2)

 

“Según el escritor Juan Gelman, que pertenecía a la organización Montoneros, no se pensó en la clase obrera sino en presionar a Perón: ‘Lo de Rucci no se hizo para despertar la conciencia obrera: se hizo en la concepción de tirarle un cadáver a Perón sobre la mesa, para que equilibrase su juego político entre la derecha y la izquierda...’ (3)

----------------------------------------------

(1) Daniel Brión. Instituto por la Memoria del Pueblo. http://www.lucheyvuelve.com.ar/General/rucci.htm

(2) Magdalena Ruíz Guiñazú. Reportaje a Claudia Rucci. Diario Perfil.com.

(3) http://es.wikipedia.org/wiki/Jose_Ignacio_Rucci.

“Uno más y de valor es de Eduardo Anguita, reconocido escritor y periodista,(…) sostuvo con absoluta firmeza que la muerte de José Ignacio Rucci fue obra de la agrupación Montoneros y vinculó “los episodios de Ezeiza con esta operación. Según Anguita, Montoneros

respondió así a los responsables de la derecha peronista, autores intelectuales y materiales de la masacre de Ezeiza, ya que Rucci formaba parte del Comité de Recepción a Perón”. (4)

 

“Allí, bajo el subtítulo “Burócratas colaboracionistas”, se sostiene: “NADIE IGNORA que ese dirigencismo encabezado por José Rucci y Rogelio Coria, que ocupa edificios y direcciones gremiales por el favoriti-mo de un régimen explotador, fue uno de los artífices de la dictadura inaugurada el 28 de junio de 1966” .

“En la conciencia y el corazón de los trabajadores nadie duda que Coria-Rucci son colaboracionistas de los gobiernos que no eligió el pueblo aparte de que nada los separa de los patrones como nada los une a los obreros”.(5)

 

“Rogelio Coria dejó a los trabajadores de la construcción una abultada herencia. Su conversión de burócrata a estanciero del Paraguay no alteró para nada las estructuras de la UOCRA (…)” (6)

 

En verdad el entripado político argentino no lo entendía; creo que ni si lo hubiese intentado no lo hubiese podido comprender en toda su complejidad y magnitud; discurrir, inferir o deducir someramente, quizás; pero tener una idea clara, más profunda de las cosas imposible…; si los propios argentinos no podían…, yo menos. Aún así necesariamente me veía en la obligación de intentar predecir, usando cualquier recurso disponible, mis perspectivas académicas y las reacciones consecuentes que los acontecimientos en proceso tendrían en

-------------------------------------------

(4) Julio Argentino Gómez. Periodismo de Verdad: 21 de septiembre de 2008.

(5) Federación Gráfica Bonaerense. “¿Quiénes son los que están en convivencia con el Gobierno?” En diciembre de 1971. http://www.elortiba.org/pdf/El_otro_Rucci.pdf.

(6) http://www.ruinasdigitales.com/descamisado/descamisadocontralaherenciadecoria419/

Paraguay. Los posibles avatares en mi país, donde con excepción de la A.I .D., lo cual presumo solamente, porque me concedió la beca, mi apellido no contaba con la simpatía del gobierno y más aún de los adláteres a él… fieles galgos siempre corriendo detrás de posibles liebres para ganarse algunos puntos de fidelidad. El único recurso utilizable, disponible, consistía en guiarme solo y simplemente por los grandes acontecimientos, haciendo a un lado (una forma de decir) los hechos a los que nos tenían acostumbrados las guerrillas y los paramilitares o parapoliciales de las Triple A, etc. (asesinatos, secuestros, matanzas, ocupaciones, voladuras y demás crímenes en cantidades más que sorprendentes). El artilugio no me sirvió de mucho porque de ahí en más, en cuestión de meses, todo se vino de golpe como si fuera un torrente desesperado.

 

El 12 de octubre de 1973 asume la presidencia de la República el General Juan Domingo Perón Sosa.

Consciente de los problemones que tenía encima, y que no los podría resolver, porque ya no tenía ni el poder absoluto, ni el carisma puro de antes, instó a todos a unirse a la tarea que esencialmente le correspondía a él, a su gabinete y a su partido.

 

Discurso 12 octubre de 1973

Compañeros: hay circunstancias en la vida de los hombres en las cuales uno se siente muy vecino a la Providencia.

Para mí, esas circunstancias se presentan cuando tengo la inmensa satisfacción de contemplar al pueblo.

Y a esta inmensa satisfacción va unida la tremenda responsabilidad que representa el servir digna y lealmente a ese pueblo.

Por ello, para mí la presente circunstancia en que estoy frente a ese pueblo, que siento tan profundamente en mi corazón, es un acicate para dedicarle hasta el último aliento para servirle, y pedirle que me ayude; para pedirle a ese pueblo que me ayude a defender esa responsabilidad manteniéndose en paz, unido y solidario, cumpliendo cada argentino la misión que recibirá para la grandeza de la Patria y la felicidad del pueblo.

Si yo hubiera pensado solamente en mi capacidad de realización, no habría aceptado esta responsabilidad. Pero cuento con lo que el pueblo argentino ha de poder realizar en esta Patria que todo lo merece, y por la cual cada uno de nosotros está obligado ante el destino a trabajar, precisamente, día y noche, para resolver los problemas generales.

Es precisamente esa profunda fe que tengo en el pueblo de la Patria la que me ha impulsado a aceptar la responsabilidad de conducir al país. Y en ello espero que todos los argentinos, de cualquier matiz político que sean, comprendan que en la paz que podamos mantener y en el trabajo fecundo que debemos realizar, está precisamente ese destino que tenemos la obligación de defender.

Por eso a todos los argentinos, y especialmente a los peronistas, les exhorto a que pongamos desde mañana mismo toda nuestra actividad al servicio de la reconstrucción de nuestra Patria, para que desaparezcan las necesidades primarias que todavía pueden observarse a lo largo y a lo ancho de ella.

Cada uno de nosotros tendremos en el futuro un trozo de responsabilidad si esas tareas no se realizan.

Yo y el Gobierno hemos de poner todo nuestro empeño, pero necesitamos que el pueblo argentino ponga el suyo, porque nadie hoy puede gobernar el mundo sin el concurso organizado de los pueblos.

Compañeros: finalmente quiero dedicar algunas palabras a nuestra juventud.

A esa juventud, que es nuestra esperanza, quiero que le llegue nuestro más profundo cariño, junto con la exhortación más sincera de que trabaje y se capacite. Porque los jóvenes serán los artífices del destino con que soñamos. A ellos hemos de entregarles nuestras banderas, convencidos de que por sus valores morales han de llevarlas al triunfo para la grandeza de la Patria y la felicidad de nuestro pueblo.

Finalmente, quiero decirles que durante este gobierno que hoy se inaugura, y siguiendo la vieja costumbre peronista, los días primero de mayo de cada año he de presentarme en este mismo lugar para preguntarle al pueblo aquí reunido si está conforme con el gobierno que realizamos.

Les agradezco a todos los compañeros que han venido hasta esta plaza, histórica para nosotros, a ofrecerme la inmensa satisfacción de su presencia. Pueden estar persuadidos de que para mí no existe una satisfacción y una gloria mayor que contemplar la cara de este pueblo que es lo único que labra la grandeza de la Patria.

Y ahora, como ha sido siempre usual en nuestros tiempos, les pido a todos una desconcentración tranquila y en orden, llevando el recuerdo de un primer acto en esta plaza, que será el comienzo de muchos otros en los que tendré la inmensa satisfacción de tomar contacto efectivo con el pueblo.

 

*

 

Ese mismo mes, en el que el General pedía apoyo a la ciudadanía, las Tres A de López Rega cometía una serie de crímenes en contra de todo lo que consideraba de izquierda, llámese peronista o no. El ERP, las FAR y los Montoneros que tampoco cedían en sus pretensiones, igualmente siguieron golpeando el país entero con atentados, secuestros y asesinatos.

