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JOSÉ ANTONIO BILBAO (+)
11 de Enero de 1919
 
JOSÉ ANTONIO BILBAO (+)


Biografía

EL ESPECTRO DEL AGUA

José Antonio Bilbao

Oculto estaba, esperando.

En el agua mansa no se le veía.

Era un demonio

que vivía en el río.

 

Dentro del lecho,

en urna de cristal

soterrado,

se asfixiaba.

 

Para salir afuera,

mostrarse bajo la luna circular

o al filo de su alfanje,

le hacía falta la lluvia.

 

No una, ni otra.

Toda una serie interminable

que de día y de noche, sin pausas,

bajaba en cataratas.

 

Salió a la luz, después de años

de un encierro, de un presidio

de rizos y de lirios,

siendo él tan oscuro y feo.

 

Y se lo vio espectral,

esqueleto de carbón cristalizado,

ángel de sombra.

Al sol, fosforecía

y de noche sus metálicos ojos

presagiaban la muerte.

 

Su fúnebre presencia

se abatió sobre los campos,

sobre pobres animales llorando su sentencia,

sobre víboras huyendo

en camalotales verdes,

barcas sin puerto, a la deriva.

 

Al verlo se estremeció la gente,

Era el viejo demonio

de cuernos enlodados

limpiándose, sacándose la costra,

a costa de los hombres y el ganado

que iban perfilando sus miserias.

 

Todos ellos temían la ciega dentellada

de la pobreza inexorable,

de la tristeza acumulada,

de la muerte.

 

Con él vino un racimo, inmenso y negro,

de cuervos acechantes

que en altos círculos

separaban el aire

y como oscuros vigías

las torres de los árboles

colmaban, como oliendo a la muerte.


El demonio del agua

reía en su locura

y la zona, lloraba.

 

Del libro inédito:

“El espectro del agua”.

Fuente: REVISTA 1984 DEL PEN CLUB DEL PARAGUAY

Editorial EL LECTOR

Asunción – Paraguay. Setiembre de 1984 (121 páginas)

 

 

BILBAO, JOSÉ ANTONIO

Abogado, poeta y periodista. Nacido en Asunción en 1919, cultiva una poesía clara, transparente, que trasunta igualmente el acendrado sentimiento que el poeta pone cuando evoca sus vivencias cercanas a la tierra, al hombre rural -aquel alejado de los avatares ciudadanos- y a toda la magia que rodea la vida apacible, por una parte, trágica, por otra, de nuestro campo.

Sus primeros estudios los cursó en el Colegio de "Monseñor Lasagna" de su ciudad natal y en el Colegio "Pío IX" de los Padres Salesianos, de Montevideo (Uruguay). Vuelto a la patria, se matriculó en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, donde obtuvo el título de Doctor en jurisprudencia en 1946. El tema de su tesis doctoral "LA INAMOVILIDAD JUDICIAL", es aún en nuestros días de recomendable lectura, dada su actualidad.

Como es el caso de varios poetas, su vena artística se revela desde niño, y en sus años mozos participa en justas literarias realizadas en el colegio montevideano. Tampoco le fue ajeno el campo periodístico, sus primeros artículos vieron la luz en publicaciones tales como "ACCIÓN" y "TRABAJO", ambas tribunas del pensamiento católico de la época en el país. En 1939 se desempeña como director del primero y, en 1947, ocupa el mismo cargo en el segundo. En Montevideo sus artículos se publican en "EL BIEN PÚBLICO". Su dilatado tránsito poético comienza en Buenos Aires en 1946, cuando aparece su primer libro de poemas "EL CLARO ARROBO"; al cual le sigue en 1953, "VERDE UMBRAL" y en 1959, “LA ESTRELLA Y LA ESPIGA", ambos también publicados en Buenos Aires.

Otras obras de su autoría que lo ubican definitivamente en un lugar de privilegio en el ámbito poético nacional son: "CUADERNO DE BITÁCORA" (1961), ¨LA SAETA Y EL ARCO" (1966), "HIMNARIO DE AMOR" (1970), "CANDIL DE SEBO" (1981), "SOBRE TU PIEL OSCURA" (1982), cuyo eje temático es la tierra paraguaya: paisajes campestres, ecología, el campesino, el estudiante, el soldado, la madre ante el sino trágico de la Guerra del Chaco; responde a una de las tres direcciones de la lírica de autor: la tierra, el intimismo existencial y el amor.

Los poemarios "TIEMPOS DE CIUDAD" (1987) y "EL ESPECTRO DEL AGUA", (1988) son quizás los últimos libros de este autor antes de su partida definitiva.

Obras en prosa: entre otros textos breves, nos legó "EL CAMINANTE" (1986), que recoge variadas estampas del terruño; "EL BANDOLERO", cuento de la pasión del Señor en el libro VÍA CRUCIS, (1983). Igual-mente pertenecen a este autor varios ensayos de crítica literaria publicados en revistas y periódicos.

