Portal Guaraní - EL DOLOR DE BARRETT - Polilla Azul - Por JESÚS RUIZ NESTOSA

SALAMANCA (España).- Así como el astrónomo alemán Henrich Olbers partió de su célebre paradoja: “¿Por qué es oscuro de noche y hay luz de día?” para abrirle las puertas a la astronomía moderna, Alcibíades González Delvalle plantea su propia paradoja buscando descubrir los sentimientos más íntimos y profundos de su personaje en el libro que acaba de presentar.

El autor plantea su propia paradoja al inicio: “¿Qué hizo que Rafael Barrett, el eminente intelectual español, viniera y se quedara en el Paraguay? ¿Qué hizo que lo amara tanto hasta el punto de ofrecerle la vida? ¿Qué hizo que su entrega fuese total a la causa de un pueblo que procuraba sacudirse de sus desgracias? ¿Fue tan grande su alma que tomó como suyo el drama cotidiano de las huellas de una guerra de exterminio? ¿Qué encontró que le sedujera de tal manera que le hizo resistir la barbarie?”

González Delvalle tituló su novela “El dolor de Barrett” que no es otra cosa que una trasposición de términos del libro que recoge una buena parte de sus artículos periodísticos: “El dolor paraguayo”. Se la rotuló como “novela histórica” y pienso que es algo más, mucho más, donde están comprometidos no solamente los sentimientos y afanes de Barrett, sino también el retrato de una época de nuestro país y de aquellos que fueron sus protagonistas. De allí que esta obra adquiera mayor interés y atractivo.

Que yo sepa, no existe literatura que se haya ocupado de una época especialmente conflictiva de nuestra historia en la que las revoluciones y golpes de Estado se sucedían con velocidad vertiginosa volviendo imposible que el país progresara y pudiera terminar de salir de la entonces ya lejana hecatombe de la Guerra del 70. A través de estas páginas se revive aquel ambiente cargado de tensiones, de rumores, de traiciones. Aparecen los nombres que alguna vez escuchamos en algún discurso político o a través de sus descendientes: Manuel Gondra, Alejandro Audivert, Eduardo Schaerer, Albino Jara, Benigno Ferreira, Cecilio Báez, Viriato Díaz Pérez y, sobre todo, Francisca López Maíz, más conocida como Panchita. Y como hilo conductor, el paso de Rafael Barrett sobre ese paisaje de devastación, de irracionalidad, de ambiciones personales y deseos de acaparar el poder.

En toda la novela hay algo, sin embargo, decepcionante: descubrir cómo se parecen dos épocas: aquella y la actual. Los problemas de la política, del manejo del país, cambian de nombre, pero siguen siendo los mismos. Es como si nos resultara difícil poder superar nuestras limitaciones, prescindir de los corruptos y ambiciosos para elegir nada más que aquellos que están dispuestos a darlo todo por mejorar el país. Rafael Barrett, por ejemplo. Él lo dio todo, incluso la vida porque por encima de sus problemas de salud se entregó a su trabajo consciente que esto lo iba debilitando.

En este momento demencial que estamos viviendo, de corrupción incontrolable, de impunidad, de perversión, donde no sobresale ningún político por su entereza y honestidad, resulta reconfortante encontrarse con un libro como este de González Delvalle que nos pone en presencia de un hombre íntegro, valiente, honesto y apasionado, entregado a la labor que se propuso como meta: defender a los abandonados de la justicia, a los inmolados por el poder. Y también entregado al amor apasionado por su mujer Panchita y su hijo al que apenas pudo ver. Por esto y mucho más, lo recomiendo.

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