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SANTIAGO DIMAS ARANDA (+)

  ANTOLOGÍA MÍNIMA - SANTIADO DIMAS ARANDA / LUIS MARÍA MARTÍNEZ - Selección de poemas HEDDY BENÍTEZ - Año 2013


ANTOLOGÍA MÍNIMA - SANTIADO DIMAS ARANDA / LUIS MARÍA MARTÍNEZ - Selección de poemas HEDDY BENÍTEZ - Año 2013

ANTOLOGÍA MÍNIMA

 

SANTIADO DIMAS ARANDA

LUIS MARÍA MARTÍNEZ

 

Selección de poemas HEDDY BENÍTEZ

Editorial Arandurã

Diseño de tapa: OSVALDO SALERNO

Ilustración: Osvaldo Salerno, “Rasgo”,

Impresión sobre papel, 2008.

Asunción – Paraguay

Junio, 2013 (90 páginas)




PALABRAS MÍNIMAS


         Tomar la responsabilidad de publicar esta antología mínima implica seleccionar con una visión subjetiva los poemas de un autor, en este caso de dos autores: Santiago Dimas Aranda y Luis María Martínez, quienes reúnen en sus voces poesía y coherencia de vida. Escritores que ajenos a sí mismos irán cobrando nuevos símbolos, marcando sus huellas poéticas en nuestra cultura, en nuestra historia.

         Cada uno, a su modo, expresa su ineludible compromiso social, tal vez por eso sentí la necesidad de reunirlos en esta Antología Mínima, buscando ofrecer un acercamiento a la trayectoria poética de ambos, apenas una muestra de lo que llevan escrito hasta el presente. El orden de los poemas no es estrictamente cronológico.

         Esta publicación es una forma de decirles: ¡Gracias poetas paraguayos!

         Lo fundamental es seguir bregando por el arte, por la poesía, por la justicia, en el sueño de una Patria grande.


         Heddy Benítez




DOS POETAS COMUNISTAS


         Imaginemos por un momento el Paraguay de los años 40. Sus calles soleadas hasta el filo de la tarde. Su silencio en la oscuridad, y el "toque de queda" después de las doce de la noche. Veamos cómo unos muchachos bautizan a uno de sus hijos: Ahí están Antonio Bonzi y su esposa, quienes pretenden el amparo de Dios mediante sus padrinos. Ahí están también Santiago Dimas Aranda y Mariano Roque Alonso -quien morirá en tortura un tiempo después- dispuestos a asumir el riesgo del ritual. Los tres son perseguidos por el gobierno de Higinio Morínigo. Mediante la delación -uno de los soportes de la oligarquía en defensa de sus intereses-, la policía consigue saber el lugar en donde se llevará a cabo la ceremonia. En medio del jolgorio, en medio de la milagrosa aparición del vino y el pan, llegan los uniformados y arman tal desastre que todos terminan en la cárcel.

         La cárcel y el silencio serán duros enemigos de Santiago Dimas Aranda, sin embargo él encuentra en la paz de su íntegro carácter la manera de enfrentar los tiempos de ignominia. Hombre de trato afable y persuasivo, pretende encontrar en el Paraguay su rumbo. Pero sabe que el destino de un poeta de ideas liberadoras es siempre el riesgo. Y lo enfrenta con una mezcla de hierro y luz. Poeta premiado en numerosos concursos literarios, recibe el saludo de sus pares y el silencio de la burguesía que controla los hilos del poder cultural. Poeta torturado bárbaramente por los esbirros de la dictadura que hasta hoy se pasean impunemente por la Asunción mediterránea, supo decir Su Palabra. Poeta marginado pero nunca olvidado, las generaciones de escritores jóvenes le rindieron homenaje publicando Fragancia de raíces1 en los años ochenta.

         El caso de don Luis María Martínez es algo similar. Pero en él se da algo que hasta hoy es un milagro: desde su más tierna juventud, desde la clandestinidad colaboró en "Adelante", periódico de su partido -que se encontraba fuera del orden establecido-; con el paso del tiempo y la muerte, encarcelamiento o el exilio de los sucesivos directores de ese órgano de resistencia, le toca ejercer la dirección del mismo. Qué de proezas vivió al frente de ese condenado periódico, porque "Adelante" nunca dejó de publicarse. Escondido en pensiones, en el fondo de casas de familias, en las oficinas de sindicatos amigos, el mimeógrafo en el que se imprimía nunca fue detectado por la policía de Stroessner. Y el que ponía el pecho en la dirección era don Luis María Martínez. Y, paralelamente a esa lucha por sus ideales, ¡nunca dejó de escribir ni un solo día! El compromiso con su tiempo era la guía que lo empujaba al compromiso con la Literatura, y la prueba de ello es, entre muchísimos libros publicados, un estupendo Cuaderno de Notas2 que nos relata con detalles cotidianos, la vida cultural y política de aquellos años.

