En la cumbre de la noche nuestro cielo se engalana
con la luna que es tu hermana por el nácar de su piel
y por sus hilos de plata vengo a tejerte mil rimas
por su rosa purpurina que me niega aún su miel.
Mi corazón entre llamas te visita cual el trino
de tu zorzal peregrino del amor y lealtad
y solloza la guarania que es plegaria de mi pecho
en un vuelo hacia tu lecho por tu dulce despertar.
Desde el fondo de mi sangre, desde la raíz de mi vida,
te consagro mi elegida y en mi cielo reinarás.
Tu serás mi soberana y tus frutos deliciosos
que da el árbol más frondoso el cariño arrancarás.
Si mi dicha no es prohibida por la nieve de tu alma
le hablaré sonriente al alba de nuestra gloria sin fin.
Los cantares más sublimes de más dulces emociones
reinarán dos corazones del amor en el jardín.
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REINARÁS EN MI CIELO
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