HAY ALGO MÁS
Poesías de NILSA CASARIEGO
Ediciones y Arte S.R.L.
Asunción – Paraguay
1998 (59 páginas)
1
Amigos,
he cruzado un puente.
He dejado atrás mi caminar
sin rumbo,
mi transitar a solas
bajo lejanas estrellas
y aquella soledad
del otro lado del puente.
He dejado el dolor
de todos los recodos
de todos los caminos.
Se ha quedado también
aquel amor
hecho de lejanías
y de ausencias.
Amigos, yo estoy en el mañana
y aquí
nada es igual que antes.
He elegido.
He aceptado la mano
de Jesús
entre las mías
y mientras todos los ángeles
cantaban
he cruzado
el puente
hacia la Vida.
2
La poesía está hecha
con la sustancia misma
de las cosas simples.
Milagro de Dios.
Y a veces,
cuando la palabra se encuentra
con la muerte,
extrae del lucero
su rocío, y como un despertar
todo
se torna en Vida.
3
Ya no haré preguntas
de mi ayer.
Bajo esta noche
de lluvia mansa
veo los perfiles
del mañana.
Dos siluetas doradas
caminando
junto al mar.
4
Si llegaras a venir
en este momento
correría hacia Ti
y te echaría los brazos
al cuello.
Estás cerca
de tu tiempo, y ya siento
la alegría
de encontrarte.
Si llegaras a venir
te tomaría fuerte
de la mano y caminando
nos iríamos
a los inmensos campos
de Dios.
5
Hoy volví a nacer.
Más allá de la imagen,
del dolor
y de la muerte.
Hoy me diste todo.
Ya no necesito
morir dos veces
para verte.
Floreciendo están
los lirios amarillos
y la esperanza
de verte
para siempre.
6
Gracias por esta libertad
que siento nacer
aleteando
como una pequeña mariposa
vespertina.
Gracias por la lluvia de ahora,
la tardía
que comienza a mojar
mis pétalos
ya casi cerrados
por tantas soledades.
Es cierto,
tus pensamientos no son
mis pensamientos
ni tus caminos los míos, pero hoy
convergimos
en la fe,
la esperanza,
el amor.
7
Hoy me he dejado
llevar por Ti
a otras sendas.
al futuro de auas vivas
y al amor
abriendo brechas
en medio de la vida.
Todo es nuevo.
Renació el árbol
amarillo
y la esperanza
y el corazón
se pintaron de alegría,
y tu rostro. Ishi,
en mí
es un rostro
nuevo.
8
Todo tiene su tiempo.
Reír,
llorar,
sufrir, y éste
el de las sorpresas
que agitan por dentro
mi identidad de niña.
Este es mi momento
de querer,
de poder.
Es el tiempo
cuando el alma
está alegre
y todas las travesuras
se me salen
por los ojos.
Todo tiene su tiempo,
como éste
que comienza a aparecer
como lluvia tardía.
9
Afuera es tarde
de llovizna y adentro
la lumbre de tu amor
en mí
encendida.
Aquí todo habla de Ti.
Y me vas inundando
con tu Espíritu
como en un crescendo
de plenitud santa.
Afuera es tarde
de llovizna, y todo Tu
moviéndose en el alma.
10
Esta es una tarde
para estar contigo.
Para estar contigo
en esta quietud
de otoño, mientras
los leños
nos recuerdan
que aún estamos vivos.
Nosotros en Ti
y tu palabra en nosotros
y la eternidad
presente
para siempre.
Amor, esta es una tarde
para estar
contigo.
11
Este amor que ha llegado
me arranca del alma
los temores escondidos
y afuera
las mariposas
se llenan
de rocío.
Y vives.
Y te acercas por los caminos
de los tiempos
que comienzan a cumplirse
que comienzan, por fin
a ser ahora.
Arriba
las estrellas
brillando como nunca.
12
Me es grato contarte
que eres mi refugio.
Lugar que esconde
las miradas.
