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LOURDES ESPÍNOLA

  LA ESTRATEGIA DEL CARACOL, 1995 - Poesías de LOURDES ESPINOLA)


LA ESTRATEGIA DEL CARACOL, 1995 - Poesías de LOURDES ESPINOLA)

LA ESTRATEGIA DEL CARACOL

 

Poemario de LOURDES ESPINOLA

 

Tiempos de Poesía y Editorial Arandurã,


Asunción-Paraguay, 1995


Manrique Zago ediciones S.R.L.,


Buenos Aires, Argentina


Foto: Luis Vera


Diseño de tapa: Celeste Prieto

 

Edición digital: Alicante :

 

Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2001

 

 
 
 
PRÓLOGO
 
Libro de balances, de replanteamientos, hechos «en medio del camino»,... constituye un angustioso y reflexivo cuestionamiento en una encrucijada «con todos los tiempos trastocados». La diversidad de temas trascendentales, de preguntas planteadas a sí misma, son pruebas de ello. La autora evoca su historia familiar a través de personajes y hechos altamente simbólicos:
 
«...un pan de infancia
 
un olor de madre
 
un sonido; las pisadas del padre en la escalera...»;
 
«un hermano que juega con aviones...»
 
«... una hermana que venda descalza
 
jazmines en Domingo...».
 
Hay un recodo crucial en esa trayectoria: «La fragante adolescencia húmeda que marca un rasgo constante -la esencia femenina- en su palabra poética. Esa historia pasa, gozosa, por la certidumbre de la maternidad, la constancia del «hijo deseado»:
 
«Hay un niño que duerme
 
en la pieza de al lado
 
y mi corazón vaga ciego,
 
tanteando en la obscuridad
 
hasta besar el suyo».
 
La corriente transcurre, pesarosa, por los oscuros pasadizos de la «Patria mía»:
 
«...yo sé que tu palabra fue el silencio,
 
oprimida la sílaba,
 
humillado el vocablo...».
 
Reflexiona, grávida, sobre la vocación poética, conjura las palabras para conseguir «...la alianza/ de la eternidad y del instante...». El deambular se afirma en su condición femenina: «Soy mujer, desobedezco», «Escribo tinta de mujer», «Escribo vida de mujer», son títulos de poemas que lo atestiguan. El trayecto se realiza así en esa dimensión de la plenitud femenina, que es el amor. Siempre dije -y aquí me ratifico- que Lourdes es una de nuestras escritoras que, en forma raigal y coherente, asume la feminidad, no como reivindicación feminista -o no solamente-, sino como una manifestación sincera del impulso amoroso, del fuego sensual, trasvasados con honda y precisa intensidad en su poesía. Esa dimensión atraviesa su palabra, su aliento vital, de manera constante y espontánea, certera y decidida, con la fatalidad gozosa de lo que constituye una esencia. Ella lo define muy bien al referirse al «pozo interminable», al «peligroso abismo». Y lo ejemplifica con el mismo signo metafórico: «...precipicio,/ el blando pozo de tu cuerpo». La atracción de esa hondonada no le espanta; por el contrario, le atrae, la seduce: «La noche -en tanto- cabalgando/ y nosotros amarrados al borde del abismo»
 
Son sumamente variados los matices de la sensualidad en la palabra poética de Lourdes, eso que llama, con ingenua y sencilla certidumbre «...el rumor de las calladas voces de mi cuerpo/ navegando en mi sangre desde siempre».
 
Cabe comenzar este rápido recorrido por los recursos, rara vez utilizados en nuestra poesía, femenina o masculina; la alusión franca a las sensaciones corporales, a los humores que el organismo secreta para ritmar el placer de los sentidos, esos que la mojigatería hipócrita pretende mantener en estúpido secreto». El poema «Merlín» es un ejemplo excepcional del juego que va de las emanaciones sensoriales a las sorprendentes  imágenes poéticas:
 
«Merlín
 
artes mágicas
 
con anillos de trébol
 
en el banquete de mis piernas:
 
las proféticas fuentes».
 
