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PEDRO JOSÉ GAMARRA DOLDÁN

  EL SURREALISMO EN EL PARAGUAY - Ensayo de PEDRO JOSÉ GAMARRA DOLDÁN - Año 2009


EL SURREALISMO EN EL PARAGUAY - Ensayo de PEDRO JOSÉ GAMARRA DOLDÁN - Año 2009

EL SURREALISMO EN EL PARAGUAY

Ensayo de  PEDRO JOSÉ GAMARRA DOLDÁN

 


EL SURREALISMO EN EL PARAGUAY

 
Tras cuarenta años de existencia, el surrealismo o superrealismo, que busca "una nueva manera de pensar, vivir y expresarse", nos obliga a efectuar un recuento estimativo de la repercusión que ha tenido en este país.

El surrealismo, que así preferimos llamarlo, es -ante todo- un deslumbramiento o, mejor aún, un descubrimiento como prefiere Alfred Schmeller. Tal vez esta palabra descubrimiento explique la repercusión tan débil de sus metálicas estridencias, en este ambiente donde los intelectuales bajo la impronta de dos guerras fratricidas, una internacional y otra civil, sé lanzaban a la política caliginosa o abarrancaban en las costas marplatenses abandonando lo auténticamente literario o artístico para entregarse, desesperadamente, a las fantasmagorías de lo puramente panfletario.

La realidad nacional con su peso agobiante, obligaba a sus hijos más idealistas a concentrar todas las energías en la tarea de la defensa propia, de la autoconservación misma, y no les dejaba lugar ni tiempo para entregarse a otra especie de "lujo".

Otro factor retardatorio para el surgimiento de este arte, fue el carácter aislado de la labor de unos pocos artistas y poetas que nunca llegaron a formar cenáculos o grupos como los aparecidos en la Francia eterna y única, así como retardatario fue el silencio sibilino o mojigato que envolvió a los adánicos innovadores nacionales, a quienes se retaceaba toda importancia o a quienes sencillamente se ignoraba. Y sin embargo, este movimiento se manifestó como axiomático desde sus primeros reflejos.

Creemos, en fin, que por ser el surrealismo en su expresión más verdadera la "representación del sueño y la rebelión", vale decir, un anarquismo lírico, no podía darse, pues, en nuestro país un movimiento preanunciador de esa concreción tan fecunda del arte universal, tal como se registrara en los grandes focos culturales del viejo y nuevo mundo, como verdadero parto o eclosión de imágenes o símbolos.

Los surrealistas, numéricamente reducidos, son, sin embargo, muy importantes para la vitalizante frescura del aporte realizado.

OSCAR FERREIRO es entre los poetas el más apodíctico. En él la poesía se hace plenamente subjetiva y se pierde en los vericuetos de una eterna búsqueda de símbolos -más que inconscientes- insólitos. Pero Ferreiro no detuvo su interés renovador en lo meramente literario, sino que -como Breton y Eluard- exaltó la palabra Libertad y se lanzó al encuentro de ella.

La lucha en sus años juveniles tenía su faz y su nefaz, puesto que no solamente era política, sino moral, y esto en una sociedad apenas diversificada en sus profundas divergencias: atonía de los años postreros de un ya vacío modernismo, gimoteando sin consuelo bajo el pesado influjo rubendariano. Con él empieza a sentirse en nuestro medio la influencia irresistible y sugerente de los modernos escritores franceses, de los que se confiesa profundo admirador. El anarquismo que le gusta practicar como modo de vida lo llevó a mirar el mundo "con los ojos inmensamente abiertos" y escribir poemas (así como los que publicamos en este número) que, aunque pueden parecer "una muestra poética del abismo" no se ha buscado un leitmotiv expreso sino que espigados en una amplia y dispersa producción presentan -sin embargo- una compleja e indestructible unidad de espíritu.

Es innegable que Ferreiro ha construido sus poemas y poemoides con auténtica personalidad, en ellos lo imaginario y lo real se entremezclan en un diabólico -y a pocos permitido- juego, al que imprime variantes muy propias para sumergirse en un mundo de metáforas extrañamente lindantes con el romanticismo o la explosión deslumbradora de los materiales del sueño. Agresivos por la temática pareciera que trata de conducirnos a un averno colindante con el limbo, para finalmente purificarse de esos designios ambivalentes que pueden ubicarse en la zona imprecisa "del amor, la libertad y la poesía".

 ESTEBAN CABAÑAS nos brindó otra muestra de poesía surrealista en LOS MONSTRUOS VANOS. Un joven crítico vio en sus poemas "corporizaciones fantasmales; pero bien podrían ser terribles confidencias oníricas de un alma torturada por una sociedad cautiva y asfixiante".

