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JULIO CÉSAR CHAVES (+)

  LA REVOLUCIÓN DEL 14 Y 15 MAYO, 1957 (Resumen de JULIO CÉSAR CHAVES)


LA REVOLUCIÓN DEL 14 Y 15 MAYO, 1957 (Resumen de JULIO CÉSAR CHAVES)

LA REVOLUCIÓN DEL 14 Y 15 MAYO

Resumen de

JULIO CÉSAR CHAVES

BIBLIOTECA HISTÓRICA PARAGUAYA DE CULTURA POPULAR

VOLUMEN Nº 1

Asunción - Buenos Aires

Setiembre 1957

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I. - LA REVOLUCIÓN DE MAYO

CAPÍTULO II. - LA EXPEDICIÓN DE BELGRANO

CAPÍTULO III. - PREPARATIVOS REVOLUCIONARIOS

CAPÍTULO IV. - EL PLA DE LA REVOLUCIÓN

CAPÍTULO V. - 14 y 15 DE MAYO

CAPÍTULO VI.- EL NUEVO GOBIERNO

CAPÍTULO VII.- DEPOSICIÓN DE VELASCO

CAPÍTULO VIII. - EL CONGRESO DEL 17 DE JUNIO

BIBLIOGRAFÍAS PRINCIPALES

 

**/**

 

CAPÍTULO PRIMERO

LA REVOLUCIÓN DE MAYO

 

LA INICIACIÓN DE LA REVOLUCIÓN

El 25 de mayo de 1810 comenzó la revolución de la independencia en la ciudad de Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata que integraba el Paraguay como una de sus Intendencias. Ese día fue derrocado el último virrey de estas regiones, don Baltasar Hidalgo de Cisneros y fue constituida una Junta presidida por el coronel don Cornelio de Saavedra, jefe hasta entonces del regimiento de patricios. Alma de la Junta eran dos fogosos revolucionarios, Juan José Castelli y Mariano Moreno.

El nuevo gobierno desarrolló una extraordinaria actividad para implantar el nuevo sistema y aplastar la reacción españolista que amenazó a la revolución en todo el Plata. Una de sus primeras medidas fue el envíode circulares a todas las autoridades del interior, pidiendo la designación de diputados al congreso que debía reunirse en la capital para fijar el régimen definitivo de gobierno.

Era muy importante la posición de la Intendencia del Paraguay, pues se trataba de la unidad más homogénea y poderosa de las que integraban el Virreinato. Trató desde el primer momento la Junta de Buenos Aires de atraer a su causa al Paraguay. Para conducir sus pliegos a Asunción eligió a un destacado paraguayo, el coronel de las milicias de costa abajo don José de Espínola y Peña. Espínola había tenido una larga actuación en su provincia natal, habiendo sido lugarteniente del penúltimo de los gobernadores, don Lázaro de Rivera. No era hombre querido por sus compatriotas, y por eso se consideró, casi unánimemente, como muy desacertada la elección. Su conducta posterior ratificó plenamente esta opinión.

Llegado a la Villa del Pilar convocó al cabildo y le obligó a reconocer y a jurar a la Junta de Buenos Aires. Provocó al mismo tiempo gran alarma en ese punto y en toda la campaña, pues habló imprudentemente de reclutamientos y de envíos de tropas al Plata. Pasó luego a Asunción donde arribó el 21 de junio poniendo en manos de las autoridades los pliegos que se le habían entregado.

En una conversación privada manifestó Espínola que había sido designado comandante de armas de la Provincia y que tenía instrucciones secretas de los prohombres porteños para deponer al gobernador Velasco. Esta afirmación, vastamente difundida, aumentó la desconfianza y el recelo de la población.

Grande fue la alarma entre la gente del gobierno que veía extenderse en el Paraguay la idea revolucionaria y germinar los ideales de los comuneros. Se prepararon para combatir en todos los terrenos a la Junta de Buenos Aires. Se reunieron en el Cabildo los miembros de este cuerpo y el gobernador; consideraron que era de tal trascendencia la cuestión planteada en las notas de la Junta porteña, que se hacía necesario "explorar" la voluntad de la provincia. A tal efecto se convocó una junta general o cabildo abierto.

Aumentaba entretanto la alarma provocada por las declaraciones de Espínola. Muchos vecinos de la campaña abandonaron sus casas y se retiraron de los pueblos temiendo ser reclutados y enviados al Plata (Del Paraguay se habían despachado al Plata en años anteriores contingentes de tropas a Buenos Aires, la Banda Oriental y el Alto Perú. Varias de esos contingentes sufrieron contratiempos y padecimientos y por eso había en la Provincia una gran resistencia a que sus soldados saliesen fuera de ella.). Velasco tuvo que dar un manifiesto desmintiendo la versión y los rumores alarmistas y pidiendo a los paraguayos desechar "el vano temor".

La situación de Espínola causante de la alarma se hacía insostenible. Como medida de precaución el gobernador le ordenó que marchase confinado a Villa Real de la Concepción. Lejos de cumplir esta orden huyó hacia el Sur; pese a haber sido tenazmente perseguido consiguió abandonar el territorio paraguayo. Llegado a Buenos Aires, aconsejó al gobierno el envío de una expedición conquistadora, asegurando a la junta que tenía muchos partidarios en el Paraguay.

