LAS 4 FASES DEL LUISÓN Y OTROS POEMAS
Poemas de RAMIRO DOMÍNGUEZ
(BIBLIOTECA POPULAR DE AUTORES PARAGUAYOS Nº 18)
© de esta edición Editorial El Lector/
© de la introducción Francisco Pérez-Maricevich
ABC COLOR y Editorial El Lector,
Director editorial: Pablo León Burián
Coordinador editorial: Bernardo Neri Fariña
Guía de trabajo: Francisco Pérez-Maricevich
Asunción - Paraguay
2006 (84 páginas)
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
· LAS 4 FASES DEL LUISÓN
I. Novilunio
II. Creciente
III. Plenilunio
IV. Menguante
· LOS "CASOS" DE PERURIMÁ
· ZUMOS
· La rendición del labriego
· Llanto por el labriego rendido
· Setiembre es pronto
· El niño de las alojeras
· Caña amarga
· El credo para el oficio de las tinieblas
GUÍA DE TRABAJO
INTRODUCCIÓN
RAMIRO DOMÍNGUEZ O LA CONSTRUCCIÓN DE
UN DISCURSO POÉTICO DE LO POPULAR
1
Ramiro Domínguez, nacido en Villarrica en 1930, es uno de los poetas más personales de la literatura paraguaya. Recibió acendrada educación tanto en el seno familiar como en los centros educativos, en los que demostró capacidad crítica en la recepción de los conocimientos. Esta cualidad le sirvió para orientar, con intrépida lucidez, sus exploraciones al interior de la cultura paraguaya tal como se da en los contextos populares.
En los años 50, Ramiro Domínguez fue influido por dos vigorosas personalidades intelectuales bajo cuyo estímulo construyó lo esencial de su visión de la realidad profunda del país. Estas personalidades fueron el P. César Alonso de las Heras (1913-2004), poeta y luía alumbrador de conciencias juveniles, quien desde la Academia Universitaria (1946-1960), por él fundada como prolongación de la del Colegio San José, orientó la vocación de sus jóvenes componentes, todos ellos integrantes de la llamada por Josefina Plá Promoción del 50. Y León Cadogan (1899-1973), el etnólogo a quien el conocimiento moderno de la cultura guaraní debe contribuciones esenciales, tales como AYVU RAPYTA e YVYRA ÑE'ERY, entre otras muchas.
Estas personalidades ejemplares contribuyeron para que el joven guaireño diseñara su propio camino sin que, en el proceso siempre difícil del autocrecimiento intelectual, se desviara del rumbo correcto. El resultado de sus años de aprendizaje, asimilación y transformación de la materia cultural, es el universo de creación estética y el de descripción de las pautas comunicacionales de los colectivos paraguayos cuyo conocimiento metódico se debe al talento, la creatividad, la inteligencia y la penetración crítica de esta personalidad no menos ejemplar que las de sus maestros.
Quien se asome a sus textos se encontrará con una inteligencia muy cultivada y atenta a los saberes contemporáneos en las ciencias humanas. Agudo, libre de los prejuicios convencionales o estereotipados sobre la realidad sociocultural del país, adiestrado en la disciplina metódica del saber científico, ha realizado investigaciones y estudios notablemente buenos de aquella realidad, sobre la que ha echado luces que revelaron los componentes de su contextura original. EL VALLE Y LA LOMA (1966), título con el que se editó su tesis doctoral sobre la comunicación en las áreas rurales, "fue el primer trabajo científico -como afirma V.J. Flecha-que logró develar un mundo escondido por la “sociología oficial y tradicional". Por ello el estudio abrió las compuertas para una radical modificación del paradigma de las ciencias sociales en el Paraguay. Fue un libro-vanguardia y, a medida que pasa el tiempo, tiene una categórica vigencia si de verdad se quiere entender la realidad paraguaya de hoy".
Este texto académico (aumentado luego en su segunda edición con el ensayo sobre "las culturas de la selva") es una notable investigación sobre las pautas culturales dominantes en los contextos definidos por las tierras bajas del "valle" y las altas de la "loma", dos categorías inventadas por el autor para describir las diferencias de comportamiento y de valores entre esas comunidades tradicionales. Por primera vez se aplicaron al estudio de la realidad social del país, y de su cultura, los marcos teóricos de la antropología cultural norteamericana en su enfoque sistémico de la comunicación humana y, en cierto modo, la visión estructuralista de C. Lévi-Strauss que concibe a la Cultura como conformada por un sistema de niveles de comunicación (de bienes, de mensajes, de mujeres).