El juego se prosigue en un vaivén de ambiguas correspondencias: «Merlín con los dorados jugos/ de maligno dios...». El contrapunto no se deja esperar: «...permanezco como un lago/ que vuelve;/ orilla-arena-agua». Para culminar con la «...cautiva coronación: Merlín sumergido en acuosa ingle». La ilusión sobrenatural, el poder de la seducción encantatoria, propio al ámbito de «Merlín de las estrellas y de los dragones...», es sutilmente utilizado en este bello poema para marcar la evolución compulsiva, el movimiento in crescendo de las situaciones eróticas producidas dentro del cuadro mágico en el que la «lógica» del amor sensual restablece el exacto equilibrio de los componentes.
 
No resisto a transcribir una imagen redonda que tiene la misma fuerza erótico poética que las anteriores:
 
«Tu rostro perfumado
 
en la nocturna espuma de mis piernas,
 
y mis huracanes lamen tus muertes».
 
La intensidad de la metáfora, resplandeciente por el chisporroteo libido-húmedo-tibio, vuelve superfluo cualquier comentario.
 
En un tono más suave, con ritmo de ballet acuático, Lourdes describe los pasos lentos de un «pausado giro» erótico de gran delicadeza y elegancia:
 
«Te acercas:
 
agua-desierto-miel,
 
y me extiendo
 
miel-desierto-agua.
 
Y no sé dónde empiezas,
 
dónde empiezo...
 
como la danza del delfín en el océano».

El paisaje de «Jardín de las delicias», esbozado en los fragmentos transcriptos, mezcla los desvaríos del viejo Bosco, maestro precursor, con reminiscencias de las atrevidas e insólitas imágenes plásticas incandescentes de Frida Kalo y las sorprendentes asociaciones eróticas surrealistas de la extraordinaria poeta Joyce Mansour.
 
He hablado de matices y, deliberadamente, he insistido en los momentos pintados al sesgo, en los que las ambiguas medias tintas sensoriales los vuelven más intensos y percutantes.
 
Las otras situaciones tienen colores más unidos, lo que les da una firme convicción, ratificando la firme y constante vocación amorosa y sensual de la poesía de Lourdes «navegando en mi sangre desde siempre», como ella dice. Ese sentimiento que se desnuda de piel en sus impulsos, hasta quedar en carne viva, ardiente en el arrebato concéntrico y urgente del deseo:
 
«Mi piel se desvistió a jirones,
 
excavo el deseo en cada círculo,
 
hasta lamer el paraíso...».
 
Amor que busca su correspondencia como un juego de fuegos contagiosos:
 
«...sólo importa tu piel
 
o el extraño sabor de mi corazón
 
despellejado junto a mis sentidos».
 
Ya para terminar quiero evocar, junto a los otros, el sentido del tacto, que Lourdes sublima, con razón, para expresar el inicio, ya sin término del deseo. Hay dos fragmentos poéticos referidos a la mano, que revelan situaciones distintas pero de igual intensidad:
 
«...un cosquilleo volcánico
 
me arrebato entera
 
y todos los silenciosos cánticos
 
que habitaban en mí...
 
se extendieron
 
hasta encontrar la pulposa,
 
la tibia presencia de tu mano».
 
Esta sensación «de momento» se vuelve certidumbre, decisión irrevocable, no menos sensual:
 
«Hoy te advierto
 
que voy a quedarme para siempre
 
jadeando en tu cuerpo, en el borde infinito de tu mano...».
 
 Lourdes Espínola sabe conjugar el verbo de la palabra amorosa, sin remilgos ni falsos pudores, sabe convertir el deseo, el fuego de las sensaciones en canto encendido. Y quedar siempre
 
«desnuda, niña, vulnerable:
 
poeta desde los años sin memoria».
 
 
 
 
 
 

«Para bien y para mal, el escritor verdadero escribe sobre la realidad
 
que ha sufrido y mamado, es decir sobre la patria;
 
aunque a veces parezca hacerlo sobre historias lejanas en el tiempo y en el espacio.
 