Hueco tibio
en medio de la lluvia.
Y yo
en medio de Ti
entre tus plumas.
13
La noche baja serena
sobre la choza
del Niño,
sube brillando
una estrella
mojada
de poesía.
Anidando junto al pesebre
toda el alma de un poeta.
En alondra mañanera
convierte
la noche buena.
14
En esta casita mía
hay ángeles.
Existe una paz especial
en cada rama dormida
y en la noche,
cuando canta la brisa
también cantan
los ángeles.
El frescor de los ladrillos
bajo mis pies
calientes,
un aroma silvestre
en mis cabellos.
El alma suelta,
corriendo.
En esta casita de campo
Dios se pasea
conmigo.
No necesito otra cosa
para ser
feliz.
15
Mi castillo
alto
entre las nubes,
desde donde miro pasar
segura
los otoños.
Ishi,
mi amado,
soy feliz
delante de Ti
todos mis días.
16
Qué de los recuerdos
que el tiempo almacenó
en el alma.
Qué de aquellos
que el amor
acerca esta mañana
como buscando un nido.
Y el corazón,
majestuoso engañador
del hombre
queriendo devorar la gracia
se debate como nunca
y yo
en medio del dolor
busco a Jesús, mi fortaleza,
mi refugio,
y escondo en Él
la lágrima que cae.
17
Luces doradas
dentro de la mar
y tus cabellos blancos.
Cuántas primaveras
y todavía alejados,
sin tocarnos, pero Dios
que es fiel
en su momento exacto
nos hará una lágrima
de amor
mojándose en el tiempo
de los tiempos.
18
Cuando ya no esté contigo
el dolor no dañará
tu vida
porque abrirás
los brazos
y te harás grande
hasta perderte
conmigo.
Mi niña amada,
aunque yo no esté contigo
usa mi risa
y mi canto,
usa mi fuerza
y esa estrella que un día,
mientras jugábamos,
dejé caer dentro
de ti.
19
Todo Diciembre es así,
como una fruta madura,
como un dulzor
que a mi niño se le pega
en la cara.
Es como si toda esperanza
partiera de Diciembre
-su cumpleaños-
entonces mi mirada se alza
para orar
más allá de los sauces,
y deja suelta
la fe
que sólo puede agrandarse
hasta alcanzar a ser
otro Diciembre.
20
Recuerdo
que volvíamos del Club
caminando.
Sobre el pasto húmedo
los sapos craoban
la delicia de la noche.
Eran la vacaciones
en San Bernardino, y tía y yo
descubriendo
el hechizo de la vida.
Por los angostos caminos
hacíamos crujir
las piedrecillas
mientras comentábamos cosas
de chicas y muchachos.
Toda iba desvaneciéndose
entre las casas
y entre las sombras,
nos acompañaba
la presencia de Dios.
21
Es extraño esto
de escribir.
Pero más extraño aún
es el no escribir.
Es como un estanque
lleno de agua
que se secó de pronto.
Como un campo
lleno de flores
que Dios olvidó
de regar.
Es como si te ahogaras
en el tiempo.
Como si dejaras
de creer.
Como si ya no
pudieras
amar.
22
Cuánto deseé tenderme
en las laderas
cuando parecías un monte,
descansar contigo mirando
las estrellas
entre tu tibio follaje.
Miles de árboles por encima
de ti y tú
aparecías lleno
de hojas amarillas.
Siempre me consentías.
Y en noches tormentosas
te doblabas
con el viento
como las ramas de un sauce
acariciando
mi frente,
como hoy
que me cierras los ojos
y dejas abiertas
mis alas.
23
Debe haber algo más.
Debe haber otra vida
dentro de la vida
que vuelva a vivir.
Tiene que haber
un hueco
en el fondo del alma
para volver
a empezar.
Debe haber algo más.
Debe haber en el tiempo
un nuevo tiempo.
Un camino
abierto
en la espesura
y al final de la senda
debe haber algo más.