Portal Guaraní - ELIGIO AYALA EN MBUYAPEY - Por ALCIBÍADES GONZÁLEZ DELVALLE

El miércoles la ciudad de Mbuyapey tuvo un día distinto, luminoso: recordó a su más preclaro hijo, el Dr. Eligio Ayala, con la presencia de algunos de sus descendientes, altas autoridades nacionales, regionales y locales. La ciudad fue también escenario de acontecimientos que no suelen darse con frecuencia, como la camaradería entre políticos de distintos signos ideológicos, unidos alrededor de dos actos culturales: la presentación de libros y la puesta en escena de una obra de teatro.

Subrayó “la camaradería entre políticos de distintos signos ideológicos” porque Eligio Ayala sufrió, en el transcurso de su vida pública, una tenaz persecución de los opositores colorados. Fue con el pretexto, de buena fe o no, de que el gobierno se había desentendido del avance boliviano en el Chaco.

La otra lección del estadista fue su constante prédica: no se puede gobernar sin contar con el concurso de los mejores ciudadanos, independientemente de que pertenezcan o no al partido oficialista. Fue así que convocó a muchos colorados para que le ayudasen a administrar la República. Nunca creyó que un solo partido político –que es parte de la población– pueda hacer exitoso al país con exclusión de la otra parte. “La madurez cívica –escribió– es primordial en las relaciones entre los partidos. Si entre ellos no hay respeto y se ultrajan, se crea el camino para la violencia. En algunos periodos de nuestra evolución política algunos partidos de la oposición se empeñaban en coartar el ejercicio de la autoridad política. Las divisiones entre los partidos no pueden ser tan radicales y excluyentes de las condiciones en que se asienta la sociedad. En todos ha de haber igual amor al país, la misma preocupación de la grandeza y de la dignidad de la nación, las mismas convicciones republicanas. De lo contrario, no podrían coexistir ellos mismos y no sería posible mantener la libertad política. El porvenir del Paraguay no podrá estar seguro si la política de todos los partidos políticos no responde a las necesidades nacionales”.

En varios momentos de nuestra historia, hasta hoy, resulta más fácil que se unan colorados con liberales, liberales con colorados, que colorados con colorados y liberales con liberales.

Los actos memorativos son organizados por el Congreso Nacional, presidido por Blas Llano y ejecutados por su brazo cultural, “El Cabildo”, dirigido por Margarita Morselli. El senador Llano, al referirse en Mbuyapey al Dr. Ayala, recordó la importancia de la educación y la cultura como impulsoras del bienestar nacional. Agregó que muchas autoridades tienen la idea de que poner dinero en la cultura es un dinero echado a perder. Lo dijo ante muchos senadores, diputados, el gobernador de Paraguarí, intendentes, concejales, liberales y colorados. Es bueno que se instale el tema entre las personas que tienen la posibilidad de utilizar los fondos públicos en la promoción del arte, la cultura y la educación en sus respectivas comunidades. Sin duda, la construcción de puentes, empedrados, etc., son una prioridad, pero no más de la ocasión que se debe dar a la gente para pensar, instruirse, enriquecer el espíritu y aliviarle de la pesada carga de la ignorancia.

En el mismo acto de recordación, el escritor e historiador Guido Rodríguez Alcalá presentó tres libros: “Migraciones”, de Eligio Ayala; “Eligio Ayala, presidente constitucional 1924-1928”, de Alfredo Viola, y “Eligio Ayala, el estadista”, de Julia Velilla Laconich.

Como acto final, la representación del unipersonal, “Yo, Eligio Ayala”, con la excelente interpretación del actor Rayam Mussi, dirigido por Agustín Núñez, cuyo talento y larga experiencia creó un espectáculo muy aplaudido.

Las palabras finales de la obra, dichas con solvencia por el actor, fueron: “Llevé a Europa el recuerdo de mi madre soltera, el de mi pueblo Mbuyapey. Fue la añoranza tenaz que sentí, sin entregarme a ella. Me fui a estudiar. Las malas condiciones políticas me obligaron a poner un paréntesis en mi actividad parlamentaria. Tenía que alejarme por un tiempo –fueron casi diez años– para tener una perspectiva diferente, objetiva del país. Me di de lleno al estudio de la economía, la filosofía, la sociología. Si quería ser un político útil a la patria, debía prepararme con el rigor académico de las buenas universidades. No se puede ser senador, diputado, ministro, menos presidente de la República, si no se tiene el aval de sólidos estudios y una ética más sólida aún”.

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

EL IDIOMA GUARANÍ, BIBLIOTECA VIRTUAL en PORTALGUARANI.COM

(Hacer click sobre la imagen)