INESTABILIDAD POLÍTICA VS. ECONOMÍA

Por ILDE SILVERO

ilde@abc.com.py

Aunque sea un tema para especialistas en mercado y finanzas, no resulta muy difícil entender que la inestabilidad política en un país conspira contra su situación económica y su progreso. Los siempre mencionados pero invisibles inversionistas no aterrizan en naciones bajo tensión de permanentes conflictos internos.

En los llamados “países emergentes”, como el nuestro, en donde coexisten franjas importantes de la población en situación de pobreza y ciertos sectores en prosperidad económica, la venida de capitales externos es fundamental para la creación de nuevas empresas que den trabajo a tanta gente desempleada.

Para que las inversiones arriben a nuestro puerto, hacen falta seguridad jurídica, mano de obra de bajo costo, recursos naturales disponibles y, en especial, una convivencia política que garantice a la población paz, estabilidad y un futuro previsible.

Veamos dos ejemplos cercanos: Argentina ha intentado mucho, a partir del gobierno de Macri, atraer a los inversionistas pero no lo ha logrado por su clima de inestabilidad política, de permanente enfrentamiento entre los grandes partidos y, ahora, el cercano retorno de los kirchneristas, quienes tienen un fuerte discurso anticapitalista.

Sin embargo, Chile sigue atrayendo, cada mes, nuevas inversiones porque sostiene una gobernabilidad previsible, tranquila, incluso cuando hay cambios de gobierno entre derechistas y socialistas. La seguridad jurídica y la estabilidad política garantizan un clima normal y previsible para los inversionistas.

¿Cómo estamos nosotros en esta materia? Mal, bastante mal. De los cinco presidentes electos democráticamente, cuyos períodos han fenecido, dos fueron destituídos, uno por una revuelta popular (Cubas Grau) y otro por un juicio político súperexpress (Fernando Lugo). El político Luis González Macchi ejerció la presidencia de la República durante cuatro años sin haber sido electo para tal cargo.

Ahora estamos de vuelta envueltos en el clima de un posible juicio político al presidente Mario Abdo Benìtez y al vicepresidente Hugo Velázquez. Al parecer, son culpables del delito de alta traición a los intereses patria por haber conspirado en la clandestinidad para hacer negocios de venta ilegal de la energía de Itaipú a empresarios brasileños.

Ya tenemos en las calles a los grupos de manifestantes, tanto los que exigen la destitución de nuestras máximas autoridades como quienes apoyan y defienden la continuidad de los titulares del Ejecutivo. Este clima de crispación e inestabilidad política contribuye, de manera significativa, al estancamiento y el retroceso de nuestra economía.

Como el Gobierno está parado, nadie sabe si estas autoridades permanecerán o se irán a sus casas, la economía también está en modo pausa. Hemos elegido mal, apostamos a los hombres incorrectos, nos equivocamos otra vez. Ya está, hay que reconocerlo, pero... ¿cuándo vamos a aprender?, ¿por qué votamos por personas que, en menos de un año en el poder, ya enfrentan la posibilidad de ser destituidas por juicio político?

Somos un país atrasado, con altos niveles de pobreza e ignorancia, pero la inestabilidad política que generamos periódicamente en nada nos favorece. Es tiempo de darnos cuenta de la importancia de seleccionar a personas capaces, honestas y patriotas para dirigir los destinos de nuestra nación.

El “desastre ko Marito” pasará y el tiempo lo convertirá en anécdota, pero los ciudadanos deberíamos asumir nuestra cuota de responsabilidad por haber apostado mal cuando nos llamaron a las urnas. Ojalá en el futuro tengamos mejor puntería.

Fuente: ABC Color

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Sección OPINIÓN

Martes, 13 de Agosto de 2019

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