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GLADYS CARMAGNOLA (+)

  DEPOSITARIA INFIEL, 1992 - Poesías de GLADYS CARMAGNOLA


DEPOSITARIA INFIEL, 1992 - Poesías de GLADYS CARMAGNOLA

DEPOSITARIA INFIEL

Poesías de GLADYS CARMAGNOLA

 

Premio de Poesía Instituto Paraguayo-Alemán 1992

Colección del Corcel, 4

Diseño de Tapa y viñeta:

LUIS ALBERTO BOH

Impreso en Asunción,

Con el apoyo del

Fondo Editorial para la Difusión de la Poesía

(FEDIPO)

Asunción – Paraguay

1992 (77 páginas)

 

 

PRÓLOGO

¿Porqué hoy y acá este reclamo a los poetas y porqué justamente estas poesías como respuesta?

Una contestación simple y directa es el antiguo susurro de Hölderlin: lo que queda lo fundan los poetas.

Una respuesta compleja, que sepa de múltiples sen­deros, exige un diálogo con las oscuridades de nuestra época, con la nostalgia de resplandores ya apagados, y con el reclamo insistente de nuevas epifanías para la misteriosa e incesante faena de existir.

Todo, o parte de esto, es lo que a su manera fundan los poetas, y, en nuestro caso, lo que la autora nos propone a nosotros, sus contemporáneos.

El privilegio de hacerle preguntas pertenecerá enton­ces, a quienes comprendan la donación y fundación que conforman sus respuestas.

Lorenzo N. Livieres Banks

 Presidente

Instituto Cultural Paraguayo-Alemán

 

 

 

 

 

 

The soul selects her own society,

 Then shuts the door;

To her divine majority

 Obtrude no more.

 

 Emily Dickinson

 

 

poéticamente habita

el hombre sobre esta tierra.

 Hölderlin

(Traducción de Ruth Fischer de Walker)

 

 

 

 

CON ALGO MÁS QUE POLVO ENTRE LAS MANOS

 Intentaba llegar

con algo más que polvo entrelas manos

 pero esta vida me tendió una trampa

y me lanzó hasta el fondo del barranco.

 

 De allí emergen mis uñas

arrastrando mis huesos lacerados.

De allí brota mi voz

creciendo de entre golpes y arañazos.

 Y desde allí mis ojos y mis pies

hallarán un atajo

que me lleve al lugar

dondela vida y yo de frente discutamos

 -de igual a igual­-

las cláusulas leoninasdel contrato.

 

 Espérame. Quizá me veas llegar

con algo más que polvo entre las manos.

 

 

SÓLO PALABRA

Dame la mano y vamos hasta el río.

 Ayúdame a encontrar aguas profundas

 donde mi antigua piel

se despoje de penas y de culpas;

donde pueda arrojar cada vestido

superfluo que me cubra

para olvidarlo allí: que la corriente

 me deshaga de miedos y ataduras, los arrastre

o los pudra.

Podré emerger al fin, hecha sólo palabra

liberada, desnuda,

sin siquiera este rostro que me han dado

como máscara absurda.

 

 

CANCIÓN

Una canción con bello nombre antiguo

 me brota sin querer del corazón.

Pasa el agua del río. Entre sus ondas

 va el pétalo marchito de una flor

y desde algún peñasco en la ribera

 a sus notas añado algunas yo.

 Sigue el agua del río.

Lleva al justo destino aquel dolor.

Y mi recién nacido se agiganta dejando oír su voz:

empecinado, aquí quiere quedarse

 convertido en purísima canción.

 

 Sí. Nuevamente accedo.

¿Por qué decirle no

si puede esta palabra estremecida,

 directa descendiente del amor,

crecer, multiplicarse,

y arrastrarme consigo en la misión?

 

 

ASÍ DE SIMPLE

De pronto es muy sencillo

 hablarte, simplemente,

de las minucias cotidianas

 que me suceden.

 

Es como deslizarme sin temores,

 abandonada al fin a la corriente,

segura de amarrar en la otra orilla

 a algún peñasco el ansia que me lleve.

Así de simple se me ha vuelto el viaje.