Por eso aún los grandes expatriados, como Ibsen o Joyce,
 
siguieron tejiendo y destejiendo esa misma y misteriosa trama.
 
El escritor de nuestro tiempo debe ahondar en la realidad.
 
Y si viaja debe ser para ahondar, paradojalmente,
 
en el lugar y en los seres de su propio rincón.»
 
Ernesto Sábato
 
     Como homenaje a Julio Cortázar
 
que en Años de alambradas culturales
 
nos enseñó cómo viajar con la patria a cuestas.

 
 
 
 

PRÓLOGO porRUBÉN BAREIRO SAGUIER

ÍNDICE DE POEMAS (Enlace externo) en BIBLIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES:

·         MERLÍN/ ESCRIBO LETRA DE MUJER/ SOY MUJER DESOBEDEZCO/ PATRÍA MÍA/ LA VIDA ES UN MAL PASAJERO/ ESCRIBO TINTA DE MUJER/ LA VIDA ES UNA METÁFORA/ Y ELLOS ESTABAN TAMBIÉN ALLÍ/ AHORA ES EL TIEMPO/ ROMPIENDO CÓDIGOS/ (AUNQUE SE TE CONGELEN LAS VENAS)/ EL DOLOR ES UN MAL PASAJERO/ COMO LA DANZA DEL DELFÍN EN EL OCÉANO/ BRÚJULA/ Y AÚN HAY COSAS CUYO NOMBRE IGNORO/ ESCRIBO VIDA DE MUJER/ CUANDO ESTOY AL FINAL/ DIGNIFICO MI VIDA A CADA HORA/ BAILE DE MÁSCARAS/ LOS POETAS/ POESÍA/ TRAMPAS A DESTIEMPO/ ABISMO/ SOLEDAD/ ILUMINAR MAÑANAS/ ESTA VIDA QUE INSISTE EN ESCAPARSE/ DÍAS Y HORAS APILADAS/ UN DESPELLEJADO ABRAZO/ SER MUJER/ ME HAN SACADO LA PALABRA/ SOLEDAD DE POETA/ LA VIDA ES UN MAL PASAJERO II/ LAS ALAS DE LA LLUVIA/ YO ERA UN CIEGO/ CÁNTICO/ Y FUERON NOCHES Y FUERON DÍAS/ O MUERE LA NOCHE O NACE EL DÍA/ DESTINO DE POETA/ MANUSCRITO EN GAVETA.

 

 

MERLÍN

          

                            

Merlín de las estrellas y dragones,

   

Merlín:

   

artes mágicas

   

con anillos de trébol

   

en el banquete de mis piernas:

   

las proféticas fuentes.

   

Te llamo «Merlín»

   

bajo la máscara.

   

Merlín con los dorados jugos

   

de maligno dios,

   

permanezco como un lago

   

que vuelve:

   

orilla-arena- agua.

   

Cautiva coronación:

   

Merlín sumergido en acuosa ingle.

 

 



   


   


ESCRIBO LETRA DE MUJER

 

Existe un espacio entre libros,

   

sólo mujeres

   

en su propia compañía

   

y luego papeles y escrituras

   

buceando en sí mismas.

   

Verbo coloreado por la otra mitad,

   

emerjo en mi poesía

   

nacida,

   

pendular

   

en el espacio del medio.

   
 

 

   
 

 

   


SOY MUJER, DESOBEDEZCO

 

Y serán de nuevo las palabras

   

de las sopranos de Babel.

   

Cuerdas vocales trenzadas:

   

los dialectos de África,

   

los murmullos de India,

   

los gemidos esquimales,

   

los sollozantes cantos de las Cholas.

   

Las oraciones de las musulmanas

   

y las alto de Milan...

   

callando todas las notas.

   

Acordes emergiendo,

   

la raza inmensa que amamanta

   

la simiente del sol,

   

desde la espera.

