JUAN PATO Y SUS LUNAS DE HARINA,

LA FAMILIA ELEFANTADA y

CIEMPIESECITO

Poesías de GLADYS CARMAGNOLA

GLADYS CARMAGNOLA

Poetisa, ex docente. Escribe desde la adolescencia. Su primer libro data de abril de 1965. Poemarios para niños; Ojitos negros, 1965; Navidad, 1966; Piolín, 1979 y 1985; Lunas de harina, 1999. Para adultos: Lazo esencial, 1982; A la intemperie, 1984 y 1998; Igual que era las capueras, 1989 (Premio de la Asociación de Críticos de Arte de Miami, 1985); Depositora infiel, 1992 (Premio único de Poesía del Instituto Cultural Paraguayo Alemán, 1992); Un sorbo de agua fresca, 1995 (Mención de Honor del Premio Nacional de Literatura, 1995; Premio Municipal de Literatura, compartido y Premio El Lector 1996); Territorio Esmeralda, 1997 (Premio Pluma de Oro José Luis Appleyard); Un verdadero hogar, 1998; Banderas y señales, 1999; Río Blanco y antiguo, 2002.

Es autora, además, de varios poemarios conmemorativos, de circulación limitada, aparecidos en 1965, 1981, 1982, 1989. Es autora del Himno del Colegio La Providencia, con música de Luis Szarán, estrenado en el centenario de dicha institución.

Por su participación con el poemario inédito Para reconocernos como hermanos, ha merecido el Premio "Fiambrera de Plata del Ateneo Casablanca de Cultura Popular", de Córdoba, España.

Ha recibido premios de "Amigos del Arte ", y otros. Y por su poesía, ha merecido homenajes en el Festival de Ypacaraí, en el Festival del Takuare'e, etc. Figura en algunas antologías nacionales y extranjeras y algunos de sus poemas han sido traducidos a otras lenguas.

JUAN PATO Y SUS LUNAS DE HARINA,

Juan Pato chapoteaba

feliz en su laguna

hasta que un día pidió:

"¡Mamá! ¡Dame la luna!"

La Pata Catalina

(¡ah, madre inteligente!)

"¡una confitería!"

pensó rápidamente.

Cuando Juan insistió:

"Mamá... ¡quiero la luna!",

Catalina le dio

dos medialunas,

y mirando hacia el cielo,

muy contenta,

a la Luna le dio:

"Sé que no estás en venta.

Puedes quedarte allí

supertranquila:

yo le prepararé

lunas de harina".

Catalina... ¡qué pata

experta y generosa!:

difundió su receta

dulce Y sabrosa:

harina, leche, azúcar,

una pizca de sal,

manteca o margarina

(lo que te guste más),

vainilla, claras, yemas

y polvo de hornear.

Se amasa, se decora,

se hornea y... ¡ya está!

Desde entonces, ¡qué suerte!

¡podemos saborear

dulces lunas de harina

muy ricas de verdad,

doraditas, partidas

justo por la mitad!

(de LUNAS DE HARINA)

LA FAMILIA ELEFANTADA

Mamá Elefanta, Papá Elefante,

Elefantito y Elefantita

van de paseo, tranquilamente

(ploqueteploque, ploqueteplón).

Mamá Elefanta y Papá Elefante

jamás habían visto un tranvía;

y sus hijitos, naturalmente,

no conocían un tren veloz.

Se prepararon los equipajes:

veinte bolsones, treinta valijas,

ropas, zapatos, sombrillas, lentes,

y se marcharon a Nueva York.

¡Se pasearon por todas partes!

¿y no encontraron ningún tranvía?

¡Ah! era todo tan imponente

que la familia se impresionó.

Mamá Elefanta tuvo un ataque

de tos, tristeza y melancolía.

Los cuatro, entonces, y para siempre

se despidieron de Nueva York.

Así llegaron a Cualquierparte:

cuatro pasajes clase turista;

¡cuántas maletas! ¡Sí! Felizmente

nada de nada se les perdió.

Mamá Elefanta y Papá Elefante

ahora conocen trenes, tranvías,

y sus hijitos, lógicamente,

han visitado cada rincón.

Mamá Elefanta, Papá Elefante,

Elefantito y Elefantita

este domingo serán mis huéspedes:

vienen a verme en un tren veloz.

(de LUNAS DE HARINA)

CIEMPIESECITO

¡Pobre Papito Ciempiés!

¡y pobre Mamá Ciempiesa!

Segurito han de tener

un gran dolor de cabeza:

El bebé Ciempiesecito

ha empezado a caminar

y ellos se fueron prontísimo

los zapatos a buscar.

Aunque la zapatería

estaba llena hasta acá,

oí que al volver decían

que aún necesitan más.

¡Pobre Papito Ciempiés

y pobre Mamá Ciempiesa!

Ni siquiera pueden ver

que el lío recién empieza.

Papá le enseña hacia atrás,

Mamá Ciempiesa adelante;

¡Oh!, las patitas se van

hacia cualquier otra parte.

El joven Ciempiesecito

gracias a su voluntad,

con un elegante estilo

aprenderá a caminar.

Un buen día Papá Ciempiés

y también Mamá Ciempiesa

a su hijito podrán ver

paseando en bicicleta.

(de LUNAS DE HARINA)