Diversa fue la reacción que provocó en Asunción la noticia de la destitución del Virrey Cisneros. Las altas autoridades provinciales, singularmente los miembros del Cabildo, se decidieron desde el primer momento a enfrentar a los revolucionarios. Tenían ellos información exacta de lo sucedido en la capital porteña, no solo por cartas provenientes de esta ciudad, sino también de Montevideo, punto que se comunicaba con la capital asuncena directamente por vía de las Misiones. El gobernador, el obispo y los cabildantes no vieron en la revolución del 25 de mayo sino un alzamiento frente a la Metrópoli y sus legítimos representantes. Si ellos aceptaban la remoción de Cisneros, decretaban la suya. A más, temían al pueblo paraguayo que mantenía vivo el recuerdo de la revolución de los comuneros, (La revolución de los comuneros encabezada por José de Antequera y Castro y Fernando de Mompox se prolongó de 1719 a 1735. Los comuneros sostuvieron que todo poder o mando deriva del pueblo.) precursora de la independencia americana.

En cambio la revolución recibió favorable acogida en el elemento criollo. Muchos de éstos estaban unidos con los hombres de Buenos Aires por vínculos de amistad y de negocios. Desde el primer momento, la revolución tuvo ardientes partidarios en Asunción, en Villa Real de la Concepción y en otras poblaciones.

Otro sector importante era el de los criollos, partidarios en principio de la independencia, pero que recelaban de los designios de Buenos Aires. Graves cuestiones políticas y económicas separaban al Paraguay de su capital. Vejámenes pasados y conflictos presentes llenaban de recelo el alma provincial. Los criollos paraguayos que veían con alborozo la nueva de la revolución presentían sin embargo que podían caer bajo un despotismo aún mucho más duro que el de España. Y estaban decididos a no mudar de amo: el antiguo o ninguno. Adoptaron por eso una posición de expectativa viendo venir con serenidad los acontecimientos.

Debe considerarse también que no existía aquí el principal caldo de cultivo de todas las subversiones: un gobierno tiránico y deshonesto. Velasco había sido uno de los mejores gobernadores de los últimos tiempos. Era hombre justo, probo, bueno (Los gobernantes anteriores a Velasco, Joaquín de Alós y Lázaro de Ribera, fueron muy resistidos y combatidos por los vecinos). Can toda razón el pueblo paraguayo lo quería.

En seguida que se recibieron las comunicaciones de la junta de Buenos Aires se reunió el cabildo bajo la presidencia del gobernador, resolviéndose convocar a un congreso general. Sin demora diose orden a las Villas para que enviasen sus respectivos representantes y se citó por medio de esquelas al obispo, a los miembros del cabildo eclesiástico y a los vecinos de distinción de la capital y campaña.



VII

DEPOSICIÓN DE VELASCO


A1 mismo tiempo que el movimiento revolucionario explotaba en la capital, Itapúa y Corrientes eran teatro de acontecimientos de trascendencia. El 16 de mayo -de acuerdo con el plan general de la revolución- el jefe de las fuerzas paraguayas que ocupaban Corrientes se sublevó, apresó a todos los europeos, los desarmó y los embarcó.

Fulgencio Yegros por su parte detuvo en Itapúa a 115 europeos, y, se apoderó de todas las embarcaciones y se preparó a marchar rumbo a la cordillera donde le esperaba Cavañas con muchos miles de hombres.

Era ésta la situación cuando en las últimas horas del 18, Fulgencio Yegros recibió la noticia del golpe del 14 de mayo. .Se la transmitió a su hermano Antonio Thomás quien se encontraba en la estancia familiar de "Santa Bárbara" ( Quiquió ) . Antonio Thomas escribió a Vicente A. Matiauda que se encontraba en Candelaria:

"Acabo de leer y despachar a mi hermano [Fulgencio] el parte que da Cavallero de haber avanzada el cuartel, apoderándose de todas las Armas, Municiones y Barcos, suspendiendo al Señor Gobernador, tomado el Archivo, y todo lo demás; llegaron a suspender al Portugués o Portugueses y a instancias de varios no hizo caso, y se mantiene duro aguardándonos para la Junta, y forma del Plan de Gobierno: llegó a extremos de sacar a la plaza 5 cañones, y gente armada, y los hizo temblar a los Miñones. No esperaba menos de él; pero siento no haber estado".


FULGENCIO YEGROS EN ASUNCIÓN


En seguida que recibió la noticia del movimiento de Asunción partió Fulgencio Yegros, el verdadero jefe de la revolución, cubriendo en tres jornadas la distancia que separa Itapúa de la capital. Su acogida fue triunfal. Desde temprano -el 21- salió mucha gente hacia la Recoleta a esperarlo. Llegó a este punto, en las afueras de la ciudad a las 4 de la tarde. Desde allí siguió con gran acompañamiento siendo saludado al entrar a la capital por una salva de 21 cañonazos. Al día siguiente se celebró un tedeum por su feliz llegada.