   


   


   


PATRIA MÍA

 


   

a Armando

   


   

América: acuéstate callada al lado mío

   

deja caer tu pelo en mi almohada,

   

aprieta junto a mi cuerpo

   

el cobre estirado de tu piel...

   

Déjame contarte de David y Goliat,

   

de los libros que escribí,

   

de los papeles que tiré,

   

de cada palabra: verso y prosa,

   

para saberme siempre hablando

   

en la casa del extraño...

   

yo sé que tu palabra fue el silencio,

   

oprimida la sílaba

   

humillado el vocablo.

   

América: amante-mía

   

no quiero que te duermas...

   

quiero contarte un mito,

   

déjame, amor, que te hable

   

de David y Goliat.

   
 

 

   
 

 

   


LA VIDA ES UN MAL PASAJERO

 


     

                        

An act like this is prepared

   


within the silence of the heart,

   


as is a great work of art.

   


Albert Camus (The Myth of Sisyphus)

   


   

Hoy estuvieron de visita todos mis fantasmas,

   

desordenadamente pero firmes...

   

fatales en la cita:

   

mi adolescente niñez, mi ayer y mi futuro.

   

Hoy tengo temor del teléfono

   

o del timbre,

   

no quiero en la casa solitaria

   

hallarme cara a cara,

   

con mi sombra.

   


   


   


ESCRIBO TINTA DE MUJER

 


 

I

 

Tejer desde mi vientre

   

hasta lo alto

   

espumas de palabras,

   

y el deseo vital

   

hilvanando, insomne.

   

Construir montañas de palabras

   

libros-túnel

   

para tapar

   

esta ausencia:

   

el nunca más

   

del hijo deseado.

   


   

II

 

Temblar, temer

   

esperar agazapada

   

que cese el sueño,

   

la noche, el dolor.

   

Los gritos-bisturí

   

en las calladas bocas.

   

Los días se confunden con horas

   

las mañanas con los meses.

   

Despierto lenta

   

a una asustada esperanza.

   


   

III

 

Hay un niño que duerme

   

en la pieza de al lado

   

y mi corazón vaga ciego,

   

tanteando en la obscuridad

   

hasta besar el suyo.

   


   


   


LA VIDA ES UNA METÁFORA

 

Compañera con olor a mis años,

   

con cuerpo de mis horas.

   

Vida,

   

déjame enmadejarme pequeña

   

en el regazo de mi padre.

   

Sólo una vez

   

en nombre de los años,

   

déjame que te diga

   

que a veces no me gustas,

   

porque siento...

   

que en esta partida, compañera

   

sacaste más de lo que pusiste.

   

Que te quedaste, vida

   

con lo mejor de mí.

   

No me cuesta cargar hoy con la máscara:

   

Canas, arrugas, ceño envejecido,

   

pero sí no tener:

   

a mi niño pequeño,

   

una madre que ría,

   

y un hermano que juegue con aviones.

   

Un padre casi omnipotente

   

y una hermana que venda descalza

   

jazmines de Domingo...

   

Quiero desmadejar la hebra,

   

volver «había una vez»

   

hacia mi historia

   

robarte distraída una esperanza.

   
 

 

   
 

 

   


Y ELLOS ESTABAN TAMBIÉN ALLÍ

 

La sangre de los constructores de pirámides

   

mezclada con el humo de los hornos de Auschwitz

   

(comida de leones en la primera era).

   

El hongo de Hiroshima y

   

el naranja vietnamita

   

con voces de remeros fenicios.

   

Un pirata atado a un indio

   

en un palo de azotes...

   

son sombras que en la noche

   

claman y reclaman.

   

Ellos están aquí

   

también ahora.

   


   


   


AHORA ES EL TIEMPO

 


 

                                      a Vincent

 


   

Descorrimos el cielo,

   

para buscar el astro

   

que eras en mi vientre.

   

Te encontré, te encontraste:

   

firmamento movedizo

   

y empezaste a desatar el futuro.