Con este panorama tétrico, las ilusiones de una salida de manos del Presidente Perón eran casi nulas; pero el General todavía abrigaba alguna ilusión al respecto…, ilusión que pronto se esfumaría meses después; el 19 de enero de 1974, cuando el ERP ataca la Guarnición Militar de Azul (Regimiento 10 de Caballería Blindada y Grupo de Artillería Blindada) en la Provincia de Buenos Aires. Durante la resistencia a la toma, se produce la muerte del Jefe de la Guarnición Militar , de su esposa y de varios soldados y guerrilleros; el Jefe del Grupo de Artillería Blindada secuestrado durante la acción es asesinado posteriormente por la guerrilla.

El agotado Perón reacciona e inclina, de una vez por todas, la balanza hacia la derecha de su partido.

 

Discurso pronunciado el 1° de mayo de 1974 por el Presidente Juan Domingo Perón, desde los balcones de la Casa de Gobierno.

 

“Compañeros: Hace hoy veintiún años que en este mismo balcón y con un día luminoso como el de hoy, hablé por última vez a los trabajadores argentinos. Fue entonces cuando les recomendé que ajustasen sus organizaciones, porque venían días difíciles. No me equivoqué ni en la apreciación de los días que venían ni en la calidad de la organización sindical, que se mantuvo a través de veinte años, pese a estos estúpidos que gritan.

Decía que a través de estos veinte años, las organizaciones sindicales se han mantenido inconmovibles, y hoy resulta que algunos imberbes pretenden tener más méritos que los que lucharon durante veinte años.

Por eso, compañeros, quiero que esta primera reunión del Día del Trabajador sea para rendir homenaje a esas organizaciones y a esos dirigentes sabios y prudentes que han mantenido su fuerza orgánica, y han visto caer a sus dirigentes asesinados, sin que todavía haya tronado el escarmiento.

Compañeros: Nos hemos reunido durante nueve años en esta misma plaza, y en esta misma plaza hemos estado todos de acuerdo en la lucha que hemos realizado por las reivindicaciones del pueblo argentino. Ahora resulta que, después de veinte años, hay algunos que todavía no están conformes de todo lo que hemos hecho.

Compañeros: Anhelamos que nuestro movimiento sepa ponerse a tono con el momento que vivimos. La clase trabajadora argentina, como columna vertebral de nuestro movimiento, es la que ha de llevar adelante los estandartes de nuestra lucha. Por eso, compañeros, esta reunión, en esta plaza, como en los buenos tiempos, debe afirmar la decisión absoluta para que en el futuro cada uno ocupe el lugar que le corresponde en la lucha que, si los malvados no cejan, hemos de iniciar.

Compañeros: Deseo que antes de terminar estas palabras lleven a toda la clase trabajadora argentina el agradecimiento del Gobierno por haber sostenido un pacto social que será salvador para la República.

Compañeros: Tras ese agradecimiento y esa gratitud puedo asegurarles que los días venideros serán para la reconstrucción nacional y la liberación de la nación y del pueblo argentino. Repito, compañeros, que serán para la reconstrucción del país. Y en esa tarea está empeñado el Gobierno a fondo. Serán también para la liberación, no solamente del colonialismo que viene azotando a la República a través de tantos años, sino también de estos infiltrados que trabajan adentro, y que traidoramente son más peligrosos que los que trabajan desde afuera, sin contar que la mayoría de ellos son mercenarios al servicio del dinero extranjero.

Finalmente compañeros, deseo que continúen con nuestros artistas que también son hombres de trabajo; que los escuchen y los sigan con alegría, con esa alegría de que nos hablaba Eva Perón a través de apotegma de que en este país los niños han de aprender a reír desde su infancia.

Queremos un Pueblo sano, satisfecho, alegre, sin odios, sin divisiones inútiles, inoperantes e intrascendentes. Queremos partidos políticos que discutan entre sí las grandes decisiones.

No quiero terminar sin antes agradecer la cooperación que le llega al Gobierno de parte de todos los partidos políticos argentinos.

Para finalizar, compañeros, les deseo la mayor fortuna, y espero poder verlos de nuevo en esta plaza el 17 de octubre.”

 

Los grupos de izquierda al escuchar el tenor del discurso, que los alejaba definitivamente de sus objetivos, interrumpían el discurso de su “ex líder” con cánticos.

 

* "¡Vea, vea, vea, qué manga de boludos, votamos una muerta, una puta y un cornudo!"

* “¿Qué pasa, qué pasa, qué pasa General; está lleno de gorilas el Gobierno Popular?”

* “Rucci traidor, saludos a Vandor”

* “Montoneros, Montoneros, Montoneros.”

* “Si este no es el pueblo, el pueblo donde está.”

* “Conformes, conformes, conformes General; conformes los gorilas, el pueblo va a luchar.”

* “Aserrín, aserrán es el pueblo el que se va.”

 

*

 

El 1º de julio del mismo año fallece el General Presidente, y le sucede la vicepresidenta, María Estela Martínez viuda de Perón.

El desajuste existente se agrava y se profundiza aún más.

 

 

-14-

El viaje

 

Si bien, dentro de todo el desbarajuste existente, la presidencia del país estaba en manos constitucionales, y aunque las dificultades superabundaban en todos los órdenes, el régimen académico se normalizó entre comillas; dicho de otro modo, volvió a tener autoridades reconocidas por los poderes jurisdiccionales correspondientes; se eliminaron ciertas “rebarbas” que habían quedado y siguió funcionando casi a semejanza de como antes, pero a tres cuartos de máquina. Frente a todo, los responsables lograron hacer cumplir con éxito las horas obligatorias necesarias e indispensables para el conocimiento y el derecho a elaborar la tesis; requisito ineludible para la obtención del grado académico superior. Así las cosas, excepto nosotros, los demás extranjeros, agotados por los giros y contragiros, y probablemente apremiados por sus respectivos gobiernos o entes que les financiaban la beca, abandonaron el curso mucho antes de la conclusión del último periodo lectivo; una pérdida total de valioso tiempo en pos de una superación profesional…, luego de año y meses de esfuerzo quedaron nuevamente buscando un sitio en el punto de partida.

Si para nosotros estaba complicado el cómo continuar, creo que para los compañeros argentinos estaba peor aún. Ellos debían, obligados por las circunstancias, regresar a sus lugares de trabajo, sin saber si con la oleada de cambios continuaban en sus cargos, y si continuaban, sin saber a ciencia cierta si obtendrían el permiso y el dinero necesario para llevar adelante sus trabajos de tesis y para realizar los numerosos e inevitables viajes a Buenos Aires con el fin de discutir con sus asesores las propuestas, los avances, etc., de manera a lograr las aprobaciones correspondientes y arribar a la presentación final.

Para mi fortuna, la Agencia para el Desarrollo Internacional mantuvo mi beca tal cual estaba programada.

El trabajo de tesis me llevó a la provincia de Salta, situada a unos 1.500 kilómetros de Buenos Aires.

 

*

Tomé los boletos y mis documentos del maletín y los dejé en lo más profundo del bolsillo lateral de mi pantalón, pensando que allí estarían más seguros y fácilmente disponibles para el momento en que debiera usarlos. Con las últimas luces de la tarde me dirigí a la estación de trenes para abordar el que me llevaría a destino; en realidad casi a destino, hasta San Miguel de Tucumán, desde donde debía proseguir camino en ómnibus hasta la ciudad de Salta. En principio el viaje, entre una cosa y otra, tomaría un tiempo de aproximadamente 30 a 35 horas. Estaba muy tranquilo, no obstante saber que iba a realizar mi trabajo investigativo en una región desconocida por mí, y en donde el éxito o fracaso dependería en gran medida de la actitud de los funcionarios salteños y del pueblo mismo donde debería interactuar con ellos durante un tiempo relativamente importante.