Se lo suele ubicar entre los componentes de llamada "Promoción del 40", aunque Bilbao, sin haber desdeñado esta compañía, mantuvo una cuidadosa distancia de los "ismos" entonces en boga, tanto por la característica de su poesía, como por sus personales búsquedas.

A don José A. Bilbao -fallecido en la Asunción en abril de 1998- por su porte enhiesto y digno y su palabra creadora, le cabe el título de "SEÑOR DE LA POESÍA".

Fuente: FORJADORES DEL PARAGUAY – DICCIONARIO BIOGRÁFICO. Realización y producción gráfica: ARAMÍ GRUPO EMPRESARIAL. Coordinación General: Ricardo Servín Gauto. Dirección de la obra: Oscar del Carmen Quevedo. Tel.: 595-21 373.594 – correo: arami@rieder.net.py– Asunción-Paraguay 2001 (716 páginas).

 

 

BILBAO, JOSÉ ANTONIO : Ciudad de Asunción, 1919. Poeta, ensayista, narrador y periodista.

Doctor en Derecho por la Universidad Nacional de Asunción, miembro de la Academia Paraguaya de la lengua española (filial de la de Madrid), José Antonio Bilbao fue presidente del Pen Club del Paraguay (1984-1985) y actualmente integra la Junta Directiva de la Asociación Paraguaya de Escritores.

Aunque cronológicamente pertenece a la generación poética de 1940, en general se ha mantenido alejado de casi todos los miembros de dicha generación, con una gran excepción. En efecto, su poesía revela y refleja la influencia de Hérib Campos Cervera, tal vez el poeta más importante del grupo del 40.

De su abundante producción poética se deben mencionar, entre otros, los siguientes poemarios:

·         “El claro arrobo” (1946),

·         “Verde umbral” (1953),

·         “La estrella y la espiga” (1959),

·         “Cuaderno de bitácora” (1961),

·         “La saeta en el arco” (1968),

·         “Itinerario de amor” (1970),

·         “Candil de sebo” (1981),

·         “Sobre tu piel oscura” (1982) y

·         “Tiempos de ciudad” (1987).-

En cuanto a galardones poéticos, fue distinguido con el “MBURUCUYÁ DE ORO” de la Municipalidad de la capital por haber ganado el Primer Premio de Poesía en los juegos florales conmemorativos del 450 aniversario de la ciudad de Asunción por su poema “CANTATA A LA CIUDAD DE ASUNCIÓN”.

Su obra ensayística incluye:

·         “Apuntes Venezolanos: Crónicas de Viaje” (1983),

·         “Tres Escorzos: Ensayos breves” (1983) y otros ensayos aparecidos en la Revista de Estudios Paraguayos de la Universidad Católica de Asunción.-

En narrativa, es autor de dos libros de cuentos:

·         “El Caminante: Estampas terruñeras” (1986) y

·         “El espectro del agua” (1988) y de otros relatos aparecidos en diversas revistas y publicaciones literarias locales.-

(Fuente: "BREVE DICCIONARIO DE LA LITERATURA PARAGUAYA"/ 2da. Edición – AUTORA: TERESA MENDEZ-FAITH  . Editorial EL LECTOR, Asunción-Paraguay 1998)-

 

 

OPINIONES SOBRE EL AUTOR

JOSÉ RODRÍGUEZ ALCALÁ escribía en el prólogo de VERDE UMBRAL (Editorial Difusión, Buenos Aires, 1953): "En este nuevo volumen vibra con intensidad fascinadora el fascinador paisaje paraguayo. Allí están, en versos que son como acuarelas primorosas, el arroyo, el cerro y el bosque, y la capuera, y el amanecer con sus tiernos arreboles y el crepúsculo en cuya sombra se arrebozan los seres y las cosas para la tregua de la noche. Allí palpita la vida del valle con sus humildes afanes diarios, sus pequeòas proezas, sus limitadas aspiraciones, su dolor cotidiano y su romance múltiple que canta en arpas y guitarras. Bilbao ha vivido el paisaje que nos pinta con amoroso embeleso. (... ) Y es tan penetrante la realidad telúrica transfundida a los poemas de Verde umbral, que el lector se siente testigo de “ese idilio entre los surcos y las lluvias” del que Bilbao nos habla; y oye “la risa de las hierbas gozosas del amor de los detritus” que el poeta hizo música en su lira”. “¿El autor? -dice Rodríguez Alcalá en los párrafos finales de su texto introductorio- El autor es poeta... Poeta sin marbete que lo encasille con óleos dogmáticos en escuela alguna de las muchas que atraen a sus claustros a los poetas jóvenes. Su rica capacidad emocional, y su no menos rica pero bien manejada imaginación le confieren una singular aptitud para captar motivos y contarlos con un verbo acrisolado, en el que las imágenes siempre hermosísimas, tienen -sin memoria para su vuelo- esa discreción elegante que es el sello del buen gusto. Sus medios de expresión son ricos. El idioma-de bien adentrada raíz castiza en Bilbao- tiene en los versos de Verde umbral una dignidad señorial, una aristocracia de añejo linaje”.