   

Cada nudo fue pregunta

   

y el anochecer calló solemne

   

ante tu esperanza

   

y mis temores.

   

Una estrella fugaz,

   

una constelación en sinfonía

   

o una magna luz en su circular destino:

   

fuimos tú y yo, hijo mío,

   

buscando el astro que eras en mi vientre.

 

 

 

 

   
 

 

   


ROMPIENDO CÓDIGOS

 

Ni demasiados años para la vejez,

   

ni excesiva juventud para un futuro,

   

desorientada en «medio del camino»

   

con todos los tiempos trastrocados,

   

el inicio de todas las mañanas

   

y la memoria de todos los ayeres.

   

Erguidos, preguntando...

   

¿Cómo volver atrás?

   

¿Cómo enmendarse?

   

Para reescribir nuestra historia, precisamos:

   

un pan de infancia,

   

un olor de madre,

   

un sonido: las pisadas del padre en la escalera.

   


   


   


(AUNQUE SE TE CONGELEN LAS VENAS)

 

Hoy te advierto

   

que voy a quedarme para siempre

   

jadeando en tu cuerpo,

   

en el borde infinito de tu mano,

   

en tu espalda que es espada.

   

En tu lengua que es la mía.

   

Sólo tu corazón sabrá

   

si es,

   

promesa o amenaza,

   

pero me quedo para siempre

   

y basta.

   


   


   


EL DOLOR ES UN MAL PASAJERO

 

I

 

Hay un mapa afuera

   

que crece feroz y mentiroso.

   

Si confías: perdiste

   

si desconfías: mueres.

   

Cada vez la nube más obscura...

   

Y me vuelvo un caracol,

   

la casa a cuestas.

   


   

II

 

Vuelvo hacia mí,

   

a mi Dios

   

a los dorados ojos de mi hijo,

   

vuelvo al mapa

   

seguro de tu mano.

   


   


   


COMO LA DANZA DEL DELFÍN EN EL OCÉANO

 

Si pudiera presentarme

   

desnuda ante ti.

   

Si tuviera el valor,

   

o tal vez la chance...

   

Para que vieras que no hay nada que

   

temer,

   

o que todo es de temer.

   

Cada hueco de mi cuerpo es seguro,

   

y va a estar,

   

intocado y fiel como la naturaleza más

   

salvaje.

   

(O como el océano que amas).

   

Pero eres tan poderoso...

   

a veces me das miedo.

   

Y me visto con disfraces dispares,

   

para ocultarme

   

o parecer temible.

   

Y entre los dos -extrañamente-

   

termina el absurdo territorio del poder.

   

Te acercas:

   

agua-desierto-miel,

   

y me extiendo

   

miel-desierto-agua.

   

Y no sé dónde empiezas,

   

dónde empiezo...

   

como la danza del delfín en el océano.

   


   


   


BRÚJULA

 

Una brújula del tamaño de tus ojos

   

aquella que contenga el universo,

   

o una estrella

   

que multiplique el misterio,

   

del anudado corazón.

   

Una brújula

   

de cómplice latido,

   

un caracol

   

que cuenta historias al oído.

   


   


   


Y AÚN HAY COSAS CUYO NOMBRE IGNORO...

 


   

                   

«Do not go gentle

   


into that good night...

   


Rage, rage, against

   


the dying of the light»

   


   

Cortando el exilio de la obscuridad

   

he vivido, inclinada sobre mi corazón.

   

Sabiendo que si no estoy alerta

   

moriré sin que nadie lo sepa,

   

ni siquiera yo misma.

   

He abierto con los dientes la cerradura del dolor

   

y toqué la sombra de la alegría

   

hasta verla (ante mí) entera y desnuda.

   

Mi piel se desvistió a jirones

   

excavó el deseo en cada círculo,

   

hasta lamer el paraíso...

   

¡Y aún hay cosas cuyo nombre ignoro!

   
 

 

   
 

 

   


ESCRIBO VIDA DE MUJER

 

A contraviento del destino

   

doy la espalda a mis sueños

   

y empiezo cada día haciendo lo correcto.