 

Horas después de la partida todavía me era imposible conciliar el sueño; conspiraban el rebelde vaivén del vagón, el duro asiento y el poco espacio que me ofrecía el señor obeso sentado a mi lado; amén del embotador trac-trac…trac-trac…trac-trac de las ruedas sobre las uniones de los rieles. Por un momento pensé en lo despistado que estuve para comprar un boleto económico, debería haber comprado para la clase superior.

¡Que pensamiento tan acusador éste!, debería haber sido más compasivo pues era mi primera gran experiencia en viajes de larga distancia por tren…, la divina juventud hizo lo demás.

Un pensamiento por demás inútil pues el fiel y apacible “Estrella del Norte” carecía de comodidades más allá de lo necesario…; tan manso y benevolente que hizo que su trac-trac se amigara con mi cerebro, y de ser una molestia perturbadora se convirtió en un sonido adormecedor.

Estaba profundamente dormido, cuando un toqueteo en mi hombro me despertó; era el inspector del tren “acompañado” de un uniformado armado cuyo grado no pude precisar; pudo haber sido un oficial, un suboficial, un cabo o un soldado raso.

-Su boleto y documentos –me pidió el inspector.

Pese a mi estado de somnolencia capté la mirada hostil con que me escudriñaba el “oficial” y creí entender de qué se trataba el asunto.

-¡Puta carajo, otra vez problemas!-renegué por lo bajo.

-¡Su boleto y su documento!-esta vez me pidió el militar en tono de exigencia.

-Aquí están –le respondí, pero de exprofeso se los pasé al inspector del tren.

El inspector marcó el boleto, hojeó detenidamente el pasaporte y me devolvió ambos diciéndole al uniformado: “Todo bien”.

 

Evidentemente, al solicitar documentos en un viaje interno, el militar estaba tratando de pescar a pasajeros marcados, a sospechosos y a candidatos a sospechosos.

El tiempo de permiso de estadía en la Argentina había caducado, y el inspector ferroviario se dio cuenta de ello pero dejó pasar…, conscientemente, sin conocerme y sin pensar como el militar, me dio una mano encubriéndome; a las claras el hombre no estaba de acuerdo con el indiscriminado procedimiento, y no tenía deseos que un extraño impusiera sus deseos por sobre el espíritu de “su” compañía. La explicación de esa actitud la comprendí a cabalidad cuando a través del tiempo tomé conocimiento de lo que realmente representaba para todos el “Estrella del Norte”.

 

Sin dejar de hablar, Santiago, se dirigió hacia una vieja valija de cuero heredada de su abuela; desabrochó la hebilla de metal de los cinturones que aseguraban la “tapa”, la abrió y empezó a hurgar entre los montones de documentos y papeles allí guardados; papeles y documentos que aún no merecían el destierro porque todavía podían aportar algunos datos “relevantes” en un futuro. Aún no había llegado el tiempo de sucumbir en la odiosa papelera.

 

-Fíjese en estos recortes y podrá captar el espíritu de lo que le estoy diciendo –señaló Santiago al periodista.

 

“Exhaustos. Así esperaban en el andén tras largos meses de arduo trabajo los obreros norteños que ponían de pie la próspera Buenos Aires. En cada nueva construcción trabajaban obreros salteños, tucumanos, santiagueños y jujeños, que llegaban a la metrópoli porteña en busca de empleo. Pero esa piel curtida, el rostro cansado y las manos sedientas de descanso tenían un objetivo: hacer algo de plata para llevar a las familias que esperaban en el pago. Entonces la llegada del descanso y el tiempo de las fiestas cargaba con las esperanzas y devolvía la alegría contenida. Y en ese escenario planteado entre el hombre y su tierra, había otro actor principal, llamado Estrella del Norte. El tren cobraba un papel preponderante al ser el medio para retornar nuevamente al hogar, y su viaje era toda una experiencia. En la estación comenzaban los abrazos, prevalecían las sonrisas y brotaban las lágrimas de emoción. El Estrella ya era parte de ese pueblo añorado que se hacía presente en los hermanos, en las guitarras y los bombos, en el vino y la fiesta, en el ambiente que parecía latir desde las peñas lejanas (…).”

 

“Cuentan, quienes vivieron la experiencia, que el Estrella del Norte fue uno de los servicios que hicieron historia, junto (…) el Expreso Buenos Aires-Tucumán (1969-1980), (…) el Mixto (1960-1989) y el Mar y Sierras (1970-1978).”

 

“El Estrella del Norte fue inaugurado en 1914 y cumplió servicios hasta su suspensión en la década del ‘90, recordada entre otras cosas por la privatización de los ferrocarriles durante el gobierno de Carlos Menem. La desaparición de los trenes no sólo desunió el territorio sino que condujo a la desaparición de cientos de pueblos, llevó a la calle a miles de obreros, dejó en la miseria a muchas familias y anuló la comunicación que favorecía la productividad y beneficiaba a gran parte de la sociedad”.

 

“El 10 de marzo de 1993 salió desde Retiro el último tren con un puñado de pasajeros repartidos en los vagones, para ya no volver. (…) registra un total de 56.210 viajes, con unos 64.978.760 kilómetros recorridos. Y unos 84.315.000 pasajeros transportados, algo más de tres veces la población de nuestro país en el año 1980. Los números demuestran que fue el tren que más viajes realizó, más pasajeros llevó y más kilómetros recorrió.” (1)

 

“La historia de este popular y conocido tren se hizo de renombre en todo el NOA (noroeste argentino) donde aún hoy los memoriosos adultos recuerdan el famoso nombre “ESTRELLA DEL NORTE” y califican a cada nuevo servicio con el homónimo y popular tren de todos los tiempos”. (2)

 

“Se sabe: es por medio de los músicos y su canto por donde la

------------------------------------------------------------------

(1) Donadio Pablo.http://tafiviejonoticias.blogspot.com2008/05/canto-al-estrella-del-norte.html

Centro de Atención al Pasajero Ferrocentral S.A.

(2) Néstor Ramos Guillermo. Agosto de 2006. www.expresobsastucuman.com.ar.

Centro de Atención al Pasajero Ferrocentral S.A.

vida de las provincias del Norte mejor se expresa. ‘Yo hacía la colimba en Ezeiza y tenía francos cada 15 días, así que era una suerte volver a Santiago en el Estrella, que pasaba por una infinidad de pueblos paralelos a la Ruta 34. En época de fiestas los vagones estaban absolutamente llenos, y hasta en los fuelles viajaban personas. A eso de las seis comenzaba la joda en cada coche: guitarreada, contada de cuentos, timbeadas… una maravilla’. El que cuenta es el santiagueño Roberto Cantos, integrante del Dúo Coplanacu, uno de los conjuntos folclóricos más representativos de la actualidad”. (3)

 

Con la mano en el corazón, Alex, le digo, que aún a fecha de hoy, me siento orgulloso de haber compartido aventuras y desventuras con el “Estrella del Norte”, en una época, la de los setenta, escandalosamente peligrosa para los viajantes y para los habitantes de Tucumán.

Me considero parte de aquello... “Cuentan, quienes vivieron la experiencia…”; y yo puedo contarlo.

 

*

A falta de una bañera grande de cuatro patas en donde permanecer, quedé bajo la ducha un tiempo prolongado, quería quitarme todo el cansancio que traía encima como consecuencia del apurón pasado y del retraso que tuvimos…, y si era posible también el “no sé qué” que atraía tanto a los uniformados. ¡Tamaña estupidez! Todos y todo atraía a los uniformados; a esa altura de los tiempos ese vicio era ya una constante en el Noroeste argentino.

