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ANDRÉS COLMÁN GUTIÉRREZ

  LA FOTO DE LA MUERTE - EL PORQUE MATARON A SANTIAGO LEGUIZAMÓN - Por ANDRÉS COLMÁN GUTIÉRREZ - Viernes, 26 de abril de 2013


LA FOTO DE LA MUERTE - EL PORQUE MATARON A SANTIAGO LEGUIZAMÓN - Por ANDRÉS COLMÁN GUTIÉRREZ - Viernes, 26 de abril de 2013

LA FOTO DE LA MUERTE

EL PORQUE MATARON A SANTIAGO LEGUIZAMÓN

 

Por ANDRÉS COLMÁN GUTIÉRREZ
 

El periodista Santiago Leguizamón tenía en su poder una fotografía que comprometía al entonces presidente Andrés Rodríguez con personas denunciadas por vínculos con el narcotráfico, entre ellos el acusado de su asesinato, Fahd Yamil, y Pablo Escobar Gaviria, revela un artículo que circuló en la noche de este miércoles.

 



Santiago Leguizamón tenía en su poder "una fotografía comprometedora" en la que aparecían juntos el entonces jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria, junto al empresario fronterizo Fahd Yamil y el entonces presidente paraguayo, Andrés Rodríguez Pedotti, según revela el consultor en comunicación Vicente Brunetti, sugiriendo que esta sería la principal razón por la que asesinaron al periodista hace 20 años.

En un artículo divulgado a través de las redes sociales de internet, Brunetti cuenta que Leguizamón -quien fue su compañero de estudios en la Carrera de Comunicación en la Universidad Católica, en los años 70-, lo visitó en su casa en Lambaré, en noviembre de 1990 (cinco meses antes de caer acribillado por las balas de los sicarios, en la frontera de Pedro Juan Caballero) y le mostró la fotografía.

"Mirá, vos que siempre andás escudriñando 'cabos sueltos'..., acá tenés un 'General' para tu banco de datos...", le dijo Santiago a Brunetti.

"Me pasó una foto en la que aparecían cuatro personas. A una de ellas no reconocí", recuerda el comunicador.

"En la foto aparecían, juntos y sonrientes, el jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria; Fahd Yamil, Andrés Rodríguez Pedotti, presidente de la República y una persona desconocida para mí, por lo que le pregunté de quién se trataba. 'Ah..., es de la DEA', me dijo", relata.

"La visita que Santiago me había hecho a fines de noviembre de 1990, fue para pedirme que quite y oculte fuera del país la foto que me mostró y otros materiales que no alcanzó a precisar, sabiendo que al mes siguiente debía viajar a Europa", destaca Brunetti.

"Santiago prometió volver con la foto y los documentos que mencionó. Pero las cosas se complicaron y no lo pudo hacer, por lo que nunca más volví a ver la foto (salvo en un relato descriptivo que hizo un periodista argentino, pero que no menciona al agente de la DEA) ni tomé conocimiento de los demás materiales", precisa el comunicador.

"Una vez de vuelta al país, Santiago me llamó por teléfono en la segunda semana de abril de 1991, pidiendo que nos encontráramos 'para entregarme aquello'. Pero, de nuevo se complicaron las cosas y el encuentro ya no pudo realizarse", recuerda.

Leguizamón fue asesinado por sicarios de la mafia el 26 de abril de 1991, Día del Periodista Paraguayo, en plena avenida internacional entre las ciudades de Pedro Juan Caballero (Paraguay) y Ponta Porá (Brasil). La Justicia paraguaya no fue capaz de esclarecer el crimen, que continúa en la total impunidad, sin un solo detenido por el caso.

CONFIRMACIÓN. La esposa de Santiago Leguizamón, Ana María Morra, ya había hablado del caso de la presunta fotografía de Rodríguez, Yamil y Escobar Gaviria al periodista argentino Jorge Elías, del diario La Nación de Buenos Aires, quien la entrevistó para un informe elaborado por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en el 2006.

