ELLOS SABEN POR QUÉ PERDIERON

  POR MARIO RUBÉN ÁLVAREZ

alva@uhora.com.py

Algunos dirigentes colorados andan queriendo saber por qué su partido perdió terreno en las pasadas elecciones municipales. El dato citado en apoyo de esa actitud es que en los últimos comicios nacionales tuvo una adhesión del 47% y en las recientes municipales solo alcanzó el 38%.

Conociendo la idiosincrasia colorada, los que nájeko quieren saber la causa de la derrota solo desean ponerle nombre y apellido a la respuesta, ya con el juego abierto para las elecciones del 2018.

La pregunta no es sincera, primero porque ellos de sobra conocen su respuesta. Segundo, porque un interrogante de esa naturaleza conlleva implícito el deseo de identificar los errores para enmendarlos. Y el escenario político que se observa no muestra que exista un verdadero interés en abandonar las viejas mañas para adecuarse a un cambio que dejará afuera a muchos y les obligará a ser un partido que sirva al país, no el que lo siga carneando sin tregua.

Lo que como la palma de su mano conocen es que el Partido Colorado está más huérfano cada día, porque muchos de ellos practican y apañan la corrupción. Usan el dinero de los que pagan sus impuestos como si fuera su patrimonio, repartiendo sueldos millonarios como avati ra'ýî.

Ese modus operandi es tradicional en la ANR, podrá alegarse. Lo no tradicional es que un pequeño segmento, más que harto de la misma historia de siempre, se está alejando de su orilla de podredumbre.

La prensa ha ido mostrando el rostro oculto de la corrupción amparada por el silencio cómplice. Los que cobran sin trabajar (planilleros) y los que por nada —aunque sean muy puntuales a la hora de marcar sus tarjetas— reciben demasiado y son parte de ese mundo en el que la plata abundante fluye del grifo del Estado.

¿Antes comían menos? Imposible saberlo, pero una cosa es verdad: ahora se conoce más. Esa es la diferencia.

La corrupción es el jatevu que succiona buena parte de los recursos que podrían haber sido destinados a la cobertura de las necesidades básicas de la población más desamparada.

Baste mirar los centros de salud de mala muerte de las compañías del interior del país. O las escuelas a punto de derrumbarse por lo precarias que son. O los caminos de tierra que con las últimas lluvias se han convertido en emboscadas al acecho de los que transitan por ellos.

El Partido Colorado sabe demasiado bien que perdió no porque Horacio Cartes lo capitaneó, sino porque el arma que siempre usó —la corrupción— se está volviendo contra él. Ese es el fantasma que no quiere enfrentar.

Fuente:  ULTIMAHORA.COM (ONLINE)

Sección OPINIÓN

Viernes, 04 de diciembre de 2015

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