Vestido con ropa liviana para afrontar con éxito el calor que todavía persistía a esas horas de la tarde-noche, salí a caminar con el objetivo primordial de identificar in situ, para evitar posibles contratiempos, la terminal del bus que abordaría

---------------------------------------------

(3) El tren Estrella del Norte FFCC GMB partiendo de Retiro a Tucumán.

tafiviejonoticias.blogspot.com/2008/05/canto-al-estrella-del-norte.html.

al día siguiente. Satisfecho con el reconocimiento, recorrí lo que creí era el centro de la ciudad mirando escaparates hasta que las piernas y el estómago me dijeron ¡basta! Entré en un restaurante cercano a mi hotel y pedí algo para comer. En la primera ocasión que tuve entablé conversación con el camarero que atendía mi mesa, un ex universitario en espera de una oportunidad para regresar a las aulas, quien entre idas y venidas, y después de explicarle que no era chileno sino paraguayo (una confusión repetitiva sin que hubiera ningún dejo trasandino en mi modo de hablar), en esencia, me aclaró que la cantidad numerosa de mujeres que había visto yo tenía un motivo: la permanente migración de los hombres tucumanos a otros sitios en busca de trabajo; me dijo también que la economía de la provincia estaba en quiebra, y que el eterno y endémico problema de los ingenios azucareros con los cañicultores (copia calcada de lo que sucedía en Paraguay) ya no daba para más.

Lo expuesto por el joven era más que evidente y sin solución inmediata… La ecuación explotadores/explotados seguiría vigente por innúmeros años más. La línea de pobreza del trabajador avanzaba casi al mismo ritmo que la migración hacia fuera de la mano de obra activa tucumana, y la migración hacia adentro de la charretería (para combatir la guerrilla).

La mecha colocada al polvorín social fue encendida oficialmente el 5 de febrero de 1975 con el decreto “S” Nº 261 firmado por la presidenta María Estela Martínez viuda de Perón.

 

Decreto "S" N° 261
VISTO:
Las actividades que elementos subversivos desarrollan en la Provincia de Tucumán y la necesidad de adoptar medidas adecuadas para su erradicación:

LA PRESIDENTE DE LA NACIÓN ARGENTINA

en Acuerdo General de Ministros

DECRETA:
Artículo 1°: El Comando General del Ejército procederá a ejecutar las operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos que actúan en la Provincia de Tucumán.

Artículo 2°: El Ministerio del Interior pondrá a disposición y bajo control operacional del Comando General del Ejército los efectivos y medios de la Policía Federal que le sean requeridos a través del Ministerio de Defensa, para su empleo en las operaciones a que se hace referencia en el artículo 1°.
Artículo 3°: El Ministerio del Interior requerirá al Poder Ejecutivo de la Provincia de Tucumán que proporcione y coloque bajo control operacional el personal y los medios policiales que le sean solicitados por el Ministerio de Defensa (Comando General del Ejército), para su empleo en las operaciones precipitadas.

Artículo 4°: El Ministerio de Defensa adoptará las medidas pertinentes a efectos de que los Comandos Generales de la Armada y la Fuerza Aérea presten a requerimiento del Comando General del Ejército el apoyo necesario de empleo de medios para las operaciones.

Artículo 5°: El Ministerio de Bienestar Social desarrollará, en Coordinación con el Ministerio de Defensa (Comando General del Ejército), las operaciones de acción cívica que sean necesarias sobre la población afectada por las operaciones militares.

Artículo 6°: La Secretaría de Prensa y Difusión de la Presidencia de la Nación desarrollará a indicación del Ministerio de Defensa (Comando General del Ejército), las operaciones de acción sicológica concurrentes que le sean requeridas.

Artículo 7°: El gasto que demande el cumplimiento de la misión encomendada por el presente Decreto hasta la suma de pesos CUARENTA MILLONES será incorporado a la Jurisdicción 46, Comando General del Ejército, correspondiente al Presupuesto del año 1975.

Artículo 8°: Las disposiciones del presente decreto rigen a partir de la fecha.

Artículo 9: Comuníquese, dése a la Dirección Nacional del Registro oficial y Archívese.

FIRMADO:
María Estela de Perón - Presidente de la Nación.
Alberto L. Rocamora - Ministro del Interior e interino de Justicia.
Oscar Ivannissevich: Ministro de Educación.
Alberto J. Vignes: Ministro de Relaciones Exteriores y Culto.
Adolfo M. Savino: Ministro de Defensa.
José López Rega: Ministro de Bienestar Social.
Alfredo Gómez Morales: Ministro de Economía.
Ricardo Otero: Ministro de Trabajo.

 

*

Con el espíritu y las ganas renovadas ascendí al ómnibus, creo que fue “ La Veloz del Norte”, para recorrer los aproximadamente 300 y más kilómetros que separaban a San Miguel de Tucumán de la ciudad de Salta. No tengo una visión clara respecto al estado o tipo de camino en todo su trayecto, probablemente porque no presentaba características muy diferentes a los caminos interciudades conocidos; lo diferente para mí lo constituyó el paisaje ya que en mi vida había visto una montaña, y ni hablar de las sensacionales elevaciones multicolores como aquellas. Los pasajeros a quienes interrogué acerca del tiempo que nos llevaría llegar a Salta, decían convencidos, pero vagamente: “Depende…, depende; unas cuatro o cinco horas, poco más o menos. Depende…”. En la realidad estuvieron más precisos en “depende” y “en poco más que en menos”; el viaje duró casi seis horas. Las horas de más fue culpa de los militares, que detuvieron el bus en dos oportunidades para inspeccionar el interior y el depósito de carga. Durante el proceso, la verificación de documentos lo hicieron de manera estricta en la primera parada; y al tanteo o a la suerte como se dice vulgarmente en la segunda parada; en la primera bajaron a dos pasajeros y en la segunda a uno. ¿El por qué? Nadie sabía, pero todos suponíamos; al menos, lo que les esperaba a los mismos.

Esta vez no me tocó a mí en ninguna de las dos ocasiones… Por lo visto me había quitado muy bien el “no sé qué” en la ducha.

Llegué a la ciudad y me alojé en el hotel “Misoroj” (creo que ese era el nombre), y sin asearme salí a caminar para estirar las piernas y aclimatarme a mi nuevo ambiente. Durante mi caminata me acompañó un ensordecedor coro polifónico de cigarras… me quedé escuchándolas atentamente… Nunca había oído nada igual… cientos de ellas y por tanto tiempo. A la noche fui a la plaza central en busca de algún sitio donde comer; sorpresa que me llevé cuando pedí al mozo que me sirviera dos empanadas salteñas (muy renombradas en Buenos Aires), y el hombre con mirada incrédula me preguntó: “¿Cuál de las variedades quiere, señor?”; hombre de mundo no era, pero dar por sentado que la empanada salteña era de una sola clase era un desatino espantable… Zafé del mal rato gracias a la aparición de un cortejo de recién casados, que fieles a la tradición daban una vuelta alrededor del centro o de la plaza, los comensales dejaron de mirarme y se levantaron a aplaudir a los desposados. La tradición salvó el rubor de mi ignorancia.

 

La situación económica y social, y por lógica consecuencia también laboral de la provincia de Salta no era muy disímil de la de Tucumán. Si bien la de Tucumán me enteré, en parte, por boca de otros, en Salta la experimenté y la confirmé en persona.

Salta era una combinación de tremenda belleza, tamaña pobreza e irritante abandono; dadivosa y cruel…, dadivosa para el turismo y cruelmente mezquina e incuriosa para la mayor parte de su gente de escasos recursos dependientes de la tierra.