   

Ordeno mi rutina

   

en filas estériles

   

esperando no sé qué absurdas batallas.

   

Y camino presurosa, firme, intensa

   

hacia adelante...

   

para ver que se cambió la brújula,

   

que está borracha la rosa de los vientos...

   

que sólo importa tu piel

   

o el extraño sabor de mi corazón

   

despellejado junto a mis sentidos.

   


   


   

Cuando estoy al final

   

veo recién el punto de partida,

   

y el corazón: rompecabezas de

   

formas diferentes,

   

cuando lo tocaba quedó como distante.

   

De nuevo dilucidar:

   

¿dónde está la verdad,

   

dónde quedó la diseminada máscara?

   

Y renazco

   

hasta que escucho,

   

el rumor de las calladas voces de mi cuerpo

   

navegando en mi sangre desde siempre.

   


   


   

                   a Constantino Kavafis

   


   

Dignifico mi vida a cada hora,

   

no ofendo a la eternidad matando el tiempo...

   

Al final del día me lavo en oraciones,

   

y en memorias y me bautizo con mis libros queridos.

   

Escucho los cantos de sirena de la

   

infiel poesía

   

y me entrego a mi incertidumbre.

   

Sabiendo lo que desconozco,

   

y amando demasiado y a sabiendas.

   

No reverencio mi vida,

   

la dignifico, viviendo a contrapelo cada hora.

   


   


   


BAILE DE MÁSCARAS

 

Perfecto minué,

   

bien demarcado, cada cual con su máscara.

   

La pareja apropiada, adaptada, aceptada.

   

Seguimos los ritos señalados:

   

saludos, cortesías, media vuelta.

   

El minué perfecto;

   

y escenario previamente montado

   

para efectos.

   

Los ojos -sin embargo-

   

se escapaban -los míos y los tuyos-

   

de sus caras

   

y se tocaban aleteando temblorosos

   

donde conjugan los desafíos y los sueños.

   


   


   


LOS POETAS

 

Tratamos de converger

   

una confusa zona:

   

de códigos distintos,

   

de códigos iguales...

   

para buscar la alianza

   

de la eternidad y del instante.

   

Un mundo de formas superpuestas

   

a un universo de sonidos.

   

Papeles sumergidos en mágicas alquimias

   

para develar:

   

deseos, miedos, sueños...

   

Mientras las palabras de los ritos

   

llenan el espacio de conjuros.

   

Para que se toquen y desnuden

   

las formas y el sonido.

 

 

 

 

   
 

 

   


POESÍA

 

Iniciado el rito de aprisionar la hora,

   

en la magia de un papel;

   

de descubrir cada minuto:

   

una forma, un tacto,

   

en la obscuridad y estando solo.

   

Yo querría llegar a ti con mi palabra,

   

inundarte de cánticos los ojos

   

o susurrarte el eco de una palabra extraña.

   

Para poder, de una vez -y casi por asalto-

   

ser yo la que aprisione la memoria.

 

 



   


   


TRAMPAS A DESTIEMPO

 

¡Si yo te hubiera echado mis conjuros!,

   

aquellos traicioneros,

   

si hubiera amasado mi corazón

   

hasta hacerlo callar...

   

Si te hubiera tendido:

   

la trampa del deseo,

   

del verbo, de la mente...

   

Si hubiera masticado mi verdad

   

hasta deglutirla en un bocado,

   

sin que te percataras:

   

cómo se puede amar rabiosamente.

   

Si hubiera, en definitiva,

   

dado vuelta la mesa...

   

serías tú, de madrugada,

   

escribiendo el margen doloroso:

   

de estos versos.

   


   


   


ABISMO

 

Y fui, cayendo

   

en el hechizo de la noche clara

   

o de tus ojos,

   

tu locura de pez

   

donde me arrojas.

   

Y yo avivando el fuego,

   

leyéndote poesía empapada en vino.