El Dr. Francia, Cavallero e Iturbe fueron a saludar al teniente Abreu en nombre del gobierno. Dos días más tarde el emisario portugués recibió la respuesta de los triunviros a la nota del general Sousa. En ella se explicaba que el sólo objeto de la revolución había sido terminar las diferencias con Buenos Aires, restablecer un sistema de buena armonía, unión y correspondencia para el comercio y prosperidad de ambas provincias y defender la causa común "sin subyugarse una a otra". La intención del gobierno es mantener la mejor relación con los pueblos de la dominación de Su Majestad Fidelísima, el Rey de Portugal.

La nota terminaba pidiendo a Sousa un auxilio de 400 fusiles, pólvora, plomo, balas, etc.

A fines de ese mismo mes de mayo se tomó una decisión de importancia: evacuar y dejar libre la ciudad de Corrientes que nuestras tropas ocupaban desde abril. Se fundó la medida en la necesidad de dar al pueblo de Buenos Aires y al mundo imparcial, un ejemplo de moderación y generosidad.


LA CARTA DE GENOVÉS


Se realizaban activamente los preparativos para la reunión del congreso anunciado en el bando del 17 de mayo cuando un hecho inesperado provocó la aceleración del proceso. Blas José de Rojas interceptó carta de Carlos Genovés a Velasco. Dicho oficial había ido a Montevideo conduciendo a los oficiales prisioneros de Paraguarí y Tacuarí.

La carta decía:

"Mi General Señor Don Bernardo de Velasco.

Falucho .San Martín, 27 de abril de 1811.

Mi General. Por lo que pueda suceder, sírvase V.S. redoblar sus contestaciones con los Portugueses: que éstos cubran inmediatamente la Costa Oriental del Paraná: que los del Norte caigan, si es posible sobre el Paraguay inmediatamente y que las fuerzas de mar cubran aquel Punto.

La gloriosa Batalla Naval del 2 de marzo nos libró de indecibles males: Ya somos dueños de todo el Río, y teniendo nuestra la Costa Occidental somos los Reyes de la América del Sur.

Yo no perderé momento: Ya ve V.S. que sé la situación política de la Provincia; en el entretanto, y pues el tiempo es muy corto queda todo de V.S. su afmo. súbdito Q.B.S.M. con el mayor respeto

Carlos Genovés.

Si fuese posible sírvase V.S. disponer las cosas de tal modo, que el Señor Sousa, despliegue su izquierda sobre el Punto de la Bajada cuanto antes; pues dicho Señor parece era ésta la determinación en el día es muy urgente por que el Señor Michellena se retiró por orden de su Excelencia y los tunantes se desplegaron bandoleramente entre los Ríos.

Ayer un tal Tarragona Vocal de Santa Fe pasó un exorto a. . . . . . .,con un Inglés, para que se uniese a ellos. La contestación fué arrimarle una barra y remitirlo a Montevideo con el San Luis.

Quisiera decir más; pero no hay tiempo: La contestación con los Portugueses es muy importante; muy útil, utilísima. El Paraguay será el restaurador de la América del Sur: Unión con esta Corte y no necesitamos más; si es posible sostengamos a Corrientes: Dispénseme

V.S. este modo de explicarme: Soy muy interesado por mi Rey, por mi General y por la Patria de mi Mujer y mi hijo. Dígnese V.S. dispensarles toda protección, y dando mis cordiales expresiones al Señor Don Benito, queda todo de V.S. siempre afectísimo Q.B..S.M.

Carlos Genovés".


Esta imprudente misiva probaba en forma definitiva la connivencia de Velasco con los portugueses La situación del gobernador se hizo insostenible. Fué definitivamente depuesto el 8 de junio. Los oficiales del cuartel lanzaron un manifiesto afirmando que la carta de Genovés era la prueba definitiva de que maquinaba entregar la Provincia a una potencia extranjera. Había que adoptar medidas de seguridad y defensa por lo cual se resolvió suspender al gobernador y a los miembros del Cabildo y tenerlos "en un lugar de seguridad".

Hasta la reunión del congreso el gobierno será ejercido por los dos diputados adjuntos.

En el bando del 17 de mayo, primero lanzado por el nuevo gobierno, ya se había anunciado que una asamblea establecería el nuevo régimen y forma de gobierno y decidiría la suerte de la Provincia. En un bando del 28 de mayo se hizo saber que "era conveniente disponer la celebración de la junta general consiguientemente a lo que tenían acordado en conformidad con los oficiales y demás tropas acuarteladas en esta plaza según se notició al público por medio del bando del 17 del corriente con el justo fin de establecer el régimen y gobierno que deba observarse en adelante y cimentar la forma de unión y relaciones que esta provincia haya de tener con la de Buenos Aires; y aunque deseaban que cuanto antes se verificase esta Asamblea, pero considerando que debían asistir a ella no sólo los diputados en las villas y poblaciones, mas también muchos vecinos principales, moradores en campaña a largas distancias; señalaban el día 17 del siguiente mes de junio acordando al mismo tiempo que los referidos consocios de gobierno verificasen la citación y convocatoria por medio de oficios y esquelas".

