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MARTÍN M. CUBILLA ANDRADA

  RECOMENDACIÓN DE FERTILIZACIÓN PARA MAÍZ BAJO EL SISTEMA DE SIEMBRA DIRECTA - Por MARTÍN M. CUBILLA ANDRADA


RECOMENDACIÓN DE FERTILIZACIÓN PARA MAÍZ BAJO EL SISTEMA DE SIEMBRA DIRECTA - Por MARTÍN M. CUBILLA ANDRADA

RECOMENDACIÓN DE FERTILIZACIÓN PARA MAÍZ BAJO EL SISTEMA DE SIEMBRA DIRECTA

Por MARTÍN M. CUBILLA ANDRADA

Ingeniero Agrónomo M.Sc.



El sistema de recomendación de fertilización presentado en el libro “Recomendaciones de fertilización para Soja, Trigo, Maíz y Girasol bajo el Sistema de Siembra Directa en el Paraguay” es indicado para ser utilizado en la Región Oriental del Paraguay, basado en el análisis de suelo.


 

Maíz bajo el Sistema de Siembra Directa.



El principal objetivo del sistema es la utilización racional de insumos en cantidad, forma y época de aplicación, con el objetivo de elevar y mantener los tenores de nutrientes en el suelo para la optimización de retornos económicos.


 

 

Etapas del sistema. El sistema está compuesto por las siguientes etapas:

El muestreo de suelo, es la primera etapa para la adopción de un programa de recomendaciones de fertilización y correctivos.

La metodología de preparación y análisis de las muestras de suelo y tejido vegetal sigue un protocolo uniforme de los laboratorios de la Red Nacional de Laboratorios de Suelos (Renalas). La interpretación de los resultados analíticos es realizada por la utilización de categorías de fertilidad, a las cuales corresponden a diferentes tenores de nutrientes o de los parámetros del suelo analizado. Por último, para la recomendación de fertilizantes son indicadas varias opciones, conforme el sistema de cultivo utilizado y la disponibilidad de recursos.

La publicación reciente (Cubilla et al., 2012), presenta bien detallada y descriptas todas las etapas del sistema de recomendación, pasando desde el muestreo de suelo (1), análisis de suelo en laboratorio (2), interpretación de los resultados analíticos (3) y por ultimo las recomendaciones de fertilizantes y correctivos (4).

Consideraciones. El fundamento principal de la primera investigación sobre fertilización realizada en el SSD en Paraguay, en convenio con la Universidad Federal de Santa Maria, Brasil, fue generar tablas propias de fertilización de NPK, y la separación de suelos por clases texturales, debido al comportamiento diferenciado del P en relación a la textura, como también la adecuación al nuevo sistema de cultivo (SSD). Los experimentos de calibración bajo el SSD han indicado que los niveles críticos de P son superiores a los anteriormente propuestos bajo el SCC, lo que afirma la importancia de seguir estas recomendaciones y dejar de utilizar las viejas recomendaciones, propuestas para el sistema convencional.

Cabe resaltar la participación de numerosas instituciones de Paraguay y de Brasil, que han apoyado el proyecto de trabajo. Concretamente, esta publicación es resultado de una tesis de doctorado y cuatro tesis de maestría de profesionales paraguayos que estudiaron en la Universidad Federal de Santa María (Rio Grande do Sul, Brasil), con el aporte financiero de todo el proyecto liderado por Capeco. Sin lugar a dudas, la colaboración interinstitucional es de gran valor para lograr objetivos de la importancia de los abordados en este proyecto. Para mayores informaciones sobre el manejo de las recomendaciones de fertilizantes para los principales cultivos de granos producidos en Paraguay, se puede recurrir al material recientemente publicado y que fue lanzado oficialmente a nivel nacional, el pasado miércoles 28 de noviembre en la Capeco.

Manejo de la fertilización para maíz zafriña. Una recomendación actualizada de dosis de fertilizantes bajo el SSD es fundamental para la aplicación correcta de los fertilizantes, lo que genera economía de insumos y aumento de la productividad, y una mayor eficiencia ambiental, técnica y económica del capital invertido (Cubilla et al., 2012).