         Dos hombres magníficos como para creer en la especie humana.

         Hoy, con más de ochenta años, estos exponentes siguen en pie. Y porque con estos imprescindibles, la lucha contra el Golpe de Estado del 22 de junio tendrá al fin su merecida victoria, estas palabras sólo pueden ser agradecidas.

         ¡Hasta la Poesía, siempre!


         Ricardo de la Vega, 27/12/2012


1Fragancia de raíces. Ediciones Taller, Asunción, Paraguay, 1984.

2 Cuaderno de notas. Editorial Arandurá, Asunción, Paraguay 2002.






SANTIAGO DIMAS ARANDA

Villarrica, 1924

         Santiago Dimas Aranda, poeta paraguayo, pertenece a la generación del 50, nació en Villarrica del Espíritu Santo el 25 de marzo de 1924. Sus estudios primarios y secundarios los realizó en su ciudad natal. Apenas con 18 años fue a Buenos Aires a causa de problemas políticos que sacudieron a los jóvenes estudiantes; allá realizó sus estudios en la Escuela Industrial Otto Krause. Regresó a Paraguay en 1946, ya como profesional técnico. Nuevamente se vio obligado a salir del país con los exiliados a causa de la guerra civil del 47. Retornó a la capital argentina, donde consiguió un trabajo seguro y permanente, lo cual le posibilitó iniciar sus estudios universitarios en Filosofía en 1956. Formó parte del grupo literario de la Casa de la Cultura Argentina, donde se destacó como uno de los mejores poetas jóvenes.

         Desde muy joven colaboró en revistas y diarios a nivel internacional, como también en Asunción y Villarrica.

         Varios poemas de Aranda están musicalizados. Obras editadas:

         - Sangre de tierra y luna, Buenos Aires, 1956, poemas.

         - Palo verde, Asunción, 1965, poemas.

         - Antología del silencio, Ed. Manuel Ortiz Guerrero, Asunción, 1970, poemas.

         - Metal de la fragancia, Ed. Criterio, Buenos Aires, 1973, poemas.

         - Fragancia de raíces, Ed. Manuel Ortiz Guerrero, Asunción, 1984, poemas.

         - Medio siglo de agonía, Ed. Manuel Ortiz Guerrero, Asunción, 1994, novela.

         - Vida, ficción y cantos, Ed. Manuel Ortiz Guerrero, Asunción, 1995, cuentos y poemas.

         - La pesadilla (Primer Premio Hispanidad 1976), Ed. Manuel Ortiz Guerrero, Asunción, 1980, novela.

         - El amor y su sombra (Tercer Premio Hispanidad 1976), Ed. Mediterráneo, Asunción, 1984, novela.

         - Los pájaros nocturnos, Ed. Manuel Ortiz Guerrero, Asunción, 2008, cuentos y poemas.


         Obras inéditas:

         - La señal de las cruces, novela.

         - Los ojos de la cigarra, cuentos.

         - Nunca en silencio, poemario.

         - Fuera de tiempo, poemario.


         Otras aún sin título.

        




PRÓLOGO DEL POEMARIO SANGRE DE TIERRA Y LUNA DE SANTIAGO DIMAS ARANDA


         De una realidad que pesa como un sueño terrible sobre el pueblo guaraní se nutren nuestra poesía y nuestra literatura contemporáneas. Abrazados estrechamente con su época y con su gente los poetas y escritores paraguayos han definido rotundamente su actitud al asociar sus obras a las luchas de su pueblo y expresar con ellas sus anhelos más intensos. Escriben con el pulso y con la sangre. Recogen sus esperanzas y con estas centellas que brillan férreamente en la opresiva noche, señalan el camino del triunfo.

         A esta legión de poetas del pueblo, fieles personeros de su conciencia, custodios de su voz multitudinaria, pertenece Santiago Dimas Aranda.