Copia de esta resolución se pasó a todas las autoridades de las villas y poblaciones para que a pluralidad de votos eligiesen sus diputados.

A los vecinos se les hizo llegar la siguiente esquela:

 "Los consocios del gobierno tienen el honor de citar a Vmd. para la Junta General que se ha de celebrar en esta Capital el diez y siete del corriente para el establecimiento del Gobierno y fijar las relaciones de esta Provincia con la de Buenos Ayres y las demás del continente. Asunción, Junio primero de mil ochocientos once. Doctor Francia. Zevallos".


VIII

EL CONGRESO DEL 17 DE JUNIO


El 17 de junio inicia el congreso sus sesiones en la histórica casa del Cabildo. Es brillante el concurso que asiste a la misma. Los revolucionarios civiles están re presentados por varios doctores de Córdoba y Chuquisaca: Marco Ignacio de Valdovinos; José Gaspar de Francia, Ventura Días de Bedoya, Manuel José Báez y varios otros. El clero tiene también una lucida representación : están presentes fray Francisco Javier Bogarín, los padres Sebastián Patiño, José Baltazar de Casajus y Manuel Antonio Corvalán y los representantes de las cuatro órdenes religiosas: En los escaños reservados a los militares se sientan el coronel José Antonio Zavala y Delgadi llo, fundador del Fuerte de Borbón; los vencedores de Paraguarí y Tacuarí, Manuel Atanasio Cavañas y Juan Manuel Gamarra y en los oros lugares toda la juventud dorada, la que había combatido con los ingleses en Montevideo, peleado en las dos jornadas, y realizado la revolución: Son ellos los Yegros, los Cavallero, los Iturbe los Montiel, los Rivarola.

Asisten al congreso más de 350 personas. En medio de la expectativa general los diputados del gobierno -que presiden el acto con el capitán Pedro Juan Cavallero- van a declarar abierto el acto e iniciar la lectura de su discurso.

Refirióse el gobierno en la primera parte de su discurso a los sufrimientos de la Provincia:

"Los males y padecimientos de nuestra provincia, han sido tan graves y tan notorios, que creeríamos perder el tiempo en querer individualizarlos. Hasta aquí hemos vivido humillados, abatidos, degradados y hechos el objeto de desprecio, por el orgullo y despotismo de los que nos mandaban. Ha llegado este exceso al extremo de querer reagravar nuestras cadenas, intentando disponer de nuestra libertad, de nuestra suerte y de nuestras personas  mismas, como quien dispone de un rebaño de ganados, de una hacienda, o de una cosa mueble, sin atender a la dignidad y derechos de un pueblo grande, ni a la voz de la naturaleza que clama, que los infelices paraguayos han padecido bastante en cerca de tres siglos, en que han sido indignamente vilipendiados y postergados. Al fin han pasado esos desgraciados tiempos de opresión y tiranía. La oscuridad en que yacíamos ha desaparecido, y una brillante aurora empieza a descubrirse en nuestro horizonte"

Aludía seguidamente a la libertad alcanzada:

"La provincia del Paraguay, volviendo del letargo de la esclavitud, ha reconocido y recobrado sus derechos y se halla hoy en plena libertad, para cuidar y disponer de sí misma y de su propia felicidad. Este y no otro ha sido el objeto de nuestras tropas patrióticas, y de los valerosos vecinos que tomaron parte en la dichosa revolución del día 15 de mayo, día grande, día memorable, que hará la más señalada época en los fastos de nuestra provincia. Todas las medidas oportunamente tomadas, surtieron el mejor efecto, y al modo de un viento saludable que dispersa y deshace las densas nubes que amenazan una tempestad, se han desconcertado y descubierto los planes de los que por distintos rumbos, por diversos medios, y por varios fines se habían propuesta oprimirnos, y hacerse árbitros de nuestra libertad; de suerte que podemos decir, que el cielo favorece visiblemente la justicia de nuestra causa".

Finalizó la exposición gubernativa haciendo referencia a la grave crisis planteada, a la importancia de la decisión que iba a tomarse, y a la absoluta libertad en que se dejaba a la asamblea para manifestar su opinión.


EL VOTO DE MOLAS


En nombre del partido de los patriotas habló don Mariano Antonio Molas. Su voto fué el siguiente: Primero: que don Bernardo de Velasco así por los motivos expuestos en el Bando así como por haber abandonado a nuestro ejército en Paraguarí quede privado de todo mando subrogándole una junta compuesta como presidente por el coronel Fulgencio Yegros, y como vocales el doctor José Gaspar de Francia, el capitán Pedro Juan Cavallero, el presbítero doctor Francisco Xavier Bogarín y don Fernando de la Mora.

Segundo: que todos los individuos del cabildo queden igualmente privados del mando.

Tercero: que todos los empleos u oficios políticos, civiles y militares sean llenados en adelante con naturales de la Provincia.