Unos de los mayores desafíos modernos de la fertilidad del suelo, es proveer cantidades suficientes de nutrientes para que los cultivos puedan expresar su potencial de productividad, siendo al mismo tiempo económicamente viable y ambientalmente seguro, lo que la nueva publicación plasma con mayores detalles y para nuestras situaciones edafoclimaticas, que es de fundamental importancia para el éxito del sistema productivo.


Aplicación de N vía urea en cobertura para el maíz bajo SSD.


El eficiente control de la erosión, el incremento de la materia orgánica, el ciclaje de nutrientes y el estímulo a la actividad biológica, entre otros efectos, promueven un gradual incremento en la calidad (Amado & Eltz, 2008) y la estabilidad estructural del suelo (Reichert et al., 2003), garantizando una mejor sustentabilidad del SSD. La contribución de estos efectos proporciona una mayor infiltración, y almacenamiento de agua en el suelo, mejora la aireación del suelo y promueve el desenvolvimiento del sistema radicular de las plantas, con efectos significativos en el aprovechamiento de los nutrientes del suelo y respuesta de los cultivos.

En el SSD las dosis de nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K) son aplicadas de manera variable, conforme a los niveles en el suelo, descriptas en los resultados analíticos de laboratorio y la expectativa de rendimiento.
La dinámica de las características químicas, físicas y biológicas del suelo es alterada cuando se pasa de un sistema de manejo convencional para el manejo en siembra directa. El manejo de la fertilidad del suelo y de fertilización, debe ser, por lo tanto, adaptado a estas prácticas del uso conservacionista del suelo.

Las investigaciones realizadas a campo demuestran, que en el SSD se registran mayores valores de materia orgánica, nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio, como también mayores valores de pH, mayor capacidad de intercambio catiónico, y menores tenores de aluminio tóxico (Sidiras y Pavan, 1986; Derpsch et al., 1986; Eltz et al., 1989).


 

Maíz en SSD en parcelas demostrativas en Itapúa.



Un sistema de recomendación de fertilización normalmente apunta a suplir la demanda de los cultivos y elevar los niveles de nutrientes en el suelo hasta el nivel de suficiencia.

En general, la nutrición de cultivos se enfoca para el cultivo inmediato pero el concepto de nutrición de cultivos y suelos debe mirar más allá del cultivo siguiente, buscando reponer los nutrientes extraídos para que, con otras prácticas de manejo (rotación, siembra directa, cultivos de cobertura, etc.), se pueden mantener y/o mejorar los rendimientos, las eficiencias y la sustentabilidad del sistema (Garcia, 2011).

Cuando se planea un plan de fertilización de cultivos, el mismo incluye dos etapas: el diagnóstico de las necesidades de fertilización (que nutrientes y cuanto aplicar), y el manejo de la fertilización (que fuentes utilizar, cuando y como aplicar). El diagnóstico de la fertilización se basa en el conocimiento de la demanda nutricional del cultivo, que depende del rendimiento esperado, y de la oferta nutricional del sistema evaluado a partir del análisis del suelo, las condiciones de suelo y clima, y el manejo del suelo y del cultivo.

La herramienta más utilizada para elaboración de recomendación de fertilización es el análisis del suelo. La principal finalidad del análisis del suelo, es evaluar el estado de la fertilidad del mismo, y determinar la cantidad de nutrientes necesarios para el adecuado desenvolvimiento de las plantas, sirviendo de base para una recomendación racional y económica, de correctivos y fertilizantes. Para que esto sea posible, es necesario tener tablas de interpretación y recomendación elaboradas a partir de experimentos de calibración conducidos a campo.

■ Nitrógeno. El N es requerido en gran cantidad por el maíz, comúnmente no es abastecido en la cantidad necesaria y en la fase fisiológica requerida. El abastecimiento adecuado del N en el SSD es más complejo que en el SCC. La principal razón está relacionada con la cantidad y calidad de resíduos del cultivo anterior remanente en la superficie del suelo, pudiendo disponibilizar o inmovilizar N para el cultivo siguiente.

El abastecimiento de N para los cultivos como las no-leguminosas, tiene una importancia económica y ambiental muy significativa, por la alta probabilidad de respuesta a la aplicación con dosis elevadas y facilidad de pérdida, pudiendo causar contaminación ambiental. Normalmente es el mayor limitante de la productividad de cultivos no-leguminosas ya que el N ofrecido por el suelo no es suficiente para obtener rendimientos elevados (Amado & Eltz, 2008).