   

El latido de la noche,

   

profundo y precoz en tu inocencia

   

era terrible pecado...

   

y yo alquimista:

   

mezclando el bien y el mal.

   

La noche -en tanto- cabalgaba

   

y nosotros hamacados

   

al borde del abismo.

 

 



   


   


SOLEDAD

 

Me arrojo a la marea

   

de mi propia soledad.

   

Me reconozco en cada vértice y sonido.

   

Muerdo el exilio,

   

me busco y reconozco,

   

desnuda como la primera vez.

   

Mastico el nombre del silencio

   

desmadejando memorias.

   

Y espero,

   

espero,

   

que al final del desierto

   

me aguarde el paraíso.

   


   


   


ILUMINAR MAÑANA

 

Recorro solitaria

   

el callado camino de tu cuerpo dormido.

   

Tu espalda extendida hacia el mañana

   

agita sábana y memorias.

   

Y las manos... palma arriba

   

se alargan pidiendo más dones a mis

   

manos.

   

Si pudiera invadir tus pupilas,

   

besarte por debajo,

   

con las claves ocultas del silencio.

   

Y me acerco a tocarte,

   

inútil envoltorio del amor

   

tan todo-nada.

   


   


   

Esta vida que insiste en escaparse

   

cuando inadvertida trato de atraparla

   

en juego pendular casi perverso

   

¿por qué al tenerla desperdicio?

   

Días sin escribir

   

horas sin labios

   

sin contornos de niños en las sillas.

   

Aférrate mi Dios,

   

entrónate aclamando

   

el sitio merecido.

   

Para rescatar la memoria futura,

   

retener la esperanza pasada

   

mientras anoto para no olvidarme y que no

   

olviden.

   


   


   

Días y horas apiladas

   

que gané o perdí...

   

pero se fueron

   

y quedaba tu voz

   

o tus manos mirando

   

largas suaves, uvas...

   

O minutos o meses:

   

la nada,

   

tus piernas extendidas invitando...

   

tus hombros-precipicio,

   

el blando pozo de tu cuerpo.

   

Y el cielo que consume

   

las horas navegantes,

   

las pobres, las perdidas en la nada...

   


   


   

Un despellejado abrazo

   

un beso,

   

un beso sin piedad,

   

un pozo interminable.

   

Una espada en mi cuerpo,

   

una afilada estrella

   

atravesándome:

   

así te siento.

   

Y me desvanece

   

el centro de tu nombre,

   

el peligroso abismo de tu brazo

   

tu mirada de pez...

   

y el delicioso espejo de tu cuerpo,

   

el peligroso abismo.

   


   


   


SER MUJER...

 

En estado de inocencia y esperando

   

enfrento cada día mis mañanas

   

un caos de horas y de calles,

   

sin orden aparente, ni destino.

   

La fragilidad del verbo no consuela,

   

ni el paisaje verde o el cemento,

   

tampoco el afecto bizantino

   

ni la barroca objetividad del psicoanálisis.

   

Los juegos, las palabras y los números

   

el placer, los quehaceres, los horarios

   

quiebran significados en un idioma extraño.

   

Como niña esperando la noche de Reyes

   

olvido la razón y tiemblo en el milagro.

   


   


   

Me han sacado la palabra

   

han huido todas las vocales a tu encuentro...

   

enloquecieron adjetivos

   

y las cuerdas vocales se tensaron

   

hasta dispararse cual saeta,

   

y no fue mía la voz

   

y un cosquilleo volcánico

   

me arrebató entera

   

y todos los silenciosos cánticos

   

que habitaban en mí...

   

se extendieron

   

hasta encontrar la pulposa,

   

la tibia presencia de tu mano.

   
 

 

   
 

 

   


SOLEDAD DE POETA

 

Pórtico custodiado por dos ángeles:

   

el rostro dulce y del enemigo.

   

Escribir para huir

   

y en el poema desnudarse entera.

   

Tacto clarividente del papel,

   

mi yo despellejado,

   

iluminar mi vida

   

con la fruta de toda la poesía.