Cuarto: que esta provincia no sólo tenga amistad buena armonía y correspondencia con la ciudad de Buenos Aires y demás provincias confederadas sino que también se una con ellas para el efecto de formar una sociedad fundada en principios de justicia, de equidad y de igualdad, bajo las siguientes condiciones:

Primera: Que mientras no se forme congreso general esta provincia se gobernará por sí misma sin que la junta de Buenos Aires pueda disponer y ejercer jurisdicción sobre su forma de gobierno, régimen, administración ni otra alguna causa correspondiente a esta misma provincia ;

Segunda: Que restablecido el comercio dejará de cobrarse el peso de plata que anteriormente se exigía por cada tercio de yerba con nombre de sisa y arbitrio;

Tercera: Quedará extinguido el estanco del tabaco quedando de 'libre comercio como otro cualesquier fruta y producciones de esta provincia;

Cuarta: Que para los fines convenientes de arreglar el ejercicio de la autoridad suprema o superior y formar la constitución que sea necesaria, irá de esta provincia un diputado con voto en el congreso general en la inteligencia que cualquier reglamento, forma de gobierno o constitución que se impusiese no deberá obligar a esta provincia hasta tanto se ratifique en junta plena y general de sus habitantes y moradores. A este efecto se nombra desde ahora por diputado al doctor José Gaspar de Francia, respecto a que ya anteriormente lo había sido por el ilustre cabildo, para que con una regular dotación se ponga en camino de Buenos Aires, luego que por parte de la Excelentísima Junta y generoso pueblo de aquella ciudad no se ponga reparo como se espera en estas proposiciones.

Por último opino que por ahora quede suspendido todo reconocimiento de las Cortes, Consejo de Regencia y toda otra representación de la autoridad suprema o superior de la Nación en estas provincias, hasta la suprema decisión del Congreso General que se halla próximo a celebrarse en Buenos Aires.

La palabra del bando españolista fué llevada por el diputado Francisco de Haedo que pidió la reposición de Velasco en el gobierno.

Intervinieron también en el debate loa presbíteros Manuel Antonio Corvalán, Sebastián Patiño y José Baltazar de Casajús, los señores Juan Bautista de Achard, Marco Ignacio de Baldovinos, el coronel José Antonio Zavala.

La gran mayoría de los asistentes apoyó el voto de Molas (290 sobre 330 congresales).

Antes de disolverse el congreso que duró cuatro días prestaron juramento los miembros de la nueva Junta coronel Fulgencio Yegros, doctor Francia, presbítero Bogarín, capitán Cavallero y don Fernando de la Mora. Hubo júbilo general en la capital y el interior.

Quedó así formado el primer gobierno patrio cuya acción se prolongó hasta el congreso de octubre de 1813 que puso el poder en manos de dos cónsules.

La Junta realizó una intensa y patriótica labor sosteniendo con firmeza la independencia nacional, protegiendo la educación pública, fomentando la producción y el comercio.


BIBLIOGRAFÍA PRINCIPAL


*. Cecilio Baez. - Historia Diplomática del Paraguay.

*. Julio Cesar Chaves. - Historia de las relaciones entre' Buenos Aires y el Paraguay.

*. Julio César Chaves. - El Supremo Dictador. Biografía de José Gaspar de Francia.

*. Julio César Chaves. - Un relata de la revolución del 14 y 15 de mayo en El Diario, 15 de mayo de 1938.

*. Efraím Cardozo. - Paraguay Independiente.

*. Justo Pastor Benítez. - La Vida Solitaria del Dr. José Gaspar de Francia, dictador del Paraguay.

*. Efraím Cardozo. - Una entrevista inédita en Tacuarí. Documentos del Archivo de Belgrano. t. III.

*. La Nueva Revista de Buenos Aires, tomos X al XV.


APÉNDICE "A"

BANDO DEL 17 DE MAYO


Don Bernardo de Velasco y Huidobro Brigadier de los Reales Exercitos Governador Militar y Político e Intendente de la Provincia del Paraguay y treinta Pueblos de Misiones.

Haviendo convenido con el Comandante y oficiales del Quartel general de esta Plaza proceder en el Despacho asociado con el Doctor Don José Gaspar de Francia y el Capitán Don Juan Baleriano de Zevallos hasta tanto que en unión con los demás vecinos de la Provincia se establesca el régimen y Forma de Govierno que debe permanecer y observarse en 1o sucesivo: se da a saber al Público para su inteligencia y de que en consorcio de dichos adjuntos se ha acordado manifestar y prevenir igualmente al Público

Lo primero: Que siendo tan benéficas como pacificas las miras e intenciones del Presente Govierno y sus consocios del mismo modo que las del expresado Comandante y Tropas aquarteladas dirigidas solamente a promover la mayor felicidad de la Provincia, no han tenido por causa y por objeto en la presente determinación el entregar o dexar esta Provincia al mando autoridad o disposición de la de Buenos Ayres ni de otra alguna y mucho menos el sugetarla a ninguna Potencia extraña y que todos los nominados muy distantes de semejantes ideas no han tenido ni tienen otra que la de continuar con todo esfuerzo haciendo los sacrificios que sean posibles a fin de sobstener y conserbar los fueros, libertad, y dignidad de esta Provincia reconociendo siempre al desgraciado soberano baxo cuyos auspicios vivimos uniendo y confederándose con la misma ciudad de Buenos Ayres para la defensa común y para procurar la felicidad de ambas Provincias y las demás del Continente baxo un sistema de mutua unión, amistad, y conformidad, cuya base sea la igualdad de Derechos.