 Así de simple. Pues sencillamente

así es la vida cuando la aceptamos

como a la herida que de tan antigua ya no duele.

 

 

DIÁLOGO

-Amo en verdad este país llamado Tierra.

 Anhelo ser el mar que en olas plenas,

con su abrazo de suaves, blancas ondas, lo rodea.

Hasta la última roca en la ribera

se deshará en burbujas, cuando me sienta,

y tal será la fuerza

de mis ansias amarradas a ella,

que en su ir y venir, estas ondas inquietas

 encontrarán al fin lasuave entraña blanda de la tierra.

Y allí ha de ser: donde la arena,

el cielo, el mar, el sol, se vuelven casi una misma esencia,

el sitio donde esta vida irremediablemente pasajera

un sueño largamente amado y nunca hallado duerma.

_ ¿Has de ser necesariamente mar?

Somos país mediterráneo. ¿Lo recuerdas?

 

 

TRAICIÓN

Oh mi país, de pulpa estremecida:

te hemos dañado a muerte el corazón.

Y te resta lugar para otra herida

de frente

o a traición.

Sabes por experiencia

-encarne viva-

­que es aún más traidor

 quien te ultraja o mutila

 en nombre del amor.

 

Te dejo entonces sólo la caricia

 de una flor

 

y la música antigua de mi voz.

Ya no soporto herirme al menos hoy.

 

 

AMO LA LLUVIA

 Amo la lluvia mansa o torrencial

que me arrastra muy hondo en mí, muy lejos.

 

Amo la lluvia:

 

Su olor de vida pura, su eficacia,

su ubicuo afán, su itinerario inmenso;

 esa manera suya tan sencilla

de germinar o malograr anhelos.

 

 Amo la lluvia.

Y antes de Chernobil nunca jamás pensé tenerle miedo.

 

Claro.

Podría indefinidamente

continuar con falaces argumentos,

pero mejor confieso que en verdad no sé por qué así la quiero.

 

Amo la lluvia.

 

Lo sé: tú ya no estás

sino de vez en cuando en un recuerdo,

o en un presagio

de libertad -aquel antiguo, irremediable sueño-.

 

 

LEJOS

Hay veces

cuando todo resulta inalcanzable.

 

Las pobres manos caen, entonces, tristes.

No pueden asir la luz.

No pueden.

Y los nudillos sangran, como antes.

 

 ¿Estoy así de lejos

que no logro alcanzarme?

 ¿Por qué parece hoy

 demasiado tarde?

¿Dónde está esa lejana plenitud

que existe-yo lo sé- en alguna parte?

 

 

LUGAR

El camino, largo.

La noche

larga también, y negra, interminable.

¿Alguno sabe dónde está el lugar?

 

Detrás las rocas.

Delante el foso oscuro que saltar.

Alrededor,

espesa y acre, antigua oscuridad.

 

Tú y yo

vamos andando solos

 buscando otras laderas

 donde nos dejen

¿tal vez amar?

 Quizá.

Tú y yo vamos solos.

Mejor será admitirlo: siempre solos.

 

 Llegaremos un día

quizás en otra piel a algún lugar.

 

 

EN NOMBRE DEL AMOR

 En nombre del amor,

del que abusamos tanto, impunemente,

 huyo de mis claudicaciones,

arropo el incansable oficio de quererte

 y me adentro hasta el sitio

detrás de algún recodo de la muerte

 para buscar empecinadamente en mí

un extremo del hilo de mi suerte.

 

En nombre del amor

observo, indago, pido. Inútilmente.

 (¡De qué modo mancillan ciertos labios

 cuando, necios,pretenden

dar forma entre sus sílabas

a un misterio tenaz que no comprenden!)

 

Con la fugacidad de la palabra

del cáliz bienhechor retorno siempre

aunque más desgajada, más completa,

pues ya no exijo lo que nadie puede.

 

 

ENTONCES

 Aquel atardecer

se desbocó mi corazón

 y la otra que soy

se me volvió completamente loca.

 

 Fue entonces cuando al fin pude gritar

por que todos supieran que llevaba

 tu beso, tibio aún,

sobre la boca.