En el artículo "¿Quién me ha robado el mes de abril?" sobre el caso Leguizamón, publicado en el sitio web Impunidad.com de la SIP, Elías relata: "La mujer de Leguizamón, Ana María Morra, radicada con sus hijos en Asunción por aversión a la inseguridad en Pedro Juan Caballero, sabía que su marido tenía una foto comprometedora. Tan comprometedora que la Embajada de los Estados Unidos estaba interesada en obtenerla".

"Posaba en ella, al parecer, el jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria, con Yamil y Rodríguez, presidente de la República hasta 1993".

Nada se habló de la foto durante el proceso judicial, signado por la lentitud, las irregularidades y la ineficacia", recuerda el relator de la SIP.

"Santiago iba a revelarla a la vuelta de un viaje a Europa, al igual que unos documentos también comprometedores -me dijo Morra, en un bar de Asunción, cinco meses después de que se cumplieran 15 años del asesinato a sangre fría, impune como el primer dí

-. Cuando llegué a Pedro Juan, tras su muerte, no encontré la foto ni los documentos. La casa no era un lugar seguro", sigue relatando Elías.

El informe de la SIP revela también que "uno de los hijos de Fahd Yamil era ahijado del presidente Rodríguez, militar que, tras el Golpe de la Candelaria, encabezado por su par Lino Oviedo en 1989, había sucedido a otro militar, Alfredo Stroessner, dictador vitalicio desde 1954".

"El presidente Rodríguez, censurado por el gobierno de los Estados Unidos por supuestos vínculos con el tráfico de drogas y por las sospechas que provocaba el origen de una inmensa fortuna que incluía casas de cambio de moneda extranjera e importantes propiedades, murió en 1997 en Nueva York como consecuencia de un cáncer de colon. "No descansaremos hasta atrapar a los asesinos", había dicho después del crimen. Ni él ni sus sucesores, Juan Carlos Wasmosy, Raúl Cubas Grau, Luis González Macchi y Nicanor Duarte Frutos, demostraron interés en resolver el primer homicidio de un periodista en la historia contemporánea de Paraguay", agrega Jorge Elías.

Publicado en fecha: Sábado, 30 de abril de 2011

Fuente en Internet: LA FRONTERA - http://orekuera.blogspot.com/

 

 

 

 

EL DÍA EN QUE 21 BALAZOS BUSCARON ACALLAR LA VOZ DE UN PERIODISTA

Por ANDRÉS COLMÁN GUTIÉRREZ

 

"Prefiero la muerte física a la muerte ética", dijo en la mañana del 26 de abril de 1991, horas antes de salir al encuentro de sus asesinos. Recordamos cómo mataron a Santiago Leguizamón, crimen que permanece impune por 22 años.

 

Santiago Leguizamón, con su hija Raquel y sus hijos Dante y Fer,

frente al local de Radio Mburucuyá, en PJC.

 

 

Santiago Leguizamón se reía ante el micrófono y compartía bromas con su colega y amigo Humberto Rubín, probablemente sin saber que eran algunas de sus últimas palabras.

Era casi el mediodía del 26 de abril de 1991, y Leguizamón estaba a punto de finalizar su tradicional programa Puertas Abiertas, en la emisora radio Mburucuyá, de su propiedad. Luego iba a juntarse con los demás trabajadores para compartir un almuerzo de conmemoración en el restaurante El Pato, sobre la avenida fronteriza que divide Pedro Juan Caballero de la ciudad brasileña de Ponta Porá.

Era el último enlace del día con la emisora asuncena radio Ñandutí, y desde el otro lado del auricular se escuchaba a su director, Humberto Rubín, con voz grave y preocupada:

 

Rubín: -Te pido por favor que te cuides, Santiago.

Leguizamón: -¿Eh..? ¿Todavía querés que me cuide?

Rubín: -¡Mucho más que antes!