(Fuente: 25 NOMBRES CAPITALES DE LA LITERATURA PARAGUAYA. Compilación y selección: SUSY DELGADO. Editorial Servilibro, Asunción-Paraguay, 2005 (389 páginas). Dirección editorial: Vidalia Sánchez).

 

 

EL POETA DE LA SOLEDAD (U.C.M) - JOSÉ ANTONIO BILBAO : Lo llaman el POETA DE LA SOLEDAD. Toda su obra poética, profunda, bella, llena de fresca y limpia espontaneidad la ha realizado lejos de los círculos literarios, en el silencio de su hogar o en el silencio de su estancia que le facilita el dialogo con la Naturaleza.
Es sencillo, noble, prudente. Demuestra poseer una absoluta paz espiritual este hombre que reverencia a Dios con entrañable e irreductible sentimiento religioso.
No hay en él belicosidad para protagonizar conflictos sino una genuina dación espiritual para animar todo lo que sea armonía y concordia. Es incapaz de ofender o de agredir al prójimo. Su fe lo eleva por sobre las miserias humanas. Su mundo no es el de los perversos sino el de los buenos que humildemente rezan cada día al Todopoderoso. Ama a la vida, ama a su esposa, ama a su familia y en ese mundo de cariños sin sobresalto de ambiciones ni impureza de malquerencias tiene su refugio ideal desde donde contempla las cosas de la vida con serena y honda sabiduría.
No nació para ser batallador de pasiones impetuosas. Jamás su pluma destiló odio. No podría escribir un libelo porque sus ideas brotan del amor, de la bondad, de la diáfana alegría ante todo lo creado por Dios con infinita grandeza.
El destino puso en su camino duros escollos que él superó con la fortaleza de su fe. Una y otra vez se levantó intacto su espíritu tras el embate de infortunios que nunca pudieron destruirla mística que alimentaba su capacidad de resistencia.
JOSÉ ANTONIO BILBAO dialoga con el campo, penetra sus misterios, adora sus bellezas. El panorama agreste le atrae con su pureza, con su luz, con su despliegue de mil colores. En cada amanecer en el campo, descubre un parto de infinitas esperanzas.
En el prefacio de su obra EL CLARO ARROBO, expresa: "Mis ojos cansaron de mirar hacia adelante, hacia la llamada que se abraza con el cielo en la línea azul del horizonte. Y el llano amigo correspondió a esta devoción, mostrándome los mil secretos de su entraña".
Su estro no acusa pesimismo, porque entre selvas y ríos su espíritu se llena de vital alborozo.
"Mi verso no puede ser triste -dice- porque mis ojos siempre estuvieron reflejando gozos. Y la alegría es hoy, en este mundo de desventura, tan preciosa y rara como un camafeo antiguo".
Bilbao se enamora de las cosas del campo y canta haciendo de la clara limpieza del paisaje la clara limpieza de su poesía que se rinde ante la belleza imponente de ese campo que tan fielmente incorpora a su ser espiritual.
"¿Qué versos recogió en el EL CLARO ARROBO?"
Lo dice el poeta: "Versos que los oyó el regato, que los dijo el flautín de las cáñas, que los repitió el aire tibio y perfumado del campo abierto".
"Versos que lo vivió mi corazón".
El claro arrobo del campo y el poeta sellaron un pacto de identificación absoluta. Por eso dice, Bilbao:
El claro arrobo del campo
se me metió ya en la sangre
y hoy amo más las quebradas
que el rebullir de las calles.

Hoy amo más el sendero
-que las distancias añade-
que las vías ciudadanas
con menos sol y donaire.

Busco paz donde la paz
no es palabra que se gaste,
sino arrope que se acendra
con los silencios del aire.

José Antonio Bilbao recorre el campo y cuando ve un río lo siente hermano, compañero en la senda de un mismo destino:

Contemplo el río correr
por entre el bosque dormido.
Ni un hacha corta el silencio
que está maduro y tupido.

Y mientras el río baja,
con la selva y su latido,
pienso en mi propio río
hoy más callado y crecido.

El poeta exalta lo inconmensurable de la Naturaleza pero su sentimiento no se detiene en los paisajes. Le interesa también el vivir hondo y sugestivo del hombre:

CANOERO
Está en el río.
El río es su oro.
Agua y sol.
Bandazo y ola.
Con el viento
van sus penas,
su bandera,
su aureola.

Y una noche cualquiera
se quedará en la tierra.