El trabajo, la oportunidad y la curiosidad me llevaron a conocer diversas realidades de la provincia de Salta; y muy específicamente la de los departamentos y municipios comprendidos en los Valles Calchaquíes. Con excepción de la zona vitivinícola del sur (Cafayate y áreas similares circundantes), especialmente las de mayores extensiones de tierra favorables a la vid; las demás, Cachi, La Paya , Escalchi, Molinos, Payogasta, Seclantas, etc., vivían en un régimen de escasos haberes; en términos generales el 80% de la población rural dedicada a la actividad del campo (otra opción no existía) tenía como suya o bajo arrendamiento una porción de tierra difícil que variaba entre un cuarto y dos hectáreas. El cuadro más deshumanizado que vi y que atrajo totalmente mi atención fue el de la “tierra de los marginados” por el destino y no rescatados por sus gobernantes. Inacción, negligencia, dejación, desinterés, o lo que fuere, al que si se pudiera lo llamaría “Abandono de Lesa Humanidad”. Para llegar a ella Julio Manuel y yo tuvimos que ascender la Cuesta del Obispo (yo la conocí como Cumbre del Obispo), arriba de los 3.000 metros sobre el nivel del mar, atravesando las aguadas nubes, por un caminito estrecho, de ilógico pero necesario doble sentido, sin protección al borde del acantilado, serpenteante, sinuoso, traicionero, lleno de giros, vueltas hacia arriba, revueltas hacia abajo y hacia arriba otra vez, donde por la noche, la luz del vehículo en segundos desaparece al alumbrar el vacío del oscuro precipicio, y en segundos más reaparece enfrente, a metros del parabrisas, de golpe, sin aviso, al rebotar contra la pared de la siguiente contracurva, y se esfuma nuevamente en el obscuro espacio siguiente; un caminito donde el que sube tiene prioridad de paso, siempre y cuando el que baja encuentre algún recoveco donde entrar a medias; un caminito donde un derrape breve significa el final.

Allá en lo alto, “cercano” a los cactus columnar (cardón) de 2, 3 o más metros de altura, a la vera de un arroyito, probablemente, de no más de medio metro de ancho y centímetros de profundidad (que ilusoriamente parece ascender la colina), contaminado de heces, que sirve de abrevadero para las cabras, para alguno que otro animal y para los dueños de los mismos; sobrevive de manera increíble, en viviendas de paja y adobe rebosantes de chinches, una población salteña abandonada en su lejana soledad. Hombres, mujeres y niños de piel curtida, agrietada, cobriza ennegrecida por el sol, el viento, el calor y el frío…, faltos de confianza hacia extraños por la ausencia eterna de asistencia; tan recelosos que nunca se acercaban para hablar, ni permitían que se tomaran muestras de sangre a sus ovejas. ¿Cómo para peor hubieran actuado si hubiesen tenido conocimiento que el sangrado, Julio Manuel lo efectuaba cortando la oreja del animal con una hoja de afeitar?

Así las cosas, estas poblaciones deberían ser campos atractivos para “encuñar” ideas políticas de diversos colores, lados y extremos; pero ni los políticos, ni la guerrilla, ni los militares tenían deseos de penar junto a ellos.

 

Terminada mi actividad en tan preciosa tierra, emprendí el camino de vuelta a la gran metrópoli argentina: Buenos Aires; con la seguridad que ningún charretero retrasaría nuestra llegada a San Miguel de Tucumán. ¿Por qué habría de haber control, si como dijera antes, nadie estaba interesado en esos seres humanos…, ni estaba dispuesto a levantar y mucho menos vivir en sufrientes campamentos? ¡Y que no digan que el terreno era imposible, porque guerrilleros y persecutores charreteros de montañas abundaron y abundan en la historia! Pero nadie se enteró de ello, el ómnibus fue detenido para inspección en cuatro ocasiones.

 

-¿Y ahora qué? –pregunté a mi compañero de asiento.

-¡No sé!… ¡Lo de siempre seguro! –me respondió con los ojos bien abiertos y las cejas en arco.

-¿Lo de siempre? –pregunté desconcertado.

-Sí… Te miran a la cara como si fueras “un mierda” y te exigen que les des tu DNI.

En el tercer control nos hicieron descender a todos del bus; fue ahí cuando caí en la cuenta de lo que era ser “un mierda”.

-¡Vayan tranquilos que de aquí no nos movemos hasta que nos ordenen hacerlo! –gritó el conductor acostumbrado a estos procederes.

Un soldado jovencito, 18 años quizás, que en su vida había visto un pasaporte de Paraguay, o que no sabía leer, me vio con cara de “por si acaso” y me llevó al trote junto a su superior.

El oficial al mando del reducido grupo, miró y dio vuelta una y otra vez el pasaporte como buscando algo que no encontraba, que no estaba allí; pero al mismo tiempo de buscar ese algo, también buscaba convencerse de que era un documento legal; evidentemente quería salirse del problema.

La historia de los peros y peros, que duró una eternidad; de forma sucinta podría expresarse de la siguiente manera:

 

-¡Pero usted es chileno! –me dijo en mal tono, con mi pasaporte en la mano y con la intención de sorprenderme o de ponerme nervioso.

-Paraguayo. –le contesté con tranquilidad porque no tenía nada que falsear o esconder.

-¿Qué hace por aquí? –voceó en tono militar.

-Trabajo con las cabras –le respondí mansamente, pero íntimamente en son de burla.

-¿Vende leche o hace quesos? Su mofa fue más directa.

-Les corto las orejas, les saco sangre y “miro” si tienen brucelosis… Si tienen, informo para que las maten antes de que contagien a la gente que toma su leche, o que coma queso de cabra.

-¿Con quién trabaja?

-Con los técnicos del gobierno de la provincia y con especialistas norteamericanos –una mentira impiadosa anti apresamiento injusto.

Me miró al rostro con una expresión de “aquí hasta su vida depende de mí”, y con el mismo tono militar me ordenó que me fuera.

Antes de moverme agregó:

-¡Buen trabajo! –y me señaló el bus con un movimiento de cabeza.

Al menos seis pasajeros no tuvieron la misma suerte con sus explicaciones…

 

Agradecí al conductor la supuesta gentileza que tuvo para con nosotros, y aproveché el momento para interrogarle acerca del porqué tanta obstinación con los chilenos.

 

-¡Y con los bolivianos también! A usted lo joden con los chilenos porque no tiene cara de boliviano nada más… Buscan comunistas que pueden estar en Salta después de haber cruzado la frontera. Comunistas que pueden unirse a los guerrilleros en Tucumán.

 

Contra todo lo esperado el viaje de vuelta en el “Estrella del Norte” no tuvo contratiempos, y los sustos quedaron en el pasado.

 

 

-15-

El regreso y las entrevistas en Uruguay

 

Seis meses después cuando regresé a Buenos Aires para conversar con mi asesor guía acerca del estado actual de mi investigación, todo, políticamente hablando, seguía turbio; pero ahora lo más preocupante para el ciudadano de a pie eran las Tres A. El estado de excitación e inseguridad que se palpaba no me era extraño, era un estado idéntico al que sentimos en Asunción cuando la “guardia urbana” salía a la calle; dicho de otra forma: salir a la calle podría ser una mala decisión…, cualquier cosa podría sucederte… cualquier cosa por estar en el sitio y hora equivocados…; a más de lo que podía causarte una denuncia mal intencionada.

A instancias de mi profesor guía me vi en la necesidad de realizar varias visitas de trabajo a la Corporación del Mercado Central de Buenos Aires (CMCBA), con el objetivo de cotejar y profundizar algunos datos estadísticos. Cumplidas al pie de la letra las indicaciones, un día equis cualquiera, que no guardo en la memoria, expuse mi trabajo ante la mesa examinadora; y contentísimo con el resultado preparé maletas para el regreso definitivo. La verdad es que realmente tenía deseos de regresar… a la Argentina la habían vuelto imposible.