Su destreza en la descripción de las conductas comunicativas dominantes en los ambientes rurales (y aún urbanos) le permitió dibujar con trazos de viva inmediatez vivencial escenarios en los que la cotidianeidad se despliega con toda su riqueza de s ignificación. Su visión crítica es asimismo muy obradora para librar de adherencias espurias y falsas la realidad observada y el discurso encubridor sobre esa realidad que la retórica populista acostumbra a elaborar respecto a ella.
Ensayos y estudios penetrantes en el campo de la cultura y la tradición oral fueron recogidos en dos de sus últimos libros -MORANGÚ (2000) y NUESTRA GENTE (2006)-. Estos textos insisten en explorar los rasgos de la identidad paraguaya en las dimensiones del lenguaje y de las otras formas simbólicas del imaginario colectivo manifiestas en los personajes, mitos, consejas y casos de la tradición oral. Con su habitual penetración y rigor crítico el autor explora los entresijos del "yapará", de las expresiones literarias, vinculadas o no a ciclos rituales religiosos, a la herencia hispánica en lenguaje y costumbres, a la educación frente a los desafíos del cambio, angustiado como se encuentra por el "riesgo de perderse para siempre los rastros de nuestra primitiva identidad". Muy lejos de la ingenuidad o de la pecaminosa banalización de la lectura folk de la realidad cultural paraguaya, el autor realiza en estos textos rescates lúcidos de los "códigos ancestrales" cuya recuperación práctica podría fundamentar todavía el desarrollo del pueblo en el contexto de la modernidad, sin traumas, sin rupturas, sin despojos de su hábitat natural y de sus referencias histórico-sociales y culturales. O para citarlo con sus propias palabras:
"Para reinstaurar un consenso nacional que todavía no se vislumbra, se ha de volver a vigorizar el imaginario colectivo, a partir de una memoria lúcida y crítica de lo que fuimos, no para empozarnos en un etnocentrismo estéril sino para encontrar la clave por donde convocar nuestras virtualidades sumidas en marasmo que no encuentra el portón de salida, sumiéndonos en un canibalismo que entre nosotros no tiene visos de desaparecer".
2
Como es frecuente en las vocaciones creadoras, Ramiro Domínguez experimentó desde muy joven la apetencia por expresar sus intuiciones mediante el lenguaje verbal y el lenguaje plástico. En el proceso de búsqueda de la forma expresiva más adecuada a su índole personal, progresivamente fue abandonando el ejercicio de la plástica por el de la literatura. La plástica, en consecuencia, quedó relegada en las preocupaciones del joven creador a la condición de campo de experimentación personal del goce estético suscitado por la línea y el color acotados por el espacio plástico restricto. Durante un cierto tiempo, estas artes fueron motivos de su juicio crítico y alguna vez deberían reunirse sus escritos en este campo, pues son parte del recorrido que la crítica de arte desarrolló en nuestro país. Lo mismo puede decirse de sus escritos juveniles sobre autores y obras que atrajeron su atención y que presumiblemente enriquecieron su capacidad para la creación literaria.
Conocedor de varias lenguas, incluidas las clásicas, sus lecturas debieron ser copiosas y ampliamente aprovechadas. Autores griegos y latinos, leídos en sus lenguas sin la mediación de traductores no siempre fieles a la letra y al espíritu del texto, le permitieron gozar del deslumbramiento producido por la belleza clásica que no ha dejado de alimentar la raíz de su creación a pesar de su inserción profunda en el universo de lo popular paraguayo. Autores franceses, ingleses y alemanes, además de los que escriben en español, le proveyeron de un rico repertorio de visiones de la experiencia humana trasfundida en potentes configuraciones estéticas. Estas lecturas -y las reflexiones que le produjeron en el ánimo- contribuyeron para que el poeta pudiera trabajar la materia de su propia experiencia en construcciones poéticas elaboradas con rigurosa disciplina. En esos poemas, tan vivenciales, tan adheridos a nuestra cultura y sus temas centrales, resuenan inextricablemente confundidas las grandes voces de, por dar sólo unos pocos nombres, Federico García Lorca, T. S. Elliot y otros de ese nivel fundamental, además de los ecos bíblicos que los recorren transversalmente. Lo bíblico y lo clásico grecolatino trasparecen incluso desde los títulos de sus libros (SALMOS A DESHORA, DITIRAMBOS PARA FLAUTA Y CORO) y la visión irónica, junto a la visión trágica, invade los textos de estos libros bajo la incitación de Elliot y otros grandes maestros de la poesía contemporánea. Lorca y sus símbolos, junto a su magnífico juego verbal, y su impulso narrativo y dialogado, preside la construcción estructural de los poemas de ZUMOS (1962) y de sus grandes poemas narrativos LAS 4 FASES DEL LUISÓN (1966), LOS "CASOS" DE PERURIMÁ (1968) y MBOI-YAGUÁ (1976), escrito en guaraní paraguayo (y varios años después repudiado en un rapto de autoflagelación penitencial).