El que izo tiene otro mapa
y otro mundo
que el agua y la canoa.

Mundo de popa a proa.

Va por el río
con el sol en las hombreras.
El río es su oro
y el sol, portamoneda.

El corazón del poeta es el de un católico ferviente. Su vida es mansa y la oración diaria lo renueva en la esperanza. Ha vivido para el duro trabajo de tierra adentro y para la fragilidad enternecedora de la poesía, lejos de la escena donde juegan indolentes la hipocresía y la vanidad.
Con ese puro catolicismo pegado al alma, exaltó un día la incomparable obra en pro de la concordia nacional del recordado Monseñor Juan Sinfori.ano Bogarín, el pastor humilde, el pastor prudente, profundo conocedor de la idiosincrasia de esta tierra, viajero incansable de la devoción que recorrió todo el país sembrando amor y caridad.
Acerca de tan leal servidor de la doctrina cristiana, escribió Bilbao: "Pasó por la vida haciendo el bien, derramando copiosamente los dones recibidos. Pudo ser torre solitaria y prefirió ser puente; pudo ser señor afincado y juzgó mejor convertirse en romero de pectoral y anillo dando a cada uno lo suyo y a todos el alma. Pero por sobre todas estas cosas, Buen Obispo y testigo de su Dios y un admirable y equilibrado juzgador de su tiempo, lleno de unción y de verdad".
La poesía de Antonio Machado llegó al alma de José Antonio Bilbao con singulares resonancias. Ingresó asombrado al universo de ideas y sentimientos del poeta español y descubrió que la tarde, en sus OBRAS COMPLETAS, aparece descripta en más de setenta oportunidades.
Ante tal predilección por el ocaso asociado a las tristezas profundas de Machado, Bilbao escribió una bella y densa monografía en la que demuestra ser un profundo conocedor de la obra del vate que quizás le conmueve por sus connotaciones religiosas y por ser también hija de una acallada soledad.
Dice Machado
"Era una tarde de julio, luminosa y polvorienta.
Yo iba haciendo mi camino
absorto en el solitario crepúsculo campesino.
Y pensaba: Hermosa tarde, nota de la lira inmensa
toda desdén y armonía;
hermosa tarde, tú curas la pobre melancolía
de este rincón vanidoso, oscuro rincón que piensa"

Y José Antonio Bilbao reflexiona acerca de estas estrofas, en el afán de demostrar la vinculación de Machado con la tarde: "Para Machado la tarde reúne luminosidad y polvo. La luz que va desapareciendo en medio de tolvaneras, encuentra al poeta absorto, caminando, metido dentro del crepúsculo. Su alma se ha hecho parte de él, su alma, su rincón vanidoso, oscuro rincón que piensa y que enfermo de melancolía sólo puede ser curado por la hermosura de la tarde".

 José Antonio Bilbao nació el 11 de enero de 1919. Terminó sus estudios de abogacía en la Facultad de Derecho de Asunción, en 1955 y tres meses después presentó su tesis doctoral sobre el tema "LA INAMOVILIDAD JUDICIAL".
Con doña REGINA GAONA, hija de Juan Bautista Gaona, nieta de Juan B. Gaona, ex-presidente de la República, con esta mujer argentina de singular temple, ha formado José Antonio Bilbao un hogar ejemplar, instalado en el amor y en el respeto, en una atmósfera de serena comprensión y de virtudes de sólidas bases cristianas.
Doña Regina tiene 9 hermanos, su madre fue Elodia Casal Ribeiro y con su esposo, el admirable poeta, goza del afecto de 18 nietos, la mayor ya es abogada, la segunda mujer cursa el quinto año de Derecho.
En marzo de 1994, cumplirán las Bodas de Oro, dando un ejemplo sublime de dos vidas que se unieron para siempre como el más bello y expresivo poema de amor.
Cuando celebramos 25 años de matrimonio, mi marido me dedicó un libro, "ITINERARIO DE AMOR", nos dice Regina Gaona de Bilbao con profunda emoción.
El poeta expresa en la portada de la obra:
Para mi mujer Regina Gaona, con quien he compartido:

 

techo y sábanas;
pan y agua;
ternuras y deseos;
alegrías y lágrimas;
en 25 años de perfecta unidad.
Por gracia de Dios tenemos:
el amor, afirmado
y lo ido, recobrado.