El N es el elemento absorbido en mayor cantidad por el maíz, con aumento lineal de la absorción en función de la mayor producción de biomasa, aproximadamente 21 kg por tonelada de granos. Debido a la importancia de la fertilización nitrogenada para este cultivo y la carencia de informaciones disponibles en el país, una recomendación de N ajustada para el SSD es fundamental para el aumento de la productividad del maíz (Cubilla et al., 2012).

■ Fósforo. Fatecha (1999) afirmó que en los suelos de la Región Oriental, el nutriente más deficiente es el P, siguiendo en orden decreciente de importancia, el N, calcio, magnesio y el K, entre los micronutrientes el cobre y el zinc.

Según un trabajo de monitoreo de la fertilidad de los suelos de la Región Oriental, en 214 distritos, se constató que más del 80% de los análisis de suelos hechos desde el año 1980 hasta el 2002, se encuadraron en niveles bajos o de insuficiencia de P para las plantas (Fatecha, 2004).

Cuando el SSD es adoptado por más de diez años, las principales propiedades determinantes de la productividad del suelo son alteradas. Entre los cambios verificados en la fertilidad del suelo bajo SSD consolidada, se destacan:

a) Reducción de la adsorción de P en la superficie de los óxidos debido al menor contacto P-suelo; lo que ocurría anteriormente con intensidad cuando los suelos tropicales eran sometidos a la frecuente remoción (Eltz et al., 1989; Sá, 1993; Martins & Gonçalves, 1997);

b) Elevada concentración superficial de nutrientes, notoriamente el P, especialmente en la camada de 0 a 5 cm, raramente pasando la profundidad de 10 cm (Muzilli, 1983; Sidiras & Pavan, 1986 ; Eltz et al., 1989; Sá, 1993; Schlindwein & Anghinoni, 2000);

c) Incremento del tenor de materia orgánica en esta misma camada superficial (Sidiras & Pavan, 1986; Bayer et al., 2000; Schlindwein & Anghinoni, 2000; Amado et al., 2002; Amado et al., 2006), que obstruye parcialmente los sitios de adsorción de P y aumenta el almacenamiento de agua en el suelo, permitiendo un mejor aprovechamiento por las plantas de los fertilizantes aplicados;

d) Incremento del pH y eliminación de la presencia de aluminio en la camada superficial con aplicación superficial de calcáreo (Sidiras & Pavan, 1986);

e) Reducción en las pérdidas de suelo y de nutrientes por erosión, debido a la protección proporcionada por los residuos culturales mantenidos en la superficie del suelo (Eltz et al., 1989).

f) Aumento de la capacidad de intercambio cationico (CIC) por el incremento de la materia orgánica en la camada superficial, que disminuye a su vez las pérdidas de nutrientes por lixiviación y escurrimiento superficial; e

g) Incremento de fraciones de P orgánico y de mayor labilidad.

Estas alteraciones en la fertilidad del suelo, adjudicadas por el SSD, pueden influenciar la disponibilidad de nutrientes a las plantas, principalmente el P, y consecuentemente, las recomendaciones de fertilización.

Con la aplicación de fertilizantes fosfatados y consecuente adsorción a los coloides, el manejo del suelo pasa a tener papel importante en la prolongación de su disponibilidad, pues algunas prácticas pueden ser adoptadas para disminuir su adsorción especifica. Entre estas, están las de no remoción del suelo, el control de la erosión, la manutención de la cobertura vegetal del suelo y la rotación de cultivos.

En suelos donde la fracción arcilla es compuesta predominantemente por hidróxidos de hierro y de caolinita, como los Oxisoles de la Región Oriental del Paraguay, la capacidad de adsorción del P es alta. Por eso en el SSD, donde el suelo no es removido, la eficiencia de la fertilización fosfatada es mejorada, disminuyendo la exposición de los sitios de adsorción (Gatiboni et al., 2007).

En la fase inicial de adopción del SSD, la construcción de niveles de P exige una mayor cantidad de fertilizante fosfatado (Cubilla, 2005). Por lo tanto, con el transcurrir de los años de fertilización y de adopción del sistema, se verifica la saturación de los sitios localizados en la camada superficial de las arcillas, permitiendo que la construcción de los niveles ocurra de forma más intensa y rápida, pues el P queda más lábil y con menor energía de fijación.