 

 

VESTIGIOS

 Quizá nadie lo sepa

aunque en esta memoria guarde lo ocurrido.

 Tal vez no sea todo

más que algún intrincado laberinto

 que va a ninguna parte

como resultan ser a veces los laberintos.

 Abro de par en par mis puertas y ventanas

 a este julio desmesuradamente frío:

Que el viento sur caliente las paredes

 y hable por nosotros lo no dicho.

 Mañana el cuadro sepia enla pared

 me dejará en el polvo sus vestigios.

 

 

SIN PERMISO

Ha llegado el invierno.

Irrumpió en los rincones sin permiso.

 Intentó acurrucarse entre mis sábanas,

arrebatarme mantas y vestidos

 dejándome calada hasta los tuétanos,

 sin nada de lo mío.

 

¡Más respeto, por Dios! ¡Apártate!

Deja mis huesos que te están prohibidos.

 Devuélveme mis cosas. Márchate.

 Prometo perdonarte como si nada de esto hubiera sucedido.

 

 

DESDE EL PUENTE

 Mejor no hacer alarde

de un coraje tan fatuo como ausente

 no sólo ahora de mi corazón

(defecto que amamanto desde siempre,

 inveterada imperfección

que logro sacudirme raras veces,

 confundida en los poros de la piel

de antigua, pertinaz sobreviviente):

 

 Otra vez el temor, que ganó en mí

su más seguro albergue,

 agazapado aquí en mis ojos

 contempla la otra orilla, desde el puente.

 

 

VERGÜENZA

Es cierto.

Me oculto avergonzada a veces.

 Y guardo para mí esta admiración

 por unas bellas mandarinas verdes,

 por el viento y el agua o un peñasco

 que a pesar de nosotros permanecen.

 No sea que cunda por ahí la voz

y alguien se entere

de que el viejo temor ha renacido

 en mí súbitamente:

que otra vez soy esa mujer tan triste

que abandona la vida de repente

 deseando que al regreso

estén aquí aguardando algunos pocos pájaros silvestres.

 

 

RITUAL

¿Alguien ha dicho acaso que estuviera

 prohibido ser feliz?

Perdón; no lo recuerdo

 o no lo comprendí.

 

Con más de media legua transitada

por los cañaverales del vivir,

ya sé del sitio justo donde crece

 la exacta caña dulce para mí.

 (Casi seguro es la sencilla clave

 de este ritual de ser, estar o parecer feliz,

 la melodía de los cañaverales.

La caña dulce siempre estaba allí

 verdeando en el lucero, en la laguna

 que parecía nunca tener fin...

¿Qué alquimia ha germinado la semilla

 en algún metafórico jardín

y ha impedido secarse a la laguna

 sólo dentro de mí?)

 

¿Dónde estás, caña dulce que insaciable

 pidió esta boca entonces infantil?

 

 Nadie jamás me ha dicho que estuviera

prohibido ser feliz.

Si alguien se atreve, que no sea aquí.

 

 

 

UN DÍA FLORECERÁ

 LA ENREDADERA

 Cuando se desmorone este ritual

 florecerá por fin la enredadera.

 Pétalos amarillos vestirán

la piel, el corazón de la madera.

 Y allí estarán

con toda la verdad de su belleza

 sencillamente porque su lugar

 es allí mismo, donde se los vea.

 

 Cuando se desmorone este ritual...

 ¡Un momentito, por favor; espera!

 ¿Cuando se desmorone este ritual?

 Habrán mudado todas las estrellas.

 

 

AROMA DE GUAYABA

 Un levísimo aroma de guayaba

 tímidamente entró por mi ventana.

 

Déjame descansar. Vuelve mañana.

 Pero allí se quedó que daba lástima.

 

 Desde entonces me tiene

desesperada:

Ya inundó su perfume

 toda la casa.

 

¿Cómo no dar albergue

 a una guayaba?

Si ha traído consigo

 toda mi infancia.

 

 

 

MANCHAS

 (diálogo de transición)

 _¿Quién anda canturreando

 poemas al amor, a la guayaba,

 si ya se suponía nadie ignora

que un poema no sirve para nada;

que es preciso encontrar la justa clave

 para llenar al menos la cuchara?