De este libro que exalta lo más entrañablemente puro que habita en el hombre, ha dicho el gran Efraím Cardozo:
"ITINERARIO DE AMOR" de José Antonio Bilbao es una de las escasas expresiones de la lírica paraguaya dedicadas al amor conyugal. El amor que cantan nuestros poetas, si aún lo cantan, muy pocas veces deja de ser el amor misterioso, o el distante, o el simplemente ideal, ya que no el desesperado y tormentoso, propio de la edad romántica que al fin hemos superado. Tal no es el caso de este poemario. El amor que lo inspira no es un amor esotérico, inconsútil, sino el forjado en un cuarto de siglo de vida compartida -"techo y sábanas; pan y agua; ternuras y deseos; alegrías y lágrimas"-, de donde ha emanado esta colección de poesías que pasa a figurar con honor en la producción, ya vasta de Bilbao. En él, la poesía ha sido siempre esencialmente emoción y música, vibrando al conjuro de las voces que vienen del contorno y de la intimidad. El paisaje geográfico y el paisaje humano, lo eglógico y lo confidencial, se han aunado en las claras estrofas de "VERDE UMBRAL", "LA ESTRELLA Y LA ESPIGA", "LA SAETA EN EL ARCCO”, etc., para darnos el acorde lírico, perfecto casi siempre, transido de luz y armonía, trémulo de transparencia y de misterio. En "ITINERARIO DE AMOR" esas calidades se acendran y toman, a la vez nuevas tonalidades, que van desde la ternura de miel y azahares hasta el alucinante arrobo. Bilbao que no es ajeno a las más modernas técnicas poéticas ni a la revolución del lenguaje que aportó el modernismo, no vacila en rendir pleitesía a la rancia forma del soneto, tan vilipendiada, un tiempo, por los vanguardistas, pero que ha de ser siempre insuperable como molde de la belleza lírica completa. Y es el que mejor cuadra para cantar con auténtica "poesía poética" -y valga la redundancia-, lo que desde el CANTAR DE LOS CANTARES es quizás la tarea más difícil de la creación poética: cantar el amor pleno, maduro y recatado, que es el amor conyugal. Por eso, hay soplos evangélicos en estas estrofas de JOSÉ ANTONIO BILBAO; aromas de las Epístolas; unción de sacramentos; pero también calor humano, muy humano, a ras de tierra, conzumos de vides y calcinaciones estivales, ardiendo con el fuego puro de la vida bien vivida, con la paz del alma y en la beatitud del hogar. Que Regina Gaona haya sabido inspirar este ramillete de poemas, sea para tan preclara dama motivo de sano orgullo, como es de satisfacción para quienes -siquiera en el reducido ámbito de la restringida difusión de la pulcra edición-tendrán el privilegio de saborear esta nueva manifestación del poder creador del gran poeta que es José Antonio Bilbao".
Este hombre de exquisita sensibilidad que ha traído fresca renovación a la lírica paraguaya, tenía 13 años cuando comenzó la guerra del Chaco. Pero aún así la gloriosa epopeya repercutió en su alma y los relatos que traían los combatientes de sus hazañas increíbles fueron haciendo crecer en él la admiración a la inagotable capacidad de sacrificio de su pueblo.
- Como todo paraguayo bien pacido, fui un lejano y apasionado espectador, valga la aparente contradicción, de la epopeya chaqueña. Lejano en cuanto al espacio y lugares en donde ella se iba forjando, pero comprometido, como todos los demás, en lo que se llama un pueblo en armas. Siento el orgullo de decir que, pese a mi minoridad, dos veces fui llevado hasta el estadio de Puerto Sajonia, lugar de concentración de los movilizados, pero volvía a casa sin haber vestido el glorioso uniforme verde olivo. La guerra no había alcanzado aún a los de mi clase militar. Dios quiso que concluyera antes, ahorrando muchas vidas. El Paraguay, en tres años, había reconquistado el Chaco. El duro batallar sin treguas nos llevó desde Boquerón hasta las márgenes del Río Parapití. Tal hazaña salvó al país "de la humillación y la deshonra".
Las lecturas, pues es abundante la bibliografía sobre el tema, las conversaciones con sus protagonistas, humildes y encumbrados, más el posterior conocimiento del terreno me dieron una cabal idea de lo que fue aquella reconquista que algunas plumas notables, ricas en colorido y fuerza narrativa, dejaron grabadas para la posteridad. Una lección de valor increíble es el legado –preciso y único-que han dejado los héroes del Chaco a las generaciones futuras. En ese espejo deben mirarse todos los hijos de esta tierra. En el Cincuentenario de la Guerra del Chaco, José Antonio Bilbao dedicó al gran drama de coraje y gloria su libro "PERENNIDAD DEL RECUERDO", en el que dice con paraguayo orgullo:

 

EL CHACO
-I-
Tierra de origen vago y misterioso,
de calidez hostil, vasta y silente.
Coto del indio bravo y la serpiente,
del tigre siempre alerta y cauteloso.

En su mundo nutricio y salitroso
-llanos de soledad, fosca y mordiente-
el requiebro del agua no es corriente
y el ataque del bosque es alevoso.

Allí sentó la hazaña sus reales.
El español hizo brillar su espada
y el nativo sus flechas espectrales.