         Identificado por temperamento al mundo del hombre y del paisaje, intuidor profundo de sus enigmas y claridades, ideológicamente comprensivo de su desarrollo histórico social, Santiago Dimas Aranda logra un registro denso y hondo de la realidad paraguaya en su esencia y significación más intensa. Oído afinado en el canto de la tierra, ojos deslumbrados por la incandescencia del sol sobre selva y ríos, espíritu caldeado por ese otro fuego aún más ardiente de la pasión de la libertad, Santiago Dimas Aranda ha escrito sus poemas después de haberlos vivido, de haberlos macerado en su experiencia personal, de haberlos asimilado a la sustancia de su sangre y de sus sueños. Mito y realidad, individuo y colectividad, amor y desvelo por el hombre se funden en la musicalidad de sus poemas que se ofrecen límpidos y puros, arrolladores y genésicos, pero también ungidos de una bondad ingénita y luminosa, de una sabiduría abierta y fraterna, la bondad y la sabiduría del pueblo, árbol fragante del que está cortada la madera de este hombre cuya poesía es la respiración natural de su vida, de sus sueños, de su invencible esperanza.

         En un tiempo como éste, la poesía popular amasada con un vibrante clamor de las gestas, es una herramienta de iluminación y de combate, al mismo tiempo de ser una expresión artística y verdadera.

         La poesía de Santiago Dimas Aranda lo es en su más genuino sentido. El Paraguay muestra en ella su rostro, "amalgama de sueños y paciencias", sobre el que ya planea, por encima del odio, la luz del triunfo de la justicia. Una poesía de vida y esperanza, captada en su latido más profundo por un poeta del pueblo.


         Augusto Roa Bastos

         1960




   


         ROJA TIERRA


Vengo quedándome de a poco

permaneciendo en ti

permaneciendo

roja tierra de sol

de donde vengo

de donde emerge mi voz

de donde vengo

abandonando el alma

abandonando

una esperanza anclada

en cada puerto


Es del destino andar

dejando siempre

en cada rama un nido

una promesa

una esperanza nueva

en cada beso

y desplumar la vida

hasta el martirio

en cada canto al viento

abandonado


No sé si odiar o amar

y sigo amando

mi roja tierra, tú

de donde emerjo

y a donde voy

como follaje al sol

que es vida y muerte


Vivo muriendo así

de canto a canto

de canto a canto así

vivo esperando

tendiendo a ti

mis anhelantes brazos

Quiero entregarte ya

toda esta vida

esta gota de sol

gota infinita

de este fecundo aliento

una semilla

una semilla fértil

de este sueño

en la fértil llanura

de tu anhelo


         de Sangre de tierra y luna



         CAMINO Y CANTO


Bebo mi sed

manantial que zumba exuberante

bajo tu piel de nardo


Vivo a lo largo

de este camino que amo

de este largo camino donde

me iré cantando


Dura, dulce y tendida como un camino

eres, mujer, mi tierra

y eres

lo que sin desnudarse y después

encuentro en ti


Vivo buscando espacios

para beber estrellas

Y amo todas tus cosas

pequeñas, humanas, bellas

Desde la presentida fogata de tus ojos

hasta la hermosa rosa en que te das


Las amo más allá del deseo

de la sangrienta búsqueda del hambre

del pétalo arrancado

de la amapola que se desluce al sol


Amo esa rara crueldad de tus reproches

al viril arrebato de mis versos

y amo la inviolada desnudez

de tus actos de amor


Y amo más aún

Amo mi soledad donde te espero

donde miro y respiro

y miras y respiras junto a mí


Y vivo

Quiero decir que pienso

Y soy feliz

Quiero decir que canto

Y espero

Quiero decir que viviré cantando


         de Sangre de tierra y luna

 


  




         PRIMERO FUE EL INDIO


         Aún hablo del indio

         porque el dolor pasado es el dolor de hoy

         MANUEL DEL CABRAL


Vedlos masticando el viento

arrastrándose contra el mezquino viento

silenciosos y eternos

como la soledad


Víctimas y espectadores

de una muerte impía y servicial

De un amargo misterio, misteriosos

entenados de amor, cruzando el tiempo

cruzando nuestro tiempo ajeno

sin más arma que un silencio absurdo

sin más amparo que un absurdo cielo

cruzando van


Cruzando

sobre un caballo flaco: la desgracia

enfermo ajuar de cantos a la espalda

morral de niños y miserias a la espalda

y plumas y fetiches de otro tiempo


Oscuro lodo calcinado a sol

duras espaldas cargando

pesado corazón como cadena

pasándoles la vagarosa historia

del histórico mito de un gran pueblo


Han sacado las venas

Las han secado para dar al blanco

una indómita sangre de quebracho

una indómita herencia sin dominio

sangre quieta que a veces también hierve

que en apretado tormento

a veces muerde


Vedlos masticando el viento

perforando la noche y el silencio

donde el silencio colma la vastedad del alma


         de Antología del silencio



        