La readaptación y mentalización a la nueva realidad no fue tan simple…, pasar de la hiperactividad diaria al pausado andar característico nuestro, resultó casi una parición masculina.

El estado inercial de inmovilidad en el que estaba, se modificó cuando recibí una citación para presentarme en la Comisaría Tercera …, en ese momento eché de menos a Buenos Aires.

Todo un día llevó para que quitaran (por ahora y no definitivamente) de su cabeza que mi presencia en la CMCBA fue circunstancial, y no por ser miembro del Movimiento Popular Colorado.

 

El quid de la cuestión consistía en que el director del área de comercialización del CMCBA resultó ser un político paraguayo y alto dirigente del MOPOCO, el doctor Miguel Ángel González Casabianca, enviado al exilio por el General Alfredo Stroessner.

 

A iguales cuestionamientos policíacos, del día antes de partir, igual zafadura… la constancia de ser becario de la A.I .D.

 

*

Estando ya un tiempo en Paraguay, recibí una amable carta del amigo Juanjo; un apreciado compañero uruguayo, que no era de la misma carrera pero sí de la misma institución de enseñanza; otro de los tantos profesionales jóvenes extranjeros que se vio obligado a regresar a su país por idénticas circunstancias que los demás.

En aquella carta, a más de ratificar el vínculo de amistad que se forjó entre nosotros durante aquella cuasi aventura crítica académica, me explicó de forma breve pero concisa cuáles fueron los motivos verdaderos por los cuales abandonó el curso.

 

Como pasaron tantos años por encima de aquellos momentos y trances caóticos que vivimos, decidí un día visitar a Juan José en su República Oriental.

 

He aquí lo que surgió de la visita:

 

Primera entrevista. Testimonio de J.J.S. (entrevistado por el autor y

debidamente identificado).

 

“Allá por el año 73 nos fuimos a acostar en un estado de derecho, y nos levantamos…, creo que fue el 27 de junio… no me recuerdo bien ahora, ya con una dictadura encima, ya con un golpe de Estado.

Llegamos a la fábrica… y en la fábrica nadie sabía que hacer…, era una ida y venida para todos lados sin que la central sindical, que antes no era el PIT-CNT actual (Plenario Intersindical de Trabajadores-Convención Nacional de Trabajadores), sino la CNT Convención Nacional de Trabajadores, o algo así… hasta que llegó una reunión en una fábrica muy grande que había cerca de la calle Propios y Garzón, entre los barrios de Sayago y Colón, y que quedó abortada por la llegada de la policía.

Ante la incertidumbre, cada uno vuelve a su trabajo…, o mejor, a tratar de llegar a su lugar de trabajo, que en general estaba ya prácticamente tomada, la fábrica, por las fuerzas conjuntas de aquel entonces.

Ahí nos encontramos con gente contra el paredón, contra la pared mejor dicho, de brazos en alto, piernas separadas…, al que no hacía caso le daban un culatazo en la espalda y todo lo demás… había gente contra la pared… y después de ello…, después de algunas tratativas con algún joven militar, logramos sacar a la gente de allí y reintegrarlos a la… a su estado habitual; de todas formas, nos tomaron los nombres a todos y quedamos bajo apercibimiento…60 o 70 compañeros fueron encarcelados, lo que significó un desmantelamiento tanto de la mano de obra especializada como de la dirección de la cooperativa… la fabrica fue cerrada. Nadie sabía qué hacer.

Después de muchas tratativas durante varios días, se hace por orden del Estado Mayor Conjunto, en aquel momento era el ESMACO, una asamblea general en CO.D.AR.VI. (Cooperativa De Artesanos del Vidrio), con los que quedaron, para nombrar a un nuevo Consejo Directivo y ver que se hacía con la cooperativa. En ese Consejo Directivo fui incluido…, en aquel momento después del reparto de cargos me quedé con el cargo de Relaciones Públicas del Consejo Directivo.

Acto seguido a eso, nos citan a la parte laboral del ESMACO; allí nos atiende un coronel, nos recibe, nos saluda, nos dice que nos sentemos… después se sienta él y saca un revólver que pone arriba de la mesa apuntándonos a nosotros… nos miramos entre todos… y le dice a un soldado que traiga el expediente de la empresa, y (risa) aparece el soldado con un carro de supermercado…(risa)… con los antecedentes de Dios y todo el mundo… lleno de carpetas. Yo ya estaba en tensión con el arma apuntándome…,entonces le di vuelta el revólver y se lo apunté hacia él…, y le dije: “usted disculpe pero las armas las carga el diablo, y acá, usted disculpe, acá ninguno estamos armados”…, y el hombre… no sé…medio se rió, sacó el revolver y lo volvió a enfundar; nos dio una serie de directivas, y después de allí nos pasaron a la parte de investigaciones con… no me acuerdo el nombre…, era muy famoso en aquel entonces, uno que estaba muy alto en investigaciones… ¡ya!, el Inspector Castiglioni, un parapolicial del Escuadrón de la Muerte … Nos tuvieron cerca de 14 horas metidos adentro dándonos unas clases de anticomunismo, y (risa) de ahí salimos todos medio abombados de lo que nos habían dicho, y bueno está…, salimos y tratamos de seguir adelante; pero la única forma a la que llegamos en conclusión… que podía salvar la cooperativa… era hacer una transacción…, que nos nombraran un interventor.

El interventor que habían nombrado era para cerrar la fábrica; era un militar que la quería cerrar sí o sí… porque sí y chau.

El cooperativismo era un pecado para ellos.

Entonces por ahí logramos, a través de alguna conexión que teníamos, que nombraran a un escribano de la Cooperativa , que era amigo de un abogado nuestro, y después de idas y venidas… idas y venidas, y la posibilidad que pudiera haber algún negocio muy importante con los EEUU que pudiera salvar la Cooperativa lo nombraron a este muchacho con el fin de poner orden y demás… y de que al más mínimo soslayo de que algo sucediera se cerraba.

Y bueno, así fue que logramos estirar las cosas… con un contrato con los EEUU hasta el año 1977.

Luego nos encontramos con una situación bastante tensionada, tuvimos que hacer un corte, enviar a algunos a seguro de paro, parar los hornos…, y salir con ímpetu a reiniciar tratando de anexar la parte de producción a la parte de exportación.

Era todo tan heterogéneo…, la forma de pensar también tan heterogénea que no hubo forma de arreglar.

El mundo fue cambiando, cambiando y cambiando, las presiones hacia la democracia se hacían cada vez más fuertes; tan fuertes que en un momento ya dejó de funcionar el interventor… ya no tenía razón de ser…, y bueno, ya se entra en democracia con el presidente Sanguinetti.

 

Dentro de eso, por ejemplo, de lo que era el golpe, hubieron situaciones si se quieren ridículas; trabajábamos en conjunto con el gerente de finanzas de la empresa, y llegado un fin de año había que pagar licencias, aguinaldos, sueldos y la gente que se iba a seguro de paro…, qué sé yo…, un montón de cosas que sumaba unos 500 millones de pesos uruguayos… Fuimos los dos a buscar el dinero al banco, éramos las firmas autorizadas… Salimos del Banco República, fuimos en taxi y volvimos en taxi; a la venida (risa) nos para un piquete de soldados…, yo venía con el bolso en la mano…, bajo del taxi, y como nos hicieron alzar las manos puse el bolso arriba del techo del taxi. Revisaron todo el taxi, ¡todo!…, lo único que no revisaron fue el bolso que estaba en el techo; nos cachearon a todos, le hicieron levantar el capó del motor, la tapa de atrás del taxi… revisaron todo por todos lados…, y el único lugar donde podía haber armas, bombas o lo que fuera era arriba en el bolso… Quinientos millones de pesos… nos mirábamos con mi compañero y nos queríamos morir… Por eso te digo, dentro de todo hubieron situaciones ridículas.