Y centurias después, los mocetones
cubrieron esa tierra violentada
con fiereza de tigres y leones

-II-
Sus abras solitarias, sus desiertos,
la mudez de sus vastos quebrachales
vieron pasar, por altos pajonales,
las sombras del espanto, con sus muertos.

La guerra, con sus fúnebres conciertos,
volvía de otro modo. Fantasmales
soplaban ya sus vientos y, fatales,
los humazos del plomo, recubiertos.

Con las duras cadenas de sus soles
el Chaco milenario aprisionaba.
Las albas de limón, sin arreboles,
secaban los suspiros y el aliento.
Mas la patria la suerte se jugaba
y había que escuchar gemir el viento.

- Mis estudios primarios realicé en el Colegio Monseñor Lasagna. Luego, fui al Uruguay donde estudié en el Colegio Pío de Villa Colón (Salesianos).
Recibió ejemplares enseñanzas de sus padres, Juan José Bilbao, vasco, quien vino al Paraguay a los 15 años de edad y de su madre Dorila Zubizarreta, hija del sabio español Dr. Ramón Zubizarreta, figura prominente de nuestra Universidad y hermana de Gerónimo Zubizarreta.
- Mi padre era republicano y vino a este país porque tenía parentesco con los Urrutia. Trabajó aquí en la empresa Urrutia Ugarte y Compañía.
El amor a Dios aprendió de sus progenitores, principalmente de su madre, distinguida integrante de nuestra sociedad.
- Antes de comenzar la guerra del Chaco, mis padres me tuvieron como pupilo en el Colegio San José. Mándenme a otro lado, les dije y me enviaron a Montevideo.
- Me recibí de Bachiller en el Uruguay y por la legislación entonces vigente, tuve que realizar una especie de pasantía. Yo cumplí esa exigencia en la Universidad de Montevideo. Asistí a un curso de Humanidades. Cada fin de año, venía por si querían enviarme al Chaco. Volví al Paraguay cuando tenía 17 años.
- Me inscribí en la Facultad de Derecho. El Decano era Justo Prieto. Me manifestó cuando lo visité: "Con los estudios que ya tienes hechos, no necesitas presentarte a examen de ingreso".
- Mis grandes maestros fueron: De Gásperi, Víctor B. Riquelme, Luis Patricio Frescura y Candia, Aponte y Sapena Pastor.
- ¿Qué recuerdos conserva del Uruguay?
- Viví allá una magnífica atmósfera cultural. Los profesores, religiosos salesianos, eran brillantes. Allí tuve por maestro a un gran poeta, Eduardo Dufrechou, de origen francés, un hombre bondadoso de aproximadamente 70 años. El me enseñó a amar la poesía. Me recomendaba libros, sobre todo por su sugerencia leí a los poetas españoles, básicamente a los clásicos.
- A los 14 años, escribí mi primera poesía.
- ¿Se siente integrante de la generación del 40?
-Por supuesto. Formé parte de ella aunque Josefina Plá dice que no, que yo andaba solo. En esa época Roa Bastos comenzaba a escribir. Yo creo que Elvio Romero no pertenece a la generación del 40. Componía ese grupo Hérib Campos Cervera, quien influyó muchísimo en mi formación literaria. Era devoto de él. Hérib se dedicaba a otras cosas como la mensura. Viajaba con frecuencia al campo.
- Ud hizo su vida intelectual lejos de los cenáculos literarios.
- Siempre fui un solitario. Aprendí a conducirme así de mi maestro Dufrechou. Viví creando en soledad. Por otra parte, el desenvolvimiento cultural de Asunción era muy pequeño, muy retirado. Con Oscar Ferreiro me encontraba a menudo. Papá me hizo mayordomo en una estancia de Caapucú que estaba metida en unos bañados. Era muy pantanosa la zona. Trabajaba en la estancia de los Urrutia. Era "Montiel Potrero". Yo salía de Caápucú a las 5 de la mañana y llegaba al establecimiento 9 horas después. Me quedaba en la estancia un mes.
- ¿No se aburría por allá?
- No, llevaba buenos libros y escribía. En la estancia encontraba el clima ideal para inspirarme. Muchos sonetos salieron de ahí.
- ¿Cuántos libros escribió?
- Diez y siete libros.
- ¿A cuál considera su mejor obra?
-"LA SAETA EN EL ARCO". "EL CLARO ARROBO" fue mi primer libro. También han tenido una significación espiritual especial para mí: "ITINERARIO DE AMOR" dedicado a mi esposa, "SOBRE TU PIEL OSCURA" y "PERENNIDAD DEL RECUERDO".
Pérez Maricevich dice que en su obra predominan factores telúricos y religiosos...
