MANDU'A
Revista de la Construcción
Año XXXIV
N° 401
Setiembre 2016
Editorial
Con “los huevos bien puestos”
El diputado colorado Dany Durand presentó un proyecto de ley que instituye el cobro de peaje a todos los vehículos que ingresen a la capital, alegando que unos 600.000 medios de transporte acceden diariamente a la misma y que lo aportado por los moradores de la ciudad no era suficiente para la alta erogación que requiere el mantenimiento de las calles.
El importe del peaje estaría entre 1500 y 2000 guaraníes y se implementaría a través de un servicio de telepeaje en que los autos contarían con un chip que al pasar por los puntos de control recibiría el débito del crédito en la tarjeta de peaje.
Mandu’a objeta la propuesta por los siguientes motivos: si bien los automotores que vienen del interior son causantes de cierto deterioro de sus calles, lo que tiene su costo, los ocupantes de dichos automotores, en su tránsito por la ciudad consumen lo que ésta ofrece: cargan combustible, compran en supermercados y tiendas, almuerzan en restaurantes, pernoctan en hoteles, pagan impuestos, compran repuestos, reparan sus vehículos y realizan un sin fin de actividades económicas que dan vida a la metrópoli. Esto es lo que se llama turismo interno y que todas las ciudades del mundo promocionan invitando a visitarla dando facilidades a los forasteros y no creándoles barreras como sería el cobro del peaje sugerido.
Asunción, como todas las ciudades del país, aplica -por la Ley Orgánica Municipal- un plus del 10 % sobre el monto del impuesto inmobiliario y la patente de vehículos que debe ser destinado precisamente a “pavimentación, desagües cloacal y pluvial y obras complementarias”. Asimismo, por la Ley de Capitalidad, el Estado otorgó al municipio, en pago por deudas pendientes del mismo y entes descentralizados, un total de 159.352.749.384 guaraníes, los que fueron ya casi totalmente cobrados durante la administración de Arnaldo Samaniego, fondos que debían “ser utilizados exclusivamente en la realización de infraestructura, preferiblemente en al ámbito vial”. ¿Qué se ha hecho con dichos recursos? es una buena pregunta.
El tráfico por las calles de Asunción es un verdadero caos. Cada vez más, y no sólo en horario pico, los embotellamientos son cosa de todos días, la travesía de San Lorenzo o Luque al centro ya dura dos horas. Una de las causas está en que los automóviles evitan en lo posible transitar por las pésimas calles empedradas y las pocas asfaltadas son, en inmensa mayoría, de doble sentido y están saturadas.
El motivo principal por el cual nuestras calles no son de sentido único, como la ingente mayoría de las ciudades del planeta, es que durante la larga noche del stronismo, que coincidió con el crecimiento poblacional de Asunción y su conurbano, a medida que se loteaban las quintas y chacras, avivados encaramados al poder (seccionaleros, militares, policías y todo aquel mbareté que pudiera hacerlo), robaron primero los terrenos destinados a espacios públicos y cuando terminaron con éstos se apropiaron de las calles, algunas que solo estaban demarcadas y otras ya existentes. El resultado está a la vista. Tanto en Asunción como en su periferia, el trazado de las calles es un laberinto, es imposible circular más de diez cuadras sin que la vía pública se corte abruptamente, dado que su lugar está ocupado por una vivienda, y al dar media vuelta a la manzana renace la misma, muchas veces hasta conservando el mismo nombre. Ni hablar de que se cierre por reparaciones una avenida, el desvío puede ser interminable.
Además, el itinerario del transporte público, en general, no contempla el interés del usuario sino el beneficio del transportista que prefiere los largos recorridos que aumenten el número de pasajeros dando como resultado que un trayecto que podría realizarse, por ejemplo, en 20 minutos se extienda a un lapso de una hora o más. Como consecuencia, la ciudad tiene ómnibus en exceso y una pésima prestación.
El metrobús, que se basa en principios de racionalidad, mejoraría el servicio pero nos encontramos nuevamente con la valla de las calles robadas, ya que este sistema requierede vías de uso exclusivo y generalmente se implantan sobre anchas avenidas, de las cuales carecemos.
En Curitiba, próspera urbe con el más alto índice de propietarios de automóviles del Brasil, el 70 por ciento de éstos no los utiliza pues prefiere el cómodo y eficiente metrobús. El modelo curitibano ya ha sido emulado en casi un centenar de ciudades de todo el mundo.
El día que nosotros, los electores, nos dejemos del vyroreí y elijamos autoridades capaces y honestas y, permítasenos parafrasear al diputado Durand, que “tengan los huevos bien puestos” para enfrentarse al malevaje e iniciar la ardua lucha de recuperación de las calles robadas -amparados en lo que ordena la Ley Orgánica Municipal que establece que el derecho del municipio sobre ellas es inalienable- y, asimismo, enfrenten a la cofradía empresarial del transporte público, defendiendo y privilegiando los intereses del pasajero, comenzaremos a transitar el camino que nos permita reproducir lo realizado en Curitiba y sin plantear ideas tan peregrinas como esta del peaje.
Fuente Digital: Mandua.com.py (Online)
Registro: Setiembre 2016
Revista MANDUA N 401 - Setiembre 2016 - Paraguay - PortalGuarani by PortalGuarani3 on Scribd
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