Leguizamón: -¿Vos escuchaste algún dato importante por ahí?

Rubín: -Sí, sí.

Leguizamón: -Je, je...

Rubín: -No es para reírse. En serio, no es para reírse, Santiago. Estoy seriamente preocupado. Así que, por favor, te vuelvo a reperir: ¡Cuidate!

Leguizamón: -¡Gracias, Humberto!

Rubín: -Parece que no me toma muy en serio. Tiene problemas muy serios allá, en Pedro Juan. ¡Muchísimas amenazas hay!

Leguizamón: -Hay dos clases de muerte, Humberto. Una es la muerte material, la muerte física. Y otra es la muerte cuando uno abandonó la ética y la voluntad de trabajo.

 

Minutos después, Leguizamón se despidió de su audiencia y salió del precario edificio de madera en donde funcionaba la radio, en el barrio María Victoria, y subió al auto, un viejo Datsun de color blanco, acompañado de su fiel secretario, Baldomero Karape Cabral.

Ninguno se dio cuenta del hombre apostado en la esquina, que avisó a través de un walkie que "el paquete" ya iba en camino.

 

ASESINATO AL MEDIODÍA EN LA "TIERRA DE NADIE".

 

Sobre la avenida Rodríguez de Francia, en la esquina de la calle De Jesús Martínez, en plena línea fronteriza, un automóvil Volkswagen Gol color negro, con vidrios polarizados y puerta derecha abollada, estaba esperando.

Había tres hombres a bordo. Tenían armas y una siniestra misión.

Eran las 12.15 del mediodía, en la llamada "terra de ninguen" o "tierra de nadie", que divide a dos países, cuando el Gol negro cerró el paso al auto blanco, y dos de los hombres saltaron a tierra. Uno llevaba armas cortas, presumiblemente una 9 milímetros y una 38 magnum, y el otro, una potente escopeta calibre 12 recortada.

Santiago detuvo el auto y vio que los hombres se le venían encima. Los disparos acribillaron el parabrisas. Herido y desfalleciente, Santiago aún tuvo fuerzas para gritarle a Karape: "¡Corré, salvate... yo ya no puedo!".

Cabral abrió la puerta y salió corriendo del auto, cuando escuchó la explosión final, el escopetazo que le arrancó a Santiago el ojo izquierdo.

Tras darle el tiro de gracia, los sicarios subieron al auto y cruzaron la frontera hacia Brasil.

Según los forenses, 21 balazos impactaron en el cuerpo del periodista y le causaron la muerte.

 

EL PRECIO DE LAS INVESTIGACIONES PERIODÍSTICAS.

 

Santiago Máximo Leguizamón Zaván nació el 26 de marzo de 1950 en Villa Hayes. Octavo hijo entre nueve hermanos, primero se recibió de mecánico de aviación en Panamá, en 1968, y un año después obtuvo el título de ingeniero de vuelo.

Pero su verdadera vocación era el periodismo. En 1970 formó parte de la primera promoción de la entonces recientemente abierta Facultad de Medios de Comunicación, de la Universidad Católica de Asunción, que funcionaba inicialmente en el colegio Cristo Rey.

Allí se enamoró de una de sus compañeras, Ani Morra, quien se convertiría en su esposa y madre de sus cuatro hijos. Allí le marcaron a fuego las clases del jesuita español José Miguel Munárriz, quien pregonaba que "el periodismo debe ser la voz de los sin voz".

Le incomodaba saber que la dictadura del general Alfredo Stroessner cometía tantos crímenes contra los derechos humanos, y casi ningún diario, ninguna radio, lo publicaba.

"Alguna vez voy a tener mi propia radio, aunque sea pequeñita, y nadie podrá censurarme", solía anunciar.

Logró adquirir e instalar en la ciudad de Pedro Juan Caballero la emisora ZP31, radio Mburucuyá, que el 15 de diciembre de 1975 empezó a transmitir en el 980 del dial, en amplitud modulada.