- Es cierto. Hice una poesía con mucha carga de ideas religiosas: "A LA SOMBRA DEL PESEBRE", "SOBRE TU PIEL OSCURA", "LA SAETA EN EL ARCO", "VÍA CRUCIS".
- ¿Su opinión sobre Julio Correa?
- Un gran poeta. Leía y recitaba sus poemas en castellano.
- ¿José Luis Appleyard?
-Un destacado valor de la generación del 50. Un extraordinario poeta.
- ¿Josefina Plá?
-Tuve pocos contactos con ella. La visitaba de vez en cuando. Me recibía entre sus gatos. Es una gran escritora. Le debe muchísimo la literatura paraguaya.
-Su poesía, Dr. Bilbao, es un canto a la vida, a la Naturaleza.
- Siempre canté a la vida y a los milagros de la vida. He sostenido firmemente mi optimismo a pesar de haber sufrido terribles golpes. La creciente de 1953, me dejó sin una vaca. Y me levanté de nuevo por esas energías espirituales que nunca decayeron. Cuando quise retomara la ganadería después de haber perdido todos los animales me dijeron: "No seas bárbaro. Vas a tener que comenzar de cero". Y encaré el resurgimiento con toda decisión. Recordé que los Urrutia me debían dinero y como pago me entregaron 200 animales y así comencé la nueva etapa, en medio de increíbles dificultades. Y volví a salir adelante: No hay que amilanarse ante los problemas. La fe todo lo puede.
JOSÉ ANTONIO BILBAO sigue hablando con nosotros animadamente a pesar de las constantes interrupciones de sus nietos que llenan de movimiento la casa. Aparece su hija Ángeles y nos comenta que su padre ya aprendió a trabajar en medio del ruido infernal creado por quienes tanto quieren a su abuela. Asintisrno nos cuenta que a veces en el automóvil, mientras espera a su esposa, JOSÉ ANTONIO BILBAO toma un papel y escribe un bello poema en cuestión de minutos...
Está por publicar "20 CUENTOS", su primer libro en ese género. Nunca escribió novelas ni obras de teatro.
- ¿Hay algún valor nuevo de la poesía que le llama la atención?
- Sí, VÍCTOR CASARTELLI me impresiona muy bien. La gente no lee poesías. Y por tanto los pocos libros que aparecen quedan olvidados en bibliotecas y librerías.
- ¿Qué es para Ud. la poesía?
- Para mí es la reunión de lo mejor que tiene un escritor.
- Vicente Lamas ¿era también un poeta solitario como Ud.?
- Así es. Admiraba muchísimo su producción literaria.
- ...¿Si le hubiese faltado la soledad, qué hubiese hecho, Bilbao?
- Sin mi soledad no hubiese podido hacer nada.
- Para una antología ¿qué poema suyo elegiría?
- Alguno de "SOBRE TU PIEL OSCURA".
- ¿Qué es Dios para Ud.?
-El súmmum de las cosas. Es mi inspirador. Es la fuerza que me anima para luchar, todos los días. Piense en los esfuerzos que significó para mí el cuidado de la estancia. Ante la crecida de los ríos, tenía que trasladar a los animales en chata y llevarlas al Chaco, todo ello hecho con muchas tensiones y escollos a cada rato. En medio de todos esos dramáticos problemas, seguía escribiendo.
JOSÉ ANTONIO BILBAO dice que corrige poco, que por su formación intelectual recuerda con cariño y gratitud a la Congregación Salesiana y que nunca hizo política, aunque ateniéndonos a las ideas de la familia, debía haber sido liberal.
- ¿Nunca ocupó un cargo público?
- Nunca.
- ¿Alguna anécdota?
- Cuando quise presentar mi tesis doctoral, me dijeron en la Facultad que la misma debía tener como mínimo 100 páginas. Antes, con cualquier trabajo de 15 o 20 páginas se cumplía el requisito. Preparé con intensa dedicación mi tesis y la defendí ante una mesa examinadora integrada por Víctor B. Riquelme, Frescura, Salvador Villagra Maffiodo y Juan Ramón Chaves. Estaba también entre los examinadores alguien a quien hice durante la prueba una pregunta que no pudo responder. Todos me calificaron sobresaliente pero el docente a quien cometí la imprudencia de interrogarle acerca de un punto que no conocía, me calificó distinguido. Al terminar el examen, se me acercó Víctor B. Riquelme y me dijo: "Sobresaliente tu trabajo y ese que te puso "Distinguido" actuó así por venganza. Nunca te va a perdonar el mal momento que le hiciste pasar”...-

Fuente: MARIO HALLEY MORA Y LA LITERATURA PARAGUAYA Por UBALDO CENTURIÓN MORINIGO- Serie HEROISMO Y PENSAMIENTO Editora Paraguaya S.R.L. (EDIPAR) Asunción-Paraguay 1993.