Lo segundo: Que satisfecho el Público de tan nobles magnanimos, y generosos sentimientos deben tranquilizarse y estar seguros todos los vecinos y habitantes de qualquier estado, Patria, o condición que sean, gozen siempre y han de gozar de toda protección que dan las Leyes al Ciudadano que vive quieto y tranquilo y que por una conducta reparable no da lugar a la animadversión del Gobierno, en cuya conformidad se abrirán libremente las Tiendas y Casas que se hayan cerrado continuando todos en sus respectivas ocupaciones o negocios y del propio modo los Proveedores, o Abastecedores en sus mercados y abastos con la entera seguridad de que lexos de disimular o tolerar el más leve insulto o extorción que no hay motivo de esperar de la moderación y arreglo de las Tropas aquarteladas, según las estrictas ordenes que se les han dado por el referido Comandante se castigara severamente a cualquier Individua de ellas, o de otra qualquiera clase que se sepan haber irrogado algún agravio o qualquier vecino o morador de la Provincia.

Lo tercero: Que a fin de asegurar mas este interesante objeto de la tranquilidad pública y apartar de la imaginación de dichas tropas el más leve motivo de recelo aprehencion, se manda generalmente a todos los vecinos y habitantes, y particularmente a la Compañía de Miñones y a los demás alistados en las Milicias sean Oficiales o Soldados no siendo de la Plana Mayor que en el termino preciso de veinte y quatro horas, entreguen sin falta alguna todas las armas de fuego que tengan largas o cortas aunque sean propias y de su uso particular o de otro dueño, así como toda la pólvora y municiones de guerra o plomo de qualquier pertenencia que sean en la inteligencia de que a su tiempo se les restituirán las armas puntualmente,. y se les pagaran a sus justos precios la pólvora y munición a cuyo fin el mencionado Comandante del Quartel les dará el competente recivo al tiempo de la entrega.

Lo último: Que en esta misma conformidad ninguna de qualquier estado clase, o condición que sea intente  ni disponga extraher de esta Ciudad o fuera de la provincia pública o clandestinamente ni por vía alguna ninguna especie de armas sean de fuego, o bien espadas y sables baxo apercebimiento de que exigiendo imperiosamente esta Provincia la seguridad general de la Provincia, será reputado qualquier contraventor Enemigo de la Patria y tratado como tal.

Y para que llegue a noticia de todos se publicara este Bando en la forma acostumbrada sacándose al mismo tiempo las copias correspondientes para fixarlas en los lugares públicos y dirigirlas a las Villas y otros Partidos de la jurisdicción - Fecho en la Asumpcion del Paraguay a diez y siete de Mayo de mil ochocientos once - Bernardo de Velasco - Doctor José Gaspar de Francia - Juan Baleriano de Zevallos - Por mandato de Su Señoría y consocios - Jazinto Ruiz, Escrivano Público y de Govierno.

Concuerda este testimonio con el Bando original de su tenor al que en lo necesario me refiero; y en virtud de lo en el mandato autorizo signo y firmo el presenté en la Asumpcion a diez y ocho de expresado mes y año:

En testimonió de verdad.

Jazinto Ruiz


APENDICE "B"

DEPOSICIÓN DE VELASCO


"El Comandante y Oficiales del Cuartel General de la Unión a los habitantes del Paraguay.

Uno de los motivos que han apurado sufrimientos de las Tropas y de muchos distinguidos Vecinos de la Provincia, hasta obligarlos a tomar la generosa determinación de arrojar el pesado yugo que la tenía oprimida y tiranizada: ha sido. el concepto a que la voz divulgada y las circunstancias mismas dieron lugar, de que los Depositarios de la autoridad y sus viles sequaces maquinaban él detestable proyecto de someterla a una Dominación Extranjera, o valerse de sus fuerzas para sorprenderla con el simulado aparto de auxilio, tenerla en una dura y rigurosa sugecion y de este modo formar y asegurar una especie de señorío y posesión para ellos mismos, sacrificando a su orgullo, codicia y ambición la libertad de la Provincia, los Derechos más esenciales de sus Naturales y los vínculos que la unen con las demás de la Nación.

La aproximación de Tropas Portuguesas hacia los límites de esta Provincia, a saber: al Norte, en los Establecimientos de Coimbra, y al Leste con el Pueblo de San Borja al mando del Capitán general de San Pedro: la venida del Teniente de Dragones Don José de Abreu, embiado por dicho General a esta ciudad: la misteriosa reserva con que se disfrazaba el verdadero objeto de su Comisión; la determinación de mandar de aquí un Oficial hacia dichos establecimientos del Norte asegurada por la voz pública con el pretexto totalmente inverosímil de pasar hasta Matogroso, buscando auxilio de dinero, daban no poco valor a aquel juicio, y sobrado fundamento a los temores. Después de nuestra feliz revolución se han ido notando y descubriendo otros hechos tan circunstanciados que no hacen ya dudable aquel concepto. Ha sido público que el Pliego de contestación a dicho General estaba ya cerrado, y que el Teniente Abreu debía partir el misma día de este acontecimiento. Sin embargo Don Bernardo de Velasco solo manifestó a los Consocios del Gobierno por contestación preparada, un brevísimo y frívolo borrón que no condice con los planes y demás que contiene el Oficio del General de San Pedro. La fuga precipitada del Coronel don Pedro Gracia, abandonando el mando de la Población que estaba a su cargo después de estar noticiado del suceso de nuestra revolución, llevando su ruta a dichos Establecimientos Portugueses del norte, que en el día se tiene ya averiguada con certeza, es otro accidente que induce algo más que una vehemente presunción.