         REBELDE CORAZÓN DE AMÉRICA


Este es el sueño

en este tiempo sin paz encanecido

largo como un largo río

brotando de la noche

Largo grito este grito

largamente labrado en labrantía de siglos

hondamente rebelde y perseguido


Este es el pueblo

Esta, la tierra por siglos defendida

Esta es la vida

Esta es paciencia

Esta, la madre de los hijos buenos


Mi tierra es amalgama de sueños y paciencias

Sueño de saberse hombres

viviendo como parias

Paciencia de ser sombra solamente

voz de perro que ladra sobre el espacio huérfano


Mi tierra quiere al hombre

su mejor heredad

Mi tierra busca al hombre


Mi tierra es un espejo donde

el hombre contempla su dolor

su ausencia malogrando espigas

derrochando la corta moneda de su vida

su erosionado amor


¡Padre nuestro que estás en las amelgas

esmirriado y anónimo

indefinidamente ciego de atisbar el desierto

triste de invierno en invierno

enfermo de roer el hosco panal del hambre

sordo de gritar

en la ajena vastedad de los ajenos campos!


Hay violencia en la sangre

Hay lodo en las conciencias

Hay siembra de olvido

de dilatada muerte en la gleba que devora el viento

Vieja muerte trillada y viejo grito

en este viejo corazón rebelde


Pero siempre es la tierra, la esperanza

mujer sin rostro

sin harapos

dulce espiga en los pechos

dulce escudo de cantos


Simplemente esperanza

Simplemente semilla postergada

insepulta semilla sustentada


Calandrias en la cruz del viejo rancho

un símbolo desnudo de protesta

En torno

la barbarie del hombre contra el hombre

Y en torno

el silencio


¿Dónde andarán los héroes olvidados?

¿Forjarán nuevas armas con metal de campanas

al izar la mañana su pendón de luceros?


         de Sangre de tierra y luna




         LLUVIA


Llueve en la calle

Y por dentro

comienzo a sentirme solo

La noche gime en los árboles

se enrosca en los árboles

y siento

tu voz que me anega

y pienso


Vengo de donde

la fiera ofrece un corazón a un pájaro

y tú no estabas

Vienes de donde

la angustia danza parábolas de amor y muerte

sobre el escueto lomo de la pampa

y yo no estaba


Llego desde hace tiempo

He corrido

Vengo

con un gorrión cansado dentro del pecho


Vienes de una danza nupcial

del viento sobre los árboles


Llueve en la calle

y encuentro que estoy en el mundo solo

Déjame esconder mi soledad

en el cuenco de tus manos


Veo tus manos a través de la niebla

Sueñan como libélulas


Y veo tus ojos

a través de tus cabellos sueltos

Como la lluvia

Y veo tus labios


Pienso en ti corno si fueras mi patria

Pienso y voy creciendo en relámpagos

Pienso que soy la pampa


         de Sangre de tierra y luna




         LA SUBVERSIÓN


En Villamorra o Lambaré

dicen que fue.


Una bomba tal vez

o algo peor

en la octava de Reyes,

oh, Señor...


Dicen

que un experto descubrió

metida en un cajón

la subversión.


         de Fragancia de raíces





         ATILANO ARROYOS


Latigazo a la tierra descalza

roja tierra mojada de miel

Atilano partió con el alba

maniatado y al trote y a pie


Muchos años de zafra a la espalda

de aguaceros curtida la piel

¡Latigazo a la tierra descalza

roja tierra mojada de miel!


Caballeros medallas de cuero

con pequeños cerebros de pez

Potrerillos al alba invadieron

defensores de Dios y la Ley


Por la cincha tirado a caballo

cuero crudo trenzado de seis

En la punta gritaba Atilano

prometiendo muy pronto volver


No preguntes por qué no regresa

Todos saben que ha muerto y de qué

Cotizaron su cana cabeza

caballeros de whisky y papel


Por la cincha tirado a caballo

cuero crudo trenzado de seis

No preguntes por qué no regresa

Todos saben que ha muerto y de qué


         de Sangre de tierra y luna





         PALABRAS A RENÉ DÁVALOS


         Di tu palabra, y rómpete

         NIETZSCHE


Tenías que arrojarte desde tu rama altiva

para que te comprenda

Tenías que llegar hasta el silencio

con tu esbeltez de nardo

Tenías que sellar con tu más caro beso

la boca del misterio

Tenías que truncar en tu garganta el tiempo

para que te comprenda

Para que te comprendan los que siembran

sobre el absurdo barro la esperanza

viendo nacer, crecer, morir a flor de tierra

los árboles, los cantos, las calandrias...