La concentración superficial de P, en caso de déficit hídrico frecuente, puede resultar en menor aprovechamiento por las plantas. Este hecho enfatiza la importancia del mantenimiento de una adecuada cantidad de residuos sobre la superficie del suelo, buscando conservar la humedad del mismo y, consecuentemente, favorecer la absorción de P. El stock de P orgánico aumenta con el tenor de materia orgánica del suelo y con el tiempo de adopción del SSD (Sá, 1993).

En los últimos años se han podido establecer, mediante trabajos de investigación conducidos a campo en Paraguay, categorías de disponibilidad de P en el suelo por debajo de los cuales los cultivos responden a la fertilización (Cubilla, 2005; Cubilla et al., 2007; Barreto, 2008).

Los experimentos de calibración bajo el SSD han indicado que los niveles críticos de P serian superiores a los anteriormente propuestos bajo el SCC (Schlindwein, 2003; Cubilla, 2005; Boletim de Pesquisa de Soja, 2005; Cubilla et al., 2007). Esto puede ser atribuido al mejoramiento en las prácticas de manejo del suelo, al mejoramiento genético y/o a la selección de variedades con potencial genético para altas productividades y, más aún, a la concentración superficial de P en el SSD, combinado con muestreos de 0-10 cm. Por lo tanto, debe considerarse un cuidado especial, debido a la concentración de P y al muestreo superficial del suelo bajo el SSD. Se espera que el nivel crítico sea más elevado de lo observado bajo el SCC, con distribución uniforme y muestreo más profundo, a pesar que el nivel de fertilidad del suelo y los rendimientos obtenidos puedan ser similares entre los sistemas de cultivos (Schlindwein, 2003).

Se han observado aumentos de los rendimientos con fertilización fosfatada en suelos de baja disponibilidad inicial de P en forma consistente en la Región Oriental del Paraguay (Cubilla, 2005).

■ Potasio. Las plantas absorben primeramente el K de la solución del suelo, lo cual depende de la concentración en los sitios de intercambio (K-intercambiable), que una vez agotado, posibilita la liberación del K retenido en las camadas de los minerales. De este modo es que la dinámica del K puede ser variable para cada tipo de suelo, dependiendo de las cantidades aplicadas, de las características mineralógicas, de la especie vegetal y de la expectativa del rendimiento del cultivo (Mielniczuk, 1982).

El K se encuentra en la fase sólida del suelo (95%), en equilibrio dinámico con la fase líquida. La mayor parte del K absorbido por los cultivos retorna a la superficie del suelo conjuntamente con los residuos culturales, volviéndose nuevamente disponible para los próximos cultivos, concentrándose en la superficie del suelo (Eltz et al., 1989; Schlindwein & Anghinoni, 2000).

La continua deposición de residuos en la superficie del suelo en siembra directa, aliado a las reducciones de pérdidas por erosión y lixiviación, inducen a una mayor concentración de K próximo a la superficie del suelo.

Considerando que la mayoría de los agricultores del Paraguay utilizan formulaciones de fertilizantes con baja disponibilidad de K (Fatecha, 1999), sumado con el predominio de la soja en los sistemas de producción, se debe prever la adecuada fertilización con el nutriente a fin de evitar desequilibrios de la fertilidad del suelo por agotamiento (Novais, 1999; Amado & Eltz, 2007). En este contexto, Borkert et al. (1997) afirman que, inclusive en los Oxisoles con alta fertilidad y elevada disponibilidad de K, no pueden ser sembrados por más de dos años con soja sin aplicación de K, debido a la limitación en la productividad.

En el SSD, la aplicación de fertilizantes potásicos ocurre en la línea de siembra y, en suelos con tenores arriba del nivel crítico, puede ser realizada al voleo, con resultados semejantes a aquellos con aplicación en línea (Wiethölter et al., 1998; Ceretta & Pavinato, 2003). Recientemente, se han combinado ambas estrategias, evitando aplicar más de 60 kg de K por hectárea en la línea.