Pero lo que remueve toda duda en el particular es la carta interceptada por el Xefe de nuestras Tropas Patrióticas don Blas José de Rojas, escrita de la Bajada al pro pio don Bernardo Velasco por don Carlos Genovés que como es, notorio, iba embiado por el a Montevideo. En esta Carta encarga Genovés a Don Bernardo Velasco, gua redoble sus contextaciones con los Portugueses; que estos cubran inmediatamente la costa Oriental del Paraná que los del Norte caigan también inmediatamente sobre el Paraguay que nuestras fuerzas de mar cubran igualmente aquel Punto y de este modo teniendo la Costa Occidental (concluye diciendo Genovés a Don Bernardo Velazco) somos los Reyes de la América del Sud. No ha habido ni habrá un verdadero Patriota que no se sienta horrorizado al oír y comprehender la enorme criminalidad que descubre tan execrable lenguaje. Este Moso, desconocido e inepto que sin otro Oficio, mérito ni carrera; que la de un vulgar Escriviente, por una consequencia del poder abusivo y de la arbitrariedad y despotismo de un govierno no desastroso se vió repentinamente adoxnado aquí, ya con el título de Capitán, ya con el de Comandante Villa Real con abandono de tanto Patricio honrado, distinguido y benemérito, que de este modo por el favor del mismo Gobierno se ha hecho visible en el Paraguay y ha adquirido consideraciones, y una regular fortuna es el que ahora intenta despedazar el seno donde ha recivido nueva vida, queriendo con insolencia y descaro que los Portugueses de1 Norte caigan inmediatamente sobre el Paraguay para que Don Bernardo Velasco, él y sus viles parciales y coligados Tiranos de la libertad de la libertad de la patria sean los Reyes de esta parte de la América.

Pero es preciso explicar la verdad y mirar las cosas en su verdadero punto de vista. Las producciones de Genovés no son partos originales de la abundancia  de su corazón dañado. El no hace más que repetir el mismo funesto proyecto de que hera sabedor y cómplice, instando y apurando por su pronta execución y de aquí mismo es natural deducir, que la marcha de Don Pedro Gracia, a los Establecimientos Portugueses del Norte ha sido dispuesta por los Tiranos luego al punto de nuestra revolución, o un resultado de la misma maquinación anterior, pues que aun mucho tiempo antes ya se sabía que se prevenía y preparaba a hacer una larga jornada.

Aquellas expresiones que se oían anteriormente en boca de los Tiranos de que ya tenían paraguayos que les trabajasen la Yerva a dos reales la arroba y las voces que aun al presente procuran esparcir de que nuestra revolúción pueda todavía quedar en nada. y que dentro de dos mese se compondrá todo, explican muy bien, y dan a entender el fondo de la nueva Tiranía premeditada, y la esperanza y disposición en que se hallan de llevar adelante sus perversas ideas hasta realizar la iniqua obra proyectada.

No por eso creemos ni recelamos que lleguen a verse puestas en ejecución disposiciones algunas dirijidas "a semejantes fines. Una cosa es, que los Gefes o Comandantes Portugueses se presten a una oferta, voluntaria, lisonjera en apariencia a los intereses su Magestád fidelísima, y otra muy diversa el que a fuerza de armas intenten invadir nuestro Domicilio con reluctancia y oposición de la Provincia y de su Govierno. Tales no son los justos y magnánimos pensamientos de su Altesa Real el Príncipe Regente de Portugal. La Carta de su Ministro de relaciones exteriores el Excelentísimo señor Rodrigo de Souza Coutinho, Conde Linares, a la Excelentísima Junta de Buenos Ayres, basta para convencer y disuadir a los que sin conocimientos y sin reflexión sobre los verdaderos intereses de ambas Nacionales, aventuran un juicio contrario. Su Altesa Real muy distante de tomar semejantes medidas violentas con los pueblos que reconocen al señor Don Fernando Séptimo, manifiesta que se limitará únicamente a llevar sus votos para que las disensiones intestinas entre Vasallos de un mismo Príncipe, tengan una pronta y feliz conclusión, y a disponer lo conveniente para que el fuego de la guerra civil no se encienda en las Fronteras de su propio estado. Además sabemos por noticia cierta y segura, que las Tropas Portuguesas que se habían reunido en el Pueblo de San Borja, volvieron a retirarse hacia la Campaña de Montevideo en los días ,diez y nueve, veinte y uno y veinte y quatro del mes próximo pasado.