 Eso, no lo consigue una canción

ni un persistente coro de cigarras.

No. No es precisamente andando por ahí

 en minucias carentes de importancia

 como se exigen paz, justicia, pan

y democracia.

 

-Discúlpame. Prefiero una canción

 aunque se agolpe sangre en la garganta.

 Permíteme:

Yo misma limpiaré las manchas.

 

 

 

 

 

 

PARÁFRASIS

 

A Oli,

Neiny y Charly

 

I

Quiero contarte cómo fue. De veras:

Cuando tenía el corazón

como una flor recién abierta ante la vida.

 

II

Era diciembre aquí;

y un poco más allá, después del río,

ardía el verano, turbio, polvoriento,

en ceibos, algarrobos y espinillos.

 

Once años viví seguramente

por la certeza. Por la certeza de que

nos queríamos.

Quizá por eso la orfandad llegó

-aquélla que hasta ahora no he asumido-

la que no osó venir cuando el incendio

desmoronó las vigas de la casa donde

los dos nacimos

y aplastó cuatro raíces

mientras mis ojos contemplaban desde el cerco vecino

cómo puede la infancia volverse de pronto cenizas

si los huesos apenas han crecido.

En vísperas de Navidad supe que nos separaríamos.

 

III

¿Son salobres las lágrimas así?

Pesan en las pupilas.

Y la angustia le añade sus garras al miedo

-horrenda ave negra de rapiña-.

(Después

él

-pantalones largos-­

y largo, interminable, el río.

Y aún más largo y tenebroso el día.)

Durante cuatro años el "Monseñor Lasagna"

con sus puertas abiertas sólo a medias a las

visitas.

 

(Lentes, papel de arroz, o ediciones en rústica.)

 

Lanchas, canoas, camalotes, miedo;

calle Colón, la casa de una tía;

(Padrino -Raúl Bertón-:

tú nos querías)

y un pan dulce especial con el abuelo

porque "obras son amores"; ¿lo sabías?

Aprendí a crecer sola

acurrucando el miedo en mis orillas.

 

Y

-sé que suena algo extraño­

sigo aprendiendo poco a poco, todavía.

 

IV

Fue desde 1950.

 

V

Un día lo vi en su pieza, en una casa

para siempre distinta:

entre cuatro paredes

inauguraba cálculos y cifras

(él

conocedor de lunas e intemperies

-más de una vez contempló el lucero por mí,

por culpa mía-).

 

Y allí lo comprendí:

En realidad no importa que la vida

nos arrastre en su afán

-que no logra borrar esta hermosa costumbre

de querer a mi hermano como

antes lo quería-.

 

VI

Lamento aún su rol de espadachín:

tal vez su bella dama no lo merecía.

Un día, en algún lugar, por los valles de Dios,

quizá me atreva a pedirle perdón por haber sido

depositaria infiel de sus revistas.

 

 

EN ALGUNA REMOTA MADRUGADA

Él estará dormido

en alguna remota madrugada.

 

Crecen también allí los alelíes

como aromada piel de la muralla.

Aunque no hay mandarinos

y es una lástima

que aquí no crezcan lirios como aquéllos

que le gustaban.

 

Él estará dormido.

Y es una lástima

que se marchara así, tan de repente,

que no llegué a decirle cuánto lo amaba.

Que no sabrá ya nunca lo que no dije:

que me hace falta.

 

 

REFUGIO

Todo el amor del mundo

alberga un corazón humano diminuto.



¿Hay sitio donde cante un ruiseñor

a lo lejos, en un ramaje oscuro

perdido allá, en el paisaje gris

que va desdibujándose al crepúsculo?

¿Hay sitio donde alguna alondra cante?

No alcanzan mis oídos ni un murmullo,

y es como si de pronto el universo

fuera un inmenso campanario mudo,

sin campana, sin voces,

sin arrullos.

 

Cabe en este pequeño corazón

todo el amor del mundo.

Y es sin embargo tarde para hablar de amor.

Me han quedado vocablos

inconclusos, incrustados aquí, de cualquier modo,

pidiéndole, a este mezquino corazón, refugio.