 

También se vivieron momentos de tensión si se quiere, porque por la casa de todos, de todos los que trabajábamos en la Cooperativa , vuelta a vuelta, pasaban los patrulleros… por frente a las casas. Te tenían en plena tensión… un ejercicio constante…, ese tipo de cosas se vivió.

 

Se vivía en tensión por los famosos tiras (delatores de civil y/o policías sin uniforme) que habían en los ómnibus… o caminando…, no se podía hablar porque no sabías a quién tenias al lado… podías terminar desaparecido, podías terminar en la cárcel, por decir algo nada más… Se vivieron momentos crudos, ¿no?, fuertes, que a la pobre gente, y a otros que fallecieron, les tocó pasar… momentos difíciles.

 

Otro caso relacionado con la CO.D .AR.VI.: nosotros teníamos que fabricar cristal para exportar al Brasil, a Rachel, y nos quedamos sin cobalto, que era uno de los ingredientes del cristal, y no sabíamos qué hacer para traerlo porque debía ser todo muy rápido. Entonces me dijo el gerente de ventas: “José, ¿y si nos tiramos hasta el puerto a hablar con alguien? Y yo le dije: “Vamos, total qué…”. “Agarrá unos vasos de cristal y otras cosas y llevátelos a ver qué pasa”-me respondió-. Y fuimos a hablar allí con un almirante que era de la aduana porque teníamos que traer el cobalto de Buenos Aires. Bueno, lo primero que hicimos fue poner sobre la mesa lo que llevamos (toda la cristalería) y le dijimos al almirante: “Mire almirante tenemos que ir a comprar cobalto”. El tipo miraba y miraba los vasos… y nos preguntaba: “¿Ustedes qué son? ¿Y para qué es esto… y para qué lo otro?”; y como daba vueltas y vueltas le dijimos: “Mire, por favor dénos una solución… es una cooperativa, y estos pobres muchachos que tenemos van a quedar sin trabajo”. “Está, está bien, pero no tienen que ir los tres…, uno solo” nos aclaró. Sorprendido le pregunté: ¿Cómo?, y me respondió: “Sí, no tienen que ir los tres; uno va por tierra, otro por aire y otro por mar”. ¡Ahh!, dijimos boquiabiertos por su razonamiento.

El que fue por tierra no tuvo problemas, el que vino por aire tampoco…, el que vino por agua en el aliscafo, con una bolsa de 20 kilos, era yo, y al llegar… “zácate”, me para un marino y me dice: “Usted para allá”, y me tira para adentro… Bueno, le explico lo conversado con el almirante, y el marino lo llama, habla con él y todo se arregla… pero se quedaron con toda la cristalería (risa).

 

Política no hacíamos…, no, no, para nada; pero igual te trataban. A mí me citaron una sola vez a la jefatura, fuera de la CO.D .AR.VI. …, por otro tema, que tampoco sé por qué… porque estaban en la jefatura también otras gentes del barrio; nos tuvieron ahí en una sala a todos, y después nos soltaron… y nadie supo por qué. Era de esas cosas, yo qué sé, nadie sabía nada.

 

En la vida diaria también hubieron cosas…, tampoco sabías si salías, bueno, de saber sabías que salías, pero no sabías si regresabas; si llegabas era una bendición… tá, listo… veías a tu familia, estaba todo bien.

 

También había cosas a tu derredor; debías andar con sumo cuidado, había que medir las palabras, las actitudes… porque no sabías con quién estabas; claro, era una época de temor digo…, no sabías qué hacer… qué sé yo… lo que sí era feo, feo.

 

Hubieron otros casos raros, por ejemplo: a mi cuñada, que en ese momento estaba en Europa… cuando vuelve ya estaba el golpe… bueno, ella quiso volver lo mismo y volvió. Ella era maestra, regresa al país y va al secundario por cuestiones de trabajo, y allí el encargado le dice: “…no, su persona falleció”. “¿Cómo voy a fallecer si estoy acá?”-le reclamó mi cuñada-. “Mire, yo le he dado de baja porque usted falleció” –le repite el hombre-. “¡Pero no puede ser… aquí está mi cédula de identidad!”. “¡Todo está acá!”-le insiste mi cuñada. “¡No, no, no…, su cédula de identidad con todo no existe”. “¡Usted no está!... listo, terminó”.

Fuimos a todos los lugares adonde podía “haber estado”…, y en todos estaba de baja… ¡no existía! ¿Qué pasó? Tenía un sosias en el departamento de Artigas, y todo lo que se relacionaba al mismo nombre… ¡todo!... salió de circulación. Este (risa), al fin yo la llevé a ella al ESMACO (Estado Mayor Conjunto) para solucionar las cosas… ¡Había que revivirla de cualquier forma!

Fue una cosa increíble”.

 

*

Segunda entrevista. Testimonio de J.J.S. (entrevistado por el autor y debidamente identificado).

 

“Veamos los acontecimientos que si bien perduran en la memoria, tal vez la visión y la importancia de los mismos se pueden apreciar de diferente forma en el transcurrir del tiempo.

De esta manera no es tan simple explicar como me lo preguntas, ya que fueron sucediendo toda una serie de acontecimientos, que concatenados los unos y los otros, fueron transformando poco a poco la forma de pensar, de vivir, de conseguir el sustento diario…, para mantener, al menos, el estatus social que aún persistía en aquel entonces.

No nos podemos olvidar que ya por la década de 1960 el país comenzó a sufrir una serie de transformaciones de todo tipo, empezando por la parte política. Comienzan a morir los principales dirigentes de los partidos tradicionales sin haber previsto formar sustitutos.

La visión de un país estancado en el tiempo comienza a hacer mella. Se crea un instituto multipartidario con el fin de crear propuestas y políticas de largo alcance. Es allí que se produce la diferencia existente entre la capital y el interior del país. Por supuesto que las comunicaciones no eran lo que hoy es.

De un Poder Ejecutivo colegiado se pasa a un Presidente de la república.

Las centrales sindicales comienzan un periodo de visión hacia el futuro, logran sentarse en una mesa todas las tendencias políticas que ellas tenían; ya que las había del color que buscaras. Es entonces que se crea la C.N .T. (Convención Nacional de Trabajadores).

También en la faz política se ven grandes cambios porque dentro de ellos existían y existen diferentes tendencias; tanto de izquierda como de derecha… Y entonces se podía apreciar que los proyectos que enviaba el Ejecutivo al Parlamento se veían trancados o rechazados por los propios legisladores que votaban con la minoría.

Así, en esa ebullición estaba el país.

También recordemos que en ese mientras tanto, proliferaban todo tipo de delitos, que a posteriori facilitaron la aparición de un movimiento político de extrema izquierda… y se desemboca en un estado de facto.

También en esa época, y con la conjunción de los (llamémoslos así) ‘disidentes’ de los partidos tradicionales, y todos aquellos movimientos que querían un cambio en el país, se forma el Frente Amplio.

Todo ello unido parecía un licuado a punto de ebullición…, y así aconteció.

 

¿Qué se puede comentar de aquellos aciagos años?

 

Las noticias fidedignas de lo que acontecía no aparecían en los informativos de ningún noticiero, se trasladaban de boca a boca, con los problemas de entendimiento que es de suponer.

El país se endeudó aún más, ya que con el afán de hacer obras, el gobierno de facto no tuvo más remedio que recurrir a préstamos internacionales; entiéndase F.M.I.

Transcurre el tiempo, los préstamos hay que pagarlos, y comienza todo un periodo de devaluación del peso uruguayo…, ya perdí la cuenta de cuántos ceros se le han quitado hasta el que hoy tenemos.