En suelos con textura media a arcillosa, el cloruro de K puede ser aplicado sin problemas antes de la siembra. Otras ventajas de la aplicación al voleo (pre o pos-siembra) son la disminución del riesgo del efecto salino del fertilizante sobre la semilla y las raicillas de la soja, y el aumento de la flexibilidad a la hora de elegir formulaciones de fertilizantes (principalmente en cuanto al manejo del azufre y/o P en la línea de siembra). En suelos arenosos, la tendencia a la respuesta al azufre es mayor, comparado con suelos de textura más arcillosa, en función del bajo tenor de materia orgánica del suelo.

La diferencia de productividad, muchas veces, no está en lo que fue utilizado o en cuanto se utilizo. La diferencia puede estar en realizar la práctica con calidad.



Categorías de fertilidad


 


La elaboración de la recomendación de N para maíz (Tabla 3) fue realizada a partir de los datos experimentales obtenidos en el país, con auxilio de la literatura (Amado, 1997; Iapar, 1998; Amado et al., 2002, Comisión de Química y Fertilidad de RS/SC, 2004).


 


Esta fue ajustada por técnicos e investigadores paraguayos en la reunión de la Red Nacional de Laboratorios de Suelos (Renalas) en setiembre del 2005.
De esta forma, en la recomendación de la fertilización nitrogenada fueron considerados varios factores que interfieren en la productividad del maíz, así como su inestabilidad en relación a precios y costos de producción. La determinación de la cantidad de N a aplicar para el maíz es recomendado a partir de:

1. El cultivo anterior;

2. El tenor de materia orgánica; y

3. La expectativa de productividad.

En la Tabla 3 se encuentran las dosis a aplicar en el cultivo de maíz. El acompañamiento y el histórico de cada parcela (fertilización, sistema de manejo del suelo, productividad, etc.); la expectativa de precio del producto; y el precio del insumo, son indispensables también para la toma de decisiones.



Como el N es muy móvil en el suelo, es recomendado realizar las aplicaciones del nutriente en dos diferentes épocas. Una primera dosis en la siembra (20 a 30 kg ha-1), que es muy importante para proporcionar mayor disponibilidad inicial para el cultivo. El resto de la aplicación podrá ser realizada en cobertura a partir de que el maíz presente 4-6 hojas, que corresponde aproximadamente a los 30-40 días después de la emergencia. Esta época es fundamental, ya que el maíz definirá su potencial productivo.

Las aplicaciones en superficie de N deben ser realizadas con condiciones adecuadas para disminuir las pérdidas, principalmente cuando se usa urea. Las principales características que deben ser observadas son: a) humedad alta en el suelo, o expectativa próxima de lluvia, b) baja velocidad del viento; y c) temperaturas no muy altas. Altas productividades de maíz solo serán obtenidas cuando no falte humedad. Por lo tanto, la utilización de altas dosis de N es viable cuando la región presente buena distribución hídrica o en condiciones de riego.




Consideraciones finales. Para la obtención de una buena productividad y rentabilidad no es suficiente aplicar grandes cantidades de fertilizantes y cal agrícola a los cultivos. Es más bien importante, tener un balance de los nutrientes aplicados y mantener un ambiente favorable para absorción de los mismos por las plantas.
Para finalizar, es importante resaltar que el cultivo del Maíz, tiende a obtener menores productividades cuando la fertilidad del suelo no es favorable, lo que hace necesario el uso correcto y racional de los fertilizantes. Para una mejor eficiencia, la fertilización debe ser recomendada, siempre, en base a los análisis de suelos, que es una herramienta infinitamente más barata, que el costo de fertilizantes a ser utilizados y/o aplicados.



Para mayores informaciones sobre el manejo de las recomendaciones de fertilizantes para los principales cultivos de granos producidos en Paraguay, recurrir al material recientemente editado publicado por la Capeco, titulado: “Recomendaciones de fertilización para Soja, Trigo, Maíz y Girasol bajo el Sistema de Siembra Directa en el Paraguay”. La misma está disponible en la Capeco sobre la Avda. Brasilia 840, en el Departamento de Suelos y la librería de la UNA.

 

Fuente en Internet:

ACTUALIDAD DEL CAMPO AGROPECUARIO

Tte. Vera 2856 e/ Cnel. Cabrera y Dr. Caballero

Telefax: (59521) 612 404/ 660 984

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E-mail: info@campoagropecuario.com.py

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