Portal Guaraní - LA CARTA DE UN PADRE - Por ALCIBIADES GONZÁLEZ DELVALLE

Estoy feliz porque un Mario Abdo Benítez ocupará el sillón principal del Palacio de Gobierno. Yo estuve por varias décadas muy cerca de ese sillón embrujado. El que se sienta en él ya no quiere levantarse, aunque luego lo deja a balazos, como mi general, o destruyendo vidas –la del asesinado y la de sus familiares– como el actual presidente. Espero que no te suceda nada igual.

En ese Palacio, que pronto ocuparás, aprendí mucho de la naturaleza humana. Me apresuro en decirte que mantengas tus oídos tapiados para que no te entre el veneno de los halagos. A mí me persiguieron siempre. Me adularon con empalagosa exageración. Me colgaron los títulos más disparatados. Y era solo para que se riesen a mis espaldas. Me hacían creer –creían que me hacían creer– que era la luz que iluminaba y guiaba a la juventud paraguaya hacia su glorioso destino. Me invitaban, para hablarles, los médicos, abogados, ingenieros, arquitectos, etc., que ponían la cara como si me escucharan con profunda emoción. Si era jueves, y yo decía que era jueves, se ponían de pie para aplaudirme. Alababan mi profundo conocimiento de la realidad inmediata y mi extraordinaria lucidez para mirar el futuro. O sea, el viernes.

Salían de mi conferencia entre hurras y aplausos. En la esquina ya inventaban chistes a raudales que me dejaban muy mal parado. Se ensañaban contra mí, ¿sabés por qué?, porque no se animaban a hacerlo contra Stroessner, Montanaro o Pastor Coronel.

Que te valgan estos pocos ejemplos para que huyas de los aduladores que ya comienzan a rodearte.

Te contaba que el sillón presidencial está embrujado. Como esos potros salvajes da peligrosos brincos y suele hacer perder los estribos. Decía mi general que muchas veces es peor ser flojos que ser malos. No te preocupes por tus adversarios. Preocúpate de quienes dicen ser tus amigos. Apenas conocidas las cifras, Horacio Cartes salió a decir que ganaste gracias a la unidad colorada. O sea, gracias a él, a su movimiento. Ya te habrás dado cuenta hacia dónde apunta: cobrarte el “favor”. El favor se hizo a sí mismo. Un Partido Colorado en la llanura le dejaría a él, y a muchos como él, en el desamparo. ¿Unidad colorada? Es la otra ilusión que desea instalar en la gente. Nunca estuvo unido. Desde sus inicios en el poder, en 1947, se dividió entre demócratas y guiones rojos. Mi general intentó la unidad, pero no pudo con el Mopoco. Luego tuvimos que soportar a los tradicionalistas desde la militancia. ¡Los militantes! Juraban estar junto a mi general hasta las últimas consecuencias. Cuando el 2 de febrero se escucharon los primeros tiros, el mismo ministro del Interior y presidente del Partido, el recio Dr. Montanaro, salió corriendo a refugiarse en la residencia de un embajador extranjero. Nunca vayas a creer en los juramentos de lealtad incondicional.

Escuchaste que la corrupción ha existido siempre, que no es patrimonio del Partido Colorado, que es difícil combatirla, etc. Es cierto. Siempre hubo corruptos y corruptores. El Estado es un barril sin fondo de donde se proveen los sinvergüenzas. También en la época del stronismo hubo mucha corrupción, pero era una corrupción... como te diré, controlada, dirigida, selectiva. Con este procedimiento sencillo Stroessner manejaba la información con la que se imponía a los demás y se hacía respetar. Después de mi general también la corrupción se democratizó. En algunos sectores ya figura como un derecho adquirido. Si no acabás con la corrupción, o por lo menos con aquellas más escandalosas, la corrupción acabará pronto contigo, salvo que vos mismo seas uno de los delincuentes. Espero que no. Escuchaste los elogios hacia tu persona. No seas uno más de los que suben entre ruidosos aplausos y bajan también entre aplausos porque se van con el deseo generalizado de que nunca más regresen.

De vez en cuando te estaré escribiendo. Ahora mismo tengo muchas más cosas que decirte, pero el sitio donde estoy no es muy confortable. Hace un calor de fuego que no te imaginás. El general está a mi lado y te envía un fuerte abrazo y sus mejores deseos.

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