Ello trajo aparejado mayor desempleo, sueldos más bajos y necesidades primarias insatisfechas.

En síntesis: en las clases más bajas apareció el temible hambre.

Las empresas no pagaban los sueldos enteros, sino que hacían adelantos a cuenta.

 

Como lamentable experiencia, tal vez mínima en relación a otras que terminaron en suicidios, puedo mencionarte lo acontecido en el Liceo Nº 18, donde los profesores y el personal de la dirección debieron tomar la iniciativa de hacer colectas entre ellos para darles de comer a los alumnos que allí concurrían y que no se podían sostener en pie por falta de comida. Se desmayaban de hambre.

 

Comenzaron los caceroleos. La insatisfacción era general.

 

La gente se había endeudado de tal manera sacando créditos, que ante la nueva situación, debían devolver todo aquello que habían adquirido y no podían pagar. Es así que se podían ver depósitos llenos de heladeras, televisores, autos, muebles, etc.

 

Pero lo peor sucedía en la faz comercial donde las deudas a veces eran millonarias; y ante la impotencia y la vergüenza de no poder pagar, en el interior del país, donde todo el mundo se conoce, terminaba en el inexorable suicidio.

Con esas situaciones me encontré varias veces en algunos departamentos.

¡Lamentable!

 

En otro orden de cosas, era notorio el desarrollo de la política del miedo, por lo cual era muy temerario expresarse públicamente, ya que no se sabía la ideología del que tenías al lado.

 

Poco a poco, boca a boca, con presiones desde el exterior, aunque tímidas, pero presiones al fin, con la manifiesta ineptitud de los que estaban al frente del país, con la ebullición política, y creo que también con el empuje de las manifestaciones del pueblo (caceroleos), se comienza a perder el miedo; la gente interviene en programas de radio y televisión, incluso confrontando a los propios militares, y se desemboca en el famoso mar humano en derredor del obelisco; calculado en más de 500.000 personas, y se hace la inolvidable proclama.

 

Allí no hubo banderas de ningún partido político; intervino gente de todos los departamentos del país. Creo que fue el detonante ese mar humano; fue el pueblo que dijo presente”.

 

*

Al despedirnos, Juanjo me dijo sonriente: “Nunca me olvido cuando Perón dijo… …, y Manrique al día siguiente le contestó…

- y continuó diciendo-; fue una época de aflicciones y zozobras, pero como dice la letra del viejo tango… ¡Qué tiempos aquellos! ¿Verdad Santiago?”.

-¡Inolvidables! ¡Algo para toda la vida! –le respondí.

 

Sabe, Alex…, en realidad allá yo no padecí tanta aflicción como él, ya que no me era extraño el riesgo que amenaza el día a día. Desde que tengo memoria he sobrellevado las contrariedades más inauditas del sistema político dominante… vivíamos bajo presión constante… Para algunos éramos una familia opositora, para otros una familia de comunistas sin derecho, para otros una familia que no representaba peligro, para los jesuitas y monjas que nos educaron una familia católica, y para los representantes de la USAID en Paraguay, supongo que, cuando menos, éramos una familia normal.

 

Las contrariedades del charreterismo autóctono gobernante y la de sus subordinados, eran escandalosamente ridículas e increíbles, y además fatídicas para la población en general.

 

Cuando se vino abajo el régimen de Stroessner tuve acceso al informe número 00039F 1524, elaborado por el Departamento de Investigaciones de la Policía Nacional , aquel del que le hablé en un principio, en el que don Salvador, cuñado de D.F.F. (1) figura en la aciaga lista como segundo dirigente más importante del Partido Comunista Paraguayo, por encima

-----------------------------------------------

(1) Debidamente identificado por el autor.

de reconocidos jefes activistas, y, personalmente relacionados con exponentes de la cúpula soviética, china, sudamericana, etc.,

como: Antonio Maidana (preso en Paraguay por más de dos décadas, y luego, viviendo en el exilio, secuestrado por la policía argentina y desaparecido), y Obdulio Barthe (preso repetidas veces en Paraguay, y posteriormente secuestrado por la policía argentina y entregado al gobierno amigo de Perón)…, en otras palabras, una acusación equivalente a un boleto de ida al infierno de Dante; mientras que en otro informe del mismo año que el anterior, el 00054F 0146 de la igualmente peligrosa Dirección Nacional de Asuntos Técnicos (centro sórdido, concentrador del Plan Cóndor, de detención ilegítima y de tortura de opositores al régimen), este mismo señor figura en el número 118 de la lista como uno más de los cientos de opositores fichados.

 

Este hombre nunca ha estado en prisión antes ni después de volver del exilio.

 

Inconcebible que el número dos (supuesto) del Partido Comunista Paraguayo no haya sido apresado por la policía paraguaya.

 

¿Tan mal funcionaban los principales organismos especializados de la Policía Nacional , o se permitía el desenfreno absoluto para acusar?

 

Otras muestras de la falta de coherencia entre los diversos componentes de la dictadura fueron las siguientes:

 

La charretería gobernante homofóbica per se, perseguía y daba a conocer listas de homosexuales, y mientras tanto tenía en cargos muy importantes y cercanos al presidente a personas afectas al mismo sexo; se ufanaban (los charreteros) de ser los más férreos anticomunistas del continente (prohibían toda clase de contacto, incluso el turismo a los países “rojos”), y sin embargo eran partícipes, dueños o accionistas de comercios (monopólicos) “autorizados” que traían bienes de Polonia, Checoslovaquia, etc.; se declaraban occidentalistas, cristianos y agraristas, y sin empacho apresaban a sacerdotes y líderes agrarios que cuestionaban o exigían derechos.

 

El tema de endosar porque sí afiliaciones, cargos, culpas y demás, era algo que trascendía el entendimiento lógico normal por ser rayano a lo enfermizo.

 

 

A modo de conclusión

 

De toda esta historia que le he narrado, lo que puedo colegir sin temor a equívocos es lo siguiente:

 

Los charreteros argentinos, paraguayos y uruguayos, siempre han podido joder la existencia, y hasta incluso segar la vida, de la forma que quisieran, de los que no tenían vela alguna en el entierro… Y ni hablar de los otros seres humanos.

 

 

Todas las demás afirmaciones, suposiciones, conjeturas, interpretaciones o conclusiones que sean posibles realizar a partir del relato, se las dejo a usted, amigo Alex… ¡Ah!, casi olvidaba…, también las explicaciones del porqué de las incongruencias, contradicciones e incoherencias del sistema.

 

 

 

 

Para compra del libro debe contactar:

ARANDURÃ EDITORIAL

www.arandura.pyglobal.com

Asunción - Paraguay

Telefax: 595 - 21 - 214.295

e-mail: arandura@telesurf.com.py

 

 

 

Enlace al espacio de la ARANDURÃ EDITORIAL

en PORTALGUARANI.COM

 (Hacer click sobre la imagen)

 

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)


 





Bibliotecas Virtuales donde se incluyó el Documento:
ARANDURÃ
ARANDURÃ EDITORIAL
LIBROS,
LIBROS, ENSAYOS y ANTOLOGÍAS DE LITERATURA PA



Leyenda:
Solo en exposición en museos y galerías
Solo en exposición en la web
Colección privada o del Artista
Catalogado en artes visuales o exposiciones realizadas
Venta directa
Obra Robada




Buscador PortalGuarani.com de Artistas y Autores Paraguayos

 

 

Portal Guarani © 2024
Todos los derechos reservados, Asunción - Paraguay
CEO Eduardo Pratt, Desarollador Ing. Gustavo Lezcano, Contenidos Lic.Rosanna López Vera

Logros y Reconocimientos del Portal
- Declarado de Interés Cultural Nacional
- Declarado de Interés Cultural Municipal
- Doble Ganador del WSA