   

A mitad de camino

   

entre la hojarasca y la misericordia,

   

desnuda, niña, vulnerable:

   

poeta desde los años sin memoria,

   

cíclico destino

   

de decir mi verdad desmarañada

   

-y amando el verbo que es antídoto-

   

apago la luz;

   

porque estoy sola.

   


   


   


LA VIDA ES UN MAL PASAJERO II

 

Desde mi débil perfección me yergo

   

y digo de la vida su esperanza

   

para alejar los monstruos

   

que lamen mi cintura, me tocan los cabellos

   

y me susurran de su asqueroso amor a mis oídos.

   

Murmuro conjuros

   

y como el día primero

   

amaso vida de la nada.

   

¡Otro día de luchar contra mi muerte,

   

de salpicar de eternidad mi sangre!

 

 



   


   


LAS ALAS DE LA LLUVIA

 

El olor de la infancia despertando caliente...

   

reverdecida, saltando una piedra,

   

salpicando luminosa una tristeza,

   

horadando caminos.

   

La fragante adolescencia húmeda

   

tritura: musgo, tierra y penas

   

y el viento va cortando los presagios;

   

de la tarde que se bebe el cielo.

   


   


   

Yo era un ciego

   

explorando de su corazón los secretos jardines...

   

Palpando bocas de silencio,

   

y sabiendo que había espejos que no podía ver.

   

Escuchando el huracán de los sentidos...

   

Yo era un ciego, o un niño despertando

   

en el alto refugio de su sueño.

   


   


   


CÁNTICO

 

El pico más alto de mi cuerpo

   

se alza para ti,

   

y extrañamente borrado por tu cuerpo

   

quedan mis huecos y rincones...

   

La ciudad de mi corazón

   

confusa entre tus manos

   

se quiebra en meridianos.

   

Tu rostro perfumado

   

en la nocturna espuma de mis piernas,

   

y mis huracanes lamen todas tus muertes.

   

Alocados molinos agotan las memorias,

   

pero quedan tus ojos...

   

pero quedan tus ojos.

   


   


   

Y fueron noches y fueron días

   

de vagar en ciegos laberintos,

   

de caminar descalzos

   

en praderas de vidrio...

   

hasta tocar tu cuerpo.

   

Morder poemas, colores y cánticos

   

con la certeza del destino cumplido.

   

(Hoy me aterra el pensar

   

que pudimos no hallarnos)

   


   


   

O muere la noche o nace el día

   

y allí te doblas en mi cuerpo,

   

y remontas sus aguas

   

enredas sus anillos...

   

-Te lamo el corazón

   

y con apremio adivino tu peligro

   

que enlaza, que enceguece.

   

Suave me acometes, callado paraíso,

   

corteza de cuerpo recobrada.

   

¡Volvemos de regreso de las muertes!

 

 



   


   


DESTINO DE POETA

 

Los años de mi cuerpo, desnudan

   

los libros guardados por mi corazón.

   

El molino de sangre muele poesía

   

y mis horas fueron volúmenes de palabra escrita.

   

Y en el lenguaje se me va la vida.

   

Late, late la trampa del verbo

   

agazapada en mi aliento;

   

presagia mi destino eterno y circular.

   

Escribo, y es muerte de extremo gozo

   

y aún

   

soy eterno extranjero en la patria del hombre.

   


   


   


MANUSCRITO EN GAVETA

 


   

                          a Jorge Luis Borges

   


   

Existe un libro en estado de gracia,

   

un manuscrito -dicen- de mi obra,

   

una ciudad contada, un adjetivo,

   

las claves, los códigos y el habla.

   

Unas páginas -dicen- unos versos,

   

un número infinito, una cifra,

   

la fatua sentencia que es la vida.

   

La obra es hermética, ilegible,

   

sus metáforas túneles al hueco de mi tiempo,

   

-sus títulos el juego de amurallar palabras-

   

su destino, se ignora, como el nuestro.

   
           

 

 

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