El local de la radio no era más que una pequeña casa de tablas construida en medio de un enorme terreno baldío, casi en las afueras de la ciudad, a unos setecientos metros de la tierra de nadie, como llamaban los lugareños a ese mundo entre dos países, que es la frontera seca paraguayo-brasileña.

Allí, Santiago Leguizamón empezó a desarrollar una forma de periodismo radial poco usual para la época, dando voz a las comunidades campesinas e indígenas, y comenzó a cuestionar las "muertes por encargados" que se producían entre bandas de narcotraficantes y contrabandistas.

Se hizo corresponsal o colaborador de los más importantes medios capitalinos. Paralelamente, promovió festivales de teatro y de música folclórica, creó talleres de poesía y narrativa, editó poemarios y llegó a sacar dos números de su propia revista gráfica, también llamada Mburucuyá.

En marzo de 1991, como corresponsal del diario Noticias, ayudó a los enviados José Gregor y José Pastor Benítez a elaborar una serie de reportajes investigativos sobre tráfico de drogas, lavado de dinero, contrabando de soja y robo de vehículos. Las notas dejaban entrever una presunta complicidad entre los capos del crimen y el gobierno del entonces presidente, general Andrés Rodríguez. Los reportajes mencionaban como uno de los principales capos del tráfico al entonces poderoso empresario fronterizo, Fahd Yamil, más conocido como El turco.

¿Fue esa publicación la que selló su suerte? ¿O solo precipitó la ejecución de una condena ya decretada de antemano, como represalia contra tanta pasión informativa, tanto coraje periodístico, tanta lucha democrática, tantos sueños por hacer posible un país diferente?

 

LA SANGRE DEL SACRIFICIO EN SU MÁS PURO FULGOR.

 

En 1992, un año después del asesinato de Leguizamón, la Policía Federal brasileña detuvo a los sicarios brasileños José Tiro Certo Araulho, José Aparecido de Lima y Bras Vaz de Moura, quienes confesaron haber asesinado al periodista paraguayo "por encargo de Daniel Alvares Georges (hijo de Fahd Yamil) y su primo Luis Enrique Tulú Georges".

La Justicia paraguaya nunca movió un dedo para utilizar esta confesión. Por el contrario, acabó encubriendo a los autores del crimen.

"Eligieron la hora: la luz cenital del mediodía, para que la sangre de tu sacrificio brillara en su más puro fulgor. Eligieron el sitio: la línea fronteriza entre el miedo y la impunidad en aquel remoto confín del país", escribió el mismo día del asesinato, el escritor Augusto Roa Bastos, quien paradójicamente también murió un 26 de abril, pero del año 2005, en Asunción. A pesar de una orden de detención en su contra, Tulú Rodriguez Georges se paseaba tranquilamente por las calles de Pedro Juan Caballero, hasta que, el 5 de setiembre de 1996, el juez paraguayo Albino Aquino Amarilla lo exhimió de la prisión con una cuestionada resolución. Aunque Tulú no quedó desvinculado de la causa, nadie más volvió a molestarlo, y el voluminoso expediente número 70 del Juzgado del Crimen de Amambay quedó archivado entre los polvorientos anaqueles.

En la tarde del jueves 4 de octubre de 2012, en Ponta Porá, Brasil, a casi 40 cuadras del lugar donde Santiago Leguizamón fue emboscado y muerto por aquellos oscuros sicarios, poco más de 21 años después, otros sicarios emboscaron y acribillaron a Tulú, y lo asesinaron de 17 balazos, junto a uno de sus guardaespaldas.

Veintidós años después, el crimen de Santiago Leguizamón continúa en total impunidad.

Con su asesinato, la mafia quiso acallar las voces críticas de los periodistas.

Pero no lo pudo lograr.

 

Publicado en fecha: Viernes, 26 de abril de 2013

Fuente en Internet: AL OTRO LADO DEL SILENCIO- http://andrescolman.blogspot.com

 

 

 

 





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