Te conocí una tarde todo cerebro y fuerza

Por amor se inmolaban ruiseñores y rosas

en tu palabra abierta

Y otra tarde, pasados apenas innominados días

te hallé a la lumbre del adiós, yacente

aún tan niño que, sintiéndome sangrar por tus heridas

le confesé a la vida todas mis horas muertas


Te conocí de paso solamente

Solamente un manojo de palabras cambiamos

una tarde en un bar por profecías

-premoniciones tuyas y discordancias mías-

Nunca supe de ti, hasta esa tarde

y hasta pulsar tu pulso en la palabra escrita

de aquel "buscar la realidad"

La realidad, joven hermano ausente

se amortaja de amor y muchas veces

se disfraza de muerte


No me inclino a pensar

porque eso duele

Duele tanto el pensar cuando se pierde

en una noche así la claridad,

una estela de luz en la corriente


Yo no te digo "adiós"

Tu muerte

la tan independiente, es nuestra

que te digo "hasta siempre", joven poeta

Tú seguirás cantando en esta tierra

esta tan tierra tuya por lúcida y caliente

donde germinarás tus primaveras

y seguirás presente


         de Nunca el silencio









LUIS MARÍA MARTÍNEZ

Asunción, 1933


         Poeta paraguayo de vasta producción literaria, lleva editados más de veinte poemarios y dos importantes antologías, El trino soterrado I y II, y Antología de la poesía social paraguaya, a más de diversas publicaciones como ensayista.

         El contenido de su poesía constituye un testimonio, un clamor por la justicia y una empecinada esperanza. Denuncia en versos el sentimiento de un pueblo, a veces con un lenguaje coloquial, a veces épico, pero siempre lleno de sinceridad y sentimiento solidario por los altos valores humanos.

         Premonición de un tiempo nuevo, voz anunciatoria de cambio para la patria. Él mismo... ¿espera? ¿augura? ¿desea?... que su acento sea "un gran sol y un viento para todos...". Por sobre la voz vibrante de rebeldía que levanta a favor del pueblo oprimido permanece el amor, valga este verso de su autoría como ejemplo: "Amando es como vuelan las más bellas palomas".

         Varios de sus poemas fueron musicalizados por compositores del Nuevo Cancionero.


         Cargos ejercidos:

         Presidente de la Sociedad de Escritores del Paraguay, 1986.

         Director de la Revista de Cultura Estudios, 1986-1991.

         Director de Revista Martiana

         Presidente del PEN Club del Paraguay, 2000-2001.


         Premios:

         Club de Libros, 1972, como autor más votado.

         PEN Club del Paraguay, 1980.

         Premio Municipal de Literatura, 2012.


         Poemarios:

         - Poesías, 1960.

         - Armadura fluvial, 1961.

         - Ráfagas de la tierra, 1962.

         - Arder es la palabra, 1966.

         - El jazmín azorado, 1969.

         - Desde abajo es el viento, 1970.

         - Clarea el firmamento, 1975.

         - Chile será victoria, 1975.

         - Perpetuamente alondra, 1982.

         - Ya no demora el fuego, 1986.

         -Día primero, 1989.

         - Días de vida, 1993.

         - Fervor disperso, 1994.

         - Hoja y hoja, 1994.

         - La lucha está en el centro, 1995.

         - El muro, 1995.

         - El libro de las letanías, 1996.

         - País difícil, 1997.

         - Pertenece al amor, 1998.

         - Merece el caballo verde, 1999.

         - Persona y tiempo, 1991-1993/ 2003-2005.

         - Poeta urbano, 1993-1994.

         - Recorro mi país.

         - Las cosas desiguales.

         - Esperar la tormenta, 2007.


         Prosa:

         - El trino soterrado I y II. Rescate y compilación de poesía paraguaya histórica y social, 1985 y 1986.

         - Poesía social del Paraguay, compilación, 2005.

         - Periodista inoportuno, ensayo, 2006.

         - Cuadernos de nota I y II, ensayo.

         - Revista Estudios.