Al decir del autor de IMÁGENES SIN TIERRA, "ningún buen poeta actual puede dejar de registrar siquiera lejanas influencias surrealistas". A modo de corroboración de este acerto seguidamente enfilamos estos fragmentos bien ilustrativos:

. Porque alguien escondió bajo la arena
. su espejo luminoso de agua viva corriendo.
. Alguien, el fabricante de la pena,
. plantó después sobre ella negras ciudades, siglos
. de encimados despojos, aluviones
. de sangre, capas estratos sólidos
. montañas ponzoñosas de mentiras, cortezas
. de humus doliente y seco, bloques de noche humana,
. con fósiles miradas y ojos inextinguibles
engastados en la piedra del llanto...
en "EXISTE LA ALEGRÍA", 1961)
 

No he visto el amarillo sendero que dejaba la bandera asediada
allí donde estaba
el estambre infalible de mi pequeña brújula.
en "CENIZAS REDIMIDAS", 1950)
 

Tienes patria, las manos de madera
todo el herido cuerpo de madera,
madera y resplandor;
el sudor como lluvia de madera
de madera los huesos, de madera
dispuesta a resonar.
en "EL SOL BAJO LAS RAÍCES", 1956)
 

Pasa con tus ojos vaciados en el yeso de la colmada ausencia
tus suspiros que aprendían de galope
de callados caballos siempre
llegando nunca llegando siempre.
en "SATÉLITES OBSCUROS", 1966)
 

Vamos a bebernos el agua de tarde y llanto
a sufrir arduos alaros
y agrias maderas bastas.
en "LIVIA", 1965)
 

Con erres rapsodias
de tus ojos rojos
y en tus caderas
amor
tierno amarillo.
en "RAPSODIA DE LOS OJOS", 1964)
 

En submundos de extraños
no brilla el sol pero en las punas
el sol
lame las vértebras de los niños.
en "EL SOL DE CATAVI", 1967)
 

Vienes de la invisible calle devorada por campanas de luz callada
donde la lejanía se derrumba
la vacía luna teme ser carcomida por golpes secos de látigos inquietos
donde el tiempo es rojo como la túnica de quien vuelve del exilio.
Sintiendo un río de azufre cuajarse en la gargante herido por enigmas
la blanca espina de sus serenidades
donde la pálida piedra es desierta como una leyenda que la selva
de metales en cuya estoy - deja sin continuación.
en "PRIMAVERA ENTRE AYER Y MAÑANA", 1966)
 

Buscando el lugar
donde el hielo azota los árboles teñidos de azul claro
y el sol tienta una puerta de nogal
por donde entrar
en la tumba amarilla donde se tiende a esperarnos.
en "DOS POEMAS", 1966)
 

Y así toda una serie de poetas, a más de los brevemente citados, vienen a confirmar la veracidad taxativa del juicio de APPLEYARD.

Parece que los tiempos están confirmando la crisis de nuestro "Ismo" tan oracularmente anunciado por el brillante exégeta Guillermo de Torre; pero es innegable que sus hallazgos reavivaron a "esa almeja gigante metida en un balde de agua", que era la literatura hace medio siglo, apenas respirando en agónico rictus entre el academismo y el diletantismo.

En lo que atañe a la pintura, puede afirmarse que su influencia es casi reciente; su influjo está acusado especialmente en dos artistas como IDA TALAVERA DE FRACCHIA y JOEL FILÁRTIGA, cuyas obras fluctúan -sin embargo- entre lo abstracto y lo surrealista. En los últimos cuadros de RAÚL DE LAFORET y en los de casi todos los jóvenes pintores pueden encontrarse trazas de su ingente riqueza. Podrán aun los jóvenes pintores sacar la fresca savia con que elaborar la substancia de futuros trabajos siempre atentos a sus valores brillantes y perdurables. Savia y madera hay en el férico árbol del surrealismo que una exaltada generación nos deja como exquisita y fabulosa herencia.

Para cerrar este breve ensayo introductorio, ponemos aquí la frase de MacAlyn: "SI EL SURREALISMO NO HA LIBERADO AL HOMBRE, TAL CUAL SE PROPONÍA, EN TODO CASO NO HA CESADO -DESDE HACE 40 AÑOS- DE IRRITARLO, DE HECHIZARLO".

En verdad, el surrealismo puede, pues, gustar o no gustar, pero nadie puede dejar de admirarlo.
 
 
De: Revista de Cultura EPOCA, N° 22,
 
Año 5, enero-febrero de 1968, pp. 1-2.
 

Fuente: CRONICAS Y ENSAYOS PARAGUAYOS DE AYER Y HOY – TOMO I (A-G). Autora: TERESA MENDEZ-FAITH. Ilustraciones: ENRIQUE COLLAR. Intercontinental Editora, Asunción-Paraguay 2009 (420 páginas)
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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