 

¿Escuchas la canción -alondra o ruiseñor-­

desde el ramaje oscuro?

 

 

PARA QUÉ

Vengo de allá,

de la penumbra gris de la nostalgia;

desde el silencio

que me oculta entre sombras la mañana.

 

Para qué, me pregunto,

si ni mis manos ni mi voz te alcanzan.

Para qué, si te has ido como un pájaro

que llevara escondido entre las alas

todo el amor del mundo

-casi nada-.

Para qué

este dolor así, esta nostalgia.

 

Quizá para que entiendas que he dejado

de par en par abiertas las ventanas

por si al tornar del vuelo, de algún modo,

allí poses tus alas.

 

 

COMO EL RÍO

En mis sueños,

cantos profundos y largos.

Cantos profundos y largos

como el río que se escapa

del valle casi olvidado

de la infancia

y está en mí

sin apenas decir nada.

Diciéndome casi nada.

¿Casi nada?

 

Tu recuerdo

de los sueños se me escapa

-río sonoro y profundo

de mi infancia-­

tu recuerdo que aprisionado

como si ya no quedara

sino eso

de lo que fue tu mirada,

como si ya no existieran

tus pisadas

en los rincones profundos

de la casa.

 

Cantos profundos y largos.

Y el río que se me escapa

como se me va la vida

toda lágrimas.

 

Como se me va la vida

con el río de la infancia.

 

 

CUANDO TÚ ESTABAS

Caen y caen las hojas

como si nada.

Todavía se siente

por las mañanas

un leve aroma tibio

¿jazmín? ¿guabaya?

No. No lo sé muy bien.

Sólo que permanece, que nunca acaba

como perdura -y duele­

esta pena tan larga, tan honda y larga,

desconocida

cuando tú estabas.

 

 

DESDE LAS SOMBRAS

Para decirte la verdad, te juro

que sólo puedo aquí, desde las sombras,

donde a veces consigo cultivar

alguna que otra solitaria rosa

-de las llamadas rosas sin espinas­-

hermosa, perfumada, eterna rosa,

como la que hoy pretendo

de una tierna semilla ver que brota

para que tú la mires y compruebes

la fecunda riqueza de las sombras.

Yo la aprendí

-lo sabes-de tu boca.

 

 

 

CULPABLE

Me siento triste esta tarde

-cuestión de poca importancia-

por no albergar en las venas

la belleza de la tarde tibia y clara.

 

Infinita mansedumbre de la tarde.

Suave el viento, y sus ondas en las ramas

como maternales olas

me acarician (o amortajan)

para impedir la tristeza

que de pronto me amordaza

mientras se me escurre el canto

hecho diminuta lágrima.

 

Tal belleza, tal belleza

se ha filtrado entre mis ansias,

que sólo ella es culpable

de mi tristeza y mis lágrimas.

 

BORRADOR DE TESTAMENTO

¿Unas flores? ¿Tal vez música?

Oraciones y poemas

y cuatro seguras vueltas de cadena

cuando muera.

 

Que me hagan caja delgada

para que allí se me acorte toda espera,

para que dance la vida

sobre la mirada abierta.

 

(A quien aquí, más que hija,

es mi dueña,

le dejo cuanto fue mío:

un poco de tibia sangre verdadera,

poemas y más poemas.

 

Ella dispondrá de todo como quiera.

A quien me amó más que nadie

-que no es motivo cualquiera-­

mi gratitud por sus brazos,

su tolerancia, su amor y su prudencia.)

 

(A nadie más dejo nada

porque ya nada me resta.

Aunque, busca, hermano, aquí:

y llévate alguna lettra.)

 

Por favor, que no haya lágrimas

-salvo que sean unas pocas bien auténticas-.

Nunca hay que gastarlas todas

por si acaso aparecen otras penas.

 

Que me hagan caja delgada:

no molestarán mi faz los gusanos de la arena.

¿No veré ya con mis ojos cañaverales y siembras?

¿ni escucharán mis oídos las tormentas?

 

Pero quizá alguna noche hermosa de primavera

quieran mis ojos mirarse... en las estrellas?