Los motivos poetizados en estos textos - especialmente los dos primeros-son viejos de siglos y, a pesar de ser tan raigalmente nuestros, se originaron fuera de nuestro ámbito. El luisón (el lobis-hoinen portugués, loup-garoup francés, el Luis Gómez que, según Cadogan, vivió alguna vez en Villarrica...) es el licántropo griego y de tradiciones míticas aún más antiguas.
El Perurimá, tan paraguayo, de la picaresca criolla es el Pedro de Urdemales que Miguel de Cervantes llevó al teatro y que los conquistadores españoles difundieron por todo el ámbito americano, en donde adquirió nombres tales como Pero Animale, Pero Rimales, Per Urdimán, Peru Rima...
** El mito guaraní del Mboi-yagua, la víbora perro, la serpiente ladradora, el viejo dragón germánico, es el asunto que permite al poeta elaborar una construcción simbólica referida a las consecuencias que podría tener (y que tuvo) la hidroeléctrica de Itaipú en la sociedad paraguaya. El poema es -o fue-en ese sentido, premonitorio, vaticinador y mantiene su vigor aún hoy en toda su virtualidad (estética, histórica, social y moral).
Dos obras de teatro -CANTATA HEROICA A PEDRO JUAN CABALLERO y FANTASÍA CORAL-escritas en los años sesenta, en verso y muy breves, son su homenaje testimonial a dos figuras-símbolo de la libertad y la belleza: el prócer de la independencia y Federico García Lorca.
Ramiro Domínguez comparte con sus colegas de la Promoción del 50 -José-Luis Appleyard (1927-1998), Ricardo Mazó (1927-1987), José María Gómez Sanjurjo (1930-1988), Rubén Bareiro Saguier (1930), Carlos Villagra Marsal (1932) y otros- la preocupación por el trato experto de la lengua, la pasión por la perfección constructiva del poema, la búsqueda de la personalidad estilística y se diferencia de ellos en la orientación de sus temas y el fondo cultural de donde los extrae y por cómo los elabora y construye poéticamente.
Esta edición incorpora los poemas narrativos y una selección de poemas que ilustrarán al lector de la calidad de la obra de este poeta personalísimo.
FRANCISCO PÉREZ-MARICEVICH.
Setiembre del 2006.
CREDO PARA EL OFICIO DE TINIEBLAS
a CARLOS VILLAGRA MARSAL
Y sin embargo, tierra desnuda y mínima,
aún espero de ti.
De tu macilenta figura sin reniegos
de tu pobre pan de maíz.
Desde la exigua talla de tus hombres
y tus madres -viejas antes de reír-
antes que el trigo y el petróleo
sigues sangrando aquí.
Antes que el oro y el uranio
vas y vienes junto a mí.
Después de todos los ultrajes
aún tienes ganas de vivir.
Detrás de la palabra fementida,
después del miedo de morir.
Por encima de todos los convenios
y los anteproyectos sin cumplir.
Sobre los que menean la cabeza
y emigran, sacudiéndose el polvo del país.
Bajo los que maquinan alquileres
sigue crepitando tu raíz.
Después del desencanto y el agobio
siempre te desvela aquel viejo trajín.
Al margen de los censos y estadísticas
hay todavía preñez en tu matriz.
Más allá del tumulto que los bandos
y sectas organizan por ti.
Detrás de las diatribas y los dogmas
sestean tus hombres sin paladín.
Al dorso de exaltados chauvinismos
tiendes la mano abierta, sin recibir.
Qué mal, qué lejos, qué sin voz y yerta
te hemos dejado al fin.
Pero detrás, después, encima y por debajo
de lo que sientan por ti
sigues enmarañándote de selvas.
Y el sol tuesta tus fibras hasta crujir.
Y me vuelco a nivel de los cogollos
para sentirte germinar. Y al confín
de la sangre que conoce
la cifra que te falta madurar.
Suelo mío -tuétanos y breñas-
Vórtice de alucinación y de solaz.
Tierra mía -hambre de verte buena-
quién te habló de olvidar.
DOCUMENTOS (ENLACES INTERNOS) RELACIONADOS:
LAS 4 FASES DEL LUISÓN, 1967
Autor RAMIRO DOMÍNGUEZ
Grabados: LOTTE SCHULZ
Escuela Técnica Salesiana, Asunción-Paraguay
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ZUMOS, 1962. Poesías de RAMIRO DOMÍNGUEZ
Grabados de LOTTE SCHULZ
Ediciones ALCOR
Asunción – Paraguay
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