 

 

BILBAO, JOSÉ ANTONIO. Poeta y prosista nacido en Asunción en 1919. Estudió en el país y en el extranjero optando al título de doctor en Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad Nacional. Viajero por América y Europa. Pertenece, cronológicamente, a la GENERACIÓN DEL 40, aún cuando nunca formó parte orgánica del grupo vanguardista renovador que se nucleara en el cenáculo "VY’A RAITY". Aislado y solo, su acendrado catolicismo le llevó a integrar la Acción Católica del Paraguay y a dirigir varios periódicos cristianos tales como "ACCIÓN" y "TRABAJO". Fue miembro del Instituto Paraguayo de Cultura Hispánica y del cuerpo de redacción del semanario "COMUNIDAD".

VALORACIÓN: A través de sus cuatro libros poéticos hasta hoy publicados -EL CLARO ARROBO, VERDE UMBRAL, LA ESTRELLA Y LA ESPIGA, CUADERNO DE BITÁCORA-, José Antonio Bilbao se nos presenta desdoblado en dos temas básicos bajo cuyas motivaciones elabora su poesía. Estos temas -lo telúrico y lo religioso- se manifiestan tan íntimamente imbricados que casi en ningún momento se da el uno sin el otro, de manera que vienen orgánicamente a corresponderse. Esta polarización mutua provoca un doble plano de reflejo reciproco en virtud de los cuales el sentimiento y la visión del mundo del poeta se expresan en una configuración verbal inevitablemente jubilosa y sensualmente descriptiva. Materia primera y estímulo de esta configuración poética es el paisaje, verde umbral de Dios ante el cual este lírico exultante se sitúa en actitud contemplativa, en un claro arrobo que, sin llegar a la vivencia mística, no se queda casi nunca en el mero describir colorista y pintoresco. He aquí, en esta poesía, la naturaleza vista como obra de Dios y, como tal, virgínea y pura, fraternal y consoladora. Don de Dios, toda ella es una gracia. Pero este franciscanismo desaparece apenas el poeta se sitúa ante el hombre. Despojo, muerte, sufrimiento, angustia: al través de estas negaciones de la plenitud se nos presenta, en violento contraste con la visión de la naturaleza, el hombre paraguayo en este poeta. De ningún modo, sin embargo, esta denuncia de lo humano alcanza el tono angustiado y rebelde de los poetas paraguayos de lo social (ELVIO ROMERO, HÉRIB CAMPOS CERVERA, AUGUSTO ROA BASTOS, etc. ).

Bilbao se limita a presentar poéticamente el hecho sin asumir ante él una actitud participante. Su esteticismo formal, su propensión al juego pintoresquista, suele ocultar, tras el chisporroteo metafórico, la fibrilla irritada y dolorida que motivara el canto, congelando el poema en mera forma vacía de tensión profunda. Es esa evidente debilidad estilística de Bilbao frustra el impacto que, dado el tema, debe dar necesariamente el mensaje que viene en los adentros del poema. De ella él poeta parece haberse liberado en su último libro, en el que este artista se nos presenta en la madurez de sus medios expresivos. Pero, pese a sus deficiencias, las virtudes expresivas de José Antonio Bilbao son harto notables y se han manifestado capaces de configurar estructuras poemáticas de indudable valor poético. Estas virtudes se sintetizan todas en la poderosa plasticidad que le permite expresar a través de imágenes y metáforas de gran nitidez y colorido. Las juveniles lecturas de FERNÁN SILVA VALDÉS no están ajenas, al parecer, a la índole de este lenguaje poemático, ni en la estructuración formal las de GERARDO DIEGO, moduladas ambas, empero, en la especial tonalidad y temperamento de este lírico. Su obra, evidentemente personal y característica, es importante dentro de la literatura paraguaya contemporánea a la que agregó una zona -la religiosa- hasta hoy baldía de creaciones.

OBRAS:

EL CLARO ARROBO, Buenos Aires, 1946;

VERDE UMBRAL, Buenos Aires, 1953;

LA ESTRELLA Y LA ESPIGA. Buenos Aires, 1959;

CUADERNO DE BITÁCORA, Buenos Aires, 1961.

EN ANTOLOGÍAS: rev. Amistad, Bs. As., 1962; Buzó Gómez S.: Índice de la poesía paraguaya; J. Plá: La poesía paraguaya, Caracas, 1962.

BIBLIOGRAFIA: Carlos R. Centurión, op. cit.; Josefina Plá: op. cit.; Hugo Rodríguez Alcalá: op. cit.; Walter Wey: op cit.

Fuente: DICCIONARIO DE LA LITERATURA PARAGUAYA (I PARTE) de FRANCISCO PÉREZ-MARICEVICH. Biblioteca Colorados Contemporáneos ( 7 ). Editor: Instituto Colorado de Cultura,  Director: Dr. H. Sánchez Quell, Asunción-Paraguay,  1983 (293 páginas).



JOSÉ ANTONIO BILBAO (+)

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