 

O anhele mi voz vestirse

de una sílaba siquiera.

Átame

con cuatro seguras vueltas de cadena.

 

 

SÓLO CUENTA EL AMOR

Disculpa que no traiga a nuestra cita

sino poquito más que duelos y quebrantos.

Al emprender mi viaje

los augures sabihondos me entregaron

boleto sin retorno

a un país que no existe en ningún lado.

Neófita en casi todo,

supuse placentera la aventura y conveniente el trato.

 

Naturalmente, acepté partir

sin siquiera mirar mi itinerario.

 

Se me extravió entre un libro de poemas

mi único, verdadero calendario,

mientras a pleno sol todos los duendes

fueron ante mis ojos, inmolados.

Intenté reservarte

los más jugosos frutos del verano

-que dejaron apenas

un moho verdigrís en el canasto-.

 

Hace ya tanto tiempo.

Sin embargo...

Acudo a nuestra cita

con solamente polvo entre las manos.

Aquí me tienes hoy

andando todavía, paso a paso.

Sólo cuenta el amor. Recuérdalo.

No he podido evitarlo.

 

 

MARIPOSAS

De un modo u otro aposentó el amor

algunas mariposas en mi patio.

Crujen las hojas secas, las ramitas

bajo mis pasos.

 

Allí las mariposas

-alguien tal vez las haya apalabrado-

van y vienen, llenando de colores

este día de regalo.

 

Súbitamente debo despertar

¿Qué habrá pasado?

 

 

FRACASO

He querido escribir un poema de amor

que dijera te amo, sinceramente.

 

Tantas palabras, tantas oraciones,

sin poder elegir ni detenerme

a ver si aún estás

aguardando mi voz entre la gente.

Ignoro si comprendes la verdad

o te has marchado solo para siempre.

 

 

DESPREVENIDA

Y bien:

Henos aquí de pronto en el silencio

que corta el aire como daga antigua.

Henos aquí de pronto en el silencio.

Y yo, inexperta otra vez. Desprevenida.

 

Pero ya nunca más

depositaria infiel de la palabra

que me entregó la vida.

Ya nunca más

depositaria infiel de la poesía.

 

 

A EMILY

en memoria de Carlucho

I'm Nobody. Who are you?

Are you Nobody too?

Emily Dickinson

 

Quiero aspirar al alba los jazmines

que un día me negará la primavera

cuando ebria de luz llegue a la cita

y sean tus manos las que se me tiendan

por sobre el río

o entre los resplandores de la hoguera

para darme cobijo en un rincón

de una olvidada estrella

a cuya luz compruebe que he llevado

fatales quemaduras en las venas

y he debido marchar casi desnuda

olvidándolo todo en la ribera

donde abordé ya en marcha el último carruaje

al terminar la fiesta.

 

Quiero aspirar al alba los jazmines

de las mañanas plenas.

 

Ya llegarán

bellas desmemoriadas primaveras

que ignorarán mi breve nombre Nadi

si por azar lo balbuceó una piedra.

 

Gladys Carmagnola

30 de julio de 1992


 

 

ÍNDICE

Página

Prólogo

1. Con algo más que polvo entre las manos

2. Sólo palabra

3. Canción

4. Así de simple

5. Diálogo

6.Traición

7. Amo la lluvia

8. Lejos

9. Lugar

10.  En nombre del amor

11.   Entonces

12. Vestigios

13.  Sin permiso

14.   Desde el puente

15.  Vergüenza

16. Ritual

17.  Un día florecerá la enredadera

18.  Aroma de guayaba

19.  Manchas (diálogo de transición)

20. Paráfrasis

I

II

III

IV

V

VI

21.    En alguna remota madrugada

22. Refugio

23.    Para qué

24.    Como el río

25.    Cuando tú estabas

26.    Desde las sombras

27.    Culpable

28.    Borrador de testamento

29.    Sólo cuenta el amor

30.    Mariposas

31.    Fracaso

32. Desprevenida

33.    A Emily

Acta del Jurado para el Premio de Poesía del Instituto Cultural Paraguayo-Alemán 1992

 

 





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