De nuestra parte ya se han pasado anteriormente los Oficios correspondientes así al Capitán general de San Pedro como al Comandante del Fuerte de Coimbra significándoles igualmente nuestra adhesión a los derechos del mismo señor Don Fernando, y nuestros sinceros deseos de terminar por medio pacíficos las diferencias ocurridas con la Ciudad de Buenos Ayres, y de continuar al propio tiempo conservando amistad, buena armonía y correspondencia con todos los Xefes y Países de la dominación de su Magestad Fidelísima; pero si contra toda justicia, violando la paz en que nos hallamos y el mismo Derecho de Gentes, por las ocultas tramas y maquinaciones de los Tiranos opresores de nuestra Patria, y de nuestros Derechos, llegase el caso de ponerse en planta sus amenazas, conocerán muy a su costa nuestros imbasores, sean los que fuesen, quál es la constancia, quáles los esfuerzos y quáles los recursos de un Pueblo grande que ha tenido valor para recobrar su libertad, y está empeñado en defenderla a expensas de su propia vida.

La conclusión natural de todo esto es, que el empeño de Don Bernardo Velasco y de los Individuos del Cavildo en sostener la total división de esta Provincia, sin querer arbitrar a tentar un medio de consiliar su reunión con su libertad y sus Derechos, sin querer reducirse a embiar sus diputados al Congreso General de las Provincias con el objeto de formar una asociación justa, racional fundada en la equidad y en los mejores principios del Derecho natural que son comunes a todos, y que no hay motivo para creerse que hayan de abandonar u olvidarse por un Pueblo tan generoso e ilustrado como el de Buenos Ayres, ha sido una conducta imprudente, opuesta a la prosperidad de la Provincia y común felicidad de sus naturales, y dirijida más bien por fines particulares.

La Provincia ha tenido que sufrir los muchos males y daños consiguientes a una guerra civil, y el Comercio ,de sus muchas producciones y frutos ha quedado obstruido y aniquilado; se han consumido y désaparecido más de cien mil pesos de la Real Hacienda: las tropas se han visto privadas del justo y devido estipendio de muchos meses, y por último ha llegado la seguedad al extremo de querer aumentar nuestras cadenas, y reducirnos a más dura esclavitud, haciendo cada vez más inciertos y dudosos el destino y la suerte de nuestra Provincia. Los Yndividuos del Cavildo, que en las críticas circunstancias del día, debían concentrar toda su atención en la felicidad general, y conservar ilesos los Derechos de todos los Ciudadanos, se ve que menos han pensado en esto que en perpetuarse en el mando, y proporcionarse nuevas consideraciones. Quanto se ha dicho, la conspiración últimamente descubierta contra la pública libertad y la continuación de sus Oficios por medio de una casi general escandalosa reelección, contraria a las Leyes del propio Soberano que se aclamaba, son unos hechos que afianzarán siempre esta verdad.

Habiendo pues tomado a nuestro cargo y de nuestras Tropas, el poner en libertad, a nuestra, amada Patria, y a nuestros Conciudadanos, para que puedan deliberar y resolver francamente el partido que deban,.abrázar, y jusguen más conveniente, créeriamos faltar a nuestra principal obligación si consultando la tranquilidad y seguridad general de la Provincia, contra la perniciosa influencia y maquinaciones de los que se hallan más indiciados de Autores o cómplices en la determinación de valerse de fuerzas entrañas para oprimirla, no tomásemos al mismo tiempo las más oportunas medidas. Por eso ha sido preciso, por ahora suspensos de sus Oficios y: en un lugar de seguridad a Don Bernardo de Velasco e Yndividuos del Cavildo, hasta la resolución de la Junta General que ya está próxima a celebrarse. Entre tanto y hasta la misma resolución, exercerán la jurisdicción de Govierno Ynterina y unidamente, los mismos dos Consocios, con quienes se actuaba el Despacho, y por lo mismo serán también los Presidentes de la Junta General. Y para que llegue a noticia de todos, se publicará este Manifiesto por Bando en la forma ordinaria, fixandose los correspondientes exemplares en los lugares acostumbrados. Fecho en el Quartel General del Paraguay a nueve de Junio de mil ochocientos once. Pedro Juan Cavallero - Fulgencio Yegros - Antonio Tomás Yegros - Mauricio José Troche - Vicente Ignacio Iturbe - Júan Bautista Rivarola - Juan Manuel Iturbe - Francisco Antonio González - Mariano del Pilar Mallada - Pedro Alcántara Estigarribia - José Joaquín León - José Agustín Yegros - Blas Domingo Franco.

 

ENLACE INTERNO RECOMENDADO:

 

FULGENCIO YEGROS/  JOSÉ GASPAR DE FRANCIA/ PEDRO JUAN CAVALLERO

MARIANO ANTONIO MOLAS/ VICENTE IGNACIO ITURBE/ FERNANDO DE LA MORA

ANTONIOTHOMÁS YEGROS/ JUAN BAUTISTA RIVAROLA/ MANUEL ATANASIO CAVAÑAS

FRAY FERNANDO CAVALLERO/ MAURICIO JOSÉ TROCHE/ FRANCISCO XAVIER BOGARÍN

JOSÉ AGUSTÍN MOLAS

 

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