         - José Martí en Paraguay, 2011 (Servi-Libro).

         - Ensayos históricos.




         Y CÓMO...


Y cómo permanece

todo lo que soñamos,

todo lo que dejamos.


Somos como viajeros

que vivimos, penamos y pasamos.

¡Somos como un momento!


Y sin embargo,

cómo permanece

lo que fuimos y no,

lo que soñábamos,

como si nunca, nunca, nunca,

debiéramos morirnos...


         de Perpetuamente alondra




         HOY PIENSO FLORECER


Hoy pienso florecer,

estoy pensando en florecer de pronto en la mañana,

de sacarme de encima lo baldío,

la tristeza, hojarasca en este día.


Hay algo nuevo aquí, por este entorno:

centenares de pájaros que siembran

su amor o su ilusión por lo que adviene,

abejillas, insectos, mariposas,

que están por todas partes

y una riada o dos o cuatrocientas

de lo verde, lo azul o lo amarillo...


¡Y en el trasfondo un río de rumores!


Nada me detendrá.


Hoy pienso florecer.


         de Perpetuamente alondra




         DE LA VIEJA CIUDAD, LA DEL PASADO


De la vieja ciudad tengo recuerdos

que están ya solamente en la memoria.

Por ejemplo:


El mercado de amenos carreteros,

con burreras, con árganas, canastos.

Con bueyes, con borricos, vendedores.

Con cuadras con olor a las boñigas.

Con verduras en alfombras en el suelo.

Con matronas de pueblo con cigarros

y peinetones y cosas de corales.

Y rudos campesinos con polainas

tomando un mate amargo o contemplando

ese intenso abejeo de las gentes.


Y perros y sombrillas y braseros,

pailas, ollas, cacerolas,

y frituras y leche derramada.


Las calles eran pequeños naranjales

con perfumes de asombros y azahares,

con gente que ponían sus sillones

por la tarde o la noche en las aceras.


Andaba con su carro el panadero

a igual en ese empeño el carbonero.

Con gritos pertinaces iban burreras

anunciando las cosas de su esfera.


De puerta en puerta era el escobero

gritando: escoba, escoba, escoba.


Con tarros de latón eran lecheras

que volcaban la leche en cacerolas,

en casas con portones o zaguanes.


Estaban los largos corredores

donde ofrecían telas los tenderos,

carteras y zapatos, el zapatero,

cigarros, jarras, dulces, las mujeres,

y baúles, valijas y frazadas.


(En escueto español reiterativo

ofrecían sus telas los tenderos.

Y bajaban y bajaban como un gancho

para el cliente, el precio de sus cosas).


Y luego el almacén, los almacenes

con olores a queso y bacalao,

a vino de barril o en damajuanas,

a conservas y aceites,

a maderas de pinos, de embalajes...


Los ómnibus pequeños y el tranvía

que en horas ya avanzadas

ponían sus metálicos chirridos,

en el seno tranquilo

de la vieja ciudad semidormida.


         de Poeta urbano




         AVANZAR


Sólo cabe avanzar a todas horas

y conquistar la vida, el optimismo

a fuerza de valor y de enterezas.


Sólo cabe avanzar, ser consecuente

en el camino que la lucha indica

y no rendirse nunca al pesimismo.


Se debe avanzar sin detenerse

y marchar y marchar con alegría,

como si fuera el único motivo

de nuestra vida ardiente y generosa.


         16-III-1993


         de Persona y tiempo



 

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ÍNDICE


Palabras mínimas

Dos poetas comunistas


Santiago Dimas Aranda

Prólogo del poemario Sangre de tierra y luna de Santiago Dimas Aranda

Ofrenda

Roja tierra

Camino y canto

¡Maestra!

Primero fue el indio

Rebelde corazón de América

Lluvia

La subversión

Atilano Arroyos

Palabras a René Dávalos

La tierra es el amor

Seis por diez

Chacarita

Piel de sol, piel de cal

Procesión

Luciérnaga

Árbol talado

Misión cumplida

El canto demorado

Fragancia de raíces


Luis María Martínez

Petición

Nuestra presencia

Y el canto fue clavel

Y cómo

Hoy pienso florecer

Yo soy un caso

El fuego

Con Arturo Pereira

De la vieja ciudad, la del pasado

Avanzar

El árbol

Necesito

Dependo

Me da vergüenza

Padre

Julián

Por qué

Aún duerme

No digan

Hace falta, hace falta

No cabe ya esperar

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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